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El día que Chile rompió con el pasado

O dia em que o Chile rompeu com o passado

The Day Chile Parts Ways with the Past

Javier Larraín
Escuela de Gestión Pública Plurinacional de Bolivia, Estado Plurinacional de Bolivia

El día que Chile rompió con el pasado

Revista Tramas y Redes, núm. 5, pp. 403-413, 2023

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

Recepción: 26 Octubre 2023

Aprobación: 30 Octubre 2023

Resumen: En el presente artículo abordamos el discurso de Salvador Allende del 11 de julio de 1971, con motivo de la nacionalización del cobre, en base a cuatro ejes: 1) Enunciación de la tesis histórica de una lucha popular prolongada, durante un siglo y medio, de las y los humildes de Chile; 2) Centralidad de la nacionalización del cobre en la propuesta allendista como elemento clave para la liberación nacional y el tránsito al socialismo: ¿una revolución ininterrumpida?; 3) La nacionalización va de la mano de una propuesta de participación real del proletariado en la toma de decisiones: carácter del Área de Propiedad Social (APS); y 4) Salvador Allende: presidente-pedagogo de las masas.

Palabras clave: Salvador Allende, nacionalización, socialismo.

Resumo: No presente artigo abordamos o discurso de Salvador Allende, de 11 de julho de 1971, em ocasião da nacionalização do cobre, com base em quatro eixos: 1) Enunciação da tese histórica de uma luta popular prolongada, durante um século e meio, do povo humilde do Chile; 2) Centralidade da nacionalização do cobre nas proposta allendista como elemento chave para a libertação nacional e a transição para o socialismo: Uma revolução interrupta?; 3) A nacionalização caminha de mãos dadas com uma proposta de participação real do proletariado na tomada de decisões: caráter da Área de Propriedade Social (APS); e 4) Salvador Allende: presidente pedagogo das massas.

Palavras-chave: Salvador Allende, nacionalização, socialismo.

Abstract: This article adresses Salvador Allende’s July 11th, 1971 speech, on the occasion of the copper nationalization, based on four axes: 1) The enunciation of the thesis of a prolonged and popular struggle of the humble people of Chile that lasted a century and a half; 2) The centrality of the nationalization of copper in the Allende proposal, as a key element for the national liberation and transition to socialism: a disrupted revolution?; 3) Nationalization goes hand in hand with a proposal of true participation in decision making of the proletariat: Social Property Area (SPA); 4) Salvador Allende: president-pedagogue of the masses.

Keywords: Salvador Allende, nationalization, socialism.

Una introducción necesaria

El jueves 22 de enero de 1970 los partidos políticos integrantes de la recién creada Unidad Popular (UP), tras prolongadas discusiones, proclamaron a Salvador Allende como su candidato único de cara a las elecciones presidenciales del viernes 4 de septiembre de 1970.1

Un mes antes habían consensuado y aprobado el Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular,2 en cuyo texto destaca un introductorio “diagnóstico de la realidad chilena”, para, seguidamente, pasar a detallar sus propuestas en materia política, económica, social, cultural, entre otras.

En su “discurso de la victoria”, la noche del viernes 4 de septiembre, desde el local de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) Allende señaló:

Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio exterior e importación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo. […] Yo tengo plena fe en que seremos lo suficientemente fuertes, lo suficientemente serenos y fuertes, para abrir el camino venturoso hacia una vida distinta y mejor; para empezar a caminar por las esperanzada

En efecto, el martes 3 de noviembre el Congreso proclamó a Allende como presidente de la república para el período 1970-1976. Inmediatamente, el gobierno popular se volcó a la labor de realizar algunos asuntos en política exterior, economía y cultura, en un vertiginoso proceso cuyo corolario fue la aprobación en el Legislativo de la Ley N° 17.450, que accedía a la nacionalización de la gran minería del cobre –mayormente en manos de transnacionales estadounidenses–, el domingo 11 de julio de 1971, jornada que pasaría a ser conocida popularmente como el “Día de la Dignidad Nacional”.

A continuación, visitaremos y comentaremos, en base a cuatro ejes, el discurso/documento histórico del presidente Allende con motivo de la nacionalización del cobre.

