Reseñas

Birle, Peter, Enrique Fernández Darraz y Clara Ruvituso (eds.) (2021). Las izquierdas latinoamericanas y europeas. Idearios, praxis y sus circulaciones transregionales en la larga década del sesenta. Madrid/Frankfurt a.M. Iberoamericana/Vervuert. (218 pp.)

María O´Higgins *
Universidad Nacional de La Plata, Argentina

Birle, Peter, Enrique Fernández Darraz y Clara Ruvituso (eds.) (2021). Las izquierdas latinoamericanas y europeas. Idearios, praxis y sus circulaciones transregionales en la larga década del sesenta. Madrid/Frankfurt a.M. Iberoamericana/Vervuert. (218 pp.)

Wirapuru Revista Latinoamericana de Estudios de las Ideas, núm. 3, pp. 1-5, 2021

Ariadna Ediciones

Birle Peter, Fernández Darraz Enrique, Ruvituso Clara. Las izquierdas latinoamericanas y europeas. Idearios, praxis y sus circulaciones transregionales en la larga década del sesenta.. 2021. Madrid/Frankfurt. Iberoamericana/Vervuert. 218pp.. 9788491921721

Autor@s: Peter Birle-Enrique Fernández Darraz-Clara Ruvituso (Introducción), Matías Marambio de la Fuente, Jasper Vervaeke, Isabel Josefina Piniella Grillet, Cristian Montes Capó, Carolina Galindo, Dorothee Weitbrecht, Monika Wehrheim, Felipe Castilho de Lacerda, Clara Ruvituso, Klaus Meschkat, Jorge Locane, Michael Schulz.

Compilado y editado por Peter Birle, Enrique Fernández Darraz y Clara Ruvituso, Las izquierdas latinoamericanas y europeas: idearios, praxis y sus circulaciones transregionales en la larga década del sesenta recoge una selección de los trabajos presentados en el simposio “Contribuciones del Sur a la Transformación del Norte: América Latina y el movimiento del 68 en perspectiva global” que, en mayo de 2018, congregó en Berlín a cientistas sociales de América Latina y Europa y protagonistas históricos.

La publicación tiene por objeto contribuir a la historiografía más actual versada en la circulación internacional de ideas. En este sentido, busca pensar las asimetrías entre el sur y el norte global desde una perspectiva original, que parte del cuestionamiento de la direccionalidad tradicionalmente formulada en este tipo de estudios, a saber, “la circulación de idearios políticos y culturales desde el norte en el sur” (p. 10). En un gesto crítico que invierte el movimiento, la compilación hace foco en los alcances que tuvieron en las izquierdas europeas –especialmente en la alemana– las teorías y los movimientos sociales y políticos emancipatorios gestados en América Latina durante la larga década de los 60. Cabe destacar que el sentido de la propuesta es privilegiar los entrecruzamientos.

Como se indica en el título y se desarrolla en la sección introductoria, el libro abarca fundamentalmente el periodo que va desde la Revolución Cubana (1959) hasta el golpe militar en Chile que puso fin al gobierno de la Unidad Popular (1973). Está compuesto por una introducción y doce capítulos, organizados a su vez en dos partes. La primera de estas, “Literatura y política: intelectuales de izquierda entre revolución y represión”, agrupa cuatro artículos que abordan distintos estudios de caso de imbricaciones entre la cultura y la política. Así, Matías Marambio de la Fuente inaugura el volumen con un estudio sobre el rol mediador y dinamizador de Cuba en los debates de la izquierda cultural de los 60. Para eso se centra en el congreso que tuvo lugar en la isla en enero de 1968 y que fungió como un foro de intercambio y discusión entre intelectuales de distintas regiones. Este evento no fue un acontecimiento aislado, sino que más bien –indica el autor– se inscribió en el contexto de una circularidad más amplia que comprendía también los diálogos a nivel local e internacional que se desarrollaban en medios escritos: dos de las revistas más importantes que Marambio analiza son Casa de las Américas y Pensamiento crítico. En ambos casos evidencia no sólo la asistencia de los intelectuales cubanos a los debates en torno a temas como la revolución, el imperialismo y la elaboración de un programa cultural de izquierda, sino también su condición de iguales en los intercambios con los intelectuales extranjeros, pese a la posición periférica de la isla.

