Legado Antropológico
El legado etnológico de Heidi Chemin Bassler sobre el pueblo xi´úi (Pame) septentrional
El legado etnológico de Heidi Chemin Bassler sobre el pueblo xi´úi (Pame) septentrional
Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 10, núm. 20, pp. 151-174, 2024
Universidad Autónoma de Yucatán
Recepción: 29 Enero 2024
Aprobación: 04 Junio 2024
Resumen: En el presente artículo se entretejerá, a usanza de la elaboración de un petate de palma, aspectos personales de la vida de la etnóloga franco-alemana Úrsula Hedi Chemin Bassler, con datos sobre su investigación, exaltando las principales contribuciones que hizo al campo de la etnología mexicana del siglo XX, especí- ficamente en el campo de estudio del pueblo indígena xi´úi (Pame) que habita los municipios de Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo, Rayón y Santa Catarina, ubicados en la zona media del estado de San Luis Potosí.
Palabras clave: Heidi Chemin, Etnología, xi´úi, San Luis Potosí.
Abstract: This article will weave together personal aspects of the life of the Franco-German ethno- logist Ursula Hedi Chemin Bassler, in the manner of a petate, with data on her research career, highlighting the main contributions she made to the field of Mexican ethnology in the 20th century, specifically in the field of study of the Xi’úi (Pame) indigenous peo- ple who inhabit the municipalities of Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo, Rayón and Santa Catarina, located in the middle zone of the state of San Luis Potosí.
Keywords: Heidi Chemin, Ethnology, Xi’úi, San Luis Potosí.
Introducción
Abordar la vida y obra de Úrsula Hedi Chemin Bassler, etnóloga y arqueóloga egresada de la Sorbonne (París, Francia) parte de un interés personal, al haberla conocido durante mi infancia, ya que fue mi vecina en mi pueblo natal –Cárdenas- ubicado en la zona media del estado de San Luis Potosí, municipio en el que vivió durante 34 años, desde 1972 hasta su muerte, suscitada el 8 de noviembre de 2006.
Heidi fue la primera etnóloga y antropóloga que conocí, antes de que yo decidiera estudiar Antropología. La recuerdo caminando por las calles del pueblo vistiendo faldas, vestidos y accesorios coloridos y caminando tras de ella, alguno de sus amados perros: Dan´hui y Nich´zuatz (nombres en xi ´úi). La primera vez que interactué directamente con ella, fue cuándo socorrió a una perrita callejera que había dado a luz en una de las calles aledañas a nuestras casas, a la perrita la nombró nadoo (perro en xi´úi), siendo la primera palabra en xi´úi que me fue ex- plicada. La fotografía que se presenta a continuación, muestra la imagen de Heidi que conocí entre la década de los noventas e inicios del año dos mil.
El propósito de la llegada y larga estadía de Heidi en la zona media del estado potosino, se debió a su investigación doctoral en Antropología, la cual estaba enfocada en el estudio del pueblo xi´ui1 (Pames septentrionales) también cono- cidos como “pames norte”2 grupo indígena que, durante siglos, padeció distintas violencias y procesos de exclusión, lo que generó que se replegaran a regiones montañosas y aisladas de la sierra madre oriental, entre los límites de los estados de San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro e Hidalgo.
En distintas ocasiones, Heidi llegó a tocar la puerta de nuestra casa, soli- citando prestado el teléfono, con la intención de comunicarse con la institución con la que laboraba (de la cual me reservaré el nombre) para reclamar el retraso de su pago, una situación que constantemente se repetía. Pese a las dificultades económicas e institucionales que enfrentó para llevar a cabo su trabajo de inves- tigación, fue pionera en los estudios sobre los xi´úi (pames) septentrionales que habitaron y hoy día siguen habitando la zona media del estado de San Luis Potosí
Su investigación quedó plasmada en una detallada y vasta investigación etnológica sobre dicho pueblo, la cual conforma las siguientes obras: “Sobrevi- vencias precortesianas en las creencias de los Pames norte” estado de San Luis Potosí (1977) “La fiesta de los muertos entre los Pames septentrionales del esta- do de San Luis Potosí” (1979) “Los Pames Septentrionales de San Luis Potosí” (1984), “Recetario Pame de San Luis Potosí y Querétaro” (2000).