Rumbo a la segunda independencia

En principio, cabe subrayar que dicho discurso fue pronunciado en la Plaza de Los Héroes de Rancagua, ciertamente que por la importancia de esa ciudad para la minería del cobre, debido al yacimiento de El Teniente, pero también por su alto significado en las luchas sociales por la primera independencia,3 alcanzada con plenitud en 1818. Esta fue la razón por la que emanan insistentemente allí, de la boca de Allende, palabras como “historia”, “histórico”, “ayer” y “pasado”. De hecho, el primer mandatario abrió la cita con un emotivo: “Aquí está presente la imagen de O’Higgins y aquí podemos decirle al padre de la patria que somos sus legítimos herederos, y que fue el pueblo el que ganó esta batalla de la independencia y la dignidad nacional” (Allende, 11 de julio de 1971).

En este punto es preciso explicar que, tanto para Allende como para otros dirigentes de las izquierdas, el gobierno popular solo se podía entender a partir del acumulado de luchas sociales y políticas de las y los humildes, en un proceso ininterrumpido de ciento cincuenta años, partiendo con los próceres independentistas como el propio O’Higgins,4 Manuel Rodríguez y los hermanos Carrera, pasando por la Sociedad de la Igualdad con Arcos y Bilbao, el gobierno de Balmaceda, las organizaciones obreras lideradas por Luis Emilio Recabarren, el Frente Popular, por mencionar unos pocos hitos.

A la vez, la UP se vería a sí misma como un “parteaguas” de la Historia, punto de llegada de lo pasado y punto de partida de la sociedad socialista venidera. De allí que, ante los mineros y en el Día de la Dignidad Nacional, Allende refrendara su compromiso con las luchadoras y los luchadores que le precedieron, esgrimiendo coherentemente la tesis de una gran batalla prolongada en el tiempo capaz de dar pasos agigantados en favor de las oprimidas y los oprimidos al abrazar la “segunda independencia” –referida en el citado “discurso de la victoria”–, la que, por su cualidad, coloca la nacionalización de la gran minería del cobre como uno de sus pilares: “En nuestro discurso lo dijimos: somos los herederos legítimos de los padres de la patria, y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile” (Allende, 1970).

La “nacionalización”: en el centro del debate de las izquierdas

En el ya clásico trabajo El marxismo en América Latina, Michael Löwy expone y problematiza las izquierdas (así, en plural) de esta parte del mundo: sus horizontes, sus estrategias y tácticas, todo a partir de la concepción de la naturaleza de revolución que hayan desarrollado, muy influenciadas el pasado siglo por los congresos de la Internacional Comunista fundada por Lenin y luego por el influjo del estalinismo y el comunismo soviético.

La evolución de las ideas y organizaciones socialistas en Chile no fueron ajenas a ello, a tal punto que Salvador Allende se halla entre los fundadores del Partido Socialista (PS) en 1933, que a partir de una vocación más latinoamericanista, pluralista, republicana y democrática se deslindó del marxismo-leninismo procedente de Moscú.

Con todo, más allá de su potencia autónoma y genuinamente libertaria, el PS prácticamente desde su nacimiento estableció sólidas alianzas con el comunismo criollo, mismas que le llevó a crear el Frente Popular (FP), el Frente Nacional del Pueblo (Frenap), el Frente de Acción Popular (FRAP) y, finalmente, la UP.

Al interiorizarnos en ese contexto histórico y aprehender sus debates, consentimos en el real significado de la concepción de “tránsito al socialismo” –y no “transito socialista”–5 de Allende; supuesta etapa previa a la construcción del socialismo dirigida a sentar sus bases, donde la política económica antimonopólica, agrarista y de estatizaciones resultaban imprescindibles, y, por supuesto, en el caso chileno, la nacionalización de la gran minería del cobre. En otras palabras, el acto del 11 de julio no responde a una política pública antojadiza, sino al primer paso en dirección al desmantelamiento del sistema capitalista y el tránsito al sistema socialista.

En términos teóricos, en el conocido Mensaje a la Nación del viernes 21 de mayo de 1971, Allende plantea las tesis centrales de la “vía chilena al socialismo”:

Vamos al socialismo por el rechazo voluntario, a través del voto popular, del sistema capitalista y dependiente cuyo saldo es una sociedad crudamente desigualitaria, estratificada en clases antagónicas, deformada por la injusticia social y degradada por el deterioro de las bases mismas de la solidaridad humana. […] Las dificultades que enfrentamos no se sitúan en ese campo. Residen realmente en la extraordinaria complejidad de las tareas que nos esperan: institucionalizar la vía política hacia el socialismo, y lograrlo a partir de nuestra realidad presente, de sociedad agobiada por el atraso y la pobreza propios de la dependencia y del subdesarrollo; romper con los factores causantes del retardo y al mismo tiempo edificar una nueva estructura socioeconómica capaz de proveer a la prosperidad colectiva (Allende, 21 de mayo de 1971).

