El movimeinto negro Brasileño desde la abolición hasta los cabellos rizados

The Brazilian black movement since the abolition to the afro curly hair

Gustavo Reis de Araujo
Universidade Estadual de Campinas, Brasil

El movimeinto negro Brasileño desde la abolición hasta los cabellos rizados

Espacios Públicos, vol. 20, núm. 50, 2017

Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: 13 Septiembre 2016

Aprobación: 14 Septiembre 2017

Resumen: El artículo presenta la actuación, las demandas, los personajes y las fuerzas que componen el trasegar histórico del movimiento negro brasileño. El texto comienza destacando las actuaciones de los negros en las revueltas esclavas del siglo XIX, luego enfatiza, desde inicios del siglo XX las actividades políticas, tanto de los grupos de samba, como la prensa negra que denunció el racismo. El siglo XX será marcado por la actuación del Frente Negro Brasileño y, en los años 1930, de la creación del Movimiento Negro Unificado (MNU). Estos escenarios crean un terreno propicio para las posteriores luchas por las cuotas raciales, la ley de la enseñanza de historia de África, hasta la práctica del orgullo por los cabellos rizados. Las demandas y grupos no escapan de los momentos históricos de lucha por los que pasó Brasil a lo largo del siglo XX.

Palabras clave: Población negra, Frente Negro Brasileño (FNB), Movimiento Negro Unificado (MNU), Cuotas raciales, Esclavitud.

Abstract: This article introduce the acting, the demands, the agents and the groups that constitute the history of the Brazilian black movement. In this period stands out the agency of the black people in the slave revolts of the 19th century. Since the beginning of the 20th century with the acting of samba groups and the black press that denounced the racism while valorized the Afro-Brazilian culture, the acting of the Frente Negra Brasileira (FNB - Brazilian Black Front) in the 1930s, the foundation of the Movimento Negro Unificado (MNU - Unified Black Movement), the racial quotas issue at Brazilian public universities, the law which made the teaching of African and Afro-Brazilian History obligatory, until the construction of pride for the afro curly hair. The demands and the groups mingle into the historical moments of the struggle of the black community throughout the 20th century.

Keywords: Black population, Brazilian Black Front (FNB), Unified Black Movement (MNU), Racial quotas, Slavery.

LA LUCHA CONTRA LA ESCLAVITUD Y CONTRA EL RACISMO: DEL SIGLO XIX HASTA SIGLO XX

Tornarse el hombre invisible siempre fue algo común en el día a día de los negros en Brasil. Desde el tratamiento como esclavo dado a los jóvenes negros, hasta las familias negras encarceladas en los sótanos de las grandes ciudades. En la década de 1880 hubo muchos movimientos organizados y revueltas, cuestionamientos y presiones políticas, creando algunas molestias en el confort y privilegio de las élites brasileñas. Pues esos grupos hegemónicos mantenían concentradas toda la riqueza del país, y aunque abrían sus cabezas a las efervescencias políticas de Europa, eran incapaces de romper con sus posiciones opresoras y racistas. Como dice el sociólogo brasileño Florestan Fernandes, en aquel Brasil de comienzos del siglo XX, tuvo lugar una revolución de los blancos para los propios blancos (Fernandes, 1980: 06).

Aunque el proceso del cambio social del país en ese período haya sido poco revolucionário, es necesario resaltar la importancia de los movimientos de revueltas esclavas y el activismo jurídico mezclado a la actuación del movimiento abolicionista. Junto a esas fuerzas despuntaron personajes importantes del siglo XIX, como Luiza Mahin y su hijo Luiz Gama1, ambos participantes de revueltas ocurridas en las provincias de Bahia y São Paulo, respectivamente. Ese proceso de efervescencia política en las últimas décadas del siglo XIX, crearon un espíritu de cambio social, donde la esclavitud y la dominación de un grupo racial por otro, no gozaban de justificación alguna. Así, todos los hechos ocurridos en el período hacen parte del proceso del “encaminamento político” de la esclavitud, como dice la historiadora brasileña Joseli Mendonça (Mendonça, 1999: 21). Iniciado en las décadas finales del siglo XIX, pasando por la abolición formal y conservadora, como dice Florestan Fernandes, hasta las primeras décadas del siglo XX.