Los datos personales que aparecen en el presente artículo, fueron obte- nidos a partir de una serie de entrevistas realizadas a personas que conocieron y convivieron con Heidi, destacando los testimonios del ciudadano Jorge Balderas Calderón amigo cercano de Heidi quién, generosamente, me compartió informa- ción sobre su vida y obra, al igual que el álbum personal de Heidi de las cuáles extraje las fotografías presentadas en este artículo y todas sus obras, incluyendo el libro del etnólogo francés Jacques Soustelle de 1943 (en su versión francesa) al ser una importante referencia bibliográfica para el inicio y desarrollo de la in- vestigación etnológica de Heidi.
1 En los municipios de Alaquines, Tamasopo y Rayón, la población indígena se autodenomina xi ´iui y en Santa María Acapulco – Tancoyol (municipios de Santa Catarina y Jalpan (Querétaro) se autodenominan xi´ui (Chemin, 200:26). Como Heidi utiliza xi´ui para referirse a los pames septentrionales, implementaré la misma forma de nombrarlos a lo largo del presente artículo.
2 En la lengua de los pames del norte “no” se dice mué y móot y no quiero se dice nipalmáng, y terminado nipalymi, Por tanto, el gentilicio “pame” proviene de “nipalmi” que significa ya no hay en lengua xi´ui y fue implementada por este grupo para manifestar su rechazo a los invasores españoles que se apoderaron de su territorio (Chemin, 2000, p. 269).
Der Geburt (el nacimiento)
Heidi Úrsula Karin Bässler Rempp, nació el 20 de agosto de 1940 en Ulm/ Donau Alemania, (lugar en dónde nace el rio Danubio), siendo hija única de un matri- monio conformado por un padre de origen Suabo (suroeste de Alemania) y de una madre Germana. Durante sus primeros años de vida, vivió una tranquila y conservadora vida propia de una familia luterana. Dicha tranquilidad, se vio inte- rrumpida abruptamente por el estallido de la segunda guerra mundial, en la cual quedó huérfana de padre quién, al igual que el resto de hombres civiles alemanes, fue enviado al frente de batalla.
Heidi relataba que cuándo los aliados bombardearon su ciudad, tuvo que huir junto con su madre a un pequeño huerto que tenía su abuela a las afueras de su ciudad, ubicado a un costado de las vías del ferrocarril. A la intemperie y durante el cruento invierno alemán, se guareció debajo de las faldas de su madre, ali- mentándose a base de conservas de puré de manzana (alimento que aborreció y jamás volvió a probar en su vida). De su origen alemán además del idioma y de su cabello rubio, el cual mantuvo siempre teñido en colores obscuros y rojizos, conservó el tarro de cerveza de su padre y el gusto por la misma.
La Sorbonne et l’ethnologie (la Sorbona y la etnología)
Heidi conoció París durante una excursión escolar cuándo cursaba la secundaria, en dicho viaje, se quedó fascinada por la ciudad y decidió que un día viviría en ella. Para lograr su objetivo, trabajó como taquimecanógrafa y secretaria bilin- güe, aprendió inglés con los soldados estadounidenses que ocuparon su ciudad al término de la segunda guerra mundial.
Con el ahorro de varios años de trabajo, reunió la cantidad necesaria para hacer su viaje a Paris. Durante el inicio de su estadía en la capital francesa, vivió precariamente en una buhardilla comiendo granos, pasta y frutas que robaba de los mercados parisinos. Su situación mejoró gracias a que comenzó a impartir clases de alemán a un marchante de arte, con quién perfeccionó su precario fran- cés y conoció sobre la compra/venta de arte, actividad que desempeñó durante algunos años.
Habiendo perfeccionado su francés, ingresó a la universidad de la Sor- bonne para estudiar la licenciatura en Etnología y, posteriormente, la maestría en Arqueología, dichos estudios fueron realizados durante la década de los sesentas, teniendo como maestros a grandes figuras de la antropología y la etnología fran- cesa de la segunda mitad del siglo XX, como Claude Levi-Strauss, André Le- roi-Gourhan y Jacques Soustelle, este último fue quién motivo a Heidi a realizar su investigación doctoral sobre la familia Otomí-Pame (1937) enfocándose en lo Pames septentrionales, con los que Soustelle tuvo contacto de manera somera.