En sintonía con lo expuesto, en el documento que atendemos identificamos el hilo conductor argumentativo allendista en cuanto a la nacionalización del cobre: nacionalización-independencia económica-independencia política-soberanía-tránsito al socialismo. En sus palabras:

El Gobierno Popular estableció tres medidas esenciales: nacionalizar las minas, determinar en qué estado están y aumentar racionalmente la producción. […] Hoy culmina larga lucha de las fuerzas populares, para recuperar para Chile el cobre como su riqueza esencial. […] Empieza el camino definitivo de su independencia económica. […] Todos tendrán que confluir hacia una política nacional, hacia un plan que permita aprovechar al máximo estas riquezas con un profundo sentido chileno, nacional y patriótico, hasta crear el gran complejo minero industrial del cobre. […] Al sudar trabajando el fondo de la mina están haciéndolo por un Chile distinto, por una sociedad nueva, por el camino que abrimos hacia el socialismo (Allende, 11 de julio de 1971).

La APS: estatización con participación

Sin lugar a dudas una de las propuestas más audaces registradas en el Programa Básico de Gobierno de la Unidad Popular es el reordenamiento económico a partir de tres esferas: el Área de Propiedad Social (APS), el Área de Propiedad Privada y el Área Mixta.

La primera estuvo dirigida a la nacionalización –vía negociación con los dueños o requisición– de los grandes monopolios, es decir, a la apropiación por parte del Estado de las empresas consideradas estratégicas. Entre ellas la gran minería del cobre.

Como cita el historiador Mario Garcés, ya a finales del año 1971 Allende confirmaba públicamente la expropiación de más de 70 empresas, en lo que se iría transformando en uno de los nudos de la disputa ascendente entre la oposición y el oficialismo.

Pero, más allá del listado de empresas que pasaron a formar parte de la APS, muy por encima del proyecto original a causa de la movilización y petitorios del proletariado, es justo recaer rápidamente en el plan allendista de “propiedad social” y no “propiedad estatal”.

El nombre del novísimo espacio no es menor, pues buscaba manifiestamente socializar los medios de producción, devolverlos a los productores directos en beneficio del conjunto de la sociedad. Propuesta radical que ansía impedir que una burocracia controle y dirija a discreción lo colectivo.

La APS vislumbraba, así, la multiplicación de espacios de poder del proletariado, su sindicalización activa, la participación de las trabajadoras y los trabajadores en todas las instancias productivas –administración, control de la producción, distribución, comercialización–.

En ese sentido, el de la relación estrecha entre Gobierno y trabajadoras y trabajadores que proyectan deliberadamente la subversión de las relaciones sociales de producción capitalista, es que Allende emplaza el 11 de julio:

Deben resolverse con cambios revolucionarios las relaciones de trabajo en los propios centros de trabajo que solo un Gobierno de trabajadores puede poner en marcha. Hay que romper la división entre la dirección de las empresas y los trabajadores. La presencia de los trabajadores en la dirección de ellas estará demostrando cómo confiamos en su capacidad y cómo les entregamos esta responsabilidad (Allende, 11 de julio de 1971).

“Compañero presidente”, pedagogo de las masas

El documento que analizamos, si bien no es el más emblemático que se reconozca de Salvador Allende junto con su valor histórico en sí –por el contexto en que fue pronunciado– es un claro ejemplo de la disposición pedagógica del dirigente chileno. Muestra como pocos discursos la praxis dialógica entre Allende y el proletariado; el afán de aquel de desnudar los conflictos, sus causas, sus efectos, con el fin de estimular saltos cualitativos en la formación política e ideológica de las y los humildes. No esconde nada, opta por decirlo todo.

Desde esa perspectiva, Allende principia por definir –para el aquí y ahora, y quizás sin proponérselo para la posteridad– el motivo de la cita: “Hoy es el día de la dignidad nacional”. Seguidamente ofrece a las y los asistentes información pormenorizada de un inusual pero poderoso sistema frontal que afectó a algunas localidades del Norte Chico y parte de la Zona Central del país, dejando un saldo de “82 muertos, 182 lesionados graves” y un panorama desolador en cuanto a destrucción de viviendas, afectaciones a la producción agrícola, entre otras.

Luego de ese tenebroso cuadro, pasa inmediatamente a concentrarse en la celebración de una jornada histórica y explicar sus raíces, así como su alcance para el gobierno de la UP y el campo popular.

