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Responsables de grupo y recuperadores urbanos. Mediaciones y territorialidad en el trabajo para el sistema de recolección diferenciada de residuos del microcentro de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina)
Group leaders and urban waste pickers. Mediations and territoriality in the work for the differentiated waste collection system in the microcenter of the City of Buenos Aires (Argentina)
Líderes de grupo e catadores de lixo urbano. Mediações e territorialidade no trabalho para o sistema diferenciado de coleta de resíduos no microcentro da cidade de Buenos Aires (Argentina)
Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo, vol. 6, núm. 14, 2022
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Artículos

Los autores conservan los derechos

Recepción: 18 Febrero 2022

Aprobación: 24 Mayo 2022

Resumen: Este artículo describe y analiza el modo en que los recuperadores urbanos (cartoneros) que integran el sistema de recolección diferenciada de la ciudad implementan la recolección de residuos sólidos urbanos secos en el microcentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina). Asimismo, se destaca el rol que cumplen los responsables de grupo, una figura estatal creada específicamente para realizar el monitoreo del accionar de esos recuperadores urbanos. La investigación que da lugar a este artículo parte de una perspectiva cualitativa y un enfoque etnográfico. Se describen dimensiones y roles de actores clave para el funcionamiento del sistema de recolección que hasta ahora no habían sido exploradas por la literatura académica afín a esta problemática, a la vez que se acentúa la relevancia que poseen las vinculaciones y los flujos que hacen a la organización cotidiana de la política pública y a las dinámicas de la territorialidad urbana en el marco de las relaciones laborales de los actores mencionados.

Palabras clave: residuos, cartoneros, espacio urbano, política pública, territorialidad.

Resumo: Este artigo descreve e analisa a forma como a coleta de resíduos sólidos urbanos secos é implementada no Microcentro da Cidade Autônoma de Buenos Aires pelos cartoneros (catador de material reciclável) que fazem parte do Sistema de Coleta Diferenciada da cidade. Da mesma forma tambén se destaca o papel que desempenham os Responsáveis do Grupo, servidores estaduais responsáveis ​​por parte da implementação dessa política pública. A pesquisa em que se baseia enfatizou uma perspectiva qualitativa e uma abordagem etnográfica. São descritas dimensões e papéis dos atores-chave para o funcionamento do sistema de coleta ainda inexploradas pela literatura acadêmica relacionada a esse problema, ao mesmo tempo em que são descritas a relevância dos vínculos e fluxos que fazem o funcionamento das políticas públicas e a dinâmica da territorialidade urbana no quadro das relações laborais dos dois tipos de atores mencionados.

Palavras-chave: Resíduo, Catadores de lixo, Espaço urbano, Políticas públicas, Territorialidade.

Abstract: This article describes and analyzes the way in which the public policy of waste collection (recyclable municipal solid waste) is implemented in downtown Buenos Aires city by the cartoneros (waste pickers) that are part of the Differentiated Collection System. Also stands out the role they play by the Group Supervisors, state employees in charge of part of the implementation of this public policy. The research on which it is based emphasized a qualitative perspective and an ethnographic approach. The article describes dimensions and roles of key actors for the operation of the collection system that until now had not been explored by the academic literature related to this problem are described, emphasizing the relevance of the links and flows that make the functioning of public policy and the dynamics of urban territoriality in the framework of the labor relations of the two types of actors mentioned.

Keywords: Waste, Waste pickers, Urban space, Public politics, Territoriality.

El centro de la ciudad, lugar privilegiado de intercambios (…), punto de saturación semiológica (…), es también el lugar de la aventura, del acaso, de la extravagancia, de las fugas. Flujos de poblaciones, flujos de deseo… (Néstor Perlongher, 1993 [1987]: 27).

INTRODUCCIÓN

Una serie de trabajos han tenido como objeto analizar las importantes transformaciones que sucedieron en la gestión integral de residuos sólidos urbanos (RSU) de la CABA1 durante las últimas dos décadas (Dimarco, 2010; Maldovan Bonelli, 2014; Schamber y Suárez, 2012; Villanova, 2015). Incluso algunos de ellos se interesaron en el sistema de recolección diferenciada de residuos secos (SRD) que se implementa aquí desde el año 2013 (Gurrieri Castillo, 2020; Gutiérrez, 2020; Schamber y Suárez, 2021; Schamber y Tagliafico, 2021). Sin embargo, permanece aún vacante el análisis del modo en que dicho SRD, que es común para todo el territorio de la Ciudad, se implementa en espacios específicos, que debido a sus características propias (más residenciales, comerciales, administrativas o industriales, con residencias bajas o edificios de altura, cuyos habitantes ostentan alto, medio o bajo nivel socioeconómico, etcétera), adopta prácticas particulares. Dicha literatura tampoco se ocupó del análisis de la figura denominada responsable de grupo (RG), agente estatal creado con el propósito de monitorear y supervisar la tarea de los recuperadores urbanos (RU)2 que ejecutan el SRD. En el año 2019 había 78 RG para toda la ciudad, y su distribución por género y rango de edad se aprecia en la siguiente tabla (tabla 1).

