Dossiê

Agentes folkcomunicacionales y memoria colectiva: organizando el territorio desde la experiencia popular

Folkcommunicational Agents and Collective Memory: Organizing the Territory from the Popular Experience

Agentes folkcomunicacionais e memória coletiva: organizando o território a partir da experiência popular

Nastassja Mancilla Ivaca
Universidad de Chile, Chile

Agentes folkcomunicacionales y memoria colectiva: organizando el territorio desde la experiencia popular

Revista Internacional de Folkcomunicação, vol. 18, núm. 41, pp. 93-109, 2020

Universidade Estadual de Ponta Grossa

Recepción: 13/10/2020

Aprobación: 12/11/2020

Resumen: Este artículo es parte de una investigación en curso que se desarrolla en la precordillera de la región de Los Ríos, Chile, donde ex pobladores/ras buscan recuperar territorios del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli (COFOMAP) de los cuales fueron desplazados forzadamente durante la dictadura militar (1973-1989). El objetivo es analizar las prácticas folkcomunicacionales de actoras/res que otorgan sentido a la apropiación del espacio desde la cultura popular, que emerge en la memoria colectiva y potencia la organización. Dimensión que se identificó a partir del trabajo de campo que incluyó entrevistas grupales y observación participante. Así, se articula una narrativa resistente al despojo empresarial y el terrorismo estatal vívido, otorgando inteligibilidad a la lucha presente y las demandas de justicia.

Palabras clave: Memoria colectiva, Terrorismo de Estado, Prácticas folkcomunicacionales, Desplazamiento forzado.

Abstract: This article is part of an ongoing research developed at the foothills of Región de Los Ríos, Chile, where former inhabitants seek to recover territory of the former Panguipulli Forestry and Timber Complex (COFOMAP) from where they were forcefully displaced during the military dictatorship (1973-1989). The objective is to analyse the stakeholders’ folkcommunicational practices that grant meaning to the land ownership from the popular culture, which emerges as the collective memory and strengthens the organization. This dimension was identified from the fieldwork that included group interviews and participant observation. Thus, a corporate plundering resistant narrative is articulated and the vivid state terrorism grant intelligibility to the current struggle and the demands for justice.

Keywords: Collective Memory, State Terrorism, Folkcommunicational Practices, Forced Displacement.

Resumo: Nosso artigo é parte de uma pesquisa em andamento que ocorre na região de Los Ríos, sul do Chile, onde ex-moradores buscam recuperar territórios do Complexo Florestal e Madeireiro de Panguipulli (COFOMAP) de onde foram deslocados à força durante a ditadura militar (1973-1989). O objetivo é analisar as práticas de comunicação popular de agentes que dão sentido à apropriação do espaço da cultura popular, que emerge na memória coletiva e fortalece a organização, dimensão que foi identificada a partir do trabalho de campo que incluiu entrevistas grupais e observação participante. Assim, articula-se uma narrativa resistente à expropriação corporativa e ao vívido terrorismo de Estado, conferindo inteligibilidade à luta atual e às demandas por justiça.

Palavras-chave: Memória coletiva, Terrorismo de Estado, Práticas folkcomunicacionais, Deslocamento forçado.

Introducción

El territorio ha tomado importancia en los estudios de memoria a nivel latinoamericano en el análisis de disputas o luchas que buscan reivindicar o defender el espacio habitado, considerando que éste es el resultado de un proceso de apropiación a nivel social, político, cultural, económico y también, histórico (Aliste, 2011; Aliste & Núñez, 2015; Machado, 2014; Santos, 1997). Sin embargo, el sistema de producción capitalista ha quebrantado la perspectiva de la comunidad por medio de diferentes tecnologías de la violencia, para dar paso a procesos de desterritorialización que potencian la apropiación neoliberal.

