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Pensar la etnografía, sus métodos y dilemas éticos en un mundo en transformación
Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo, vol. 7, núm. 16, 2023
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

Presentación editorial

Los autores conservan sus derechos

Dossier Trabajo de campo y sus problemáticas.Pensar la etnografía, sus métodos y dilemas éticos en un mundo en transformación

Esta edición nº 16 de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo publica el dossier “Reflexiones teórico-metodológicas, dilemas éticos y compromiso político en la investigación con trabajadores y trabajadoras de América Latina”. Nuestro propósito para organizarlo ha sido incentivar aquellas publicaciones que reflexionen de forma situada en torno a los desafíos teórico-metodológicos contemporáneos, los dilemas éticos y el compromiso político en la investigación del mundo del trabajo. En este sentido, nos interesaban, sobre todo, textos cuyo análisis tuviera en cuenta factores como la biografía del investigador, las opciones teóricas de la disciplina en determinado momento, el contexto histórico más amplio y las imprevistas situaciones que se configuran en el cotidiano del lugar de investigación.

Fueron seleccionados cinco artículos de investigadoras e investigadores que, en sus múltiples contextos de trabajo, contribuyen para la necesaria reflexión sobre la actualización del quehacer etnográfico. Frente a una coyuntura global que atraviesa importantes transformaciones en los ámbitos económico, geopolítico, tecnológico, climático y cultural, el presente dossier toma específicamente el campo de la antropología del trabajo para pensar y (re)pensarnos, ya sea sobre los mundos laborales que investigamos como sobre nuestra propia práctica como trabajadores de la ciencia.

Como sabemos, la disciplina antropológica es joven. Como llama la atención Mercier (2012), solamente a principios del siglo XX la antropología afirma su autonomía, al disponer de un bagaje conceptual y de técnicas de investigación que le son particulares. Desde entonces, la antropología se viene manteniendo relevante e imprescindible en el marco de diversas y profundas transformaciones sociales, justamente por su capacidad de actualizar tanto sus referentes empíricos como los diálogos teóricos y sus estrategias metodológicas. Conforme se alteran, con el paso del tiempo, la naturaleza de los problemas sociológicos y las condiciones (incluso las políticas) para la realización de investigación antropológica, surgen nuevas cuestiones metodológicas, además de dilemas éticos.

La etnografía -y específicamente el trabajo de campo- se torna cada vez más central para la antropología como disciplina científica. Así, en las últimas décadas, los antropólogos y antropólogas parecen dedicarse menos a cuestiones generalizantes que buscan definir los principios comunes de la organización social [1] y pasan a valorizar cada vez más el trabajo de campo etnográfico y los estudios de caso. Cabe destacar aquí que consideramos el trabajo de campo etnográfico como un medio privilegiado para cotejar procesos y relaciones sociales locales que nos permitan producir una reflexión fundamentada en desplazamientos y extrañamientos de nuestras propias realidades para finalmente, partiendo del reconocimiento de las diferencias, buscar una comparación entre sociedades y agrupamientos distintos, sea a través de similitudes, sea a través de contrastes (Eilbaum et al., 2020).

Considerando que, como nos enseña Peirano (2004), la emergencia de nuevas investigaciones etnográficas debe llevarnos a una constante recomposición de la antropología, de quién somos y de nuestra comprensión del mundo, las autoras y el autor de los artículos que componen este dossier contribuyen a esta tarea desde diversos ejes de análisis.

El primer artículo, de María Paula Milana y Emilia Villagra, trata acerca de una experiencia de organización política de mujeres indígenas del pueblo kolla del municipio de Nazareno (provincia de Salta, Argentina). En el difícil contexto de la pandemia por COVID-19, estas mujeres que conformaron un colectivo denominado “Warmis de Nazareno” habilitaron un espacio de apoyo, contención y diálogo en torno a intereses y preocupaciones de las mujeres del municipio, como el trabajo y su relación con la lucha por el territorio. Estas autoras destacan la centralidad de realizar una etnografía “colaborativa y comprometida” mediante su participación, intervención y cooperación en las reuniones y talleres organizados con las Warmis.

