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LAS ESCUELAS RADIOFÓNICAS DE ACCIÓN CULTURAL POPULAR:INSTRUMENTOS PARA LA FORMACIÓN CRISTIANA Y PARA EL AFIANZAMIENTO DE LA CATOLICIDAD EN LA POBLACIÓN RURAL COLOMBIANA

POPULAR CULTURAL RADIO SCHOOLS: INSTRUMENTS FOR CHRISTIAN TRAINING AND FOR THE AFFIRMATION OF CATOLICIDAD IN COLOMBIAN RURAL POBLACIÓN

Ivonne Vanessa Calderón Rodríguez
Universidad Industrial de Santander - Colombia, Colombia

LAS ESCUELAS RADIOFÓNICAS DE ACCIÓN CULTURAL POPULAR:INSTRUMENTOS PARA LA FORMACIÓN CRISTIANA Y PARA EL AFIANZAMIENTO DE LA CATOLICIDAD EN LA POBLACIÓN RURAL COLOMBIANA

Ciencias Sociales y Religión / Ciências Sociais e Religião, vol. 18, núm. 25, pp. 117-135, 2016

Universidade Estadual de Campinas

Resumen: Acción Cultural Popular fue una obra del catolicismo social en Colombia para la formación del campesinado y la modificación de las realidades sociales rurales a través de las acciones derivadas de las Escuelas Radiofónicas. Aunque esta propuesta de formación cultural se transformó en una opción para la educación rural en el país, fue, además, una estrategia que utilizó la Iglesia para prolongar la formación religiosa en los campesinos, haciendo uso de medios de comunicación como la radio, que facilitaron la inserción del mensaje cristiano en las zonas más alejadas de la geografía nacional. El artículo plantea que Acción Cultural Popular no fue solo una herramienta de educación básica para la superación del analfabetismo rural, sino igualmente, un dispositivo para la proyección de la fe y la moral católica en los campesinos, que acá se rastreará en la programación radial, la relación con otras sociabilidades católicas y la promoción de las vocaciones religiosas.

Palabras clave: Acción Cultural Popular, Escuelas Radiofónicas, Iglesia Católica, formación religiosa.

Abstract: Popular Cultural Action was a work of social Catholicism in Colombia for the formation of the peasantry and modification of rural social realities through actions arising from the Radio Schools. Although this proposed cultural formation became an option for rural education in the country, also it was a strategy used by the Church to extend the religious education farmers, using media such as radio, which facilitated inserting the Christian message in the most remote areas of the national territory. The article states that Cultural Action was not only a tool of basic education to overcome rural illiteracy, but also a device for projecting Catholic faith and morals in the farmers, who will be tracked here in radio programming, the relationship with other Catholic sociability and promotion of religious vocations.

Keywords: Popular Cultural Action, Radio Schools, Catholic Church, religious formation.

Introducción

Aunque Accion Cultural Popular (ACPO) ha sido interpretada casi exclusivamente como una propuesta de capacitación rural y de formación y alfabetización para los campesinos colombianos, que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX, es necesario develar la acción evangelizadora que desplegó la Iglesia Católica por medio de las herramientas tecnológicas y pedagógicas con que se puso en marcha este proyecto de las Escuelas Radiofónicas.

Si bien las Escuelas Radiofónicas (EERR) -núcleos vitales a través de las cuales se hizo posible ACPO- fueron construidas para llevar a cabo un programa cultural y de instrucción para las cuestiones agrarias, haciendo uso de la radio, la prensa y otros medios de acción, también cumplieron una importante tarea en la promoción de la catolicidad, de la vida religiosa, de la Acción Católica y la Acción Social Católica. Desde esta interpretación, el artículo muestra algunos escenarios y acciones que permiten hablar de la función evangelizadora que tuvo lugar en las Escuelas Radiofónicas. En consecuencia, el texto parte presentando a ACPO como obra del catolicismo social, para después esbozar algunos puntos centrales de la propuesta pedagógica de ACPO, en aras de comprender el carácter cristiano que guio al proyecto. Posteriormente, las líneas siguientes están enfocadas a mostrar los hallazgos que dan soporte al planteamiento aquí esbozado.

Hay que aclarar que el trabajo se hizo a través del análisis de la experiencia de ACPO a nivel nacional, articulado a la experiencia de ACPO en un caso regional: el de la Arquidiócesis de Pamplona1. En tanto las EERR funcionaron a partir de una estructura organizativa parroquial, el análisis de estudios regionales puntuales, permite comprender a esta obra de la Iglesia “desde adentro” y desentrañar las acciones que apoyan la interpretación de las Escuelas Radiofónicas como “semilleros de ideas cristianas” e instrumento de acción parroquial. Finalmente, antes de iniciar la lectura, cabe precisar que se respetará la ortografía y la redacción de las epístolas campesinas citadas en algunos apartes del texto.

1. Acción Cultural Popular: una obra de la Iglesia en el marco del desarrollo histórico de las propuestas del catolicismo social en Colombia

Innegablemente los cambios religiosos se operan en relación con los cambios sociales, que producen en los fieles transformaciones en las ideas capaces de modificar varios elementos dentro del sistema religioso (Julia, 1979). De ahí que las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales que se vivían entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, generaron al interior de la Iglesia el desarrollo de un catolicismo social que interpretó de manera particular el mensaje fundador en esas circunstancias históricas concretas.

El catolicismo social se convirtió en una “tercera vía” que a través de discursos y prácticas logró influenciar el espacio social, poniendo en marcha “una ofensiva en todos los niveles de la sociedad, con todos los medios de acción (prensa, escuelas, propaganda, sindicatos, cooperativas) aplicados a los grandes problemas nacionales” (Aubert, 1977, p. 201).

Rerum Novarum había condensado “la orientación que debía informar la acción de la Iglesia frente a los proyectos impulsados por los liberales y los socialistas” (Cifuentes y Florián, 2004, p. 321) ; ese catolicismo social ratificado con las orientaciones de León XIII dio a conocer su capacidad de responder a las dificultades sociales, contradiciendo de una u otra manera la fácilmente aceptada y acrítica noción de la Iglesia Católica como una institución estática, confesional y obsesionada por el cumplimiento de los sacramentos” (Larosa, 2000, p. 7). Retomando esas exhortaciones, el episcopado colombiano desarrolló a lo largo del siglo XX una estrategia de “paralelismo católico” (De Roux, 1983, p. 62) con la que creó organizaciones y obras sociales para contraponerse a asociaciones e iniciativas seculares, e inició un proceso de conformación de una “militancia católica”2 (Rodríguez, 1959, p. 766) para la ejecución de las acciones sociales cristianas.

En 1931 apareció la encíclica Quadragesimo anno de Pio XI, que abrió paso a la ejecución del proyecto de Acción Católica (AC), orientado a resguardar a la Iglesia del retorno del liberalismo y sus programas sociales, esta vez proponiendo la edificación de un “nuevo orden social” fundamentado en las corporaciones y en la formación de los laicos como “apóstoles en su propio medio”. Ese apostolado seglar debía garantizar la irrupción del catolicismo en campos de difícil acceso, pues con la participación del laico bajo el celo del clero, las propuestas sociales de los pontífices podían permear con mayor fuerza en la sociedad.

