Artículos
Recepção: 11 Março 2024
Aprovação: 13 Setembro 2024
DOI: https://doi.org/10.18800/educacion.202501.A003
Resumen: El Informe Final de la Comisión de la Verdad, presentado ante los colombianos el año 2022, se aloja en una plataforma transmedia con textos escritos y productos multimediales en diversos formatos los cuales permiten el acceso a testimonios recogidos, análisis sobre la verdad recuperada, datos y cifras concretos sobre las múltiples formas de afectación del conflicto armado y sobre los actores involucrados. La apropiación social de dicho informe es una tarea ineludible en los contextos educativos, como insumo para la no repetición. En el marco de ese compromiso se ubica el proceso de IAP realizado, el cual generó acciones como el diseño de una estrategia comunicativa, los talleres de reconocimiento y sensibilización, la recolección de testimonios, la socialización de resultados y la entrega de materiales de difusión sobre la Comisión.
Palabras clave: Comisión de la Verdad, estrategia de comunicación, difusión, apropiación social, estudiantes.
Abstract: The Final Report of the Truth Commission, presented to Colombians in 2022, is hosted on a transmedia platform that integrates written texts and multimedia products in various formats. This platform provides access to collected testimonies, analyses of the recovered truth, concrete data and figures on the multiple impacts of the armed conflict, and information about the social actors involved. The social appropriation of this report is an essential task in educational contexts, serving as a tool for ensuring non-repetition. Within this framework, a participatory action research process was conducted, generating initiatives such as the design of a communication strategy, recognition and awareness workshops, the collection of testimonies, the socialization of results, and the delivery of dissemination materials about the Commission’s Report.
Keywords: Truth Commission, Communication Strategy, Dissemination, Social Appropriation, Students.
Resumo: O Relatório Final da Comissão da Verdade, apresentado aos colombianos em 2022, está hospedado em uma plataforma transmídia que reúne textos escritos e produtos multimídia em diversos formatos. Essa plataforma permite o acesso a depoimentos coletados, análises da verdade recuperada, dados concretos sobre as múltiplas formas de impacto do conflito armado e informações sobre os atores sociais envolvidos. A apropriação social desse relatório é uma tarefa imprescindível em contextos educativos, como instrumento para a não repetição. Nesse contexto, foi desenvolvido um processo de pesquisa-ação que gerou iniciativas como: o desenho de uma estratégia de comunicação, a realização de workshops de reconhecimento e sensibilização, a coleta de testemunhos, a socialização de resultados e a entrega de materiais de divulgação sobre a Comissão.
Palavras-chave: Comissão da Verdade, Estratégia de Comunicação, Divulgação, Apropriação Social, Estudantes.
1. INTRODUCCIÓN
En el caso de la historia del conflicto armado colombiano, el conocimiento de los hechos y los diversos actores involucrados, el debate de las distintas perspectivas frente a los mismos, las formas culturales y políticas de resignificación de todo ello, y las memorias construidas son temas que, ineludiblemente, comprometen a las ciencias sociales. Por ello, en el escenario educativo de la formación universitaria es preciso, desde las ciencias sociales, promover espacios de conocimiento y debate para la comprensión del conflicto armado desde la complejidad histórica, política, social y cultural que se ha tejido en torno a la vida de los colombianos desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy.
De ahí que el presente trabajo de investigación asumió la premisa de que en Colombia la comunicación social debe aspirar profesional y axiológicamente a apropiar socialmente el conocimiento recogido por la Comisión de la Verdad sobre el conflicto armado y estimular el debate en torno a la memoria necesaria para sanar y avanzar en la construcción de paz, para aportar a través de distintas estrategias a la difusión y concienciación crítica sobre lo ocurrido y lo que sigue ocurriendo en Colombia.
Este artículo sistematiza una experiencia piloto de investigación acción participativa (en adelante IAP) que, de la mano del desarrollo de un curso electivo profesional en el Programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, gestó las condiciones para identificar y poner en uso una estrategia comunicativa, además de espacios de resignificación y procesos de creación cuyo fin es la conducción del posicionamiento del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (en adelante, la Comisión o CEV) en la agenda de los estudiantes universitarios. Se ilustra cómo es que el difundir y poner el tema en discusión, el sensibilizar hacia el compromiso colectivo que corresponde como ciudadanos, y el hacer memoria de la propia afectación, son modos en que los estudiantes universitarios pueden responsabilizarse de tareas hacia la construcción de la memoria, la verdad y la paz del país.
Como contexto, es preciso anotar que, en el marco de los Acuerdos de Paz firmados en 2016 entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, mediante el Acto Legislativo 01 de 2017 y el Decreto 588 de 2017, se creó la CEV, concebida como un instrumento extrajudicial con un periodo de funcionamiento limitado. Así, durante tres años y ocho meses de trabajo, los 11 comisionados y comisionadas y su equipo de apoyo buscaron a través de este ente institucional:
trabajar por el esclarecimiento de la verdad del conflicto armado interno, el reconocimiento de las víctimas y las afectaciones y violaciones a sus derechos, el reconocimiento voluntario de responsabilidades individuales, colectivas y de la sociedad, y la promoción de la convivencia en los territorios y la no repetición. (Comisión de la Verdad [CEV], 2022a)
Además, consideraron que la verdad es un derecho de los y las colombianos y colombianas, así como constituye un bien público para profundizar la democracia. A raíz de ello, el trabajo realizado en el proyecto de IAP, se enfocó particularmente en promover ese objetivo misional de la Comisión. De ese modo, el proyecto resultó ser un ejercicio piloto de apropiación social del informe, el cual propició el reconocimiento de la existencia de la CEV y del proceso para producir su informe y de su importancia.
