Fotografía etnográfica
La feria de semillas regresa, Chacsinkín 2002-2022
The seed fair returns, Chacsinkin, 2002-2022
La feria de semillas regresa, Chacsinkín 2002-2022
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 9, núm. 18, pp. 139-152, 2023
Universidad Autónoma de Yucatán
Recepción: 18 Noviembre 2022
Aprobación: 11 Abril 2023
Resumen: Se expone con fotografías y un texto breve la feria de semillas realizada este año en Chacsinkín, Yucatán, comunidad donde hace 20 años inició este proceso de intercambio y festejo de las semillas de la milpa. Refiere los antecedentes y organización de la feria, los actores involucrados, la ceremonia de agradecimiento y la secuencia del evento. El material proviene de la observación participante de los autores en dicha feria.
Palabras clave: feria de semillas, milpa, conservación biodiversidad.
Abstract: The seed fair held this year at Chacsinkín, Yucatán, a community where this process of exchange and celebration of milpa seeds began 20 years ago, is exposed with photogra- phs and a brief text. It refers to the background and organization of the fair, the actors involved, the ceremonies and the sequence of the event. The material comes from parti- cipatory observation of the authors at the seed fair.
Keywords: seed fair, milpa, biodiversity conservation.
La feria de semillas regresa, Chacsinkín 2002-2022
Todo empezó el 25 de septiembre del 2002, con la inundación de las milpas oca- sionada por el huracán Isidoro, cuando las cañas se habían empezado a doblar o se quebraron, quedando las mazorcas bajo el agua y en riesgo la semilla que se sembraría el siguiente año. Fue cuando se despertó el interés por rescatar, con- servar, valorar, celebrar y defender las semillas nativas. Interés que creció año con año y llevó a la formación del colectivo “Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán” Kanan iinajo’ob. Un colectivo de aproximadamente 50 campesinos milperos y sus familias de 10 comunidades: Sabacché, Sisbik, Kimbilá, Dzutoh, en Tixmehúac; Xbox y Chacsinkín en ese municipio, Xoy y Kambul en Peto y Timul y Tahdziú.
Han sido ya veinte años, la vuelta de un Katun maya, un caminar año con año por las comunidades de la región, intercambiando semillas, saberes y estrate- gias; tejiendo alianzas, con encuentros y algunos desencuentros, talleres, viajes, gestiones, sembrando cada año, repitiendo el ciclo anual, al que se incorporó la canasta de semillas para entregar a quienes recibirían la fiesta o feria de intercam- bio de semillas el siguiente año y no detener la rueda.
Dos años se suspendieron las ferias de semillas, la pandemia no permi- tió estos eventos; pero la siembra, las prácticas agroecológicas iniciadas en las milpas hace cinco años y la selección participativa de semillas, no se detuvieron. Tampoco el acopio se detuvo: en las comunidades de los Guardianes se recolec- taron maíces para entregar semillas a comunidades u organizaciones hermanas que requerían de la simiente que año con año buscan en las ferias para subsanar alguna contingencia ambiental o social. Fueron 8 toneladas y media de maíz las que se compraron con fondos de organizaciones nacionales e internacionales que aportaron recursos para reactivar la economía de las comunidades, tras la pandemia de Covid 19 y la tormenta tropical Cristóbal en 2020, siempre bajo la petición de las mismas comunidades, acorde con lo que necesitaban. Semillas que se entregaron en Yucatán, en los Chenes, en Calakmul, en Quintana Roo…
En el 2022, la organización de la feria inició desde los primeros meses del año, cuando se estuvo seguro que era posible realizarla. En el 2020 la feria iba a regresar a Chacsinkín, la comunidad del sur de Yucatán donde iniciaron las ferias en el 2003 y donde se celebraron las cuatro primeras. El equipo de la organización civil Misioneros A.C. (MAC) que las acompaña e impulsa desde el inicio, labora en esta comunidad y tres de los primeros promotores, y también Guardianes, son de aquí.
Lo primero era reactivar el comité de feria de semillas que desde el 2019 se integró con autoridades locales y familias interesadas en participar, quienes re- cibieron la canasta de semillas en Tixméhuac, 2019, para continuar con la feria el año siguiente. Desde el mes de marzo hubo reuniones para definir el lugar, las gestiones necesarias con la autoridad municipal, los costos que habría que cubrir, principalmente la preparación de la comida que se ofrece a los Guardianes y sus familias que acuden con sus semillas a la feria, y algunos invitados más. El Con- sejo de Guardianes, el grupo de los más antiguos y líderes en sus comunidades y la asamblea de todos ellos que siembran y participan en las diferentes ferias, de- finió tareas y comisiones. En estas reuniones se puntualiza que no toda la semilla se ha de vender, como decía el ya fallecido y muy querido Guardían Don Dino Canul Xix, “una parte guardar por si no se logra la cosecha”. Él recomendaba dividir en tres la semilla seleccionada1: una parte para la siembra, otra para venta o intercambio y otra a ser guardada para contingencia.
