Resumen: Este trabajo propone un análisis de los proyectos culturales que -con el protagonismo de la música antigua de diversos continentes- Jordi Savall promueve por todo el mundo desde hace más de cuarenta años. La finalidad de estos proyectos es construir un marco musical compartido de belleza y de espiritualidad que favorezca el encuentro, el conocimiento, el diálogo y la búsqueda de soluciones a los conflicto religiosos, culturales o políticos actuales, y el logro de la armonía, la fraternidad y la paz. Savall transforma músicas menospreciadas u olvidadas por diferentes y por foráneas, en instrumentos de excelencia cultural, de encuentro dichoso entre culturas y religiones, y de conocimiento de los otros. Da a conocer y prestigia la cultura del otro demostrando la calidad, la belleza y la sensibilidad, y haciéndola visible. Y lo hace mediante conciertos y grabaciones protagonizados por composiciones, instrumentos, canto, bailes e intérpretes de los más diversos países.
Palabras clave: SAVALL, JORDI (1941-), MÚSICA ANTIGUA, BELLEZA, DIÁLOGO, PAZ.
Abstract: This paper proposes an analysis of cultural projects that Jordi Savall -with the prominence of ancient music from all over- has promoted throughout the world for more than forty years. The purpose of these projects is to build a shared musical framework of beauty and spirituality that favours the encounter, knowledge, dialogue and the search for solutions to current religious, cultural or political conflicts, and the attainment of the harmony, brotherhood and peace.Savall transforms music underestimated or forgotten by different and foreigner into an instrument of cultural excellence, of a joyful encounter between cultures and religions, and of knowledge of others. Savall makes known and prestigious the culture of the other demonstrating its quality, beauty and sensibility and making it visible. That is, through concerts and recordings with compositions, instruments, songs, dances and performers from all over the world.
Keywords: SAVALL, JORDI (1941-), ANCIENT MUSIC, BEAUTY, DIALOGUE, PEACE.
Jordi Savall, música en diálogo mayor
Jordi Savall, music in dialogue major
Recepción: 10 Noviembre 2018
Aprobación: 09 Mayo 2019
Presentación
La música de un país es fruto de un territorio, de una historia; es el resultado de sus características humanas y sociales. También de las interacciones con otros pueblos. Notas, tonalidades, armonías, ritmos, instrumentos e intérpretes son, originariamente, diferentes en cada ámbito cultural. Se trata de la diversidad de los lenguajes y de las expresiones culturales vinculadas a la diversidad de conjuntos humanos.
La música mediante un lenguaje sonoro y rítmico deviene, así, una expresión de la identidad de una cultura, de una sociedad. Al hacerlo se convierte, también, en el símbolo y la representación de lo conocido o de lo desconocido, de lo cercano o de lo remoto, del amigo o del enemigo.
Este texto es fruto de una investigación sobre la relación profunda que Jordi Savall establece entre música, diálogo, culturas y religiones, partiendo del encuentro, el conocimiento, el respeto, la valoración y el trabajo conjunto del otro y con el otro.
Introducción
Jordi Savall [...] es una persona que con su talento musical excepcional intenta humanizar un mundo inhumano, porque, igual que Dostoievski, está convencido que la belleza podrá salvar el mundo (Riemen 2015, 20).
El violagambista y director musical Jordi Savall i Bernadet (Igualada, 1941) ha forjado un recorrido de más de cuarenta años de investigación y de recuperación de música antigua y de instrumentos propios de la época. Fundó, con Montserrat Figueras, los grupos musicales Hespèrion XXI (1974), La Capella Reial de Catalunya (1987), Le Concert des Nations (1989) y, más recientemente, Orpheus XXI, Música para la vida y la dignidad (2016)1. Reconocido mundialmente, destaca su trabajo de estudio, dirección y pedagogía de composiciones hispanas, mediterráneas, europeas, americanas y orientales, la excelencia en la interpretación, y la difusión extensa, permanente y justamente admirada de estas músicas2.
