Artículos de investigación

Discusiones sobre el análisis de América Latina desde finales del siglo XX: Estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales

Discussions on the Analysis of Latin America from the End of the 20th Century: Cultural, Subaltern, Postcolonial, and Decolonial Studies

Discussions sur l'analyse de l'Amérique latine depuis la fin du XXe siècle : études culturelles, subalternes, postcoloniales et décoloniales

Dyskusje na temat Ameryki Łacińskiej od końca XX wieku: studia kulturowe, subalternistyczne, postkolonialne i dekolonialne

Osbaldo Amauri Gallegos de Dios *
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Regional Occidente, México

Discusiones sobre el análisis de América Latina desde finales del siglo XX: Estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales

Debates por la Historia, vol. 13, núm. 1, pp. 111-130, 2025

Universidad Autónoma de Chihuahua

Algunos derechos reservados

Recepción: 11 Marzo 2024

Aprobación: 09 Noviembre 2024

Publicación: 31 Enero 2025

Resumen: En este artículo se estudian las discusiones que surgieron en las últimas décadas sobre el análisis de América Latina desde el extranjero. Por medio de un acercamiento hermenéutico, se analiza la historia de los estudios culturales, ventajas y desventajas, los estudios subalternos y su interpretación de la relación centro-periferia, los estudios poscoloniales y su crítica de la herencia epistemológica del colonialismo, los estudios decoloniales contra la colonialidad del poder y, se exponen algunas de las críticas a los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales surgidos en las universidades estadounidenses. De esta forma, por medio de este artículo se comprende el impacto que han tenido estas discusiones en las universidades de América Latina y Estados Unidos en el siglo XXI.

Palabras clave: América Latina, estudios culturales, estudios subalternos, estudios poscoloniales, estudios decoloniales.

Abstract: This article studies the discussions that emerged in recent decades about the analysis of LatinAmerica from abroad. Through a hermeneutic approach, the history is analyzed of cultural studies, advantages and disadvantages, subaltern studies and their interpretation of the center-periphery relationship, postcolonial studies and their criticism of the epistemological inheritance from colonialism, decolonial studies against the coloniality of power, and are exposed some of the criticism of cultural, subaltern, postcolonial, and decolonial studies arose in U.S. universities. In this way, through this article, is comprehended the impact that these discussions have had on universities in Latin America and the United States in the XXI century.

Keywords: Latin America, cultural studies, subaltern studies, postcolonial studies, decolonial studies.

Résumé: Cet article examine les débats qui ont émergé ces dernières décennies sur l'analyse de l'Amérique latine depuis l'étranger. À travers une approche herméneutique, il analyse l’histoire des études culturelles, leurs avantages et inconvénients, les études subalternes et leur interprétation de la relation centre-périphérie, les études postcoloniales et leur critique de l'héritage épistémologique du colonialisme, ainsi que les études décoloniales contre la colonialité du pouvoir. L’article expose également certaines critiques adressées aux études culturelles, subalternes, postcoloniales et décoloniales, issues des universités américaines. De cette manière, ce travail permet de comprendre l'impact de ces discussions dans les universités d'Amérique latine et des États-Unis au XXIe siècle.

Mots clés: Amérique latine, études culturelles, études subalternes, études postcoloniales, études décoloniales..

Streszczenie: Niniejszy artykuł bada dyskusje, które pojawiły się w ostatnich dekadach na temat analizy Ameryki Łacińskiej z perspektywy zagranicznej. Poprzez podejście hermeneutyczne analizowana jest historia studiów kulturowych, ich zalety i wady, studia subalternistyczne oraz ich interpretacja relacji centrum-peryferia, studia postkolonialne i ich krytyka epistemologicznego dziedzictwa kolonializmu, a także studia dekolonialne, które kwestionują kolonialność władzy. Ponadto przedstawione zostają niektóre krytyczne uwagi dotyczące studiów kulturowych, subalternistycznych, postkolonialnych i dekolonialnych, które pojawiły się na amerykańskich uniwersytetach. Dzięki temu artykułowi można zrozumieć wpływ, jaki te dyskusje wywarły na uniwersytety w Ameryce Łacińskiej i Stanach Zjednoczonych w XXI wieku.

Słowa kluczowe: Ameryka Łacińska, studia kulturowe, studia subalternistyczne, studia postkolonialne, studia dekolonialne.

Introducción

En este artículo se utiliza la hermenéutica, retomando conceptos de Beuchot (2004), quien explica que esta se enfoca en la interpretación de textos, que se trata de un cuestionamiento previo acerca de su significado. De esta forma, al analizar el impacto de los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales en universidades extranjeras, se pueden comprender sus ventajas y desventajas. Al respecto, Gadamer (1993), expone que la fórmula para el conocimiento histórico es “comprender investigando” y, lo individual se comprende en el conjunto y el conjunto se comprende desde lo individual (pp. 270-276). Por ello, en este artículo se analizan los pros y los contras de los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales creados fuera de América Latina, lo que permite contextualizar las particularidades de estas investigaciones y diferenciarlas de los trabajos construidos desde los saberes en Latinoamérica.