En la década del 40 la preocupación del catolicismo frente al comunismo se puso en un primer plano. Las tensiones políticas del mundo de la postguerra marcaron claramente la acción social de la Iglesia. En 1944 la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) publicó un manifiesto contra el “peligro comunista” al que continuaba vinculando con el partido liberal, su rival histórico. Ese mismo año, con apoyo de los Jesuitas, el episcopado constituyó oficialmente la “Coordinación Nacional de Acción Social Católica” con la que organizó, bajo una estructura jerárquica, las obras sociales del catolicismo y su proyecto de sindicalismo confesional para oponerse abiertamente al “enemigo comunista”.

Hasta ese momento la mayoría de las obras de la Iglesia católica en Colombia eran de tipo urbano, en concordancia con la preocupación por el crecimiento de las ciudades, como resultado de los movimientos migratorios desde los campos a causa del conflicto armado. La conformación cada vez más evidente de un sector obrero expuesto a la intervención de la izquierda, estuvo en la mira del episcopado colombiano, que reclamó la creación de círculos obreros y la conformación de la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) como medio para combatirla.

Pero a fines de los años 40 y comienzos de los 50, la implementación de obras sociales producto de iniciativas sacerdotales se fue propagando con más fuerza por las zonas rurales colombianas. Destacan las “granjas agrícolas” del Pbro. Botero en la ciudad de Medellín, las “granjas infantiles” del padre Luna, y las “Escuelas Radiofónicas" del Padre Joaquín Salcedo, que dieron lugar a la más grande obra del catolicismo dirigida a los campesinos en Colombia: Acción Cultural Popular. Hasta la fecha de su creación, la Iglesia solo había efectuado algunas acciones de acercamiento a las veredas3 colombianas mediante las obras de promoción campesina en Fómeque (Cundinamarca), y las propuestas de asociación católica campesina llevadas a cabo por medio de la Federación Agraria Nacional (FANAL), que hacia parte del proyecto de Acción Social Católica (ASC).

Así, pues, en 1947 apareció en Colombia radio Sutatenza, emisora oficial de Acción Cultural Popular; programa de educación por radio que a través de las Escuelas Radiofónicas4 buscó llevar formación cultural cristiana al campesinado, como forma de aportar en la lucha contra el analfabetismo y como medio para mantener la presencia del catolicismo en zonas rurales del país a las que tenía un acceso limitado. ACPO como obra de la Iglesia articuló aspectos de la modernidad y la tradición, vinculando una particular ética católica con el uso de los medios de comunicación, procurando alcanzar sus objetivos sociales, culturales, religiosos y políticos, encuadrados en la corriente del catolicismo social.

En 1949, en el proceso de consolidación como institución cultural y obra de la Iglesia, Acción Cultural Popular definió en sus estatutos que el objetivo central del programa consistía en

Trabajar por la cultura del pueblo, utilizando especialmente el invento de la radiodifusión y además otros medios culturales como el cine, el teatro, etc., para elevar el nivel religioso, moral, cívico y educacional del campesinado, de acuerdo con las normas sociales del catolicismo5.

Este proyecto, resultado de la iniciativa del sacerdote colombiano José Joaquín Salcedo6, se fue expandiendo rápidamente por los campos de Colombia a través del apoyo de la Iglesia Católica y la organización parroquial que se creó para tal efecto7. Después de la primera transmisión de radio Sutatenza, esta opción formativa adquirió grandes dimensiones hasta llegar a convertirse en la obra de educación por radio más importante del país en el siglo XX. De este modo, aunque radio Sutatenza inició como una obra de creación sacerdotal, se articuló con el accionar de la Iglesia Católica a nivel mundial y nacional, en relación con la preocupación de ésta por los asuntos sociales, y la necesidad de introducir a diversos sectores de la sociedad en obras que ayudaran en la generación de bienestar individual y social (Rojas, 2009, p. 50).

En el marco de la acción social del catolicismo latinoamericano en ese momento histórico, e inmersa en el contexto del fortalecimiento de las teorías de la modernización y el desarrollismo, ACPO alcanzó una acción extensiva en la región, modificándose como una alternativa de desarrollo rural y de promoción educativa que en algunos países recibió el apoyo del clero. En efecto, en Bolivia a mediados de la década del 50 surgió la primera emisora de ese tipo en una zona rural poblada por indígenas aimaras: radio Peñas (Beltrán, 2005, p. 12). Luego se expandió hacia Haití en donde, a manos del Padre Ludovic Brierre de Cavaillon, se instaló un transmisor de 800w y 50 receptores8.

Igualmente, a comienzos de la década del 50 había migrado a Ecuador el proyecto de radio Sutatenza, adaptándose de forma particular a ese espacio social gracias al respaldo de la Iglesia.

Al parecer, la propuesta formativa de Acción Cultural Popular capturó la atención de gobiernos y organizaciones del continente, pero además, se convirtió en una opción de formación y desarrollo rural acogida y proyectada por la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM), que observó en las EERR, un programa del catolicismo de gran utilidad para la acción de la Iglesia.

Marcada por las condiciones objetivas de una peculiar época, ACPO se concentró en asumir la realidad social del campo colombiano, a la que vinculó directamente con los problemas de la educación rural. Como respuesta promovió el programa social católico partiendo de una formación radial que ofreció educación básica a las gentes del campo, como mecanismo para superar el analfabetismo y estimular la gestión del progreso cultural y económico. En ese sentido, interpretamos a ACPO como una obra y organización que utilizó el catolicismo colombiano para incentivar un tipo de “desarrollo integral cristiano”, haciendo uso de la cultura y medios de acción como la radiodifusión, la prensa, la correspondencia campesina, los libros y las cartillas9.

En consecuencia, conforme a su proyecto, a través de las EERR, ACPO no solo instruyó en los aprendizajes lecto-escritores y la formación básica y cultural, sino que extendió el mensaje de la Iglesia, catequizó al alumno campesino, alentó a la vinculación a grupos apostólicos y otras obras sociales católicas, en una época en la que la Iglesia Católica colombiana permeaba con fuerza en la población, temerosa por la avanzada comunista y por un inminente debilitamiento de la moral católica. Era Acción Cultural Popular una obra de inspiración cristiana, desarrollista, jalonada por la Iglesia y por ende, puesta al servicio de la evangelización.

En ese orden de ideas, Acción Cultural Popular cobró importancia para el Episcopado colombiano porque las EERR se convirtieron en instrumentos para desarrollar el programa concreto de la Acción Católica y Acción Social Católica10 en el medio campesino. Las Escuelas Radiofónicas eran útiles para llevar el mensaje de la Iglesia como complemento de la acción pastoral de los párrocos. Al respecto, el cardenal primado de Colombia, Monseñor Crisanto Luque, se refería ante la primera Asamblea General de ACPO en 1953

En este aspecto es en el que la Escuela Radiofónica se destaca más nítidamente como obra de providencial oportunidad, y en el que los párrocos pueden encontrarla más valiosa como prolongación y ampliación de su ministerio pastoral [...] ellas con delicada espontaneidad congregan a los miembros de la familia para la oración común y para el mejor conocimiento y observación practica de los deberes familiares según la sublime concepción cristiana del hogar11

Las EERR se transformaron en: “un maestro multiplicado por todos los rincones de la parroquia […] en un centro de alfabetización donde el campesino adquiere los conocimientos elementales básicos como cristiano y como ciudadano" (Sabogal y Vargas, s/f, p. 7) La Escuela Radiofónica transmitía una enseñanza escuchada en simultaneidad por miles de campesinos, que a la misma hora y bajo la programación acordada, recibían lecciones de lectura, escritura, higiene, ahorro, agricultura, historia, geografía colombiana y catecismo.