La propuesta de Savall se constituye en la confluencia con estudiosos y músicos de músicas antiguas de todas las culturas, y en el feliz descubrimiento de otros compositores, intérpretes, instrumentos, partituras y músicas de transmisión no escrita. En el hallazgo de textos que enmarcan obras, compositores e intérpretes, y de estudios sobre estas músicas y sus entornos culturales, sociales y políticos. Me refiero, también y especialmente, a los otros compositores, a las otras músicas, a los compositores y a las músicas de la alteridad.
Como introducción al otro, a su origen y al acercamiento y diálogo con el otro, debemos recordar que las políticas coloniales e imperialistas significaron no sólo un expansionismo político, comercial y cultural, sino también un sometimiento y una explotación de los recursos naturales y de las personas.
Los países colonizadores para poder someter y explotar los territorios colonizados convirtieron aquello que los formaba y los identificaba -la gente, las culturas, las hablas, las religiones, las formas de vida, los sistemas de trabajo, etc.-, en personas, vidas y tierras esclavas e inferiores. Sumisión, explotación e inferioridad conducen a una consideración inhumana de las personas y, por lo tanto, seres y pueblos subalternos, insignificantes en relación con los ciudadanos y con las naciones occidentales3.
Las transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI, nos deberían conducir a un nuevo planteamiento de los pueblos, de las identidades y de las culturas, obligándonos a deconstruir los conceptos del otro y de la alteridad para inclinarnos por unos análisis de los individuos, de los grupos humanos, sociales, que fomenten la libre identidad individual y colectiva: una construcción humanista de la realidad. Es en este escenario que debemos ubicar y analizar la obra de Savall.
Savall parte de unos principios opuestos al etnocentrismo. Contra el desprecio y la ocultación de las culturas, de las músicas del otro, presenta diálogo, respeto, información, reconocimiento, aprendizaje, difusión y goce compartido, precisamente con el otro. Conoce y reconoce las culturas orientalizadas como culturas de enormes valores, de enorme valía.
En Europa la técnica del arco se habría desarrollado lentamente a partir de las influencias de los músicos provenientes de países arabo-islámicos. Recordemos el alto nivel de las culturas árabe y bizantina del siglo x, y la importancia de los intercambios culturales ligados a menudo a los mismos conflictos entre Oriente y Occidente (Savall 2015, 36)4.
En su artículo «El poder de la música» y, concretamente en el apartado «Música e historia» (Savall 2015, 38-40) nos expone que una de las bases de su pensamiento musical y cultural es la coexistencia en la península Ibérica, durante más de siete siglos, «de las tres culturas fundamentales del mundo mediterráneo: la judía, la musulmana y la cristiana». Esta base impregnará su trayecto de conocimiento y respecto al otro y la permanente voluntad de uso del diálogo contra el conflicto.
¿Por qué la música como instrumento de encuentro y diálogo? Nos lo relata Savall en la introducción del libro-disco Espíritu de Armenia (2012):
Sólo escuchar los primeros sonidos de estos instrumentos [el duduk] -habitualmente se tocan en dúo- la calidad, casi vocal, y la dulzura de sus vibraciones nos transportan a un universo y a una poética fuera de la norma, y nos arrastran hacia una dimensión íntima y profunda. La música se transforma entonces en un verdadero bálsamo, a la vez sensual y espiritual, capaz de tocar directamente nuestra alma y, cuando la mima, de curarla de todas las heridas y las penas.
Savall realiza un extenso recorrido de investigación, de estudio, de ensayos, de conciertos, de grabaciones, de publicaciones de discos y de libros-disco en los cuales, como él mismo dice, se pueda percibir que «cada música va ligada a una cultura y a un contexto histórico, [y que esta] es la idea que nos mueve [...] poner la música en su contexto para entender la historia y la actualidad» (Massot 2014). La música, por su carácter de lenguaje abstracto, puede disfrutarse en sí misma, pero con dificultades se la puede comprender sin contextualizarla, sin situarla en sus orígenes creativos.