La historiadora Célia Marinho nos trae la narración de las discusiones parlamentares ocurridas en la Cámara del estado de São Paulo, a lo largo de las décadas de 1880 y 1890, sobre la cuestión de la migración europea a Brasil. Desde el año 1884 las élites económicas y políticas paulista, tenían en mente la promoción del desarrollo agrario por medio de la mano de obra europea en detrimento de la población negra. Los diputados consideraban a los trabajadores europeos como la parte propulsora del cambio paulista, pues los consideraban más inteligentes y adelantados (Azevedo, 1987). Así, en febrero de 1888 - año también de la Abolición formal de la esclavitud en el país - los diputados paulistas votaron a favor del proyecto de migración para la introdución de 100 mil inmigrantes europeos, los cuales deberían venir con sus familias, con boletos pagos y tierras donadas por el estado brasileño (Azevedo, 1987: 172-74). De ese modo, entre 1870 y 1902, la media anual de italianos - principal grupo venido al país en ese período - fue de cerca de 43 mil personas (IBGE, 2007: 162).

En ese proceso de ayuda institucional a los inmigrantes en detrimento de la población negra y nativa, nació, en el año de 1931, el Frente Negro Brasileño como conjunto de varias organizaciones negras que denunciaban el racismo desde la abolición formal en 1888 hasta los primeros años del siglo XX, en el período político de la Primera República. Con una población negra que no era republicana en el país, pues no había sido “invitada” a participar del proceso de inserción popular del liberalismo político y tampoco de una vida ciudadana. El Frente Negro Brasileño, denunció la idea del blanquecimiento que sostenía la visión racista del Estado brasileño, justamente a partir del proceso de convertir la población en general en personas de piel más blanca a través de la gran migración de europeos hacia el país. Así, el Estado empieza a fomentar una imagen de que Brasil tenía una democracia racial, en la que negros y blancos vivían juntos y en armonía, lo que fue duramente criticado por el Frente en sus años de existencia.

El espacio y los encuentros del Frente tenían el objetivo de crear un amplio diálogo entre los negros de São Paulo a partir de actividades de ocio, alfabetización, encuentros políticos, búsqueda de empleo y confraternizaciones en general. El objetivo de estas actividades era difundir el sentido de la definitiva “integración” del negro en la sociedad paulista, al tiempo que denunciaban firmemente la situación de exclusión, desempleo y discriminación. En el ambiente público predominaba un feroz racismo, que juzgaba los trazos negros de nariz, boca, cabellos rizados y todo aquello que se acercaba a cualquier ascendencia africana. Y fue principalmente contra el racismo, valorando la belleza e historia afro-brasileña, que nació lo que llamamos movimiento negro brasileño.

EL NACIMIENTO DEL MOVIMIENTO NEGRO BRASILEÑO: SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

El historiador Joel Rufino dos Santos, citado por Petrônio Domingues, define el movimiento negro como un ambiente donde “se agregan entidades de religiones africanas, clubes recreativos de negros, grupos de danza, capoeira, teatro, poesía, centros de investigación de la temática racial y grupos de movilización política y social, con discursos antirracismo”. Y para Domingues, “el movimiento negro es la lucha de los negros para solucionar sus problemas derivados de las discriminaciones raciales, que los marginaliza en el mercado laboral, en el sistema de educación, político, social y cultural” (Domingues, 2007: 101). Y completa al afirmar que un movimiento social es caracterizado por ser un grupo más o menos organizado que tiene un programa, objetivos o plan común. Tal definición puede ser utilizada, aunque faltan algunos apuntes que son extremamente importantes para caracterizar las acciones actuales de los movimientos negros en Brasil.

