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Pensar al neoliberalismo. Una visión crítica desde la pedagogía analógica de lo cotidiano

Jair Alejandro Vilchis Jardón
Universidad Pedagógica Nacional, México

Pensar al neoliberalismo. Una visión crítica desde la pedagogía analógica de lo cotidiano

Revista CoPaLa. Construyendo Paz Latinoamericana, vol. 8, núm. 18, 2023

Red Construyendo Paz Latinoamericana

©Revista CoPaLa, Construyendo Paz Latinoamericana

Recepción: 23 Noviembre 2022

Aprobación: 02 Mayo 2023

Resumen: Cuando se hace mención a problemáticas que giran en torno a la pedagogía, casi de manera inmediata se tocan temas como el aprendizaje, el currículum, la didáctica, entre otros elementos. Y aunque lo dicho muestra una parte importante de lo que es la realidad en el campo educativo –sea este formal o informal–, son pocos los que nos aventuramos a profundizar, hondar, analizar y poner sobre la mesa al neoliberalismo como punto de análisis, pues, considero que el modelo capitalista –hegemónico actualmente– no solo actúa en el sector económico, sino que ha logrado permear al sistema educativo a través de políticas, condiciones de trabajo y excesivas cargas y/o jornadas de trabajo justificadas bajo la lógica de producción, obtención de puntos y la adquisición de capital económico o simbólico que, de analizar bajo los planteamientos o teorías de lo “oculto” o implícito, preparan humanos enajenados, adoctrinados y listos para el consumo de mercancía –de aquí que el pensamiento neoliberal también alcanzó la vida cotidiana de las personas–, impulsando un tipo de educación basada en competencias, en el desconocimiento del otroy en la idea de que un número como la calificación o los puntos en caso del académico, los define.

Palabras clave: Educación, Formación, Humano, Neoliberalismo y Pedagogía.

Abstract: When mention is made of problems that revolve around pedagogy, almost immediately topics such as learning, the curriculum, didactics, among other elements, are touched on. And although what has been said shows an important part of what is reality in the educational field –be it formal or informal–, there are few of us who venture to deepen, deepen, analyze and put neoliberalism on the table as a point of analysis, Well, I believe that the capitalist model – currently hegemonic – not only acts in the economic sector, but has managed to permeate the educational system through policies, working conditions and excessive loads and/or work days justified under the logic of production , obtaining points and the acquisition of economic or symbolic capital that, when analyzed under the approaches or theories of the "hidden" or implicit, prepare alienated, indoctrinated humans and ready for the consumption of merchandise -hence the neoliberal thought also reached the daily life of people–, promoting a type of education based on competencies, on the ignorance of the other and on the idea that a number such as the qualification n or the points in the case of the academic, defines them.

Keywords: Education, Training, Human, Neoliberalism and Pedagogy.

Introducción.

Pensar al neoliberalismo ha sido sin duda alguna una tarea clave que diversos teóricos han hecho para comprender las grandes problemáticas que aquejan a la educación, y, por tanto, a la sociedad, ya que la acción de educar no es una actividad que se delimita a la escolaridad, pues comprender esta actividad a partir de esta limitante –la de ser educado es igual a ser escolarizado– caeríamos en la incomprensión de lo que de verdad es la educabilidad. Así pues, esta acción formativa es tanto formal como informal; es decir, es formación para la vida en un sentido sensible, intelectual y práctico.

Lo dicho con anterioridad cobra relevancia si pensamos al modelo neoliberal como un virus que, con el devenir histórico ha ido mutando –cambiando–, lo cual le dio la capacidad de permear no solo al sistema económico (usando al aparato de estado para cumplir los intereses del mercado y del sector privado), sino que también al científico (el SNI, por dar un ejemplo, que somete al investigador a una lógica de sobreproducción que, en la mayoría de casos –no todos– tiene poco o nulo impacto social, ya que la meta es adquirir puntos en el sistema), al educativo (con la tan famosa evaluación numérica –la calificación–, y las prácticas que de manera implícita adopta el alumnado y el cuerpo docente para ser agentes pasivos, sumisos y con poca participación política), y al medio ambiente (con el daño al subsuelo, al planeta y el uso de químicos que agravan el calentamiento global), entre otros.