Es a partir de estos presupuestos que Savall afronta sus proyectos que conducen al conocimiento, a la valoración y a la colaboración con el otro. El otro, al ser identificado y valorado como ser en sí mismo y no en referencia a nosotros, deja de ser una parte de los otros para devenir lo que verdaderamente es: una parte de todos. Así, la alteridad se transforma en pluralidad5.
Lo expuesto hasta ahora no sería plenamente comprensible sin tratar de entender cómo vive Savall la belleza. Savall, como François Cheng, contrapone la belleza al mal. La belleza es la idealización de un mundo sin mal; es el entorno opuesto al entorno de la maldad. La búsqueda de la belleza, la creación de la belleza, el elogio a la belleza no es alejarnos de la realidad, ni cegarnos voluntariamente al mundo cierto; más bien al contrario, es el deseo, la esperanza y la lucha por un mundo humanizado, culto, solidario y en paz. Cheng (2008, 13) al inicio de su 'Première méditation’ denuncia:
En ces temps de misères omniprésentes, de violence aveugles, de catastrophes naturelles ou écologiques, parler de la beauté pourra paraître incongru, inconvenant, voir provocateur. Presque un scandale. Mais en raison de cela même, on voit qu'à l'opposé du mal, la beauté se situe bien á l'autre bout d'une réalité à laquelle nous avons pour tâche urgente, et permanente, de dévisager ces deux mystères qui constituent les extrémités de l'univers vivant: d'un côté, le mal; de l'autre, la beauté. Le mal, on sait ce que c'est, surtout celui que l'homme inflige à l'homme.
Y Jordi Savall, en una entrevista publicada en La universitat de la vida (Riemen 2015, 33-40) expone:
Podemos experimentar una gran felicidad cuando hacemos unos descubrimientos fascinantes de composiciones antiguas y olvidadas, pero lo que me hace más feliz es que con cada concierto y cada grabación la emoción y la belleza llegue a la gente y les haga la vida algo más soportable. [...] La belleza, el hecho de experimentar la belleza, afecta a la gente. [...] la belleza no sorprende, sino que emociona. Mi responsabilidad como músico es, en primer lugar, transmitir un mensaje de belleza y de espiritualidad, y ofrecer al público lo mejor de la herencia universal.
Esta es la esencia del proyecto Savall: producir unos conciertos o unas grabaciones interpretados con la máxima calidad y respeto histórico, para conseguir que aquellas personas que escuchen estas músicas puedan percibir, además de los sonidos musicales, los sonidos del presente y del pasado, de los sueños y de las realidades, los sonidos de lo más profundo y esperanzador.
Este entorno de belleza a través de la música ejecutada en la pluralidad de orígenes, pensamientos y creencias, y disfrutada colectivamente en cualquier lugar del mundo, es el marco y el clima de fertilidad del que hace falta que se dote el diálogo, los diálogos, para conseguir los objetivos de paz e igualdad.
Cómo dijo Mandela, libertad también es tener respeto por los otros y ayudarlos a ser libres (Savall citado en Riemen 2015, 31).
Jordi Savall, en una conversación con Ruth Illman publicada en International Journal of Public Theology (2010, 187), describe un punto de partida de su pensamiento que es fruto de lo que él denomina «la cultura de guerra». Es el hecho que durante siglos hayamos utilizado la violencia, la fuerza para conseguir nuestros objetivos, «todas las fronteras de nuestro mundo han sido dibujadas con sangre y guerra».