La revisión bibliográfica está enfocada en mostrar a los investigadores que han trabajado los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales desde afuera, para ver el conocimiento que se construyó en las universidades extranjeras. No se retoman a los pensadores como Freire o Fals Borda, entre otros, que han construido un saber latinoamericano desde América Latina.

Estudios culturales en América Latina: historia, ventajas y desventajas

Mabel Moraña (2010) en el capítulo “El disciplinamiento de los Estudios Culturales” en La escritura del límite, explica que estudios culturales es una traducción de cultural studies, que designan la práctica crítico-teórica que se desarrolló en la década de 1980, en el medio anglosajón, para después expandirse a otros espacios académicos, incluyendo a Latinoamérica. Los estudios de la cultura (o críticas de la cultura) y estudios culturales son estrategias teóricas y metodológicas distintas, porque los estudios de la cultura tienen una larga tradición y arraigo intelectual y académica en América Latina. La principal diferencia radica en que los estudios culturales muestran la crisis de las categorías de la modernidad: identidad, nación, progreso, ciudadanía y la necesidad de romper los protocolos disciplinarios para promover un proceso transdisciplinario que desaparezca las fronteras entre los distintos campos y produzca una hibridación epistemológica radical (Moraña, 2010).

El autor anterior afirma que los estudios culturales respondieron sólo parcialmente al desafío de sus tiempos y establece algunas críticas por la relación entre los estudios culturales y el espacio transnacionalizado del neoliberalismo, el hecho de que algunos investigadores se refirieron a los procesos de relativa cooptación que los estudios culturales sufrieron como consecuencia de su institucionalización académica, así como la inserción de estudios culturales en el mercado general de la cultura y en el académico (Moraña, 2010).

Nelly Richard, en “Globalización académica, estudios culturales y crítica latinoamericana”, establece que uno de los aspectos más productivos del proyecto de los estudios culturales (cultural studies) en los años sesenta en Inglaterra, fue que revisó los cruces entre las diferentes versiones de lo cultural desde las tensiones entre lo simbólico y lo institucional, lo antropológico y lo literario, lo académico-universitario y lo cotidiano, lo hegemónico y lo popular, la formalización de los sistemas de signos y la conciencia práctica de sus relaciones sociales. Además, la globalización provocó múltiples redefiniciones sobre cómo América Latina se mira a sí misma, creando nuevos modelos de organización del conocimiento capaces de analizar los cambios socioculturales en América Latina y dentro de estos modelos aparecen los estudios culturales (Mato, 2005).

Los estudios culturales en las Academias de Estados Unidos eran criticados en América Latina porque remitían a un proyecto internacional ajeno a la tradición latinoamericana, e incluían la imagen de un paquete hegemónico debido a la institucionalización académica que mostraban desde Estados Unidos. Además, por el hecho de que habían sido institucionalizados por la academia norteamericana, eran visualizados con el estigma colonizador de la dominación metropolitana y del mercado académico internacional. Los estudios culturales eran criticados por cómo se apropiaban indiscriminadamente de citas de autores latinoamericanos que servían para pensar de manera compleja ciertos conflictos ideológico-culturales, y que eran devueltas banalizadas por el reciclaje de saberes disciplinarios que promovía la industria de los estudios culturales (Mato, 2005).

Esta crítica de los estudios culturales puede observarse claramente en la obra de Carlos Reynoso (2000) en Apogeo y decadencia de los estudios culturales, quien muestra que a finales del siglo XX este tipo de investigaciones han crecido considerablemente en las Academias en Estados Unidos y América Latina. El autor reprocha a los estudios culturales su ausencia de métodos propios, la inexistencia de textos referenciales, la falta de capacitación epistemológica, la utilización de metodologías incompatibles, la presentación de reinvenciones teóricas como descubrimientos, la proliferación de críticas y elaboraciones teóricas que no estaban basadas en lecturas directas de las fuentes, la interdisciplinariedad, el oportunismo, etc. Sin embargo, como señala Santiago Castro-Gómez, el análisis de Reynoso es profundo, pero subjetivo porque realiza una comparación con la “teoría tradicional” de los siglos XIX y XX y remite al paradigma hegemónico de cientificidad moderna. Las críticas de Reynoso sobre las prácticas académicas y pedagógicas son certeras, pero en ocasiones carecen de reflexividad porque los estudios culturales sí contribuyeron al desafío de “abrir las ciencias sociales”. Los estudios culturales no eran una nueva disciplina, pero generaron un positivo “efecto de retorno” sobre el trabajo de algunas disciplinas tradicionales (Castro-Gómez, 2001).

