Reseñas

![]() | Ascher Ivan. Portfolio Society: On the capitalist mode of prediction. 2016. New York. MIT Press. 126pp.. 9781935408826 |
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“Portfolio Society: On the capitalist mode of prediction” (2016) de Ivan Ascher comienza rindiendo un contemporáneo tributo al gran comienzo del Manifiesto Comunista de Karl Marx (1848):
Un fantasma recorre Europa – y gran parte del resto del mundo (…) Una “nueva tiranía” ha nacido – una que es “invisible y a menudo virtual”, y, sin embargo, triunfante en imponer “sus leyes y reglas” al resto de nosotros”(…) En conjunto, da la impresión que los poderes de la vieja Europa y los del Nuevo Mundo han por fin unido fuerzas en contra de un enemigo común, formando una Sagrada Alianza que exorcice ese poder mágico que es el espectro de Wall Street (p.9).
Con una investigación que se sitúa en las primeras dos década del siglo XXI, el autor nos propone un viaje por el “poder mágico” de Wall Street ya que “es hora de que hagamos una crítica adecuada de las finanzas contemporáneas y de las sociedades que viven bajo su hechizo” (p. 10). La narrativa comienza con el estrepitoso default en EEUU de personas con hipotecas que perdieron sus casas y termina seis años más tarde con un juicio en New York por fraude financiero a un empleado de Goldman Sachs. La investigación consiste en un estudio del capitalismo avanzado del Norte Global utilizando el utillaje conceptual disponible en el Vol. 1 de “El capital”. La producción teórico-técnica de la economía financiera contemporánea para analizar la crisis de las subprime de 2007-2008 es a Ascher lo que las ideas económicas liberales del siglo XIX eran a Marx. El auge actual de los mercados financieros en el desarrollo de la sociedad de los fondos de inversión señala que, “en gran medida, las propias relaciones capitalistas se han titularizado” (pg. 10).
Frente a este fenómeno, Ascher se pregunta “¿Qué significa vivir en un mundo en el que el riesgo mismo es tratado como algo que se compra o vende? (…) ¿cuáles son realmente las implicancias actuales de la relación de crédito en tales mercados? ¿Cuáles son las narrativas que legitiman estas nuevas relaciones de poder, y qué nuevas formas de violencia podríamos estar cometiendo (o sufriendo) en su nombre?” (pg. 14). Para responderlas, estudia la lógica de los sistemas que compran y venden “seguridades” y “riesgos” como un tipo renovado de Moneybags, ese eufemismo con el que Marx se refiriera a los banqueros y que literalmente significa “bolsa de dinero”. De acuerdo con el autor, en el modo capitalista de predicción el sistema se comporta más como un zombie que como un vampiro (p. 124-127). El capitalismo zombi sería aquel en el que el ciclo del valor se mantiene “apostando locamente” en una “timba financiera”, al decir criollo local, en la que la transformación incesante del trabajo vivo en trabajo muerto, es decir, de actividad humana en capital, parece estar ya fuera de control.
En los textos sociológicos de los años 2000, el capitalismo financiero y las transformaciones acaecidas luego de la crisis del petróleo en 1970, con el cambio del patrón de convertibilidad en el comercio mundial, era explicado con categorías teóricas mucho menos rigurosas que las utilizadas por Max Weber y Carlos Marx para comprender el capitalismo industrial de los siglos XVIII y XIX. A pesar de su fragilidad conceptual, términos como “burbuja financiera” y “anomalía del desarrollo” se consideraban auto-evidentes en aquella época. La apelación a la figura de la burbuja como elemento clave de la dinámica financiera daba ambiguamente a entender que los valores financieros no se basaban en la explotación directa del capital sobre el trabajo. Allí reside parte del enigma de la cuestión: si no es la plusvalía la fuente de la riqueza en el capitalismo financiero ¿cómo consigue, entonces, producir valor? En sintéticas, entretenidas y teóricamente profundas 192 páginas, el libro permite comprender no sólo las causas económicas estructurales de un default sino también la subjetividad cotidiana del “hombre endeudado”. Esto se organiza en dos niveles de registro magistralmente entretejidos.
Por un lado, la argumentación conceptual exhibe una minuciosa manera de describir el proceso de valorización del valor en el capitalismo financiero que incluye las clásicas categorías marxianas de valor de cambio/valor de uso, mercancía, fetichismo, intercambio, capital, trabajo, trabajo abstracto, plusvalía, producción, explotación, apropiación del trabajo, trabajo muerto y trabajo vivo. La proyección que hace Ascher de esta constelación conceptual se dirige al riesgo, la temporalidad, la creditibilidad (creditworthiness) del trabajador contemporáneo y, particularmente, su apropiación en la sociedad carterizada de inversiones (la portfolio society). El autor llama a la lógica inmanente de esa sociedad carterizada, el modo capitalista de predicción, dedicando los capítulos del libro a exponer un desarrollo vitalmente dialéctico en el que el lector poco a poco va comprendiendo cómo funciona la tecnología financiera.
