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Reproducción de espacios biodiversificados y acción colectiva en la comunidad tsotsil, Altos de Chiapas, México

Reproduction of biodiversified spaces and collective action in the tsotsil community, Altos de Chiapas, Mexico

Edith Cervantes Trejo
CIESAS, México

Reproducción de espacios biodiversificados y acción colectiva en la comunidad tsotsil, Altos de Chiapas, México

EUTOPÍA, Revista de Desarrollo Económico Territorial, núm. 21, pp. 184-201, 2022

FLACSO Ecuador.

Recepción: 28 Marzo 2022

Aprobación: 17 Mayo 2022

Resumen: Se explora cómo el desarrollo del grupo localizado de parentesco atraviesa transversalmente la producción y reproducción de la biodiversidad, mantenida por la práctica de acción colectiva que rige a esta unidad social de parentesco, integrada por los grupos domésticos independientes del padre y de los hijos varones, que habita un complejo habitacional de casas contiguas denominado unidad de residencia. Se propone el concepto de acción colectiva para designar la práctica social caracterizada por encuentros de elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia que ocurre en espacios sociales complejos organizados y configurados por la patrilocalidad, y la propiedad colectiva ejercida por pueblos indígenas. Tales encuentros vinculados a diversas prácticas son nombrados Tsobolom kutik, término en lengua tsotsil registrado en trabajo de campo que significa “juntos somos”, “juntos estamos”. La contigüidad entre las regiones del hogar y el lugar de trabajo (el espacio biodiversificado o patna) que presenta la casa tsotsil del grupo doméstico acentúa dichos encuentros entre sus miembros y posibilita la práctica de acción colectiva que configura el patna, sustentada en una compleja articulación de procesos de trabajo y socialización de conocimientos. Tal andamiaje social operado por pueblos indígenas para mantener la biodiversidad es irrepetible en otros entornos sociales.

Palabras clave: Acción colectiva, nivel de disponibilidad de presencia, espacio biodiversificado.

Abstract: This article explores how the development of the localized kinship group crosses transversally the production and reproduction of biodiversity maintained by the practice of collective action that governs this social unit of kinship, made up of domestic groups independent of the father and sons, who inhabits a housing complex of adjoining houses called a residence unit. The concept of collective action designates the social practice characterized by meetings with a high level of availability of presence-co-presence that occurs in complex social spaces organized and configured by patrilocality and collective property exercised by indigenous peoples. Such meetings linked to various practices are named Tsobolom kutik, a term in the tsotsil language recorded in field work that means "together we are", "together we are". The contiguity between the regions of the home and the workplace (represented in the biodiversified space or patna) presented by the tsotsil house of the domestic group accentuates these meetings between its members and enables the practice of collective action that configures the patna, supported on a complex articulation of work processes and knowledge socialization. This social staging operated by indigenous peoples to maintain biodiversity is unrepeatable in other social environments.

Keywords: Collective action, presence availability level, biodiversified space.

Introducción

Este trabajo se aproxima a la relación dinámica entre el mantenimiento de la biodiversidad y el desarrollo del grupo localizado de parentesco, que estructura a la comunidad tsotsil, destacando la acción colectiva que rige la vida cotidiana de esta unidad social.

El grupo localizado de parentesco ha sido reportado empíricamente en prácticamente todos los grupos lingüísticos indígenas del área mesoamericana de México, Guatemala y el sur de Nicaragua (Robichaux 2002, 75). Numerosos registros etnográficos coinciden en que la casa de los abuelos se encuentra rodeada por otras pertenecientes a sus hijos y a su descendencia (Vogt 1966, Collier 1976, Hunt 1976, Nutini 1976, Villa Rojas 1992).