Tras el trabajo de la Comisión, cuyos resultados se entregaron al país el 28 de junio de 2022, se publicó en la web un extenso informe, conocido como El Legado, consistente en una plataforma transmedia con 24 tomos escritos y un gran cúmulo de elementos sonoros, audiovisuales, gráficos, artísticos y pedagógicos, en los que se presentan datos, información analítica y relatos recogidos en distintas bases de datos, institucionales, organizaciones sociales, de ONG y de entes internacionales. El informe incluye más de 27 000 testimonios individuales y colectivos de distintos actores vinculados al conflicto armado en Colombia (CEV, 2022a).
El Legado ha sido ofrecido a la ciudadanía en general, pero de manera especial a las organizaciones sociales y a las instituciones educativas, para promover la apropiación social de dicho conocimiento y con el fin de que el relato histórico sobre lo ocurrido durante el conflicto armado sea completado con nuevas perspectivas y voces. Por ello, se plantea que:
La plataforma tiene como objetivo articular los procesos de memoria histórica para sensibilizar a sus usuarios y […] procura generar espacios de apropiación y democratización del conocimiento para que la información que da cuenta del conflicto armado sea accesible y conocida por las futuras generaciones [cursivas añadidas]. (CEV, 2022b)
Teniendo en cuenta el enorme peso histórico del trabajo desarrollado por la Comisión, como docente en el Programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, propuse para el segundo semestre 2022 la realización de la primera cohorte de un curso para estudiantes de VII y IX semestres, llamado “Memoria, Verdad y Paz en Colombia”. En cuyo desarrollo se abordaron capítulos de varios de los tomos, elementos multimedia y transmedia de la plataforma digital, y se realizaron conversatorios con expertos investigadores de la Comisión.
De dicha experiencia pedagógica surgió el proyecto de IAP cuyos aspectos esenciales se presentan aquí. Con apoyo de una nueva versión del curso mencionado, el proyecto se propuso para 2023 participar más extensivamente en el compromiso institucional de promover la paz y realizar la divulgación del informe final de la Comisión2.
Para ello, la pregunta que orientó esta investigación fue ¿cuáles deben ser las estrategias de interacción social y comunicativa que facilite a los estudiantes de pregrado apostar a la difusión del informe de la Comisión y a la sensibilización sobre su importancia? En concordancia, la investigación tuvo por objetivo el diseñar e implementar una estrategia de interacción social y comunicativa para la difusión y reflexión sobre el legado de la Comisión dirigida a estudiantes de pregrado de la Universidad del Cauca.
Con estas pretensiones, además de lo realizado en la primera cohorte, el curso de 2023 analizó otros contenidos del Legado para promover la sensibilización hacia el reconocimiento de la importancia de la verdad y la memoria sobre el conflicto armado colombiano, con el objetivo de que los estudiantes de Comunicación Social pusieran en marcha una estrategia comunicativa con procesos de comunicación cara a cara, rediseñando y difundiendo productos comunicativos para el diálogo con otros estudiantes.
2. MARCO TEÓRICO. DEBATES PARA CONCEPTUALIZAR LA MEMORIA
Como ejes conceptuales en el desarrollo del proyecto, y como articuladores de una perspectiva desde la cual se analizó y sistematizó el proceso de IAP, se exponen aquí algunos enfoques sobre nociones como memoria, verdad y políticas de la memoria, y sobre la relación entre educación y memoria.
Un primer paso en el desarrollo del curso señalado, que operó como el escenario de base del proceso de IAP, fue el debate conceptual de inicio acerca de los distintos modos en que pueden entenderse la memoria y la verdad, partiendo de los análisis de dos documentos académicos alojados en la plataforma del informe de la Comisión.
Los textos revisados inicialmente, “Memorias en crisoles. Propuestas teóricas, metodológicas y estratégicas para los estudios de la memoria”, de Adrián Serna Dimas (2009), y “Comisionar la verdad y la memoria en la sociedad”, de Gabriel Ruiz y Marije Hristova (2019), permiten acercarse a la complejidad de los conceptos de memoria y verdad, y las relaciones y tensiones que se tejen entre ellos y con otros como justicia o paz.
En primer lugar, Serna Dimas (2009) plantea las perspectivas científicas positivas del concepto de memoria como una representación objetiva, la cual se opone a otra manera de asumir el concepto como algo subjetivo e intersubjetivo que incorpora un proceso de representación susceptible de ser enajenada. Así, desde la memoria objetiva se puede establecer una “amnesia” en momentos de cambio, donde ciertas tradiciones y funciones sociales antiguas se quedan sin cómo ser representadas, generando tensión. Pero, por otro lado, el autor también plantea que el concepto de anamnesis es el que permite restituir esas otras representaciones y su simbología para la cultura, la sociedad y la historia.