De ese modo, comparte su análisis de la configuración de clases de la sociedad chilena y el papel de quienes se oponen a la nacionalización y por qué:

Las viejas y rancias oligarquías siempre estuvieron comprometidas con el capital foráneo y muchos de sus miembros defendieron los intereses extranjeros, postergando los sagrados intereses nacionales. Queremos que se entienda, entonces, que ha habido en los últimos decenios dos concepciones distintas. La primera, típicamente capitalista, para entregar el manejo del cobre, libremente, a las empresas, en el juego de la industria privada… (Allende, 11 de julio de 1971).

A partir de allí explica a las trabajadoras y los trabajadores de El Teniente, congregados en el centro de Rancagua, el desacuerdo sustancial entre la “chilenización” –acción populista diseñada y aplicada por el gobierno domocristiano precedente, en favor del capital transnacional– y la “nacionalización” –medida efectivamente soberana–. Comparte las cifras de inversión del Estado en el sector y las abultadas y obscenas utilidades de las transnacionales del cobre; además del desmantelamiento de la industria por ausencia de inversión de capital constante o irracionalidad en el empleo del mismo.

La misión de Chile la delimita sin ambages: “No queremos ser un país en vías de desarrollo que exporte capitales; no queremos seguir vendiendo barato y comprando caro” (Allende, 11 de julio de 1971). Asimismo, acusa la dependencia tecnológica y de conocimiento que padecen; relación calculada e intencionada emanada desde las metrópolis como columna vertebral de la dominación de países como Chile.

Merece especial atención uno de los temas más complejos en pasos como este: ¿nacionalización vía expropiación o indemnizaciones? Vuelve a entrar de lleno en la raíz de un problema eminentemente político, pero repleto de emociones y valores. Allende, afecto a la institucionalidad que ha juramentado respetar, resuelve de cara a la clase obrera:

Será el Controlador General de la República el que fije el monto de las indemnizaciones, cuando se entrega al Jefe del Estado la apreciación de lo que debe descontarse por las sobreutilidades obtenidas sobre el promedio internacional, y cuando este mismo Presidente de la República pueda fijar el plazo en que deben pagarse estas indemnizaciones. […] Y pagaremos indemnizaciones si es justo, y no pagaremos indemnización si es injusto (Allende, 11 de julio de 1971).

El “compañero presidente” explica los fenómenos, aborda sus pesos, comparte el arsenal de conocimientos y argumentos con las y los humildes, no se limita a “informar”. Socializa que “tenemos las más grandes reservas del mundo. Un poco más de la cuarta parte de las reservas del orbe” (Allende, 11 de julio de 1971), y actualiza el estado de los reportes elaborados por la Sociedad Francesa de Minas y una delegación de técnicos soviéticos, instancias contratadas por el Gobierno para saber a ciencia cierta el real estado de la industria cuprífera nacional.

En fin, Allende enseña y seduce a las masas, no las invade con arengas insustanciales ni panfletos. Convida a la clase trabajadora a liberarse a sí misma y les invita a sumir su protagonismo insustituible en ese proceso: “Compañeros mineros, trabajadores duros del rojo metal: una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan” (Allende, 11 de julio de 1971).

Apreciaciones finales. Allende para el siglo XXI

A 50 años del golpe de Estado en Chile y la frustración de la “vía chilena al socialismo”, además de la muerte en combate de Salvador Allende, decenas de actos conmemorativos a lo largo y ancho de nuestra América y el Tercer Mundo nos convidaron a sumergirnos en la revisión histórica y el análisis fecundo del gobierno de la UP.

Una vez más, como es habitual en el campo de las izquierdas, poblaba el diálogo la sempiterna e insulsa cuestión de si Allende fue un “reformista” o un “revolucionario”. Consecuentemente, al pasar revista a los mil días de gestión nos topábamos con la nacionalización del cobre y la totalidad de los monopolios de capitales transnacionales y nacionales; nacionalización de la banca y el capital financiero; control del comercio exterior; creación e impulso de la APS; surgimiento de los Consejos Comunales, Cordones Industriales, las Juntas de Abastecimiento y Control de Precio (JAP) y otras formas de poder popular; profundización de la Reforma Agraria en base a las 80HRB; diplomacia soberana y solidaria con los pueblos en lucha y gestos internacionalistas francos; creación de casas de la cultura, sellos discográficos, editoriales del Estado y un amplísimo movimiento cultural; proyecto de Asamblea Constituyente; la Escuela Nacional Unificada (ENU); y un largo etcétera.