Tabla 1
Responsables de Grupo en el Sistema de Recolección Diferenciada de la CABA, distribuidos por rango etario y género, 2019

Fuente: Dirección General Operación Reciclado - GCABA

Basada en el empleo de técnicas etnográficas que combinaron observación participante y no participante, entrevistas itinerantes programadas y espontáneas, superficiales y en profundidad, abiertas y semiestructuradas (Guber 2001 y 2018, Kornblit, 2007; Valles, 2000), la investigación de campo que nutre este trabajo se desarrolló entre abril y diciembre del año 2019 en el microcentro3 de la CABA. Allí se observó la significativa vinculación que se establece entre los RU y los RG para la construcción de una singular territorialidad urbana. Se trató de rastrear las asociaciones, de seguir a los actores “al moverse entre cosas que han agregado a las capacidades sociales de modo de hacer más duraderas las interacciones en continuo cambio” (Latour, 2008: 102). Entendemos al territorio como dimensión del espacio que permite concentrarnos en las relaciones de poder que lo constituyen (Haesbaert, 2013), y consideramos que, en un sentido relacional, todo territorio -también el urbano- se define, principalmente, con referencia a las relaciones sociales en las que se inscribe y se configura en una red de prácticas y tecnologías de poder (Haesbaert, 2011). Todo movimiento de territorialización será entendido, entonces, como la producción de mediaciones espaciales que proporcionan capacidad de control sobre los flujos que atraviesan el territorio. Este poder, al igual que el territorio, es siempre multiescalar y multidimensional (Haesbaert, 2011: 82-83) y posee a su vez una dimensión simbólica que resulta inescindible de la materialidad espacial (Haesbaert, 2011: 31). Al referirnos a esta dimensión simbólica, es decir, al “campo de representaciones territoriales que los actores sociales portan consigo”, hablaremos de territorialidad (Haesbaert, 2013: 27).

El microcentro porteño, comprendido por las zonas aledañas a la Plaza de Mayo (barrios de San Nicolás y Montserrat), constituye el epicentro de la actividad política, administrativa y comercial de la CABA. Como tal, es el espacio de importantes intercambios y el locus privilegiado para el flujo de poblaciones, de dinero, de materiales diversos. La concentración de oficinas y de actividad comercial provoca en consecuencia altos niveles de RSU secos con apreciado valor comercial: papeles blancos, de oficina y cartones de fibra larga y buena resistencia. Si bien los recuperadores urbanos realizan su trabajo a lo largo del día, una mayor concentración se produce en las últimas horas de la tarde, en el momento en que vacían las oficinas y se disponen en las veredas y contendores muchos de los materiales reciclables generados durante la jornada. Entre marzo y diciembre del año 2020 y algunas semanas de invierno del año 2021, la cuarentena establecida por la pandemia por SARS-CoV-2 cortó abruptamente los flujos de personas y materiales, así como también la recolección llevada a cabo por los RU en el Microcentro. El impacto de estos imprevistos acontecimientos no fue contemplado en esta investigación, pero plantea una oportunidad para continuar observando y analizando el modo en que se compone la territorialidad y se disponen allí las vinculaciones a partir de las cuestiones que de aquí se desprenden.

SRD EN LA CIUDAD Y EN EL MICROCENTRO

Durante 2012 se llevó a cabo un concurso público para cooperativas de recuperadores que concluyó con la firma de contratos sociales para el servicio de recolección de RSU secos de la CABA en enero de 2013, entre el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad (MAyEP) y doce cooperativas de recuperadores. Así se dio comienzo formalmente al SRD en la Ciudad de Buenos Aires. En la práctica, su implementación implicó un mayor grado de reconocimiento institucional para políticas que ya se encontraban en funcionamiento (Gurrieri Castillo, 2018; Schamber y Suárez, 2012 y 2021): la entrega de vestimenta de trabajo, guantes, credenciales de identificación, obra social, seguro de accidentes personales, monotributo social, y el pago de un incentivo4. Si bien la Ciudad se dividió en zonas de trabajo para cada cooperativa, esto no se tradujo en una homogeneización de tareas en cada territorio, sino que continuaron primando las diferentes modalidades que respondían a características de los territorios y de las cooperativas que operaban previamente en ellos.