Antes de dar inicio a su investigación doctoral, participó de los movi- mientos de “mayo del 68” que tuvo como escenarios principales la Sorbona y las calles parisinas. La protesta estudiantil, se oponía a los conflictos armados sucedidos en la época (la guerra de Vietnam, la batalla de Argelia y la revolución cubana) y a la forma de organización social capitalista, consumista e imperialista que imperaba en distintas partes del globo.
La etnología francesa, se caracteriza por hacer énfasis en la cultura mate- rial y en las técnicas bajo la premisa de que “el estudio tecnológico de la cultura material de un grupo humano abre un acceso a la información sustancial sobre su sistema técnico, el cual está vinculado con sistemas de pensamiento de índole religiosos, económicos y de parentesco, entre otros” (Lemonnier 1983, en Pome- dio, 2018, p. 51).
Bajo esta influencia, la cultura material y las técnicas son parte funda- mental del trabajo etnológico que realizó entre los xi´úi (pames) septentrionales, aunque sobresalen otros elementos, como las características lingüísticas y los aspectos etnohistóricos que, a través de distintas etapas, dieron origen y reconfi- guraron la forma de vida y existencia de dicho grupo étnico.
Convencida de realizar su doctorado en Antropología sobre los “pames” septen- trionales, se embarcó en 1970 en un trasatlántico que zarpó de Marsella, en com- pañía de su esposo el también etnólogo Dominique Chemin Malapert3 (1938- 2023) con destino al continente americano, llegando a New York para tomar otro barco con rumbo al puerto de Veracruz4, trasladándose posteriormente a la ciudad de México, la cual habitaron durante un año teniendo como anfitriona a la Alianza Francesa.
Durante ese año, además de aprender su cuarto idioma: el español, con- vivió con intelectuales y artistas mexicanos, como Carlos Monsiváis y el pintor José Luis Cuevas e interactuó con distintos antropólogos y etnólogos que apoya- ron su trabajo de investigación, tal sería el caso de Rodolfo Stavenhagen, Leonar- do Manrique y Lorna Gibson, por señalar a algunos de los colegas con quiénes mantuvo una importante interlocución.
3 Ambos realizaron investigación sobre el pueblo xi´úi.
4 Decidieron viajar en barco ya que era la única forma de transporta una considerable cantidad de libros, artículos personales y algunas obras que Heidi adquirió durante su actividad como marchante de arte.
La incursión a la zona media de San Luis Potosí: el municipio de Cárdenas
En 1972, decidió instalarse en el municipio de Cárdenas, ubicado en la zona media de San Luis Potosí. Eligió dicha comunidad por ubicarse geográfica- mente en el centro de la zona de “pamerios”, ya que de norte a sur se encontraban las comunidades xi´úi de los municipios de Alaquines Ciudad de Maíz, Cárdenas, Rayón, Santa Catarina y Tamasopo.
Además de la estratégica ubicación geográfica, Cárdenas fue una impor- tante estación ferrocarrilera, lo que le era favorable ya que le permitía tener ac- ceso a un medio de transporte eficiente y a otros servicios básicos como la elec-
tricidad y la línea telefónica, la cual se encontraba en una caseta pública ubicaba en el hotel central, lugar que habitó durante el primer año que vivió en dicha comunidad.
La llegada de la “francesa” mote que le fue dado por los cardenenses, irrumpió con la monotonía del pequeño poblado ferrocarrilero que, en un princi- pio, la veía con recelo porque entraba a beber a las cantinas junto con los varones, lo que en definitiva trasgredía los roles de género establecidos por la comunidad.
Con el paso del tiempo la población se acostumbró a su presencia, acep- tando y reconociendo su forma de ser y existir, lo que la llevo a convertirse en un personaje importante para la comunidad y su historia, ya que no solo trasgre- dió normas y roles, también trastocó la realidad e identidad de los cardenenses “mestizos”5 quienes, en su mayoría, negaban la importancia cultural de los xi´úi septentrionales, denostados por esta población bajo el término de “pamitos”.