Así, Serna Dimas (2009) lista cinco tipos de enfoques sobre la memoria, cuatro de ellas controvertidas y criticadas debido a la distinción entre lo racional y lo creativo; la pretensión de certezas absolutas desde la racionalización del recuerdo; la imposición colonial de una idea de memoria occidental; y la instrumentalización de la memoria como un objeto cultural exótico desde perspectivas modernizadoras; sin embargo, la quinta perspectiva es aquella desde el cual se reivindica la reconstrucción social de la memoria en el marco de procesos de verdad, justicia y reparación (Serna Dimas, 2009). Al respecto de esto, el autor señala que ese último enfoque:
[…] abriga una idea de la memoria como instancia de visibilidad de acontecimientos concretos, como recurso fundamental para la reconciliación, como capacidad de base para la reconstrucción social y, en últimas, como un sustento para el ejercicio de derechos por quienes han sido victimados [sic] en medio de diferentes fenómenos conflictivos o violentos. (2009, p. 22)
Así, resulta evidente que las perspectivas sobre la memoria muestran un escenario de tensiones ideológicas y de posturas políticas diversas en el que la dimensión de la relatividad y de la subjetividad humana, suele ser contrapuesta a la razón científica occidental. Por ello, el asumir la tarea de comisionar la verdad implica una posición política que requiere de la diversidad de relatos y perspectivas, lo que hace inviable la pretensión de una memoria o una verdad únicas y, en cambio, clama por el respeto a la diversidad de voces y perspectivas sobre los acontecimientos del conflicto armado que a tantas personas, comunidades y territorios ha afectado de manera disímil.
De otro lado, las discusiones que Ruiz y Hristova (2019) analizan, permiten identificar otros elementos para la elaboración conceptual, que se alejan de posturas antagónicas, ya que el texto se ocupa específicamente de la tarea de comisionar la verdad. Recuerdan, por ejemplo, que, para Foucault, cada sociedad tiende a establecer su propio régimen de verdad, que se produce, regula y circula de acuerdo con una validación institucional y señalan que, igualmente para Halbawchs, la memoria colectiva está socialmente condicionada. Los autores proponen que “la memoria puede entenderse como el legado del pasado y los deseos del presente para proyectar un futuro posible” (Ruiz & Hristova, 2019, p. 7) y es desde ahí donde se suelen trabajar las comisiones de la verdad, confrontando los marcos de representación que se construyen y adoptan socialmente en periodos de violencia, procurando que se valore la memoria del sufrimiento para visibilizar la responsabilidad estatal y de otros actores.
Por ello, los autores mencionan que la función política de una comisión de la verdad no es construir una verdad, sino construir un nuevo régimen de verdad, que sea distinto a aquel que de manera violenta ha sido institucionalizado y asumido. Para ello, indican que es preciso identificar y difundir las disputas entre distintas memorias y las contramemorias que surgen, las no oficiales, las subterráneas y las prohibidas que se potencian con los ejercicios de las comisiones de la verdad. Así, los autores precisan que se debe procurar la coexistencia de distintas memorias para gestar una memoria multidireccional. Por ejemplo, podemos observar que, en los libros producidos por la CEV, se encuentran los datos concretos y las estadísticas forenses, pero también los testimonios de víctimas y los reconocimientos de los responsables, que ilustran las perspectivas plurales desde las cuales se han experimentado verdades y construido estas memorias multidireccionales y abiertas.
Ahora bien, en la medida en que la memoria se confronta y pluraliza, aparecen zonas grises que conllevan a una verdad negociada, pues algunos actores de la violencia pueden circular desde la condición de víctimas hacia la de victimarios y viceversa, lo que supone una tarea de empatizar con las diversas memorias. Por ello puede afirmarse que “una comisión de la verdad requiere no solo ser un escenario en el que puedan surgir unos marcos que posibiliten la narración, sino también propiciar la configuración de unos marcos de interpretación que doten de un sentido reconciliador” (Ruiz & Hristova, 2019, p 15). Al respecto, Arboleda (2013) indica que:
La memoria colectiva comprende que no se puede acceder al pasado tal cual sucedió porque en la remembranza se reinventan los sentidos. El manejo de afectos se relaciona directamente con la construcción/sustento de la identidad […] a la memoria colectiva no le interesan las certezas de un acontecimiento sino lo que el colectivo expone a su alrededor para dar sentido de sí. (p. 55)
Por todo lo anterior, la experiencia de IAP desarrollada cobra valor como un ejercicio pedagógico piloto, en el cual se construyen espacios de resonancia que permiten la apropiación social de los distintos relatos para la comprensión de las diversas tramas de la violencia, más que llevar a un cierre ese pasado vivido.
Otro ángulo conceptual es el referido a las políticas de la memoria, que Arboleda et al. (2020) analizan en una revisión del estado del arte sobre diez años de estudios realizados en distintos países, a partir de un corpus de 82 publicaciones sobre el tema. A partir de ello, los autores clasifican dichas políticas en tres categorías: simbólicas, de reparación o de justicia, las cuales pueden tener una dimensión oficial y una no oficial, según provengan del Estado o de la sociedad civil. Señalan los autores que las primeras actúan desde lo jurídico, administrativo o asistencial y “suelen ser formuladas durante las transiciones políticas de sociedades que enfrentaron pasados violentos” (Arboleda et al., 2018, p. 123), como sería el caso de la Comisión.
Las otras, las políticas de memoria de la sociedad civil, para algunos de los estudios revisados por los autores, consisten en acciones ciudadanas que se contraponen a las políticas públicas de la memoria, oficiales o hegemónicas, por lo que se asocian a ellas nociones como memorias subterráneas, memorias populares o memorias subalternas, que procuran incidencia política en la verdad justicia y reparación del Estado.