Es a partir de lo invocado que la filosofía educativa y, por tanto, de filiación que uso para abordar la problemática planteada es la pedagogía de lo cotidiano, la cual surge a finales del siglo XX e inicios del XXI por su creador el Dr. Luis Eduardo Primero Rivas, quien recupera el escenario de la vida cotidiana como el principal elemento que debe ser tomado y analizado por los agentes que teorizan y reflexionan en torno al campo educativo, pues es aquí, en la vida cotidiana, donde se pueden encontrarlas conformaciones simbólicas que han formado a las personas a partir de sus acciones, discursos y concepciones con las que comprende y obra en el mundo; es decir, en la vida diaria es posible percibir, describir, interpretar y valorar los diversos impactos que el neoliberalismo ha dado a las personas.

Por otro lado, cabe señalar que además de referir la pedagogía con la que abordo la educación, la propuesta epistemológica con la que desarrollo el conocimiento científico que más adelante desarrollaré, yace en la Nueva Epistemología Analógica, ya que es una teoría hermana de la pedagogía de lo cotidiano al ser creada por el Dr. Mauricio Beuchot Puente y el mismo Dr. Primero Rivas como una postura científica de prudencia ante la crisis en la que la ciencia positivista –que obedece a intereses capitalistas– nos llevó, negando otros saberes como el de la Historia, la Filosofía, entre otras áreas al implementar un único método como válido a la creación, aceptación y producción del conocimiento; es decir, el Método Científico de Investigación, que llevó al científico al univocismo dogmático al hacerle creer y pensar que todo aspecto de la realidad puede ser comprendido a partir de leyes naturales únicas, cuantificables, comprobables y exactas. Por otro lado, se posiciona –la epistemología aludida– como crítica a la ciencia posmoderna que, lleva a la poca rigurosidad científica al plantear que todo es válido, de aquí que la corriente referida encamina al investigador a caer en el equivocismo relativista, donde no hay puerto seguro, ni confianza en el conocimiento.

Así, la Nueva Epistemología recupera a la analogía como un justo punto medio, entre la univocidad y la equivocidad, y se posiciona como virtuosa al quehacer científico, pues reconoce que hay elementos que deben ser tomados en cuenta para la producción científica, tales como la sensibilidad, la historicidad y las diversas categorías que han sido invisibilizadas por la hegemonía de la ciencia occidental, tales como los movimientos decoloniales o feministas, entre otros que se posicionan en el Sur.

De este modo y a manera de conclusión de esta introducción, lo que a continuación desarrollaré estimado/a lector/a, es un análisis del neoliberalismo desde la pedagogía de lo cotidiano, donde en primer lugar explicaré de que va ésta última, posteriormente, expondré la necesidad de posicionarme en la nueva epistemología analógica y, finalmente crearé un puente epistémico y/o de entendimiento entre mi posición teórica con la temática que aquí me convoca.

Finalmente, lo que deseo aportar a la línea que he elegido, es una serie de comprensiones que, a mi modo de concebir, no solo son importantes para generar una práctica formativa profesional más humana, alejada de las tradiciones capitalistas, sino que también permite recuperar la figura del académico y del discente como seres históricos, sensibles y victimas del modelo neoliberal.

Por lo anterior, puedo avanzar a exponer sobre:

1. La pedagogía de lo cotidiano. Una propuesta educativa ante la crisis actual.

En pedagogía pensar en la cotidianidad como punta de lanza de las reflexiones educativas puede parecer para algunos poco atractivo o relevante para comprender la realidad educativa, de aquí que encontramos una amplia gama de trabajos, textos, tesis, reflexiones o discursos que se posicionan únicamente en la escolaridad.

Lo dicho, aunque de cierto modo es una parte de la realidad educativa –lo formal–, la realidad es que no lo es toda, ya que debe ser abordado también el ámbito social –lo informal– para generar comprensiones integradoras que den cuenta de la realidad que se vive.

Es a partir de lo anterior que la pedagogía de lo cotidiano surge como una teoría que se posiciona como crítica ante los Sistemas Nacionales de Educación que, con la hegemonía del capitalismo hicieron una reducción y, promovieron la incomprensión de lo que es la educación en su sentido primigenio, ya que en la actualidad se cree que educar es igual a ser escolarizado. Evidencia de ello son las innumerables propuestas que solo giran en torno a este escenario.

