Servicios
Servicios
Buscar
Idiomas
P. Completa
Las revistas en antropología en Venezuela: Itinerarios de una ciencia
Lino Meneses Pacheco; Gladys Gordones Rojas
Lino Meneses Pacheco; Gladys Gordones Rojas
Las revistas en antropología en Venezuela: Itinerarios de una ciencia
Anthropology magazines in Venezuela: Itineraries of a science
Boletín Antropológico, vol. 38, núm. 100, pp. 570-603, 2020
Universidad de los Andes
resúmenes
secciones
referencias
imágenes

Resumen: En la actualidad, las revistas científicas constituyen el principal medio de comunicación de los avances de la ciencia, ya que anuncian de forma periódica y continua los resultados de las investigaciones en el ámbito de las ciencias, instaurándose, gracias a los organismos evaluadores, como un instrumento de primer orden para la socialización del conocimiento científico. En el presente artículo exponemos el origen y desarrollo que han tenido en Venezuela las revistas científicas especializadas en antropología, contextualizada con los diversos procesos en la cual emergen las instituciones dedicadas a la formación e investigación antropológica en Venezuela

Palabras clave:Revistas científicasRevistas científicas,revistas en antropologíarevistas en antropología,divulgación científicadivulgación científica,antropología en Venezuelaantropología en Venezuela.

Abstract: At present, scientific journals are the main means of communication of advances in science, since they periodically and continuously announce the results of research in the field of science, establishing, thanks to the evaluating bodies, as a instrument of first order for the socialization of scientific knowledge. In this article we expose the origin and development that specialized scientific journals in anthropology have had in Venezuela, contextualized with the various processes in which the institutions dedicated to anthropological training and research emerge in Venezuela.

Keywords: Scientific magazines, anthropology magazines, scientific dissemination, anthropology in Venezuela.

Carátula del artículo

Las revistas en antropología en Venezuela: Itinerarios de una ciencia

Anthropology magazines in Venezuela: Itineraries of a science

Lino Meneses Pacheco
Universidad de Los Andes, Venezuela
Gladys Gordones Rojas
Universidad de Los Andes, Venezuela
Boletín Antropológico, vol. 38, núm. 100, pp. 570-603, 2020
Universidad de los Andes

Recepción: 07 Julio 2020

Aprobación: 30 Julio 2020

1 INTRODUCCIÓN

Han transcurrido 150 años desde que Adolfo Ernst publicara sus Observaciones Antropológicas de Venezuela en una revista especializada publicada por la Sociedad Antropológica de Londres: Memories Anthropologies Society, convirtiéndose de esta manera en el primer trabajo antropológico venezolano realizado por un connacional divulgado en una publicación periódica de esta naturaleza (Ernst, 1987).

Entre las causas que provocaron la aparición de las revistas científicas podemos mencionar el aumento en el número de hacedores y hacedoras de la ciencia y la necesidad mantenerse al día de los avances iban obteniendo los y las científicos en sus trabajos investigativos en el campo, bibliotecas y laboratorios. Desde luego que existían los libros como vehículos para la propagación del conocimiento científico, pero los libros siempre habían tenido desventajas, entre la más significativa, el tiempo que se le dedicaba a su producción y publicación.

Las revistas científicas permitieron entonces la formalización de la comunicación científica de manera más expedita, más allá de los libros y las cartas que podían intercambiar de manera individual los y las investigadores e investigadoras.

En el devenir del tiempo las revistas científicas se fueron transformando gracias a la surgimiento de los organismos evaluadores de la ciencia que permitieron de alguna manera standarizar a las revistas en cuanto a su estructuración y funcionamiento: surgieron los comités editoriales, aparecieron las pautas y las normas para la publicación, se introdujo los arbitrajes para medir la calidad de los resultados contenidos en los trabajos que se pretendían publicar y empieza, gracias a todo lo anteriormente dicho, a surgir de manera gradual cierta jerarquización de las revistas científicas que en hoy en día permite clasificarlas según los baremos establecidos por las instituciones evaluadoras.

La transformación más impactante sobre las revistas científicas se comenzó a gestar en la década de los noventa del siglo XX con el desarrollo de la computación que permitió pasar del mecanografiado de los artículos a la transcripción en la computadora, primero se grabó en disquete que seguía enviándose a las revistas por correo postal, siendo sustituido, gracias al desarrollo de la World Wide Web, por el correo electrónico, iniciando de esta manera su transitar por la red de redes, la internet.

En todo este proceso, se empezó a pasar de manera gradual del papel impreso al archivo electrónico, coexistiendo, en un primer momento, con la versión impresa que poco a poco se fue abandonando, realidad que trajo múltiples consecuencias en la edición de las revistas científicas que impactaron no solo al producto publicado sino a las personas involucradas en la producción de los que se va a publicar: los y las que investigan y escriben y las instituciones editoras de las revistas.

Gracias a la edición electrónica y desarrollo de la internet, en la actualidad la mayoría de las revistas utilizan una plataforma en línea y aprovechan las bondades de los medios electrónicos para alojar la revistas en bibliotecas virtuales y/o repositorios institucionales que han contribuido al desarrollo del acceso abierto — Open Access― de las revistas científicas y a la propagación territorial más amplia que jamás nos hubiésemos imaginado.

La breve y ajustada historia que hemos narrado en esta introducción es la historia de las revistas venezolanas especializadas en antropología que a continuación le presentamos.

2 LAS REVISTAS PIONERAS

En la Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX existieron diversas iniciativas editoriales para divulgación de los trabajos científicos de grupo de intelectuales que se agrupaban en sociedades científicas y que propiciaban el desarrollo de las ciencias en Venezuela: El Museo Venezolano, Eco Científico, El Naturalista y La Vargasia, eran espacios para comunicación y socialización de los trabajos de un grupo de académicos que se preocupaban por el quehacer científico venezolano (Villavicencio, 1894; Dorta, 2017).

Entre los años de 1870 a 1898, durante la época Guzmancista, las políticas modernizantes implementadas desde el gobierno propiciaron el desarrollo de las actividades científicas e innovadora adelantadas por un pequeño grupo hombres que para ese entonces heredaron el impulso dado a las ciencias por José María Vargas, Agustín Codazzi, Juan Manuel Cajigal y Olegario Meneses, entre otros. En el período en cuestión florecieron las sociedades científicas y despuntaron individualidades que en gran parte estuvieron asociadas a la institución universitaria que se convirtió en el vehículo de la nueva mentalidad de la Venezuela de finales del XIX fuertemente influenciada por el positivismo en todas las ramas del saber.

Fue durante los gobiernos de Guzmán Blanco (septenio, quinquenio y bienio) y el gobierno de Juan Pablo Rojas Paúl que las relaciones de la ciencia con la política fueron intensas, gracias a esas relaciones se crearon instituciones que le van a dar un gran impulso a las ciencias como lo fueron la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional, el Observatorio Astronómico y Meteorológico de Caracas, actual Observatorio Cajigal y la Academia Nacional de la Historia, entre otras. Se promovieron espacios para la socialización del conocimiento como la Exposición Nacional de 1883, en ocasión del Centenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar y se apoyaban con financiación las investigaciones antropológicas de campo en el territorio nacional1 y las innovaciones científicas y tecnológicas desde la química aplicada.

