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KATHLEEN SPROWS CUMMINGS. A SAINT OF OUR OWN: HOW THE QUEST FOR A HOLY HERO HELPED CATHOLICS BECOME AMERICAN. CHAPEL HILL: THE UNIVERSITY OF NORTH CAROLINA PRESS, 2019, 320 PP
Ciencias Sociales y Religión / Ciências Sociais e Religião, vol. 22, pp. 1-4, 2020
Universidade Estadual de Campinas

El libro presenta los resultados de un minucioso estudio sobre el intrincado proceso por el cual algunos católicos de Estados Unidos pasaron a ser “oficialmente” reconocidos como santos del país. Presenta los contextos históricos y socio-religiosos que acompañaron el complejo proceso de canonización de Elizabeth Seton, Frances Cabrini, Katharine Drexel y John Neumann; así como los de Kateri Tekakwitha, Rose Philippine Duchesne, Junípero Serra, entre otros. Las preguntas que guían el libro son: ¿Qué motivó a los católicos de Estados Unidos a buscar que el Vaticano reconociera como “santo” a algunos de sus fieles? ¿Qué alimentó la necesidad de tener esas figuras? ¿Cómo esa necesidad fue cambiando de sentido con el tiempo y por qué? ¿Cómo y por qué los atributos destacados en las figuras propuestas para el arduo proceso que implica buscar la canonización, interpelaban la cultura religiosa norteamericana? ¿Por qué algunas postulaciones prosperaron y otras no?

El libro está estructurado en seis capítulos que siguen la secuencia históricotemporal de las postulaciones. Analiza la búsqueda de santos desde 1880, cuando los católicos estadounidenses nominaron a sus primeros candidatos, hasta el 2015, año en que el Papa Francisco nombró al duodécimo santo estadounidense en la primera ceremonia de este tipo realizada en suelo local. La autora argumenta que inicialmente la búsqueda de un santo surgió del deseo de persuadir al Vaticano que en suelo norteamericano se vivía un catolicismo auténtico que Roma debía reconocer. Pero, y aquí está el argumento principal del libro, Roma no era la única audiencia de buscadores de santos de Estados Unidos. Para los fieles católicos del país, los santos debían construirse de manera tal que funcionaran como mediadores entre la fe que profesaban y la cultura estadounidense en la que vivían. Esta vista panorámica de la santidad, centrada en figuras en el nexo entre la santidad y la historia de los Estados Unidos, explora la comprensión de los católicos estadounidenses de sí mismos como miembros de la iglesia y como ciudadanos de la nación, y revela cómo esas identidades convergieron, divergieron y fueron cambiado con el tiempo. Al rastrear los principales cambios en la autoimagen de los católicos estadounidenses desde el siglo XIX hasta el presente, Cummings demuestra cómo el camino de cada santo hacia la canonización se vio afectado por los contextos políticos cambiantes, las luchas de poder en la jerarquía, y la conciencia emergente del feminismo y la justicia racial. Lo que hace que el libro de Cummings sea especialmente valioso es su atención a la influencia que tanto la piedad popular como las estructuras de poder han tenido en las historias de los posibles santos de Estados Unidos. La opinión pública está representada en el libro por citas bien elegidas por la autora de documentos y noticias públicas que capturaron o intentaron influir en el pensamiento católico a lo largo de los últimos dos siglos.

El arduo proceso de candidatear a un posible santo se articula con la compleja dinámica sociocultural de cada país, y desnuda como la estructura de la Iglesia fue concibiendo, controlando y excluyendo/incluyendo a los grupos sociales. En el caso norteamericano, por ejemplo, avanzado el siglo XX se promueve la causa de beatificacion de Katherine Drexel, religiosa que fundó una congregación para afroamericanas que hasta mediados del siglo XX tenían prohibido entrar a la vida religiosa; tampoco los varones negros podían ordenarse sacerdotes. Esta nominación trata de resarcir, como argumenta la autora del libro, una exclusión inaceptable, mostrando así una cara de la Iglesia acorde a los tiempos. Otra de las dinámicas que el proceso de canonización desnuda es la complicada relación entre género y poder en la Iglesia católica. Uno de los temas centrales en el libro es el papel de las mujeres como candidatas y postuladoras en la búsqueda de establecer santos, visibilizando así la trama del patriarcado y de la Iglesia católica que lo reproduce. Hasta 1983 la ley canónica estipulaba que las mujeres católicas no podían representarse a sí mismas en las causas de la canonización; podían solicitar causas solo a través de un poder masculino designado por la Santa Sede. Así los legados femeninos han sido controlados, cuestionados y procesados por clérigos, quienes además lograban moldear el “prototipo” de santidad femenina.