Así pues, en virtud de superar esta idea, la pedagogía aludida comprende a la educación como la formación práctica, sensible e intelectual que un grupo o colectivo da a otros que, generalmente son los más jóvenes en la comunidad que le reproduce, de aquí que su creador refiera que:

… la educación es conformación de personalidades y una actividad que involucra a diverses seres humanes singulares que interactúan en algún espacio común, que puede ser emotivo (inmediato a la persona, la familia, por ejemplo); interpersonal (mediado necesariamente, la escuela a modo de ilustrar); o social (circunstancial e impersonal). (Primero, 2020, p. 95)

A razón de lo dicho por el autor es que comprendo que la educabilidad no solo se trata de una actividad en la que se transmiten conocimientos –prácticos o intelectuales–, sino que también es una actividad que se lleva a cabo en colectivo donde se transfieren los modos de pensar, hacer, concebir y/o comprender al mundo; es decir, la educación es una ontología, pues nos movemos y obramos desde las conformaciones simbólicas y materiales que nos brindan los grupos en los que nos encontramos inmersos, de aquí que Primero (2010) refiera que esta acción formativa es ontológica porque el mundo es lo que hacemos los humanos y reproducimos en la actividad educativa; esto es, por la formación que le damos a las nuevas generaciones surgidas en el desarrollo de la vida. (p. 99)

Sin embargo, al entender a la educación como una actividad ligada a la vida diaria y no solo a lo escolar, es que la pedagogía de lo cotidiano reconoce la importancia de la colectividad para llevar a cabo esta acción. De aquí que veo menester recuperar el concepto de antropología filosófica, como pieza clave para comprender el pensamiento educativo del creador de dicha pedagogía.

1.1 La antropología filosófica.

La antropología filosófica parte de la descripción, comprensión e interpretación del ser humano –en cuanto reconocemos sus conformaciones que lo alejen o acerquen a la ética–. De aquí que este posicionamiento busca interpretar y postular un deber ser del ser humano, con la finalidad, refiere Primero (2020) de encaminarnos y desarrollar un modelo ideal de persona a la que queremos formar, partiendo de una figura ejemplar. (p. 155)

Es así como dicha antropología me permite reconocer que la educación no es un proceso romántico en donde se dota de virtudes a la persona, sino que, también se debe entender que un modelo guía puede estar cercano al vicio –lo contrario a la virtud–, así pues, partir de una postura realista es reconocer que los seres humanos pueden aprender elementos que impulsen su desarrollo óptimo en la vida y, su avance a otro tipo de conocimiento –como el profesional–, a partir de una figura icónica que lo guía o, por el contrario, su devenir puede verse construido por un modelo que atente contra la ética; es decir, un agente idólico.

Lo mencionado dirige a pensar que antes de trabajar en la realización de un deber ser, es importante saber cómo es que estamos conformados a partir de nuestros elementos simbólicos que adquirimos a lo largo de la vida.

Ante lo dicho, es que reconozco importante recuperar a la antropología filosófica al ser ésta una postura que reconoce que los seres humanos se forman en colectivo, los cuales, van siendo dotados de un modo de comprender y abordar al mundo, pues se reconocen dos escenarios; la interioridad y la exterioridad.

La exterioridad se recupera dado que es el lugar físico donde las personas se construyen a partir de la poiesis, concebida por Primero (2010) como la actividad que realiza el ser humano sobre su medio –la naturaleza– para extraer los recursos que le permitan su supervivencia (p. 87), así pues, es la acción con la que crea sus bienes. Mientras que, la interioridad se va conformando a partir del proceso de formación humana que llevan a cabo los grupos donde está inmersa la persona –la familia, por ejemplo–, ya que en estos núcleos adquiere ideas, símbolos, una identidad, una historia, entre otros elementos que conforman sus marcos referenciales.

Es a partir de lo anterior que, desde la exterioridad y la interioridad se va conformando la conciencia de los seres humanos, la cual se suscribe a los modos de producción y a la educación que recibe de generación en generación; es decir, lo que denomina Primero Rivas como onto-antropología, la cual explica que es:

… el poder onto-antropológico […] afirma que lo que somos está condicionado y determinado por las prácticas donde la vida nos puso, y desde ella es que se conforman las apropiaciones que nos rigen, las cuales nutridas de energías icónicas o idólicas, normaran nuestra acción. (Primero, 2010, p. 121)

Aclarado lo anterior es que puedo avanzar a definir al

1.2 Ser humano.

Considerado como un elemento fundamental, el ser humano es sin duda alguna una pieza clave para desarrollar toda teoría pedagógica, pues en él recae tanto la reproducción de un tipo de educación, como su impacto y transformación en el devenir histórico –pues los modos de comprender y llevar a cabo la educabilidad han cambiado con el pasar del tiempo–.