En 2014 el gobierno local lanza el Programa de Promotores Ambientales (PPA) y se despliega en diferentes zonas de la CABA una modalidad de recolección denominada sistema de campanas. Si anteriormente cada RU realizaba una ruta con su propio carro recolectando el material que encontraba a su paso o éste le era entregado por sus clientes5, bajo el PPA aquel RU se reconvierte en un recuperador ambiental (RA), abandona la trashumancia y pasa a realizar sus tareas exclusivamente en una determinada parada. Estas transformaciones en el proceso de trabajo derivadas del pasaje al sistema de campanas implicaron una serie de mejoras en las condiciones de trabajo de los recuperadores, entre las que se cuentan la disminución del esfuerzo físico y de las horas de trabajo, e ingresos regulares y relativamente más altos a los obtenidos exclusivamente con la venta individual de los materiales recolectados (Schamber y Suárez, 2021; Schamber y Tagliafico, 2020) como era hasta entonces. No obstante, si bien progresivamente las distintas zonas de la CABA se incorporaron a dicha modalidad, el microcentro es la única que aún mantiene el sistema anterior y por lo tanto una modalidad de SRD diferente al resto de la Ciudad. Esto se debe principalmente a las particularidades que presenta este territorio: por un lado, la gran cantidad de materiales reciclables de mayor valor económico que se concentra en la zona, y por otro lado, como se verá, la heterogeneidad de situaciones personales de los RU que allí trabajan agrega mayor complejidad al intento del pasaje. Aquí no solo hay mayor cantidad de cartoneros fuera del sistema6, sino que muchos de ellos trabajan casi toda la jornada y obtienen ingresos muy superiores a quienes por estar dentro del sistema cobran incentivos y trabajan pocas horas. En otras palabras, el pasaje de RU a RA no resulta conveniente para los recolectores del territorio que produce residuos de gran valor geográficamente concentrados. El microcentro de la Ciudad se encontraba a fines de 2019 en una situación paradójica: constituía un territorio que representaba un “lugar privilegiado de intercambios” -usando palabras de Perlongher (1993: 27)-, donde los flujos de poblaciones y de materiales se intensifican y donde persisten formas organizativas previas a la intervención estatal que no encuentran allí los beneficios que sí evidencian sus colegas de otras zonas.


Figura 1.
Ruta de Microcentro, dividida en sus zonas a cargo de Responsables de Grupo, CABA, 2019
Fuente: Elaboración propia

En el SRD la ruta de microcentro se divide en siete zonas a cargo de nueve RG (ver figura 1). En ella trabajan alrededor de 150 RU pertenecientes a la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros, provenientes en su mayoría de Villa Fiorito, Lomas de Zamora (ver figura 2) -aunque también de municipios más alejados de la CABA como Florencio Varela o Berazategui. Se trata de casos que se trasladan por su propia cuenta y no en los micros que parten a la tarde desde Fiorito financiados por MAyEP-. Se estima que un número similar trabaja fuera del SRD7 en esta misma zona. Durante la jornada de trabajo en el microcentro los RU centran sus tareas en su respectiva parada y retiran el material de los clientes, es decir, de aquellos encargados de edificios o comercios o vecinos que realizan la separación inicial de los RSU secos y se lo entregan al recuperador. Estos compromisos con los clientes permiten la apropiación “de ciertos sectores y calles de la ciudad” (Gorbán, 2014: 147), estabilizando zonas de trabajo y flujos de materiales, lo que puede ser entendido como una forma de control sobre el territorio urbano en el que se inscriben.

La recolección en el microcentro no se realiza en el marco de un grupo o etapa que participa luego de la venta colectiva del material8, característica de los RA del resto de las zonas de la Ciudad. Aquí, tanto la recolección como la venta del material son individuales (o como núcleo familiar). Como además perciben un menor ingreso fijo (el incentivo es menor al salario de calle de los RA9), se torna primordial la recolección de la mayor cantidad de material reciclable posible. Por eso los RU priorizan los de mayor valor (papeles blancos y cartones), lo que constituyen otra diferencia con los RA10. No encontrarse, durante el trabajo de campo, con recuperadores que recolecten vidrios, o encontrar solo uno de ellos que junte latas de aluminio, puede leerse como un síntoma de la lógica que prima en el funcionamiento sistémico en el microcentro.

Al finalizar la jornada en el microcentro, entre diez y quince camiones recorren la ruta para cargar los bolsones con el material recolectado y trasladarlos al predio de Barracas (Av. Montes de Oca) donde serán vendidos. Este es un momento de reencuentro de los recuperadores después de la jornada de recolección, donde se recrea una grupalidad que contrasta con la relativa atomización que prima en los momentos de recolección. Junto con los camiones, pasa un colectivo que traslada a los recuperadores. Los cartoneros fuera del sistema en ocasiones también utilizan el servicio de camiones y colectivos. El predio de Barracas anteriormente estaba ubicado sobre la calle Herrera, pero con la instalación de las maquinarias y la puesta en funcionamiento del Centro Verde Barracas11, la descarga ahora se realiza en un espacio predio lindante. Hasta allí se acercan los depositeros12 para comprar los materiales a los recuperadores. Su presencia está supervisada por personal de la DGREC-MAyEP y de la propia cooperativa El Amanecer de los Cartoneros. Una vez realizada la venta individual, los recuperadores oriundos de Villa Fiorito comparten el traslado con los operarios que terminan su turno como operarios en el Centro Verde de Barracas en los micros subvencionados, mientras que los que habitan otros distritos lo hacen por su cuenta (ver figura 2).