En el texto reconstruyen la articulación en torno a una colaboración con dicho grupo, que precisaba acceder al financiamiento para el fortalecimiento de la participación política de mujeres indígenas. Rememorando la cuestión de una “antropología implicada”, si quisiéramos utilizar la expresión de Albert (2022), el hecho de ser parte del proceso organizativo iluminó la imbricación entre formas de trabajo y política colectiva. El análisis de Milana y Villagra nos remite a la idea de que es difícil imaginar, hoy, que el trabajo de campo no esté políticamente situado, “que no parta del reconocimiento de los derechos indígenas, así como que no busque captar sus valores e intereses”, como nos recuerda Oliveira (2013: 66, traducción libre). En este artículo, la idea de un “hacer juntas” que permea las relaciones del universo estudiado tiene centralidad, en la medida que las autoras entienden la experiencia cotidiana de juntarse a tejer como una nueva modalidad de política colectiva en un campo de fuerzas asociado a luchas por el reconocimiento y ampliación de derechos de pueblos indígenas. Sentando su postura, estas autoras nos hacen reflexionar sobre la implicación del/a investigador/a con los/as sujetos/as, la dimensión ética del trabajo de campo y la potencialidad de la praxis política de nuestro “estar ahí” sin abandonar la rigurosidad científica.

El artículo de Alejandro Estrada, titulado “La ética profesional en la antropología mexicana. Dilemas y reflexiones”, llama la atención sobre la insuficiencia de espacio para la enseñanza y el debate sobre dilemas éticos dentro de la disciplina antropológica en un país donde la antropología cuenta con una tradición centenaria como profesión. En este contexto, Estrada analiza los mecanismos y las formas en las cuales los profesionales de la antropología resuelven dilemas éticos que emergen en el desarrollo de su trabajo. Para alcanzar sus objetivos, el autor toma como base datos empíricos construidos entre los años de 2020 y 2021 a partir de la realización de cuestionarios y entrevistas con antropólogos y antropólogas egresados/as de las escuelas de antropología en México. Entre los tópicos examinados por Estrada se destaca la no vinculación de los/as investigadores/as con los comités de ética, incluyendo el tema del consentimiento como principio básico en la entrada al trabajo empírico, la responsabilidad de los investigadores respecto a la privacidad de la información y los beneficios de los sujetos de las investigaciones sociológicas en contraste con los beneficios colectivos. Los datos presentados por Estrada, al mismo tiempo que refuerzan la importancia de la formación ética en antropología, apuntan a la necesidad de discusión y actualización de un código de ética para que esta sea adecuadamente posicionada en el campo profesional en el ámbito formativo e integral. El debate que trae el autor es un buen puntapié para repensar la dimensión ética entre quienes investigamos, específicamente, con trabajadores y trabajadoras. Cuando indagamos en temas sensibles como estrategias de resistencia, denuncias, relatos sobre violencias o maltratos por parte de empleadores/as (entre otros) ¿acaso el anonimato de la persona basta para “cuidar” a ese informante? ¿es válido mostrar todo aquello que conocemos en el campo? ¿cuándo cruzamos la línea de poner en peligro la fuente de trabajo (o delatar sus estrategias) de los sujetos de la investigación?