Partiendo de otro encuentro que también se remonta a 1968, pero que ocurrió en diciembre en Praga, en “Entre compromiso, crítica y cautela: Kundera, Fuentes, García Márquez y Cortázar en 1968”, Jasper Vervaeke repone las posiciones políticas que asumieron cuatro de los autores literarios más prominentes de aquel entonces. Se interroga sobre sus posturas frente a la revolución cubana (1959), el mayo francés (1968) y la invasión rusa de Checoslovaquia (1968). Encuentra diferencias muy marcadas entre ellos: Carlos Fuentes y Julio Cortázar fueron no sólo entusiastas sino también testigos y participantes activos de las manifestaciones de la izquierda estudiantil, mientras que Gabriel García Márquez, por el contrario, se mostró suspicaz y hasta apolítico. El caso de Kundera, por su parte, merece, debido a su extensión, un estudio por separado, según el autor. No obstante, el artículo concluye con la importancia que cobró Latinoamérica para el escritor checo tras este encuentro y, sobre todo, a partir de su amistad con Fuentes.

A continuación, en “Engranajes de la cultura protestataria: la izquierda cultural venezolana a la luz del proyecto interamericano de Nueva Solidaridad y en diálogo con la generación beat”, Isabel Josefina Piniella Grillet aborda desde la historia intelectual las intervenciones artísticas contraculturales de un colectivo de poetas venezolano a la luz de los entrecruzamientos que tuvo con movimientos artísticos norteamericanos, en particular los de la llamada generación beat. En este sentido, discute con aquellas posturas que imprimen a las manifestaciones locales categorías estéticas extranjeras, en tanto que este tipo de interpretaciones suelen obturar tanto las especificidades como las circularidades y derivan, en consecuencia, “en una comprensión unidireccional del fenómeno” (p. 52). En efecto, este es el aporte más interesante de la autora. En base al análisis de las contribuciones en medios gráficos con alcance internacional –como las revistas El corno emplumado y Rayado sobre el Techo, entre otras–, del Primer Encuentro de Poetas celebrado en México en 1964 y del Movimiento Nueva Solidaridad, el estudio restituye los vínculos, paralelismos y las divergencias poéticas entre la cultura contestataria latinoamericana y la norteamericana.

En “La narrativa chilena en tiempos de la Unidad Popular: literatura y sociedad”, Cristian Montes Capó indaga en la producción literaria chilena durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973). Constata el compromiso de autores chilenos con el proyecto transformador del partido que llevó a Salvador Allende a la presidencia y reafirma, además, en concordancia con la tesis de estos escritores, la facultad que posee la literatura de representar y problematizar la realidad política y social. Identifica dos tipos de relatos ficcionales: las narrativas que tematizan la juventud y los que asumen aspectos concretos de la tesitura política nacional. Dentro del primer grupo son destacados y estudiados trabajos de Carlos Olivárez y Antonio Skármeta. En relación a la literatura como testimonio social se analizan obras de Guillermo Atías y de Fernando Jerez.

La segunda parte “América Latina y los tercermundismos alemanes: mitos, proyecciones y circulación transregional de idearios políticos y pensamiento crítico” comprende ocho estudios que analizan diferentes casos de mediación que hicieron posible la itinerancia de ideas –teoría social, ensayos políticos y literatura– desde el sur hacia el norte global.

En “El guerrillero como el nuevo sujeto histórico latinoamericano: la experiencia colombiana en los años sesenta”, Carolina Galindo establece una comparación entre la figura del partisano y la del guerrillero. Sostiene que, si bien para la perspectiva militar estos dos términos han sido prácticamente intercambiables, desde el punto de vista histórico es posible advertir diferencias. Así pues, el guerrillero sería un fenómeno exclusivamente latinoamericano, en la medida que surgió de las luchas anticoloniales. Se aparta, a su vez, del partisano, por lo que produce en el imaginario colectivo, a saber, la asociación de la resistencia con el éxito de la conquista. Esta lectura es completada con un análisis de caso que tiene como protagonista al cura colombiano Camilo Torres Restrepo. Torres no sólo lideró la lucha antiimperialista en su país, sino que también fue fuente de inspiración para otros jóvenes religiosos.