Las implicaciones de este control masculino Cummings las ilustra agudamente para todas las “postulantes” a santas norteamericanas. Se destaca al respecto el caso de Elizabeth Ann Seton, la esposa y madre protestante convertida al catolicismo y fundadora de las Hermanas Católicas de la Caridad y la primera estadounidense nativa en ser canonizada. La reputación de santidad de Seton era sólida, pero su causa tuvo muchos factores que la complicaron. Una de ellos fue la división que el arzobispo de Nueva York, John Hughes forzó en las Hermanas de la Caridad (para controlarlas mejor). Otra fue la intromisión y el mal manejo del clérigo de su causa logrando que ésta se detuviera durante más de veinte años y que casi se descarrilara por completo con el agravante de haber provocado una gran tensión entre las religiosas. Fue sólo después de su fallecimiento que pudo asegurarse la canonización de Seton. Cummings evidencia como esta culminación fue posible gracias al ingenio con que las religiosas enfrentaron el patriarcado, formaron sus propias alianzas y se abrieron camino en los márgenes de la Iglesia.

En el último capítulo Cummings argumenta que el post Concilio Vaticano II significó un cambio sistemático y decisivo en la búsqueda de santos de los Estados Unidos. Uno de estos cambios fue la aversión a la canonización formal entre las religiosas que reevaluaron sus ministerios y relaciones con la jerarquía y comenzaron a resistirse a someterse al control de la jerarquía masculina. Comenzaron a mostrarse reacias a dedicar tiempo, personal y dinero a la búsqueda de causas, creyendo que hacerlo no estaba en consonancia con su renovado compromiso de servir a los pobres. La Sociedad del Sagrado Corazón, por ejemplo, dejó de promover la causa de Filipina Duchesne, una hermana francesa que se había dedicado al trabajo misionero en América del Norte. Determinaron que aplicar sus recursos a las obras que Duchesne había comenzado en los Estados Unidos le haría más honor a su memoria que perseguir su canonización. Se trata de una actitud que, como insinúa Cummings, marca el cansancio de las congregaciones religiosas femeninas por amoldarse a los modelos de santidad femenina que el poder masculino sigue tratando de controlar.

Las crecientes “resistencias” de la vida religiosa femenina a la intromisión masculina en el proceso de canonización fue madurando durante un período coincidente en parte con el del largo el papado de Juan Pablo II, quien paradójicamente introdujo cambios en el proceso de canonización tendientes a agilizar el proceso, tales como requerir menos milagros para la beatificación y la canonización. En este período, siguiendo una deliberada estrategia papal, en todo el mundo la lista oficial de santos y beatos se expandió, volviéndose más global y diversa. Como todos los papas, Juan Pablo II, tenía sus propias preferencias, lo que impulsó a algunos candidatos y dejó a otros. En este período asimismo llegaron a su etapa final algunos procesos iniciados varias décadas atrás. Las narrativas que apoyaron la santificación también adquirieron nuevos significados. Tal el caso de Neumann, quien fuera obispo de Filadelfia entre 1852-1860. Uno de los milagros que habilitó su canonización -varias décadas posteriores a su muerte- refiere a la curación de una mujer embarazada gravemente enferma. Neumann fue reapropiado en este período tanto por Juan Pablo II como por algunas fracciones católicas de Estados Unidos, como el obispo defensor del niño por nacer. La resignificación de Neumann, como un obispo “pro-vida” poco tiene que ver con su prédica y accionar en vida, vinculadas a consolidar el catolicismo en Estados Unidos a través de los colegios parroquiales.

La historia de los procesos de canonización en cada país evidencia dinámicas sobre el catolicismo en cada territorio. Los católicos pertenecen a una iglesia que se mueve lentamente -particularmente cierto en los procesos de canonización, minuciosamente lentos y burocráticos-, pero viven en contextos socio-culturales que cambian rápidamente. Los cambiantes contextos políticos, sociales y económicos redundan en el tipo de santos que se promueven. En América latina, la reciente canonización de Oscar Romero, las beatificaciones de Enrique Angelelli y de sus compañeros “asesinados” durante la dictadura militar, llevan la marca de una renovada conciencia en sectores importantes del catolicismo latinoamericano, impensadas décadas atrás ( De Vedia 2019, entre otros). La pregunta por la posibilidad de iniciar el proceso de beatificación de Alice Domon, tal como Diana Viñones (2020) plantea, va en la misma línea. Expresan la necesidad/posibilidad de generar nuevos santos en un lenguaje que refleje los valores de las sociedades de los que emergen. La fe, sustentando compromisos sociopolíticos en aras de defender a los más pobres, aparece recientemente con fuerza como criterio de santidad en las sociedades latinoamericanas atravesadas por historias de dictaduras. Para que una causa triunfe en Roma, los católicos deben argumentar que los futuros santos han practicado las virtudes teologales y cardinales: fe, esperanza, caridad, prudencia, fortaleza, templanza y justicia. Para que una causa sea respaldada localmente, los católicos de cada país deben creer que los candidatos expresan virtudes y proyectos nacionales. Tarea no fácil; adentrarse en ese proceso marca las tensiones dentro del catolicismo de cada sociedad.

Referencias bibliográficas

DE VEDIA, Mariano. El mártir. Angelelli, el obispo silenciado por la dictadura. Buenos Aires: Sudamericana, 2019.

VIÑOLES, Diana. Espacio-tiempo en la existencia de Alice Domon. En SÚAREZ, Ana Lourdes; CARRANZA, Brenda; FACCIOLA, Mariana y FERNÁNDEZ FASTUCA, Lorena (Eds). Religiosas en América Latina: memorias y contextos. Buenos Aires: IICS, UCA, 2020.



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