Sobre la presencia y la influencia de Heidi en la comunidad de Cárdenas y en otras comunidades de la zona media del estado potosino, he recuperado la siguiente reflexión de Marc Augé respecto al oficio del etnólogo/a:
El oficio del etnólogo/a no es el de un simple observador/observadora de la historia, es- aun cuando sea a pesar suyo- un actor. Es necesario reconocer que la presencia del etnólogo/a influye sobre el medio observado, simplemente porque esta presencia es la de un individuo que reflexiona sobre aquello que se presenta como natural a los ojos de quienes se encuentran inmersos. (Augé, 2017)
En mi experiencia como cardenense y ahora como Antropóloga, puedo señalar que existía y aún prevalece, una negación e infravaloración de la presencia indí- gena en nuestra comunidad, pese a que esta se encontraba habitada por distintas familias xi´úi y cuando se les reconocía, se hacía para reafirmar la identidad “no indígena” del mestizo, por ejemplo, cuándo alguien no quiere hablar en público, suele ser reprendido con la siguiente frase: -“ya pareces pamito”- o -“si no ha- blas te van a decir que eres pame”.
La relación que hace el mestizo de no querer hablar en público con ser “pame” se explica a partir de lo que señala Heidi:
La población xi´ui del municipio de Santa Catarina, habla su lengua únicamente cuán- do se encuentran entre familiares, y los de la región de Gamotes y Tierra colorada en presencia de mestizos, hablan castellano porque les da “vergüenza” hablar en su lengua frente a ellos, a diferencia de los xi´úi de Santa María Acapulco en dónde los pames tienen “vergüenza” de hablar castellano en presencia de mestizos. (Chemin, 1984, p. 229- 230)
5 Implemento “mestizo” y “mestizaje” para referirme a la identidad no indígena que han asumi- do las personas de la zona media de San Luis Potosí.
A pesar de la negación de la cultural de los xi´úi, existe un sincretismo que ha perdurado en las comunidades mestizas de la zona media, el cual se originó gra- cias a la incorporación de elementos culturales, materiales y lingüísticos de dicha sociedad en la vida cotidiana. La mayoría de las personas que habitamos los mu- nicipios que conforman el territorio xi´úi, hemos oído hablar sobre el avistamien- to de bolas de fuego en el cielo nocturno, las cuales se asocian con la presencia de seres sobrenaturales (brujas) y que, para atrapar a una, se deben hacer siete nudos con una cuerda y rezar un padre nuestro por cada uno de ellos, tal y como Heidi lo señala en su capítulo sobre magia y religión en su obra los “Pames Septentrio- nales de San Luis Potosí” (1984).
De igual forma, el espanto y la forma de curarlo entre los xi´úi, forma parte de prácticas cotidianas de auto-atención implementadas por una gran parte de los pobladores de la zona media, y en la mayoría de los hogares considerados “mestizos”, tiene presencia elementos materiales de la cultura xi´úi, especial- mente, petates y tortilleros elaborados con palma por las manos de las mujeres artesanas xi ´úi.
Antecedentes del trabajo etnológico sobre los xi´úi (pames) septentrionales
Antes de abordar el trabajo etnológico que realizó Heidi con los xi´úi, es impor- tante mencionar algunas de las investigaciones que le antecedieron, entre las cua- les destaca el trabajo que realizó el etnólogo y político francés Jaques Soustelle, investigación que fue publicada en el libro La familia otomí-pame del centro de México (1937). En dicha obra, Soustelle analiza la composición de la familia lin- güística otomí-pame, específicamente, “las relaciones de las lenguas o dialectos que lo componen y las relaciones históricas de las poblaciones que hablan estas lenguas” (Soustelle, 1937, p. 3).
A lo largo de su obra, Soustelle analiza las características fonéticas de las lenguas, así como los elementos históricos, materiales y culturales de los grupos que conformaban la familia otomí-pame del centro de México. Para llevar a cabo dicho análisis, dividió a la familia otomí-pame en dos grupos por nivel cultural: los grupos sedentarios y agricultores conformados por Otomís, Mazahuas y Matla- zincas y los grupos nómadas/ seminómadas conformados por Pames –Jonaces o Chichimecas (Soustelle, 1937).