En el último tercio del siglo XIX y el primer decenio del siglo XX, los pioneros de la antropología ―Adolfo Ernst, Vicente y Gaspar Marcano, Lisandro Alvarado, Alfredo Jahn, Pedro Manuel Arcaya, Samuel Darío Maldonado, Elías Toro, Amílcar Fonseca, Luis Oramas y Tulio Febres Cordero― se desplegaron por la geografía nacional para realizar sus investigaciones. Los actuales estados de Mérida, Zulia, Carabobo, Aragua, Lara, Falcón, Trujillo, Bolívar y Amazonas se convirtieron en los territorios sobre la cual se produjo la mayor producción publicaciones antropológicas que solían visibilizarse ante la opinión pública a través de la prensa escrita de la época y por medio de las revistas no especializadas, aunque de reconocido crédito, como El Zulia Ilustrado (1988-1981) y El Cojo Ilustrado (1892-1915), la revista Anales de la Universidad Central de Venezuela (1900), la Revista Técnica del Ministerio de Obras Públicas (1911-1959), la Gaceta de Los Museos (1912-1914) y en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia que inicia en el año de 1912.2



Indígena wayuu en la portda del Zulia Ilustrado Nº 24 Maracaibo 30 de noviembre de 1890.

En aquellos tiempos, no se formaban antropólogos en nuestro país, y quienes se interesaban en las ciencias antropológicas no abundaban, eran un reducido grupo de intelectuales de las más diversas profesiones, entre ellas historiadores, médicos, ingenieros y abogados (Meneses y Gordones, 2007). No había, pues, una marcada necesidad de contar con una publicación periódica especializada en antropología debido a que los instrumentos divulgativos de la ciencias existentes para ese entonces cubrían las expectativas de nuestros pioneros de la antropología.3

Sin embargo, gracias al auge de las investigaciones antropológicas y las relaciones que se comienzan a entretejer por las participaciones de nuestros connacionales en eventos internacionales, entre los años de 1917 y 1919, se publicó la primera revista especializada en temas antropológicos: De Re Indica, revista de etnografía y etnología, órgano de la Sociedad Venezolana de Americanistas de “Estudios Libres”, auspiciada y dirigida por Julio Cesar Salas y en la que colaboraron, entre otros diversos socios de la Sociedad, Lisandro Alvarado, José Ignacio Lares, Luis Oramas, Alfredo Jahn, Pedro Manuel Arcaya, Abelardo Gorrochetegui, Elías Toro, José Eustacio Machado, Emilio Menotti Espósito y Christian Witzke

Catorce años después de aquel 31 de julio de 1914, cuando arranca la producción petrolera con el pozo Zumaque 1 en el municipio Mene Grande y seis años después del famoso reventón del pozo Barroso en la ciudad de Cabimas en el año de 1922, Venezuela a se va a convertir en el año de 1928 en el mayor exportador de petróleo del mundo. Además, con la crisis económica mundial que tuvo como su punto máximo el crack del año de 1929 de la Bolsa Valores de Nueva york, la economía tradicional agroexportadora venezolana entró en una crisis terminal de la cual no se iba a recuperar. El petróleo como actividad productiva y como fuente rentística, adquirió desde entonces una importancia trascendental de dimensiones insospechadas que va repercutir de manera definitiva en la investigación antropológica y la actividad científica venezolana en general.

Con el tránsito de la economía agroexportadora a una economía rentista petrolera, sustentada en los ingresos económicos extraordinarios generados por la industria petrolera estadounidense instalada en Venezuela (Mommer, 1988) y con la ejecución de la política del Buen Vecino por parte de los Estados Unidos de América, la antropología en Venezuela va a sufrir un cambio radical gracias al advenimiento de antropólogos y arqueólogos profesionales estadounidenses al territorio venezolano que significó, en términos históricos, el sometimiento epistemológico del quehacer antropológico venezolano al paradigma culturalista estadounidense (Meneses, 1992; Meneses y Gordones, 2009; Meneses 2011).4

Entre los años de 1936 y 1950, se empiezan a dar los pasos necesarios para la creación de nuevos espacios institucionales para las ciencias, más allá de los esfuerzos individuales estructurados en las Sociedades científicas y grupos corporativos como las Academias. Uno de esos pasos se da en el año de 1946 cuando la Junta Revolucionaria de Gobierno encabezada por Rómulo Betancourt, promulga el Estatuto Orgánico de las Universidades Nacionales que establecía, entre otras disposiciones, que las Universidades eran instituciones que tenían como finalidad la de formar integralmente a la juventud, desarrollar las Ciencias y difundir la Cultura. Sobre la investigación científica el Estatuto establecía que se debería organizar en institutos de investigación que deberían de ayudar a perfeccionar la preparación científica de los estudios y la docencia universitaria y colaborar con en el conocimiento y la resolución de los problemas del país (Freites, 2003).

Ahora bien, en el contexto de la ejecución de proyectos de investigación enmarcados en la política del Buen Vecino impulsada por el gobierno estadounidense en Venezuela y de la promulgación del Estatuto Orgánico de las Universidades Nacionales, el panorama de las revistas especializadas en las ciencias antropológicas va a cambiar sustancialmente a partir de los años 40 del siglo XX, muy a pesar de que, en los inicios de esta década, nuestro país aún no contaba con antropólogos venezolanos egresados de una institución universitarias;5 sin embargo, surgen diversas incitativas desde la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle (SCNLS), el Grupo de Caracas de la Sociedad Interamericana de Antropología y Geografía, el Departamento de Antropología de la UCV y el Servicio de Investigaciones Folklóricas que le van a dar un impulso importante a la investigación antropológica en el territorio venezolano que a la postre va a repercutir directamente en el aumento de la producción científica en la esfera de las ciencias antropológicas y el surgimiento de revistas que integraban secciones de antropología.6

Es así como en el año de 1941 la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle crea la comisión de Antropología que en sus inicios quedó estructurada por Fray Cesáreo de Armellada y Jesús María Rísquez, para luego, en el año de 1945, ampliarse con la incorporación de José María Cruxent, para entonces director de la Comisión de Arqueología del Grupo de Caracas y Tulio López Ramírez. Las investigaciones realizadas por los integrantes de la Comisión de Antropología encontraron en la Revista Memoria, publicada Sociedad de Ciencias Naturales La Salle a partir del año 1941, el medio para dar a conocer sus resultados (Ayala, 2012)7.

Simultáneamente, entre los años de 1945 y 1948 circula a nivel nacional e internacional la revista Acta Venezolana, órgano regular del Grupo de Caracas de la Sociedad Interamericana de Antropología y Geografía que tenía como sede en el Museo de Ciencias Naturales de Caracas. El cuerpo editorial de la revista estaba conformado por Walter Dupouy, quien fungía como director de la misma, Antonio Requena y Tulio López Ramírez. Con una periodicidad trimestral, Acta Venezolana se constituye en la primera revista que publica temas antropológicos en Venezuela que incorpora un resumen en inglés y define unas pautas para la presentación de los artículos entre las que destacan la correcta estructuración de la bibliografía.