La discusión sobre los estudios culturales renovó los términos de la reflexión latinoamericana sobre teoría y crítica de la cultura. Un aspecto que caracterizó a los estudios culturales fue su voluntad de democratizar el conocimiento y pluralizar las fronteras de la autoridad académica, al retomar los temas: cultura popular, movimientos sociales, crítica feminista, grupos subalternos, etc. Los estudios culturales en Estados Unidos manifestaban su compromiso con la sociedad civil, al defender grupos diversos mediante políticas de representación que buscaban corregir las exclusiones sociales, reinterpretando universitariamente, los derechos de estos grupos a intervenir en los sistemas académicos de conocimiento para transformar sus reglas. Por otra parte, la crítica de los estudios culturales buscaba formas de descentramiento epistémico que permitieran a las diferencias latinoamericanas manifestarse teóricamente para impedir una representación fija y controlada (Mato, 2005).

Algunos de los aspectos positivos de los estudios culturales es que rebasaron los límites esteticistas de los estudios literarios y rechazaron la división jerárquica entre la cultura superior o letrada y los subgéneros de la cultura popular. Además, surgieron con la idea de mezclar la pluridisciplinariedad y transculturalidad, es decir, una apertura de las fronteras del conocimiento a problemáticas fuera del paradigma monocultural de la razón occidental dominante (Mato, 2005).

Debido a este contexto, Nelly Richard prefería hablar de “crítica cultural” que se refería a una práctica para analizar las articulaciones de poder de lo social y lo cultural, teniendo en cuenta las complejas refracciones simbólico-culturales de la estética. Sin embargo, ni los estudios culturales ni su crítica resolvían las tensiones entre trabajo académico y práctica intelectual. Por ello, es posible que la crítica de la cultura en América Latina sea más fácil hacer en Latinoamérica que en Estados Unidos, debido a la tensión entre intelectuales y sociedad, y porque los investigadores latinoamericanos combinan frecuentemente su pertenencia universitaria con el periodismo, la militancia política y social o la participación en organismos públicos, lo que posibilita las relaciones entre campos del saber y de la acción (Mato, 2005).

Estudios subalternos y su interpretación de la relación centro-periferia

Ileana Rodríguez en el capítulo “Hegemonía y dominio: subalternidad, un significado flotante” asevera que lo subalterno remite a repensar la relación centro-periferia (dentro-fuera, local-global), desde las teorías de la subalternidad; y a una interpelación directa, sobre la relación intelectual-Estado (poder). El concepto de subalternidad es controversial, y en la teoría marxista de Gramsci, la subalternidad surge a partir de la relación del sujeto con su circunstancia histórica, dentro de los medios de producción. En la discusión latinoamericana y asiática, el término en discordia era el de proletariado, que se ajustaba más a nociones maoístas de campesinado, por tal razón se requería un ajuste teórico. Un aspecto importante era la globalización de las bibliografías, que conducía a las “teorías viajeras” de forma opuesta a lo propuesto por Edward Said, quien señalaba con estas al uso de teorías europeas para representar al Oriente. Además, abordar las ‘teorías viajeras’ permitía afrontar la relación entre el intelectual y Estado, así como discutir el concepto de élite. Los estudios subalternos se deslindan tanto de las teorías de Rama y su concepto de “transculturación”, como del concepto de “hibridez” de García Canclini, que se estableció como el paradigma cultural de los estudios culturales (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate (1998) fue coordinado por Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta y en esta obra establecen que la globalización deslocaliza, re-localiza e implica la construcción de nuevas jerarquías de poder y, la reflexión sobre las migraciones globales es significativa porque se vincula con el concepto de “poscolonialidad” o “teorías poscoloniales”. En Estados Unidos las teorías poscoloniales gozaron de excelente recepción en círculos académicos sobre el estudio de la lengua y la cultura inglesa fuera de las fronteras. Latinoamericanismo, latinoamericanística y estudios latinoamericanos son conceptos utilizados a veces como sinónimos en la discusión poscolonial y se refieren a los saberes académicos y teorías sobre América Latina, generados en universidades e instituciones científicas del Primer Mundo. Esta discusión aumentó debido a la consolidación de los estudios culturales y la fundación del Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