La investigación de Soustelle, nos permite vislumbrar que, en tiempos precolombinos, los xi´úi formaron parte del grupo de chichimeca conocido am- pliamente por haber sido un grupo nómada que subsistía gracias a la caza y la recolección y por haber resistido y enfrentado a los conquistadores españoles durante más de 50 años (1547 a 1600) en la denominada “Guerra chichimeca” (Powell, 1975).
La guerra chichimeca fue uno de los episodios más sangrientos aconte- cidos durante la época colonial, teniendo como resultado el exterminio de una gran parte de la población chichimeca, siendo los indígenas xi´úi septentrionales, junto con los chichimecas-jonaces de la Misión de los Chichimecas de San Luis de la Paz (Guanajuato) los únicos sobrevivientes (Chemin, 1984, p. 15)6.
Otra investigación precursora sobre los xi´úi, fue el trabajo desarrollado por la lingüista Lorna F.Gibson, quién realizó trabajo de campo en las comunida- des “pames” de San Luis Potosí, entre los años de 1945 y 1955 con el apoyo del instituto lingüístico de verano. En 1956, publicó el artículo titulado Pame (Oto- mí) Phonemics and Morphophonemics, en dicho artículo, Gibson hace algunas precisiones sobre las características demográficas, lingüísticas e identitarias de los “pames”, principalmente hace referencia a las dos variantes lingüísticas que existen en dicha lengua: el pame norte y el pame sur.
El pame es hablado por pequeños grupos de indígenas en el centro de México, casi to- dos los cuales viven en el estado de San Luis Potosí. Este artículo trata del dialecto del pame del norte que se habla en el centro monolingüe de Santa María Acapulco y sus al- rededores, cerca de la frontera sureste del estado. Es, con mucho, el grupo dialectal más numeroso y cuenta con unos 1.500 miembros (ellos mismos prefieren que se les llame chichimecas, pero no hay que confundirlos con el grupo de 300 “chichimeca jonaces “del estado de Guanajuato) (Gibson, 1956, p. 242).
Además de hacer mención del pame norte, hablado por los xi´úi de Santa María Acapulco y del número de pobladores de dicha comunidad7, Gibson nos ofrece un dato importante sobre la identidad chichimeca de los xi´úi, la cual, ha logrado subsistir y resistir mediante una refuncionalización a posteriori de los procesos colonizadores.
Tanto Soustelle como Gibson, tuvieron contacto (aunque de manera so- mera) con las comunidades xi´úi de la zona media del estado de San Luis Potosí, a su vez, ambos investigadores se enfocaron en las características lingüísticas, sin adentrarse por completo en las características económicas, políticas, materiales y religiosas. Ante la carencia de dichos datos etnológicos, Heidi decidió que en su tesis doctoral investigaría a profundidad a este grupo étnico ubicado en el estado de San Luis Potosí, México”. (Jorge Balderas Calderón, comunicación personal 23 de julio de 2023).
6 Tanto Lorna como Heidi, hacen la aclaración de que los xi ´úi de San Luis Potosí y los Chi- chimecas-Jonaces, aunque provienen de la familia Chichimeca, son dos grupos distintos que se diferencian a partir de la lengua y de otros elementos culturales.
7 Los datos demográficos que utiliza Gibson, fueron tomados del trabajo que realizó Antonio Maza dicha información fue publicada en el artículo La Nación Pame (1947) en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística 63. Pp. 2495- 575.
Nnam’Chemina: el trabajo enológico con el pueblo xi´úi
El ingreso a las comunidades xi´úi, no fue una tarea sencilla ya que, al haber pa- decido innumerables violencias y procesos de exclusión perpetuados en distintos momentos históricos, los xi ´úi se mantenían aislados y veían con desconfianza a las personas externas a su comunidad. Con el paso del tiempo, Heidi logró ga- narse la confianza de los xi´úi, quienes de cariño la nombraron Nnam’Chemina, dicho acercamiento la llevo a incorporar su quinta lengua: el xi´úi.