No obstante, los autores mencionan que algunas de las publicaciones conciben a las políticas de memoria del Estado y las de otros sectores de la sociedad como interdependientes, aunque con distintos campos de acción, reivindicando con ello una perspectiva má dialéctica que polarizada. De hecho, el enfoque del presente trabajo partió de asumir el informe final de la Comisión como una expresión de política de la memoria pública, en la que confluyen distintos tipos de relatos sobre lo ocurrido en el conflicto armado colombiano, aunque privilegia las voces de las víctimas y su amplio repertorio de acción social que involucran la dimensión simbólica, sin que con ello se haya descuidado el analizar la complejidad del entramado de dicha historia.
Complementariamente a las tensiones referidas, Aguilar (2018) habla de las políticas de la memoria que se han experimentado en el contexto colombiano. El autor expresa también distintas tensiones en lo que él denomina un reciente boom del tema de la memoria en sociedades que demandan verdad, justicia y reparación. A propósito de dicho auge, se han diferenciado nociones como “memoria histórica”, “memoria colectiva”, “memoria social” y “políticas de memoria”; en estas últimas se distinguen las dominantes como impuestas, y las hegemónicas como conciliadoras, aunque esta conciliación favorece relaciones de poder ya estructuradas. Básicamente, Aguilar (2018) concibe que las políticas de memoria son actos y prácticas que pueden ser institucionales o sociales, pero con distintos matices, según el escenario político:
Las políticas de la memoria en contextos autoritarios pueden instaurar una interpretación única que monopoliza el sentido del pasado, por medio de la represión de memorias disidentes o alternativas. En contextos democráticos, la memoria institucional o dominante debe compartir el espacio público con una pluralidad de memorias sociales […] Lo cierto es que las políticas de la memoria, siempre plurales y en pugna, se inscriben en luchas por la validación de determinados relatos en detrimento de otros, por los efectos presentes de las interpretaciones múltiples de lo vivido. (Aguilar, 2018, p. 113)
De esta manera, el autor señala que, en los últimos años, las políticas de la memoria en Colombia se han expresado institucionalmente desde una dimensión jurídico legal que ha dado lugar a la Ley de Justicia y Paz en 2005, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en 2005, la constitución del Grupo de Memoria Histórica en 2008, la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en 2011, y la creación del Centro Nacional de Memoria Histórica en 2011. A ello puede agregarse el Sistema Integral para la Paz en 2016, sistema constituido por tres organismos, entre los que se encuentra la Comisión.
Algunas expresiones de políticas de la memoria desde el Estado se han confrontado desde las voces de las víctimas, quienes están atentas a las formas en las que se construye un relato oficial de la verdad de lo ocurrido. Así, desde la orilla de las organizaciones de víctimas se reclaman espacios de encuentro y discusión, y se desarrollan prácticas estéticas y culturales de resistencia al margen de la versión oficial, para enfrentar las políticas de memoria institucional; con lo cual se intenta desbordar o completar dicha narrativa y demostrar que otras políticas de la memoria son posibles.
Ahora bien, ¿cómo concebir el ejercicio de apropiación de la memoria desde espacios educativos como el aula universitaria? Al respecto, Corredor (2020), quien también privilegia una perspectiva de interacción dialéctica entre memorias sociales y experiencias de reconstrucción de la verdad señala lo siguiente:
diversas cortes internacionales han dictaminado que es una obligación del Estado reparar a las víctimas tanto en términos económicos como simbólicos […] Esta reparación simbólica, a su vez, se ha asociado, entre otras cosas, a procesos educativos en ciencias sociales, ciudadanía y educación para la paz. (p. 173)
Y en todo caso, dice Corredor (2020), ya que los contextos escolares en Colombia han sido permeados por el conflicto armado, el estudio de la relación entre educación y memoria resulta pertinente, como un acto de justicia restaurativa, que incorpore el diálogo a lo que el autor denomina como “tres niveles de la memoria”: la personal, colectiva y judicial. Considera el autor que, para evitar el tono de historia simplificada de los textos escolares, las experiencias sociales de las organizaciones de víctimas y de la educación popular son elementos a recuperar para lograr una pedagogía de la memoria que logre conectar las experiencias de las personas para reelaborar simbólicamente el dolor. Con ello, los estudiantes pueden hacer una comprensión completa de los procesos históricos, al identificar diversas fuentes, relacionar la realidad inmediata y la experiencia con el relato formal, entender la multicausalidad del conflicto y, sobre todo, conectar con sus emociones y no solo con su proceso cognitivo, para ganar un mayor sentido de agencia como sujetos activos.
Para Corredor (2020), son básicos como principios pedagógicos, una atmósfera de confianza para la sanación, un ambiente colaborativo y abierto a la discusión y reinterpretación, y la conexión con los contextos sociales para dar sentido a dichas memorias.
En el mismo sentido, Aponte (2017) indica que el trabajar la memoria histórica desde cursos de ciencias sociales en la escuela ha mostrado utilidad en el sentido de ayudar a que los estudiantes reconozcan las diferencias entre hechos y opiniones, y aprecien el carácter multicausal de los primeros. Al examinar diez experiencias educativas en Colombia, el autor encuentra que se ha innovado al lograr la socialización de las historias de diversos actores del conflicto, lo que facilita el reconocimiento de su complejidad a través de la memoria de las víctimas que permea el espacio educativo.
También, la propuesta pedagógica que hace Alexander Ruiz (2022) para llevar concretamente el legado de la CEV a las escuelas, complementa y ratifica la pertinencia de la educación para la memoria. En ella se plantea que “las personas necesitamos de nuestra memoria para saber quiénes somos, para establecer y mantener nuestra identidad, la sociedad de la que hacemos parte también requiere hacer consciencia de su propio pasado” (p. 94).