En el manifiesto inaugural del grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos (“Founding Statement”, 1995) afirman que el hecho de que las élites coloniales y poscoloniales coincidían en su visión del subalterno condujo al Grupo Sudasiático a cuestionar los paradigmas usados para representar las sociedades coloniales y poscoloniales. Los estudios latinoamericanos ya habían trabajado con el supuesto de que la nación y lo nacional son conceptos totalizantes de carácter no popular. Por ello, detrás del problema del subalterno existe la necesidad de reconceptualizar la relación entre el Estado, la nación y el pueblo en los tres movimientos que dieron forma a los estudios latinoamericanos: las revoluciones mexicana, cubana y nicaragüense. El trabajo del Grupo de Estudios Subalternos en Asia, dirigido por Ranajit Guha, inspiró a fundar un proyecto similar en América Latina, con el que se buscaba reestructurar algunas epistemologías (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Existe una relación entre el surgimiento de los estudios latinoamericanos y el problema de la conceptualización de la subalternidad en tres etapas. Primera: 1960-1968. La revolución cubana representó una recuperación del impulso hacia la emergencia del subalterno, debido a la importancia que dio al problema del carácter no europeo de los sujetos sociales en América Latina. Segunda: 1968-1979. La crisis de la Revolución cubana, la Nueva Izquierda en Estados Unidos, el movimiento antibélico, el mayo francés y las manifestaciones de los estudiantes mexicanos frente a la matanza de 1968 en Tlatelolco, muestran la participación de los estudiantes como actor político, desplazando a los partidos socialdemócratas y comunistas. Tercera: década de 1980. Resalta la revolución nicaragüense, la difusión de la teología de la liberación, el surgimiento de proyectos como el Grupo de Estudios Subalternos o el Centro de Estudios Culturales en Birmingham, así como la crítica de latinoamericanistas sobre la permanencia de sistemas coloniales o neocoloniales de representación en América Latina (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

El Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos representaba tan sólo un elemento de los estudios culturales latinoamericanos y un aspecto significativo que fue una de las críticas, es que los integrantes resaltaban que los estudios subalternos fueron creados “por un equipo de investigadores (pertenecientes a universidades norteamericanas de élite)”, y no buscaban desarrollar nuevos métodos para estudiar al subalterno, sino construir nuevas relaciones entre ellos y los seres humanos que tomaban como objeto de estudio (Castro-Gómez y Mendieta, 1998, pp. 93-99).

Por otra parte, John Beverley (2004) en Subalternidad y representación. Debates en teoría cultural, señala que los estudios subalternos tratan sobre quién tiene el poder y quién no, y el poder estaba relacionado con la representación. Los estudios subalternos son posteriores a los estudios culturales y en los años ochenta se enfocaban en el periodo colonial y nacional, así como en los efectos de la hegemonía neoliberal y la globalización económica y comunicacional sobre América Latina (Beverley, 2004). El autor explica las críticas a los estudios subalternos en los trabajos de Achugar y Moraña, presentados en México en el encuentro de la Asociación de Estudios Latinoamericanos de 1997. Las críticas eran que los estudios subalternos y postcoloniales representaban una problemática estadounidense sobre multiculturalismo y una problemática británica sobre poscolonialidad, ignorando el anterior compromiso de intelectuales latinoamericanos, por lo que contribuían a inhabilitar la capacidad de América Latina para desarrollar sus propios proyectos de identidad.

Los estudios subalternos inician con credenciales marxistas por su relación con Gramsci, y el trabajo del Grupo sudasiático ligado a los problemas de la izquierda comunista, pero en Estados Unidos los estudios subalternos no se consideraban a sí mismos marxistas. A los estudios subalternos se les reprochaba localizarse en Estados Unidos, pertenecer a la clase media o media alta profesional y no reivindicar la representación del subalterno, sino que se daban cuenta de que los saberes académicos imposibilitan hacerlo (Beverley, 2004).

Teoría posoccidental y la reflexión crítica sobre la historia en América Latina

Walter Mignolo en el capítulo “Posoccidentalismo: el argumento desde América Latina” publicado en Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate (1998) define posoccidentalismo como una reflexión crítica sobre la situación histórica de América Latina surgida en el siglo XIX, en el momento de definirse las relaciones con Europa para crearse el discurso de la “identidad Latinoamericana”. Asimismo, asevera que el debate parece dirigirse hacia una lucha entre cierto fundamentalismo latinoamericanista contra el imperialismo de los estudios culturales, subalternos o poscoloniales (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Mignolo retoma el concepto de posoccidentalismo de Fernández Retamar, quien lo utilizó en 1976 para hablar de “latinoamericanos verdaderos”. No coincide con Retamar en que el posoccidentalismo trasciende el occidentalismo, pero lo concibe sobre la base de una ideología no occidental del proletariado. La teoría de la dependencia y colonialismo interno, son reflexiones “posoccidentales” porque buscan superar las dificultades y los límites del occidentalismo. Los movimientos sociales seguían creciendo por lo que no sólo el proletariado era un movimiento con fuerza de transformación social, lo cual fue una de las estrategias fundamentales de subalternización implementada por el occidentalismo, como discurso y práctica-económica. Retamar señaló tres momentos de ruptura: la independencia haitiana a finales del siglo XVIII, las independencias en América Latina a partir de 1810 y la independencia de Cuba en 1898 (Castro-Gómez y Mendieta).

