Resumen: El artículo analiza, en el contexto de la educación socialista del gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1960), un instrumento pedagógico publicado en 1939 utilizado en la Campaña Alfabetizante destinada a enseñar a leer y escribir a la población adulta. Muestra los contenidos enfatizando en los métodos e ideas pedagógicas y en la propuesta de imágenes y encuentra similitudes con la Cartilla Escolar Antifascista publicada en España en 1937 por el ejército republicano en plena guerra civil con la intención de alfabetizar a los soldados analfabetos.
Palabras clave:analfabetismoanalfabetismo,cartillascartillas,campañas de alfabetizacióncampañas de alfabetización.
Abstract: During the government of Lázaro Cárdenas (1934-1940) the education’s project was rotulated as “socialist education”, a program of reforms. The article addresses on a premier titled Cartilla de Liberación Proletaria edited in 1939, an pedagogic material used in the literacy campaign. The article also compares the images included in this premier and the premier edited by the Republican government in the civil war in Spain in 1937.
Keywords: illiteracy, primers, literacy campaigns.
Artículos
Cartilla de liberación proletaria. Un desconocido texto alfabetizador del Cardenismo
Proletarian Liberation Primer. An unknown literacy text of Cardenismo
Recepción: 09 Abril 2021
Aprobación: 18 Junio 2021
La preocupación por atender a la población adulta que no sabía leer y escribir fue una constante a lo largo del siglo XX en el mundo. En el caso mexicano hubo, a lo largo de dicho siglo diferentes estrategias gubernamentales para erradicar el analfabetismo. Dentro de éstas, las campañas nacionales de alfabetización fueron la principal medida impulsada de 1920 (campaña de alfabetización diseñada por José Vasconcelos) a la década de 1950 (con la campaña nacional contra el analfabetismo, iniciada en 1943 y prorrogada hasta principios de la década de 1950). Entre ambas campañas hubo otras en el gobierno cardenista: la campaña de educación popular y la campaña alfabetizante.
Algunas de estas campañas han sido estudiadas en la historiografía de la educación. Sin embargo, los instrumentos didácticos utilizados en éstas han gozado de escasa atención. Igual suerte han tenido en aquella historiografía de los libros escolares y/o libros de texto.
Su lugar como vehículos pedagógicos les dota de una gran riqueza en tanto fuente, pero también como objeto de análisis historiográfico.
En este artículo se analiza una de las primeras cartillas diseñadas para la alfabetización de adultos. Se trata de una cartilla totalmente desconocida en la historiografía mexicana a diferencia de la cartilla nacional que se diseñó en la Campaña Nacional contra el Analfabetismo desarrollada de 1943 a 1946, la cual ha sido más estudiada. Dada la inexistencia de estudios previos de la Cartilla de liberación proletaria. Texto de lectura y escritura de la Campaña Alfabetizante, el artículo es descriptivo, aunque ensaya algunas ideas en calidad de hipótesis de trabajo a desarrollar en futuros acercamientos.
Estudiar cartillas y libros de enseñanza de la lectura y la escritura para adultos constituye una tarea necesaria. Si bien la historiografía del libro y la edición se ha centrado generalmente en aquel material impreso que supone un lector preparado, el caso de las cartillas y textos de enseñanza del alfabeto abre una ventana nueva al estar destinadas a la población adulta con un contacto muy precario con la cultura escrita.
Su estudio puede contribuir a comprender las ideas que la sociedad tenía de las personas analfabetas, de cómo conceptualizaba al analfabetismo o de las dificultades metodológicas y pedagógicas que supone la enseñanza del alfabeto en personas adultas, entre otras.
También puede mostrar algunos de los límites y alcances de lo impreso en el conjunto de la sociedad. Así, por ejemplo, en la revista Hoy en 1937 se establecía que
483,232 ejemplares de periódicos de toda clase circularon diariamente en la República Mexicana, según estadísticas del año pasado. Y México tiene quince y medio millones de habitantes y, según estadísticas oficiales, el setenta por ciento de la población ya sabe leer y escribir. De esto puede deducirse que de los diez millones cincuenta mil mexicanos, aproximadamente, que saben leer y escribir, se quedan sin darse cuenta del periódico, sin darse cuenta del curso de la vida nacional y en calidad de carnaza de políticos y explotadores de todo orden, 10, 366, 768 de compatriotas.1
Aunque como señala enseguida Pilatowsky, estas cifras poco dicen de la calidad de la lectura, lo que evidentemente requiere de nuevas aproximaciones cualitativas y cuantitativas. Entonces este tipo de estudios finalmente también abre el horizonte de comprensión de la alfabetización en tanto mutación antropológica clave en los procesos de la modernidad y de los usos de la lectura en las distintas clases sociales.