La patrilocalidad, que caracteriza al grupo localizado de parentesco, configura un complejo habitacional de casas contiguas de grupos domésticos independientes (de los padres y de los hijos varones), denominado unidad de residencia (Cervantes, Estrada y Bello 2017). Sede en donde intersectan las actividades de rutina de los integrantes de los diferentes grupos domésticos que articula esta unidad social. La práctica de propiedad colectiva produce fronteras internas que exhiben marcadores físicos apenas identificables en diferentes espacios de la unidad de residencia. Contexto que incide en un elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia (Giddens 2011, 155) en encuentros de actores miembros del grupo localizado de parentesco.

Durante el trabajo de campo de esta investigación se registró que dichos encuentros colectivos son nombrados Tsobolon kutik, esquema cognitivo empleado en la lengua tsotsil cuyo sentido o significado es “juntos somos”, “juntos estamos”. Tal vocablo se usa de manera reiterada en diversas actividades, entre ellas el mantenimiento del acervo de biodiversidad y la convivencia cotidiana conjunta, develándose así una dimensión colectiva en encuentros y actividades. De estos hallazgos, se desprende el concepto propuesto de acción colectiva, la cual designa la interacción social o práctica social de miembros del Grupo de parentesco y del grupo doméstico sustentada por el tipo de encuentros ya caracterizado, que ocurre al interior de sus respectivas sedes, la unidad de residencia y la casa, las cuales constituyen espacios sociales complejos organizados y configurados por la patrilocalidad y la propiedad colectiva ejercida por pueblos indígenas.

El trabajo de campo que sustenta esta investigación se realizó de octubre del 2021 a enero 2022. Prácticas de parentesco (residencia y herencia de la tierra) de estos Grupos y su incidencia en la organización del territorio de comunidades cafetaleras tseltales así como ´procesos de socialización de conocimientos se abordaron en Cervantes, Estrada y Bello (2017) y Cervantes Trejo y Estrada (2018). Como parte del diseño de investigación se elaboraron guías para indagar el complejo socio-natural del espacio biodiversificado, que articulan categorías analíticas y observables, relación planteada por Giménez (2012, 44) en términos de que “…ningún caso [fenómeno de la vida real] tiene significado en sí mismo y por sí mismo, sino por referencia a una teoría o categoría analítica”. Esta articulación es útil para el proceso de codificación, puesto que los conceptos o códigos se vinculan con los datos de la materia textual: transcripciones, entrevistas o notas de campo (Coffey y Atkinson, 2003). Las prácticas de recolección de datos aplicadas en campo se basaron en entrevistas abiertas, observación directa, diario de campo, elaboración de genealogías y esquemas de emplazamientos residenciales.

Las preguntas que orientaron la investigación, aluden a los atributos de los usos del espacio o regiones de las sedes en cuestión. También inciden en un elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia en encuentros que posibilitan complejos procesos de manejo de la biodiversidad. , a los elementos constitutivos de la práctica de acción colectiva, que sustenta dicha biodiversidad vinculada a usos culturales, a cómo el proceso de residencia patrilineal, asentado en la apropiación del territorio de la unidad de residencia, es vinculante con cambios en la composición genealógica del grupo localizado de parentesco y con la reproducción de espacios biodiversificados. Esto se ejemplifica a través de dos unidades sociales, representativas del término e inicio del mismo, que pertenecen a la comunidad de Chocó, municipio tsotsil de Mitontic, Chiapas.

Aunque no se pretende un análisis comparativo entre el concepto anglosajón de acción colectiva y el concepto de acción colectiva propuesto en este trabajo, el interés de indicar algunos puntos que diferencian una y otra acción social en el documento, reside en destacar aspectos del contexto en que éstas se realizan. Los resultados que dan origen al capitulado del documento de cierta manera alimentaron esta intención. Así, los espacios de vida con fronteras permeables en la comunidad indígena se distinguen sustantivamente de los espacios compartimentados de convivencia cotidiana en las urbes; la acción colectiva de los movimientos sociales se “realiza” en espacios públicos (plazas, carreteras), pues son los que permiten concentraciones con elevada disponibilidad de presencia, su carácter coyuntural contrasta con el acto cotidiano de la acción colectiva en la comunidad indígena, además ocurre “para hacer frente a lo no estructurado ante las fallas en la integración del sistema” (Jiménez 2007). Se considera que el estudio de la acción social de gran escala no excluye el análisis de aquella que sustenta prácticas cotidianas, ya que esta es manifestación del obrar humano. En tal sentido, la acción colectiva que mantiene y reproduce la biodiversidad en la comunidad indígena expresa su agencia y capacidad al sostener y erigir a México como país megadiverso.