La crisis de la modernidad generó su propia superación en el pensamiento posmoderno, poscolonial, posoriental y posoccidental. Para Mignolo, se tratan de proyectos críticos de mejoramiento del proyecto de la modernidad y una democracia global sustentada en un capitalismo sin fronteras. Las diferencias entre Occidentalismo y Orientalismo son, por una parte, que el Occidentalismo comenzó a finales del siglo XV con la aparición de las “Indias Occidentales” y, por otra parte, el Occidentalismo no es el discurso de la creación de un opuesto irreductible: el “Oriente”, sino el discurso de la inclusión de la diferencia (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Mignolo retoma a Coronil para explicar la persistencia de las estrategias del discurso colonial y de la modernidad para construir una mismidad (Occidente) como construcción de la otredad. Coronil parte de la construcción del orientalismo de Said para examinar la noción de Occidente en la creación occidental del orientalismo. Mignolo muestra las tres estrategias particulares en la autoconstrucción del occidentalismo que estableció Coronil: A) La disolución del otro en el mismo. B) La incorporación del otro en el sí mismo. C) La desestabilización de el mismo por el otro. Por ello, Mignolo muestra dos tareas en el pensamiento y estudios latinoamericanos: repensar la conceptualización de América Latina en el momento cuando las utopías socialistas han caído y, repensar las relaciones entre pensamiento y estudios latinoamericanos en la producción académica e intelectual (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Estudios poscoloniales y la crítica de la herencia epistemológica del colonialismo

La obra Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate (1998), coordinada por Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta, es importante para entender las discusiones que se abordan en este artículo sobre estudios subalternos, posoccidentales, poscoloniales y decoloniales generados en Estados Unidos porque contiene capítulos de los investigadores que participaron en esos movimientos. Castro-Gómez en “Latinoamericanismo, modernidad, globalización. Prolegómenos a una crítica poscolonial de la razón” explica que a finales de los años setenta empezaron a consolidarse en algunas universidades de Inglaterra y Estados Unidos los estudios poscoloniales, que surgieron por el acceso de refugiados o hijos de inmigrantes extranjeros a las cátedras universitarias: hindús, asiáticos, egipcios, sudafricanos, o provenientes de las antiguas colonias británicas. Saberse como “intelectuales tercermundistas del Primer Mundo”, definió las reflexiones sobre problemas relacionados al colonialismo, en el contexto de la posmodernidad, el estructuralismo y la teoría feminista (Castro-Gómez y Mendieta, 1998, pp. 169-171).

El pensador hindú Homi Bhabha es una figura central de la discusión poscolonial, porque criticó los mecanismos institucionales que producían representaciones sobre el “otro”. Sin embargo, la influencia más grande en la discusión poscolonial fue Edward Said, a partir de Orientalismo (Orientalism) publicado en 1978 y que mostró los vínculos entre imperialismo y ciencias humanas, al estudiar las diversas formas textuales mediante las que Europa producía y codificaba un saber sobre el “Oriente”. El proyecto de Said fue recogido por el grupo de pensadores hindús alrededor de Ranajit Guha, y los trabajos de este grupo se publicaron como Subalternal Studies, criticando el discurso nacionalista y anticolonialista de la clase política en la India. La crítica poscolonial mostró la existencia de herencias coloniales en los sistemas creados por la modernidad y fue aprovechada en Estados Unidos para una renovación poscolonial de los estudios latinoamericanos. Esta situación condujo a la creación de los estudios subalternos reflexionando sobre la función política del latinoamericanismo en la sociedad y universidad norteamericana. El latinoamericanismo es el conjunto de teorías sobre América Latina producidas en ciencias humanas y sociales y, se trata de un mecanismo que concordaba con los intereses de la política exterior norteamericana, por lo que se empezó a sospechar que los Area Studies y Latinamerican Studies operaban como discursos homogeneizantes (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Castro-Gómez analizó las propuestas de John Beverley, Walter Mignolo y Alberto Moreiras. La crítica de Beverley se enfocaba en el tipo de discurso letrado y humanista que predominaba en los departamentos de literatura latinoamericana en Estados Unidos, porque la figura del letrado era representada como “autoconciencia de América Latina” y la literatura como el discurso formador de la identidad latinoamericana. Mignolo critica que el canon define cuáles son los territorios de la verdad del conocimiento sobre Latinoamérica en las universidades norteamericanas y busca resolver si en Latinoamérica existieron teorías que subvierten las reglas del discurso colonial. Cuando Mignolo habla de “teorías poscoloniales” se refiere a lo planteado por Bhabha y Spivak, es decir, una crítica de las herencias epistemológicas del colonialismo reproducidas en la academia estadounidense; investiga la relación entre imperialismo y conocimiento y, cómo se manifiesta en las prácticas científicas de los países imperiales (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Cuando se rompe el antiguo régimen colonialista europeo surgen tres tipos de teorías: la posmodernidad, el poscolonialismo y el posoccidentalismo. Las teorías posmodernas expresan la crisis del proyecto moderno, las teorías poscoloniales reflejan la crisis de las colonias que lograron su independencia después de la Segunda Guerra Mundial y, las teorías posoccidentales surgen en América Latina, con la tradición de fracasados proyectos modernizadores. Las teorías posoccidentales comenzaron en América Latina a partir de 1918, cuando Europa empezó a perder la hegemonía del poder mundial, con teóricos como Zea, Dussel, Mariátegui, O’Gormann, Fernández Retamar, Kusch, Prebisch y Ribeiro, porque ellos buscaron romper el discurso hegemónico y colonialista de la modernidad y articularon una respuesta crítica a este proyecto en su nueva etapa de globalización imperialista. Por ello, la producción de discursos teóricos “para”, “sobre” y “desde” América Latina contribuyeron a romper el eurocentrismo (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Por su parte, Alberto Moreiras expuso que el poscolonialismo era un nuevo paradigma para los estudios culturales y se constituía en el horizonte del pensamiento latinoamericano en tiempos de globalización. El latinoamericanismo (como el orientalismo) era una forma de conocimiento vinculada a mecanismos de dominación que surgieron con la modernidad. El latinoamericanismo al que se refería Moreiras era una forma de conocimiento académico que en Estados Unidos formaba parte de los Area Studies (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Estudios decoloniales: contra la colonialidad del poder, saber y ser