Complementariamente, al estudiar algunos procesos socioeducativos comunitarios en torno a la paz en Colombia, Del Pozo et al. ( 2018) concluyen que:
El análisis de las necesidades socioeducativas para la educación para la paz y memoria histórica pone de manifiesto diversas esferas y mecanismos de participación con el objeto de diseñar un proyecto colectivo de país desde la educación para la paz. Esto requiere accionar planes de acciones institucionales desde la gestión comunitaria, de manera que se promuevan escenarios que tejan y susciten la pluralidad y la inclusión de múltiples voces, que alimente las memorias como un saber emergente que constituyen un elemento importante para la reconstrucción del tejido social. (p. 103)
3. LA IAP COMO VÍA METODOLÓGICA
La investigación partió de una experiencia de aula que involucró el análisis documental, la sistematización de información, el diseño de una estrategia y el desarrollo de talleres; no obstante, como se detallará más adelante en la exposición de resultados el enfoque metodológico básico que integró todos estos abordajes fue la IAP.
En su texto antológico sobre la sociología sentipensante, Orlando Fals Borda (2015), principal promotor y desarrollador de la IAP en nuestro contexto latinoamericano, indica que, además de reconocer el papel protagónico de los actores políticos,
en la investigación-acción es fundamental conocer y apreciar el papel que juega la sabiduría popular, el sentido común y la cultura del pueblo, para obtener y crear conocimientos científicos […] estudiando las relaciones recíprocas entre sentido común, ciencia, comunicación y acción política. (p. 279)
El abordaje metodológico propuesto por Fals Borda (2015), se ubica en un momento histórico importante en el subcontinente latinoamericano, asediado por dictaduras y grandes tensiones políticas, pero también caracterizado por la emergencia de perspectivas alternativas que incidirían de manera importante en la consolidación de organizaciones sociales, y a largo plazo, en la formación de comunicadores sociales y otros cientistas sociales. Es clave destacar que la propuesta de la IAP implica un componente político ineludible, desde el cual se asume que los sujetos participantes en tales procesos de investigación, aprenden y construyen en conjunto formas de conocer, para, a través de ellas, generar nueva conciencia acerca de su lugar activo.
Por ello, esta perspectiva metodológica, aunque tiene más de medio siglo, cobra vigencia a propósito del marco conceptual descrito sobre los modos dialógicos y dialécticos de entender la construcción de memoria y las políticas de memoria y como una forma de rescatar nuevas voces y reflexiones para llevar a las aulas los temas de la verdad sobre el conflicto armado colombiano.
Así, el cuestionamiento de relaciones verticales en las que la investigación de corte positivista tradicional diferencia entre sujetos y objetos de investigación, apuesta al reconocimiento de voces acalladas que, desde el sentido común y la vida cotidiana, logran generar nuevo conocimiento, así como acciones específicas de transformación para el contexto social. Al respecto, indica Quiñones (2010):
Bien pudiera afirmarse que la IAP apunta al enriquecimiento de las dinámicas propias de la sociedad civil en dirección a formas más profundas de democracia, por medio de un proceso ascendente que parte de las dinámicas de participación de sectores populares en la transformación de su realidad, mediante el despliegue de dispositivos de interacción cada vez más simétricos y deliberativos. (p. 104)
La autora, recalca también que, en ese sentido, es fundamental tener claro que la perspectiva teórico-metodológica de la IAP forma parte de procesos de recuperación crítica de la historia, para generar saberes emancipados. Esto muestra una correlación teórica y metodológica entre lo mencionado en el apartado anterior, y la perspectiva implicada en la IAP, que reivindica este abordaje como vía de acceso hacia nuevos marcos de representación, tal y como los estudiantes universitarios expresan con su experiencia y recuerdo sobre la verdad en torno al conflicto armado.
Así, cuando Quiñones (2010) se refiere a que la IAP puede ser complementada con la racionalidad comunicativa que reconoce “desde la acción dialógica, la perspectiva del participante” (p. 106), lo hace para introducir el papel de la comunicación en la posibilidad de establecer nuevos discursos que partan de la intersubjetividad para trabajar de manera real hacia la construcción de paz de manera comprometida.
La IAP, vinculada con procesos de acción comunicativa, se relaciona así directamente con el cambio social. Esta investigación apuntó entonces a desarrollar nuevas perspectivas entre los estudiantes universitarios, poniendo sobre la mesa su papel como sujetos activos y además como víctimas individuales, familiares o colectivas de la violencia y su memoria. Como indica Cadavid (2014), la comunicación para el cambio social es,
[…] participativa, surge de la sociedad; se basa en la propia cultura, por ello se respetan las lenguas y la historia; hace uso de las tecnologías disponibles; busca alianzas y establece redes; y es democrática: crea espacio para la expresión y visibilidad de todos. (p. 41)
Por ello, trascender la comunicación informativa o divulgativa y la pasividad de unos sujetos frente a otros en condición activa, es un logro conseguido con el desarrollo del curso electivo y así como la posterior estrategia de talleres diseñados y puestos en práctica, tal y como se describe en el apartado siguiente donde se narra el proceso.