Así, acercamos más las ideas presentadas por el intelectual mexicano Armando Bartra, que en su libro “Hambre y Carnaval” (Bartra, 2013), define los movimientos sociales como grupos de respuesta política que organizan rituales que dan sentido a la existencia, con acciones muchas veces efímeras, pero, trascendentes y políticamente imaginativas. O sea, organizan grandes performances, que según el antropólogo brasileño Guilherme Gitahy, son intervenciones artísticas que ideológicamente producen una “reversión de la imagen pública”, un discurso radical que rechaza el mundo dado, mientras abre caminos de lenguaje para los deseos de un mundo afuera del mundo hegemónico (Gitahy, 2007: 49).

El movimiento negro a lo largo del siglo XX pasó por todas esas formas de acción: grandes performances artísticas, contundentes marchas en las calles, discusiones parlamentarias y debates académicos. Aun cuando algunas de las reivindicaciones ya fueron conquistadas, otras se mantienen hasta hoy como demandas permanentes del movimiento. A decir verdad todos esos momentos fueron vividos por el Movimiento Negro Unificado (MNU), grupo nacido el año de 1978 después de una gran manifestación contra el racismo y la dictadura civil-militar brasileña. Su creación estuvo a cargo de diferentes organizaciones negras de los cuatro lados del país que reivindicaban mejoras en la vida de la población negra, creación de políticas públicas y también la denuncia de la falsa democracia racial, tal como hacía el Frente Negro en el comienzo del siglo XX.

El nombre de la organización hace referencia especialmente a la importancia alcanzada con las acciones del grupo, pues el MNU en realidad articuló la unidad de las luchas y así creó una agenda política nacional del movimiento negro, al tiempo que influenciaron la actividad de muchas formas de protesta, lo que nos lleva de nuevo a reflexionar sobre el “carnaval” de Bartra y las “performances” de Gitahy. Las marchas del MNU siempre contaban con la presencia de carteles con frases de protesta, sin embargo, eran también llenas de ritmos musicales orquestados por tambores y danzas africanas bailados por negras y negros de cabellos rizados en “black power” junto a una mezcla de muchos colores, siempre imperaba el verde, amarillo y rojo, los colores del movimiento pan-africanista.2

El grupo también contaba con la fuerte presencia de grandes personajes de la intelectualidad negra brasileña, de los cuales destacamos la historiadora y profesora Lélia González y el poeta y escritor de literatura afro-brasileña Luiz Silva (apodado como Cuti). Lélia fue una de las grandes militantes del movimiento negro brasileño. Ayudando a fomentar una discusión poco valorada dentro del movimiento negro y en la izquierda en general: el feminismo a partir de reflexiones y protagonismo de las mujeres negras. Así, la cuestión del género se convirtió en una grande pauta de los movimientos sociales en el país, incluso junto al gran número de denuncias de casos de machismo en medio de las luchas políticas urbanas y también en las luchas armadas contra la dictadura en el ambiente rural.

Otro punto importante a ser destacado, es el realce de otros personajes políticos que hasta aquel período no eran tan evidentes en las luchas políticas en el país. Como dice el intelectual francés Alain Touraine, las luchas en la sociedad del siglo XX no son más motivadas solamente por ciudadanos y trabajadores, sino por distintos actores políticos, fomentando discusiones y luchas en diversas áreas de la sociedad. La emergencia de estos nuevos actores es nombrada por el autor como los “nuevos movimientos sociales” (Touraine, 1989: 10). En ese término podemos insertar el movimiento negro, que junto a la figura del escritor y poeta Luiz Silva, el Cuti, creó una nueva forma de reivindicación y recuperación de la historia: la literatura negra.