Teniendo en cuenta los pocos avances que se han efectuado en la comprensión de ACPO como dispositivo de afianzamiento de la catolicidad campesina12, acá buscamos proponer que las EERR fueron espacios aprovechados por la Iglesia Católica para la formación religiosa. Desde los hallazgos alcanzados, se ha observado cómo la Escuela Radiofónica no solo alfabetizó y capacitó a los campesinos para la modificación de sus entornos rurales apoyados en la programación especial y la instrucción de las campañas13, siguiendo el plan pedagógico de la Educación Fundamental Integral (EFI)14; máxime cuando de manera transversal, intentó propagar una educación cristiana haciendo que el mensaje del catolicismo permeara en cada espacio radial, en cada interacción al interior de la Escuela y en todas las acciones orientadas por Acción Cultural Popular en las veredas.

La Escuela Radiofónica se configuró, imprescindiblemente, como: “un centro de atracción para muchas almas unidas por los vínculos de la oración, de la comunidad de ideas, y principalmente de la caridad” (Sabogal y Vargas, s/f, p. 5). Desde sus inicios se modificaron como herramienta del cura párroco para la trasmisión del mensaje cristiano y la formación de la moral católica en los campesinos, haciendo posible el plan pedagógico de la Educación Fundamental Integral, marcado por una profunda inspiración cristiana.

2. La Educación Fundamental Integral: propuesta formativa de Acción Cultural Popular

ACPO tuvo como labor específica y rutero pedagógico y filosófico la implementación de la Educación Fundamental Integral (EFI) con la que guio el programa de las Escuelas Radiofónicas. La EFI devela una propuesta encaminada a la formación del hombre como sujeto de desarrollo, en cuanto se enfocaba esencialmente en impactar sobre los esquemas de pensamiento y comportamiento para convertir al individuo en agente de cambio. Este modelo educativo se consideró fundamental porque se dirigió a ofrecer conocimientos básicos y generales a los campesinos, para ayudarlos a comprender los problemas peculiares del medio en que vivían y conducirlos a: “asumir consciente, libre y responsablemente su tarea en la promoción del desarrollo” (Bernal Alarcón, 2005, p. 122). Y por otro lado, se denominó Integral, porque tuvo el objetivo de hacer que la educación cubriera todos los campos de desarrollo de la actividad de la persona humana, dando importancia a la formación religiosa como forma de potenciar el cambio en el individuo. Esencialmente el plan de formación de las EERR contemplaba la necesidad de hacer hombres de personalidad, formar criterios, facilitar la estructuración de una adecuada escala de valores: “que lleve a cada uno a un mejor comportamiento cristiano” (Bernal Alarcón, 2005, p. 15).

En busca de la realización de los objetivos de la Educación FundamentalIntegral, ACPO estructuró el programa pedagógico en torno a cinco grandes nociones: Salud, Alfabeto, Número, Economía y Trabajo y Espiritualidad, que se correspondían a su vez con cinco valores individuales y sociales relacionados con el carácter polifacético del hombre: físico, psicológico, social, cultural y moral.

A partir de esas cinco nociones Acción Cultural Popular enseñó a los alumnos campesinos a prevenir enfermedades físicas y mentales, a aprender las técnicas de lectura y escritura para enriquecer el sentido religioso, cívico, social y económico de la vida. Adicionalmente los capacitó para aprender a dar un correcto manejo a su economía doméstica y su trabajo, haciendo uso de nociones matemáticas, así como transmitió el mensaje sobre la necesidad de trabajar mejor y contribuir a la organización social, instruyéndolos en el cultivo de la tierra, el cuidado de los animales y los recursos naturales.

Otra noción sobre la que hizo énfasis ACPO fue la de espiritualidad, que es la que busca destacar este texto. Las Escuelas Radiofónicas afianzaron la creencia en los valores eternos e inmutables del cristianismo, proyectando la necesidad perentoria de construir una vida personal y comunitaria conforme a las normas del evangelio. Desde que se fundaron las primeras Escuelas Radiofónicas se apreció el valor de estas como mecanismos para conservar en los oyentes y alumnos el espíritu cristiano, la adhesión a la Iglesia, y para apoyar la misión pastoral del obispo en la diócesis y del párroco en la parroquia15. Acción Cultural Popular, siguiendo las propuestas de la doctrina social de la Iglesia, tenía como objetivo la formación de una moral social católica enfocada a construir un equilibrio y armonía entre el individuo y la sociedad (Andrade, 1957, p. 12).

Por ello esta obra de la Iglesia hizo énfasis en promover el mejoramiento social iniciando con la construcción de un ser católico, acorde con su segundo principio que sostenía que era deber de la Iglesia colaborar con el desarrollo de los valores espirituales siguiendo el plan del creador, generando con ello la perfección individual, familiar y social”16. En informe a la II Asamblea General de la institución, ACPO proyectó el interés de la Iglesia por contribuir a mejorar las situaciones atentatorias de la dignidad humana, forjando una “genuina civilización rural” basada en la laboriosidad, respeto a la autoridad, amor a la Patria y el espíritu religioso17.

Las Escuelas Radiofónicas se perfilaron como medios de una obra del catolicismo social, para afincar el magisterio de la Iglesia en los campos. Este proyecto cultural, pedagógico e ideológico se puso en marcha con la colaboración eficaz del sacerdote y de la organización parroquial que abrió las puertas a su aplicación.

Fueros estos núcleos de ACPO, “semilleros de ideas cristianas”, por la programación regular y especial que fue emitida a los campesinos a través de radio Sutatenza siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal de Colombia, por las relaciones que estableció con otras organizaciones de apostolado seglar de la Iglesia, por haber desarrollado en su interior un espacio para la reproducción de representaciones y prácticas católicas, por la promoción del catecismo, entre otras.

Concretamente, esa promoción y afianzamiento de la catolicidad campesina a través de las Escuelas Radiofónicas se desplegó haciendo uso de la programación para la instrucción religiosa, la interacción con sociabilidades católicas en la parroquia y la promoción de las vocaciones religiosas, sin soslayar la utilidad que prestaron los materiales pedagógicos impresos elaborados por ACPO, sobre los que no profundizaremos en este artículo.

3. Programación para la instrucción religiosa

Radio Sutatenza se concentró esencialmente en la transmisión de contenidos dirigidos a cumplir con su plan alfabetizador y dedicó varias horas diarias a la instrucción básica desde los programas de cultura general y las temáticas relacionadas con las cinco nociones de la Educación Fundamental Integral. No obstante, a lo largo de su existencia, cientos de horas de transmisión se destinaron a la programación religiosa. Desde 1953 el plan de estudios tenía clases de catecismo como materia fundamental, impartida tres veces por semana, con 10 minutos de duración en cada emisión18.

El padre José Ramón Sabogal -cofundador y colaborador de ACPO- había creado un particular sistema de catequesis por radio que aspiraba llegar rápidamente a la población rural más alejada para cautivarla. La dirección general de la organización ratificó así, que: “la enseñanza que por este medio podría resultar fría, llega transmitida por él, llena de calor y de ambiente [...] los campesinos literalmente atrapan sus ideas y las incorporan a su vida”19. De hecho, para los campesinos católicos practicantes, la programación religiosa era una de las mayores motivaciones para sintonizarse con radio Sutatenza. Tomando el testimonio de una campesina usuraria de ACPO, en carta enviada al Padre Marco Velásquez, se lee: “Le cuento a su reberencia [sic] que de las claces [sic] me gustan a mi más las que dicta el Padre Ramón el Santo Rosario”20.

