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El cementerio prehispánico Boulevard (LJ1), Lara, Venezuela: Interpretaciones bioculturales
The Boulevard (LJ1) pre-Hispanic cemetery, Lara state, Venezuela: biocultural interpretations
Boletín Antropológico, vol. 39, núm. 101, pp. 147-173, 2021
Universidad de los Andes


Recepción: 17 Julio 2020

Aprobación: 20 Noviembre 2020

Resumen: Los cementerios prehispánicos son uno de los indicadores que permiten discernir sobre procesos de complejización social en las sociedades pretéritas. El objetivo de esta investigación fue reconstruir los contextos funerarios del cementerio Boulevard (LJ1) ubicado en Quíbor, Estado Lara, Venezuela; para interpretar las relaciones sociales subyacentes. Para este propósito se recolectó y analizó toda la información referente a las excavaciones realizadas en el cementerio, los ajuares funerarios y las descripciones de los atributos biológicos de los restos óseos. Se evidenció gran complejidad en las prácticas funerarias y una clara diferenciación y valorización de los individuos(as) enterrados(as).

Palabras clave: Sociedades complejas, contextos funerarios, interpretación biocultural, Venezuela.

Abstract: Pre-Hispanic cemeteries are one of the indicators that allow the existence of complex societies to be verified. The objective of this research was to reconstruct the funeral contexts of the Boulevard cemetery (LJ1), Quibor, state Lara, Venezuela to interpret the social relationships that underlie it. For this purpose, I was collected and analyzed the information regarding the excavations carried out in the cemetery was collected; funeral trousseau and descriptions of the biological attributes of the skeletal remains. As a result, great complexity was evident in funeral practices and a clear differentiation and appreciation of buried individuals.

Keywords: complex societies, funerary contexts, biocultural interpretation, Venezuela.

1. INTRODUCCIÓN

Lara es una de las zonas más importantes a nivel arqueológico en Venezuela, debido a la gran riqueza de sitios arqueológicos de distintos tipos y periodos desde el paleo-indio hasta el indo-hispano, así como la enorme variedad de objetos y artefactos de diversas materias primas; no obstante, es gracias al esfuerzo que por más de 50 años el Museo Antropológico de Quíbor “Francisco Tamayo Yépez” (MAQ) le ha dedicado a su estudio, interpretación, protección y resguardo que se ha podido entender la relevancia de esta región. En este sentido, es el descubrimiento del cementerio indígena Boulevard (LJ1) en la ciudad de Quíbor, el más extensamente excavado en el país, marca una pauta en la arqueología regional.

El complejo funerario Boulevard, fue hallado accidentalmente en 1965 en la ciudad de Quíbor, Edo. Lara. A través de la datación absoluta de los restos de carbón pudieron fechar el sitio de 145- 575 d.C. (Vargas, Molina, Toledo y Montcourt, 1997: 86). Este descubrimiento marcó un hito en la arqueología larense debido a que incentivaron las investigaciones de esta disciplina en la zona, lo que permitió a su vez, la creación de lo que hoy en día es el Museo antropológico “Francisco Tamayo Yepes”¸ donde reposa actualmente la colección.

Las primeras excavaciones fueron desarrolladas en 1965 en dos fases en las cuales se encontraron aproximadamente 220 enterramientos. Posteriormente, se realizó una nueva jornada realizada desde 1981 en la cual encontraron alrededor de 85 enterramientos. En conjunto, sumarian cerca de 300 enterramientos, adicionado los miles de materiales asociados, entiéndase, cerámica, concha marina y litíca. Convirtiéndolo en el cementerio más ampliamente excavado en Venezuela hasta los momentos. A su vez, debido a los atributos y particularidades del cementerio LJ1, se han podido plantear la hipótesis de la existencia de cacicazgos en la región Noroccidental del Venezuela (Toledo y Molina, 1987; Sanoja y Vargas, 1987; Molina, 1991).



Excavaciones de la primera jornada 1965-1975.
Foto Archivo del Museo Antropológico de Quíbor, Quíbor, estado Lara.

Por estos motivos, esta necrópolis ha sido fuente de numerosas investigaciones, tanto a nivel arqueológico como osteológico, dando a conocer importantes aspectos de este sitio; no obstante, hasta los momentos no se habían hecho estudios que entrecrucen estos conocimientos para brindar un panorama más holístico de la sociedad que perteneció este cementerio.

El yacimiento presenta varias particularidades que ha dificultado un análisis a profundidad de las potencialidades que brinda este cementerio indígena: Errores metodológicos en la primera y segunda jornada de excavación (1965-1975), así como en el registro y en el levantamiento de los enterramientos, en los cuales se extrajeron más de la mitad de los individuos(as) y miles de ajuares funerarios compuestos por cerámica, concha y otras materias primas; por lo que se posee muy poca o nula información contextual, además de contradicciones en el registro y catalogación de las colecciones.