La propuesta de Savall consiste en una alternativa a través del diálogo: una cultura de paz que nos conduzca a descubrir al otro junto con el otro. Yéndolo a buscar, escuchándolo, estudiándolo, interpretándolo. Interpretando conjuntamente una misma obra en un mismo escenario. En igualdad de condiciones, pero siendo cada cual él mismo, con su instrumento, con su sonido, con su timbre. En la citada conversación con Illman (2010, 180) da una explicación muy precisa: «We are all different but through music we can communicate without losing our individuality […] As a musician, the first thing you have to learn is dialogue. You cannot make music together with someone whom you do not feel sympathy and friendship for. You must tune your instruments together and play in the same tempo –but still you play different instruments and in your own personal way».
El diálogo interreligioso se convierte en la puerta de entrada al diálogo intercultural, al diálogo con el otro, con los otros, con la alteridad, transformándose así en instrumento de paz, de cultura, de armonía. El diálogo interreligioso se sustenta en las muchas coincidencias de las religiones en objetivos y finalidades sobre el ser humano, su vida y su muerte. También en las proximidades en relación con las virtudes que deberían practicar las personas: la bondad, la compasión, la amabilidad, la tolerancia, la esperanza, la sabiduría, la justicia, y tantas otras.
Coincidencias y acercamientos que parten de la profundidad de la espiritualidad y del bien entre los humanos. Es un diálogo sobre la bondad y la eternidad, no un debate entre lo nuestro y lo vuestro, entre lo nuestro mejor y lo vuestro peor, entre nosotros y los otros. Ruth Illman (2010, 175) lo describe como «creative forms of dialogue as an alternative to traditional rationally defined dialogue efforts». Partiendo de la vinculación entre religiones y culturas en las historias de nuestras civilizaciones, el acercamiento en lo religioso puede dar paso al acercamiento en lo cultural. Superadas estas barreras, ejercida esta forma de diálogo, entendidos los beneficios, humanizados los objetivos, nos podemos proponer confrontar, con el mismo espíritu, divergencias en otros ámbitos
La aproximación que Amin Maalouf propone entre el diálogo religioso y el lenguaje musical como «diálogo de las almas» -término de enorme espiritualidad- no es casual. La capacidad de la música de adentrarse en la sensibilidad humana, de producir conmociones profundas, de reunir personas de muy diversos entornos alrededor de una misma fuente de placer, de sensibilidad, de sentimiento, de emotividad, establece el clima y el marco propicios para el diálogo. El maestro se identifica plenamente con aquella calificación:
Savall uses the notion of «a dialogue of souls» to describe the interpersonal space created between persons who meet in dialogue: a shared and interdependent space where difference can be reassessed, transformed but yet preserved, in creative conversation. According to him, music can provide such an interpersonal dialogue arena, saturated by the qualities of a creative third space (Illman 2011, 66)
En Oriente-Occidente 1200-1700: Un diálogo de las almas, el primer gran libro-disco con profundización teórica sobre el diálogo entre civilizaciones (2006), Amin Maalouf escribe:
Entonces sube en nosotros un sentimiento de gozo profundo, nacido de un acto de fe: la diversidad no es forzosamente un preludio a la adversidad; nuestras culturas no están rodeadas de mamparas estancas; nuestro mundo no está condenado a disensiones interminables; todavía puede salvarse… ¿No es esta, de hecho, desde el comienzo de la aventura humana, la primera razón de ser del arte?
Nuestro mundo todavía puede salvarse. Savall usa expresiones parecidas refiriéndose a la música, a la belleza. En este mismo documento expone toda una declaración de intenciones que las refiere al año 2001, cinco antes de la publicación de Oriente-Occidente:
Esta compilación de músicas [...] es la búsqueda inconsciente de un antídoto espiritual contra el dramático y creciente conflicto de civilizaciones, que tanto protagonismo logra en el momento del inicio de la guerra de Afganistán. Oriente-Occidente nace, sobre todo, de la voluntad solidaria de compartir la experiencia musical con músicos otras culturas y religiones, y también para recordar otros tiempos donde también en Occidente fuimos generadores de intolerancia y de barbarie.