A través de la emisora se transmitieron conversaciones de orientación de la vida cristiana tres veces por semana, los programas de la “rueda catequística”, el programa “lo que debemos saber y practicar”, dirigidos todos por el Padre Sabogal. Algunas otras emisiones versaban sobre la promoción de la vocación sacerdotal como ocurrió con el programa: “el mundo necesita sacerdotes”. En general, este tipo de programas le abrían a la Iglesia una puerta de entrada a los hogares rurales a los que era de gran complejidad llevar la acción pastoral. Quizá por eso los campesinos recibieron con fervor las EERR, porque entre otras, a través de la programación religiosa de ellas, sentían de cerca la voz del párroco.

No es difícil encontrar que los usuarios de las EERR tuvieran una gran preferencia por esta programación. Por ejemplo, en carta anónima de un campesino alumno de una de las Escuelas Radiofónicas en la parroquia de Cucutilla, Norte de Santander21, aparece

Los programas y clases que mas [sic] oigo son: la cultura general, lo que debemos saver [sic] y practicar, la clase de canto, la rueda catequistica [sic], el catecismo del reverendo Padre Sabogal, los cursos campesinos22. En otra correspondencia campesina escribía un usuario de ACPO estimado Padre le cuento me gustan mucho las clases de catecismo cantado; me gusta mucho la esplicacion [sic] del Santo Catecismo, pues yo nunca abia [sic] escuchado una espliación [sic] haci [sic] [...] Me gusta mucho la meditación [sic] de los buenos días [sic]23.

Solo desde 1953 hasta 1957, radio Sutatenza transmitió 407 horas de catecismo y 819 horas de orientación catequística24. En Semana Santa había misa especial todos los días. Sumado a ello, en la ciudad de Pamplona (Norte de Santander), en la semana de pasión25 los campesinos escuchaban todos los días la programación especial de la “semana de misiones” transmitida por radio Sutatenza con la colaboración de los sacerdotes jesuitas. A propósito de ello se refería el órgano oficial la diócesis de Pamplona, La Unidad Católica: “no menos de 3.000 personas han oído las bellas exhortaciones que han sido del general agrado y mucho bien dejarán en las almas”26. Adicionalmente, era común en la programación de radio Sutatenza la trasmisión de misas y del Santo Rosario, que se emitían para reunir a los campesinos en torno de la radio, afincando desde ese espacio, las prácticas católicas.

Llama la atención que ACPO a través de su emisora no solo transmitió misas particulares, sino que le enseñó a los campesinos alumnos a realizarla desde las lecciones de misa dialogada que dirigía el Padre Ramón Sabogal. Como reflejo de esa recurrente acción catequética, se fue creando una opinión pública sobre la función religiosa de ACPO. En 1955, el diario conservador La República afirmaba: “los potentes transmisores instalados en Sutatenza están llevando la luz del evangelio a campos, aldeas y veredas”27.

Con esta programación religiosa, ACPO procuró de la misma manera, incidir en las representaciones, usos y costumbres de la cotidianidad rural, dándole un sentido religioso a las acciones sociales de las gentes del campo. En 1956, en el programa “jóvenes campesinos”, se exhortaba a los oyentes a elaborar un plan de domingo basado en la recreación sana a través del deporte y la asistencia a misa. El Padre Sabogal, retomando las orientaciones de Pio XII, se dirigía a los jovenes alumnos las juventudes católicas sean sanas en el cuerpo y sanas en el alma […] bendigo esos desfiles de nuestra casa al templo cuando erguidos marcialmente avanzamos hacia el altar de Dios […] hacia la santa misa […] qué bello espectáculo hacia Dios y hacia las gentes28.

Igualmente, en su programa radial dedicado a la noción de espiritualidad en los años 60, el Padre Sabogal reforzaba la idea de la misión evangelizadora de los campesinos dentro de la comunidad parroquial

Somos los enviados de Cristo, los mensajeros de Cristo […] vosotros sois un sacramento de Cristo Nuestro Señor, nos dijo el papa, señalándonos, campesinas y campesinos de Colombia, que estamos llamados a anunciar a otros el Evangelio […] tenemos que ser justicia, caridad, evangelio […] por lo tanto hermanas y hermanos campesinos practiquemos el evangelio y no nos contentemos con escucharlo solamente […] la comunidad veredal debe ante todo conocer el Evangelio, creerlo firmemente y vivirlo cada día mejor29

Por medio de la radio, ACPO difundió las cartas pastorales de la Conferencia Episcopal como lo hizo con la pastoral colectiva del Episcopado para la cuaresma en 1958, y con las alocuciones de los papas, entre las que destacan las de Pio XII y Juan XXIII, dirigidas exclusivamente a los campesinos usuarios de Sutatenza. Se transmitieron charlas católicas para jóvenes y para la familia, breves frases de orientación cristiana y otros programas especiales como “el cristianismo bajo la luna” y “estampas de un libro eterno”, ambos con un importante contenido religioso.

Se retransmitieron las emisiones de radio vaticana en una franja especial, y se irradiaron ceremonias y predicación de Semana Santa y Pentecostés, las festividades de la Inmaculada Concepción, de la Virgen de Fátima, de San José Obrero, de San Pedro y el Papa, del buen pastor, de la fiesta del párroco, enseñanzas de jueves sacerdotal, novenas de aguinaldos y en el marco de las renovaciones vividas por la Iglesia a mediados de los años sesenta, se transmitió un programa especial llamado ‘enseñanzas sobre el concilio’, dirigido todo a contribuir a la pastoral diocesana y parroquial30.

Con Radio Sutatenza se llevaron a los campesinos programas de tipo diocesano sobre seminario, la Acción Católica, la Acción Social, la curia, educación, catequesis, por lo que ACPO ratificaba: “el Excmo. Obispo puede disponer en todo momento de la programación de esta emisora en lo que se refiera a temas de formación religiosa y apostolado diocesano”31.

Reforzando los valores cristianos y la moral católica, en 1959 se creó un programa especial titulado: “en familia”, que los campesinos podían sintonizar todos los domingos en la tarde, y que ofrecía 15 minutos de catequesis familiar para los padres educadores que habían asumido ser los catequistas de su hogar32. Los auxiliares inmediatos, los padres de familia y los catequistas acudían al párroco para inscribirse en la “confraternidad de la doctrina cristiana” de la parroquia, afirmando su compromiso de dedicar un cuarto de hora semanal para hablar a su familia de Dios, basados en las enseñanzas del programa.

4. La Escuela Radiofónica: fermento de sociabilidades católicas y de espacios de interacción cristiana para la “batalla por la fe”

Más allá de la programación, las formas de asociación y las sociabilidades que se fueron construyendo desde las Escuelas Radiofónicas tambien configuraron a esos “núcleos vitales” como semilleros de cristianismo. En 1953, en discurso del Padre fundador Joaquín Salcedo, a la I Asamblea General de ACPO, se planteó a radio Sutatenza como: “un poderoso auxiliar del párroco en la obra fundamental de salvar y afirmar los principios religiosos, base primordial de la organización de nuestra familia campesina”33. En 1962, después de haberse perfilado como obra de formación cultural cristiana, la Sagrada Congregación del Concilio había ratificado a Acción Cultural Popular como una forma de Acción Católica, porque las EERR favorecían la creación de un verdadero movimiento de apostolado comunitario de seglares34.