Por otro lado, el recorrido por episodios históricos recientes que han puesto a financistas escandalosamente en los periódicos se constituye de viñetas que parecen escenas salidas de “El lobo de Wall Street” (Scorsese 2013). El lector adquiere de esta manera una comprensión crítica, es decir, histórica y estructural, respecto al enjuiciamento al único empleado de Goldman Sachs, Fabrice Tourre, acusado por el Estado norteamericano del fraude de las subprime -créditos considerados de alto riesgo por plausible incapacidad de pago del deudor. El financista experto en estructurar y colocar en el mercado financiero las synthetic collateralized debt obligations (CDOs) –paquete de obligaciones subsidiarias sintéticas de deuda que incluyen prestamos subprime en su pirámide de obligaciones- cumpliría un papel novedoso en el proceso de valorización. De esta manera, el autor argumenta que la “célula económica” de la sociedad portfolio ya no es “la forma mercancía del trabajo humano, como establecía Marx, sino la titularización misma del capital” (pg. 15). Con los términos securities o securitization of capital, se hace referencia al instrumento financiero que permite convertir un activo (asset) en un valor (security) bajo la forma de acciones, bonos, títulos, etc. La titularización de activos garantiza la reproducción del capital al mutualizar los riesgos de las inversiones de capital. La exposición del argumento demostrará no sólo que tales riesgos no desaparecen sino que el progreso humano depende ahora de las apuestas financieras. De allí, que la tapa del libro sea una carrera de caballos sobre la que un selecto grupo de personas se juegan la riqueza del resto de la sociedad.
En el 1° capítulo, titulado “Capitalismo: Una historia de terror”, el autor señala el carácter mistificado de nuestra sociedad y el poder perturbador de las instituciones financieras. Lejos de ser una sociedad civil en la que ocurren intercambios monetarizados, la nuestra es, más bien, “una sociedad portfolio, históricamente única, en la que la relación del capital con su propio futuro (y, por lo tanto, la relación de todos con el futuro) está en sí misma mediada por los mercados financieros” (pg. 24). Como hiciera Marx 150 años atrás al aplicar a la obra de Smith y Ricardo el método dialéctico de su materialismo histórico en “Contribución a la crítica de la economía política” (1859), desarrollando así un entendimiento más concreto y menos abstracto del valor como categoría clave del capitalismo industrial, Ascher procede analizando críticamente la teoría económica que llevó a sentar las bases de los fondos de inversiones. Apoyándose también en las investigaciones de David Harvey (2012) y en su visión procesual del desarrollo capitalista - consistente “fundamentalmente en poner dinero a circular para hacer más dinero” (pg. 22)-, Ascher analiza la caída del Estado de Bienestar y el rompimiento de lo que algunos autores han llamado el acuerdo capital-trabajo (Esping-Anderson 1990, Castel 1997) durante el período 1940-1970. Sin el mercado de consumo de este proletariado industrial, cada vez mas precarizado y desempleado, otrora ávido por adquirir casas, autos y electrodomésticos, ¿cómo puede el ciclo del capital actualizarse sin las garantías que el pleno empleo, con su consecuente base de compradores, le proveía? ¿Cómo poner a “circular dinero para conseguir más dinero” en estas sociedades postfordistas?
La solución parece ser la financiación del consumo. La postergación del pago por el bien o servicio adquirido a través de tarjetas de crédito, hipotecas o préstamos permite al trabajador mantenerse en el circuito del consumo, a pesar de que cada vez llegue menos a fin de mes. Además, la puesta en el mercado financiero internacional de bonos de deuda externa permite a los países obtener la liquidez que un otrora mercado interno dinámico y lleno de consumidores con dinero en los bolsillos les proveía. El capítulo muestra con gran claridad cómo la “sofisticada” teoría económica financiera estructura la vida cotidiana de los consumidores al determinar algoritmos que surgen del análisis de su comportamiento con las tarjetas de crédito, entre otras tecnologías de financiarización.