Lázaro Cárdenas fue presidente de México de 1934 a 1940. Su gestión ha sido muy estudiada. Pese a que fue escrito y publicado en 1978, la apreciación de Romana Falcón sigue siendo vigente en sus trazos generales:
el cardenismo constituye una de esas raras épocas de nuestra historia política contemporánea en que existió una relativa coherencia y determinación para modificar la trama de la sociedad mexicana. Muchas de las transformaciones emprendidas entonces dejaron profundas huellas que aún son perceptibles, y su importancia no desmerece a pesar de la ininterrumpida polémica en torno a las incongruencias entre los supuestos objetivos y su significado posterior.2
En el gobierno de Cárdenas se impulsó una reforma educativa muy profunda, que suscitó mucha controversia en su momento y posteriormente ha despertado el interés continuo de los historiadores de la educación hasta la actualidad.3 La llamada educación socialista apeló a educar a las masas obreras y campesinas y se desarrolló a la par de una política de amplio reparto agrario y de nacionalización del petróleo, entre otras características. Maestros y maestras fueron fundamentales en la conducción de la política cultural, particularmente a partir de 1921 con la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En el periodo cardenista acompañaron en muchos lugares del país a los campesinos en las gestiones de restitución y/o dotación de tierras y a otros grupos sociales, en muchos de los casos como líderes sociales. Las maestras también jugaron un papel fundamental en la vinculación de la escuela con las familias, especialmente en el medio rural.
En 1938 se editó el Libro de Lectura de 1er grado. Para uso de las escuelas nocturnas para trabajadores que fue completado posteriormente con otros libros de lectura para los grados siguientes. La serie de estos libros tuvo tirajes de más de un millón de ejemplares y se distribuyeron entre las organizaciones obreras y campesinas. Igualmente se utilizó como material de lectura en la Campaña de Educación Popular.4
Los temas del libro de lectura para las escuelas nocturnas estaban relacionados con la vida de los campesinos y de los obreros en la misma orientación ideológica de los libros Simiente utilizados para las escuelas primarias rurales del país, de la autoría de Gabriel Lucio (primero a cuarto grado).5
Pese a la confección de estos libros, a finales de 1939 la Secretaría de Educación insistió en la necesidad de precisar un método para que los adultos aprendieran a leer y escribir en el menor tiempo posible. Engracia Loyo supone que los textos para trabajadores no fueron una solución y menciona que “una encuesta realizada por la Secretaría en la que se tomó como muestra a 48 escuelas nocturnas, reveló que sólo 27 empleaban estos libros…” y que “sólo 23 utilizaban materiales relacionados con la vida o los intereses de los adultos y 30 escuelas hacían uso de materiales impresos y elaboraban sus propios textos”.6
Esto explica que en el marco de los trabajos de alfabetización de adultos, en 1939 se publicara la Cartilla de liberación proletaria de Blanca Luna Islas. Como el subtítulo lo indicaba se trataba de un “texto de lectura y escritura de la Campaña Alfabetizante”.
Sin información de pie de imprenta, ni paginación, la cartilla constaba de 57 páginas, en tamaño de 21.3 por 16.3 centímetros. Constaba de 21 ilustraciones, 20 de las cuales ocupaban una página completa. La portada mostraba a un soldado de pie, sujetando con ambas manos su fusil, en posición de firmes. Al lado del soldado estaba en cuclillas y de espalda un campesino descalzo, con el brazo derecho levantado sosteniendo con su mano una hoz. El título colocado en la parte superior se completaba en la esquina inferior izquierda. No se registraba a la autora sino hasta la primera página de la cartilla. El título combinaba distintos tipos de letra caligráfica. La más grande, en letras rojas, parecía estar dibujada con la hoz del campesino (Figura 1).