El aprender la lengua xi´úi además de permitirle comprender distintas dimensiones lingüísticas y culturales, le permitió tejer relaciones sociales, par- ticularmente, de compadrazgo con algunas de las familias xi´úi, de hecho, su obra Los Pames Septentrionales de San Luis Potosí, fue dedicada a sus ahijados “pames” Rufino, Reyna, Rosita, Hugo y Mercedes.
Si bien existen investigaciones contemporáneas que han explicado al ori- gen y movilización de los “pames”, considero que una de las principales apor- taciones de la investigación de Heidi a la Antropología y, en general, a las in- vestigaciones sobre el pueblo xi´ui, es el de haber realizado uno de los primeros acercamientos etnohistóricos que permitieron dar una explicación al origen, mo- vilización, y asentamiento de los “pames” septentrionales en la región conocida como “pamerío”, desde la época precolombina hasta el siglo XX.
Para hacer dicho recorrido etnohistórico, recurrió a las obras de distintos cronistas e historiadores, a su vez, recurrió a Rafael Montejano y Aguiñaga, sa- cerdote, historiador y académico potosino, quien la apoyó en el quehacer de la reconstrucción histórica del pueblo xi´úi, dándole acceso a textos y documentos que albergaba la Biblioteca de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, de la cuál fungió como director.
Sobre el origen chichimeca del pueblo “pame”, Heidi recupera a Fray Bernardino de Sahagún, quién clasifica a los chichimecas en tres tipos: los oto- míes, los tamimes y los teochichimecas o zacachichimecas. Sahagún describe a los teochichimecas o zacachichimecas, como bárbaros, nómadas, quienes vestían desnudos y no tenían casas (Saghún, 1969).
A su vez, hace énfasis en que el primer cronista español en haber men- cionado a los “pames”, fue Gonzalo de las Casas, quién en su descripción sobre la “Guerra de los chichimecas” escrita en la segunda mitad del siglo XVI, señala lo siguiente:
La nación de estos chichimecas más cerca de nosotros, digo a la Ciudad de México, son los que llaman Pamies, y es un buen pedazo de tierra y gente… los españoles le pusieron este nombre Pami que en su lengua quiere decir “no” porque esta negativa la usan mu- cho y ansí se han quedado con el (De las Casas, 1941, p. 587).
De igual forma, cita la investigación de Wigberto Jiménez (1944), sobre la colonización y evangelización de Guanajuato durante el siglo XVI, en la cual se señala que posiblemente los tamimes eran aquellos pames que se encontraron entremetidos en la zona otomí, mientras que los teochichimecas o zacachichi- mecas, podían ser los “pames” que aún conservaban la vida nómada en conjunto con otros grupos Chichimecas de San Luis Potosí y de Zacatecas (1944, p. 126).
Respecto a los primeros procesos de conquista y evangelización de los xi´ui por parte de los españoles, estos son abordados y explicados de manera su- cinta por Heidi a través de tres direcciones geográficas. Cada una de ellas vincu- ladas con la participación de distintos personajes, principalmente conquistadores y evangelizadores españoles, aunque también existió la participación de pueblos indígenas aliados, como es el caso de los otomíes.
1) La región del Pánuco y la Huasteca: En la cual tuvo importante pre- sencia Nuño de Guzmán, nombrado en 1525 gobernador de Pánuco. Sobre la participación de este personaje en la conquista de dicha región, Heidi señala a manera de denuncia que “aunque su gobierno sólo duró un año y siete meses, las atrocidades de este gobernador marcaron profundamente la historia de esta región, ya que destruyó numerosos pueblos indígenas y mató a sus habitantes” (Chemin, 1984, p. 34).
A su vez, hace mención de Fray Andrés de Olmos, cómo uno de los per- sonajes clave en la evangelización de la Huasteca y parte de la pamería, quien llegó entre 1553 y 1554 a la región de Pánuco y entre 1570 y 1571 en la Huasteca. En este sentido, tanto Agustinos como Franciscanos fueron los iniciadores de la conquista de carácter espiritual de la parte oriental de la pamería, la cual era con- trolada políticamente por Valles ubicado en la Huasteca. (Chemin, 1984).