Desde sus primeros años ACPO actuó en coordinación con otros movimientos de apostolado de la Iglesia Católica como la Acción Social Católica y la misma Acción Católica parroquial, siguiendo los parámetros de la Conferencia Episcopal de Colombia. En concordancia, en varias diócesis y arquidiócesis del país se construyó una propuesta que integró a los tres apostolados de la Iglesia (AC, ASC y ACPO), con la misión común de llevar el mensaje de cristo a los pueblos.

De la misma forma, en torno del movimiento de EERR y como estrategia para la propagación de las mismas, se creó una propuesta de “apostolado constructivo” que hizo uso de las congregaciones y hermandades tradicionales de la Acción Católica diocesana, en la que los caballeros de San José, las madres católicas, las hijas de María y los jóvenes católicos se encargaron de fortalecer a Acción Cultural Popular en las parroquias35.

Se tiene conocimiento de que la Legión de María asumió un rol como agente de ACPO en las diócesis del país, en donde muchos de sus legionarios dirigieron las Escuelas Radiofónicas36, a la vez que hicieron uso de los medios de acción de ésta obra para divulgar las enseñanzas de su fraternidad religiosa. Por todos los frentes de acción, las Escuelas Radiofónicas afirmaban esa intención de formación religiosa, que la Iglesia Católica pretendía alcanzar aprovechando las bondades que ofrecía el proyecto cultural de ACPO.

Como complemento, desde la experiencia de las Escuelas Radiofónicas, en las parroquias se constituyeron centros o coros catequísticos -mayormente conformados por mujeres campesinas- para reforzar el trabajo apostólico de Acción Católica. Con esos centros para la difusión de la catequesis, los campesinos debían convertirse en “catequistas activos en la vereda”. Sin duda alguna, la Escuela Radiofónica fue una sociabilidad para la promoción de la doctrina cristiana.

Las EERR, a la vez que centros de progresión cultural, fueron centros de estudio catequístico que la Iglesia incorporó en los hogares campesinos con apoyo de los párrocos, para construir una forma de apostolado moderno que a través de la radio, facilitara la pastoral rural. Por ello en la Escuela Radiofónica: “se reúnen cerca del receptor amigo, los padres de familia a escuchar en la voz del sacerdote que habla para todos en la emisora, el mensaje de la buena nueva, la palabra de Cristo, los mandamientos de Dios”37.

En las EERR se consolidaban los aprendizajes lectoescritores en los campesinos analfabetas, y de forma transversal se fortalecían sus creencias religiosas y sus vínculos con el catolicismo. Aprovechando los avances brindados por el proceso alfabetizador al interior de las Escuelas, en 1964 se entregaron ediciones del Nuevo Testamento, buscando que “la palabra de Dios los conforte e ilumine”; y en la misma dirección se hizo un llamado a que: “los auxiliares inmediatos y los alumnos de las Escuelas Radiofónicas vivan, lean, amen y mediten los santos evangelios, en las clases y en la casa sobre todo en el día del señor, pero ojalá diariamente”38.

Articulando a todo lo anterior, otro espacio para la interacción cristiana de las gentes del campo se hacía por medio de las acciones pedagógicas cargadas de mística religiosas, derivadas de la actividad de las Escuelas. Todos los 8 de diciembre, miles de alumnos de las EERR acompañados por sus auxiliares inmediatos se presentaban ante la patrona de esta obra: la Virgen de Fátima, realizando lecturas sobre los contenidos de las cartillas de ACPO, buscando demostrarle a esta advocación mariana, los avances en la alfabetización, como cumplimiento de una promesa ofrendada.

En general, fue tan intenso el trabajo de las EERR respecto del afianzamiento del catolicismo, que rápidamente los campesinos se apropiaron de las enseñanzas religiosas con todo fervor, reproduciendo entre otras, prácticas de devoción católica estimulados por la programación radial recibida. En la carta del campesino José Torres al Padre José Mojica se lee al respecto:

Resibi [sic] las estampitas de San Antonio y la del Niño Dios que envio [sic] la rueda catequistica [sic] las mande bendesir [sic] y las tengo a la cavecera [sic] de la cama y los rezo con mucha devocion [sic] y cada dia [sic] asisto a la rueda catequistica [sic] con mas [sic] amor y cariño”39.

Sin duda, ACPO produjo cambios en las prácticas culturales y religiosas de la población del campo. Se hizo común para cientos de familias, reunirse a la misma hora en torno de la radio para rezar el rosario, construyendo así, nuevas formas de relación social entre los campesinos y al interior de las mismas familias.

Otros espacios de integración campesina habidos de mística religiosa fueron las “fiestas de la caridad” y las “concentraciones veredales”, escenarios pensados por ACPO para la promoción de las EERR y para el desarrollo de la propuesta de mejoramiento material y económico de esta obra de la Iglesia. Las fiestas de la caridad iniciaba con la formación cristiana para la comunidad parroquial, en la que se ponía en escena un despliegue litúrgico y la socialización de prácticas religiosas. Era usual que durante ese encuentro en las veredas los campesinos llevaran a cabo procesiones con imágenes de Cristo Rey y San Isidro Labrador, vestidos con los colores de Acción Cultural Popular (verde y blanco)40

Para el caso de las concentraciones veredales, las prácticas de configuración de los entornos rurales estuvieron precedidas por actos religiosos que robustecieron la acción evangelizadora de las Escuelas Radiofónicas. Verbigracia, al iniciar la concentración veredal en la parroquia de Toledo -Arquidiócesis de Pamplona- en 1964, se aglomeraban los campesinos para la Santa Misa, la administración de los sacramentos, el rezo del rosario, la oración por los enfermos, una oración de salve para pedir por las necesidades de la vereda y por el éxito de ACPO en esa comunidad41. Luego recibían instrucciones pastorales sobre la dignidad cristiana, terminando con la confesión de los campesinos.

La intención era, pues pues hacer las obras materiales casi como por una táctica de llegada a la inteligencia de la comunidad campesina para lograr lo que es más trascendental: que esta gente se transforme en su pensamiento según el querer de nuestro señor Jesucristo, con un conocimiento profundo del evangelio; que aparezca el hombre nuevo necesariamente para las grandes transformaciones que requiere nuestro país. Así se realizará lo que quería el papa Pio XII, que la Escuela radiofónica sea un centro de atracción y al mismo tiempo de difusión del pensamiento cristiano42.

Con los cambios que vinieron con el Concilio Vaticano II, ACPO colaboró en la propagación de las transformaciones litúrgicas, realizando campañas dedicadas a enseñar a las comunidades campesinas la nueva experiencia cristiana de la Santa Misa. En 1965, con ayuda de los seminaristas del Seminario Mayor de la ciudad de Pamplona, ACPO realizó una jornada intensiva en la que mostró la manera de participar activamente en la Misa contestando al sacerdote y entonando los canticos en castellano. Respecto de esa nueva experiencia litúrgica, expresaba un alumno de las EERR y corresponsal del periódico El Campesino

Aqui ahora todos los feligreses participamos en la santa misa y no somos solamente espectadores como antes que no sabíamos que hacer, pero ahora todos cantamos y contestamos de manera que ésta es una verdadera fiesta celestial en la cual personalmente cada uno ofrecemos las flores, las luces encendidas, el agua y el vino para el sacrificio, Ojalá en todas las parroquias se hiciera lo mismo, tener participación todos los cristianos ya que todos somos Iglesia y templos divinos del espíritu santo43

Entonces, la experiencia de la Escuela Radiofónica como semillero de ideas cristianas fue más allá del pequeño entorno que se construyó para la transmisión y recepción de las clases radiales. La difusión del pensamiento cristiano trascendió los límites de las EERR, penetrando incluso en el accionar de las “juntas veredales”, que siendo sociabilidades creadas por medio de las EERR para el mejoramiento del espacio público de las veredas, propagaron también el evangelio y se posicionaron como asociaciones para la “batalla por la fe”.

