Dossier
“Mirar el arte desde la antropología”. Presentación
“Look at art from anthropology” PRESENTATION
“Mirar el arte desde la antropología”. Presentación
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 7, núm. 13, pp. 305-312, 2021
Universidad Autónoma de Yucatán
“Mirar el arte desde la antropología” PRESENTACIÓN
Hace apenas unas décadas que las expresiones estéticas no occidentales empe- zaron a ocupar un lugar en los escenarios internacionales del mundo del arte. Este giro en la mirada tuvo mucho que ver con la construcción de la alteridad. La reflexión sobre los mecanismos de estigmatización de la otredad que habían llevado a posiciones tan radicales como el exterminio, así como las propuestas emanadas desde la antropología que pugnaban por una consideración de las ex- presiones artísticas dentro de sus propios contextos, sembraron los antecedentes de este cambio. Las fronteras de lo que se podía considerar arte se habían deli- neado en referencia a cánones europeos. La aparición de formas y contenidos de otras culturas se habían experimentado por medio de un proceso de apropiación extractiva, o bien, en la búsqueda de una génesis o antecedentes de la estética oc- cidental. El arte de los otros, cuando bien se consideraba como tal, era mediando por una coletilla: “Arte Primitivo”, “Arte Tribal” que lo ubicaba en un sistema jerarquizado en el que se encontraba en un lugar inferior al de las expresiones occidentales. Esta clasificación tenía más relación con sus productores que con un análisis estético de sus características (Méndez, 1995).
El arte y la política, como ya lo expusieron Walter Benjamín (1989) y Jacques Rancière (2000), no pueden disociarse, por lo que este cambio de mirada debe situarse en el marco de una nueva episteme, generada por los procesos de globalización y modernidad desbordada. Se debe enmarcar como parte de un discurso político en el que la cultura y la representación de la alteridad ocupan un lugar privilegiado en el proceso de negociación de los bienes simbólicos y pragmáticos. Es en este paisaje reciente que las propuestas decolonialistas y los deslizamientos, a los que invitaban las vanguardias del siglo XX, cristalizaron en nuevas concepciones y dispositivos para acercarse al arte. Esta apertura en el arte da cabida, no solo a los pueblos indígenas, sino a expresiones emanadas desde espacios recién explorados, desde los “no lugares” que menciona Marc Auge, a través de las voces de mujeres, migrantes, transexuales y otros grupos situados en
los márgenes. Esto deviene en un acercamiento al arte desde sus particularidades marcadas por una historia local y única, pero al mismo tiempo universal por ser una expresión más de lo humano.
Este espacio refleja las tensiones y disputas del mundo contradictorio en el que vivimos. En este tienen cabida las críticas y resistencias a las diferentes formas de poder y sometimiento. Al mismo tiempo, es también un horizonte donde se inscriben las complejas redes tejidas desde las nuevas formas de dominación para seducir a través de un discurso que utiliza al arte y la cultura como estandartes.
Este campo se presenta como un territorio transdisciplinar en el que la coincidencia de diferentes campos de conocimiento es más que la suma de las partes, ya que no se “renuncia a la especificidad de cada disciplina, pero se pre- tende crear un ámbito de encuentro en el que pueda surgir un nuevo conocimien- to […]” (Pollock, 2007: 27). El presente dosier es una invitación a mirar el arte como un campo de coincidencia de saberes que está abierto al descubrimien- to de caminos no transitados y que propone explorar múltiples ángulos, tanto disciplinarios como sensoriales y poéticos. Los diferentes trabajos aquí reunidos son una muestra del encuentro de diferentes propuestas disciplinarias: antropo- logía, sociología, música y artes escénicas que coinciden en su interés por el arte como una forma de conocimiento.
La organización de este número propone un primer conjunto de trabajos enfocados a discusiones recientes en cuanto a la forma de analizar y acercarse a las expresiones artísticas no occidentales. En la segunda parte se presentan traba- jos de corte etnográfico que nos aproximan a experiencias estéticas a través del análisis antropológico.
El artículo de Jorge Linares abre la discusión sobre la construcción del otro desde el arte. Se pregunta sobre las formas en que los elementos extrínsecos a la creación, como el mercado y los procesos de globalización, lo determinan y en qué forma el arte ejerce un sentido sobre el mundo. Para responder a estas preguntas establece un diálogo entre la propuesta de Nathalie Heinich sobre la pluralidad de los regímenes que construyen valor y la definición del arte como “lugar de la inminencia” que desarrolla Néstor García Canclini. El autor analiza los nuevos caminos de las expresiones artísticas y su relación con las demandas colectivas de justicia que han generado los “antimonumentos”. A partir de este análisis propone que estas expresiones emergentes pueden definirse como ejem- plos de inminencia y de un arte posautónomo que incursiona en espacios públi- cos. Sin embargo, a diferencia del planteamiento de García Canclini, encuentra que se trata de expresiones que sí tienen un sentido concreto.