2) Xichú y Jalpan (Sierra Gorda): La Sierra Gorda estuvo habitada por na- ciones chichimecas (pames y jonaces). No obstante, Heidi señala que en el límite sur de la Sierra Gorda habitaron otomíes, quienes eran pueblos agricultores y, por ende, sedentarios. Los otomíes, al aliarse con los españoles, participaron junto con ellos en la “pacificación” y colonización de los chichimecas. Un indígena otomí, bautizado por los españoles como Hernando de Tapia, fue nombrado “pa- cificador” de Xichú y se encargó de llevar a cabo la primera penetración militar y misionera en la pamería (Chemin, 1984, p. 41).
Posteriormente, llegaron diferentes evangelizadores de la orden francis- cana, como Fray Juan de San Miguel en 1542, quien fundó el convento de San Miguel el Grande (San Miguel de Allende). Luego, otros frailes como Fray Ber- nardino Cossín, Fray Lucas de los Ángeles, Fray Juan de Cárdenas y Fray Juan Bautista de Molliendo arribaron a la región. Este último elaboró una capilla de paja para celebrar misa en Lagunillas (municipio aledaño a Santa Catarina). De
igual forma, se encargó de bautizar a un número considerable de población in- dígena y fundó distintas misiones en el año de 1621, entre las que destacan las de Lagunillas, Pinihúan, Gamotes, el Valle del Maíz, San Antonio de Tula y San Juan Bautista de Jaumave (Chemin, 1984, p. 43).
3) San Luis Potosí y Querétaro: La conquista de San Luis Potosí se lle- vó a cabo principalmente por el capitán Miguel Caldera, quien en 1590 tuvo el propósito de pacificar la región de Río Verde. Dicho proceso de colonización fue llevado a cabo por Caldera mediante una “paz por compra”, distribuyendo a la población indígena que habitaba dicha región ropa, alimentos y ganado. Heidi señala que, gracias a la pacificación de Río Verde, se propició la colonización ganadera por españoles y criollos provenientes de la región de Querétaro.
En cuanto a la participación de los pames en la guerra chichimeca acon- tecida en el siglo XVI, se recurre a textos de cronistas y, por supuesto, a la inves- tigación de Powell, con el fin de recuperar diversos testimonios que señalan que, debido a que los pames se mantenían aislados geográficamente de la zona más álgida del conflicto, “fueron los más pacíficos, aunque sí formaron parte de alian- zas con otras naciones chichimecas para la defensa contra la invasión del blanco y sus aliados indios, principalmente los tlaxcaltecas” (Chemin, 1984, p. 53).
La segunda etapa histórica que Heidi aborda es la reducción y control de los “pames” en misiones durante los siglos XVII y XVIII. Dichas misiones, se encargaron de reducir a los pames en pueblos para intentar adaptarlos a la vida sedentaria.
Es obvio que la reducción de los pames a las misiones cambió totalmente su cotidiani- dad porque no sólo aprendieron las técnicas propias de la agricultura y a trabajar con el ganado, sino que se hicieron partícipes de creencias que trajeron consigo los coloniza- dores españoles y sus esclavos africanos. Sin embargo, no todos estuvieron dispuestos a renunciar definitivamente a su forma de vida anterior; algunos supieron cómo conservar el sistema de caza y recolección y adaptarlo a sus nuevas condiciones (Chemin, 1984).
A partir de tres etapas, Heidi explica las causas de la reducción definitiva de los
pames durante los siglos XIX y XX, las cuales son señaladas a continuación:
1) La penetración “pacífica”, en las regiones de los pames del sur y del norte, por parte de los misioneros, con la introducción de indígenas ya “civilizados”. Chemin, 1984, p. 69)
2) La política de grandes esfuerzos militares, acompañada de la labor de los misioneros, con el establecimiento de presidios, guarniciones y nue- vas misiones, sobre todo en el siglo XVII y a principios del siglo XVIII. (Chemin, 1984, p. 69)
3) La exterminación y reducción definitiva; la secularización de las mi- siones; la amplificación de numerosas haciendas y latifundios; la desa- mortización y despojo de partes de tierras de misiones y comunidades
indígenas; la represión de múltiples rebeliones agraristas; la Revolución Mexicana y las nuevas leyes agrarias, que permitieran a los indígenas recuperar una parte de sus tierras de comunidades en forma de ejidos. (Chemin, 1984, p. 70)
La incidencia de Heidi en las comunidades xi ´úi
Cuando Heidi llegó a la región “pame” se percató inmediatamente del abandono y la omisión de las instancias gubernamentales del estado de San Luis Potosí hacia esta población, tal y como se señala a continuación:
A mi llegada a la región Pame en 1972, este grupo era ignorado caso por completo por las dependencias gubernamentales federales y estatales. Asimismo, la gente mestiza que vivía en los alrededores no conocían el número y la ubicación exacta de estos indios y, a menudo, ignoraban hasta la existencia de ellos (Chemin, 1984, p. 13).