En esta perspectiva se abre un campo de estudio para la memoria colectiva en la comprensión de problemáticas territoriales, que introduce nuevos desafíos en el análisis de los impactos de los Estados de excepción (Colombo & Salamanca, 2018; Merenson & Garaño, 2015; Mombello, 2002; Mombello & Cañuqueo, 2017). En este enfoque cabe preguntarse sobre los relatos que hacen referencia a la transición a la democracia en Chile y sus impactos que develan situaciones actuales de conflictividad en zonas rurales y dimensiones no abordadas hasta ahora. Cuestionándonos sobre qué pasó después de la violencia dictatorial con la fragmentación de los proyectos colectivos, de las culturas populares, de los sistemas de conocimiento campesinos, entre otros. Y cómo hoy los grupos marginalizados vuelven a ese pasado y experiencia común para interpretarlo ante las injusticias del presente.

La presente investigación se posiciona desde las propuestas de la memoria colectiva (Halbwachs, 2004; Vázquez, 2000) para interrogarnos sobre cómo ésta funciona y se usa por grupos locales ante disputas territoriales en la zona centro sur de Chile, en el marco de una investigación doctoral en curso. Específicamente en el área donde se ubicó el ex Complejo Forestal y Maderero Panguipulli (COFOMAP) creado en 1971 durante el gobierno de la Unidad Popular (UP), en la actual región de Los Ríos. En el cual se gestó una experiencia de vida por medio de formas particulares de habitar, tradiciones, sistemas de manejo comunitario del espacio, complejidad que fue fracturada e invisibilizada por el terror Estatal de la dictadura cívico militar.

En el presente organizaciones de ex pobladores y pobladoras levantan procesos para exigir la restitución de las tierras de las cuales fueron desplazados/das forzadamente a nivel interno durante el Estado de excepción, creando diferentes corporaciones con personalidad jurídica para dichos fines. El objetivo de este artículo es analizar las prácticas folkcomunicacionales de agentes locales que otorgan sentido a la apropiación del espacio desde la cultura popular, que emerge en la memoria colectiva y potencia la organización. Dichas prácticas, se sitúan a nivel simbólico y material, las cuales se hacen inteligibles por medio de la articulación de narrativas que nos hablan de las alegrías, esperanzas y dolores que experimentaron las personas en el territorio en el contexto de lucha actual.

Contextualización

La precordillera de la región de Los Ríos se caracterizó por un sistema de latifundio forestal (Bize, 2017) en la organización del territorio y el control de la población más pobre a principios del siglo XX. Esta dinámica se constituyó por medio de la explotación de los y las trabajadoras, y la desarticulación de la soberanía mapuche sobre el territorio (Mancilla Ivaca et al., 2012). Los procesos de movilización campesina que se comienzan a erigir a mediados de dicho centenario y las reformas agrarias que los acompañaron -principalmente la de 1967-, subvierten está dinámica y demandan la dignidad del trabajador/ra campesino, forestal y mapuche hasta la anulación del sistema de hacienda en la zona durante la Unidad Popular2. En este periodo destaca en la zona una vasta experiencia de acción colectiva de los diferentes actores y actoras que poblaron el territorio para modificar las relaciones con y el Estado (Le Bonniec, 2013).

En este contexto se constituyó el COFOMAP por medio de la expropiación de 21 fundos forestales a latifundistas como resultado de los procesos de reforma agraria y movilización campesina desarrollados en la zona, empresa que funcionó por medio del comanejo entre trabajadores y el Estado. La cual posicionó como una reserva de bosque nativo y espacio de producción de madera de aproximadamente 400 mil hectáreas (Barrena et al., 2016; Bize, 2017), siendo la entidad más importante en el rubro a nivel nacional durante el gobierno de la Unidad Popular. La población que llegó a habitar la estatal fue de 20 mil habitantes (Alfaro, 2016), por lo que se dispuso de servicios básicos para la población: postas, escuelas, radio difusión, entre otros, infraestructura que dio vida a los asentamientos.