Los editores de Acta Venezolana se veían en la imperiosa necesidad de contar con una publicación periódica que sirviera de vocera de las investigaciones antropológicas que se estaban realizando en el país con miras a establecer un vínculo entre los intelectuales que constituían el Grupo de Caracas y los institutos técnicos y científicos que en América y el resto del mundo que se dedicaban a la investigación antropológica.



Revistas Memoria Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Caracas, 1960.

El Grupo de Caracas, que mantuvo un estrecho contacto con la Sociedad Interamericana de Antropología y Geografía, promovida por el Smithsonian Institution de Washington, se encontraba constituido por un grupo importante de intelectuales venezolanos (27 en total), encabezados por Walter Dupouy, Director del Museo de Ciencias de Caracas para ese entonces y diez comisiones: Antropología (coordinada por el médico venezolano Antonio Requena), Arqueología (Coordinada por José María Cruxent), Etnología y Etnografía (coordinada por Tulio López Ramírez), Folklore (coordinada por Rafael Olivares Figueroa), Medicina Indígena (coordinada por Gilberto Antolínez) y Musicología Indígena (coordinada por José Antonio Calcaño), entre otras (López, 1945).

Es de destacar aquí el papel que jugó el Grupo de Caracas en la gestación de una política indigenista para el Estado venezolano cuando empezó a promover de manera infructuosa en el año de 1944 la adhesión de Venezuela a la Convención Internacional de Pátzcuaro, México en el contexto del fortalecimiento del Estado Venezolano y el desarrollo de la economía petrolera que impactó al campo venezolano y en la cual se empezaban a gestionar las primeras medidas para ejecutar en Venezuela una Reforma Agraria; sin embargo, con los acontecimientos políticos de octubre de 1945 y la constitución de la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, facilitaron el camino para que en el año de 1947 se creara la Comisión Indigenista Nacional, adscrita a la Dirección de Justicia del Ministerio de Relaciones Interiores. La CIN, como también se le conoció a la Comisión Indigenista Nacional, fue integrada de manera adhonorem por: Lucila palacios, Tulio López Ramírez, Julio Febres Cordero, Gilberto Antolínez y Miguel Acosta Saignes que la presidió (Serbin, 1983, Rodríguez, 1994)

Miguel Acosta Saignes venía de fundar del Departamento de Antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela en el mismo año de 1947, acompañándole en esta empresa Antonio Requena y Ángel Rosenblat, comenzando de esta manera a crearse las condiciones para que en esta institución universitaria se empezara a configurar los espacios para la formación de antropólogos en Venezuela (Acosta,1961-1962; Rodríguez, 1994).

El repertorio de revistas dedicadas a temas antropológicos de la década se vio ampliando con la publicación de la Revista Venezolana de Folklore año de 1947 por el Servicio de Investigaciones Folklóricas, bajo la dirección de Juan Liscano, cuya suerte solo le permitió circular dos número en el territorio de la República debido a que el tercero, que estaba listo para su circulación, fue decomisado por los órganos de seguridad del Estado después del golpe Militar que del año de 1948 que derrocó al Presidente Rómulo Gallegos (Ocanto, 2006)8.

Con el advenimiento de la dictadura militar, que abrió paso al período pérez-jimenista, los integrantes de la CIN fueron cesanteados y la Revista Venezolana de Folklore . Acta Venezolana dejaron de circular9.

3 EL NUEVO IDEAL DE LA ANTROPOLOGÍA

Entre los años 1948 y 1958 Venezuela vive una dictadura militar, liderada en un primer momento por el general Carlos Delgado Chalbaud y luego, en el año de 1952, por el General Marcos Pérez Jiménez que implementa proyecto político-ideológico conocido en la historia venezolana como el “Nuevo Ideal Nacional.”

En el plano filosófico, el “Nuevo Ideal Nacional” encarnó los conceptos propios del positivismo clásico. El “orden” como condición determinante para alcanzar el “progreso” de los pueblos, constituía el eje central de la concepción de desarrollo social plasmado “Nuevo Ideal Nacional.” Para conquistar este objetivo, los intelectuales orgánicos del régimen militar veían la necesidad de apoyarse en todos aquellos elementos culturales compartidos que permitieran, en una línea estratégica, diluir las contradicciones existentes en nuestra sociedad y así lograr una conciliación de intereses que les permitiera encauzar sin mayores tropiezos los proyectos que favorecían en un mayor grado a los sectores oligárquicos venezolanos y los capitales estadounidenses establecidos en el país gracias al desempeño de la política del Buen Vecino (Meneses, 1991).

En este orden de ideas, el “Nuevo Ideal Nacional” hilvanó un discurso ideológico sustentado en el empleo y exaltación de ciertos valores que actuaban como factores de cohesión social para lograr la unidad nacional en función de lograr una Venezuela “grande” y “próspera”. De esta manera, se planteó como uno de los objetivos fundamentales el enriquecimiento del patrimonio espiritual de Venezuela mediante un plan ambicioso de educación popular, universitaria y la promoción de la dignificación de ciertos valores intelectuales, morales y folklóricos propios de nuestro país, para lograr la transformación progresiva del medio físico y el mejoramiento integral (material, moral e intelectual) de Venezuela planteamiento estratégico implementado por el gobierno dictatorial de Marco Pérez Jiménez que favoreció el desarrollo de una antropología venezolana para este período, tal como lo demuestran la cantidad de notas de prensa relacionados con los avances de las investigaciones realizadas en territorio venezolano para la época (Castillo, 1985; Meneses, 1991;1992).

La institucionalización de los espacios formativos universitarios en antropología se va adelantar a partir del año de 1949 en una Universidad Central de Venezuela intervenida y gobernada por el Consejo de la Reforma, es en este año que el Departamento de Antropología, fundado por Miguel Acosta Saignes, se transforma en Instituto de Antropología y Geografía,10 entidad que va a publicar en el año de 1953 la revista Archivos Venezolanos del Folklore, que según el propio Maestro Acosta Saignes, había sido planeada con el Rector de la UCV desde el año de 1950 como una revista semestral, pero que en la práctica solo había sido posible publicarla para ese entonces de manera anual (Acosta 1961-1962). El Instituto de Antropología y Geografía antes nombrado va a dar paso en el año de 1954 al Instituto de Antropología e Historia.

Como una política directa del Estado venezolano, en el año de 1952 se funda en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela el Departamento de Sociología y Antropología bajo la dirección de sociólogos y antropólogos estadounidenses de la Universidad de Wisconsin traídos por gobierno pérez-jimenista para tal fin y que dará paso en el año de 1954 a la Escuela de Sociología y Antropología (Meneses y Gordones, 2009; Meneses, 2011; Meneses, 2019).

La Escuela de Sociología y Antropología fue fundada con la finalidad de proporcionar a Venezuela un cuerpo de investigadores llamados no sólo a desempeñar cargos académicos, sino también para ocupar cargos creados por el gobierno en su propósito de lograr la transformación progresiva (material, moral e intelectual) país y resolver diversos problemas que iban desde la incorporación pacífica de los indígenas a la vida nacional, hasta el mejoramiento de las relaciones obreras en el país (Meneses y Gordones, 2009; Meneses, 2010).