4. RESULTADOS. DESCRIPCIÓN DEL PROCESO Y SUS HALLAZGOS
Dado que la investigación se realizó simultáneamente con el curso electivo profesional denominado “Memoria, Verdad y Paz en Colombia”, se presentan algunos elementos propios del curso que se estiman necesarios para contextualizar y comprender el proceso de IAP que sobrevino tras varias semanas de estudio y análisis sobre el informe de la Comisión. ¨Posteriormente, se describen las etapas y acciones desarrolladas específicamente hacia la socialización con otros estudiantes de distintos planes de estudio, así como en otros escenarios, con miras a posicionar en la agenda de los universitarios algunos elementos del informe de la Comisión, en procura de sensibilizar hacia la existencia de este y hacia el reconocimiento de sus contenidos.
4.1. Estudio del informe de la Comisión
En su versión 2023, el curso propuso estimular a los estudiantes a realizar una inmersión en la página web del informe de la Comisión, como un insumo fundamental para una comprensión general de las características de la información colectada. Así, se realizó durante varias semanas la lectura analítica y la discusión de dos textos teóricos, uno pedagógico, nueve capítulos del libro de “Hallazgos y Recomendaciones”, tres capítulos del tomo “Colombia Adentro”, donde se detallan relatos territoriales, y dos capítulos sobre la afectación de grupos indígenas.
Discutir esos materiales ofreció la base y el escenario necesarios para navegar en la transmedia, a fin de identificar y conocer de manera complementaria productos comunicativos y pedagógicos alojados en la página, con formatos variados como audiovisuales, radiofónicos, paisajes sonoros, canciones, relatos, infografías y cartografías, novelas gráficas, fotografías juegos y proyectos de aula, entre otros.
En el marco del proceso se realizaron en todas las sesiones actividades de debate y, en cinco de ellas, conversatorios con expertos vinculados directa o indirectamente con el trabajo de recuperación de la memoria sobre el conflicto armado y en particular con la investigación para la CEV.
4.2. Definición de la estrategia
Superada la etapa de inmersión y estudio, como siguiente paso, se diseñó una estrategia de comunicación que apuntase a posicionar en la agenda de discusión de estudiantes de otros programas académicos la existencia del informe de la Comisión, así como a sensibilizarlos en torno a su contenido. Este diseño se realizó de manera participativa con los ocho estudiantes durante varias semanas.
Asimismo, se definió una estrategia basada en la realización de talleres y se estableció una estructura del contenido de los mismos, con cuatro momentos: aprestamiento y armonización, socialización de información, diálogo testimonial y cierre.
4.3. Producción de insumos para los talleres
En segunda instancia, los estudiantes establecieron los elementos claves de cada momento de los talleres y la necesidad de producir materiales que acompañaran su desarrollo, seleccionando productos de distinto formato dispuestos en la plataforma digital del informe y se generaron códigos QR sobre algunos de ellos estimados como más apropiados para la reflexión colectiva. Otros productos, como fragmentos de novelas gráficas en formato fanzine y calcomanías, alojados en el kit movilizador del informe se escogieron para ser entregados a cada participante. Finalmente, algunos productos testimoniales fueron elegidos para ser presentados durante cada taller, y se definió la información básica a transmitir sobre la Comisión y sobre el informe, así como los elementos de armonización y aprestamiento del espacio.
4.4. Coordinación intrainstitucional
En tercer lugar, partiendo de tales decisiones se acudió a la Comisión de Paz de la Universidad, en procura de la financiación de los materiales, y a la coordinación de las asignaturas FISH, en las cuales confluyen estudiantes de distintos programas de pregrado, para concertar los cursos en los que la estrategia sería desarrollada. Así, 12 grupos de estudiantes de dichos cursos accedieron como activadores en los talleres y los estudiantes de Comunicación Social actuaron como multiplicadores de aspectos del informe y animadores de la reflexión.
Los materiales diseñados y empleados en los talleres fueron:
1. Tarjetas plásticas portables, con códigos QR de acceso a productos alojados en la plataforma del informe.
2. La impresión parcial de la novela gráfica sobre el exilio, con el código QR para acceder a la totalidad del libro.
3. Calcomanías de difusión con frases movilizadoras.
4. Un banner con la línea de tiempo para ubicar los testimonios recolectados en torno a las experiencias de afectación de los participantes como víctimas del conflicto.
4.5. Desarrollo de talleres
Como cuarta actividad, se realizaron los 12 talleres planeados, los cuales generaron reconocimiento sobre el tema, reflexiones, debates, apropiación de información, y testimonios sobre la percepción de estudiantes de otros programas académicos, en torno a su vinculación personal, familiar o comunitaria al conflicto armado, en calidad de víctimas del conflicto armado.

Durante los talleres la gran mayoría de estudiantes receptores participó activamente en la tarea de relatar por escrito o mediante dibujos, su experiencia personal, familiar o comunitaria en calidad de víctima del conflicto armado, ubicando en la línea de tiempo el momento de ocurrencia del episodio rescatado.


4.6. Socialización en debate universitario nacional
En quinto lugar, surgió una actividad imprevista, pues con la acogida de los talleres entre estudiantes y profesores, la experiencia fue convidada a hacer parte de la Mesa de Gobernabilidad y Paz del Sistema Universitario Estatal y del foro “Participación, paz y territorios: Aportes y desafíos para los acuerdos y diálogos de paz en Colombia”, realizado en Popayán en noviembre de 2023. Ahí se socializó el proceso de la estrategia pedagógica de difusión y sensibilización sobre el informe final de la Comisión desarrollados en el marco de la IAP.