En este espacio se desarrollaron oficios particulares y se generaron sistemas comunitarios para el manejo del territorio y sus recursos. Tal fue el caso de las técnicas para producir electricidad, los sistemas de transporte terrestres y lacustres a vapor, que cruzaron la precordillera para conectar los 21 fundos y asentamientos (ver mapa 1). Además, se desarrollaron sistemas de cultivo y de recolección a pesar de las frías temperaturas de la zona. Se celebraron fiestas propias en que interactuó la cultura cristiana con la mapuche, como fue el caso de la Cruz de Mayo. Estos procesos fueron gestando conocimientos y soberanía popular sobre el territorio.

Sin embargo, con el golpe y la dictadura cívico militar se produjeron diferentes situaciones que afectaron a la población producto del terrorismo de Estado y la nueva lógica económica política que se instaló en Chile. Basta constatar que, para mediados de la década del ochenta, la población descendió a 5 mil habitantes (Alfaro, 2016) lo que se explica por la venta de las tierras y el cese de la actividad productiva, que se sumaron a las persecuciones política en la zona. Las diferentes prácticas de violencia generan los primeros casos de desplazamiento forzado interno posterior al año 73.

Mapa comparativo del territorio del COFOMAP en 1973 y en el presente
Mapa 1
Mapa comparativo del territorio del COFOMAP en 1973 y en el presente
elaboración de Claudia Dauré y Richard Troncoso, 2020.

El proceso de privatización del Complejo se da en el contexto de la apertura externa del mercado y la venta de las empresas tradicionales del Estado (Maquieira & Zurita, 1996), que desembocó en la subordinación financiera de la industria nacional (Faletto, 2009). Entre los nuevos propietarios, se identifican a los empresarios Horst Paulmann, Andrónico Luksic, Víctor Petermann3, por nombrar algunos, quienes forman parte de los grandes grupos económicos que adquieren empresas y terrenos durante la dictadura cívico militar. Una vez que se hace efectiva la propiedad de la tierra, estos actores proceden al desalojo violento de las y los últimos inquilinos en complicidad con el gobierno militar, determinando a las familias a moverse del territorio sin ninguna garantía sobre sus destinos y derechos.

Estos hechos sobre los cuales se guardo silencio durante casi tres décadas son verbalizados nuevamente el 2017, cuando se comienzan a gestar procesos de organización territorial en la zona donde se ubicó el COFOMAP, específicamente en la comuna de Panguipulli y Los Lagos. El encuentro de personas que habitaron el territorio y remembranza del pasado doloroso, desembocó en la creación de entidades con personalidad jurídica a partir de 2018, cada una vinculada a un fundo del Complejo. Estas organizaciones establecieron como principales objetivos la recuperación de terrenos a partir de las situaciones de las cuales fueron víctimas en el pasado y la necesidad de reconocimiento de parte del Estado por el despojo territorial. Demandas que fueron potenciadas por encuentros y reuniones las cuales dieron paso a incipientes procesos de memoria en que el territorio se posiciona como un marco social para su producción (Halbwachs, 2004), donde las personas generan estrategias y técnicas de comunicación que podemos analizar desde la perspectiva de la folkcomunicación (Beltrão, 2016).

Construyendo territorio desde la memoria colectiva

La memoria desde una perspectiva crítica se posiciona como una práctica social que se realiza en el presente (Halbwachs, 2004; Piper et al., 2013; Piper Shafir, 2005, 2014; Vázquez, 2000), desde la cual se construyen relatos sobre el pasado a los que se les otorga sentido, significados e interpretaciones desde la experiencia material y simbólica que se manifiesta a nivel discursivo. En esta propuesta se entiende que las situaciones de conflictividad y violencia que ocurrieron en el pasado, adquieren verisimilitud e inteligibilidad a partir de la capacidad argumentativa, contextual y estratégica que se realice en la producción de memoria, constituyéndose como procesos comunicativos. Considerando que existen relatos antagónicos frente a hechos en los cuales no hay acuerdos en las sociedades, y por lo tanto se generan disputas que refieren a la verdad para un determinado grupo.