En “Exploración de un mito: las estadías de alemanes occidentales del movimiento del 68 en América Latina y el nacimiento de una red transnacional”, Dorothee Weitbrecht hace foco en un aspecto de la circulación de ideas entre el sur y el norte global que hasta ahora ha sido poco estudiado: el sistema de alianzas y solidaridades entre estudiantes alemanes y extranjeros que se consolidó notablemente tras las revueltas del 68. Con esto, la autora hace énfasis en la importancia que tuvo la movilidad de estudiantes y jóvenes académicos que posibilitó, no sólo la transferencia de ideas y de teorías del sur al norte, sino además la puesta en marcha de un programa político y social común, que muchas veces se plasmaba en la ejecución de proyectos de beneficiencia y/o la colaboración en grupos de trabajo. En este sentido, cobra relevancia el estudio de los programas de becas de instituciones como el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), las fundaciones políticas (sobre todo la Fundación Friedrich Ebert [FES]) y el Servicio Alemán de Desarrollo (DED), además de los viajes individuales. La autora concluye que el paso por América Latina les habilitó a los alemanes solidarizados con los movimientos de izquierda locales un marco para la comprensión de la violencia y las tácticas de lucha latinoamericanas que, de otro modo, no hubiese sido posible. En este sentido, si bien se abstenían de practicarlas, encontraban esa vía “moralmente justificada” (p. 115).

En “El debate sobre la lucha armada: la trayectoria de los Tupamaros hacia Alemania”, Monika Wehrheim revisita el impacto que tuvieron los grupos guerrilleros latinoamericanos, en particular el de los “Tupamaros” de Uruguay, en la conformación de la guerrilla urbana en Alemania del Oeste. Debate con la tesis ampliamente extendida que afirma que la Fracción Armada Roja ([RAF], una de las organizaciones de extrema izquierda más activa de Berlín Occidental), habría copiado su modus operandi de los grupos de izquierda uruguayos. Se pregunta entonces de dónde surgió este "malentendido" y cuáles fueron, en efecto, los vínculos entre los militantes de izquierda a uno y otro lado del Atlántico. La autora llama la atención sobre una publicación de 1971 de la editorial Wagenbach, que reúne diversos textos sobre las estrategias de lucha en Latinoamérica: muchos de los artículos que la conforman están dedicados a los Tupamaros uruguayos, el libro culmina con el manifiesto de la RAF. La hipótesis que guía el estudio es que la confluencia de estos textos terminó confundiendo a la prensa burguesa, que inmediata y erróneamente extendió los análisis sobre el accionar de los Tupamaros a los de la RAF. Para la autora es evidente que no existen lazos entre ambos movimientos, ya que la RAF fundamentó su práctica en el pensamiento de Mao y no en la metodología de los activistas uruguayos.

En “Os três encontros da América Latina com o catálogo da Trikont Editorial”, Felipe Castilho de Lacerda se ocupa del artesanal trabajo de mediación de la editorial Trikont en la República Federal de Alemania (RFA), que logró con éxito la traducción, publicación y reedición de distintas obras latinoamericanas; entre las más destacadas está la de Los diarios del Che Guevara. Trikont fue una editorial creada en 1967 por un grupo de jóvenes militantes de izquierda, que gracias a sus conexiones transregionales (a veces directas, otras indirectas) con estudiantes e intelectuales –como Giangiacomo Feltrinelli y François Maspero– jugó un rol fundamental en la difusión de los idearios revolucionarios latinoamericanos en Europa. En este artículo Castilho de Lacerda reconstruye los sucesos y convergencias que devinieron en la fundación del proyecto editorial, analiza su perfil y programa políticos y ahonda en las transformaciones que fue experimentando de acuerdo a la coyuntura. El estudio ofrece lúcidas claves de análisis para comprender el auge del ensayo político que se dio en la RFA en el marco de las agitadas décadas de los sesenta y setenta.

Seguidamente, Clara Ruvituso también posa su mirada en una editorial de la RFA, pero de mayor tamaño, la muy prestigiosa Suhrkamp. La mayoría de las investigaciones que tienen por objeto el estudio de los títulos latinoamericanos en esta editorial se ciñen a las traducciones y publicaciones de los autores del boom, las cuales fueron promovidas por Siegfrid Unseld y Michi Strausfeld desde mediados de los años setenta. En “El «otro» boom: la traducción de teoría social latinoamericana en Suhrkamp (1968-1980)”, Ruvituso demuestra que, hacia fines de los sesenta, la inclusión de algunos trabajos de teóricos de la dependencia y la liberación latinoamericanos en la colección edition preceden al catálogo literario del boom. A través de entrevistas y el análisis de cartas y paratextos, Ruvituso traza las redes de intercambio transatlántico que hicieron posible por primera vez el reconocimiento de la teoría social del sur en el norte.