El mundo de las tres religiones del Libro, monoteístas, mediterráneas —la judía, la cristiana y la musulmana—, que convivieron y que se enfrentaron en las tierras hispánicas, es uno de los ejes de preocupación y de investigación histórica, social y musical de Savall. La frecuencia y la profundidad de los enfrentamientos, la dificultad del diálogo —a menudo planteado como imposible— el necesario trabajo conjunto por la paz, la concordia, la colaboración, son inquietudes de Savall que se plasman en el libro-disco Jerusalén, la ciudad de las dos paces: la paz celestial y la paz terrenal (2008), en el que Malcom Cartier nos describe el siguiente paisaje:
Seguidores de las tres grandes religiones monoteístas andan por las mismas calles, comparten el mismo espacio y, en muchos casos, veneran los mismos santuarios. La gente de la ciudad convive generalmente en armonía: las calles de la Ciudad Antigua presentan la habitual imagen de vendedores y compradores de las tres creencias y de otras muchas, comerciando alegremente, a menudo haciendo un café juntos.
Es muy significativa la descripción que Savall hace del contenido de una pieza que es interpretada en La paz terrenal: Una esperanza y un deber. Se trata de una obra plural que Savall titula 'Diálogo de cantos' (anónimo, tradición oral). La descripción de esta pieza es una muestra contundente de los objetivos del músico.
Esta melodía es cantada individualmente por todos los participantes en griego, árabe (de Marruecos), hebreo, árabe (de Palestina), ladino, de nuevo en griego (por el conjunto vocal), ladino (canción de cuna), a tres voces (griego, árabe y hebreo), después en versión instrumental oriental y al final cantado por todos a la vez en forma coral con todas las lenguas sobrepuestas, simbolizando así que esta unión y esta armonía no son una utopía, sino un hito realizable si se es capaz de vivir y de sentir plenamente el poder de la música.
Un monumental trabajo de armonía y contrapunto musicales, históricos, culturales, sociales y humanísticos plasmados en los libros-disco y CD que producen la Fundació Centre Internacional de Música Antiga6 y AliaVox.
La síntesis nos la ofrece el mismo Savall en la presentación de Mare Nostrum (2011):
La idea esencial de nuestros libros CD, especialmente de éste, dedicado a la cultura mediterránea, es la investigación de los elementos capaces de establecer vínculos entre la música y la historia; o mejor, de revivir y comprender los momentos importantes de nuestra memoria histórica, gracias a la emoción y a la belleza de la música y gracias a la luz aportada por las reflexiones y los comentarios de nuestros historiadores, filósofos, escritores y poetas.
Hemos hablado del otro, de la alteridad, de su cultura y de su música, del diálogo. Hemos visto la importancia de la belleza, que podemos vincular a perfección, a excelencia, a aura de liderazgo, de credibilidad humana y social. ¿Estética, al fin y al cabo? No. Creación consciente, trabajada, persistente de un marco, de un clima de fertilidad donde sembrar las semillas del diálogo, de los diálogos por la paz, por la convivencia, por la solidaridad. La espiritualidad y la mediterraneidad de Savall hacen que priorice el diálogo interreligioso para que este se constituya en la puerta de entrada al diálogo intercultural, al diálogo con el otro, con los otros, con la alteridad, convirtiéndose así en herramienta de paz, de cultura, de armonía. Es el compromiso del humanista.
La música puede ofrecer, como práctica creativa, un espacio de diálogo más amplio y más inclusivo que los enfoques tradicionales, que se centran en aspectos racionales e intelectuales. Por ello, personas de diferentes religiones, de diversos pensamientos, pueden converger mediante el goce profundo y plural de la música. El diálogo musical puede encarnar el deseo humano de acercarse los unos a los otros, respetando al mismo tiempo la autonomía y la diferencia. Y el diálogo interreligioso puede promover la paz y la comprensión, y la apertura de escenarios para nuevos diálogos.