En las tramas de la memoria existen relaciones de poder que se deben considerar en el análisis de las interpretaciones y los proyectos políticos resistentes (Piper Shafir & Montenegro, 2017), que se intentan desarticular por medio de diferentes tecnologías de la violencia y los silencios institucionalizados. De esta forma, la memoria también conlleva disputas hegemónicas, por lo tanto, se debe tener una visión crítica de la imagen de víctima de quienes producen memoria y el potencial transformador de los discursos que se articulan en el presente de las luchas y resistencias, que se levantan a pesar del miedo y las secuelas de la violencia.

En resumen, la memoria colectiva en esta perspectiva no es otra cosa que el ejercicio de colocar en común los significados y vivencias a través de prácticas sociales que conlleva el recordar y reflexionar sobre el pasado (Halbwachs, 2004, p. 34). En esa articulación del pasado con el presente conflictivo se dota de sentido político a la memoria (Calveiro, 2006). El territorio así funciona como un texto que se va articulando y produciendo a través de las prácticas de apropiación que le otorgan sentido al espacio desde la memoria (Aliste & Núñez, 2015). En el caso de los grupos marginalizados la territorialización se produce desde una dimensión simbólica más que material en un primer momento, porque no poseen el poder político y económico (Haesbaert, 2013, p. 12). Así, la memoria como acción social es estratégica y organizada a nivel colectivo (Melucci & Massolo, 1991, p. 358) por los actores/ras locales, ya que permite consensuar los argumentos que explican y otorgan inteligibilidad a sus demandas con perspectiva socio histórica sobre el territorio.

En el caso que buscamos analizar, el desplazamiento forzado interno (Coraza de los Santos, 2020) se identifica como eje argumentativo en el conflicto territorial. Por ello, se coloca énfasis en las implicancias y la afectación en dimensiones sociales, culturales, económicas y políticas que se ven interrumpidas ante el despojo y desterritorialización que ocurre durante la dictadura cívico militar. Si entendemos que la movilidad forzada y la violencia que la genera no es otra cosa que una precarización profunda de la vida de las personas quienes poco a poco van perdiendo su identidad, su vínculo con el pasado, sus referentes simbólicos y materiales. En consecuencia, se pone atención en las prácticas que buscan subvertir estas lógicas y abogan por formas de retejer lo colectivo y construir otros sentidos.

La articulación entre memoria colectiva y folkcomunicación

Las prácticas sociales que conllevan las memorias colectivas pueden ser analizadas bajo el enfoque de un discurso de tipo narrativo (Cabruja, Íñiguez, y Vázquez, 2000), que otorga inteligibilidad (Jimeno, 2016) a las construcciones que se realizan desde la memoria. En ese sentido, su entendimiento es posible por el lenguaje que genera condiciones para colocar en común significados a través de la acción discursiva (Cabruja et al., 2000; Vázquez, 2000). Las narrativas son polisémicas y no tienen por aspiración la representación del mundo porque no buscan hacer referencia a los hechos, más bien, a través de las prácticas comunicativas se entiende se reproduce el orden social.

En el enfoque de la memoria colectiva los relatos se producen desde marcos sociales compartidos que se establecen por medio de procesos donde funcionan valores, consensos, narraciones socialmente aceptables, si se quiere, desde donde se coordinan acciones con otras personas (Cabruja et al., 2000). En ese sentido, cabe preguntarse por qué se hace memoria para el hoy y también para el mañana, abriendo la posibilidad de dotar de sentido la posibilidad (Vázquez, 2000) y también la resistencia, entendiendo que las narrativas pueden reproducir un determinado orden social o transformarlo (Cabruja et al., 2000; Vázquez, 2000).