Walter Mignolo en La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial analiza el tema decolonial y explica que esta obra se relaciona con lo que Arturo Escobar llamó el proyecto de la modernidad/colonialidad y considera las siguientes premisas: 1) No existe modernidad sin colonialidad. 2) El mundo moderno/colonial tiene su origen en el siglo XVI, y el descubrimiento/invención de América es la característica colonial de la modernidad representada por el Renacimiento europeo. 3) La Ilustración y la Revolución Industrial son momentos históricos que consistieron en la transformación de la matriz colonial del poder. 4) Con la modernidad Europa comenzó su hegemonía y la colonialidad fue su lado oscuro. 5) El capitalismo fue esencial para la modernidad y la colonialidad. 6) Luego de la Segunda Guerra Mundial el capitalismo y la modernidad tuvieron un segundo momento histórico, cuando Estados Unidos se adueñó del liderazgo mundial (Mignolo, 2005).

Mignolo explica que la lógica de la colonialidad opera en tres niveles: colonialidad del poder, colonialidad del saber y colonialidad del ser. Por ello, el giro descolonial consiste en desprenderse de las categorías de pensamiento que la justifican en la retórica de la modernidad y naturalizan la colonialidad del saber y del ser. La colonialidad es constitutiva de la modernidad y los movimientos sociales identitarios son las respuestas a la colonialidad del saber, del ser y del poder. El giro descolonial es complementario, pero distinto a la teoría crítica porque comienza en la gestación de la matriz colonial de poder, la colonialidad del ser y del saber. Al respecto, existen tres momentos básicos de los movimientos anticoloniales: 1) Los movimientos anti-coloniales en Tawantinsuyu y Anahuac, explicados por Waman Puma de Ayala en su “nueva crónica y buen gobierno”. 2) Las rebeliones en la India británica contra el imperialismo inglés donde la obra de Mahatma Gandhi resultó esencial. 3) Las rebeliones en el Caribe (revolución haitiana) y las luchas descoloniales en Argelia que motivaron la crítica descolonial de Frantz Fanon (Walsh et al., 2006).

Mignolo menciona que en 2003 hubo una reunión del proyecto modernidad/colonialidad en la Universidad de Carolina del Norte y el tema fue “Teoría crítica y Des-colonización”. Después hubo otra reunión en Berkeley en 2005 sobre: “El mapeo del giro des-colonial” y el tema central fue que el pensamiento des-colonial surgió desde la fundación de la modernidad/colonialidad, como su contrapartida. El giro epistémico des-colonial surgió en contraposición de la matriz colonial de poder, por lo que se trató de una apertura del pensamiento, de formas de vida y el desprendimiento de la retórica de la modernidad. Por consiguiente, el pensamiento des-colonial se encontraba en oposición a la teoría política eurocentrista. Un aspecto que sobresale en la genealogía global del pensamiento des-colonial de Mignolo es la pluralidad: Mahatma Gandhi, Frantz Fanon, Rigoberta Menchú, el movimiento Sin Tierras en Brasil, los Zapatistas en Chiapas, los movimientos indígenas y Afros en Bolivia-Ecuador-Colombia, el Foro Social Mundial y el Foro Social de las Américas (Walsh et al., 2006).