Cuti hizo toda su carrera académica en el área de literatura negra, empezando un gran trabajo histórico con la meta de mapear los grandes autores negros de la historia literaria brasileña. Así, llegó a nombres como el ex-esclavo Luiz Gama, de los poetas negros Lima Barreto y Cruz e Souza, todos con una poesía que expresa los problemas y desafíos de ser negro en la sociedad esclavista del siglo XIX. Cuti también fue uno de los fundadores del grupo de poesía negra “Quilombhoje”, el nombre hace una referencia a la palabra “quilombo” y la palabra “hoy”, aludiendo a las acciones de resistencia diaria.

El más famoso “quilombo” que tenemos conocimiento en la historia brasileña es el “Quilombo dos Palmares” ubicado en el estado de Alagoas, en la región nordeste del país. Ese quilombo conoció su auge en el siglo XVII, y resistió por más de un siglo a los ataques de las fuerzas de los señores esclavistas y del propio Estado brasileño. El gran líder del “Quilombo dos Palmares” fue un ex-esclavo llamado Zumbi, quien gobernó el quilombo por quince años hasta ser traicionado por un compañero y muerto por las fuerzas hegemónicas de las tropas portuguesas el veinte de noviembre del año 1695.

Bartra en su obra trabaja con la idea del “mito revolucionario”, un ejemplo donde podemos insertar la imagen de Zumbi creada por gran parte del movimiento negro. Una figura tan imponente que desde los años de la fundación del MNU, siempre se reivindicó el reconocimiento del día 20 de noviembre como el día de la Consciencia Negra, en homenaje a la memoria del líder negro de Palmares. Zumbi es recordado en la historia de la resistencia negra en Brasil en imágenes de carteles y camisetas como símbolo de fuerza y lucha por parte del movimiento negro. En esa fecha se organizan marchas con el objetivo de traer la movilización, reflexionar y motivar la toma de consciencia del pueblo brasileño sobre los problemas raciales ocurridos en nuestro país.

LAS CUOTAS RACIALES Y LA LEY DE ENSEÑANZA DE HISTORIA AFRO-BRASILEÑA

Hacia la segunda mitad del siglo XX, otras organizaciones negras fueron creadas y fortalecidas en todo el país. Sin embargo, algunas reivindicaciones cambiaron, trayendo a las discusiones públicas cuestiones relacionadas con la educación y denuncias por la violencia policial contra la población negra. Así, reivindicaciones por las cuotas raciales y contra el genocidio de la población negra entraron en la agenda política del movimiento.

Las cuotas son una forma de acciones afirmativas, concepto que nació en los años 1960 después de algunas experiencias en India, Malasia y Australia. Según la socióloga brasileña Sabrina Moehlecke (2002), acción afirmativa es:

una acción reparadora, compensatoria o preventiva, que busca corregir una situación de discriminación o desigualdad con ciertos grupos en el pasado, presente o futuro, a través de la valoración social, económica, política o cultural, por un período limitado del tiempo (Moehlecke, 2002: 202)

Las discusiones sobre cuotas raciales empezaron a ser acentuadas dentro del movimiento en la década de 1990. No obstante, solamente en el año 2003 fue conquistada la primera victoria, cuando la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ) promulgó, a través de la Cámara de Diputados, la Ley de Cuotas que aseguraba 20% de cupos para estudiantes provenientes de la educación pública, 20% para estudiantes negros y 5% para estudiantes con discapacidad física. Así, más de cinco mil quinientos estudiantes negros entraron en la universidad entre 2004 y 2007 (Amadei, 2008: 01).

Después de esa conquista, otras universidades aprobaran las cuotas, y así, en el año 2012 fue promulgada la Ley Federal de Cuotas, mediante la cual todas las universidades federales deberían aceptar las directrices de las cuotas. Dice la ley que deberían ser reservados 50% de cupos en todas las carreras de la universidad para estudiantes provenientes de familias con renta igual o menor a 1,5 del salario mínimo de Brasil. Dentro de ese porcentaje, los cupos deberán ser ocupados por estudiantes auto declarados afro-brasileños, a partir del porcentaje total de negros en el estado donde se ubica la universidad federal en la que ocurrió el examen de admisión. Es decir, el número de estudiantes variaba conforme el número general de afro-brasileños en el estado analizado.