Las dos primeras páginas contenían la sección “Cómo usar esta cartilla”, redactada por Blanca Luna Islas, que estaban dirigidas a los enseñantes. El primer párrafo establecía una idea muy arraigada en la época, la de que cualquier persona alfabeta podía enseñar a leer y escribir: “Esta cartilla es de tan simple manejo, de tan sencillo uso, que tú, por el sólo hecho de saber leer, puedes enseñar a leer con ella a los demás”.7
El método pedagógico empleado era mixto, silábico en sus primeras lecciones para convertirse en global en las siguientes al visualizar frases y oraciones, las cuales contenían un mensaje cívico, político e incluso propagandístico.
Iniciaba la cartilla con un ejercicio de escritura que pretendía familiarizar al alfabetizando con el lápiz y el papel (un ejercicio que se utilizaba en la enseñanza de la caligrafía de niños y niñas en las escuelas). La instrucción era que debían ser copiados con frecuencia “hasta que resulten iguales al modelo” de la cartilla.
La enseñanza de la lectura comenzaba con la visualización del Escudo Nacional contenida en la primera lámina de ilustraciones. En ésta en la parte superior había cinco renglones. En el primero se escribía “Estados Unidos Mexicanos” en mayúscula compacta, luego en el siguiente renglón la misma frase con mayúsculas y minúsculas. Después la frase se descomponía en sílabas en el tercer renglón, mientras que en el siguiente se suprimían las consonantes. Por último quedaban sólo las vocales con minúscula.
Conviene detenerse en las instrucciones de la lección, pues sería el mismo procedimiento para el resto de las lecciones. Después de que el “discípulo” observase el escudo, se pedía al enseñante que leyera al mismo tiempo que señalaba con el dedo las palabras Estados Unidos Mexicanos. “tu alumno –señalaba la cartilla- debe repetir este ejercicio hasta que pueda reconocer con facilidad las palabras que lee. Logrado esto, haz que las lea nuevamente descomponiéndolas en sílabas y por último enséñale las vocales, con lo que le facilitarás la formación de nuevas sílabas con las consonantes S,T,D,N,M,X,C” que se escogían de la frase mencionada.
Realizado este procedimiento se pedía pasar a la siguiente página “donde están las palabras divididas en sílabas; leéselas (sic) tú y haz que las repase hasta que las conozca tanto en su figura como en su pronunciación. Entonces, enséñalo a formar nuevas palabras”. Entre las nuevas palabras que aparecían en la lección estaban “Este, esta, todos, manos, Oaxaca, dos” y la oración “Estamos todos unidos”. Escritas tanto en letra manuscrita como de “molde”.
Finalmente se pedía al enseñante que dictase las palabras de la lección así como nuevas palabras con “las sílabas que lleve conocidas”.
Las oraciones de las siguientes lecciones, anticipan el mensaje patriótico, ideológico y de recreación histórica de la cartilla:
Nuestra bandera
Lázaro Cárdenas Presidente de la República
Porque todos sepan leer
La revolución en marcha
Emiliano Zapata
Repartiendo ejidos
El ejido libera
Los soldados trabajan en la paz
15 y 16 de septiembre. Miguel Hidalgo y Costilla
20 de noviembre
Masas liberadas
México por la democracia
México condena la esclavitud
Organicémonos en sindicatos
La cooperativa te proteje (sic) del acaparador
México próspero y feliz
México y España. Escuela de trabajadores
Trabajamos por la humanidad
También resulta interesante observar las palabras, frases y oraciones que se formaban en cada lección pues reflejaban claramente los mensajes ideológicos y cívicos que se buscaba enfatizar a la par de la enseñanza de la lectura y la escritura. Palabras como arado, Medida, cometa, bonito, bando, barato figuran en la primera lección. Posteriormente, conforme se conocían más consonantes, se agregaron otras como zapapico, perro, vela, ciencia, Raza, tierra, libertad, reparto, guerra, guitarra, hambre, Trabajo, industria, entre otras.