El ser humano y, por tanto, su comprensión, es mucho más rica de lo que las teorías biologicistas han dado cuenta, ya que éstas le han limitado a entenderlo como un ser biológico que nace, se adapta y muere –el darwinismo, a modo de ilustrar–, por tanto, poco se recupera de él más allá de las teorías positivistas y, de quedarnos con esta única comprensión, caeríamos en una incomprensión del mismo.

Por lo anterior, la pedagogía de lo cotidiano concibe a la persona como un ser sensible, con conciencia propia que se va formando a partir de las determinaciones de la época; es decir, desde la historia, su contexto y la sociedad en donde se encuentra, pues es en esta última donde se reproducen y transmiten normas de convivencia que van ligadas al ideal formativo –y por tanto educativo– hegemónico de la época. De aquí que Primero Rivas diga que:

… el ser humane es singular, con sensibilidad y conciencia del género al que pertenece y por tanto con un conocimiento deliberado de su naturaleza interior y exterior, lo que implica que conoce analíticamente sus sistemas sociales y biológicas y consecuentemente sabe de las cosas, situaciones y acontecimientos de su sociedad y de su uso adecuado; de su constitución fisiológica y su cuidado; de sus formas de comunicación e interacción, lo que conlleva a actuar adecuadamente con todos los nieles constitutivos de su ser y los espacios o ámbitos de realización como persona, en los cuales concreta sus niveles de humanización en la intercomunicación e interacción con otros seres humanes: los espacios emotivos, interpersonales y sociales. (Primero, 2020, p. 104)

A razón de lo anterior es que el ser humano biológico –en efecto– es comprendido por la pedagogía de lo cotidiano como un agente social, con conciencia histórica, con emociones, dotado tanto de elementos simbólicos y materiales, incluso ideas que parten de la educación que recibió, así pues, es el punto de contacto entre la realidad –material y simbólica– que se lleva a cabo en la época –la historia–, a partir de un proceso de formación que determina su forma de actuar, comprender y obrar en el mundo.

1.3 La pedagogía de lo cotidiano por tanto es.

Expuestos los puntos anteriores es que puedo concluir que la pedagogía de lo cotidiano es una teoría que no explica solo al escenario educativo desde la escolaridad, sino que, aborda la vida cotidiana entendiendo que el proceso de formación humana se lleva tanto en la institución educativa, como en la sociedad misma, de aquí que reconoce que hay formación formal e informal.

Ahora bien, esta teoría se encuentra dentro de lo que se denomina como conocimiento de frontera, pues se encuentra en constante actualización y, los diversos teóricos que la seguimos en la actualidad, realizamos reflexiones partiendo de las comprensiones teóricas de la misma. Así, no nos conformamos con conceptos dados que, han ido perdiendo vigencia con el paso del tiempo, sino que somos conscientes que el conocimiento no es estático, y que debe existir una constante actualización del mismo para poder comprender y teorizar tanto la realidad vigente, como los problemas que le quejan.

Dicho esto, es que puedo pasar a otro punto, el cual refiere a:

2. La Nueva Epistemología Analógica.

Pensar en la necesidad de una nueva epistemología es sin duda una tarea nada fácil, sobre todo cuando en la actualidad la hegemonía del positivismo realmente existente ha logrado permear los modos de hacer, comprender y aceptar al conocimiento científico.

Lo dicho convoca a pensar en una especie de ciencia idealista que, plantea un solo método como válido para generar conocimiento científico; es decir, el univocismo de corte positivista.

Por otro lado, también hay un posicionamiento contrario al positivismo que se fue gestando con Comte –como padre del mismo–, Durkheim y los empiristas ingleses, el cual es la ciencia posmoderna que, llega con la caída del muro de Berlín con el lema cada quien tiene su propia verdad. Esta tendencia complicó aún más la comprensión de la epistemología, ya que planteó un modo de hacer conocimiento poco riguroso, donde todo era válido y no había mesura, lo cual llevó a crear un mar de interpretaciones que no llevaban a un puerto fijo, de aquí que se ubica en un equivocismo de corte relativista, el cual, innegablemente dirige al científico y/o investigador al nihilismo por la poca factibilidad del conocimiento.