Con la instauración de la Escuela de Sociología y Antropología en una Universidad intervenida por el gobierno militar dictatorial, egresarían los primeros antropólogos graduados en el país y se iniciaría un largo proceso de institucionalización de los estudios antropológicos en las universidades públicas venezolanas (Meneses y Gordones, 2009, Meneses, 2011).11

Simultáneamente al proceso antes descrito, la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle transforma la Comisión de Antropología en Departamento de Antropología, dando de esta manera un salto cualitativo trascendental que permitió organizar el centro del investigaciones antropológicas en la Sociedad gracias a las buenas relaciones de la Iglesia Católica con el régimen de Pérez Jiménez, la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle va a realizar diversas expediciones antropológicas, con el financiamiento y la logística del gobierno nacional, a diferentes espacios de la geografía nacional como la Sierra de Perijá, en el estado Zulia (19501951), el Delta del majestuoso río Orinoco (1952) y el Amazonas venezolano (1955) (Ayala, 2012).

Todo este movimiento creciente de las investigaciones antropológicas de campo va a conducir a la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle a publicar bajo la dirección del antropólogo Johannes Wilbert, en el año de 1956, el primer número de la emblemática revista Antropológica, para darle atención, según en palabras del propio Hermano Ginés, a los estudios antropológicos, indigenistas y del folklore, dedicándole esta revista. “…al estudio del hombre y sus manifestaciones, ofreciendo las páginas de “Antropológica” a todos los que tengan alguna palabra que decir” (Ginés, 1956).



Antropológica Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Caracas, 1971.

Es de recordar aquí que para ese entonces se venían publicando además las revista Archivos Venezolanos del Folklore (1953) que mencionamos en las líneas anteriores, el Boletín Indigenista Venezolano (1953), una revista trimestral editada por la Comisión Indigenista, adscrita al Ministerio de Justicia y el Boletín del Museo de Ciencias (1955-1958) dependiente de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación. El Boletín del Museo de Ciencias, era una revista trimestral, pluridisciplinaria, de distribución gratuita, que contaba con un Comité Editorial con experiencia que venía de editar en los años cuarenta del siglo XX la revista Acta Venezolana, se trataba de José María Cruxent y Walter Dupouy quienes integran la Comisión Editora del Boletín del Museo de Ciencias junto a Erimar Von Der Osten, Edgardo Mondolfi, Juan Racenis, Franz H. Weibezahn y Juan a Roze.



Boletín del Museo de Ciencias de Caracas, Caracas, 1958.

4 LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

Con el derrocamiento de la dictadura pérez-jimenista en el año de 1958 y el advenimiento de la democracia representativa se tomaron diversas decisiones políticas que impactan las ciencias antropológicas en el país; por un lado, se decreta a finales de ese año una nueva Ley de Universidades que devuelve la autonomía a las universidades nacionales, dándoles un mandato centrado en la educación, la ciencia y la cultura y, por el otro, se funda en el año de 1959 del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) el cual va albergar un Departamento de Antropología fundado por José María Cruxent. Ambas decisiones colocarían a las universidades venezolanas y al IVIC al frente de la formación de investigadores y de la investigación antropológica venezolana, sin que por ello, otras dependencias gubernamentales y no gubernamentales, como por el ejemplo, el Museo de Ciencias Naturales de Caracas y la Fundación La Salle de Ciencias Naturales,12 siguieran desempañando, en los primeros años de la democracia representativa, un papel muy importante en la investigación antropológica que se desarrollaba en el territorio nacional.

Con los primeros egresados de la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV se va iniciar un proceso constituyente que va a llevar a la fundación de diversos espacios de investigación y docencia en Venezuela en el campo antropológico y se van a revitalizar algunos espacios donde los antropólogos y las antropólogas jugaban un rol fundamental, tal es el caso de la Comisión de Asuntos Indígenas que con el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez va a retomar grosso modo algunos lineamientos de la CIN pre-dictadura. La política del Estado de ese entonces no deja de lado el papel que jugaba la Iglesia Católica en el mundo Indígena venezolano y crea a la Oficina Central de Asuntos Indígenas (OCAI), adscrita a la Dirección de Cultos y Asuntos Indígenas del Ministerio de Justicia, que se va articular hacia los años sesenta del XX con la política agraria del gobierno (Serbin, 1983).

En la década de los años sesenta, más específicamente, en el año de 1963, hacia el occidente venezolano, se funda el Departamento en Antropología y Sociología de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, encabezado, entre otros, por Mario Sanoja Obediente (Pargas, 2006). Seguidamente la antropóloga Henriqueta Peñalver funda en el año de 1964 el Instituto de Antropología e Historia de los estados Aragua y Carabobo, dependientes de las gobernaciones de Aragua y Carabobo respectivamente. También en los años sesenta, a partir de los hallazgos de un cementerio prehispánico en Quíbor, estado Lara, Adrián Lucena Goyo funda el Centro Antropológico y Paleontológico del Estado Lara, institución que le daría paso hacia el año de 1981, bajo la dirección del arqueólogo Luis Molina y la arqueóloga María Ismenia Toledo, al Museo Arqueológico de Quíbor.

Hacia finales de esta década, se produce la matanzas de indígenas a manos de terratenientes del estado Apure que generó una movilización nacional de políticos y académicos que llamó la atención de los indígenas en general, propiciando el surgimiento de la Sociedad Venezolana de Antropología Aplicada, por su siglas SOVAAP, impulsada por los antropólogos Esteban Emilio Mosonyi, Omar González Ñáñez y Rafael López Sanz, entre otros, como un organismo filial del Colegio de Sociólogos y Antropólogos de Venezuela. La SOVAAP va a jugar un rol fundamental a comienzos de los años setenta en el desarrollo de las políticas indigenistas del Estado venezolano, gracias a su activismo y a sus propuestas programáticas relacionadas con la diversidad cultural, la educación intercultural bilingüe y la implementación de programas de autogestión económica que de alguna manera (Serbin, 1983).

Ya en la década de los setenta del siglo XX, por iniciativa de los antropólogos Jorge Armand y Jacqueline Clarac de Briceño, se crea el Museo Arqueológico de la Universidad de Los Andes. También hacia el año de 1976 la antropóloga Reina Durán fundó el Departamento de Antropología adscrito a la Gobernación del estado Táchira, ambas instituciones, tanto la de Mérida como la del Táchira, se van a consolidar hacia los años ochenta del siglo XX. En el caso del Museo ulandino, bajo la gestión de Jacqueline Clarac, va ser reconocido por el Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes como una dependencia universitaria, asignándole el nombre de Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez de la Universidad de Los Andes; y en el caso del Táchira, se funda el Museo del Táchira como una institución especializada en la labor arqueológica. De igual manera, a comienzos de los años ochenta, José María Cruxent funda en Coro, estado Falcón, el Museo de Cerámica Histórica y Loza Popular como una institución adscrita al Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP) de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Meneses, 2019) y en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se funda el Centros de Religiones Comparadas, bajo la dirección de antropóloga Angelina Pollak-Eltz.