El arte indígena: alguna pista para su análisis desde la mirada antro- pológica de Claudia Morales Carbajal nos sitúa en algunas de las diferentes perspectivas antropológicas que transformaron la forma cómo se interpreta y se vive el arte indígena. Se propone un recorrido, iniciando por los movimientos vanguardistas de principios de siglo y la crítica surgida desde los estudios de- coloniales que abrieron la puerta a otras expresiones y poéticas diferentes a las occidentales. La autora revisa los enfoques de antropólogos centrales a la discu- sión de la conformación de la antropología del arte, como Franz Boas, Claude Lévi-Strauss, Alfred Gell y Tim Ingold que han generado modelos revoluciona- rios para el análisis y comprensión del fenómeno artístico.
El artículo de Carlos Gutiérrez Bracho El relato popular oral: modelo de intervención escénica para recuperar la memoria de una comunidad desarrolla un modelo para rescatar la memoria colectiva a través de la narración oral. En esta propuesta se recurre a los relatos como una forma de comunicación, no para el otro sino con el otro. A través de esta práctica las comunidades despliegan su particular forma de cultura narrativa para recrear un pasado que haga posible afrontar o resistir la violencia social. Retoma las teorías de Francisco Garzón Céspedes, Paulo Freire y Walter Benjamin, entre otros, para propiciar un diálogo del grupo social con su pasado y con los hechos conflictivos que callaron sus vo- ces. Se trata de buscar una esperanza a través de estas narrativas que les permita restablecer el orden simbólico necesario para enfrentar el presente.
El artículo Gestión y estudios culturales: un encuentro posible, un desafío permanente de Ahtziri Molina Roldán plantea la necesidad de un acercamiento entre la gestión cultural y los estudios culturales. A través de un recuento his- tórico de estas diferentes disciplinas propone un necesario acercamiento de los gestores culturales al pensamiento crítico y transformador en el que se asientan los estudios culturales. Apunta que la labor del gestor cultural debe alejarse de lo instrumental para erigirse como un agente transformador que pueda identificar las necesidades de las comunidades y promover, desde su posición, cambios y no cubrir únicamente las labores de animación y recreación cultural.
Etnografía de un mural otomí de Jorge Uzeta Iturbide muestra a través del análisis de los contenidos de un mural una confluencia de discursos de los diferentes agentes que componen la cartografía social de una comunidad otomí de Guanajuato. El marco en el que se realizó esta obra fue el de las políticas culturales de un estado neoliberal, en el que esta obra representa una forma de difusión política y pedagógica. A través de las imágenes icónicas y mitológicas representadas en la obra se construyen narrativas identitarias que propician un diálogo entre las instituciones estatales y los grupos locales.
Sones huastecos y altares: rituales y etnomusicología nahua de costum- bre en el Norte de Veracruz, México de Carlos Alberto Casas Mendoza y Román Güemes Jiménez nos lleva a identificar el papel de la música en la ritualidad de la Huasteca Veracruzana. Los autores hacen una diferenciación entre el son huasteco y el son de costumbre. Este último es producido en el contexto de las comunidades nahuas de la huasteca veracruzana y cumple fines de carácter ritual. El son de costumbre está anclado en una percepción sonora y musical estrecha- mente ligada a las formas de cosmovisión nahua de la región. Los instrumentos con que se ejecutan estos sones adquieren formas de representación corporal que recuperan dichos modelos de percepción cultural.
El artículo de José Carlos López López Nuestra lucha es salvar tradicio- nes. Etnorock y juventudes indígenas entre los popolocas de Sayula de Alemán nos sitúa en una ciudad ubicada al sur del estado de Veracruz, donde grupos de jóvenes músicos crean música dentro de un género que se ha definido como etnorock. En esta propuesta musical se incluyen diferentes estilos como el hip hop, el metal y el punk que se fusionan con propuestas locales. A través de estas creaciones estéticas los jóvenes rescatan su identidad popoloca y construyen una identidad que les permite articularse al entorno global. ֍
Referencias
BENJAMÍN, WALTER (1989). “La obra de arte en la época de su reproducción técnica”. En: Discursos interrumpidos I. Buenos Aires: Taurus.
MÉNDEZ, LOURDES (1995). Antropología de la producción artística, Madrid: Editorial Síntesis.
POLLOCK, GRISELDA (2007). “Modernidad líquida y análisis transdisciplinar de la cultura”. En: Bauman, Zygmunt et al (editores). Arte, ¿líquido? Madrid: Sequitur.
RANCIÈRE, JACQUES (2000). “Política, identificación y subjetivación”. En: Artidi, A. (editor). El reverso de la diferencia, identidad y política. Cara- cas: Nueva Sociedad.