5. Las Escuelas Radiofónicas y la vocación religiosa

Obviando la acción de formación religiosa directa que se hizo mediante los materiales pedagógicos impresos para las EERR como cartillas, periódico y libros, finalizamos esta aproximación a la influencia que tuvo ACPO en el afianzamiento de la catolicidad campesina, dando cuenta, brevemente, de su incidencia en las vocaciones religiosas.

Derivado de esa formación cristiana emitida por los programas radiales de las EERR, y por otro parte, por la acción de los centros catequísticos, se produjo en algunos campesinos jóvenes una inclinación por la vocación religiosa. Esta fue estimulada, entre otras, por la programación de radio Sutatenza que transmitían programas como: “el Mundo necesita sacerdotes”, intentando avivar el celo religioso de los alumnos radiofónicos y su gusto por la vida sacerdotal.

Revisando el archivo epistolar de ACPO se hallan algunas cartas que dan cuenta de ese acercamiento de los campesinos de las Escuelas Radiofónicas a la vida religiosa. Tomando solo dos epístolas escritas por alumnos radiofónicos de la Arquidiócesis de

Pamplona, se encuentran algunas claves que permiten ir escudriñando la acción de ACPO en este sentido. Innegablemente, esa promoción de las vocaciones sacerdotales se hizo de forma consciente y directa, máxime el comité de EERRR elaboró programas radiales dedicados ostensiblemente a avivar en los oyentes el gusto por la vida religiosa. Era de esperarse que con el llamamiento a la vida religiosa, impulsado por las EERR, algunos campesinos, dentro de la gran masa de alumnos de las Escuelas y de oyentes, iniciaran un proceso de toma de decisiones para su incorporación como religiosas y religiosos. Al respecto, en 1956 un campesino se dirigía al Padre Juan José Mojica, para manifestar su llamado sacerdotal que se fortalecía con la formación impartida por la programación radial de ACPO

[…] lo más que ha mi [sic] me encanta es hoir [sisc] el programa el mundo necesita sacerdotes [...] quisiera ser cura tambien por eso yo no dejaré jamas [sic] de pedir por las vocaciones y por todos los sacerdotes”44.

La incidencia de ACPO en la formación religiosa de las mujeres, se devela potencialmente, en los casos de alumnas de las EERR que se vieron avocadas al “llamado de Cristo”. Al leer algunas de las epístolas de alumnas campesinas, se percibe el impacto que causó en ellas la formación cristiana de las Escuelas Radiofónicas y las exhortaciones radiales efectuadas por sacerdotes y religiosas que con su testimonio intentaron despertar el interés de las mujeres del campo por la vida religiosa

Reverendo Padre Belasques [sic] medirigo [sic] a su Reberencia [sic] por primera ves [sic] para pedirle consejo en una dificultad en que estoy. Padre que me aga [sic] el favor de explicarme como es la vida religiosa. Padre es que yo me provoca [sic] en trar [sic] en un convento [sic] de religiosas porque mis deceos [sic] son esos pues confio [sic] en el señor Todo Poderoso que usted me aconceje [sic] en esto. Reberendo [sic] Padre yo tengo bocacion [sic] y deceos [sic] de cer [sic] religiosa45

Como respuesta a la carta de Luisa Mendoza, escribía el Padre Velázquez:

la felicito por el llamamiento para la vida religiosa. Es una gracia especialísima. Agradézcala y cultívela. Pídale a la santísima virgen le ayude. Ella alcanzará especialísima gracia de su hijo para Ud. [sic] Ore, Ore mucho, consulte en la confesión [...] La vida religiosa es la perfección de la vida cristiana46.

En relación con la incidencia de ACPO en las vocaciones religiosas, la correspondencia se transformó en un mecanismo sin par para el establecimiento de relaciones virtuales entre sacerdotes/religiosas y campesinos (as), desde donde se abrieron meta-escenarios dentro de ACPO, para la consejería e instrucción en torno de la vida sacerdotal. La correspondencia no solo estableció conexiones entre campesinos y profesores-locutores laicos en relación con la retroalimentación de saberes y prácticas respecto de la formación básica propagada por las Escuelas Radiofónicas, sino que adicionalmente, facilitó el cultivo de representaciones y prácticas religiosas experimentadas por los campesinos.

En lo que se refiere a la formación de las vocaciones religiosas, la correspondencia de los usuarios de ACPO fue un dispositivo que le permitió a los campesinos sentir de cerca la voz del párroco, recibir apoyo para la solución de sus necesidades espirituales, mucho más, cuando la población rural en Colombia ha mantenido una fuerte reverencia por la figura sacerdotal.

Conclusión

El carácter de las EERR como “semilleros de ideas cristianas” habla de los fines confesionales de ACPO. La programación radial, la relación con organizaciones de apostolado seglar, la reproducción de representaciones y prácticas católicas mediante esas Escuelas, la promoción de vocaciones sacerdotales, el fomento de la catolicidad, entre otras, evidencian la constitución de un espacio para la formación religiosa. Este espacio fue posible por una nueva lectura de la Iglesia sobre la modernidad, que la llevó a reconocer en medios de comunicación como la radio y la prensa articulados a las EERR, verdaderos instrumentos para la incorporación del Evangelio en la vida de los campesinos.

Como no lo había efectuado con otra obra social, la cultura y la radio fueron los principales medios que la Iglesia católica colombiana usó, a través de ACPO, para incentivar la superación del atraso y para transmitir el mensaje social católico. La Escuela Radiofónica buscó una formación integral y básica que apoyada en la lógica pedagógica de la EFI, partió del cultivo de la moral católica intentando desde allí producir cambios en la mente del campesinado, que pudieran ayudar a gestar las modificaciones sociales. Con ACPO el afianzamiento de la catolicidad fue transversal al proyecto cultural de las EERR; fue medio y a la vez fin de esta obra de la Iglesia.

Acción Cultural Popular, no fue entonces un mero proyecto de instrucción técnica agraria y de formación cultural básica; fue una propuesta de formación integral de inspiración cristiana que dio gran importancia al fortalecimiento de la fe católica como vía segura para la constitución de un “nuevo orden social católico”. El avivamiento de representaciones, prácticas, organizaciones y ética religiosa en los campos fue una meta complementaria y trascendental de Acción Cultural Popular, si se comprende a esta iniciativa como una obra del catolicismo social.

Fuentes documentales

Publicaciones periódicas

El Tiempo, 1955

La Unidad Católica, Pamplona, 1955

La República, Bogotá, 1955

El Campesino, Bogotá, 1959

Boletín Interno de los Auxiliares de las Escuelas Radiofónicas, Pamplona, 1961.

Archivo Sutatenza

Primera Asamblea General de ACPO, Bogotá, Noviembre 10 y 11 de 1953, AS. Caja 4.

Acción Cultural Popular. Escuelas Radiofónicas ACPO, Bogotá, 1963.

