Editorial

Arely Medina. Islam-latino. Identidades étnico-religiosas. Un estudio de caso sobre los mexicanos musulmanes en Estados Unidos. Guadalajara: El Colegio de Jalisco/COLEF, 2019, 404 pp

Renée de la Torre
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social - Occidente, Mexico

Arely Medina. Islam-latino. Identidades étnico-religiosas. Un estudio de caso sobre los mexicanos musulmanes en Estados Unidos. Guadalajara: El Colegio de Jalisco/COLEF, 2019, 404 pp

Ciencias Sociales y Religión / Ciências Sociais e Religião, vol. 21, e019016, 2019

Universidade Estadual de Campinas

No puedo dejar de imaginar las reaccionar de extrañeza al leer el título de este libro. ¿Qué es eso del Islam Latino?¿Que el Islam no era columna religiosa del mundo árabe y lo Latino representaba la expansión mundial del catolicismo? Y al leer el subtítulo exclamarán: ¿De qué trata en realidad este libro? ¡No entiendo eso de mexicanos musulmanes en Estados Unidos!

El estudio de Arely Medina es sorprendente precisamente por estas mezclas duras de identidades que han sido descolocadas por procesos diaspóricos (flujos migratorios, redes sociales, medios masivos de comunicación, internacionalización religiosa) que desplazan territorialmente y culturalmente a individuos y a diferentes tradiciones religiosas que anteriormente permanecieron profundamente anclados en tradiciones, territorios y grupos étnicos o sociales (Argyriadis y De la Torre 2012). Estos desplazamientos generan a su vez nuevas necesidades de echar raíces en los nuevos lugares de residencia. En estos contextos multiculturales y de diversidad religiosa, las identidades tanto religiosas como etnonacionales experimentan novedosas hibridaciones que les impulsa a reformular e innovar maneras de adscribirse a grupos religiosos, étnicos y nacionales.

El libro de Islam-latino que hoy presenta la autora tiene el mérito de realizar una etnografía transnacional en Los Estados Unidos, que a su vez implicó una etnografía multisituada (entre Guadalajara, el ciberentorno islámico latino y Los Ángeles, California). La investigación de Arely recorre los flujos religiosos transnacionales y recorre el sentido opuesto al marcado por los colonialismos imperiales (De Guadalajara hacia Los Ángeles California) para dejar de hablar de globalización o de imperialismo cultural visón que contribuye a la óptica del colonialismo religioso como un proyecto expansivo que va de un centro de operación a la conquista de todo el mundo (visión que muchas personas comparten al pensar en el islam como sinónimo de terrorismo y de conquista musulmana). El realizar estudios de los flujos en sentido contrario, el de las periferias hacia los centros metropolitanos, se debe a que Medina toma el concepto y la perspectiva de la ruta de la 2 transnacionalización precisamente para reconocer desplazamientos policentrados que no se derivan de las estrategias imperialistas de las grandes instituciones religiosas (Csordas, 2009). Esta orientación metodológica permite desmantelar ideas conspirativas a la vez que atender a pequeñas redes islámicas, que tendrán que ser atendidas desde una mirada centrifuga que va desde las periferias hacia los centros metropolitanos.

Entre los aciertos, cabe destacar que la autora elige una identidad intersticial como es el Islam-latino que busca desplazarse de lo dominios de la diferencia mediante la cual son ordinariamente clasificados y que se convierte en un lugar desde donde sujetos que optan por elaborar sus propias estrategias de identidad. En el libro de Arely Median nada permanece como estático, originario, esencial o inicial. Todo se ve desde los pliegues de lo ambivalente y toda identidad se atiende en proceso de redefinición.

Además, Arely tomó una definición estratégica al definir sus sujetos de estudio. Los islámicos-Latina son mexicanos que buscan insertarse como ciudadanos en Estados Unidos y como islámicos fuera del mundo árabe. Es decir, reivindican que no son ni de aquí ni de allá. Aunque si recrean denominaciones hibridas es porque no se dejan denominar tan fácilmente, ni encajan en las categorías oficialistas o dominios de la diferencia (Segato, 2010). En cambio, exigen ser reconocidos en su ambigüedad, en sus formas no acabadas de encajar en tipologías preestablecidas, y negocian una ciudanía cultural que reconozca sus maneras ambivalentes de autodenfinirse y autoafirmarse en sus diferencias.