Y, así, como escribió Amin Maalouf en el disco Oriente-Occidente (2006) «De repente descubrimos, o redescubrimos, que las civilizaciones que nos parecían alejadas las unas de las otras, e incluso enemigas, son sorprendentemente cómplices», y «Porque a la emoción estética se une un sentimiento todavía más intenso, aquel que te hace sentir partícipe, como por arte de encantamiento, de una humanidad reconciliada». Savall, desde el humanismo, transmite emociones y hace vivir emociones.
Alteridad, belleza, diálogo, humanismo; humanismo, diálogo, alteridad, belleza… Cualquier orden de estos conceptos no alteraría ni el objetivo, ni el trayecto, ni el contenido, ni los fundamentos artísticos, culturales, sociales, humanísticos que sustentan el compromiso de Jordi Savall: la creación de un marco musical de diálogo, como expresión y demostración de las posibilidades de encuentro, de conocimiento y de búsqueda de soluciones a los conflicto religiosos, culturales o políticos. Convencido de la existencia de unas coincidencias profundas entre las partes en discrepancia o colisión: humanidad, espiritualidad, belleza y paz.
Savall, estudioso y profundo conocedor de músicas ignoradas, olvidadas o marginadas —por diferentes y extranjeras— a las que llega en su incansable y sabio camino de investigación musical, da visibilidad a compositores, instrumentos, sones y melodías como ejemplos de excelencia cultural; como posibilidades de encuentro entre culturas y, con ellas, de religiones; como perspectivas de conocimiento franco del otro. Es su defensa de la relación profunda entre música, diálogo, culturas y religiones, partiendo del encuentro, el conocimiento, el respeto, la valoración del otro y con el otro. Un diálogo que consiste en descubrir al otro junto con el otro. Buscándolo, escuchándolo, estudiándolo, interpretándolo.
La música reúne, entre otras, la condición de belleza y, para Savall, la belleza es el entorno opuesto al entorno del mal. La búsqueda, la creación o el elogio de la belleza por parte de los seres humanos, expresa el deseo, la esperanza y la lucha por un mundo humanizado, culto, solidario y en paz. De ahí que su goce en pluralidad, colectivamente, allende cualquier frontera crea, por su placer tan interno y excediendo lo estrictamente estético, el clima de fertilidad que necesitan los diálogos para conseguir sus objetivos.
Jordi Savall, a partir del encuentro, del diálogo musical propone encaminarnos hacia un diálogo interreligioso que promueva el conocimiento y la comprensión, y, con ello, la apertura de escenarios para nuevos diálogos. Diálogos musicales, interreligiosos, interculturales, sociales, políticos, con el otro, con los otros, con la alteridad, para que devengan herramientas de paz, de convivencia, de armonía, de solidaridad, de cultura. Es el compromiso del músico y humanista que compone, dirige e interpreta en ‘diálogo mayor’.
2006. Oriente-Occidente: 1200-1700. Aliavox, CD
2008. Jerusalén, la ciudad de las dos paces: La paz celestial et la paz terrenal. Aliavox, CD
2011. Mare Nostrum. Aliavox, CD
2012. Espíritu de Armenia. Aliavox, CD
2013. Oriente-Occidente II. Homenaje a Siria. Aliavox, CD
Este artículo está basado en un trabajo de investigación titulado «Las ‘armonías culturales’ en la música de Jordi Savall». Esta investigación, finalizada en julio de 2018, fue dirigida por el profesor Francecsc Núñez Mosteo, doctor en Sociología y director académico del Máster universitario de Humanidades: Arte, Literatura y Cultura Contemporáneas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). http://hdl.handle.net/10609/86505
Quiero expresar mi gratitud a la Fundació Centre Internacional de Música Antiga por todas las facilidades dadas para poder acceder al material necesario para este trabajo.