Ubicando a la comunidad tsotsil

El Alto Bloque Central de Chiapas, hoy la región de Los Altos de Chiapas, constituye un territorio ocupado desde épocas prehispánicas. Los pueblos que lo habitan son llamados Mayas de Las Tierras Altas, y actualmente conforman dos extensos bloques etnolinguísticos, tsotsil y tseltal. Estos pueblos contemporáneos mantienen una organización territorial basada en un patrón de poblamiento disperso a través de los parajes, que Florescano (1990) califica como un modelo enraizado en el posclásico maya.

Tal apropiación del territorio de larga duración contrasta con la organización urbana del espacio de la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, núcleo poblacional concentrado que inicia con un pequeño asentamiento español en 1528. Los territorios, como espacio-temporalmente producidos, se manifiestan en el vasto Bloque Central (240 mil hectáreas aprox.) a través de parajes o comunidades indígenas diseminadas en su área montañosa, cuya población frecuentemente va de 150 a 800 habitantes, y de un asentamiento urbano ubicado en el poljé (Cervantes 2006), estructura de fondo horizontal formada por un hundimiento en bloque del terreno a partir de fallas regionales (Jiménez Salas 1984), que contaba con 215,874 habitantes en el año 2010 (INEGI, 2011). Estas territorialidades opuestas se ilustran en la figura 1.

Patrones de poblamiento: urbano y disperso (mayense).
Figura 1
Patrones de poblamiento: urbano y disperso (mayense).

En la región alteña, las relaciones socio-espaciales se inscriben en un campo de fuerzas, es decir, de relaciones de poder que se proyectan sobre un sustrato espacial (Souza citado por Saquet y Cichoski 2011, 10) Así lo manifiestan las distintas divisiones político-administrativas que han intentado desestructurar el patrón de poblamiento mesoamericano. Durante La Colonia, la Corona Española impuso la estructura del pueblo de indios, que suponía la concentración de la población alrededor del emplazamiento del Cabildo. Posteriormente, la entidad administrativa del municipio que rige la organización institucional del espacio en México, vino a reforzar ese enfoque urbano. Sin embargo, el poblamiento de los municipios tsetales y tsotsiles ha venido conservando y reproduciendo el antiquísimo patrón de asentamiento disperso, que se materializa en una cabecera municipal relativamente despoblada y pequeños núcleos de población diseminados al interior del territorio municipal (Cervantes 2022). Esto ha significado la marginación estructural para las comunidades indígenas en el plano del acceso a servicios públicos básicos; ya que la normatividad estatal para su dotación tiene como base el grado de jerarquía urbana de cada localidad, definido por el tamaño de su población (Cervantes 2006, 158).

Los territorios son producidos espacio-temporalmente por el ejercicio del poder de un determinado grupo, es decir, por territorialidades cotidianas (Saquet 2015, 40). Este uso de poder, entendido como la capacidad transformadora de la acción social (Giddens 2012, 144), se expresa en los territorios de los pueblos indígenas tseltal y tsotsil al ser considerados regiones bioculturales, pues constituyen laboratorios de diversidad biológica sustentados en largos procesos de domesticación de recursos bióticos. Una aproximación al tejido social indígena que produce y reproduce tal biodiversidad es abordada en los siguientes apartados a través de los grupos localizados de parentesco de la comunidad de Chocó, perteneciente al municipio tsotsil alteño de Mitontic.

Reproducción de espacios biodiversificados en el ámbito de residencia del grupo localizado de parentesco

La unidad de residencia es un complejo habitacional de casas contiguas de grupos domésticos configurada por la patrilocalildad y la propiedad colectiva, en donde habita el grupo localizado de parentesco integrado por tres generaciones de lazo patrilineal (Cervantes, Estrada y Bello 2017).