En nuestra América los gobiernos izquierdistas, progresistas y nacional populares, que han aperturado desde hace dos décadas un ciclo político que cuestiona y enfrenta al orden neoliberal y a los Estados Unidos, tienen en la trayectoria de vida y pensamiento de Salvador Allende y en el recorrido de la UP –con sus aciertos y desaciertos, con sus contradicciones, anhelos y frustraciones– el espejo donde mirarse a sí mismos. No basta con panegíricos al “compañero Presidente” ni el tan rumiado “admirable, un hombre de otra época”. El siglo XXI nos exige correr los límites epocales, cimentar nuestros sueños libertarios; en esa ruta Allende ofrece una guía sin par.

Referencias

Acanda, Jorge Luis (s.f.). “Transición”, archivo personal.

Allende, Salvador (2012). Salvador Allende presente. Buenos Aires: Editorial Sol 90.

Allende, Salvador (5 de septiembre de 1970). “Discurso de victoria electoral”, 4 de septiembre. Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/allende/1970/05-09-70.htm

Allende, Salvador (21 de mayo de 1971). “Discurso ante el Congreso de la República. La ‘vía chilena al socialismo’”, 21 de mayo. Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/allende/1971/21-5-71.htm

Allende, Salvador (11 de julio de 1971). “Discurso con motivo de la nacionalización del cobre”, 11 de julio. Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/allende/1971/julio11.htm

Allende, Salvador (20 de agosto de 1973). “Palabras pronunciadas en la conmemoración del 195° Aniversario del nacimiento del General Bernardo O’Higgins R.”, 20 de agosto. Marxists Internet Archive. https://www.marxists.org/espanol/allende/1973/agosto20bis.htm

Amorós, Mario (2013). Allende. La biografía. Madrid: Ediciones B.

Arrate, Jorge y Eduardo Rojas (2003). Memoria de la izquierda chilena vol. 2. Santiago: Javier Vergara Editor.

Cabaluz, Fabián; Rosas, Pedro y Cristián Olivares (2023). Salvador Allende. El revolucionario. Santiago: Pehuén.

Garcés, Mario (2022). La Unidad Popular y la revolución en Chile. Santiago: LOM.

Jobet, Julio César (1971). El Partido Socialista de Chile tomo 1. Santiago: Ediciones Prensa Latinoamericana S.A.

Larraín, Javier (2023). La izquierda chilena en tiempos de Allende y la Unidad Popular. La Paz: Intiedit.

Larraín, Javier (2023). Allende internacionalista: tres instantes de vida. Actuel Marx Intervenciones, 32.

Löwy, Michael (2015). El marxismo en América Latina. Antología desde 1909 hasta nuestros días. La Paz: Grupo de Estudio Memoria Popular.

Olivares, Augusto (1973). Fidel Castro y Salvador Allende. El diálogo de América. Cuadernos del Centro de Artes y Ciencias, 2.

Prieto Rozos, Alberto (2007). Las guerrillas contemporáneas en América Latina, Ocean Sur, Australia.

Prieto Rozos, Alberto (2020). Las luchas por el socialismo en América Latina. Sidney: Ocean Sur.

Notas

1 La reunión fundacional de la alianza se llevó a cabo en Santiago de Chile el día jueves 9 de octubre de 1969, a la cual asistieron delegados –previa invitación cursada por el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC)– del Partido Radical (PR), el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), la Acción Popular Independiente (API) y el Partido So-cial Demócrata (PSD).
2 El facsímil se puede ver en la web de la Biblioteca Nacional de Chile: http://www.memo-riachilena.gob.cl/602/w3-article-7738.html
3 En esa localidad se libró, en octubre de 1814, la importante Batalla de Rancagua –nom-brada en parte de la historiografía chilena como el “Desastre de Rancagua” –, en la cual las fuerzas patriotas no lograron contener una contraofensiva realista que reconquistó así el territorio antes perdido y postergó por unos años la independencia nacional.
4 En ocasión del 195 aniversario del natalicio de Bernardo O’Higgins, el 20 de agosto de 1973, Allende lo definió como “el mejor de los chilenos”, “el pueblo hecho patria y el pueblo hecho historia” (Allende, 20 de agosto de 1973).
5 Para una mirada rápida acerca de los debates de la transición socialista recomendamos el artículo de Jorge Luis Acanda: “Transición” (s./f.).
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