En el enfoque de la folkcomunicación (Beltrão, 2016) los procesos de producción de memoria se pueden analizar a partir de los elementos de la cultura popular de los marginalizados, que se colocan en común por medio de prácticas sociales. Así, los mensajes son codificados y transmitidos a partir de procesos socioculturales que construyen el territorio, interpretan el pasado y producen sentido en un colectivo para denunciar la injusticia (Gobbi, 2016). En estas prácticas folkcomunicacionales se genera “el proceso de intercambio de informaciones y manifestaciones de opiniones, ideas o actitudes de masas a través de agentes y medios ligados directa o indirectamente al folklore” (Marques de Melo, 1998, p. 96).

Dichas prácticas emergen en grupos populares en la medida que en ellos se constituyen agentes y manifestaciones que, por un lado, utilizan la cultura de masas y, por la otra, se dirigen hacia las esferas de poder. Así se van configurando agentes comunicacionales (Beltrão, 2016), que mantienen intercambios culturales y resignifican la cultura en los procesos folkcomunicacionales, por lo que permiten la inscripción de un discurso popular en modos propios de reinventar el mundo en que se vive (Mancilla Ivaca & Murúa, 2016), y en la articulación de discursos resistentes.

Perspectiva metodológica

La producción de información y el análisis de este trabajo se planteó desde la perspectiva de los conocimientos situados (Haraway, 1991, p. 327), para lo que se utilizaron técnicas etnográficas para la descripción e interpretativo de los procesos de memoria colectiva de tres corporaciones de ex pobladores/ras y trabajadores/ras del COFOMAP, en la región de Los Ríos, Chile. Las cuales levantan procesos de organización territorial con la finalidad de restituir las tierras correspondientes a los pueblos de los que fueron obligados a salir violentamente durante la dictadura y transición a la democracia.

En este contexto se desarrolló un proceso de colaboración con dichas agrupaciones durante el año 2019 y el 2020, a partir del cual se han realizado talleres, se ha asistido a 18 encuentros de trabajo con la Corporación Entre Lagos y Montañas del Fundo Puñir-Releco, Raíces de Toledo y la Corporación Raíces Ancestrales de Enco, las dos primeras ubicadas en la comuna de Panguipulli y la segunda en Los Lagos (ver cuadro 1).

Organizaciones y fundos a los que correspondían
Cuadro 1
Organizaciones y fundos a los que correspondían
Elaboración propia, 2020.

Este proceso ha incluido la realización de observación participante (O.P.) en encuentros en los terrenos que están en conflicto y reuniones en espacios urbanos, además de la aplicación de tres entrevistas grupales donde participaron seis personas por sesión. Estas herramientas se desarrollaron a partir de 2019 y hasta octubre de 2020, último período en que aconteció el COVID 19. Por lo cual muchas sesiones de trabajo y entrevistas se realizaron en modalidad online, lo cual fue un impedimento en torno a la proximidad. Pero como proceso de trabajo que data de aproximadamente dos años, no fue un factor que influyera en las confianzas entre investigadora y organizaciones.

La O.P. fue una etapa extensa entendiendo que es una forma de registrar y comprender prácticas sociales que producen agentes en situaciones significativas, y que definen un determinado tipo de coordinación de acciones en la construcción de la realidad (Jociles, 2018, p. 126). Por lo tanto, es un trabajo minucioso y que conlleva componentes éticos, en consecuencia, la actividad observación de segundo orden es un eje principal del análisis. La acción social así es observable en un determinado grupo que negocia, consensua y genera acciones con sentido para el colectivo. Las entrevistas por su parte sirvieron para generar relatos conjuntos que se analizaron bajo el enfoque del discurso narrativo, nutriendo las categorías sobre la apropiación del espacio y prácticas de resistencias específicas que se habían observado.