A partir de la recolección y análisis de las referencias dejadas en la primera y segunda jornada de excavación, los trabajos en torno a la identificación de los atributos de los restos óseos realizados por el Proyecto de Antropología Física del Estado Lara (PAFEL) y los estudios con respecto a la industria alfarera y la industria de concha realizadas por el MAQ, se reconstruyeron e interpretaron los contextos funerarios de una muestra seleccionada, para identificar las posibles relaciones sociales que subyacen en este yacimiento.



Plano de las jornadas de excavaciones en Boulevard (LJ1).
Fuente: Vargas et al., 1997

En vista de ello, presentamos los principales aspectos teóricos, metodológicos y técnicos de esta investigación, y que permitieron proponer inferencias sobre las posibles dinámicas sociales en torno a los enterramientos de este cementerio, dando como resultado una marcada distinción y diferenciación social presente entre los(as) individuos(as) que lo compone, siendo una característica de las sociedades complejas y/o jerarquizadas.

Por consiguiente, es importante seguir aplicando una la perspectiva biocultural para abordar estos yacimientos, debido a que brinda información valiosa de las relaciones entre los(as) individuos(as) y grupos dentro de las sociedades pretéritas. Asimismo, promueve el acercamiento entre la arqueología y antropología física, la cual no ha sido muy frecuente en la antropología (Ortega y Tiesler, 2011); siendo los cementerios los contextos perfectos para que se produzca este intercambio de saberes.

2. PERSPECTIVA TEÓRICA

2.1 Los contextos funerarios como indicadores de complejización sociales.

El tratamiento diferenciado de los enterramientos en los cementerios es una de las características aprehensible en el registro arqueológico para dilucidar posibles relaciones sociales vinculadas a la existencia de organizaciones sociales complejas y/o cacicales; debido a que las sociedades crean normas para el tratamiento de sus muertos dependiendo de sus concepciones tanto mágico-religiosas como ideológicas, económicas, políticas y biológicas. En este sentido, estas características se pueden evidenciar a través de los atributos biológicos de los restos esqueléticos, características culturales así como en los ajuares ofrecidos en los enterramientos.

A partir del Procesualismo (Nueva Arqueología), una escuela anglosajona de arqueología de los años 60, caracterizada por la pretensión cientificista en equipararse a las ciencias naturales; le dio relevancia al estudio de los enterramientos y los restos óseos dentro de la labor arqueológica. El arqueólogo Lewis Binford (1971) explicó que el aumento de complejidad en las prácticas mortuorias corresponde a la jerarquización de las relaciones sociales en los pueblos agricultores y sedentarios, con respecto a sociedades cazadoras-recolectoras.

Posteriormente, con el desarrollo del Postprocesualismo, una escuela arqueológica surgida en los años 80, caracterizada por intentar desprenderse de la propuesta de la Nueva Arqueología, buscando integrar categorías de las ciencias sociales para el análisis del registro arqueológico. En este sentido, para estos los contextos funerarios son yacimientos contenedores de significados que sirven para interpretar las relaciones de poder y las ideologías que les subyacen; sus exponentes propusieron la integración de perspectivas nuevas para la interpretaciones de los contextos funerarios, como el concepto de género y de economía política (Parker Pearson, 2009) relativizando y ampliando las preguntas y las respuestas que se pueden extraer de los cementerios arqueológicos.

Vargas et al. (1997) explican que sí en los cementerios se evidencia claramente un trato diferencial en los enterramientos significa que: “manifiesta la desigualdad notoria que existía entre grupos de personas en relación con el resto de la sociedad” (Vargas et al. 1997: 322), es decir, estas distinciones en el procesamiento funerario pueden ser muestra de las valorizaciones sociales de unos(as) sujetos(as) o linajes sobre otros.

2.2 Bioarqueología

A finales del siglo XX, la comunidad arqueológica se encuentra en la necesidad de integrar los restos óseos como parte fundamental dentro de los estudios funerarios, puesto que se evidencia cómo las prácticas culturales dejan registros en los huesos, dando aportes para la interpretación de los modos de vida de las poblaciones antiguas (Gómez Mejías, 2012); por lo que se ha nutrido de los conocimientos de la antropología física para el análisis de las osamentas humanas. Esta integración conllevó al surgimiento de la bioarqueología definida por Andrea Gonzales- Ramírez y Arturo Sáez Sepúlveda como el “Campo disciplinario, que incorpora elementos (proposiciones, métodos, datos) de la biología esqueletal humana para la resolución de problemas arqueológicos” (Gonzales-Ramírez y Sáez Sepúlveda, 2011: 85).