Otras de las grandes reivindicaciones del movimiento desde los años 1990, fue la ley de enseñanza del contenido de Historia y Cultura afro-brasileña. Según la percepción del movimiento, a partir de una seria de discusiones internas, quedó al descubierto que el racismo en la sociedad brasileña había creado un conjunto de imágenes negativas y llenas de estereotipos con relación a la población negra. Estos estereotipos causaban daños explícitos a los negros en sus relaciones sociales cotidianas, en su condición psicológica e incluso en su desempeño escolar. Además, había un grave problema debido a la precoz salida de muchos estudiantes negros de las escuelas debido al racismo y a las desigualdades raciales. Así, la creación de un currículo escolar con contenido de la historia de África y de los africanos, junto a la historia de la resistencia frente a la esclavitud, era vistas por el movimiento negro como reivindicaciones de gran valor.

De este modo, en el año 2003, después de muchas marchas y encuentros sobre el contenido de la ley, finalmente fue promulgada para todo el contenido de la primaria, secundaria y bachillerato, diciendo que se “incluirá el estudio de la Historia Africana y de los Africanos, la lucha de los negros en Brasil, la cultura negra brasileña y el negro en la formación de la sociedad nacional, rescatando la contribución del pueblo negro en las áreas social, económica y política en la Historia de Brasil”. En ese sentido organizaciones negras como Uneafro-Brasil, Educafro, Núcleo de Consciencia Negra de USP (Universidade de São Paulo) y el propio MNU, reconocían la enorme importancia de la aprobación del texto, pues llevaron dichos debates para amplias discusiones en el espacio académico y en la sociedad civil. Todos estos grupos tenían trabajos de educación destinados a la población negra, sea en el área de alfabetización o en la preparación para la enseñanza superior universitaria.

GENOCIDIO DE LA POBLACIÓN NEGRA

El septiembre de 2014 la Organización de Naciones Unidas (ONU) emitió un informe sobre Brasil, después que sus delegadas, la francesa Mireille Fanon-Mendes y la argelina Maya Sahli estuvieran en el país para analizar las cuestiones relacionadas con la discriminación racial. El documento intitulado “Report of the working group of experts on people of african descent on its fourteenth session – mission to Brazil” afirma que el racismo en Brasil es “estructural e institucionalizado”. La entidad sugiere que se “acabe con la ideología del blanqueamiento que continúa trayendo daños a las mentalidades de una parte de la población brasileña”. Sobre la violencia estructural afirma que “el uso de la fuerza y de la violencia para el control del crimen, pasó a ser aceptado por la sociedad como un todo porque es perpetrada contra una parte de la sociedad, son estas la población negra y los pobres” (ONU, 2014).

Sin embargo, el análisis que tenemos en Brasil es de la existencia de una cultura de violencia por parte del Estado, sobre todo contra las poblaciones marginalizadas. Esta cultura de la violencia ha sido profundamente debatida por el movimiento negro hace muchos años, desde el periodo de la dictadura se venían denunciando los abusos por parte de las fuerzas represivas del estado. Y ese es el punto que el movimiento enfatiza, pues la policía brasileña jamás logró despojarse de su condición de ser la fuerza represiva de la dictadura y adaptarse al período democrático. De este modo, la policía mantiene los mismos valores, ideología y doctrina militar del período de la dictadura, combate a un supuesto enemigo interno, que son los propios ciudadanos vistos bajo el espectro prejuicioso del racismo, que permea las relaciones entre las instituciones estatales y reproduce el odio racial: el estado es racista y sus fuerzas de seguridad por supuesto también.