Es así como la nueva epistemología creada por el Dr. Mauricio Beuchot Puente y el Dr. Primero Rivas se posiciona como una propuesta ante la crisis que el univocismo y el equivocismo generaron, al ofrecer al investigador un punto analógico –concepto aristotélico– de justo punto medio, centrado en la virtud que está entre el dogmatismo positivista y el relativismo posmoderno.

Por lo anterior, pensar una nueva epistemología de corte analógico da a los investigadores y/o científicos un camino más seguro para pensar, producir y apropiarse del conocimiento, ya que la misma analogía permite reconocer que hay un gran mar de interpretaciones, saberes y caminos para hacer conocimiento científico, pero no se deja guiar por un relativismo desmesurado, sino moderado, en cuanto acepta que de este gran compendio de saberes se debe categorizar y emplear de manera provisional el que mejor se adecúe a la realidad, y es que lo hace de esta forma porque también acepta que el devenir histórico transforma y, en un futuro existirán categorías que reemplacen las que se usan actualmente. De aquí que Jerez diga que:

La analogía que es proporción se vuelve guía, pues establece los límites necesarios para que el universo hermenéutico no resulte un desvarío de interpretaciones sin rumbo ni anclaje alguno, o bien, para que en su tarea de comprensión no pierda de vista los criterios de verdad y objetividad. (Jerez, 2014, p. 27)

Así pues, la nueva epistemología analógica se inclina por la hermenéutica para comprender las partes de la realidad –material y simbólica–.

Otro motivo por el cual en este trabajo se recupera y emplea la propuesta epistémica aquí referida, es porque recoge todos los saberes que fueron negados por el positivismo y el capitalismo, tales como las epistemologías del sur que, reivindican un modo de vivir y convivir con el mundo más virtuoso, así como otras posturas científicas, de las cuales menciona Primero (2022) como la obra de Kuhn que admite un cambio epistemológico, el pensamiento de Gadamer que critica al empirismo hegemónico y logra generar la hermenéutica, la idea de ciencia unificada de Bateson tras la división que generó el saber occidental a la naturaleza y a la cultura, las epistemologías feministas que reivindican la necesidad de superar la ciencia dominante patriarcal del siglo XX para, dar paso a prácticas y un lenguaje más incluyente y, el pensamiento poscolonial que fija el camino para emanciparnos de las tradiciones cognitivas y científicas eurocéntricas con las que se hicieron a un lado los saberes de los grupos originarios e impusieron su modo de ver y comprender al mundo. (p. 238)

Expuesto esto, estimado/a lector/a, podemos usted y yo ubicarnos ante un planteamiento que al recuperar todos aquellos saberes invisibilizados, a los grupos vulnerados y plantear un camino más seguro para generar ciencia –la analogía–, se posiciona como crítico tanto al capitalismo, pues este financió e impuso la ciencia positivista en la modernidad con la promesa de libertad y progreso y, potencia el discurso crítico que a continuación desarrollaré sobre:

3. Un análisis al neoliberalismo.

Son contados los análisis que se hacen en torno al neoliberalismo y su impacto en el sector educativo, pues, se suelen abordar las problemáticas de las distintas instituciones educativas como una serie de fenómenos que ocurren de manera espontánea, cuando la realidad es que el modelo capitalista tiene mucho que ver. Así pues, abordo al neoliberalismo a modo de generar conciencia de su influencia en la sociedad, pues, de no hacerlo, refieren Laval y Dardot:

Equivocarse en cuanto a la verdadera naturaleza del neoliberalismo, ignorar su historia, no ver sus profundos mecanismos sociales y subjetivos, es en efecto condenarse a la ceguera y a permanecer desarmados ante lo que no iba a tardar en llegar […] Estados cada vez más activos en la promoción de la lógica de la competencia de los mercados financieros. (Laval y Dardot, 2013, p. 11)

El neoliberalismo ha mutado, dicha analogía la hago con la certeza de que no sólo actúa bajo los marcos de la economía de estado, donde cada vez lo público pierde protagonismo ante el monstruo creciente y privatizador del sector privado, pues éste último comienza a controlar el mercado y, logra alcanzar a distintos sectores que conforman el aparato de estado como la ciencia (Conacyt y su sistema de producción a través del SNI), la agricultura (con la sobre explotación del suelo) y la educación (en donde la lógica de calidad y competencia a través de la estandarización sobrecargan tanto el trabajo académico[1], como estudiantil). De aquí que es innegable pensar que la ideología neoliberal ha alcanzado a formar a las personas –sobre todo en su vida cotidiana– llevándolos a una existencia de producción y consumo.