Tuvieron que pasar treinta y dos años desde la fundación de la Escuela de Sociología y Antropología, para que se fundase en el año de 1984 la primera Escuela de Antropología en la Universidad Central Venezuela orientada, según sus fundadores, hacia la formación de un profesional con capacidad de conocer, desde una perspectiva histórica y sociocultural, las circunstancias y contextos esenciales que han modelado y contribuido a formar la sociedad venezolana. Para los fundadores de la nueva Escuela se requería de una verdadera autodeterminación científica, en lo teórico y en lo práctico, debido a que no era posible depender de directrices teóricos-metodológicas impuestas desde afuera y sin vínculos con nuestra realidad, por lo tanto era importante asumir la antropología que se estaba produciendo en los centros académicos del tercer mundo, incluyendo a América Latina —y, por supuesto, a nuestro país Venezuela—, surgida a partir de nuestros problemas y nuestra cotidianidad, sobre la base de la identificación real con nuestro ser y devenir como pueblo (Meneses, 2011).

Veinticuatro años después de esta primera fundación, en el año 2009, se apertura en la Universidad de Zulia, al occidente de Venezuela, una Licenciatura en Antropología que, según promotores, egresados en su mayoría de la Maestría en Antropología de la Universidad del Zulia, aspiraba egresar a profesionales de la Antropología con una compresión amplia de la pluriculturalidad y multietnicidad como elementos constitutivos de la contemporaneidad local, regional, nacional y global (Meneses, 2011).

Simultáneamente a este proceso relacionado con la apertura de los pregrados y los centros de investigaciones regionales dedicados a la antropología y la arqueología, se desarrollan otras experiencias educativas-investigativas centradas en los programas de postgrados en antropología, el primero de ellos, el Doctorado en Antropología en la Universidad Central de Venezuela que se otorgaba en la década de los años sesenta del siglo XX, por medio de un procedimiento regulado por los Consejos de la Facultad, previa solicitud del personal docente de dicha institución, el cual se le asignaba un tutor para desarrollar un proyecto de investigación doctoral cuyo resultados deberían expresarse en una tesis doctoral que se tenía que defender ante un jurado calificador designado para tal fin (Meneses, 1919). Hacia los años setenta se inicia el Magister Scientiarum en Biología, mención Antropología y el Philosophus Scientiarum en Biología (Doctorado), mención Antropología del Centro de Estudios Avanzados (CEA) del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) que dan paso a la Maestría y el Doctorado en Antropología de dicha institución. En los años noventa, se inician la Maestría en Antropología de la Universidad del Zulia y la Maestría en Etnología de la Universidad de Los Andes para luego en el año 2007 desde la Universidad de Los Andes se inicie el Doctorado en Antropología.

En el desarrollo de todo este proceso, en los años sesenta, surgen algunas revistas de antropología que daban cuenta de las investigaciones que venían adelantado los antropólogos y las antropólogas territorio venezolano, entre ellas, podemos mencionar el Boletín del Instituto de Antropología e Historia (1965) del estado Aragua, adscrita a la Secretaría de Educación Cultural y asistencia social de Gobernación del Estado Aragua y editado por Henriqueta Peñalver y se le da continuidad a otras que venía circulando desde los años cincuenta del siglo XX como lo son: Antropológicas y el Boletín Indigenista Venezolano y se va a retomar la Revista Venezolana de Folklore.13En el caso de Antropológica, adscrita al Instituto Caribe de Antropología y Sociología de la Fundación La Salle, Caracas, con periodicidad trimestral, va a ser editada para ese entonces por Walter Coppens y Heinz Dieter Heinen. El Boletín Indigenista Venezolano (B.I.V.), de periodicidad trimestral, publicado por la Dirección de Cultos y Asuntos Indígenas del Ministerio de Justicia, va tener un historia más accidentada en cuanto a que no circuló entre los años de 1960-1965 y 1968-1974, quedando su historia, para ese entonces, dividida en dos época: La primera, entre los años de 1953-1967 y, la segunda, a partir de 1975. Para la segunda época, el Boletín Indigenista Venezolano, va a ser editado por Eddie Romero Ocando, seguirá siendo una revista de distribución gratuita que cambiará su periodicidad a semestral y se va a convertir en una revista dedicada a la divulgación de las investigaciones y actividades indigenistas y antropológicas desarrolladas en Venezuela por instituciones oficiales y privadas. El Boletín Indigenista Venezolano en segunda época va a incorporar los resúmenes en español en inglés en los artículos publicados, va a contar con una Junta de Asesores Nacional e Internacional estructurada por áreas de conocimientos: Antropología Física Tulio Arends, Sergio Arias y Francisco Salzano; Arqueología Alberta Zucchi, Erika Wagner y Donald Lathrap; Etnología Roberto Lizarralde, Walter Coppens y Jacques Lizot, indigenismo Eddie Romero Walter Coppens y Jacque Lizot y; lingüística Haidee Seijas, Esteban Emilio Mosonyi y Ernesto Migliazza. En el caso particular de la Revista Venezolana de Folklore, su publicación va ser retomada por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) y coordinada por Luis Felipe Ramón y Rivera.

Simultáneamente a comienzos de la década de los sesenta del siglo XX emergen nuevas revistas en Caracas que van a tener una vida corta, se trata de la Revista Venezolana de Sociología y Antropología, Folia Antropológica y el Boletín Informativo de Departamento de Antropología del IVIC. La primera, fue un emprendimiento editorial iniciado en el año 1960 por Miguel Acosta Saignes, Rodolfo Quintero, Federico Brito Figueroa y Arturo Monzón Estrada desde la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV que logró publicar cuatro números de forma irregular hasta el año de 1968. La segunda, la revista Folia Antropológica, es publicada de manera irregular por el Museo de Ciencias de Caracas bajo la coordinación de José María Cruxent, Adelaida de Díaz-Ungría y Helmunth Fuchs y, la tercera, el Boletín Informativo de Departamento de Antropología del IVIC, es una revista divulgativa, sin período regular de aparición, que servirá para socializar los trabajo de campo y las actividades del Departamento de Antropología del IVIC y cuyo último número circuló en el año de 1970.




El Nacional 7 de agosto de 1960.

Entre los años 1975 y 1977 se publica de manera irregular en la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV, la Revista Uno y Múltiple, dirigida por el antropólogo Efraín Hurtado. Ya para el año de 1979 en un esfuerzo de CORPOZULIA y el Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia se publica el primer número del Boletín del Programa de Arqueología de Rescate de CORPOZULIA cuyo editores eran la arqueóloga Marta Tartusi y Gustavo Henríquez Amado, según los editores, el Boletín de periodicidad irregular tenía la intención “… no solo la de informar a todos los especialistas interesados en el área, y en particularmente a los arqueólogos del país, sobre la marcha y los logros alcanzados en las tareas realizadas por el equipo de trabajo del programa, sino sembrar una semilla de inquietud, tanto a nivel nacional como internacional, en instituciones particulares y organismos oficiales para que la actividad asumida por CORPOZULIA y la Universidad del Zuliano sea un ejemplo individual y aislado” (Tartusi y Henríquez,1979).


Boletín del Programa Arqueología de Rescate Nº 1 Maracaibo, Septiembre-Diciembre 1979.