Robichaux (2002, 72) plantea que la clave para entender la reproducción social de este tipo de grupos de parentesco, constituidos bajo principios patrilineales, se encuentra al vincular el ciclo de desarrollo de grupos domésticos con el proceso de herencia o transmisión de patrimonio. En efecto, la formación del grupo localizado de parentesco corresponde a la fase denominada fisión o dispersión del citado ciclo. Esta fase consiste en la herencia in vivo que realizan los padres a sus hijos casados, que comprende los terrenos que ceden dentro de su vecindario para que ellos construyan su casa (patrilocalidad), así como parcelas de uso agrícola (herencia patrilineal de la tierra). A través de tales prácticas esta unidad social opera procesos de administración del territorio en la comunidad indígena, constituyéndose en una unidad socioterritorial.

La figura 2 ilustra las distintas fases del proceso de reproducción social en cuestión representado en la composición genealógica de un grupo localizado de parentesco tsotsil y la organización territorial de su unidad de residencia, que expresa un proceso de residencia patrilineal ya concluido. Así, en la reproducción social del grupo, implícita en sus relaciones sociales, media una territorialidad (Saquet 2015, 104) manifiesta en los espacios de vida lindados de los grupos domésticos que lo integran.

Esquema Reproducción social de un grupo localizado de parentesco tsotsil y organización territorial de la unidad de residencia. (Proceso de residencia patrilineal concluido) Chocó, Municipio de Mintontic, Chiapas.
Figura 2
Esquema Reproducción social de un grupo localizado de parentesco tsotsil y organización territorial de la unidad de residencia. (Proceso de residencia patrilineal concluido) Chocó, Municipio de Mintontic, Chiapas.

Al término de la fase de expansión, circunscrita al período de procreación de los hijos, el grupo doméstico fundador del Grupo de parentesco divide una sección del espacio biodiversificado de su casa en partes iguales según el número de hijos para el emplazamiento de sus casas. Tal acto da inicio a la residencia patrilineal, funda la unidad de resicencia como espacio colectivo de vida y al grupo localizado de parentesco como unidad social. El terreno donde inicialmente se asienta el grupo doméstico de los padres-abuelos adquiere ahora la categoría Kosil ku’untik conforme ocurre el proceso de residencia, dicha nomenclatura significa “terreno nuestro-de todos” y expresa un sentido de propiedad colectiva lindada y de apropiación colectiva del territorio.

La casa tsotsil, nombrada Na, se articula como región a la sede de la unidad de residencia, que es el lugar donde intersectan las actividades de rutina de los miembros del Grupo de parentesco, a la vez constituye una sede que alberga las actividades diarias del grupo doméstico. De modo que, las prácticas sociales de esta unidad social se sitúan en ambas sedes. Así, la territorialidad cotidiana del grupo doméstico, situada en el espacio de Na, escala a una territorialidad cotidiana en el espacio de la unidad de residencia, que es colectiva y articuladora de actividades de miembros del Grupo, vinculadas a encuentros para el trabajo colaborativo, reuniones de convivencia, etc.

La conformación de la sede Na es un proceso que culmina con cuatro usos del espacio: ve’obal na (cocina), vayebal na o wayebal na (dormitorio), amak (patio) y patna (espacio biodiversificado), como lo ilustra la figura 3. El conjunto de la cocina y dormitorio, articulados por el patio, ocupa solo una pequeña parte de Na, y está relacionado con actividades del hogar. El patna es el espacio de mayor dimensión y el lugar de trabajo al interior de la casa tsotsil, ahí el grupo doméstico articula múltiples ciclos de cultivos constitutivos de una diversidad biológica, proveedora de una variedad de usos culturales (alimenticio, medicinal, ornamental, y otros).