Discusión: El despojo del territorio del COFOMAP

El proceso de observación participante realizado el año 2019 y 2020, conllevó la asistencia a diferentes actividades que se realizaron en el lugar donde se encuentra el fundo Enco en la comuna de Los Lagos. Y un ejercicio previo de acercamiento desde mediados de 2018. La experiencia de trabajo conjunto con las organizaciones involucró cuestionamientos sobre la propiedad actual de las tierras en conflicto. Para responder a estas inquietudes se realizaron búsquedas en conjunto con las corporaciones para identificar los precios de venta durante la dictadura cívico militar de los terrenos (ver cuadro 2). Período en que se privatizan los 21 fundos que pertenecieron al Estado, y que es cuestionado por las organizaciones de ex pobladores y pobladoras tanto por los valores de venta, y porque determinó la expulsión de los últimos/mas habitantes del COFOMAP.

Cuadro 2
Precios de ventas de fundos del COFOMAP
Puñir-Releco64 US $26.630CORFOJuan Dazarola Marchant1983
Pirihueico48 US $16.690CORFOForestal Pirihuico S.A1989
Arquilhue ganadero271 US $9.050CORFOForestal Taquihue – Familia Paulman1988
Arquilhue Forestal-21.015CORFOCOFOMAP S.A. – Familia Petermann1988
Fundo Enco141 US $9.802SAGCompañía de Inversiones Adriatico S.A. - Familia Luksic1988
Fundo Toledo46 US $2.840CORFOJorge Patricio Chacón Figueroa1986
Elaboración propia, 2020.

El desplazamiento forzado interno se constituye a partir de lo observado, como el argumento que motiva la organización de las corporaciones de ex pobladores y pobladoras, en que las experiencias en torno a esta categoría discursiva son variadas. Los primeros desplazamientos forzados suceden posterior al golpe de Estado en que se militariza la zona, y personas o familias completas huyen para salvar sus vidas y buscar refugio en otros sectores. En otros casos la movilidad se produce por la pobreza que detonó la ocupación militar de la estatal, cesando la actividad productiva paulatinamente y volviendo a los sistemas de explotación que se intentaron anular con los procesos de reformas agrarias y el proyecto de la Unidad Popular. Este último en la zona, es un tiempo que es descrito por las personas del territorio como una etapa de felicidad y dignidad, en que la proletarización permitió proyectar la vida familiar, acceder a trabajo digno y bienes básicos de subsistencia.

Nosotros llegamos con mis padres en el año '70, más o menos, época donde estaba en la presidencia Salvador Allende, comenzó en esa época, yo creo, el COFOMAP, en pleno, porque estaba ahí ya. Mi papá encontró trabajo allá, luego fue a trabajar y nos vino a buscar a nosotros, siendo chica igual yo recuerdo cosas. En ese tiempo había mucho trabajo con el tema de las maderas, había aserraderos en diferentes sectores que se llamaban sector 1, 2, 3, tenían números y había un sector en Inuela, ahí vivíamos nosotros, y ahí mi papá trabajaba, ahí le tocó al menos en esa época. Cuando llegó el golpe de Estado, él estaba trabajando, haciendo caminos, abriendo caminos hacia el sector de Maihue, Riñihue, por esos lados, ahí le tocaba romper roca con dinamita, esa fue su labor, un trabajo muy arriesgado y peligroso (N.E. 27 septiembre 2020).

Al alero del trabajo de la madera se gestó un conocimiento para el control del territorio, que involucró la apertura de caminos que conectaban los fundos de la precordillera, infraestructura básica e incluso la generación de energía hidroeléctrica de baja escala. Además de prácticas de recolección y siembra que constituían la economía familiar. “Mi experiencia como niño que tengo de ahí es hermosa, por todas las cosas que hacíamos con mi padre y con mi abuelo. Íbamos a buscar leña, a cosechar papas, a sembrar, a los digüeñes4, a las nalcas, a las frutillas, cosas que donde nos fuimos a vivir después ya no pasaban” (E. C. 27 de septiembre de 2020). Las narraciones que se construyen nos hablan de diferentes etapas en el territorio que de disputa: primero el de la Unidad Popular en que se crea el COFOMAP; la dictadura como la época del terror y el despojo; y la privatización concretada durante la transición a la democracia.