En los años ochenta del siglo XX van surgir un número importante de revistas que van a coexistir con Antropológica y el Boletín Indigenista Venezolano, se trata del Boletín de la Asociación Venezolana Arqueología AVA― (1981); el Boletín Informativo del Departamento de Antropología del estado Táchira (1981); el Boletín Antropológico, editado por el Museo Arqueológico de la Universidad de Los Andes con sede en Mérida (1982); el Boletín de Lingüística, editado por el Departamento de Lingüística de la naciente Escuela de Antropología de la UCV y de la Sección de Lingüística del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la misma institución universitaria (1983); la revista Gens, publicada por la Sociedad Venezolana de Arqueólogos ― SOVAR― (1985) y la Revista Quiboreña (1986), del Museo Arqueológico de Quíbor, estado Lara.



Boletín de Lingüística Nº 1 Caracas, 1983.

El Boletín de la Asociación Venezolana de la Arqueología (AVA),14 con una periodicidad irregular, publica el primer número en el de 1981, como un órgano de divulgación, esencialmente informativo que buscaba de volcar en la revista toda la información concerniente a la investigación arqueológica que se desarrollaba en el país. La Comisión Editora del Boletín de la Asociación Venezolana de la Arqueología, estaba constituida por las arqueólogas Erika Wagner, Kay Tarble y Patricia Morales. La revista dejó de circular en el año de 1990 cuando publica el Nº 5 de la misma.

El Boletín Antropológico, editado por el Museo Arqueológico de la Universidad de Los Andes desde el año de 1982, surge como un emprendimiento editorial, de periodicidad trimestral, encabezado por la antropóloga Jacqueline Clarac de Briceño y los antropólogos Jorge Armand, Adrián Lucena Goyo y Alex Lhermillier. El Boletín Antropológico fue bautizado en acto público el 21 de junio de 1983 por el entonces Vicerrector Académico de la Universidad de los Andes, el Dr. J. J. Osuna, quien cerró el acto de bautizo con las palabras: “¡Ojalá algún día veamos el No. 30 de esta revista!” (Clarac,1996: 90).



Boletín Antropológico Nº 1 Mérida, 1982.

La revista Quiboreña, editada por la antropóloga María Ismenia Toledo, emerge como el órgano científico del Museo Arqueológico de Quíbor. Publicó un solo número por los problemas económicos que fueron anunciados por la misma editora en su nota editorial en el año de 1986 (Toledo, 1986).15 La revista surge con unas normas editoriales que establecían, entre otras, las pautas para la elaboración de los artículos ―artículos originales e inéditos― a ser publicado.



Quiboreña Nº 1 Quíbor, estado Lara, 1986.

Por iniciativa de los lingüistas Omar González Ñáñez, Esteban Emilio Mosonyi y Víctor Rago, surge el Boletín de Lingüística, fundado en el mes de octubre del año de 1983 como una publicación del Departamento de Lingüística de la naciente Escuela de Antropología de la UCV y de la Sección de Lingüística del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la misma institución universitaria. En la presentación escrita por Esteban Emilio Mosonyi, se estable que la revista surge como “..un esfuerzo más para acercar a todos los lingüistas del país, sin levantar barreras discriminatorias, para abrir paso a un proceso de dialogo, comunicación y mutuo enriquecimiento de las más diversas manifestaciones de nuestra disciplina” (Mosonyi, 1983,1). La revista Gens, publicada por la Sociedad Venezolana de Arqueólogos ―SOVAR― surge en el año de 1985 con un periodicidad trimestral. El Comité Editorial se constituyó con los antropólogos, Iraida Vargas Arenas, Laura Cotterli, Ricarda Larotonda, María Elena Rodríguez y Elvira Ramos, siendo Iraida Vargas la editora y María Elena Rodríguez Asistente de la Editora.

El último número de la revista fue publicado en el año de 1990.



Gens Nº 1 Caracas, 1985.

En la década de los noventa surgen dos revistas: Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología y el Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor. Fermentum, revista adscrita al Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Los Andes, de periodicidad cuatrimestral, cuyo primer número salió a la luz pública el año de 1991, tenía para ese entonces un Comité editorial conformado por la socióloga Carmen Teresa García, el sociólogo Oscar aguilera y el antropólogo Oswaldo Jiménez. A partir del año 1992 va a surgir el Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor, revista que va a coexistir con Antropológica, el Boletín Antropológico, el Boletín de Lingüística y el Boletín Informativo del Departamento de Antropología de la Gobernación del Táchira, publicaciones que se venían realizando en la antropología venezolana para ese entonces. El Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor, surge con una periodicidad anual.16 El Comité Editorial se estructuró con los antropólogos Juan José Salazar, Arturo Jaimes, Félix Gil, Edgar Gil y Ramón Querales.



Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor Nº 1 Quíbor, estado Lara, 1992.

Ya para el año 2000 solo se publicaban de manera regular Antropológica, el Boletín Antropológico y el Boletín de Lingüística, surgiendo en el año 2003 la revista Anthropos, Boletín Informativo del Departamento de Antropología y del Museo del Táchira, de periodicidad semestral, editado por la antropóloga Reina Durán. Para el año 2019 en la Universidad de Los Andes se publica la revista Insugentes, revista para la antropologías del Sur que tiene su Comité Editorial integrado por a Jacqueline Clarac de Briceño, Esteban Emilio Mosonyi, Carmen Teresa García, Eduardo Restrepo, Rosa Iraima Sulbarán, Miguel Mugueta, Janise Hurtig, Carmen Mambel y Annel del Mar Mejías.

En la actualidad, las única revista que mantiene la periodicidad y que se sigue publicando de manera permanente es el Boletín Antropológico del Museo Arqueológico de la Universidad de Los Andes que en este año 2020 llega a su número 100 y la revista Fementum que se mantiene activa. Lamentablemente la grave situación política y económica por la que empezó a transitar Venezuela a partir del año en el año 2014 llevó a que revistas históricas como Antropológica y el Boletín de Lingüística, editadas desde los años cincuenta y ochenta del siglo XX respectivamente, dejaran de circular, la primera, en el año de 2016 y, la segunda, en el año 2018.17

Esta realidad no aplica solamente a las revistas venezolanas de antropología, es un problema general que aplica a muchas de las revistas científicas venezolanas que empezaron a sufrir a partir del año 2014 el rigor de la falta de financiamiento gubernamental a los proyectos de investigación y al funcionamiento de los institutos y centros de investigación gubernamentales ―Universidades y el IVIC― y no gubernamentales ―Fundación La Salle― sobre la cuales recaía de la investigación científica en la Venezuela del siglo XXI, trayendo como consecuencia la pérdida de liderazgo de la producción científica venezolana en Latinoamérica (Aguado y Becerril, 2016).