Bajo esta perspectiva, el hueso se vuelve un elemento activo dentro de la interpretación arqueológica, porque refleja la interacción constante de las personas con el ambiente y con la cultura. Sin embargo, el resto óseo por sí mismo aporta poca información, siendo el conjunto de los datos obtenidos en un mismo contexto lo que permite extraer el máximo de datos sobre éstos. Sólo entonces, su análisis puede dar cuenta de procesos de subsistencia, cambios políticos y económicos, y hasta períodos de contacto y migración.

La integración de la perspectiva cultural como de la biología humana para el estudio de los restos óseos, se le denomina enfoque biocultural, el cual se enfatiza en la interacción entre los seres humanos y sus entornos sociales, culturales y físicos (Zuckerman y Armelagos, 2011). En otras palabras, consiste en el análisis de los procesos sociales subyacentes en las variaciones biológicas. Este enfoque, es necesario para cualquier investigación que pretenda analizar el cuerpo humano biológico en el pasado puesto que –más allá de cualquier predisposición biológica– la cultura es el principal factor para su socialización y desenvolvimiento en comunidad.

3. ASPECTOS METODOLÓGICOS

Para esta investigación se trabajó con una muestra de enterramientos de la primera y segunda jornada de excavación (1965-1975); cabe aclarar, que no se utilizaron datos de la última jornada puesto que no se poseen las descripciones de los atributos osteológicos, siendo imprescindible para los objetivos que se plantearon. En este sentido, la muestra se seleccionó a partir de la identificación de enterramientos con algún tipo de asociación de cultura material, junto a las identificaciones osteológicas hechas por el PAFEL.

Los aspectos considerados para el análisis fueron los siguientes:

  1. A. Aspectos biológicos del individuo: Rango etario, sexuación y paleopatologías.

    B. Aspectos culturales del individuo: Pigmentación ósea y cortes.

    C. Asociaciones: Cerámica, concha y otras materias primas.

En consecuencia, la muestra comprende 42 enterramientos (tabla 1), compuestos por 48 individuos(as) divididos en: 9 del nivel 1; 9 del nivel 2, 7 del nivel 3, 4 del nivel 4, 5 del nivel 5, 3 del nivel 6 y 1 del nivel 7; así mismo, se incluyen 10 individuos(as) en niveles desconocidos, sin embargo, se pudieron identificar tanto sus variables biológicas como sus respectivas asociaciones.

4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

4.1 Paleodemografía de la muestra

La población estudiada está compuesta en términos de sexuación por: 44 % (21 individuas) son femeninas, el 39% (19 individuos) son masculinos y el 17% (8 individuos) son inestimables. Con relación al rango etario, se componen de 48% (22 individuos/as) adultos(as), 25% (12 individuos/as) adultos(as) jóvenes, 17% (8 individuos/as) seniles, 6% (3 individuos/as) infantiles, 2% (1 individuo) joven, y 2% (1 individuo) neonato. Se puede evidenciar que la muestra es equitativa con respecto a la cantidad de individuos masculinos y femeninos, pero diferenciado por niveles.

En cuanto al rango etario, la mayoría de la población es “adulta”, seguida por “adultos(as) jóvenes” y “seniles”. En este sentido, podríamos inferir que en la población de este cementerio, la esperanza de vida rondaba entre los 26-39 años de edad (rango adulto). Asimismo, observamos que casi la totalidad de “adultas jóvenes” están identificadas como femeninas y la mayoría de los “adultos” son masculinos, por lo que se puede deducir que las mujeres tendían a vivir menos que lo varones.

4.2 Paleopatologías

En la muestra trabajada se encuentran 24 individuos, con alguna patología o condición osteológica identificadas por el PAFEL. En algunos casos, lograron diagnosticar la afección de los y las sujetas pero en otros no, por lo tanto, por medio de sus descripciones osteológicas pudimos determinar algunos diagnósticos. En cuanto la incidencia en la población, se observa que la misma cantidad de sujetos masculinos y femeninos se muestran afectados por alguna patología; y sus rangos etarios, predomina la población adulta, luego joven adulta y senil.

En líneas generales podemos agrupar las diversas paleopatologías expuestas en este cementerio en cinco grupos, y través de estos, hicimos las interpretaciones con respecto sus significados dentro de esta sociedad, dándonos luces de los modos cómo vivían e interactuaban sus individuos(as):

4.2.1 Grupo A, artrosis degenerativa.

En este grupo tuvimos 11 enterramientos características de artrosis en las articulaciones (labiaciones, osteofitos y horadaciones); de los cuales nueve corresponden a la columna vertebral (488, 541, 548A, 416, 473, 532, 575, 338, 481), dos en las extremidades inferiores izquierdas (502, 338) y una en los metacarpianos (546).