A esta cronología se le suma en el presente el surgimiento de las corporaciones que se establecen como el inicio de procesos de resistencias en torno al territorio del COFOMAP y el quiebre del silencio institucionalizado sobre el territorio. Así, se comienzan a tensionar las dimensiones de la violencia del terror estatal, y a levantar la categoría de desplazamiento forzado interno como crimen de lesa humanidad ocurrido en Chile. Estas organizaciones son gestadas principalmente por personas que durante la dictadura eran niños, niñas y jóvenes, y que hoy en día son adultos de entre los 40 y 80 años. Estas posiciones de sujeto nos hablan de la emergencia y articulación de memorias generacionales desde donde se reconstruye la comunidad y el territorio a través de la acción colectiva.

Nuestra Corporación partió un día, bueno, yo vivo en Viña del Mar y estaba justo en la casa de mi mamá, quien vive en Melefken, y escuché yo que al frente estaban otros vecinos más y estaban con una gente de Panguipulli, y ya se había corrido la voz que estaban organizando la Corporación de Enco y vinieron a ofrecer esta ayuda para tratar de unirnos a nosotros, a los vecinos que vivíamos en Puñir. Nos juntamos ahí y empezaron los llamados por teléfono, una cosa mágica, empezamos a llamar a todos los contactos que teníamos, que habían vivido en Puñir y Releco y fue algo tan lindo y maravilloso (…) imagínese la felicidad que era, llegaba gente que yo no recordaba, gente mayor que me decía oiga cuando usted era pequeñita yo la tomaba en brazos, llorábamos, fue muy emocionante volver a vernos después de muchos años (A.G. 27 septiembre de 2020).

Cortaron los árboles, pero no las raíces

El proceso de recuperación del territorio tuvo un hito que repercutió en la gestación de las corporaciones, el cual se desarrolló por medio de la toma de un terreno fiscal que se encuentra en los bordes del fundo de Enco, que actualmente es propiedad de la Familia Luksic. Esta ocupación fue protagonizada por los y las integrantes de la Corporación Raíces Ancestrales de Enco el 18 de agosto de 2018. En esa jornada se levanta una edificación comunitaria que funciona como centro de reuniones y una forma de hacer ocupación efectiva del terreno a nivel material y simbólico. Como bien menciona un integrante de la organización, todo fue pensando e interpretado desde la experiencia de despojo y violencia experimentada.

Nosotros cuando llegamos a Enco no había nada, todos los vestigios de lo que era nuestra casa (…) cortaron los árboles frutales, plantaron pino. Entonces yo le decía a la gente, cortaron los árboles, pero no las raíces. Y de ahí nace el nombre Raíces Ancestrales de Enco (M.S. 11 de octubre de 2020).

Ese día se genera un lienzo en el cual se escribe la consigna “Con la memoria de ayer recuperamos Enco hoy” (ver fotografía 1), que fue difundido por redes sociales y medios de prensa locales, llamando la atención de las personas que habitaron este territorio. Es un relato que apela a quienes que han compartido la experiencia de despojo o tienen conocimiento de lo ocurrido. El lienzo se vuelve símbolo en encuentros siguientes, ya que sintetiza el objetivo que comparten los primeros agentes territoriales que se organizan. De esta forma el telón de fondo es el territorio físico que se busca recuperar y el escenario es la toma del terreno. Estos elementos en conjunto caracterizan un proceso folkcomunicacional, en que se involucra la socialización de historias y la producción de memoria.

Terreno tomado en la localidad de Enco, territorio COFOMAP.
Imagen 1
Terreno tomado en la localidad de Enco, territorio COFOMAP.
registro propio.

Los agentes folkcomunicacionales para potenciar los procesos de organización territorial, comienzan a marcar los espacios que constituyeron el poblado de Enco, como dla cancha de fútbol, la escuela, las huertas comunitarias, entre otros. Se organizan partidos de fútbol, deporte que durante la época del COFOMAP cohesionaba a la comunidad y, propiciaba el intercambio entre los diferentes habitantes de los fundos, con estos fines se celebraban grandes campeonatos que son recordados en los relatos. En definitiva, es en la recuperación de las prácticas cotidianas de los sujetos populares cómo se constituye nuevamente el colectivo en el presente conflictivo.