Informe de la Dirección General de Acción Cultural Popular a la II Asamblea General de la Institución. Bogotá: Editorial Pio X, 1957

Informe a la Venerable Conferencia Episcopal de Acción Cultural, Escuelas

Radiofónicas 1957-1958. Bogotá, Junio de 1958

Boletín de Programas para las Escuelas Radiofónicas y para los Hogares Colombianos.

Sutatenza, septiembre de 1953

Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959. Vol. 144. Año 1964.

Libretos de Radio Sutatenza. Caja 13

Archivo Arquidiócesano de Nueva Pamplona

Sección: Aníbal Muñoz Duque. Fondo Obispos y Arzobispos. Carpeta ACPO nacional- ACPO diocesana 1959-1966. Caja 4.

Sección: Acción Cultural Popular. Fondo: cofradías, grupos apostólicos y delegaciones. Caja 7.

Fuentes sonoras

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Referencias

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BELTRAN SALOMÓN, Luis Ramiro. La comunicación para el desarrollo en Latinoamérica: un recuento de medio siglo. In: Ponencia presentada en el III congreso Panamericano de la Comunicación, 2005, Universidad de Buenos Aires.

BERNAL ALARCÓN, Hernando. ACPO - Radio Sutatenza: de la realidad a la utopía, Bogotá: Fundación Cultural Javeriana, 2005.

CIFUENTES María Teresa y FLORIAN Alicia. El catolicismo social: entre el integralismo y la Teología de la Liberación. In: BIDEGAIN DE URAN, Ana María (Dir.) Historia del Cristianismo en Colombia. Corrientes y diversidad, Bogotá: Taurus, 2004.

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SABOGAL, José Ramón y VARGAS VANEGAS, Carlos, Escuelas Radiofónicas, su significado, su acción social, su organización y funcionamiento, s.f. Archivo personal Flor María Rojas