En términos teórico-metodológicos Arely decide atender la recomposición de identidades que se conforman de categorías nacionales, étnicas y religiosas y que no corresponden con modelos puros del ser, sino como decía el antropólogo hindú Homi Bahbah decide atender estrategias de identidad (contrario a las identidades acabadas) que se encuentran en el entre-medio. Esta estrategia metodológica Bahbah (2011, p. 18) la define así:

Es en la emergencia de los intersticios (el solapamiento y el desplazamiento de los dominios de la diferencia) donde se negocian las experiencias intersubjetivas y colectivas de nacionalidad, interés comunitario y valor cultural. ¿Cómo se forman sujetos “entre-medio, o en exceso de, la suma de las parte de la diferencia (habitualmente enumeradas como raza/clase/género, etc.)”

El libro de Arely nos muestra que los sujetos y las religiones, al traspasar fronteras nacionales, están desplazando (física y categorialmente) los dominios de la diferencia, pero también están rebasando las categorías identitarias: las formas de saberte y de ser reconocido por los otros.

Es así, que ni los mexicanos están solamente en México, ni Los Ángeles (California) puede ser concebido como territorio de los gringos, anglosajones o protestantes. Tampoco el Islam es única y esencialmente árabe, ni musulmana. Ni lo latino es hoy término que reconozca su origen mediterráneo vinculado a la hegemonía cristiana, sino que, en el nuevo contexto pluriétnico de Los Ángeles California es un término que se usa para denominar a un grupo étnico -que o indígena ni nativo-- bastante heterogéneo y desarticulado internamente. Y aunque los mexicanos son mayoritariamente católicos, e incluso están subiendo el porcentaje de los católicos en Estados Unidos, hay quienes en su contacto con un mundo pluriétnico (que no supera las segregaciones y conflictos internos) al conocer el Islam y la cultura asociada a esta tradición religiosa están redescubriendo que parte de su ADN lingüístico contiene una memoria ancestral negada que tuvo que ver con el mestizaje moro-cristiano que trajeron consigo los conquistadores españoles. Así lo testimonia uno de los informantes que entrevistó Arely:

Mi sobrina se puso a investigar sobre la familia, y la familia de nosotros viene del Sur de España, entonces del sur de España, llegaron por Marruecos, donde inicio el, por donde entraron los moros y todo eso. Entonces, bueno pues ya lo traemos y no nos hemos dado cuenta. Por eso yo he dicho que soy de toda la vida, pero no lo sabía, no tenía idea” (Medina, 2019: 320).

Para hacer esta investigación, Arely definió su tema y su comunidad (o sujeto de estudio). Tomó sus maletas y viajó física e intelectualmente a Los Ángeles a realizar un estudio de caso sobre una comunidad latina de creyentes del Islam llamada LALMA (La Asociación Latino Musulmana de América). Aquí también Arely se movió en sentido contrario descolocando la división política del trabajo académico según la cual América Latina es el lugar periférico a donde se dirigen los investigadores de los centros cosmopolitas universitarios para realizar trabajo de campo, y no al revés como está estipulado hacer. Con ello la autora también opta por mirar en sentido contrario, lo que le permite contradecir las historias oficiales del nacionalismo y debilitar posiciones y roles fijos que contribuyen a esencializar atributos culturales.