Figura 2.
Territorio de residencia (en rojo), territorio de recolección (en celeste) y territorio de comercialización (en verde), CABA, 2019
Fuente: Elaboración propia

EL TRABAJO DE LOS RESPONSABLES DE GRUPO (RG)

Notas de campo sobre el recorrido cotidiano de Lucas (agosto, 2019)

Una tarde de agosto de 2019 a eso de las 18:30 nos encontramos con el responsable de grupo Lucas en la esquina de Avenida de Mayo y Perú para acompañarlo en su cotidiano recorrido. Los recuperadores urbanos que trabajan en esta zona retiran los bolsones de rafia de más de 1 m. de un camión que se estaciona en Avenida Roque Sáenz Peña (Diagonal Norte) y Maipú entre las 17:30 y las 18:00 aproximadamente. Algunos llegan antes de ese horario, incluso de mañana o al mediodía con bolsones propios, aunque ello no esté permitido. Es el caso de los hermanos López, por ejemplo, que cuentan con una camioneta propia que utilizan también para trasladar los bolsones recolectados. Los que retiran los bolsones a la tarde del camión que pertenece al SRD se trasladan en un micro que provee el MAyEP. Tras recibir los bolsones, se ubican en la paradaasignada, es decir, el lugar donde cada RU coloca sus bolsones, realiza la recolección y concentra sus tareas de clasificación de los materiales. Cada RU recibe el material reciclable que le entregan sus clientes y lo lleva a la parada, donde antes de ingresarlo al bolsón realiza una clasificación más fina. Privilegian papeles y cartones, mientras que plásticos, metales o vidrios se dejan de lado debido al volumen o peso que agregan al bolsón y el escaso precio de venta de los mismos. Lucas recorre nueve paradas en las que trabajan dieciocho RU (ver figura 3), cada uno de los cuales debe firmar la planilla de asistencia que él lleva todos los días.

Caminamos hacia Hipólito Yrigoyen y junto a un contenedor negro destinado a los RSU húmedos se ubica la paradade Jesús (RU). Lucas la cataloga como conflictiva por la habitual presencia de desechos fuera del contenedor y por el nivel de ausentismo de los RU que la tienen a cargo. Lucas es responsable de varias paradas conflictivas en su recorrido. Saca fotografías mientras los RU trabajan y vuelve a hacerlo una vez que el trabajo está finalizado. Luego, carga en un formulario de Google las fotos y agrega información: cuántos RU se encuentran trabajando en cada parada, cuántos bolsones hay allí y qué número de camión es el encargado de retirarlos.

Continuamos la marcha hacia la calle Alsina. Justo frente a las oficinas del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC), diez cartoneros (varones y mujeres) se concentran en una ranchada13. Lucas saluda a todos, pero solo algunos le firman la planilla. Se ríen distendidos recostados sobre los bolsones a medio llenar. Son más jóvenes que los de otras paradas. Tres o cuatro de ellos -los mayores— están de pie, junto a otros bolsones, clasificando material. Lucas conversa con el más viejo, de unos sesenta años y de nombre Sábato. Le pregunta por qué no estuvo viniendo días anteriores a lo que Sábato responde que estuvo enfermo, “algo engripado”. “¿Tomaste algo? ¿Te hiciste ver?”, le consulta Lucas. Sábato niega. “Té con limón, nomás”. Lucas le recomienda que se cuide y le hace firmar en la planilla incluso los días que faltó. Con algunos tiene ese gesto, dice. A solas Lucas expresa que esa parada “siempre es un bardo14”. “Hay mucha gente, muchos bolsones, muchos ranchando fuera del sistema”. Varios de ellos cartonean por su cuenta y, en algunos casos, pernoctan en el microcentro. A esos no les toma lista. “Acá tenés que conocer a todos los que están en la calle, a los que están adentro y a los que están afuera del sistema”, dice Lucas. Durante el recorrido cruzamos a otros cartoneros que están fuera del sistema a los que Lucas saluda por su nombre; incluso les solicita que intenten dejar limpio el lugar luego de realizar la recolección y clasificación. “Ellos hacen lo que quieren, pero yo al menos se lo tengo que decir”.

Atravesamos las nueve paradas que componen su recorrido buscando registrar a los veinte RU de su lista (ver figura 3). Otros RG del microcentro tienen a su cargo la supervisión de otras paradas y recuperadores. Además de registrar el presentismo, observan y controlan que no ingieran alcohol, que no estén acompañados por menores de edad, que usen el uniforme con logo de la cooperativa a la que pertenecen, que dejen la parada limpia. Si esas condiciones no son cumplidas pueden aplicar sanciones y descuentos. Al comienzo le costaba mucho realizar descuentos por ausencias, pero compañeros de trabajo le transmitieron que era mejor aplicar los descuentos cuando no asistían: “muchos no vienen a trabajar y quedan de gira en el barrio15. La amenaza de una sanción es una forma de que vuelvan al trabajo, de verles la cara y de poder charlar con ellos”. Por otro lado, “hay muchos cartoneros que están fuera del sistema y vienen siempre a trabajar, y es injusto para ellos que los que no vienen reciban contentos el incentivo”. En el propio relato de Lucas, se observa que el ejercicio de poder de los RG sobre las prácticas de los cartoneros se encuentra entrelazado con los afectos que se establecen entre ellos.