Fue tremendamente emocionante, porque imagínate veinticinco años, veinticinco años sin poder ver, como decíamos nosotros, a los cabros con los que pichangueabamos, con los que salíamos a pescar o cazar pájaros, qué sé yo, nos íbamos a pescar al lago Riñihue, bajábamos el río Enco en bote para ir a pescar al lago Riñihue. Y después de 25 años volvernos a ver en condiciones distintas fue tremendamente emocionante (M.S. 10 de octubre de 2020).

Posteriormente se realizan encuentros en la toma de terreno a los que asisten incipientes dirigencias e integrantes de otras organizaciones que durante el 2019 se constituirían en corporaciones. El territorio como marco social determina así las experiencias que otorgan sentido al despojo, a lo fragmentado, y también a la recuperación. Las acciones que estas corporaciones levantan en estos últimos dos años han generado procesos de aprendizaje con aspiraciones de justicia con respecto a lo que experimentaron y los objetivos que buscan lograr. Así los acuerdos se van construyendo a medida que se van articulando narrativas comunes, que explican la lucha y espiraciones, en que destaca la capacidad reflexiva y argumentativa que devienen del espacio que se habitó y hoy se busca recuperar por medio de prácticas comunicacionales que resignifican la cultura popular por medio de la memoria colectiva.

Yo espero lo que la gente quiere lograr, porque si me preguntan a mí, personalmente, lo que yo quiero es volver, no me interesa lo que es dinero, a mí me pueden poner entre tierra y dinero, y obviamente, lo que yo voy a decir es tierra, porque mis raíces, en mi mente, mis raíces están ahí, es como que yo veo los pies aquí y las raíces hacia abajo, como un árbol cortado desde los pies hacia arriba (G. S. 27 septiembre de 2020).

Reflexiones finales

La memoria adquiere la característica de acción colectiva cuando es estratégica y adquiere sentido político desde la organización popular, interacción en que se generan procesos de comunicación, que buscan la puesta en común de la experiencia cotidiana que es conocida por grupos específicos para gestar incipientes prácticas de resistencias que se van articulando. Así, en la gestación de la reivindicación en el presente se constituyen agentes folkcomunicacionales que toman elementos de la cultura popular arraigada en el territorio que se manifiesta en los relatos sobre el pasado común. Estos son vehiculizados por medio de diferentes técnicas que se ocupan en el proceso comunicativo por agentes locales, como fue el caso de lienzos, actividades comunitarias de edificación, encuentros, entre otros, que buscan articular el colectivo y narrativas comunes sobre el proceso de lucha presente.

En el caso del desplazamiento forzado interno este se articula como una categoría para visibilizar una narrativa sobre los crímenes de lesa humanidad que aún no reconoce el Estado de Chile, a partir de la experiencia de despojo de miles de personas. Es relevante el análisis cuando los procesos gestados dan cuenta sobre un movimiento que más allá del perfil de víctimas que se podría desprender, en lecturas que se anclan en el pasado violento, vemos cómo se enarbolan discursos que hablan de dignidad y justicia. Ambas nociones se plantean por medio de la restitución del territorio estableciendo que existe un conflicto en el presente. Así, el proceso colectivo que vuelve a tejer la comunidad y reconstruye el territorio en clave folkcomunicacional, resignifica el espacio que diera vida al COFOMAP y fuera el escenario del horror estatal y también de proyectos de vida colectivo que aún resuenan.

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Notas

2 Este breve texto se escribe ad portas de cumplirse 50 años desde la Unidad Popular en Chile.
3 Conocidos empresarias que concentran la riqueza en el país.
4 Hongo comestible que germina en los árboles del tipo nothofagus que se consume en las zonas rurales del sur de Chile.
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