Estas degeneraciones en las articulaciones normalmente están relacionadas a estrés ocupacional y sobreesfuerzo biomecánico, debido a las actividades físicas propias de las dinámicas de los pueblos indígenas prehispánicos (Rodríguez Cuenca, 2006; Pérez López, 2014). Con respecto a esto, el antropólogo colombiano Rodríguez Cuenca, comenta que la artrosis en ciertos huesos se producía debido: “las actividades específicas de la producción agrícola y artesanal, el procesamiento de los alimentos en metates y manos de moler en piedra, el transporte de alimentos y objetos de intercambio durante largas distancias” (2006: 202). A su vez, otro de los motivos de estas patologías en la columna es por el comercio:

La espalda de estos comerciantes era literalmente molida por el peso y el movimiento durante las largas jornadas entre los distintos puntos de intercambio, destruyendo los discos intervertebrales, afectando las vértebras con osteofitos, porosidad, y labiación severas (Rodríguez Cuenca, 2006: 201).

En este sentido, tenemos 4 enterramientos que presentan gran desgaste en las vértebras (548A, 473, 575, 541), quienes pudieron estar relacionadas a esta causa.

Asimismo, tenemos sólo dos individuos con afecciones en las extremidades inferiores, específicamente en la cabeza del fémur o en la rótula izquierda, el primero masculino y otro femenino. La patología en el fémur se presenta junto a una labiación en las lumbares; asimismo, la afección en la rótula pudo ser ocasionada por la recurrencia de actividades que impliquen el desgaste de las rodillas, como por ejemplo la labor alfarera.

Por otro lado, tenemos a la individua 546 que sufrió de periostitis en los metacarpianos, siendo la única en la muestra, pudiendo ser causado por el trabajo manual que representa el procesamiento de alimentos o la alfarería (Rodríguez Cuenca, 2006).

4.2.2 Grupo B, desordenes metabólicos.

Se encontraron varias afecciones que pudieron estar relacionados con la alimentación y los procesos metabólicos de las personas. En este grupo se encuentran tres individuos con presencia de cribas y horadaciones en parietales craneales, y engrosamiento de las capas del diploe en el cráneo (678, 448, 523), todas éstas tienden a estar asociadas a anemia ferropénica (Rodríguez Cuenca, 2006); y una individua identificada por el PAFEL con osteoporosis en los humeros (406), esta enfermedad es común en las mujeres en edades avanzadas, sin embargo, esta era “adulta joven” por lo que pudo ser causado por problemas metabólicos, mala nutrición o relacionado al embarazo (Campillo, 2003); y acentuarse a partir de labores realizadas con los brazos.

4.2.3 Grupo C, enfermedades infecciosas.

Estas patologías fueron identificadas directamente por el PAFEL; en este sentido, encontramos los siguientes casos: un sujeto con horadaciones importantes en el cuerpo esternal (548A), probablemente fue causado por algún traumatismo mal curado; el 447 con fuerte engrosamiento de las extremidades inferiores y superiores, probable periostitis, sí bien sus causas pueden ser por traumas o estrés ocupacional, también pudo ocasionarse por agentes infecciosos, o ambas, pero evidencia gran sobre esfuerzo físico por parte de este (Rodríguez Cuenca, 2006); y un individuo (417B) con osteomielitis a nivel de epífisis proximal en radio derecho junto a epífisis distal del humero asociado, debido a desgaste o algún traumatismo.

4.2.4 Grupo D, afección gingival.

El enterramiento 465 el cual presenta periodontitis, una afección que se produce por la acumulación de sarro en los dientes, además de cribas en las tablas craneales. Rodríguez Cuenca comenta que: “Existe una fuerte correlación entre la acumulación de cálculo dental, la falta de limpieza en la cavidad bucal y la dieta alimenticia” (2006: 169). Lo que puede dar cuenta de condiciones de salubridad precarias en esta sujeta.

4.2.5 Grupo E, características osteológicas no patológicas.

Aquí agrupamos los enterramientos que presentan alguna particularidad osteológica pero no una enfermedad. Se contaron con varios(as) representantes con fuertes inserciones musculares (541. 448, 416, 455, 436), las cuales tienden a estar relacionadas con el fortalecimiento de los músculos y la robustez (Gómez Mejías, 2012), lo que puede ser indicio de constantes actividades física. Aun así, el PAFEL interpreta las del cráneo como indicadores raciales de algunos grupos (Gil, 2003: 106).