Por otro lado, a continuación, encontramos un texto que destaca de los demás en la compilación, el de Klaus Meschkat, quien nos presenta, en lugar de un análisis, un testimonio: “De cómo la Fundación Ford trajo a estudiantes latinoamericanos a Berlín Occidental: una mirada retrospectiva sobre un programa de becas en los años 60”. A fines de la década de los 60, una cohorte de becarios latinoamericanos se incorporó al Instituto de Estudios de Europa Oriental de la Universidad Libre de Berlín para realizar estudios de Máster. Los estipendios de la Fundación Ford que financiaban los programas de estos estudiantes eran, en realidad, parte de un plan oculto para promover líderes anticomunistas. Meschkat –que entonces dictaba una materia introductoria a los textos de Marx– fue testigo de un proyecto malogrado. En su ensayo el autor repone la militancia de los becarios en Berlín Occidental, sus vínculos con las asociaciones estudiantiles de izquierda y sus posteriores derroteros intelectuales por los senderos de la teoría crítica y la heterodoxia marxista.

En “Adalbert Dessau, la invención estratégica de un continente y la emergencia de los estudios literarios latinoamericanos en Alemania”, Jorge Locane se ocupa de un capítulo de la historia de la Romanística que hasta la fecha ha recibido escasa atención: el programa transformador que impulsó Adalbert Dessau a través del Instituto Latinoamericano (LAI) de la Universidad de Rostock (fundado en 1964 y que, tras la Tercera Reforma Universitaria de la República Democrática Alemana (RDA), en 1968, fue convertido en Sección de Estudios Latinoamericanos [SLAW]). En su estudio Locane demuestra sólidamente que la incorporación de América Latina a los planes de estudios en Rostock resultó ser más que una mera cuestión formal. En los años que funcionaron el LAI y la SLAW, la Filología Románica –tal como se las impartía hasta entonces, es decir, con predominio de las literaturas francesa y española– fue sustituida por lo que el autor llama los “Estudios literarios latinoamericanos”. Este gesto no debe entenderse como un simple quid pro quo motivado por la efervescencia revolucionaria que estaba atravesando el continente latinoamericano, sino (también) como una contrapropuesta, un cambio de paradigma, desde el cual abordar las obras literarias. En este punto, Locane es concluyente: analizar la literatura latinoamericana desde el marxismo implica “explicar [las obras] en relación a su contexto”, es decir, “atender a sus propias condiciones materiales de producción” (p. 190).

En la última contribución de la serie, Michael Schulz se interroga por la recepción de la Teología de la Liberación a los dos lados del Muro de Berlín y su alcance hasta nuestros días. Encuentra que, a pesar de las diferencias de contexto, es posible establecer algunas conexiones entre la Teología europea y la latinoamericana. Si bien, por ejemplo, la primera abrazó sobre todo su mensaje espiritual y en menor medida el material (es decir, su dimensión marxista), en las dos Alemanias también es posible reconocer el impacto que tuvo en la transformación de la sociedad. Perceptible, por ejemplo, en la RDA en la Revolución Pacífica de 1989 o, en la RFA en las tesis desarrolladas por teólogos tanto de la iglesia católica como de la protestante.

En suma, la compilación cumple sobradamente con el objetivo que se propone: ofrecer claves de análisis agudas para comprender la complejidad de la transferencia de ideas en la dirección Sur-Norte. En este sentido, un mérito evidente del libro es que, además de atender a la direccionalidad hasta ahora menos estudiada, nos adentra en su espesor. Pues, al concluir la lectura verificamos que el fenómeno de la circulación rebate la idea de “copia” o “influencia” y, por el contrario, pone de relieve entrecruzamientos; es decir, las negociaciones, adaptaciones, traducciones y reinterpretaciones que son constitutivas de este proceso. De este modo, además, da lugar a futuras investigaciones: a partir de sus contribuciones, ciertamente, podrán visibilizarse y revisitarse los efectos del sur en el norte global. Los numerosos ejemplos que aquí se ofrecen dan cuenta que el impacto del pensamiento y las luchas de los movimientos de izquierda latinoamericanos en Europa no ha sido menor ni eventual.

Notas de autor

* Argentina. Prof. de Historia. Doctoranda por la Universidad Nacional de La Plata.

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