Material suplementario
9. BIBLIOGRAFÍA
Acosta Saignes, Miguel. 1961-1962. Breve Historia del Instituto de Antropología e Historia. Separata de Archivos Venezolanos del Folklore. 7:3-59.
Aguado-López, Eduardo y Becerril-García, Arianna.2016. Producción científica venezolana: apuntes sobre su pérdida de liderazgo en la región latinoamericana. Revista Venezolana de Gerencia. vol. 21(73):11-29.
AVA.1981. Presentación. Boletín Informativo de la Asociación Venezolana de arqueología. Caracas, 1:1-2.
Ayala Lafée-Wilbert, Cecilia. 2012. Antropológica: 117-118: 5-125.
Castillo, Ocarina.1985. Agricultura y política en Venezuela. 1948-1958. Caracas: Ediciones FACES/UCV.
Castillo, Ocarina. 2003. Los años del buldózer. Ideología y política 1948-1958.Caracas: Ediciones Faces-UCV/Fondo Editorial Tropykos.
Clarac, Jacqueline. 1996. Historia del Boletín Antropológico. Fermentum. 15:89-97.
Consalvi, Simón Alberto. 2012. El siglo del Boletín/1912-2012. En. Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas. 378: 5-8.
Dorta Vargas, Miguel Felipe.2017. Quimeras nacionales en tinta y papel Imaginario de lo nacional en la Venezuela decimonónica. Una mirada a través de las revistas ilustradas (1856-1915).Caracas: Academia Nacional de la Historia-Fundación Bancaribe.
Ernst, Adolfo. 1987. Observaciones antropológicas de Venezuela. En: Obras completas, Tomo V, Caracas-Venezuela: Ediciones de la Presidencia de la República. pp. 2-31.
Freites, Yajaira. 2003. Ciencia y democracia en Venezuela: una visión histórica de esta relación. Bitácora-e. 0:1-19
Ginés, Hno.1956. Presentación. Antropológicas. 1:1
López Ramírez, Tulio.1945. Estudios Antropológicos en Venezuela 1943-45. En: Boletín Bibliográfico de Antropología Americana (1937-1948). 8 (1/3):69-72. Recuperado de http://www.jstor.org/stable/40977613
Meneses, Lino. 1991. Arqueología y realidad: una aproximación a desarrollo histórico de la arqueología en Venezuela (Tesis de pregrado). Escuela de Antropología, UCV, Caracas.
Meneses, Lino.1992. Desarrollo histórico de la arqueología en Venezuela. En: Boletín Antropológico. 25:19-37.
Meneses, Lino. 2011. Por el conocimiento de nuestras antropologías latinoamericanas y caribeñas Un punto de vista desde Venezuela. Alteridades 21 (41): 103-105.
Meneses, Lino. 2019. La institucionalización de los estudios antropológicos en Venezuela: El Doctorado en Antropología de la Universidad de Los Andes. En: Jorge Magaña Ochoa (Ed.) Miradas encontradas: estudios desde México y Venezuela sobre manifestaciones socio-culturales diferenciadas (pp.17-40). Chiapas, México: Facultad de Ciencias sociales-Universidad Autónoma de Chiapas.
Meneses, Lino y Gladys Gordones.2007. Historia gráfica de la arqueología en Venezuela, Mérida: Museo Arqueológico ULA-Ediciones Dabánatà.
Meneses, Lino y Gladys Gordones.2009. De la arqueología en Venezuela y de las colecciones arqueológicas venezolanas. Caracas: Centro Nacional de Historia.
Mosonyi, Esteban. 1983. Presentación. Boletín de Lingüística. 1:1-3.
Mommer, Bernard. 1988. La cuestión petrolera. Caracas. Asociación de Profesores UCV-Fondo Editorial Tropykos.
Ocanto, David.2006. Visiones y representaciones en la construcción simbólica de la cultura popular 1940-1948. En: La tradición en la globalización, Caracas: Instituto Universitario de Danza. pp.73-116.
Pargas, Luz. 2006. A propósito de la celebración del XLII Aniversario del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Los Andes. Fermentum. 45:284-290.
Requena, Antonio.1964 Discurso. Memoria Escuela de Sociología y Antropología. Caracas: Boletín Bibliográfico de la Facultad de Economía UCV. 5:19-22.
Rodríguez, Omar.1994. El antropólogo como objeto. Lecciones vivas de Miguel Acosta Saignes, Mario Sanoja y Gustavo Martín. Caracas: Fondo Editorial Tropykos-Ediciones FACES/UCV.
Rojas Paúl, Juan P. 1970. Mensaje que el doctor Juan Pablo Rojas Paúl, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, presenta al Congreso Nacional en 1889”. En: Mensajes presidenciales. Caracas, II. 340-356.
Serbin, Andrés.1983. Estado, indigenismo e indianidad en Venezuela 1946 – 1979. Boletín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. 34:17-40.
Tartusi, Marta y Gustavo Henríquez.1979.Presentación. Boletín del Programa Arqueología de Rescate. 1:3-4.
Toledo, María Ismenia. 1986. Nota Editorial. Quiboreña. 1:0 The Science News-Letter. U. S. Launches 10 Archaeology Expeditions Latin America. Vol. 40, No. 5. pp. 67-68 Recuperado de URL: http://www.jstor.org/stable/3917285
Villavicencio, Rafael: 1894. Las Ciencias Naturales en Venezuela. En: El Cojo Ilustrado, Caracas: Empresa El Cojo. 66:359-362.
Wagner, Erika. 1997. Dupouy Walter F. En: Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Venezuela: Fundación Polar. 2:147.
Wagner, Erika y Mireya Viloria. 2014. Trigésima bibliografía antropológica reciente sobre Venezuela. Antropológica. 121–122:199– 217.
Notas
Notas
1. Juan Rojas Paúl, en su mensaje presidencial al Congreso Nacional, pronunciado el 11 de marzo de 1889, exponía en el contexto de la reorganización de la Universidad de Central de Venezuela y de la necesidad de traer a dicha Universidad la ciencia moderna, que: “Los estudios geológicos y antropológicos vienen arrojando, en los últimos tiempos, torrentes de luz sobre los grandes problemas de la ciencia y de la filosofía de la historia, y en esta obra de esclarecimientos, para depurar la civilización de errores seculares, Venezuela ha comenzado a colaborar eficazmente con luminosos trabajos…, que han estudiado composición del terreno, las lenguas indígenas de Venezuela, las pictografías, costumbres, artes, ciencias y monumentos de los primitivos pobladores, y hecho numerosas e interesantes observaciones etnográficas, geológicas y etnológicas que importa recogerse ordenar y divulgar. Me ocupo en estudiar la manera de dar forma conveniente a ese pensamiento, como que él es ya una imposición del progreso que hemos alcanzado…” (Rojas Paúl, 1970:350-351).
2 El Boletín de la Academia Nacional de la Historia inició el 31 de marzo de 1912, siendo José gil Fortoul ministro de Instrucción Pública en el año de 1912, decreto el 5 de diciembre un aporte de 400 Bs. mensuales para la Academia Nacional de la Historia, quienes en una comisión designada para estudiar el uso del presupuesto aportado por el gobierno decidió destinar la mitad de los fondo para financiar la impresión del Boletín de la Academia (Consalvi, 2012).
3 Una realidad distinta era la de los médicos quienes salieron a formarse a Europa, entre ellos Luis Razetti, Santos Aníbal Dominici y José Gregorio Hernández, entre otros, que organizados en la Sociedad de Médicos y Cirujanos de Caracas, fundaron La Gaceta Médica de Caracas el 13 de Marzo de 1893, siendo publicado su primer número bajo la dirección del Dr. Luis Razetti el 15 de Marzo de 1893. En la actualidad La Gaceta Médica de Caracas es el órgano oficial de la Academia Nacional de Medicina en Venezuela, su publicación se mantiene a través del portal www.saber.ucv.ve y para el momento que escribimos este artículo se encuentra actualizada con la publicación en el año 2020 del volumen 128, Nº 3.