En lo que refiere a la relación con los clientes, como sucede en las etapas del PPA, la construcción de vínculos de confianza resulta una dimensión fundamental para consolidar el proceso de recolección. Allí la constancia o regularidad para retirar el material en el día y horario acordado, junto con otras dimensiones que hacen a la comunicación y a la presentación de sí de cada recuperador, constituyen variables importantes en la construcción de los vínculos. En el caso de microcentro, encontramos algunas otras particularidades. Aquí los RG mantienen un papel más activo respecto a la relación que tienen los RU con los clientes. Según cuenta Lucas, en varias ocasiones debe visitar comercios u oficinas (públicas y privadas) de su zona para acordar la separación del material reciclable y su entrega al RU que posee más cerca su parada. Lucas acude junto con el RU para presentarlo y acordar los días y horarios del retiro o simplemente inscribe el número del Documento Nacional de Identidad (DNI) del RU que se encargará del retiro. En ocasiones debe acudir horas antes de su ingreso al trabajo en el microcentro para poder presentarse en las oficinas donde los RU necesitan retirar el material. Hay generadores con los que alcanza una simple conversación para acordar las formas de separación junto con los días y horarios en que pasará el RU, pero también hay otros donde debe “mostrar firmeza” y “amenazar con una posible fiscalización por parte del ministerio (de Ambiente y Espacio Público)”. Los RG mantienen un seguimiento sobre el vínculo establecido entre RU y clientes.

Al llegar a la parada de Víctor, uno de los RU a su cargo, Lucas lo busca y no lo encuentra. La semana anterior había acordado con personal de una oficina pública nacional la entrega de material a este RU. Al encontrarnos con Iván, un cartonero fuera del sistema que conoce a Víctor, Lucas le dice “avisale que por favor no se olvide de retirar el material de Vialidad Nacional. No se lo van a dar a otra persona que no sea él”. La ausencia de Víctor comprometía la entrega del material y el acuerdo establecido con el organismo. “Decile que yo después no voy a poder hacer nada si no le quieren seguir entregando el material, eh”, le advierte. La escena muestra también cómo las ausencias o cierta inconstancia en el trabajo, pueden perjudicar al RU haciéndole perder un cliente y la cantidad de material recolectado. Este trabajo no tiene el reconocimiento institucional de la DGREC o el MAyEP (Lucas no percibe ningún beneficio de su empleador por ganar nuevos clientes en la zona), pero sí por parte de los RU16. La forma que adquiere la relación entre RG y RU está estrechamente vinculada al modo en que los RG asumen su lugar como mediadores frente a actuales y potenciales clientes.

Al recolectar el material de los comercios y oficinas, los RU entregan un remito o comprobante que detalla el tipo y cantidad aproximada que retiran. Cada comercio, oficina o edificio debe conservar dicho remito como comprobante de que en ese lugar se realiza la separación de residuos y materiales reciclables y que los reciclables se entregan al RU. Los RU se quedan con una copia del mismo para entregarla luego a su RG. Si bien hasta mediados de 2019, el mecanismo no era utilizado de forma generalizada por todos los RU y sus clientes, luego de una serie de inspecciones del personal del gobierno local, se sistematizó el registro de cada recolección a través del remito. La cuestión tomó entonces más importancia en el día a día.

Incluso los cartoneros que no participan del SRD entregan remitos a sus clientes. Situaciones similares se producen con el uso de micros y camiones, así como con la circulación de ropa que, en algunas ocasiones, los cartoneros fuera del sistema también visten. Al integrar las redes de trabajo en el espacio urbano, cartoneros fuera y dentro del sistema se entremezclan en el funcionamiento del SRD. Los fuera del sistema también hacen uso de los recursos de la ciudad, aunque sin percibir incentivos.

Lucas se cruza con recuperadores de otras zonas y con muchos cartoneros fuera del sistema. Aunque las relaciones con unos y otros varían, mantiene constante una premisa: “es importante llevarse bien con los cartoneros que están dentro y fuera del sistema, y que confíen en vos, porque así también te respetan y te escuchan”. Rolo, otro RG del microcentro dirá luego algo similar: “lo importante es que ellos sepan que pueden contarte las cosas, que ellos hablen, que uno escuche y que después se acuerde. No es ser amigos, pero sí un lazo de amistad”. Aunque la construcción de este tipo de vínculo de confianza o lazo afectivo pueda variar en los diferentes casos, constituye sin dudas un elemento importante a la hora de considerar el funcionamiento del SRD. Desde la perspectiva de los RG, este tipo de vinculación permite que los cartoneros “te escuchen”, “te respeten” o “te den bola”.

La contracara de esa relación es la instrumentalización de ciertas prácticas de los cartoneros como modo de protesta. Los hermanos López, quienes trabajan en una de las paradas del recorrido de Lucas, suelen dejar la parada intencionalmente sucia (con bolsas abiertas o rotas fuera del contenedor y residuos desparramados) cuando no obtienen respuesta a sus demandas. Esta práctica, en tanto intervención sobre el espacio urbano de trabajo, constituye una forma de protesta y de visibilización de un conflicto. La respuesta del RG, en esos casos, no es otra que la de advertir a su superior (coordinador de RG) y ponerlo al tanto de la situación.