Por otra parte, Mignolo en Desobediencia epistémica: Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad (2010) afirmaba que la colonialidad del poder estaba atravesada por controles del saber, del ser, del hacer, del pensar, etc. Colonialidad y descolonialidad representaban una ruptura con la postmodernidad y la postcolonialidad, mientras que la crítica post-colonial fue un proyecto de transformación que operó en la academia europea y estadounidense (Mignolo, 2010). La gramática de la descolonialidad comienza cuando se toma conciencia de los efectos de la colonialidad del ser y del saber. La descolonización del ser y del saber va desde abajo hacia arriba, de la sociedad civil activa hacia el control imperial de la autoridad y la economía. Un mundo donde muchos mundos puedan coexistir solamente puede lograrse con trabajo compartido y metas comunes en la diversidad (Mignolo, 2010).

La crítica de los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales

Daniel Mato en el capítulo “Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder” en Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder se enfoca en la crítica a la definición de los estudios culturales, porque menciona que García Canclini consideraba que realizaba estudios culturales antes de que se llamaran así, y Beatriz Sarlo afirmó que en Argentina no los llamaban de esa forma y con Carlos Altamirano crearon una maestría llamada “Sociología de la Cultura y Análisis Cultural”, porque el concepto Cultural Studies fue puesto en circulación masiva por la academia estadounidense. Mato establece que a finales del siglo XX en América Latina se institucionalizaron los estudios culturales latinoamericanos, como consecuencia de la institucionalización de los Cultural Studies en universidades de Estados Unidos, Inglaterra y Australia y algunos los denominan Latin American Cultural Studies (Mato, 2002).

Mato explica la importancia del idioma inglés en los estudios sobre América Latina, ya que algunos investigadores no pueden leer en castellano o les dan más importancia a los estudios publicados en inglés, lo que se vincula con una ignorancia arrogante asociada a las relaciones de poder a escala mundial. Los estudios culturales también se expandieron en Latinoamérica, gracias a intercambios en las prácticas de académicos e intelectuales de América Latina con sus colegas de universidades de Estados Unidos y Gran Bretaña, así como asociaciones académicas, editoriales y revistas científicas. No obstante, a pesar de la expansión de los estudios culturales en América Latina no se realiza una reflexión crítica de lo que representan. Por ello, se debe evitar la naturalización de los estudios culturales que normalizan la exclusión de prácticas relevantes en cuanto a cultura y poder, porque se relacionan política y epistemológicamente con los contextos y movimientos sociales latinoamericanos (Mato, 2002).

Mato critica los estudios culturales en América Latina por su desconocimiento de los contextos latinoamericanos y porque se explican solamente dentro de las prácticas de las universidades en Gran Bretaña o Estados Unidos. La forma de evitar la repetición sin crítica de los estudios culturales es hacer visible el amplio campo de prácticas intelectuales en poder y cultura en Latinoamérica. Es necesario tener en cuenta que América Latina no es homogénea y que la idea de América Latina ha estado ligada a las prácticas de la diplomacia francesa. Además, en América Latina las personas no se dedican exclusivamente al ámbito académico, lo que contribuye a que las voces críticas se identifiquen más como intelectuales que como académicos. Por ello, debido a la institucionalización de los Cultural Studies, no es válido traducir de manera literal y descontextualizada el concepto de “Estudios Culturales Latinoamericanos” porque esta traducción puede conducir a adoptar teorías extranjeras a las cuales les buscan similitudes en Latinoamérica (Mato, 2002). Al respecto, Walter Mignolo explica que desde hace finales del siglo XX existe el debate sobre si los estudios postcoloniales y los estudios culturales son una imposición estadounidense en América Latina (Walsh et al., 2006).

Mabel Moraña en el capítulo “El boom del subalterno” estudia las relaciones entre hibridez y subalternidad, y la apropiación de ambos conceptos en el espacio teórico de estudios desde y sobre América Latina. Desde los años sesenta los latinoamericanos asumieron que la hibridez captaba la experiencia cotidiana y la producción cultural desde la Colonia hasta nuestros días. La noción de hibridez era utilizada como sinónimo de sincretismo o intercambio cultural y como contraposición de la ideología colonialista. La hibridez dentro del contexto de globalización incorporaba el particularismo a la nueva universalidad del capitalismo transnacionalizado. La hibridez en Canclini era una fórmula de conciliación y negociación ideológica entre la sociedad civil en América Latina y los grandes centros del capitalismo mundial (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