Del mismo modo, en el evento se hizo presencia con un estand y un póster explicativo de la experiencia, espacio en el que se entregó a los asistentes, además del relato explicativo sobre el proceso desarrollado, paquetes con varios de los materiales producidos en desarrollo del curso como elementos para consultar el informe final de la Comisión.


4.7. Audiopost en Co.marca digital
Finalmente, el sexto elemento de la IAP consistió en la generación de una serie en formato audiopost, para difundir en la web pequeñas cápsulas sonoras con aspectos derivados de la experiencia, poniendo de relieve la recuperación de algunos testimonios anónimos recogidos durante los talleres. Las cápsulas se enfocan en cuatro temas de mayor recurrencia en los testimonios recogidos, referidos a formas de afectación del conflicto armado: desaparición, homicidio, desplazamiento forzados y afectación a niñas, niños y adolescentes.
La serie titulada “Senderos de Memoria; otras voces para tejer el futuro”, consta de 12 cápsulas informativas difundidas en los espacios digitales del Laboratorio de Medios Co.marca, proyecto cocurricular del Programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca. El acceso público a los audiopost se ubica en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=veHRbOV1eTU&list=PL5lHH3w0Sga6t_SB1yQfQY4nlT0XPL7Sg&index=1
5. DISCUSIÓN. EL ESCENARIO EDUCATIVO COMO ESPACIO DE IAP
A partir de la exposición de los resultados obtenidos en desarrollo de la investigación y teniendo en cuenta la perspectiva teórico-metodológica propuesta, es importante poner de relieve algunos elementos del proceso de IAP que tuvo lugar en espacios educomunicativos, para apreciar que en ellos están presentes el juego de intersubjetividades en el diálogo y el trabajo desde la comunicación en una perspectiva de acción que conduce a la argumentación, tal y como sugiere Quiñones (2010).
Primero, es preciso diferenciar entre los distintos niveles de acción comprometida con el proceso de investigación según los actores sociales participantes. De un lado está el grupo nuclear, esto es, los estudiantes y la profesora orientadora del curso de Memoria, Verdad y Paz en Colombia, y, más adelante, se vinculan los grupos activadores: estudiantes y profesores de los cursos FISH en cuyo escenario se desarrolló la estrategia comunicativa.

De acuerdo con ello, el primer grupo de actores y con ellos el primer nivel de acción, desarrollan la inmersión en la página web del informe de la CEV y el diálogo con expertos que trabajaron sobre la memoria y la verdad de la mano con la Comisión. Estas actividades iniciales de investigación permitieron reconocer las memorias recogidas por la CEV y la diversidad de aspectos, regiones, poblaciones y violencias involucrados, así como de formatos empleados para su relato. El proceso de discusión y reflexión gestó el reconocimiento del informe en tanto expresión de la política de la memoria institucional y de la propia afectación de los estudiantes como sujetos y de las comunidades de su entorno, lo que resultó un elemento clave para la percepción de involucramiento con la resignificación de la memoria y para cuestionar su sentido en la construcción de nuevos marcos de representación de la verdad frente al conflicto armado. Con ello, los estudiantes pudieron avanzar hacia la acción de una política social de la memoria, desde su propia iniciativa de difundir y multiplicar la acción reflexiva generando propuestas dialógicas con herramientas discursivas nuevas, desde la comunicación.
Esto implicó un nuevo proceso de debate y construcción colectiva al investigar sobre la pertinencia y discutir sobre el probable nivel de empatía con el público objetivo, de los cientos de productos alojados en el informe. Acciones concretas como la pesquisa, discusión, proposición, decisión concertada y puesta en marcha de la estrategia de talleres, dan cuenta del carácter de IAP de la investigación desarrollada por los actores nucleares, quienes fueron involucrados y sensibilizados desde su propia experiencia. Igualmente, la generación de nuevos productos comunicativos creados a partir de otros testimonios recogidos durante la IAP y difundidos en redes sociales, fue una acción comunicativa, pedagógica y participativa con potencial de hacer eco y dar continuidad al posicionamiento del tema de las memorias del conflicto armado colombiano en la agenda educativa.
En un segundo nivel y escenario, aparecen los activadores, quienes trascendieron la recepción pasiva de información, al replicar en pequeña escala procesos dialógicos y cuestionadores de la verdad oficial, histórica e institucionalmente construida, a través de los talleres del grupo nuclear. Controvertir y criticar la perspectiva convencional del conflicto armado, sus actores y compromisos, poner en juego intersubjetivo unas nuevas representaciones de la violencia, permitió avanzar hacia la restitución de representaciones que Serna (2009) conceptúa como anamnesis. El escenario creado ilustró las tensiones ideológicas sobre la memoria (Arboleda et al., 2020; Aguilar 2018; Corredor, 2019), confrontó la memoria del propio sufrimiento e identificó la existencia de memorias y verdades subterráneas, así como la responsabilidad de agentes del Estado, o en palabras de Ruiz y Hristova (2019), la presencia de “zonas grises”, que implican empatizar con memorias distintas a la hegemónica.
A la larga ambos escenarios, el del curso nuclear y el de los cursos activadores que testificaron sus verdades a partir del primero, permitieron alcanzar el objetivo de poner en la agenda estudiantil el informe de la CEV, otorgando, en palabras de Arboleda (2013), un sentido colectivo a la memoria, a partir de una IAP que promovió la puesta en común de distintas formas de conocer y aprehender desde la propia experiencia de la violencia.