Asimismo, tenemos individuos que presentan sacralización de la Lumbar 5 (L5) con el Sacro 1 (S1) (481, 416, 541) y uno con la espina bífida (340); estas características no son ocasionadas necesariamente por alguna afección sino que son congénitas; entonces, dependiendo de su pronunciación, no tienden a incidir en la vida cotidiana de los sujetos(as) (Campillo, 2003; Rodríguez Cuenca, 2006).

Particularmente, la 455 tiene fuertes inserciones musculares y al ser una “adulta-joven” puede significar que realizaba constantes ejercitamientos físicos desde temprana edad. A su vez, dos sujetos seniles (541, 416) presentan inserciones en las costillas y artrosis en las vértebras lumbares, pudiendo realizar labores similares causándoles robustez y afecciones similares. El individuo 448 presenta la inserción en la occipital del cráneo, esta característica puede corresponder a la variabilidad racial (Gil, 2003).

En conclusión, a pesar de que se han dividido grupos para un mejor análisis, se entiende que no son afecciones mutuamente excluyentes y se pueden presentar más de una por persona. Por ejemplo, la artrosis puedo ser incentivada, además del sobre esfuerzo mecánico, por otras afecciones como la anemia, osteoporosis, etc.; de igual forma, la artrosis y debilitamiento de un hueso puedo provocar algún traumatismo que posibilitó una infección ocasionando osteomielitis.

4.3 Pigmentación ósea

En nuestra muestra tenemos 13 enterramientos con pigmentación ósea (488, 550, 416, 414, 513, 502, 607, 340, 532, 447, 417A-B, 761B). Según los análisis realizados se observan ciertas particularidades que merecen ser mencionadas: En primer lugar, la muestra está constituida en su mayoría por individuos adultos y seniles. Segundo, se observó que los enterramientos con coloración en costillas, vértebras, sacro y coxales presentan algún tipo de patología en alguna de estas zonas. Y tercero, hay sólo un enterramiento con pigmentación en el cráneo siendo este el único hueso que compone la inhumación (414).

En consecuencia, la poca presencia de estos enterramientos en nuestra muestra dan cuenta que es una práctica funeraria extraordinaria. Hay autores que lo adjudican a variables etarias y ciertos tipos paleopatologías, por lo que se ha considerado como un símbolo de diferenciación social dentro de la comunidad (Gil, 2003), correspondiendo a lo observado.



Cráneo con pigmentación ósea rojiza.
Foto: Archivo del Museo Antropológico de Quíbor, Quíbor, estado Lara.

4.4 Cortes de origen cultural

Solamente en el nivel 1 se evidenciaron cortes en los restos óseos (603, 419, 465, 481), al ser el más reciente en el tiempo, puede dar cuenta de conflictos en ese periodo o de la implementación de sanciones en esta sociedad (Botella, Alemán y Jiménez, 2000). Esto parece comprobable solamente con el enterramiento 603 puesto que presenta un corte contundente en la parte frontal del cráneo, se podría considerar una agresión de carácter punitivo o belicoso (Botella et al., 2000). Por otro lado, tenemos los enterramientos 419 y 465 los cuales presentan cortes a nivel del fémur y humero, pudiendo ser producto de un traumatismo en vida; no obstante, el enterramiento 481, presenta un corte a nivel de humero realizado post-mortem, seguramente de origen ritual.

4.5 Cultura material asociada

Para la interpretación y la reconstrucción de los contextos funerarios es necesario incluir como variable los objetos asociados a éstos. Para este fin, se utilizaron las clasificaciones y tipologías elaboradas por investigaciones anteriores (Toledo, 1995; Vargas et al., 1997)

4.5.1 Colecciones cerámicas.

La clasificación de la colección cerámica de Boulevard (LJ1) realizada por la antropóloga Toledo (1995) quien estableció la Fase Boulevard, que refiere a la ocupación cultural en la Depresión de Quíbor definida a través del estudio de los patrones en las costumbres funerarias y los análisis estilísticos bastante homogéneos de los ajuares hallados en los cementerios incluidos en esta clasificación. Esta fase abarca al menos desde 145 D.C. hasta 1000 D.C. (León Rodríguez, 2014).

La fase Boulevard se caracteriza por haber sido destinada específicamente para fines rituales de uso fúnebre puesto que ofrece casi o ninguna evidencia de desgaste por uso doméstico reiterado, una limitada variabilidad, y estandarización formal y estilística; traducido en 16 formas diferenciables (Toledo, 1995); en cuanto al acabado: la decoración es principalmente plástica; escasa o nula decoración con pintura; el ahumado con fines estilísticos y erosión apenas presente debido a la utilización del alisado y/o pulido.