La figura 3 muestra la organización territorial de la unidad de residencia de un grupo localizado de parentesco tsotsil, cuyo proceso de residencia patrilineal inicia, pues su genealogía registra un solo hijo casado. En su configuración se distingue la gran extensión del patna del grupo doméstico fundador del Grupo, conformado por la madre, hijas e hijos no casados.

Esquema genealógico de un grupo localizado tsotsil y organización territorial de su unidad de residencia. (Proceso de residencia patrilineal inicial). Chocó, Municipio de Mintontic, Chiapas.
Figura 3
Esquema genealógico de un grupo localizado tsotsil y organización territorial de su unidad de residencia. (Proceso de residencia patrilineal inicial). Chocó, Municipio de Mintontic, Chiapas.

La patrilocalidad, como elemento constitutivo de la reproducción social del grupo localizado de parentesco, genera cambios en la organización territorial de la unidad de residencia. Los cambios en la composición genealógica del Grupo acompañan el establecimiento consecutivo de Nas, con la consiguiente reproducción de espacios biodiversificados al interior del ámbito colectivo de residencia de esta unidad social. Por ello, el Grupo de parentesco de la figura 2 tiene cinco patna al interior de su unidad de residencia, mientras el Grupo de la figura 3, cuya constitución inicia, exhibe solo dos espacios biodiversificados. Mas ¿cuáles son las características de la unidad de residencia y Na, configuradas por la residencia patrilocal y la propiedad colectiva, que inciden en elevados niveles de disponibilidad de presencia de miembros del Grupo de parentesco en encuentros en dichas sedes? Una aproximación a esta cuestión se presenta en el siguiente apartado.

Caracterización de la casa tsotsil: disponibilidad de presencia en encuentros colectivos

El proceso de residencia patrilocal, y con ello la conformación de la unidad de residencia, inicia con la parcelación de una sección del patna de los padres en partes iguales considerando el número de hijos varones procreados. La parcelación se realiza en un acto colectivo denominado Tsobolon kutik que significa “juntos estamos, juntos somos”, y participan en él todos los miembros del grupo doméstico de los padres para “sembrar piedras” o Ts’un ton, que consiste en colocar piedras en los vértices de cada terreno parcelado. La parcela así delimitada por cuatro mojones se entrega a cada hijo en calidad de moton osil, “regalo de terreno”, y en señal de agradecimiento los hijos ofrecen una comida en la que todos conviven.

De esta manera, los mojones son los únicos marcadores físicos que delimitan las fronteras de los terrenos donde se establecerán las Na de los hijos y su descendencia. Este marcaje espacial evidencia un ejercicio de la práctica de propiedad colectiva ejercida por pueblos indígenas. Frecuentemente, las regiones de la sede-unidad de residencia, es decir, las Na de los grupos domésticos de los hijos conservan dicha delimitación y presentan fronteras permeables que permiten una intensa interacción social al interior del complejo habitacional. Si las Na están delimitadas por setos, generalmente de pequeña dimensión, la interacción social se “concentra” en la sede de la casa tsotsil, con excepción de la región del amak de la casa del grupo doméstico de los abuelos, articuladora de encuentros de los miembros del Grupo, y centro de la unidad de residencia ya que los marcadores de esta casa son mojones apenas perceptibles.

En cualquier caso, los encuentros de actores en estas sedes se caracterizan por elevados niveles de disponibilidad de presencia-copresencia y están vinculados a gran diversidad de actividades, en tsotsil estos encuentros se denominan Tsobolon kutik “juntos estamos”, “juntos somos”. En este trabajo, el concepto de acción colectiva designa la interacción social o práctica social sustentada por este tipo de encuentros colectivos.

