RESEÑAS

![]() | Zapata Claudia. Crisis del multiculturalismo en América Latina. Conflictividad social y respuestas críticas desde el pensamiento político indígena. 2019. Bielefeld. CALAS. 128pp. |
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Recepción: 08 Junio 2023
Aprobación: 12 Junio 2023
La obra de Claudia Zapata que aquí se reseña forma parte de la colección CALAS; en particular se trata de un ensayo que analiza de manera crítica procesos de cambio social. De esta manera, el libro es producto del trabajo de investigación desarrollado por la investigadora chilena durante una estancia en la Universidad de Guadalajara, sede principal de CALAS en el continente latinoamericano. Así, desde la disciplina de la etnohistoria, la autora aborda la potencialidad del pensamiento político indígena, así como sus críticas a la perspectiva multicultural. El libro consta de tres capítulos, más una introducción y una serie de reflexiones finales.
En el apartado introductorio titulado “Primeras palabras” la autora señala que las últimas tres décadas han mostrado un avance en materia legislativa en pro del abordaje de la diversidad cultural en los distintos países de Latinoamérica, como también por parte de organismos internacionales; estos avances se explican en las movilizaciones populares que se han venido llevando a cabo. Los movimientos indígenas que irrumpieron en escena en los años 60 lograron visibilidad hacia la década del 90 en un proceso que ha tenido distintas etapas y cambios de rumbo. En relación a los pueblos indígenas, el siglo XIX fue de exterminio por parte de los Estados, gran parte del siglo XX puede entenderse como un periodo de asimilación, y las últimas décadas dan cuenta de un momento multicultural. Bajo este proceso, la autora asume de manera puntal las políticas de reconocimiento llevadas a cabo por los distintos Estados de Latinoamérica frente a lo cual se pregunta si las condiciones de vida de los pueblos indígenas realmente han sufrido un cambio relevante que implique una mejoría.
En torno a la cuestión indígena, la autora comprende una serie de problemáticas. Una de ellas tiene que ver con la desigualdad social estructural y la pobreza a la que se ven afectados estos pueblos. Otro problema se vincula con la escasa o nula respuesta por parte de los estados a las demandas de autonomía que presentan los sectores indígenas. Zapata señala que no existe un único modelo multicultural, así como tampoco los indígenas son un colectivo sin fisuras, aunque lo que comparten los distintos pueblos se relaciona con su historia de despojo y desposesión.
El capítulo 2 llamado “Dilemas del multiculturalismo en América Latina” se ocupa de realizar una reflexión crítica sobre la perspectiva multicultural, considerando la crisis de la misma y sus límites heurísticos para comprender el continente. Este capítulo plantea la importancia de pensar la especificidad histórica de América Latina en tanto que experiencia situada, así como también la reflexión acerca del concepto de cultura como uno estrecho, demasiado simplista para comprender esta realidad social, aunque operativo, ya que ha servido y continúa sirviendo como fuente de legitimación del control y la violencia hacia los pueblos indígenas.
En este marco, la autora refiere al proceso llamado consenso de commodities que no pone en duda el modelo extractivo. Si la década del 90 cristalizó este consenso en nuestro continente, la del 2000 mostró sus fisuras, marcado por fuertes conflictos sociales. Si este es el panorama general del continente, la autora se centra en el análisis de dos casos: el chileno y el boliviano, que aunque presentan una multiplicidad de diferencias, tienen la similitud de que ambos resolvieron la contradicción entre política de reconocimiento y modelo económico a favor de un sistema extractivo.
Un punto considerable es que Chile, representante de las políticas neoliberales en la región presente al menos a nivel legal la demanda por el reconocimiento de la diversidad cultural indígena. En este sentido, la autora señala las políticas de los diferentes gobiernos luego del retorno a la democracia y el postulado de que en Chile no hay indígenas sino solo chilenos, bajo una política asimilacionista. En este esquema, se han planteado distintos momentos forjándose tratados entre gobierno y pueblos indígenas, aunque los primeros en más de una ocasión incumplieron su trato. En este intento por complejizar la mirada, Zapata señala que el pueblo mapuche en su reivindicación territorial no es uno solo y ha tomado diferentes posturas en relación al gobierno. Este por su parte ha echado mano de la Ley Antiterrorista llevando a cabo políticas represivas.
Por otra parte, presenta un modelo a simple vista diferente. El de Bolivia señala el año 2003 como de quiebre del neoliberalismo, sobre todo forjado a través de la candidatura y luego subida al poder de Evo Morales y la sanción de la nueva constitución. La autora encuentra que años después, el modelo del MAS se ha vuelto autoritario y ha permitido la instalación de proyectos a gran escala, esto más allá de la denominación de Bolivia como Estado plurinacional. En el modelo extractivo que se siguió forjando toman relevancia los casos de la Guerra del Gas y del Agua.
El capítulo 3 llamado “La narrativa multicultural” analiza los cuestionamientos al multiculturalismo desde el pensamiento político indígena exponiendo el desarrollo que han realizado distintos intelectuales. Un punto importante refiere a que el indigenismo más que una categoría cultural es una categoría histórica y política relacionada con el proceso colonialista.
El capítulo 4 titulado “Respuestas críticas desde el pensamiento político indígena” presenta el cuestionamiento de las representaciones y definiciones acerca de lo indígena. El pensamiento político indígena reconoce otras problemáticas sociales. Aquí la perspectiva crítica de la diferencia cultural se aleja de la visión del indígena como un sujeto puro, auténtico tratándose más de un discurso intencionado sobre la tradición y lo ancestral que presenta cierta romantización del indígena como bueno, siempre y cuando no se inmiscuya en la jerarquía de poder. A su vez, el apartado titulado “La crítica interseccional al multiculturalismo” se ocupa del vínculo de lo indígena en relación a tres dimensiones estructurales: la raza, la clase y el género en la articulación de la crítica al racismo, el capitalismo y el patriarcado, respectivamente.
Las principales conclusiones a las que arriba luego de sus análisis indican que el multiculturalismo es un concepto polisémico pensado en tanto que modelo político que reconoce la diversidad cultural, sobre todo a partir de sus marcos legales. En el contexto latinoamericano los actores indígenas ocupan un lugar destacado por su participación activa. Según Zapata este modelo político multicultural se encuentra actualmente en crisis y presenta grandes limitaciones en términos de derechos a los pueblos indígenas, así como una actitud cómplice con el modelo extractivo y saquedador de los recursos naturales. Además, se vienen produciendo casos de violencia debido a la represión estatal, así como una violencia simbólica que estereotipa los movimientos bajo una forma de etnicidad que plantea que los pueblos indígenas son un todo homogéneo, sin fisuras, y que presenta rasgos puros; la etnicidad en este caso constituye una visión restringida, simplista y ahistórica.
La propia autora se posiciona como crítica de la perspectiva cultural que presenta falencias demasiado amplias, planteando la necesidad de instaurar un momento post-multicultural que trastoque la bases mismas del modelo económico capitalista de corte extractivista, que rebase la manera de considerar la cuestión identitario-cultural al hablar de los pueblos indígenas, que repiense a la otredad y vincule las demandas específicas de los pueblos indígenas con las de los sectores subalternos en general. En este sentido se posiciona denunciando el rasgo culturalista y racial del modelo, que en un futuro cercano es, además, poco sustentable.