Las sanciones que los RG pueden aplicar a los RU se dividen de acuerdo a si es el primer (un día de descuento), segundo (una semana de descuento) o tercer aviso (un mes de descuento). Luego de la tercera sanción el RU corre riesgo de expulsión del SRD y su reemplazo por el cartonero que se encuentre en el primer orden de la lista de espera. Así, el sistema de sanciones y descuentos se diseñó, entre la coordinación de los RG y la dirección de la DGREC, como un dispositivo que permite activar mecanismos de coacción sobre los RU y una modulación de sus prácticas sobre el espacio urbano. En la práctica, el funcionamiento de dicho dispositivo está atado a la mediación que cumplen los RG y al modo en que vinculan la normativa con la territorialidad y las prácticas de los RU. Allí la creación de lazos afectivos o vínculos de confianza, como hemos visto, resultan decisivos y afectan directamente la mediación y las formas de intervención sobre las prácticas de los RU, y de este modo los RG poseen un lugar central en el proceso de recolección sobre el territorio urbano. Se juega, allí, una micropolítica (Álvarez, 2010) en la que la basura -y su gestión- forma parte de la lucha por el ejercicio del poder y el modo en que se disponen dichas relaciones.

Por último, además de las funciones vinculadas al registro del presentismo y al control de las prácticas, el RG del microcentro reporta de modo aproximado la cantidad de bolsones que junta cada RU en el día. En el resto de la Ciudad, donde la recolección se da en el marco del PPA, son los delegados de los recuperadores de la etapa o ruta y no los RG quienes cumplen esa tarea. La precisión y el detalle con la que lo hacen los delegados es mayor a la de los RG porque en el microcentro finalmente las ventas son individuales. Por último, los RG deben anotar las patentes de los camiones que realizan la recolección de los bolsones para trasladarlos al predio de la calle Montes de Oca como otro mecanismo de control del funcionamiento del SRD.


Figura 3.
Zona de trabajo de Lucas en la ruta de microcentro con nueve paradas en su recorrido, CABA, 2019
Fuente: Elaboración propia


Figura 4.
Calle Alsina, entre Diagonal Sur, durante el trabajo (izquierda) y luego de realizada la carga (derecha), CABA, 2019
Fuente: Fotos propias


Figura 5.
Avenida Diagonal Sur, durante el trabajo (izquierda) y luego de realizada la carga (derecha), CABA, 2019
Fuente: Fotos propias

Mediaciones internas y externas de los RG

En su trabajo sobre la teoría del actor-red, Bruno Latour (2008) distingue intermediarios y mediadores. Los primeros transportan significados o fuerzas pero no producen transformación alguna, mientras que los mediadores sí “transforman, traducen, distorsionan y modifican el significado o los elementos que se supone que deben transportar” (p. 63). En forma análoga, el proceso de recolección en el microcentro se produce en una red constituida por múltiples agencias que tejen lazos y habilitan el flujo de materiales y de significados. En ese fluir, ciertas agencias transforman o traducen elementos, es decir, funcionan como mediaciones. Al igual que sucede en los trabajos de Antoine Hennion (2017), las mediaciones de los RG no solo aseguran los enlaces, sino que también introducen modificaciones, alternan relaciones, producen nuevas significaciones y flujos con nuevos direccionamientos. De este modo, toda trama o red se compone de una concatenación de mediaciones, donde “cada punto actúa plenamente” (Latour, 2008: 91).

Los RG ocupan un lugar fundamental en el funcionamiento del SRD en la ruta de microcentro, mediando en la relación RU-clientes -mediaciones externas-, impulsando el establecimiento y la consolidación de enlaces entre ellos, posibilitando de ese modo el ingreso y el flujo de materiales reciclables a las redes del sistema. Además, su lugar resulta clave para el funcionamiento de mecanismos de control y modulación de las prácticas cartoneras. Los RG transmiten de formas comprensibles los requerimientos que provienen de las oficinas gubernamentales y la confianza que construyen con los RU es lo que condiciona la recepción que éstos dan a dichos requerimientos. Pero a su vez, los RG de microcentro reciben las demandas de los RU y las transmiten a las oficinas de la DGREC-MAyEP, buscando canalizarlas institucionalmente (función que cumplen en otras rutas o etapas los delegados de la cooperativa). Así, entre las normativas dictadas en las oficinas gubernamentales y las prácticas de recolección de los RU -con sus códigos y territorialidad-, los RG ejercen un trabajo de mediación que permite el transporte de unas reglas o significados en uno y otro sentido -mediaciones internas-, transmitiendo reglamentaciones, normativas y sanciones “desde arriba”, como también comunicando las demandas que surgen entre los RU en calle, es decir “desde abajo”; en una y otra dirección se traducen mensajes y se posibilita la cohabitación de ambos espacios en la implementación del SRD, tal como intenta ilustrarlo la figura 6.


Figura 6.
Lugar de los RG en el Sistema de Recolección Diferenciada, CABA, 2019
Fuente: Elaboración propia

Como hemos visto, las prácticas de trabajo cartonero se ven moldeadas por la intervención de los RG: son ellos los que en muchas ocasiones les hacen hacer cosas (Latour, 2008) a los RU. Con aquellos cartoneros con los que se entablan fuertes lazos afectivos resulta más sencillo acordar y modular prácticas en el espacio urbano. Las modalidades de ejercicio del poder y los mecanismos de control (por ejemplo, las sanciones) se configuran de acuerdo con las formas que adquieren estos lazos afectivos. Así, en la relación entre RG y RU, se definen las prácticas de control del espacio urbano y la composición de la territorialidad. Los modos en que los RU se posicionan en el espacio también hacen a esa territorialidad en constante (re)configuración. Las prácticas de los cartoneros que se atienen a la normativa suelen ser reconocidas y retribuidas por los RG; en muchos casos este “buen comportamiento” puede buscar explícitamente ese reconocimiento. En otras ocasiones, prácticas que apuntan intencionalmente a desobedecer la normativa (como vimos en el caso de los hermanos López) son formas de adecuar las prácticas a protestas y demandas existentes. En este sentido, el rastreo de mediaciones debe permitir también dar cuenta de las regulaciones, jerarquizaciones y disputas que se producen en las modalidades de ejercicio de poder. Un análisis que busque profundizar en estas modulaciones de las prácticas del trabajo cartonero debe ahondar en las formas en que estas prácticas de control se articulan con las posiciones de los cartoneros en la red de vinculaciones que componen sus territorios y el SRD.