Las territorialidades cotidianas del grupo doméstico sustentadas en las actividades diarias en el espacio del hogar (ve’obal na, vayebal na y amak) y aquellas que ocurren en la región del patna muestran ritmos diferentes. La territorialidad implícita en el acontecer de las labores de manejo en ese espacio de trabajo tiene un carácter procesual, derivado de los itinerarios técnicos de los múltiples ciclos de cultivo ahí establecidos, así como del acervo de recursos bióticos resultado de largos procesos de domesticación. La organización territorial de la sede Na exhibe una integración entre ambas regiones de fronteras permeables. Esto origina que el ordenamiento temporal y espacial de actividades en los usos del espacio del hogar y el lugar de trabajo se vincule con rutinas de encuentros de elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia, característica de la acción colectiva de esta unidad social. Tal contigüidad entre regiones posibilita entonces que el grupo doméstico opere de manera colectiva la compleja articulación de procesos de trabajo inherentes a la biodiversidad establecida en patna.

La disponibilidad de presencia de los miembros del grupo doméstico en la región patna se acentúa bajo el contexto de propiedad colectiva en que se configura territorialmente Na. Ya que la frontera que la separa de la región del hogar es la demarcación presentada por el propio sembradío de cultivos. Ahora bien ¿cuáles son los mecanismos que sustentan los procesos de trabajo en patna?

La práctica de acción colectiva en patna: aproximación a procesos de trabajo y socialización de conocimientos

El patna es el laboratorio botánico de Na. Inicialmente es un espacio semi-biodiversificado, condición de la fracción del patna de los padres que fue heredada a cada hijo varón para el establecimiento de su casa. Posteriormente alcanza una compleja configuración de ciclos de cultivos que denotan una articulación de procesos de trabajo operados por el grupo doméstico, a la que es inherente procesos de socialización de conocimientos que son necesarios para adquirir la visión integral que precisa un manejo diversificado de especies.

La práctica de acción colectiva se concibe en este trabajo como interacción social, y al grupo doméstico que la opera como sistema de interacción social (SIS). La interacción social denota encuentros en que individuos se comprometen en situaciones de copresencia (Giddens 2011, 122). Así lo constatan los encuentros en torno al trabajo articulados al mantenimiento de biodiversidad al ser nombrados Tsobolon kutik amtel ta patna, “juntos somos o juntos estamos para trabajar en el patna”, que además expresan una interacción social colectiva de elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia por parte de los miembros de esta unidad social.

La práctica de acción colectiva que sustenta el patna, aquí se analiza en términos de forma constitutiva de interacción social, disociada en relaciones de poder y comunicación de sentido. Los procesos de trabajo que el SIS del grupo doméstico opera en esta práctica se vinculan con el uso de poder. El poder es inherente a la acción e implica un sentido de aptitud transformadora (Giddens 2011, 52). Representa la capacidad del agente, el grupo doméstico, de aportar recursos que se aplican como medios en la realización de la práctica de acción colectiva que reside en el mantenimiento del conjunto de ciclos de cultivo establecidos en el patna.

En el contexto mesoamericano, el recurso aportado en los procesos de trabajo agrícola reside en una tecnología basada en el uso de conocimientos, que además incluye medios de producción representados en un acervo de recursos bióticos que son resultado de largos procesos de domesticación. Esta tecnología, se diferencia de la tecnología artefactual o instrumentista, que es la visión más arraigada de la tecnología, la cual considera que las tecnologías son simples herramientas o artefactos construidos para una diversidad de tareas (González 1996, citado por Osorio 2002).

El proceso de biodiversificación que configura al patna va a la par del desarrollo del grupo doméstico, mediado por un conocimiento que se va adquiriendo o Kich’tik chanumtasel, “recibimos enseñanza”. Generalmente, el patna del grupo doméstico fundador del grupo de parentesco exhibe gran densidad de cultivos y policultivos en comparación al patna recién formado de un hijo casado. Tal diferencia es ilustrada en el siguiente cuadro.

Cuadro 1
Densidades de cultivos y policultivos en patna de grupos domésticos pertenecientes a grupos localizados de parentesco de la comunidad tsotsil de Chocó, Mitontic, Chiapas.
Densidades de cultivos y policultivos en patna de grupos domésticos pertenecientes a grupos localizados de parentesco de la comunidad tsotsil de Chocó, Mitontic, Chiapas.