Sumando otra perspectiva al quehacer de la investigación, en su texto “Escenas de campo: corazonadas, máscara y derivas en las temporadas teatrales en Villa Carlos Paz (Argentina)”, Jimena Garrido nos invita a mirar el carácter corporal y escénico de los encuentros etnográficos, a partir de una etnografía en las temporadas teatrales que ocurren en una zona turística de las sierras de Córdoba, Argentina. A partir de esta experiencia de campo que, como destaca Garrido, resultó en “aprendizajes en el oficio, de condiciones de posibilidad, de decisiones deliberadas y reveladas, de acaecimientos imprevistos”, los lectores son invitados a reflexionar sobre el trabajo de campo desde la lógica de los estudios de la performance. El artículo de Garrido comprende, asimismo, registros sobre el trabajo de campo en un momento en el cual internet y las redes sociales se encontraban incorporadas tanto en la cotidianeidad de la investigadora como en la de sus interlocutores. Teniendo en cuenta el uso frecuente de plataformas digitales como Twitter, Facebook e Instagram para la publicación sobre las temporadas teatrales, Garrido cuenta cómo ha adoptado una estrategia de “derivar en el espacio virtual”, siguiendo links y rastreando palabras claves en buscadores web.

Las nuevas tecnologías digitales y las redes sociales, en particular, son elementos también destacados en los últimos dos artículos del dossier. “Mujeres que venden en Facebook: la etnografía para el análisis de actividades laborales online-offline en México”, escrito por Belen Díaz y Alejandra López, examina el trabajo de mujeres que, a causa de los numerosos obstáculos para insertarse en el mercado de trabajo formal, recurren a las herramientas online en búsqueda de actividades que les permitan obtener remuneración y, al mismo tiempo, ocuparse de responsabilidades domésticas, como el cuidado de los infantes. El artículo se basa en investigación etnográfica que conjuga múltiples técnicas de pesquisa, incluyendo observación e interacciones online y offline, así como entrevistas. A partir de este material empírico, las autoras describen el funcionamiento de Facebook como espacio que posibilita la comercialización de servicios y productos, revelando cómo la actividad inaugura un ethos particular, y significados del trabajo como consecuencia de experiencias precarias e imaginarios vinculados a nociones de género. Al debatir la noción de la territorialidad de las ventas que transbordan el universo online del Facebook para ocupar las calles y parques, Díaz y López proveen un material para el análisis que nos remite a la categoría analítica de circuitos, forjada en el campo de la etnografía urbana (Magnani, 2014) y, posteriormente, desarrollada como categoría propicia para pensar los universos de investigación impregnados de actividades ocurridas en el espacio online (Marins, 2020).

A su vez, el artículo de Aurora Rosa Zapata titulado “Expresiones, conflicto y organización virtual de conductores de plataformas: estrategias de recopilación de datos en Ciudad de México durante la declaratoria de aislamiento por la COVID-19”, prueba cómo herramientas metodológicas de la antropología no solamente acompañan los cambios societales a largo plazo, sino también se recrean en situaciones excepcionales, como aquella que experimentamos durante la fase más aguda de la pandemia por coronavirus, un aspecto problematizado también por Casas (2023). En el caso de los conductores investigados por Rosa Zapata, el diseño metodológico formulado incluyó entrevistas mediadas por plataformas digitales, observación de redes sociales e interacción con interlocutores por estas plataformas, además de análisis de las plataformas de conducción.

Estos aspectos desarrollados en los dos últimos artículos nos permiten ahondar el tema de las nuevas tecnologías, las redes sociales y las relaciones que se generan en la virtualidad, que no sólo se nos presentan como fuentes para la investigación, sino que nos atraviesan como investigadores e investigadoras en tanto herramientas culturales inexorables en el día a día de nuestras pesquisas y a través de las cuales nos relacionamos con los sujetos con los que entablamos un diálogo en el campo.

En conjunto, cada uno a su manera, los diferentes autores que contribuyen para este número de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo abordan el quehacer disciplinar y los desafíos metodológicos y éticos actuales que demuestran el carácter ecléctico de la etnografía (Rockwell, 2009) y su permanente posibilidad de auto interrogación (Hine, 2000) en función de los problemas y sujetos sociales, así como del aspecto microscópico y artesanal de la investigación (Geertz, 1978).