Nos dice el intelectual y militante afro-brasileño Douglas Belchior que “la esclavitud, las dictaduras y las falsas promesas de democracia, nos dejaron algunas marcas profundas en las que la muerte siempre estuvo relacionada al castigo, al dolor, al sufrimiento, a la tortura y muchas veces, a la muerte sin cuerpo, sin velorio y tampoco al derecho sagrado de la despedida”. Esa frase traduce un poco los problemas enfrentados por la población negra en Brasil, uno de los países que más mata y encarcela en todo el mundo. Según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), en el año 2013, la policía mató 2.212 personas, o sea, seis personas por día. Un reportaje de BBC destacó que los afro-brasileños tienen 30,5% más probabilidades de ser víctimas de homicidio o 18,4% más oportunidades de ser encarcelados (BBC Mundo, 2014). Según el Mapa da Violencia (2013), en Brasil la tasa de muertes es la más alta desde 1980, y la victimización de la población negra entre 18 y 24 años es 146,5% más alta que la de los jóvenes blancos. Dentro de ese escenario los homicidios son la mayor causa de las muertes, casi siempre en casos que envuelve las acciones de la policía (Mapa da Violencia, 2013).

NEGRO ES BELLO: EL CARNAVAL DE CABELLOS RIZADOS Y LOS PERFORMANCES DE PROTESTA

Aunque, la idea de genocidio sea utilizada por el movimiento negro en general para describir las acciones de violencia física contra la población negra en Brasil, el concepto de “genocidio” es mucho más amplio. Según el intelectual negro brasileño Abdias do Nascimento, “genocidio” se refiere al acto de “silenciamiento” de todo lo relacionado con la imagen del negro africano o afro-brasileño en su sentido cultural, social y racial (Nascimento, 1978). Es una “muerte” ocurrida estructuralmente desde el período de la esclavitud, pasando por la falsa integración de la primera República, hasta los tiempos actuales.

Así, junto a grupos políticos que a través de marchas y foros denuncian la violencia policial, hay también grupos de cultura afro-brasileña que por medio de la música, el teatro y la danza valoran lo cultural venido de África, narrando una y otra vez la historia de ese monumental continente. Por ejemplo, tenemos los grupos afros de la ciudad de Salvador en el estado de Bahia: Ilê Aiyê, Olodum, Filhos de Gandhy y otros, que crean músicas sobre la historia de los reinos africanos y las narran en los carnavales anuales. Grupos musicales que nacieron por las ganas de tornar el carnaval un poco más político, con la meta de reflexionar sobre los problemas enfrentados por el negro brasileño.

Además de la música, esos grupos crearon una estética negra en el carnaval de Bahia, pues desfilan por las calles con ropas, turbantes y colores propios de los pueblos africanos de los que hablan en su música, desde los calzados, pantalones, camisas, hasta los grandes cabellos rizados, en bellos peinados coloridos. A propósito de los cabellos estos son considerados resistencia y fuerza para generar una nueva concepción de belleza. Los cabellos rizados, históricamente denigrados por el racismo brasilero, son ahora valorados como valor estético e identidad política. Nacieron así, músicas de protesta contra la discriminación, diciendo cosas como “respete mis cabellos, blancos/pues cabello vienen de África” del artista Chico César, “yo tengo pelo duro, sarará, criollo” de la cantante Sandra de Sá y “negro es bello” del cantante Jorge Ben.

Después de ese carnaval de ideas, colores, marchas, victorias y luchas que compone el movimiento negro brasileño, podemos entender un poco más de esos muchos grupos que día a día están construyendo sus luchas con el objetivo de emancipar nuestro pueblo afro-brasileño. El repertorio de actuación política ha incluido tanto movilizaciones públicas contundentes y actuaciones culturales de gran impacto estético, así como plataformas de comunicación y educación electrónicas, retumbando en Brasil y en otros países, reivindicando siempre, por vías institucionales o no oficiales. Es importante resaltar la importancia histórica de ese movimiento que resiste y crece desde los tiempos coloniales a fin de crear un país menos racista y más verdadero, con menos falsas democracias y más igualdad en el ámbito racial.