Otro componente de la práctica de acción colectiva que el SIS del grupo doméstico opera en la región del patna, es el proceso colectivo de socialización de conocimientos, que aquí se vincula con la categoría analítica de comunicación de sentido. Esta categoría hace referencia al uso de esquemas interpretativos o de comprensión por los cuales los participantes se explican lo que cada uno dice y hace, bajo un marco de saber mutuo compartido por una comunidad (Giddens 2012, 158). Los procesos de socialización de conocimientos se basan en los conceptos o esquemas cognitivos que soportan el mecanismo colectivo de enseñanza-aprendizaje. Estos procesos son intergeneracionales, permiten ir configurando una visión integral del manejo biodiversificado del patna y el desarrollo de los procesos de trabajo de los cultivos.

La raíz chan del verbo chanel significa aprender/enseñar. Jchanub tas batik es una expresión que significa “nos enseñamos/aprendemos nosotros mismos”. Estos conceptos o esquemas interpretativos se emplean en los encuentros de enseñanza aprendizaje en el patna de la casa tsotsil. Y sugieren un aprendizaje-enseñanza mutuo y colectivo, en donde la información tecnológica generada en los procesos de trabajo se intercambia, no se transfiere o deposita en aquellos que no saben. Destaca aquí la agencia de las mujeres en tales encuentros, de cierta forma condicionada por su permanencia en Na ante la estancia de los hombres en otras sedes de trabajo como jornaleros, albañiles, etc.

Los encuentros colectivos de enseñanza-aprendizaje se entrelazan con aquellos que ocurren a intervalos precisos de los itinerarios de trabajo vinculados al manejo cíclico de cultivos establecido en el patna, apuntalan así el almacenamiento” de una compleja información que descansa en la memoria de los miembros de los grupos domésticos que integran a los grupos de parentesco que habitan la comunidad indígena, teniendo como medio el habla en situaciones de copresencia y un elevado nivel de disponibilidad de presencia.

Los encuentros colectivos de enseñanza-aprendizaje a la vez, atraviesan transversalmente los escenarios donde ocurren las prácticas de uso cultural de los bienes obtenidos del patna, en donde las mujeres son protagonistas en el paulatino proceso de enseñanza. El nexo entre la biodiversidad de tal espacio y el uso de los recursos obtenidos atestigua la estrecha relación entre trabajo y usos, que abarca más allá del alimentario. Así, los recursos bióticos “inventariados” mantienen una estrecha vinculación con el uso cultural alimenticio, medicinal, ritual, y otros que hace el grupo doméstico de ellos, y que en ocasiones incluye a miembros que no pertenecen al grupo de parentesco. En dicha biodiversidad está la ascendencia mesoamericana del policultivo que posibilita la obtención y uso de tal pluralidad de bienes.

Los alimentos elaborados con base en maíz (Zea mays) y frijol (Phaseolus) obtenidos de la milpa son puestos a la mesa de manera cotidiana, así como en convivios del Grupo de parentesco y celebraciones comunitarias. Así, lo consta la diversidad de platillos hechos con base en el grano de maíz (Ixim), desde la tortilla, consumida cotidianamente, hasta los tamales para comidas especiales, cuya elaboración implica el trabajo de varias mujeres del Grupo. Otros alimentos derivados del maíz son los atoles, bebidas preparadas de diferentes modos y de uso frecuente en celebraciones. Los frijoles son un alimento esencial en la dieta diaria del grupo doméstico por lo que son un componente básico del policultivo milpa. El frijol de mata (Phaseolus vulgaris) se produce en el patna, y en la parcela heredada (herencia patrilineal de la tierra) se cultiva Ibes (Phaseolus coccineus), originario de las partes altas de Mesoamérica, entre ellas, la región Los Altos de Chiapas (Martínez 1979). Otro recurso obtenido son las innumerables verduras cuyo término genérico en tsotsil es itaj (arveja, chícharo, cebollín).