Cerámica de la Fase Boulevard.
Foto: Archivo del Museo Antropológico de Quíbor, Quíbor, estado Lara.

4.5.2 Colecciones de concha.

En la región larense se ha evidenciado una especial importancia del trabajo con esta materia prima (Vargas et al., 1997). En la Depresión de Quíbor, los cementerios hallados tienen una colección de artefactos de concha marina de alta complejidad en su acabado y de multiplicidad de formas, siendo el estudio del cementerio Boulevard (LJ1) pionero en este aspecto.

La interpretación de estos objetos dan cuenta de: primero, las actividades previas que posibilitan las condiciones necesarias para su creación, es decir, todo el proceso que implica la obtención de la materia prima, a sabiendas que la costa más cercana está aproximadamente a 400Km; segundo, el desarrollo de técnicas y herramientas necesarias para su manufactura y, finalmente, sobre una serie de actividades relativas a los usos y a las funciones que estos cumplían, y los posibles significados que se le atribuían a estos artefactos (Vargas et al., 1997).

4.5.3 Otros materiales

Cualquier otro objeto asociado cuya materia prima no pueda ser catalogado como cerámica o concha, ya sea de origen local o foráneo. Por ejemplo, la jadeíta, el ámbar, hueso, lítica y/o marcas de esteras a modo de fardos funerarios.

4.5.4 Análisis de la cultura material asociada

En nuestra muestra se presencian 123 piezas en total, divididas en 66 de cerámica, 41 de concha y 16 de otras materias primas; en este sentido, el nivel uno está compuesta por 20 objetos; el nivel dos con 36 piezas; el nivel tres con 21; el nivel cuatro compuesto por ocho objetos; el nivel cinco con 12 objetos; el nivel seis con ocho piezas; el nivel siete con cinco piezas cerámicas; y los “sin nivel” compuesto por 14 objetos.

En el análisis se observó que a medida que asciende de nivel se presentan más cantidad de objetos y mayor diversidad en cuanto a formas y materias primas, aunque es el nivel dos es el que presenta la mayor cantidad y variedad. Esto, en términos generales, puede responder a la ampliación económica, de las técnicas y prácticas funerarias así como, la valorización de la muerte en esta sociedad. De igual forma, los objetos de piedras de origen foráneo empiezan a aparecer a partir del nivel 2, lo que pudo implicar el establecimiento de nuevas relaciones de intercambio con otros territorios en las cosas, en los Andes venezolanos y otras regiones (Vargas et al., 1997).

Con respecto a la concha, es una materia prima exógena de la Depresión de Quíbor, por lo que tuvieron que ser obtenidas a través del comercio de largas distancias con las comunidades que habitaban las costas de distintas parte del occidente hasta en las islas (Vargas et al., 1997: 324), lo que debió implicar el desarrollo de estructuras comerciales que posibilitaron estos intercambios, también evidenciado en los restos óseos de varios cuerpos que parecían ejercer esta labor. En este sentido, la presencia de los artefactos fabricados con esta materia prima en algunos enterramientos afirma la valorización y diferenciación de ciertos individuos(as) sobre otros(as)

En conjunto, no se manifestó ningún patrón particular entre las características biológicas de las osamentas y estas ofrendas sino que se deduce que están vinculados a los sujetos según su función dentro de la sociedad, así como a su relación con otros individuos.

Por consiguiente, se reitera que las asociaciones bien sean sus formas, cantidad o materia prima, no siguen una tendencia concreta vinculada a los rasgos biológicos de los individuos(as) (rango etario-sexuación), siendo las patologías y cortes son significativos en este sentido; por consiguiente, la lógica parece corresponder a factores sociales particulares de cada uno(a). Lo cual significa que los sujetos(as) eran representados después de la muerte a partir del significado o rol que cumplían dentro de la organización social de esta comunidad (Binford, 1971).

4.5.4.1 Diferenciaciones de las ofrendas entre enterramientos.

En primer lugar, se evidencia la diferenciación de individuos con muy pocas ofrendas y otros con muchos y variados objetos. Existe particular valorización a los rangos etarios, especialmente el neonato y a los seniles: El único neonato (484) de la muestra posee un collar de jadeíta asociado, la única pieza de este tipo en la muestra. En el caso de los seniles la mayoría son masculinos, y todos presentan mínimo dos ofrendas cada uno, a diferencia de las seniles femeninas que no se observan estas características.