La estrategia educomunicativa desarrollada por estudiantes para estudiantes, partió de la propuesta pedagógica de Alexander Ruiz (2022), ya que la reflexión sobre experiencias testimoniales narradas en el informe final, así como las experiencias propias, se asumieron como un espacio para el reconocimiento sobre la afectación, pero también para suscitar actitudes personales y colectivas promotoras de la no repetición del conflicto.
Es preciso destacar que el involucramiento profundo del segundo grupo de actores sociales en el proceso de IAP, es decir, de los 12 grupos de estudiantes y profesores de cursos FISH, los constituyó en activadores de memorias e hizo de la experiencia una muestra piloto de posibles réplicas del trabajo de IAP en la Universidad del Cauca u otras universidades colombianas.
Finalmente, se identificó que el rememorar la afectación del conflicto constituyó para ambos grupos de estudiantes un ejercicio participativo que permitía la reivindicación de su propia perspectiva de un pasado y el avanzar hacia la sanación individual y colectiva, tal como Corredor (2020) sugiere como uno de los principios pedagógicos para educar sobre memoria histórica. El ser escuchados propició el formar parte de un relato que aún no termina de ser narrado, en tanto el informe de la Comisión constituye, como se ha dicho, una puerta abierta y no un cierre para olvidar.
6. CONCLUSIONES
La experiencia de IAP evidenció que muchos de los estudiantes de la Universidad del Cauca han sido atravesados de manera directa por el conflicto armado colombiano y llevan consigo la huella de la afectación y la memoria sobre algún o algunos hechos en los que directa o indirectamente han estado relacionados, individual, familiar o comunitariamente. Estos hechos tienen que ver con violaciones de los derechos humanos, como desaparición, homicidio, desplazamiento forzado, amenazas y reclutamiento, por mencionar las más recurrentes. Frente a ello, hay interés generalizado en confrontar y complementar las políticas de memoria oficiales, compartiendo experiencias cuya rememoración, aunque dolorosa, resulta sanadora por la escucha que implica.
Con ello y dado el interés explícitamente manifiesto por los activadores, se concluyó la eficacia de la estrategia comunicativa diseñada en tanto la estructura de los talleres, la actitud respetuosa de los talleristas, la sencillez de su lenguaje y la accesibilidad de las herramientas comunicativas creadas, facilitaron la amplia participación en la interacción comunicativa e incluso la resignificación de las propias experiencias de manera espontánea y tranquila, develando la potencia del ejercicio como promotor de memorias subterráneas que emergen fácilmente.
Sobre el objetivo de la investigación, puede afirmarse que la exploración de una buena cantidad de los recursos analíticos, comunicativos y pedagógicos consignados en la plataforma del informe de la Comisión y su posterior selección para que los estudiantes pusiesen en marcha la estrategia, permitieron el éxito del proceso.
Gracias a los mecanismos de interacción intrainstitucional, la investigación permitió integrar a estudiantes del programa de Comunicación Social y a la profesora a cargo de la investigación, con estudiantes y profesores de otros pregrados, así como a la Comisión de Paz de la Universidad y al Laboratorio de Medios Co.marca con el proceso creativo y pedagógico de la estrategia, facilitando la promoción de un trabajo de educación para la memoria y la verdad.
En ese sentido, las tareas demandadas en el llamado de la Comisión fueron abordadas mediante este trabajo de IAP, y demostraron la viabilidad del compromiso de las instituciones de educación superior desde y hacia las aulas, en la promoción del acceso a la información compilada en el informe final. La experiencia piloto de esta IAP movilizó distintos actores institucionales para promover la apropiación social y el posicionamiento en la agenda estudiantil del legado de la Comisión, al tiempo que fortaleció destrezas analíticas, técnicas y expresivas de los estudiantes de Comunicación Social, dejando sembrada la semilla para nuevas exploraciones pedagógicas frente a la necesidad de poner en la agenda pública los temas de la memoria, la verdad y la paz en Colombia.
La réplica o adaptación de este proceso, así como el reconocimiento de otras experiencias universitarias que, a través de las Cátedras de Paz, Comisiones de Paz, o redes interinstitucionales promueven la construcción de la paz a nivel universitario o ciudadano en general, son formas viables de avanzar en la tarea que desde el campo interdisciplinar de la comunicación y desde la educación se pueden tejer en el camino hacia una democracia más sólida y comprometida con las nuevas generaciones, incidiendo en la ampliación de las políticas de la memoria y la verdad en torno al conflicto armado colombiano.
Agradecimientos
A la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad del Cauca, por proporcionar a la investigadora 10 horas semanales como tiempo requerido para el desarrollo del trabajo.
A los estudiantes de VII y IX semestres matriculados en el curso Memoria Verdad y Paz en Colombia, quienes con su compromiso y responsabilidad permitieron la generación de resultados durante la investigación. Son ellos: Laura Sofía Cerón Jiménez, Doris Jineth Córdoba Calvo, Sergio González Martínez (QEPD), Camilo Alexander Jojoa Rivera, Angie Alexandra Medina Gómez, Karina Orozco Bolaños, Santiago Prieto Fernández y Elkin Sarria Ordóñez.
A la coordinadora de la Comisión de Paz de la Universidad del Cauca, Diana Granados Soler y al coordinador de los cursos de Formación Integral Social y Humanística (FISH), Jaidiver Ojeda Insuasti, por facilitar la socialización de resultados parciales y finales.
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Notas
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