El capítulo 3 del libro está dedicado a reconocer las diferentes formas de integración religiosa que ofrece el islam en Estados Unidos, a partir de sus diferentes apropiaciones étnicas, raciales y sociales. La ciudad de Los Ángeles está conformada por una sociedad multicultural, multirracial y plurirreligiosa. Ahí las cosas, las personas y los bienes culturales se mueven constantemente de lugar. Los Ángeles es una ciudad que, aunque multicultural, tiene sectores que han sido reconquistados cultural y lingüísticamente por mexicanos. Pero cuando los mexicanos son migrantes, cambia no solo su estatus nacional a extranjeros, e incluso a indocumentados (cuando no tienen visa), pero además al cruzar la frontera que divide a México de los Estados Unidos los mexicanos se transforman en algo diferente a lo que eran en México: pasan de ser ciudadanos mestizos a ser un grupo étnico. Allá se adquiere una nueva identidad o carnet de reconocimiento según el cual se le reconoce como hispano (por su idioma) o Latino (por una extraña definición étnica). Esta nueva etiqueta de identidad no es homogénea ni constituye una nueva y tersa hermandad cultural. En los latinos caben tanto los italianos como mexicanos, aunque los italianos rechazan y estigmatizan a los hispanos. Por su parte los hispanos agrupan a gran parte de los migrantes provenientes de Latinoamérica (nombre que ganamos para que los franceses extendieran su colonialismo sobre los territorios de reino español después de que Napoleón derrocó España) tampoco es que siempre haya afinidades, por ejemplo, hay tensiones entre mexicanos y puertorriqueños. Más bien como señala Medina: “La coexistencia entre diferentes tipos ha tenido que luchar por una convivencia del respeto a la diferencia, debido a que ésta no ha sido pacífica”. Por un lado, tienen que implementar estrategias de integración o asimilación para convertirse en ciudadanos americanos, pero por otro lado tienen que defender su derecho a sus tradiciones, a su folklore, a su idioma.

Tampoco hay homogeneidad ni unidad entre los islámicos. Sumado a las diferentes ramas del Islam, los hay árabes, pero también asiáticos, y recientemente latinos, y frecuentemente la segregación social y racial se refleja al interior de las comunidades religiosas. La tensión anterior entre derecho a ser diferentes y a ser integrados se reproduce para los latinos que desean ser parte de la comunidad islámica. Como bien lo explica Juan Galván:

“No tenemos la misma oportunidad de estar en contacto con otros musulmanes porque ellos tienen diferentes costumbres a las nuestras. Ellos han crecido en otros lugares y en muchos aspectos no podemos ni debemos pensar como ellos. Me refiero a personas Árabes o Paquistaníes” (Galván 2014, citado en Medina 2019:141).

Imaginemos que más allá de las razones por las cuales algunas personas deciden profesar el Islam (el libro incluye una amplio capítulo sobre los procesos de conversión) un mexicano o mexicana quiere hacerse un creyente y formar parte de una comunidad espiritual. El primer límite para un mexicano que quiere ser y profesar el Islam es la barrera del idioma. El mexicano no sabe el idioma árabe, sabe español, por lo tanto se dificulta aprender a ser un miembro de una tradición religiosa que te es ajena, que se basa en la lectura y conocimiento del Corán, su libro sagrado, y sus rezos. Los mexicanos no hablan árabe, y algunos siquiera saben inglés. O son pochos. Por lo tanto, el islam latino ofrece traducción de sermones y clases en español. Así narra su experiencia una entrevistada cuando pudo acudir a una comunidad islámica latina:

Estaba muy contenta porque ‘Oh my God, aquí nomás y son latinos’, so, porque yo no me atrevía ir a una mezquita porque todos árabes, a lo mejor me saquen, porque uno no sabe ¿verdad? Y Marta me invitó y estaba contenta porque la mayoría era mexicanos y latinos ¿eda?, perfect! Y de una clase me fui a otra y otra (Medina 2019: p. 318)

El segundo límite se tiene que viajar a la Meca, pero para ello está el ciberislam (que desde 2016 cuenta con seis grupos de FB) que acorta distancias geográficas, que permite acceder a traducciones en español, saberse parte de una comunidad imaginaria (me encantó el desarrolló que realiza Medina de la Umma imaginada) y que incluso permite visitar mezquitas usando avatares. Convertirte a una religión de libro requiere de estudios especializados. Muchos de los cuales se ofrecen en las redes sociales. En México el Islam es muy minoritario y además no es muy accesible, ni visible. Por tanto, los recién conversos requerían acceder a material traducido en su lengua. El capítulo 4 del libro, muestra cómo el internet fue una herramienta muy útil para detectar donde estaban repartidos los musulmanes latinos. Tras describir los sitios, los grupos de Facebook, sus usos, interacciones y diagramar las redes Medina concluye:

El Islam latino en Internet ofrece propuestas del usos del ciberespacio islámico; puede ser: virtualizar la Umma, como el caso e LADO o PIEDAD; que la Umma virtual sea sólo la extensión de la practica colectiva y localizada del Islam; como sería el caso de aquellas OLM que tienen un punto de reunión; ser un medio propagandístico, o para la desregulación de la gestión del Islam en dos sentidos, uno desde las OLM que centralizan los bienes de salvación gestionados por ciertas organizaciones islámica no latinas, y otro desde la práctica individual de poder acceder y participar en una y otra organización islámica (Medina, 2019: p.128).