BIBLIOGRAFÍA

1. Amadei, Stella (2008), "Sistema de cotas na UERJ - uma análise quantitativa dos dados de ingresso" en Revista Eletrônica do Vestibular, año 1, núm. 2, Rio de Janeiro - RJ, Brasil, Universidade do Estado do Rio de Janeiro.

2. Azevedo, Célia Marinho (1987), Onda negra, medo branco: o negro no imaginário das elites - século XIX, Brasil, Editora Paz e Terra, Rio de Janeiro - RJ.

3. Bartra, Armando (2013), Hambre y carnaval, México, Editora UAM.

4. BBC Mundo (2014), Por qué la policía en Brasil mata a seis por día, 12/11/15, en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/11/141112_brasil_policia_muertes_gl , consultado el 28 de noviembre de 2015.

5. Domingues, Petrônio (2007), "Movimento negro brasileiro: alguns apontamentos históricos", en Revista Tempo, año 12, núm. 23, Niterói - RJ, Brasil, pp. 100-122.

6. Fernandes, Florestan (1980). "Democracia racial, o mito e o desejo", en Jornal Folha de São Paulo, 08 de junio, São Paulo, Brasil.

7. Gitahy, Guilherme Figueiredo (2007). "Vamos ao baile: gingas da comunicação e da participação no zapatismo" en Revista Lua Nova, núm. 72, São Paulo - SP, Brasil, pp. 47-82.

8. IBGE (Instituto de Geografia e Estatística): Centro de documentação e disseminação de informações (2007), Brasil: 500 anos de povoamento. Brasil, Rio de Janeiro - RJ.

9. Mapa da Violência: homicidios e juventude no Brasil (2013) CEBELA (Centro Brasileiro de Estudos Latino-Americanos) e FLACSO – Brasil (Faculdade Latino-Americana de Ciências Sociais). Brasília – DF, Brasil.

10. Mendonça, Joseli Maria Nunes (1999). Entre a mão e os anéis: a lei dos sexagenários e os caminhos da abolição no Brasil. Brasil, Editora Unicamp, Campinas – SP.

11. Moehlecke, Sabrina (2002). “Ação afirmativa: história e debates no Brasil” en Cadernos de Pesquisa, núm. 117, São Paulo - SP, Brasil, pp. 197-217.

12. Nascimento, Abdias do (1978). O genocídio do negro brasileiro: processo de um racismo mascarado. Brasil, Editora Paz e Terra, Rio de Janeiro – RJ.

13. ONU (Organización de Naciones Unidas). “Report of the working group of experts on people of African Descent on its fourteenth session – mission to Brazil”. Septiembre, 2014.

14. Touraine, Alain (1989). "Os novos movimentos sociais: para evitar mal- entendidos" en Revista Lua Nova, núm.17, São Paulo - SP, Brasil, pp. 05-18.

Notas

1 Luiza Mahin nació en África, traída al Brasil como esclava, y donde participó de muchas revueltas, entre ellas, la Revuelta dos Malês (1835) y la Sabinada (1837-1838). Su hijo Luiz Gama nació libre en Brasil, después fue vendido como esclavo, trabajando en Rio de Janeiro y São Paulo, donde volvio a ser libre. Poeta, autodidacta y rábula - aquél que trabaja como abogado, sin embargo, no era licenciado en derecho - utilizó sus conocimientos para liberar muchos esclavos del cautiverio.
2 Pan-africanismo es una ideología que creé en la unión de todos los pueblos del continente africano en la lucha contra el racismo y los problemas sociales en África. Los más importantes intelectuales del pan-africanismo son los estadounidenses E.B. Du Bois y Marcus Garvey.
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