Con respecto a los enterramientos con desordenes metabólicos (grupo B), existe una diferencia considerable con las asociaciones; por ejemplo, el enterramiento 465, es una individua la cual presenta varias afecciones osteológicas posiblemente de un déficit alimentario además de presentar cortes en fémur derecho, en este sentido, es una de las que más ofrendas tiene en su nivel; de igual forma, el enterramiento 406, con osteoporosis severa a pesar de su rango etario, es la que mayor número de ofrendas tiene en su nivel, sin embargo, los otros dos individuos (678 y 523) incluidos en el grupo B poseen una sola ofrenda, a pesar que uno es de rango “joven”.

Sin embargo, el hecho de que las individuas antes descritas hayan sido un enterramiento con gran cantidad de ofrendas, nos hace evaluar dos escenarios: el primero, que éstas sujetas no necesariamente vivían en condiciones de precariedad sino que sufrían de alguna enfermedad degenerativa y pertenecían a un linaje importante o realizaban algún rol de significancia en la comunidad. O el segundo, ostentaba alguna particularidad social que la revalorizaba, no identificable a través del contexto funerario.

Por último, el sujeto 603, quien es el único con cortes de agresión evidente, no posee ofrendas, y estaba inhumado aisladamente de otros individuos(as); en este sentido, puede ser un ejemplo de algún sujeto desprestigiado por esta comunidad.

4.5.4.2 Asociaciones particulares.

El enterramiento 448, posee asociados un hacha y un cincel de uso funerario, es decir, no fueron fabricados para el trabajo, siendo herramientas que representan las labores de la siembra y la manufactura de artefactos; son los únicos del cementerio, por lo que podrían ser ofrendas de atributo referencial a la agricultura.

En la muestra se encuentran asociados tres enterramientos con piezas identificadas como cubre-sexos: 2 de concha y 1 de cerámica. Según otras investigaciones, los cubre-sexos de concha presentan ciertas marcas que sugieren que fueron objetos de uso cotidiano, aunque su escasa presencia indica que era de acceso restringido masculino (Vargas et al., 1997). No obstante, los de concha están asociados al enterramiento 488 y 347; y el de cerámica al enterramiento 546; es decir, dos están asociados a enterramientos femeninos (488, 546), lo que nos sugiere dos posibilidades: la primera, que las mujeres también usaban estos objetos, por lo que no eran “cubre-sexo” sino que cumplían otra función, posiblemente ornamental; o la segunda, que hayan sido una ofrenda de un sujeto relacionado a ellas, quien ostentaba notabilidad social.

Por otro lado, en el nivel 2 se encuentra un fogón funerario, el cual revistió cierta importancia para esta comunidad puesto que está dispuesto en el centro de varios enterramientos circundantes, quienes a nivel material y rasgos osteológicos no poseían ninguna relación entre sí. Posiblemente fue una huella dejada en un acto fúnebre de importancia en el cual estos individuos(as), pudieron tener algún tipo de relación filial, política, religiosa o económica. Por otro lado, se observó que varios enterramientos poseen piezas únicas o poco frecuentes, como una punta de hueso (481), resina de ámbar (677), y el fardo funerario (436) pero éstos no presentan ninguna particularidad ósea que evidencie alguna significación; en este sentido, son individuos(as) identificados por sus labores o condición social.

5. CONSIDERACIONES FINALES

El cementerio Boulevard (LJ1), es un yacimiento que reviste gran importancia en la arqueología venezolana, debido a que ha incentivado diversos debates sobre el desarrollo de complejidad socio-política entre los grupos sociales que habitaron el territorio centro-occidental durante el período prehispánico.

Según estudios previos en torno a la cultura material asociada a este sitio, se ha evidenciado la especialización de la producción de artefactos tanto de cerámica como de concha. Por consiguiente, esto separa la producción artesanal individual a una forma en la cual los(as) ceramistas creaban estas piezas siguiendo unos patrones previamente consensuados e instituidos para un objetivo igualmente preestablecido, en otras palabras, alfarería estandarizada y especializada (Vargas, et al., 1997).

Con respecto a los objetos de concha, la dedicación que implica tanto la obtención de la materia prima como su manufactura, nos hace considerar que en su mayoría, no era de uso cotidiano y tampoco estaba destinado para toda la comunidad. Así sucede con los objetos fabricados con otras materias primas, como la jadeíta y el ámbar, las cuales evidencian el desarrollo del comercio y la existencia de una red de intercambio establecida, y demuestra que ésta era una sociedad de gran envergadura tanto económica como política en la región.