Por otro lado, según los lineamientos establecidos por la DGREC-MAyEP, los RG apuntan a un modo específico de (re)composición de la territorialidad urbana, apegado a determinadas normativas con sus respectivos criterios estéticos sobre el espacio urbano. Se abre aquí una veta de nuevos interrogantes acerca de las formas de composición de dicha esteticidad y sus formas de producción en el espacio urbano. Qué esteticidades se ponen en pugna, qué territorialidades implican, cómo se produce una normatividad y cómo se categorizan las prácticas en función de dicha normatividad, son algunos interrogantes que pueden desprenderse de esta investigación.

Los RG constituyen, entonces, agentes fundamentales para el funcionamiento de un dispositivo de poder sobre el territorio -entendido al mismo como un “conjunto de líneas” que funcionan en distintas direcciones (Deleuze, 1999)-, permitiendo canalizar los flujos de materiales que componen la ciudad, a la vez que se controlan y modulan las prácticas de los cartoneros que componen la territorialidad urbana. Lejos de ocupar un lugar pasivo en el funcionamiento del SRD, los RG realizan un trabajo de traducción, canalizando transformaciones que posibilitan la implementación de los lineamientos diseñados y elaborados para el funcionamiento del SRD. En tanto mediadores, reúnen y ensamblan lo colectivo a partir de la traducción entre las oficinas gubernamentales y los recuperadores que trabajan en calle, haciendo posible su coexistencia y la implementación de la política pública de recolección de RSU secos.

CONSIDERACIONES FINALES

En este artículo buscamos comprender la especificidad del sistema de recolección diferenciada de residuos sólidos urbanos secos tal como fue implementado en el microcentro de la Ciudad, centrándonos especialmente en la figura de los responsables de grupo y su vinculación las modalidades de la práctica de los recuperadores urbanos.

Mientras que la mayor parte del espacio urbano de la Ciudad pasó progresivamente a enmarcar la gestión de los RSU secos en la modalidad establecida por el PPA, el microcentro ha permanecido como testimonio del pasado, funcionando bajo las formas organizativas previas. Si bien el Estado local dispone allí de recursos y se hace cargo del pago de un incentivo mensual ligado al presentismo, a cambio exige a los RU el cumplimiento de cierta normatividad. La recolección y comercialización del material recolectado se realiza de manera individual -o en núcleos familiares-, sosteniéndose en esta instancia mayores niveles de atomización respecto al PPA. Al elaborar una descripción general del funcionamiento de la gestión de RSU secos en una zona particular de la CABA, como es el microcentro, consideramos que se ha logrado iluminar una dimensión del SRD que aún permanecía relativamente invisibilizada para los estudios sobre el trabajo cartonero en la ciudad. Teniendo esto en consideración, nos enfocamos en el rol de los responsables de grupo en tanto mediadores que conectan el territorio de microcentro con los lineamientos diseñados en las oficinas estatales y, a la vez, conectan y sostienen las vinculaciones entre los recuperadores urbano y sus clientes. Los responsables de grupo realizan así agencias fundamentales para el funcionamiento de un dispositivo de poder sobre el territorio urbano como es el SRD, permitiendo controlar flujos, prácticas y formar parte del ensamblado de lo colectivo, así como también de los procesos de (re)composición de la territorialidad urbana.

Al dar cuenta del lugar que ocupan los responsables de grupo como mediadores y la agencia activa que esto supone, logramos arribar a otras conclusiones. En una política pública con la cantidad de agentes y conectores que componen las redes del SRD, analizar las mediaciones y las traducciones, los enlaces y los desplazamientos, resulta clave para comprender todo el movimiento que se desarrolla entre las oficinas estatales y los centros de clasificación de una u otra cooperativa, pasando por las calles que conforman el entramado urbano. Las descripciones y análisis aquí elaborados buscaron dar cuenta de la relevancia que adquieren las vinculaciones al momento de estabilizar los flujos sobre los territorios urbanos y asegurar el funcionamiento de una política pública. En ese sentido, incorporar la perspectiva de una “sociología de la traducción” -al plantearse “seguir el fluir de las cosas (…) seguir a los actores mismos o más bien lo que los hace actuar, a saber, los entes circulantes” (Latour, 2008: 333)- puede resultar útil para futuras investigaciones. Es decir, introducir en las prácticas de investigación teorías sociales que permitan dar cuenta de las vinculaciones, los enlaces, las asociaciones y las mediaciones que se producen en el camino, en una y otra dirección, con el propio flujo de objetos y personas. Al integrar la etnografía como dispositivo de análisis sobre una política pública y sobre el estudio de las dinámicas territoriales, estos análisis pueden adquirir nuevas potencias. De este modo, como sostiene Latour (2008), “cuantos más enlaces mejor” (p. 332), mientras mayor cantidad de conexiones o asociaciones logren rastrearse y mayor cantidad de flujos logren mapearse, se lograrán mejores descripciones y análisis del sistema.