Entre los alimentos que provienen de árboles frutales, y que forman parte del policultivo del café, se encuentra plátano (Musa paradisiaca), naranja (Citrus sinesis), limón (Citrus aurantifolia), guayaba (Psidium guajaba). La caña de azúcar (Saccharum oficinarum) se consume como “fruta”. Los alimentos se complementan con productos que se obtienen a través de los ingresos en dinero de la venta del café y/o del trabajo asalariado de los hombres realizado de manera temporal (albañilería o jornalerismo); pastas para sopa, aceite, sal, azúcar son insumos comunes en la cocina de los grupos domésticos. Aún con ello, la acción colectiva en patna sustenta el autoabasto alimentario de los grupos domésticos del grupo localizado de parentesco y con ello de la comunidad indígena, resignificando así un aspecto de su autonomía.

Conclusiones

El mantenimiento de la biodiversidad en la comunidad indígena tsotsil alteña está vinculado a la dinámica de reproducción social del grupo localizado de parentesco que se expresa en el proceso de residencia patrilineal, el cual viene a configurar la unidad de residencia, espacio social complejo organizado bajo propiedad colectiva que alberga los espacios de vida de grupos domésticos que lo integran, y a los que son intrínsecos espacios biodiversificados.

En la articulación estructural del grupo doméstico al grupo de parentesco media una apropiación del territorio manifiesta en la conformación de la casa tsotsil, denominada Na, cuya organización territorial muestra que hogar y lugar de trabajo constituyen usos del espacio o regiones contiguas. El lugar de trabajo refiere a un espacio biodiversificado llamado patna, mientras que el uso del espacio dedicado al hogar está constituido por el conjunto de la cocina y dormitorios articulados por un patio. Las territorialidades cotidianas del grupo doméstico al interior de la sede Na se sustentan así en esta diferencia de actividades diarias. De esta manera, el ordenamiento temporal y espacial de actividades en los usos del espacio en cuestión se vincula con rutinas de encuentros de elevado nivel de disponibilidad de presencia-copresencia, acrecentadas por las fronteras permeables de estas regiones. Este tipo de encuentro es nombrado Tsobolon kutik “juntos somos”, “juntos estamos”, y caracteriza a la práctica de acción colectiva de esta unidad social que posibilita la compleja articulación de procesos de trabajo inherentes a la biodiversidad establecida en patna.

La aproximación a la práctica de acción colectiva en la región patna revela una articulación de procesos de trabajo, cuya tecnología tiene como base el uso de conocimientos y medios de producción representados en un acervo de recursos bióticos que son resultado de largos procesos de domesticación. Tal densidad de información tecnológica precisa de procesos colectivos de socialización de conocimientos que operan en encuentros de enseñanza-aprendizaje, los cuales apuntalan el “almacenamiento” de tan compleja información que descansa en la memoria de los actores, teniendo como medio el habla en situaciones de copresencia y un elevado nivel de disponibilidad de presencia. Se sostiene que la práctica de acción colectiva que mantiene la biodiversidad tiene como soporte un andamiaje social operado por los pueblos indígenas que es irrepetible en otros entornos sociales.

El nexo entre la biodiversidad establecida en el patna de la casa tsotsil y los usos de los bienes obtenidos atestigua la estrecha relación entre trabajo y usos culturales, que comprenden además del alimenticio, el uso medicinal, ritual, y otros. En dicha biodiversidad está la ascendencia mesoamericana de policultivos que posibilita la obtención y uso de tal pluralidad de bienes.

El tejido social indígena que produce y reproduce la biodiversidad en la comunidad indígena alteña, sustentada en la acción colectiva, escala a nivel de los territorios de los pueblos indígenas tsotsil y tseltal y los posiciona como regiones bioculturales, y al conservar la biodiversidad en ellas ampara su autobasto alimentario, resignificando así un aspecto más de la autonomía de los territorios. La indagación de la acción colectiva es toral para comprender la resiliencia de las comunidades indígenas ante situaciones de riesgo que implica la modernidad, a la vez que la visibilidad del conjunto de elementos que la sustenta simultáneamente vendrá a cuestionar y a ofrecer nuevos horizontes.

A María Bertely, in memorian

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