Frases y oraciones expresaban mensajes en forma de consignas o de afirmaciones una suerte de credo político proletario. Conviene enumerar algunas de éstas:
El Presidente Cárdenas cumple el plan sexenal
Unidad en la acción revolucionaria
Los ricos tienen extensos campos de labor
Labraremos nuestros ejidos
El banco ejidal presta dinero a bajo rédito
Muchos kilómetros de carretera son construidos por la tropa
Aquiles Serdán inició la revolución
Más casas para obreros
Pocas eran las oraciones que contenían alusiones al proceso de enseñanza, por ejemplo, “Pronto aprenderemos a leer”. La lección final constituía un mensaje dirigido a los recién alfabetizados. Iniciaba señalando que “Trabajadores organizados, han elaborado para ti obrero, campesino y soldado, esta Cartilla de Liberación Proletaria”. Posteriormente se le hacía una exhortación:
En ella [la cartilla] has aprendido a leer y escribir; la Federación Mexicana de Trabajadores de la Enseñanza y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Educación Pública, te han dado una arma más para la defensa de tus intereses. Usala como instrumento de trabajo que es y con ella haz que otro trabajador como tú, aprenda también a leer y a escribir, de esta manera habrás contribuido a su liberación.
De esta manera, se conectaba el título de la cartilla con el mensaje final: la liberación de los proletarios (trabajadores, campesinos y soldados) pasaba por el aprendizaje de la lectura y de la escritura.
Si las consignas escritas permiten una idea cabal de los mensajes que Blanca Luna quería transmitir, muy probablemente atendiendo a instrucciones de la Secretaría de Educación, las imágenes que acompañan a la Cartilla de Liberación Proletaria no sólo complementaban las consignas sino que transmitían los mensajes de forma clara.
Las imágenes fueron preparadas por el diseñador gráfico Thello, de quién no se sabe nada y del que se podría averiguar algo en los expedientes resguardados en el Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública, ahora cerrado por el confinamiento ocasionado por la pandemia de COVID 19.
La cartilla contiene fotomontajes y dibujos que acompañan a las lecciones. Había tres fotomontajes. Uno sobre el Presidente Cárdenas, otro sobre Emiliano Zapata y el tercero, en las páginas finales de la cartilla de Gonzalo Vázquez Vela, secretario de Educación.
Generalmente las imágenes fueron colocadas en las páginas de la derecha para apoyar los contenidos de aprendizaje ubicados en la siguiente página. Así el alfabetizador podría mostrar primero la imagen y reparar, de acuerdo a las instrucciones en la oración colocada en la parte superior de la imagen, para posteriormente al dar vuelta a la página trabajar con la oración descompuesta en sílabas y visualizar nuevas palabras para concluir con la oración “Pronto aprenderemos a leer” (Figuras 2 y 3).
La figura 3 ilustra sobre la forma de enseñar contenida en la cartilla y ya descrita anteriormente. Se buscaba que los alfabetos aprendieran a escribir y leer con los dos tipos de letra.
Los mensajes escritos y gráficos dirigidos a los usuarios de la cartilla eran diversos, aunque el denominador común es que pretendían exaltar los valores del régimen. Como ha señalado Mary Kay Vaughan “el análisis del discurso educativo oficial dice más acerca de sus artífices que de aquéllos a los que tenía la esperanza de transformar, lo cual no significa que ese discurso educativo haya evolucionado en el vacío”.8 El contexto en el que circularon los materiales pedagógicos obligaría a estudiar a los agentes del proceso educativo, (maestros y maestras, inspectores, estudiantes, alfabetizadores y alfabetizados), lo cual rebasa los propósitos de este artículo pero abre una línea de indagación a partir del conocimiento de la cartilla.
Volviendo a las imágenes de la cartilla, vale la pena detenerse en algunas de ellas. Las dos primeras que se han seleccionado estaban dirigidas a los campesinos ejidatarios. La primera de éstas “Repartiendo ejidos” muestra a un topógrafo haciendo mediciones con el auxilio de un campesino. Muestra uno de los momentos del procedimiento de los trámites de dotación de tierras, el del deslinde y caracterización de los tipos de suelo. Frecuentemente hubo personal encargado de las mediciones que chocó con los intereses de los campesinos solicitantes de dotación, aunque hubo otras en las que estos ingenieros fueron solidarios con los campesinos. La imagen recrea el segundo tipo de relaciones pues muestra la colaboración entre ambos personajes (Figura 4). Y se complementa con el final de la lección que establece que “Los ricos tienen extensos campos de labor”.