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Notas

1 Se utilizarán las siglas CABA, el término “Ciudad” o bien “Ciudad de Buenos Aires”, para referirse a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2 Se conoce coloquialmente en Argentina como cartoneros a los recuperadores o recolectores de RSU secos o materiales reciclables. Ya en la ley 992/02 como en la ley 1.854 son designados oficialmente como Recuperadores Urbanos.
3 Comprendido entre las avenidas Belgrano, 9 de julio, Córdoba y Leandro N. Alem-Paseo Colón, la superficie del microcentro de la Ciudad abarca algo más de 1,5km2.
4 El incentivo constituye un pago mensual, ligado al presentismo de los recuperadores, que funciona como complemento de lo que obtienen por la venta del material reciclable que logran recolectar. Comenzó a asignarse en 2009, siendo pagado por el MAyEP y como contraparte se les exigía a los recuperadores el cumplimiento de tres pautas de trabajo: la prohibición del trabajo con niños menores de 14 años, del consumo de alcohol y el rompimiento de bolsas en la vía pública (Gurrieri Castillo, 2018). El monto del incentivo comenzó siendo de aproximadamente $200 en el año 2009, pasando de $900 a $1600 en 2012, alcanzando los $2000 en 2014 y los $2700 en 2015. En 2019, quienes mantienen su condición de RU cobraban un incentivo de $8500, aproximadamente US$137. Es decir que, desde sus comienzos el incentivo aumentó de un valor de aproximadamente US$50 hasta alcanzar los US$200 mensuales, descendiendo luego a valores algo menores a US$150, de acuerdo a los vaivenes del mercado cambiario.
5 Esta categoría será ampliada más adelante.
6 Por cartoneros fuera del sistema se refiere a aquellos que no forman parte de las cooperativas inscritas en el SRD y, por lo tanto, no realizan su actividad en los marcos establecidos por esta política pública.
7 Estos cartoneros fuera del sistema o independientes realizan la recolección de materiales reciclables sin estar asociados a una cooperativa. El número es el resultado de un cálculo donde diferentes RG estiman que la mitad de los cartoneros que trabajan en su zona se encuentran fuera del sistema.
8 El llamado sistema de venta colectiva constituye una modalidad de comercialización y retribución de la venta del material reciclable a través de la cual los RA traspasan los trabajos de clasificación y comercialización a otras instancias de la cooperativa que integran y redistribuyen colectivamente lo obtenido. Por formar parte del PPA y por su complejidad, este mecanismo será estudiado en investigaciones futuras.
9 El salario de calle, como se denomina al ingreso mensual que perciben los RA del PPA, en diciembre de 2019 era de aproximadamente $15.000, es decir, alrededor de US$237 por mes.
10 Débora Gorbán (2014) explica el modo en que los sujetos calculan y toman decisiones sobre los recorridos a realizar y aquello que deciden cargar o no en el carro en función del esfuerzo físico involucrado.
11 Los centros verdes son centros de recepción, clasificación y acopio de RSU secos, cogestionados entre las cooperativas que integran el SRD y el MAyEP. El Centro Verde Barracas, ubicado en el barrio homónimo, sobre la calle Herrera, asignado a la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros, fue inaugurado en 2012, aunque la dinámica de funcionamiento ha comenzado a integrar la recepción, clasificación y venta de los materiales reciclables -con la participación de maquinaria en el proceso- recién desde marzo de 2019.
12 Los depositeros o intermediarios cumplen la función de acopio y preparación de los materiales para el posterior consumo por la industria. Para un abordaje en profundidad sobre estos actores pueden consultarse los trabajo de Bordagaray y Schamber (2017) y Schamber (2008, 2011).
13 Se denomina en este caso ranchada al espacio que comparten en la calle un grupo de personas donde pueden dejar sus pertenencias o bolsones. En algunas ocasiones, la ranchada es transitoria, mientras que en otras hay grupos de personas que pernoctan y viven allí. El término también se utiliza usualmente para nominar a un conjunto de viviendas en condiciones de precariedad.
14 Sinónimo de lío.
15 Refiere a que quedan trasnochados, bajo efecto de estupefacientes.
16 Al poco tiempo, buscando resolver su situación, desde la DGREC se contrataron dos nuevos RG que, con un horario diferente al resto (desde la mañana hasta las primeras horas de la tarde), se dedican especialmente a visitar oficinas y comercios para acordar la entrega de materiales reciclables. Desde entonces, Lucas se comunica con Vane, su nueva compañera que cumple dicha función y le comunica a qué institución necesita visitar y qué RU es el que solicita la entrega. Los nuevos RG que se encargan de la tarea, trabajan en las distintas zonas de microcentro atendiendo los diferentes reclamos que le presentan.

Información adicional

ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25912755/nnhdxh32k



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