Con base en el análisis e interpretación de los contextos funerarios del cementerio LJ1, se plantea que no hubo un comportamiento estandarizado con respecto a las prácticas funerarias empleadas que tuviese vinculación con los atributos biológicos de los individuos(as). Aun así, se evidencia un tratamiento diferenciado tanto de los restos óseos como de las ofrendas asociados a estos; por lo que se deduce su vinculación a las particularidades sociales de cada quien o de los grupos, lo cual resulta más evidente en los enterramientos con presencia de cortes y paleopatologías. En este sentido, se observaron sujetos(as) que padecieron de condiciones físicas muy precarias a los cuales se les retribuyó gran cantidad de ofrendas; por otro lado, varios enterramientos seniles, principalmente masculinos, que poseen mayores ofrendas que sus pares u otros individuos. Por consiguiente, el tratamiento funerario diferenciado entre los enterramientos analizados posiblemente responde al rol social de los sujetos y el significado que representaron para la comunidad.

A su vez, se pudieron identificar ciertas afecciones en las osamentas que probablemente dan cuenta de la división social del trabajo. La presencia de artrosis degenerativa en la columna vertebral y las extremidades inferiores y superiores representativas de la agricultura, el comercio, el procesamiento de alimentos y la alfarería practicadas por estos sujetos(as) (Rodríguez Cuenca, 2006), en contraposición con sujetos que presentan otras patologías que implican otras condiciones, o individuos(as) sin ninguna afección. Además, los restos óseos es la evidencia de cortes, de origen ritual o no, presente sólo en el primer nivel, nos permiten inferir representaciones de contextos conflictivos o punitivos.

A su vez, se observó la presencia de ofrendas únicas en su tipo, no obstante, la persona a la cual fueron ofrecidas no presentaba ninguna peculiaridad a nivel osteológico ni en su tratamiento funerario, esto reafirma la proposición inicial, de que las ofrendas no responden necesariamente a los atributos biológicos individuales de los sujetos.

Aun así, se subraya la necesidad ampliar la muestra de individuos(as) en los cementerios de la Fase Boulevard para analizar sus aspectos osteológicos, especialmente las patologías; lo ideal sería realizar estudios de ADN antiguo en las osamentas, para corroborar las relaciones filiales entre los individuos y así poder dar mejores interpretaciones con respecto a los contextos funerarios y las vinculaciones entre los enterramientos.

Por otro lado, las características que constituyeron el segundo nivel, además de poseer más asociaciones que los demás, es en donde se encuentra el fogón y es donde se introducen materias exóticas como la resina. Por lo que, se infiere que este nivel correspondió a un período de mayores condiciones materiales para la comunidad relacionada al cementerio, que permitió el aumento de la producción de artefactos así como la introducción de otras materias primas foráneas. Sin embargo, parece que estas condiciones fueron declinando con el tiempo, puesto que en el nivel uno, la cantidad de ofrendas y formas disminuye, y desaparecen otras materias primas. A su vez, es en el nivel uno donde algunos individuos presentan cortes en los huesos, esto permite evaluar que en ese periodo esta sociedad pudo haber vivido algún contexto conflictivo.

Finalmente, podemos afirmar que la sociedad que construyó este cementerio posiblemente eran de gran influencia y extensión territorial puesto que la Fase Boulevard ha sido asignada a otros cementerios también del Depresión de Quíbor como, por ejemplo, El Dividival (LJ2), Rincón de Guardia (LJ12), Pura y Limpia (LJ313) y Pueblo Nuevo (LJ317). Así mismo, se puede inferir que constituyó un centro económico y/o político. León Rodríguez (2014) demuestra que, a pesar de que los dos últimos cementerios mencionados pertenecen a esta Fase, no presentan las mismas condiciones y envergadura materiales entre ellos: el LJ313 la presencia de objetos de concha y otras materias prima foráneas es más abundante y en el LJ317, está totalmente ausente (León Rodríguez, 2014). Por consiguiente, existió un acceso o distribución diferenciada de los recursos en las comunidades asociadas a estos cementerios.

En corolario, es necesario desarrollar una investigación de carácter comparativo que permita afinar las respectivas diferencias y semejanzas en términos culturales y biológicos entre los cementerios prehispánicos clasificados como parte de la Fase Boulevard.

Finalmente, se considera que si bien el estudio de los aspectos funerarios da luces de ciertas dinámicas sociales e individuales, deben ser contrastadas con otras fuentes, puesto que las practicas funerarias pueden representar variables insospechadas y pueden o no corresponder con la realidad política, económica y social de la sociedad, respondiendo así, a la forma que tal sociedad tiene de entender al mundo, pudiendo ocultar o distorsionar la realidad del funcionamiento, o bien, legitimar o subvertir el orden social (Ortiz, 2010: 16).

Tabla 1
Muestra estudiada, junto con sexuación y rango etario

(Autoría propia)

Tabla 1 (cont.)
Muestra estudiada, junto con sexuación y rango etario

(Autoría propia)

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Notas de autor

* Museo Antropológico “Francisco Tamayo Yepes” Quíbor, estado Lara, Venezuela


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