También se liga con la imagen de la siguiente lección, “El ejido libera”, que muestra un puño cerrado en el centro “sostenido” por un fusil que se cruza con una hoz. Como fondo una superficie de tierras laborables y un monte (Figura 5).
Ambas lecciones son congruentes con el énfasis que el gobierno de Cárdenas puso en el reparto agrario. Este eje político tuvo consecuencia que en su presidencia se repartiera mayor número de hectáreas que en los anteriores gobiernos y que incluso que en os subsiguientes.
La organización de los trabajadores fue otra de las preocupaciones visibles en el cardenismo. La figura 6 esta dirigida a promover la creación de sindicatos. Es un dibujo más elaborado que el de la figura 2. Se titula “Organicémonos en sindicatos”. Sobresalen dos manos que se estrechan en la parte baja de la imagen. En el centro un grupo de 5 obreros con los puños en alto y vociferando alguna consigna. Hay una mujer. El hombre del centro sostiene una bandera. A las espaldas de este grupo y por encima de ellos aparece la esquina de un edificio con la palabra SINDICATO en ambos lados del inmueble, que está rodeado de chimeneas y pozos.
Posterior a estas imágenes, hay una muy interesante titulada “México próspero y feliz”, que muestra una escena del campo, claramente idealizada. Se trata de una familia campesina en plan de descanso. El hombre, recargado en un árbol en el que está sostenida una pala, lee. A su lado su esposa sentada también carga a su hijo pequeño. El otro hijo juega con un tractor de madera. Al fondo en la parte derecha su casa y en el centro un caballo suelto que pasta (Figura 7). Contrasta con la figura 6 en la que se muestra un momento combativo y militante con esta escena familiar.
Finalicemos con alguno de los fotomontajes. Los tres, como ya se mencionó, se refieren a personajes Emiliano Zapata, caudillo de la lucha por la tierra en la década armada de la revolución, Lázaro Cárdenas, Presidente de la República y Gonzalo Vázquez Vela, Secretario de Educación. La figura 8 muestra a éste último y es la última de las imágenes en la cartilla.
A primera vista, la inclusión de la imagen puede leerse como una intención de institucionalidad. Aparece en la parte inferior derecha la fotografía del funcionario y el edificio, de origen colonial, que alberga a la Secretaría de Educación desde su fundación. No hay más texto que el que aparece en la imagen. Pero en la siguiente página hay un oficio del secretario dirigido al “Ciudadano”. En el documento explica que ahora que ha aprendido a leer podrá enterarse “con facilidad de la legislación revolucionaria que protege tus intereses y habrás contribuido a ser más útil al país”. Y exhorta al campesino u obrero: “la Revolución está cumpliendo con sus promesas; tú cumple hacia la Revolución apoyando la ideología revolucionaria que sustenta”.
Sin embargo, lo que llama la atención es la similitud que guarda la propuesta de esta cartilla, particularmente en los fotomontajes, con una cartilla elaborada en 1937 por el bando republicano en la guerra civil española, la Cartilla Escolar Antifascista (Figura 9).
Las similitudes también se aprecian en una lección de la Cartilla Escolar Antifascista titulada “España próspera y feliz”, casi una calca de la imagen de la edición mexicana, reproducida en la figura 9. Por supuesto, las imágenes están adaptadas a ambos contextos. El de España en la esperanza republicana de ganar la guerra civil (Figura 10).
Y lo que hace evidente el conocimiento de Blanca Luna, autora de la Cartilla de Liberación Proletaria es la lección “México y España. Escuela de trabajadores”.
Las similitudes también atraviesan el método y propuesta pedagógica pero eso obliga a un trabajo futuro que repare en las formas de circulación y apropiación de estos materiales destinados a los adultos de ambos países. Similitudes explicables por la afinidad política y la solidaridad cardenista para con la República Española.
Estas similitudes se verán cortadas en México en el siguiente sexenio cuando en la Campaña Nacional contra el Analfabetismo se diseñe una Cartilla Nacional que no guarda ninguna semejanza con la Cartilla de Liberación Proletaria, pues las premisas del gobierno sucesor del de Cárdenas abandonaron paulatinamente las premisas de la educación socialista en el marco de la “Unidad Nacional” enarbolada por el nuevo gobierno (Manuel Ávila Camacho, 1940-1946).
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