A razón de lo anterior es que puedo afirmar que dicho modelo es, y debe ser considerado como un paradigma joven que, ha logrado formar un modo de hacer, ser y comprender al mundo, por tanto, los autores referidos dicen que:

El neoliberalismo […] es también productor de cierto tipo de relaciones sociales, de ciertas maneras de vivir, de ciertas subjetividades. Dicho de otro modo, con el neoliberalismo lo que está en juego es nada más y nada menos, la formad e nuestra existencia, o sea, el modo en que nos vemos llevados a comportarnos, a relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. (Laval y Dardot, 2013, p. 14)

Dados los planteamientos que he generado, considero que no es para menos el desarrollo de la crítica este modelo económico, pues de negar su existencia caeríamos en el error de seguir reproduciendo sus estándares de formación humana, o, lo que he denominado como homo-capitalitus. Por otro lado, son claras las muestras de los diversos impactos que éste ha tenido en todo aspecto de la vida y de la educación, de aquí que cegarnos a no reconocerlo no impediría que otros lo hagan, así cobra importancia el pragmatismo de Peirce –que de hecho fue inspiración para la creación de las bases de la Nueva Epistemología Analógica– donde la realidad tiene cualidades objetivas que nuestra percepción y lenguaje pueden captar, pero si no fuera el caso, estos seguirían existiendo, a modo de ejemplificar esto, Teresa González de la Fe en su escrito sobre interaccionismo simbólico en el libro Teoría sociológica moderna refiere que antes de que existiera una ley que reconociera y explicara la gravedad, ésta ya existía. (González, 2003, p. 183)

Dicho el reconocimiento necesario de la realidad neoliberal –le neguemos o no–, debemos detenernos a pensar al neoliberalismo desde su creación, a partir de la gran depresión de 1929 –como inicio de la transformación del liberalismo clásico–, y las abundantes movilizaciones sociales por parte de los sindicatos obreros y, su formalización en el coloquio de Lippmann en 1938 donde se planteó la defensa del mercado para establecer un gobierno que asegure la libertad individual y, por tanto logre y garantice el estado de derecho, el neoliberalismo pretende no solo alcanzar al sector económico, sino sobrevivir y/o subsistir a partir de su participación en la política, la educación y todo sector que promueva su ideología, pues desde aquí no ha de extrañarnos o caernos de raro que la escuela –desde una visión crítica– ha sido el laboratorio perfecto para crear personas pasivas, sumisas y listas para obedecer.

Por otro lado, tampoco a ser extraño que las políticas capitalistas logren favorecer los intereses de unos cuantos empresarios, los cuales apoyaron la creación de reformas educativas para generar, educar y adoctrinar a los jóvenes como la futura mano de obra barata, cada vez más obedientes y seleccionados por instrumentos estandarizados que, eligen a los “mejores” y a los rechazados los privan para ser gobernados. De aquí que Jurjo Torres en su obra Globalización e interdisciplinariedad: el currículum integrado refiera (1998) que los análisis del currículum ponen en evidencia el aprendizaje en las aulas, como destrezas relacionadas con la obediencia y la sumisión. (p. 19) Y, del mismo modo, sentencia:

Esta filosofía organizativa que acentúa la división social y teórica del trabajo va a afianzar todavía más la separación entre trabajo manual y trabajo intelectual. Unas personas pasan a ser las que piensan y deciden, y otras los que obedecen: como escribe F. W. TAYLOR. “es también evidente que, la mayoría de los casos, se necesita un tipo de hombre para estudiar y planificar un trabajo y otro completamente distinto para ejecutarlo. (Torres, 1998, p. 16)

Planteadas estas expresiones, como la de los diversos autores que conforman esta investigación, afirmo a modo de síntesis que el neoliberalismo es sin duda el paradigma que ha instrumentalizado al aparato del estado para satisfacer los fines del capital; es decir, se usa al estado para generar ganancias y hacer crecer las empresas a partir del control de la subjetividad humana, pues antes de ser un modelo económico, un paradigma joven o una política económica, éste es una racionalidad, la cual estructura y organiza la acción de los gobernantes y la conducta de los gobernados a partir de procesos de educabilidad y culturalización.