4 Los estados Unidos de América invirtieron tiempo y recursos económicos para hacer fructificar su política hacia América latina. En el marco de la política del Buen Vecino, Estados Unidos financió, a través del Departamento de Defensa y la Oficina de Coordinación de Relaciones Comerciales y Culturales del Departamento de Estado, por un monto de 100.000 USD, 10 expediciones arqueológicas para América Latina que deberían terminar en el mes de junio de 1942. Entre los financiados se encontraban Wendell Bennett quien había ido a Colombia y Cornelius Osgood de Yale University para Venezuela (The Science News-Letter, 1941).
5 Como es bien sabido, Miguel Acosta Saignes se encontraba para esa entonces en la fase final de sus estudios en antropología en México, el maestro Acosta, va a regresar a Venezuela en el año de 1946 como el título de antropólogo, constituyéndose en el primer venezolano graduado en esta especialidad en el país (Rodríguez,1994).
6 En Venezuela desde finales de los años 30 del siglo XX se venían publicando revistas que insertaban en sus contenidos temas antropológicos, entre ellas podemos mencionar, la Revista Nacional de Cultura con Mariano Picón Salas de director-fundador, la revista Educación, publicada por Arturo Uslar Pietri y la revista El Farol, publicada por la Estándar Oil Co. of Venezuela y posteriormente por Creole Petroleum Corporation (Ocanto, 2006).
7 Entre los autores que publicaron el Revista Memoria tenemos: Fray Cesáreo de Armellada, Jesús María Rísquez, Luís R. Oramas, José María Cruxent, Walter Dupouy, Fray Cayetano de Carrocera, y el Hermano Nectario María, entre otros (Ayala, 2012).
8 En el número decomisado se encontraba la memoria relativa a la producción de la Fiesta de la Tradición realizada en el Nuevo Circo de Caracas en homenaje al presidente depuesto por el golpe militar del año 48 (Ocanto,2006).
9 La remoción de los integrantes de la CIN, el cierre de Servicio de Investigaciones Folklóricas y en consecuencia el fin de las revistas Acta Venezolana y la Revista Venezolana de Folklore son e consecuencia de una manera de pensar a Venezuela de los funcionarios del régimen que se empezaba a instalar en Venezuela. Laureano Vallenilla Lanz, quien fue ministro de Relaciones Interiores del gobierno de Marcos Pérez Jiménez exponía: “… Tampoco existe un arte precolombino porque desde el punto de vista estético son insignificantes los cacharros de arcilla y los ídolos que improvisados etnólogos y arqueólogos vernáculos presentan como prueba de pretéritas civilizaciones. Bien está, pues, que el tractor orientado con criterio revolucionario eche por tierra toda esa tradición de bahareque, de telaraña y literatura mohosa, penetrando también en la selva para crear ciudades y un verdadero agro y sustituir el araguato y otros simios con hombres que piensan, trabajan y produzcan conforme a las necesidades de lo que es, por fin, una nueva Venezuela…. el tasajo se pone a la orden del día junto con los arroces, el folklore de Juan Liscano y la llamada “coronación” resulta fiesta patronal pueblerina con sus borrachitos, sus pendencias, sus cohetes y sus jugadas clandestinas… Toda esa merienda de negros tuvo que provocar la rebeldía y luego, la intervención de los verdaderos intelectuales que por una vez no aparecían inermes sino vestidos de uniformes, sometidos a severa disciplina y habituados a una jerarquía de valores... Nosotros no somos anti indigenistas, pero nos felicitamos de que en Venezuela no hay indios y nos oponemos al mantenimiento de tradiciones que son fruto de la miseria, de la ignorancia y el atraso (Vallenilla Lanz,1957 en Castillo, 2003, 110-111).
10 El Instituto de Antropología y Geografía organizó en cuatro departamentos: Antropología, presidido por Miguel Acosta Saignes; Historia, dirigido por José de Armas Chitty; Geografía, dirigido por Santo Rodulfo Cortés y Folklore, dirigido por Rafael Olivares Figueroa (Acosta, 19611962).
11 A cumplir diez años de fundada la Escuela contaba con 27 profesores, 400 estudiantes y ya había graduado a 130 licenciados (Requena, 1964), entre ellos, a Mario Sanoja Obediente. Según Sanoja (como se citó en Pargas, 2006) ya para el año de 1964, la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV contaba 130 egresados de la cual el 62 % estaba ejerciendo la profesión y un 11.02 % seguía cursos de especialización fuera de las fronteras venezolanas. Del total de egresados, el 25 % se dedicaba a la docencia universitaria, 58.7% prestaba sus servicios en la Administración Pública, el 12.7% prestaba sus servicios en empresas privadas y el 2,3 % a la docencia en colegios de educación secundaria.
12 Para el año de 1957, La Sociedad de Ciencias naturales La Salle da paso a la Fundación La Salle de Ciencias Naturales pasando a dicha Fundación el departamento de antropología. Posteriormente en el año de 1961 en el año de 1961 dicho departamento paso a llamarse Instituto Caribe de Antropología y Sociología (ICAS) (Ayala, 2012).
13 En los años sesenta y setenta del siglo XX existían otras revistas que publicaban artículos antropológicos, nos referimos a la revista Economía y Ciencias Sociales de la Facultad de Economía de la UCV y Acta Científica Venezolana, editada por la Asociación Venezolana para el Avance de las Ciencias (ASOVAC). La primera le va a dedicar dos números monográficos a la antropología, el primero de ello, el Nº 3, año X, de 1968 y, el segundo, el Nº 4, año XVIII de 1979.
14 La primera Asamblea de AVA se realizó en la XXXIV Convención Anual de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC), celebrada en Maracaibo.
15 El número 1 de la revista Quiboreña se encontraba preparado desde el año de 1983 y por problemas de financiamiento su publicación se logró realizar en el año de 1986 (Toledo, 1986).
16 El Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor se deja de publicar en el año de 1996, reapareciendo luego con dos números, uno en el año 1998 y otro en el año 2000.
17 La crisis desatada en el año 2014, repercute severamente en la caída de la producción de artículos científicos de corte antropológico en Venezuela, esta realidad se ve reflejada en la Trigésima bibliografía antropológica reciente sobre Venezuela publicada por Erika Wagner y Mireya Viloria en la revista Antropológica Nº 121 del año 2014 (Wagner y Viloria, 2014).


Indígena wayuu en la portda del Zulia Ilustrado Nº 24 Maracaibo 30 de noviembre de 1890.


Revistas Memoria Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Caracas, 1960.


Antropológica Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Caracas, 1971.


Boletín del Museo de Ciencias de Caracas, Caracas, 1958.



El Nacional 7 de agosto de 1960.

Boletín del Programa Arqueología de Rescate Nº 1 Maracaibo, Septiembre-Diciembre 1979.



Boletín de Lingüística Nº 1 Caracas, 1983.


Boletín Antropológico Nº 1 Mérida, 1982.


Quiboreña Nº 1 Quíbor, estado Lara, 1986.


Gens Nº 1 Caracas, 1985.


Boletín del Museo Arqueológico de Quíbor Nº 1 Quíbor, estado Lara, 1992.
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R por Redalyc