El eje central de los capítulo 2 y 3, titulados “Una monstruosa colección de títulos” y “Encontrando seguridad en los números: Dentro de la morada oculta de la predicción”, es el del carácter fetichista que comparten la mercancía y los valores financieros, pues estos “son cada vez menos considerados por su valor de uso (…) y más y más por su valor de cambio” (p.36). Los títulos financieros tienden a encubrir las relaciones especulativas de las que dependen, pues “el carácter social de nuestras relaciones de riesgo (risk-taking relations) aparecen curiosamente para nosotros como relaciones entre títulos” (p. 28). Esto es posible gracias a que las personas no sólo alienan su fuerza de trabajo vendiéndola a cambio de salario, sino que ahora también alienan su solvencia crediticia (creditibility). De esta manera, los propios acreedores (lenders) toman más préstamos cuanto más prestan a otros, “como si tuvieran control de los medios de predicción, gracias a sus apuestas sobre la (in) solvencia de los deudores” (p.29). El argumento se centra en la demostración del auge del hedge value (valor de cobertura de inversión) en este proceso, usando como ejemplos ilustrativos un contrato de cosechas futuras de trigo y un paquete de acciones de una compañía minera. En una relación semejante a la que guarda el trabajo relativo con el trabajo abstracto, Ascher sostiene que este tipo de valor depende “de la cantidad de riesgo total necesario para reproducirlo” (p. 41).
En el 4º capítulo, “De vagabundo a subprime: La fábrica del homo probabilis”, se ocupa de la acumulación primitiva en el proceso de violencia y explotación con que se funda constantemente el capital. Esta dinámica endógena se explica también por la acumulación por desposesión (Harvey 2012) que el autor cita. El homo probabilis es el resultado subjetivo de la praxis del capitalismo ya que la producción de probabilidades forma parte de la lógica inmanente de producción incesante de valor innovando en sectores productivos. Como sector productivo de valores, el sistema financiero es retratado como generando grandes ganancias y sufrimiento. En el último capítulo, “Cuando Goldman rompió la ley”, el autor vuelve a la narrativa del enjuiciamiento de Tourre por los ABACUS 2007 (nombre comercial de un CDO), un producto derivado que incluía en su paquete créditos subprime. Con esto demuestra que lo que estaba en juego públicamente en el tratamiento judicial del fraude era “restaurar la fé en el mercado y en la pureza de sus leyes”, la cual había sido puesta en duda con la crisis de 2007-2008 (p.111). El verdadero error del experto financista, afirma Ascher, no fue el fraude en sí, pues todo el mundo sabe que “el juego está arreglado” sino haber expuesto que los mercados son fabricados por “individuos atravesados por relaciones de poder asimétricas” (p.116). Ni la compleja, “exótica” y “sofisticada” estructura piramidal de la cartera de inversiones del CDO elaborada por Tourre pudo ocultar esa asimetría cuando las gentes perdían sus casas al no poder pagar al banco ss hipotecas.
Una de las pocas críticas que se puede hacer al libro es la escasa importancia dada en el argumento a la relación entre la creditibilidad y el trabajo asalariado, ya que, este juega un papel aún de importancia en su medición y predicción. Para el lector argentino que no acostumbra a pagar su café con tarjeta de crédito, como lo hace su par norteamericano, el énfasis puesto en la financiarización del consumo puede resultar excesivo. Sin duda, las condiciones de financiarizacion del consumo en el capitalismo dependiente se encuentran en un grado de informalidad mayor. Este punto no es menor en nuestras sociedades del Sur Global, pues sin salario formal no hay siquiera acceso a la evaluación de solvencia crediticia.
El aporte de Ascher a múltiples campos de estudios que se interesan por la economía política y la inequidad social es sustancial. Explica los orígenes capitalistas de la vulnerabilidad del trabajador (empleado y en paro) que depende del crédito para acceder a bienes y servicios. Su desarrollo histórico y estructural de la conformación del valor tiene el potencial de conversar con diversos investigadores: politólogos, economistas, sociólogos, antropólogos, especialistas en políticas públicas, etc. En especial, el investigador en ciencias sociales, que no es un especialista en economía, agradecerá el conocimiento profundo de la teoría del valor con que el autor, con erudición y practicidad, describe las causas y consecuencias cotidianas de la teoría financiera, “la hubris de los financistas modernos” (p.22) y sus sofisticados tecnicismos. El libro permite comprender de qué manera, estos algoritmos matemáticos y lingüísticos mantienen a los trabajadores en perpetuo desconocimiento de las condiciones de apropiación y transferencia de hedge values. Por este motivo, esperamos su pronta traducción al español. Luego de su publicación resulta ya una cosa de “zombies” volver a dejar librada la política nacional a ininteligibles formulas de inversión extranjera carterizada, pilares burbujeantes del actual modo capitalista de predicción y explotación.
¡Endeudados del mundo, uníos!
Bibliografía
CASTEL, Robert (1997) La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salario. Paidós, Buenos Aires.
ESPING-ANDERSEN, G. (1990) Los tres mundos del estado de bienestar. Edicions Alfons El Magnànim, Valencia.
HARVEY, David (2012) El enigma del capital y la crisis del capitalismo. Madrid: Buenos Aires.
MARX, Karl y ENGELS, Federico (2004) El manifiesto comunista. Buenos Aires: Nuestra América Editorial.
MARX, Karl (2008) Contribución a la crítica de la economía política. México DF: Siglo XXI.