Por otra parte, Arely Medina nos permite descubrir que, a pesar de la barrera del idioma, los mexicanos encuentran también sorprendentes puentes culturales en elementos propios de la identidad mexicana, como pueden ser: el valor de la familia extendida, el respeto a los padres y abuelos, y el rescate de un pasado común -aunque ignorado y negado— que se define como Al Andaluz (árabe-andaluz que llegó a México con los conquistadores españoles) y que descubren en su propia lengua, en múltiples palabras que tienen su origen árabe y que articulan un hilo de memoria (concepto retomado de la socióloga Hervieu-Léger (2005) para explicar la autoadscripción a linajes creyentes imaginados). Parte de las estrategias de integración y de diferenciación de los latinos con respecto al Islam es distinguir la:

diferencia entre el ser un Musulmán y ser un Árabe, Indo/Pakistani, Malayo, Africano-Americano, etcétera, los primeros han desarrollado su propia manera de ser musulmanes, y hoy los Latinos están intentando también hacerlo, buscando convertirse en una nueva fe que los acoja, pero desconociendo estereotipos musulmanes (Medina, 2019: p. 363).

También luchan por mantener su diferencia manteniendo los elementos que los hacen sentir mexicanos (el español, sus tradiciones culinarias, los emblemas nacionales, lo cual se logra principalmente portando emblemas nacionales, como se ve en la foto de una joven que cubre su cabeza con un Hijab, en la mano porta la bandera nacional mexicana y en su espalda trae colgado un elegante sobrero de charro (Esta foto aparece en Medina, 2019: p. 147).

Y por último los hispano-islámicos activan una triple estrategia pues tienen que luchar contra los estigmas de una sociedad norteamericana para la cual su doble y nueva identidad es doblemente peligrosa, desafiante y tema por el cual desconfiar. Es una identidad doblemente estigmatizada en los Estados Unidos:

Las enseñanzas de LLM buscan vivir un islam fuer de prejuicios y abierto a la convivencia entre diferentes credos, etnias y tradiciones; se insiste también en la permanencia de la cultura o tradiciones propias de los latinos o de su origen nacional. La práctica del islam en LALMA no busca arabizar a sus adeptos, y con ello, cerrar la frontera de interacción con los no musulmanes (Medina, 2019: p. 255).

Obviamente simplifiqué esta historia, así como el contenido del libro. Traté de hacer un trailler para con ello invitar a leer este libro que atiende de forma compleja las recomposiciones étnicas, de ciudadanía cultural, de identidad religiosa de los islámicos Latinos en los Estados Unidos. Destaco que además de ofrecer un estudio que da cuenta del movimiento islámico en Estados Unidos, este libro marca pautas teórico-metodológicas para revertir rutas colonialistas y con ello desmantelar estigmas, estereotipos, etiquetas fijas que simplifican la manera de nombrar a los otros, y que constantemente entorpecen nuestras capacidades de comprensión del otro, y que como lo demuestra Arely Medina, el islam resulta no serle tan ajeno a los mexicanos.

Referencias

ARGYRIADIS, Kali y Renée de la TORRE (2012) “Introducción. Del objeto al método: los desafíos de la movilidad”, en Argyriadis et al. En sentido contrario. Transnacionlización de las religiones africanas y latinoamericanas. México: CIESAS, pp. 13-26.

BHABHA, Homi K. (2011) El Lugar de la Cultura, Buenos Aires, Mananttial.

CSORDAS, Thomas (ed.) (2009) Transnational trascendence: Essays on Religion and Globalization. Berkeley: University of California Press.

HERVIEU-LÉGER, Danièle (2005) La religión, hilo de memoria, Barcelona: Herder.

MEDINA, Arely (2014). Islam en Guadalajara. Identidad y relocalización. Guadalajara: El Colegio de Jalisco.

SEGATO, Laura Rita (2010) La nación y los otros, Buenos Aires: Prometeo.

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