4. En síntesis.

Lo que esta investigación muestra es que el neoliberalismo como paradigma, modelo o modo de pensar y actuar en el mundo, sin duda ha generado una limitante en la comprensión y trato a las personas, en concreto, a los estudiantes y a los docentes, pues más allá de verlos como agentes que participan en una dinámica de procesos intelectuales y/o formativos, éstos son seres humanos, los cuales, deben ser entendidos según la pedagogía de lo cotidiano como entes que sienten, que piensan, que tienen finalidades, conformaciones materiales y simbólicas, las cuales impulsan su andar en la vida cotidiana.

Por otro lado, mostrar el impacto del neoliberalismo en la academia es sin duda clave para entender que la hegemonía de diversos rituales y modos de hacer ciencia, se deben a procesos estandarizados, poco flexibles y arraigados a la tradición de la epistemología occidental, donde se sigue produciendo un tipo de método que, niega la posibilidad de otros saberes como los del Sur que permiten y proponen otro modo de generar conocimiento científico, recuperando el buen vivir y, alejándonos de la crisis que la ciencia moderna sumergió al mundo, pues, considero que no pecaría al afirmar que la crisis mundial expresada en violencia, desigualdad, el cambio climático, la actual pandemia –que surge por la mala convivencia con el medio ambiente–, la invisibilización de grupos originarios y el auge del individualismo por encima del colectivismo se debe esencialmente a los estilos y modos en los que hemos sido formados a partir de la ciencia occidental que, denuncia Horkheimer, obedece a intereses burgueses.

Lo anterior de entrada y, es mi intención, invita a que en colectivo pensemos en modos más humanos de hacer ciencia, de entendernos como seres humanos y no como agentes productivos del neoliberalismo. Así pues, pensar en un mundo mejor no sería utópico bajo esta comprensión, sino una tarea de necesidad y justicia social.

5. Referencias.

Beuchot Puente, Mauricio y Jeréz, José Luis, (2014). Dar con la realidad. Hermenéutica analógica, realismo y epistemología. -1ª ed.- Neuquen: Círculo Hermenéutico, 216p

Beuchot, Mauricio, (2012). Perfil de la Nueva Epistemología / Mauricio Beuchot y Luis Eduardo Primero Rivas –México: Publicaciones Académicas CAPUB.

Cartografía de las epistemologías del Sur: un bosquejo necesario /Luis Eduardo Primero Rivas, coordinador. – México: Publicar al Sur 2022, (ISBN: 978-607-99662-5-6).

Cedillo Bedolla, Ulises y Romero Guzmán, Diana, (2017). El ABC de la Nueva Epistemología. México: Editorial Torres Asociados.

Laval, Christian y Pierre, Dardot (2013). La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Editorial Gedisa, Barcelona, España. (ISBN: 978-84-9784-744-5).

Primero Rivas, Luis Eduardo, (2010). Filosofía y Educación desde la Pedagogía de lo Cotidiano. México, D.F. Co-edición RIHE/Torres Asociados.

Primero Rivas, Luis Eduardo, (2020). Las malas palabras de la pedagogía de lo cotidiano. México: Publicar al sur, 2020. 224p. 21 cm.

González de la Fe, Teresa (2003). El interaccionismo simbólico. En Giner, Salvador. Teoría sociológica moderna. (pp.167-218). Barcelona: Ariel.

Torres Santomé, Jurjo, (1994). Globalización e interdisciplinariedad. Ediciones Morata, S.L. Madrid.

Notas

[1] Prueba de lo que aquí planteo es el rechazo a los lineamientos del trabajo académico que desean imponer en la Universidad Pedagógica Nacional, Ajusco, el cual está documentado a continuación: https://www.jornada.com.mx/notas/2022/10/30/sociedad/academicos-de-la-upn-ajusco-rechazan-lineamientos-de-carga-docente/
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