En Estados Unidos la noción de hibridez se asociaba con pensamiento poscolonial y la ideología de las minorías por lo que el “boom del subalterno” era el fenómeno de diseminación ideológica de una categoría englobante y homogeneizadora que busca abarcar a todos aquellos sectores subordinados a los discursos del poder. Sin embargo, en Latinoamérica el concepto de subalterno no era nuevo y el “boom del subalterno” se refería a un discurso en tres niveles: 1) Boom alude al montaje ideológico-conceptual promoviendo los estudios subalternos como parte de una agenda. 2) Se refiere a la manera cómo las relaciones de subordinación (marginación, explotación, dependencia, etc.) político-social se convertían en campo de conocimiento. 3) Aludía a la forma en que ese objeto de conocimiento era elaborado desde una determinada posición de discurso en Estados Unidos. De esta forma, hibridez y subalternidad eran nociones claves para el conocimiento de las relaciones Norte-Sur y para la refundamentación del privilegio epistemológico que ciertos lugares mantenían en el contexto de la globalidad. Planteaban la pregunta sobre la posición de América Latina como constructor de la posmodernidad, y eran parte de la agenda de una nueva izquierda que buscaba una voz dentro de la globalidad (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Por su parte, Nelly Richard en el capítulo “Intersectando Latinoamérica con el latinoamericanismo: discurso académico y critica cultural” explicó que la creación de los estudios latinoamericanos y lo latinoamericano como objeto de estudio estaba relacionada con la problemática de la subalternidad. Los estudios culturales y los estudios latinoamericanos compartían la idea de mezclar pluridisciplinariedad y transculturalidad para responder a las nuevas categorías entre lo culto y lo popular, lo central y lo periférico, lo global y lo local. De esta forma el tema del “latinoamericano” ponía en escena la tensión entre lo global y lo local, lo central y lo periférico, lo dominante y lo subordinado, lo colonizador y lo colonizado (Castro-Gómez y Mendieta, 1998).

Conclusiones

Por lo tanto, los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales tuvieron un gran impacto en las universidades en América Latina a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, pero eran criticados porque fueron exportados de Estados Unidos y remitían tanto a un proyecto ajeno a la tradición latinoamericana, como a la imagen de un paquete hegemónico a causa de la institucionalización académica desde Estados Unidos, generando un estigma colonizador.

En este artículo se estudiaron las discusiones que surgieron en las últimas décadas sobre el análisis de América Latina desde el extranjero: la historia de los estudios culturales, sus ventajas y desventajas, los estudios subalternos y su interpretación de la relación centro-periferia, la teoría posoccidental y la reflexión crítica sobre la historia en América Latina, los estudios poscoloniales y la crítica de la herencia epistemológica del colonialismo, los estudios decoloniales: contra la colonialidad del poder. Asimismo, se mostraron algunas de las críticas que establecieron los investigadores de los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales para defender o rechazar corrientes de pensamiento distintas a las suyas, por lo que una característica de esos estudios fue establecer quién ostentaba el poder para realizar análisis sobre América Latina.

Los estudios culturales, subalternos, poscoloniales y decoloniales (surgidos fuera de América Latina), como se ha demostrado, recibieron críticas y reproches incluso por parte de los mismos integrantes de estos movimientos. Sin embargo, a pesar de todo generaron aspectos positivos dentro de los estudios sobre Latinoamérica, al rechazar las jerarquías culturales y utilizar la multidisciplinariedad y transculturalidad para abrir las fronteras del conocimiento más allá del paradigma occidental dominante. Esta situación motivó a repensar las relaciones centro-periferia y local-global, así como reflexionar sobre los límites del occidentalismo y la colonialidad del poder, saber y ser, en un contexto posmoderno. De esta forma, por medio de este artículo se comprendieron las causas del impacto que tuvieron estas discusiones en las universidades de América Latina y Estados Unidos.

Referencias

Beuchot, M. (2004). Hermenéutica, analogía y símbolo. Editorial Herder.

Beverley, J. (2004). Subalternidad y representación. Debates en teoría cultural. Iberoamericana/ Vervuert.

Castro-Gómez, S. (2001). Reseña de “Apogeo y decadencia de los estudios culturales: Una visión antropológica” de Carlos Reynoso. Fronteras de la historia, (6), 229-241. https://www.redalyc.org/pdf/833/83306008.pdf

Castro-Gómez, S., y Mendieta, E. (Coords.). (1998). Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate. Porrúa / Universidad de San Francisco.

Gadamer, H. G. (1993). Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica (v. I). Ediciones Sígueme.

Mato, D. (Comp.). (2002). Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. CLACSO.

Mato, D. (Comp.). (2005). Cultura política y sociedad. CLACSO.

Moraña, M., y Gustafson, B. (Eds.). (2010). Rethinking intellectuals in Latin America. Ed. Iberoamericana / Vervuert.

Mignolo D., W. (2005). La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial. Editorial Gedisa.

Mignolo D., W. (2010). Desobediencia epistémica: Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Del Signo.

Reynoso, C. (2000). Apogeo y decadencia de los estudios culturales: Una visión antropológica. Gedisa.

Walsh C., García Linera, A., y Mignolo, W. (2006). Interculturalidad, descolonización del estado y del conocimiento. Del Signo.

Notas de autor

* Es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos por la Universidad de Toulouse, Francia. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, Nivel 1, y Posdoctorante del 2020 al 2024 en el CIESAS-Occidente.

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