Notas

1 La Arquidiócesis de Pamplona está ubicada en el departamento de Norte de Santander, Colombia, teniendo como sede metropolitana la ciudad de Pamplona. Diócesis hasta 1956, fue constituida como arquidiócesis por la bula Dum Rerum en mayo de 1956. Ha sido siempre un influyente centro del catolicismo en la región.
2 Pio XI habla de la militancia católica conformada por “los soldados auxiliares de Cristo” extraídos desde las mismas clases obreras procurando “…que conozcan bien sus ideas y sus apetencias, los cuales puedan adentrarse en sus corazones mediante cierta suave caridad fraternal. O sea que los primeros e inmediatos apóstoles de los obreros han de ser obreros, y los apóstoles del mundo industrial y comercial deben ser de sus propios gremios”. Pio XI. Quadragesimo anno. 15 de mayo de 1931.
3 La vereda es una pequeña unidad o centro de división territorial rural en Colombia, compuesta por un pequeño número de campesinos.
4 La Escuela Radiofónica fue el núcleo de ACPO, desde el que se hizo posible todo el programa de formación cultural elaborado por esta obra de la Iglesia. A través de la Escuela llegaba a los campesinos la orientación de Acción Cultural Popular en relación con los procesos de alfabetización, las enseñanzas para el mejoramiento de su entorno cotidiano o las instrucciones catequéticas. Esta Escuela se convirtió en pionera de la educación rural por radio por su forma organizativa que por primera vez en el mundo incorporaba a un comunicador interpersonal conocido como ’auxiliar inmediato’, campesino que mediaba entre el profesor locutor y el alumno radioescucha, guiando a este en la recepción de las lecciones por radio. La Escuela Radiofónica funcionaba en el hogar campesino y solía estar conformada por un promedio de 6 alumnos. Los elementos básicos para la dotación de la Escuela Radiofónica eran: el radio, el tablero, el reloj y el riel o campana, y además los materiales de lectura y escritura como cartillas, carteles, cuadernos, lápices y boletines. Pero adicionalmente varios medios de acción dinamizaron la acción de las EERR, no solo la radio, sino además, la prensa, la correspondencia, el material pedagógico impreso y los institutos de formación de dirigentes campesinos. Las EERR eran posibles por medio de una organización parroquial radiofónica, basada en la acción del ‘apostolado seglar’, siendo el párroco el director y orientador y los campesinos sus colaboradores.
5 Artículo 2 de los estatutos de Acción cultural popular. En RODRÍGUEZ, Alejandro, pbro. Acción cultural popular. Escuelas Radiofónicas, Bogotá: Ministerio de Educación Nacional, 1950, p. 61.
6 Oriundo de Corrales, Boyacá, Colombia, este sacerdote creció en medio de una particular familia conformada por un boyacense conservador y católico, y una mujer de descendencia inglesa quien profesaba un catolicismo moderado. En ese ambiente se formó la personalidad del gestor de esta obra de la Iglesia. Educado en medio de líneas telegráficas y sencillas emisiones radiales -reproducidas por su padre desde su casa para la población que se reunía en las calles a escuchar por medio de alto parlantes-, fue albergando un apasionado gusto por la radio y los sistemas de comunicación, incrementados en su formación en el seminario en Tunja, y articulados con su atracción por la obra social. Salcedo fue un particular sacerdote atraído por las obras de la Iglesia, que sobrepasaron su interés por la administración de los sacramentos, y su gusto por los experimentos electrónicos aplicados a la radiodifusión que finalmente logró poner en función de una obra cultural cristiana.
7 Las Escuelas Radiofónicas funcionaron en las zonas rurales mediante una organización parroquial basada en el apostolado seglar; así en la parroquia, era el párroco el director del movimiento radiofónico de ACPO, y los campesinos sus colaboradores, los cuales asumían diversos roles, bien como auxiliares inmediatos en las EERR, o como auxiliares parroquiales, representantes parroquiales, dirigentes o líderes campesinos. De manera que fue gracias al respaldo administrativo y espiritual de la Iglesia, como pudo ser posible la expansión de esta obra del catolicismo social en Colombia.
8 “Se inicia en Haití la obra de Escuelas Radiofónicas ahora”, El Tiempo, Bogotá, 28 de marzo de 1955.
9 Los medios de acción de ACPO para poner en marcha las Escuelas Radiofónicas, fueron principalmente, la radio, seguida del periódico El Campesino, la correspondencia entre los usuarios campesinos del programa, los profesores locutores, los directivos y párrocos. Además, cobró importancia el material pedagógico impreso como las cartillas de las nociones básicas de alfabeto, número, economía y trabajo, espiritualidad y salud y por otro lado, la colección de libros de la biblioteca El Campesino, que llegó aproximadamente a 100 títulos. En otros medios se encuentran los institutos campesinos, que fueron lugares de formación de los dirigentes campesinos de Acción Cultural Popular.
10 “Hermosa obra de apostolado”. Discurso de clausura del Nuncio apostólico Paolo Bertoli. Primera Asamblea General de ACPO, Bogotá, Noviembre 10 y 11 de 1953, AS. Caja 4. p. 101.
11 Alocución del Excmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Crisanto Luque, Patrono de Acción Cultural Popular en la sesión inaugural de la asamblea. Primera Asamblea General de ACPO, Bogotá, Noviembre 10 y 11 de 1953, AS. Caja 4. p. 45.
12 Por la preeminencia que se ha dado en la interpretación central de esta propuesta como un proyecto de desarrollo rural y formación cultural.
13 Las campañas fueron acciones de mejoramiento material y económico promovidas por ACPO. Fueron el dispositivo por antonomasia que se puso en marcha desde las Escuelas Radiofónicas para la reconstrucción de los entornos rurales y el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos a partir de las enseñanzas radiales. Las campañas eran el elemento de comprobación de la incidencia del programa de formación de ACPO en la población campesina; por medio de ellas se verificaba que las gentes del campo construían bajo sus propias acciones, la modificación de la vida rural. Entonces, la Escuela Radiofónica impulsaba una propuesta teórico-práctica que el labriego ponía a su disposición para aportar a la reconstrucción de sus espacios. Entre las campañas promovidas por ACPO se encuentran las de vivienda, uso del suelo y los animales, nutrición y recreación.
14 La Educación Fundamental Integral fue el modelo pedagógico construido por ACPO para la orientación de su proyecto de formación en las Escuelas Radiofónicas. Se centró en la transformación de la mente del hombre como único medio para proyectar el desarrollo social y la transformación de los entornos inmediatos.
15 Carta de Monseñor José Joaquín Salcedo a los sacerdotes de las parroquias de Colombia por la conmemoración de los quince años de fundación de ACPO,. Bogotá, 24 de agosto de 1962. AANP. Fondo: Obispos y Arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO nacional. Caja 4
16 Segundo principio ideológico. “Principios ideológicos, estatutos y personería jurídica (eclesiástica y civil), Acción Cultural Popular. Escuelas Radiofónicas ACPO, Bogotá, 1963. AS, p. 3.
17 Informe de la Dirección General de Acción Cultural Popular a la II Asamblea General de la Institución. Bogotá: Editorial Pio X, 1957, p. 41. Archivo personal.
18 Boletín de Programas para las Escuelas Radiofónicas y para los Hogares Colombianos. Sutatenza, septiembre de 1953. AS.
19 Informe de la Dirección General de Acción Cultural Popular a la II Asamblea General de la Institución. Bogotá: Editorial Pio X, 1957, p.8. Archivo personal.
20 Carta de la campesina Luisa Mendoza en Gramalote Norte de Santander al Reverendo Padre Marco Tulio Velásquez. Gramalote, agosto 30 de 1959. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959.
21 Norte de Santander es un departamento ubicado al nororiente de Colombia. Este departamento es sede de una de las más influyentes arquidiócesis del país: la Arquidiócesis de Nueva Pamplona, que es tomada como referente para el estudio aquí presentado. Los hallazgos realizados se hicieron sobre la base de las interpretaciones de la experiencia particular de las Escuelas Radiofónicas en las parroquias de esa arquidiócesis, entre los años de 1953 y 1966.
22 carta de campesino anónimo de la vereda de Román Cucutilla, Norte de Santander al Reverendo Padre Juan José Mojica, Radio Sutatenza. Cucutilla, Mayo 2 de 1957. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959
23 Carta de la campesina Sabina Torres Torres EERR n° 30 parroquia de Cucutilla al Reverendo Padre Juan José Mojica. Cucutilla, 19 de noviembre de 1957. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959
24 Informe de la Dirección General de Acción Cultural Popular a la II Asamblea General de la Institución. Bogotá: Editorial Pio X, 1957, p. 9. Archivo personal
25 Según la liturgia católica, la semana de pasión es la última semana de la Cuaresma.
26 Misión por radio, La Unidad Católica, Año 73. N° 2658. Pamplona, 16 de abril de 1955
27 Acción Cultural, La República. Bogotá, 1 de octubre de 1955.
28 Libreto del programa Juventud Campesina-Radio Sutatenza, director Padre Ramón Sabogal, (5 de febrero de 1956). AS. Libretos de Radio Sutatenza. Caja 13, p. 1.
29 Programa noción de espiritualidad, Padre José Ramón Sabogal. Fonoteca Digital, Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango. Disponible en http://www.banrepcultural.org/fonoteca/fondos-especiales/acpo-radiosutatenza/programa-nocion-de-espiritualidad
30 Ayuda de ACPO a la pastoral diocesana y parroquial. Bogotá, 1964. AANP. Fondo: obispos y arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO diocesana 1959-1966.Caja 4.
31 Informe a la Venerable Conferencia Episcopal de Acción Cultural, Escuelas Radiofónicas 1957-1958. Bogotá, Junio de 1958. AS. Informes de ACPO a la Conferencia Episcopal, Caja 4, p. 20.
32 Un programa de radio para los hogares colombianos, El Campesino, Bogotá, 19 de julio de 1959. Año II, N° 56.
33 Discurso del R.P José Joaquín Salcedo. Fundación y desarrollo de las Escuelas Radiofónicas Primera Asamblea General de ACPO, Bogotá, Noviembre 10 y 11 de 1953, AS. Caja 4.
34 Carta del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano al Director General de ACPO, Monseñor Salcedo, (Bogotá, marzo 23 de 1962). AANP. Fondo: Obispos y Arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO nacional. Caja 4.
35 Proyecto del Pbro. Leopoldo Gamboa para las EERR dirigido al arzobispo de Nueva Pamplona Aníbal Muñoz Duque. Pamplona, octubre 30 de 1959. AANP. Fondo: obispos y arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO diocesana: 1959-1966. Caja 4.
36 La legión de María, otro frente anticomunista, El Campesino, Bogotá, 20 de diciembre de 1959. Año II, N° 78.
37 Ayuda de ACPO a la pastoral diocesana y parroquial. Bogotá, 1964. AANP. Fondo: obispos y arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO diocesana 1959-1966. Caja 4.
38 Memorando N° 5 del director nacional de Escuelas Radiofónicas con copia al excelentísimo prelado. Bogotá, 24 de junio de 1964. AANP. Fondo: cofradías, grupos apostólicos y delegaciones. Carpeta Acción Cultural Popular. Caja 7.
39 Carta de José de Jesús Torres García alumno de la Escuela Radiofónica n° 52. Vereda de Confines, Cucutilla, Norte de Santander al reverendo Padre Juan José Mojica. Cucutilla, septiembre 15 de 1956. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959
40 La Fiesta de la Caridad en Villacaro, 14 vacas repartidas a los pobres, Boletín Interno de los Auxiliares de las Escuelas Radiofónicas, Pamplona, Septiembre de 1961. Año 1, N° 6.
41 informe de la campaña de Acción Cultural Popular llevada a cabo en la parroquia de Toledo. Pamplona, 21 de marzo de 1964. AANP. Fondo: obispos y arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO diocesana: 1959-1966. Caja 4.
42 Carta del Pbro. Darío Castrillón delegado del consejo de gobierno de ACPO al Pbro. Leopoldo Gamboa Luna director diocesano de ACPO en Pamplona. Bogotá, 20 de mayo de 1964. AANP. Fondo: obispos y arzobispos. Sección: Aníbal Muñoz Duque. Carpeta ACPO diocesana: 1959-1966. Caja 4.
43 Carta anónima de corresponsal radiofónico en Cachira al Periódico El Campesino. Cachira, Julio de 1964. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 144, Año 1964.
44 Carta anónima de campesino "radioescucha" al Reverendo Padre Juan José Mojica. Gramalote, julio 31 de 1956. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959
45 Carta de la campesina Luisa Mendoza en Gramalote Norte de Santander al Reverendo Padre Marco Tulio Velásquez. Gramalote, agosto 30 de 1959. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 1955-1959
46 Carta de respuesta del Padre Marco Tulio Velázquez a Luisa Mendoza en Gramalote. Sutatenza, 9 de septiembre de 1959. AS. Correspondencia usuarios y líderes de ACPO, zona 4. Vol. 142. Años 19551959
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