Desde los clásicos de la antropología hasta la fecha, la reflexión sobre nuestro quehacer etnográfico se ha ido actualizando, reinventando y repensando. El modelo consagrado de trabajo de campo en que el etnógrafo se encuentra apartado de su sociedad de origen, como marca la célebre introducción de Los argonautas del Pacífico occidental”[2], se ha convertido en situación rara en estos días: a las antropólogas y antropólogos nos cabe la constante renovación de los marcos de la disciplina. Esperamos que los lectores encuentren inspiración para hacerlo en las próximas páginas.

Referencias

Albert, B. (2022). Antropologia aplicada ou “antropologia implicada”? Etnografia, minorias e desenvolvimento. Revista de Antropologia da UFSCAR R@U. 14 (2). https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/7907045/mod_resource/content/1/Bruce%20Albert%20-%20Antropologia%20implicada.pdf

Casas, V. (2023). Apuntes en pandemia: reflexiones teórico-metodológicas acerca de iniciar una investigación en contexto de aislamiento sobre el sector de trabajo doméstico remunerado. Trabajo y Sociedad, XXIV (40), https://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad/40%20L_T%20CASAS.pdf

Eilbaum, L.; Chagas, G.F. & Medeiros, F. (2020). Apresentação: Por uma abordagem etnográfica dos ‘direitos humanos’: conflitos, moralidades e direitos. Antropolítica - Revista Contemporânea de Antropologia (47). https://doi.org/10.22409/antropolitica2019.0i47.a42114

Geertz, C. (1978). A interpretação das culturas. Rio de Janeiro: Zahar Editores.

Hine, C. (2000). Etnografía virtual. Barcelona: Editorial UOC.

Lévi-Strauss, C. (2011). Antropología estructural. Barcelona: Paidós.

Magnani, J.G.C. (2014). O Circuito: proposta de delimitação da categoria, Ponto Urbe (15). http://pontourbe.revues.org/2041

Malinowski, B. (1978 [1922]). Argonautas do Pacífico Ocidental: um relato do empreendimento e da aventura dos nativos nos arquipélagos da Nova Guiné melanésia. São Paulo: Abril Cultural.

Marins, C. (2020). Internet e trabalho de campo antropológico: dois relatos etnográficos. Ponto Urbe (27). http://journals.openedition.org/pontourbe/9067

Oliveira, J. P. (2013). “Etnografia en quanto compartilhamento e comunicação: desafíos atuais às representações coloniais da antropología”. En Feldman-Binaco, B. (Org.). Desafios da antropologia brasileira. Brasília: Aba.

Peirano, M. (2004). “A favor de la etnografía”. En Grimson, A.; Ribeiro, G.L. y Semán, P. (eds), La antropología brasileña contemporánea ( 323-356). Buenos Aires: Prometeo.

Rockwell, E. (2009). La experiencia etnográfica. Historia y cultura en los procesos educativos. Buenos Aires: Paidós.

Notas

* Becaria doctoral del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET-Argentina).
** Investigadora del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (IESP/UERJ) y Hunt Postdoctoral Fellow de la Fundación Wenner-Gren.
[1] Uno de los ejemplos que mejor expresan esta ambición de la disciplina es representada por la formulación de Lévi-Strauss (2011[1974]). El intelectual francés resalta: “el antropólogo aspira al conocimiento científico, y no puede conformarse con la descripción de la diversidad de las culturas: debe hallar alguna base para la comparación. ¿Qué hay, pues, de común entre los varios miles de sociedades? ¿En qué sentido pueden ser abarcadas por el concepto de «humanidad»? Estos interrogantes —formulados aquí en términos muy simplificados— encierran uno de los problemas clave de la antropología, en la medida en que esta aspira a elaborar proposiciones generales aplicables a culturas muy distintas, es decir, aspira a ser una Ciencia de la Sociedad en general.” (p.13).
[2] Así dice el texto: “Imagínese el lector solo, rodeado apenas de su equipamiento, en una playa tropical.” (Malinowski, 1978: 19).


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