1 Los Guardianes seleccionan semilla de dos formas: a) de la forma tradicional: seleccionando las mejores mazorcas de la troje a las que se quitan las puntas para desgranar; y b) con la Selec- ción Masal, Visual y Estratificada (MVE): método de fitomejoramiento en el que se delimitan parcelas de 100 plantas, se seleccionan las diez mejores plantas en cada parcela, luego se selec- cionan las diez mejores mazorcas de esas plantas y se escogen cinco mazorcas de cada lote, según las características a destacar, de igual forma se quitan las puntas para obtener la semilla.
La venta en las ferias de semillas es un aliciente de los Guardianes a la par que su interés en sembrar y conservar muchas variedades, cada vez más, y por ello esta organización previa desde la cosecha de las mazorcas, la selección y el desgrane, hasta el empacado para garantizar la calidad, con las etiquetas que especifican qué tipo de semilla es, su ciclo y procedencia, datos imprescindibles para el productor. También se acuerda el precio de venta, la cantidad que se apor- tará, las fechas para realizar las diferentes ferias, quienes de cada comunidad acu- dirán a cada una. Todas son decisiones primordiales que se toman en conjunto.
La feria no es solo el intercambio y compraventa de semillas, hay que fes- tejar al maíz, honrarlo, agradecer el tener el alimento y la semilla para continuar sembrando, reconocer el esfuerzo de muchos en el camino, proclamar su defensa y las amenazas a las semillas nativas. La feria, en un pequeño espacio, es muestra de las diferentes facetas de este movimiento llamado feria de semillas nativas, como un caleidoscopio de colores donde cada movimiento de luces muestra la vida de las semillas y de quienes las siembran y tiene innumerables cristales que se acomodan de múltiples formas.
Ese domingo, 24 de julio, los preparativos en la plaza del pueblo, bajo los grandes laureles y frente al ayuntamiento, iniciaron desde temprano, con la llegada de los organizadores locales y los Guardianes del Sur de Yucatán, des- de sus comunidades. También asistieron con sus semillas productores de otras comunidades como los de Chapab, los de Tiholop y de los Chenes, Campeche. Llegaron con sus semillas y algunos otros productos a ofrecer como artesanías de bejuco, plantas, comida. Todos ellos se instalaron en más de 20 mesas, habiendo una asistencia de más de 400 personas. En el kiosko se colocó la exposición fo- tográfica que destaca la agrodiversidad de las milpas de los Guardianes, así como fotografías de sus prácticas agroecológicas y otros eventos. Destacaban los carte- les de bienvenida y, colgados de los árboles, los que proclamaban los principios que defienden, como el siguiente:
LAS SEMILLAS DE LA MILPA QUE CUIDAMOS Y CONSERVAMOS SON PATRI- MONIO DE LAS COMUNIDADES MAYAS DESDE HACE MÁS DE 3000 AÑOS.
LAS HEREDAMOS DE NUESTROS ABUELOS Y ABUELAS Y LAS HEMOS SEM- BRADO DE GENERACION EN GENERACION.
Destacaba también, la preparación minuciosa del altar con flores de los cuatro colores asociados a los puntos cardinales: blanco el norte, amarillo el sur, rojo el oriente, el lugar por donde llegan los señores del monte y de la lluvia, y morado, representando al negro, el poniente. Al igual que la colocación de 13 jícaras acos- tumbradas en estos altares, listas para verter el saká, bebida sagrada de maíz que se ofrece en agradecimiento por la cosecha2.
2 El trece en la cosmovisión maya se asocia a los 13 niveles del cielo y sus dioses, al movimien-
También se preparó la mesa del presídium, colocado por primera vez en estas ferias, donde se exhibieron en 32 frascos muestra del banco de semillas que conservan los guardianes con sus respectivas etiquetas sobre su ciclo, nombre y color.
La feria aun no empezaba, poco después de las nueve de la mañana, a la en- trada del pueblo, ya estaba lista la procesión con los estandartes3 que llevaban integrantes del comité local de organización, al igual que la canasta de semillas para entregar a quienes la organizarán el próximo año. Destacaba el colorido de los hipiles bordados y la presencia de los niños mejen kaambalo’ob, pequeños aprendices con sus carteles elaborados para esta feria y proclamando también que cuidar las semillas es cuidar la vida.
to del universo y el cosmos, al todo.
3 Los estandartes son elementos destacados para celebrar a los santos en las fiestas tradicionales, que son llevados a la iglesia por los encargados en turno y son entregados a la salida a quienes los reciben en su casa para realizar la celebración el siguiente año.
La procesión inició con la música de la charanga acompañando su camino hasta el centro del pueblo, entraron en medio de las mesas con semillas hasta el altar donde se cubrieron de incienso las canastas y sus portadores. A continuación, se colocaron en el altar y se procedió a verter saká en las jícaras para que pudiera ser ofrendado a Dios Nuestro Señor y a la Virgen María y a todos los seres sagrados dueños del monte, en agradecimiento por la Santa Gracia, como se nombra al maíz, por la cosecha y por la vida. La oración la dijo en maya uno de los Guar- dianes acompañado por el Guardían de mayor edad, oriundo de Xoy. Cuando se retiró el saká del altar, se repartió entre los asistentes y se entregaron las canastas con semillas a quienes se encargarán de organizar la siguiente feria: la comuni- dad de Sabaché, Tixmehúac.
Fue entonces cuando dio inicio el intercambio de semillas o la compraventa entre aquellos que acudieron a comprar semillas. Resaltaban las de Xoy, comisaría de Peto, por la presencia del Guardían de mayor edad y las artesanías que exponían: canastas y lámparas de bejuco, chujs o calabazos y leks, productos estos de la milpa decorados y esgrafiados. No faltaban las Guardianes de Dzutoh, y Saba- ché, las mesas de Xbox con su rico colorido de semillas. Los concentrados de medicina herbolaria, la miel de melipona, las plantas, los jugos y frutas frescas tampoco faltaban.
En esta feria observamos que la concurrencia de compradores y visitantes incluía productores de comunidades cercanas y lejanas. Algunos habían llegado por sus propios medios de comisarías de Peto, como los de San Francisco, o los de San Mateo que habían perdido su semilla y compraron Xnuknal amarillo y blanco y también Ts’iit bakal, todos ellos de ciclo largo, pero también el Nal xoy amarillo de ciclo mediano para sus planadas. Otros buscaban los maíces rojos y morados como el de una ranchería de Tahdziú que adquirió 7 kg de E’eju’, maíz morado cada vez más apreciado.
Otro grupo más numeroso eran los productores que participan en proyectos de otras instituciones, gubernamentales y civiles, que promueven la siembra agro- ecológica. Llegaron de Xocen, Yaxkabá, Tekax, Chapab, y compraban o inter- cambiaban semillas poco comunes como el Pix Cristo, el Chak Chob, el Clavo chipaneco, adaptado a la región, o el frijol rojo. Destacaba la compra de los téc- nicos de campo para los productores con los que trabajan. No faltó la presencia de compradores de otras regiones como Timul, Campeche, a cuya feria acuden
también los Guardianes y de comunidades de Quintana Roo; así como de visitan- tes de instituciones, universidades o centros de investigación, incluso extranjeros como el interés de la Misión Etnológica Italiana por documentar esta experiencia.
Cuando la jornada llegaba a su término antes de la comida y retirada, llegaron al presídium autoridades locales que agradecieron la presencia de los visitantes y productores. Los Guardianes de Chacsinkín tomaron la palabra y señalaron la importancia de la conservación de las semillas, refirieron su largo camino desde el 2002 y sus metas y anhelos para el maíz y el ich’ k’ool. “…el trabajo en la milpa es lo que da sustento a las familias para vivir; porque de ahí vienen sus alimentos...”
A continuación, se procedió a entregar reconocimientos a diferentes Guardianes y a personas de otras instituciones que han sido solidarias y han acompañado este caminar de ferias y semillas durante veinte años.
En una concepcón líneal de los hechos se podría ver como una meta haber alcanzado veinte años de fortalecer una herramienta de conservación de la bio- diversidad agrícola y un logro en la permanencia de las prácticas bioculturales de la milpa. Sin embargo, es algo más que eso, un paso más que se repite en el devenir cíclico de los procesos culturales de este pueblo ancestral que una y otra vez celebra la lluvia, las semillas y la vida; que saluda y da la bienvenida a un nuevo Katun. ֍