La omisión y abandono por parte de las dependencias gubernamentales genera- ron profundas brechas de desigualdad y aislamiento entre las personas que ha- bitan las comunidades xi’úi (norte y sur) en los distintos municipios de la zona media del estado de San Luis Potosí. Un caso emblemático de estos procesos de exclusión es el de la comunidad de Santa María Acapulco, ubicada en el munici- pio de Santa Catarina, en la frontera con la Sierra Gorda (Querétaro).
A la llegada de Heidi, la comunidad de Santa María Acapulco se encontraba aislada geográficamente, ya que no contaba con un camino o carretera que permi- tiera su tránsito y conectividad con municipios y comunidades aledañas, a su vez. Además, su población presentaba un rezago de salud y educativo considerable, de- rivado de la nula existencia de agua potable y otros servicios de primera necesidad.
La comunidad de Santa María Acapulco cobró importancia porque el templo de Nuestra Señora de la Asunción, erigido en dicha comunidad por los franciscanos en el siglo XVIII, se incendió en 2007 a causa del impacto de un rayo. La fachada del templo de Santa María Acapulco es única en el mundo, ya que sobre su puerta se encuentra la figura de un gran demonio que, anteriormente era sometido por la imagen de San Miguel Arcángel, pero un rayo destruyó dicha imagen. Esos siniestros de carácter natural fueron interpretados por los xi´úi como un castigo del dios trueno, una de las principales deidades adoradas por este pueblo antes y después de la conquista. Esta interpretación es uno de los elementos más relevan- tes del sincretismo religioso que aún prevalece en dicha comunidad.
Heidi logró gestionar el primer camino de terracería hacia la comunidad de Santa María Acapulco. En el campo de la salud, incidió en la introducción de agua po- table y otros servicios (baños y lavaderos) en las comunidades de Vicente Gue- rrero, Rayón y Santa Catarina y gestionó la construcción de clínicas Conasu- po-IMSS así como la provisión de médicos y medicamentos (Mota, 2010).
Gracias al interés de Heidi en mejorar la calidad de vida de la población xi ´úi por medio de la educación, se crearon los primeros albergues para infancias indígenas con sede en los municipios de Ciudad de Maíz, Alquines y Tamasopo y fue una de las principales impulsoras en formar maestros bilingües xi´úi, quiénes posteriormente se incorporaron a trabajar en las escuelas bilingües cuya cons- trucción y funcionamiento también impulsó.
La investigación de Heidi Chemin, desmontó percepciones erróneas y estereotipos colonialistas y racistas que prevalecían en torno al pueblo xi´úi. Gra- cias a su trabajo etnológico, se pudo proporcionar una visión más precisa de la complejidad cultural, social e histórica de dicho pueblo. El hecho de que una mujer extranjera pusiera interés en la cultura de un pueblo que había sido consi- derado como “salvaje” e “inferior”, permitió a la población indígena y no indíge- na de la zona media replantear sus identidades, así como revisitar las violencias e injusticias que durante décadas padecieron dichos pobladores indígenas. Hoy día, Cárdenas y el municipio vecino de Rayón, cuentan con la presencia de Uni- versidades Interculturales con docentes y estudiantes bilingües xi´úi, lo que ha permitido el rescate y dignificación de la lengua y la cultura.
Extraña forma de vida
La mayoría de las mujeres antropólogas y etnólogas hemos tenido que romper con normas y roles de género, en algunos casos se nos ha señalado por llevar una extraña forma de vida, siendo acusadas de alcohólicas, ateas, promiscuas, deser- toras de la maternidad, el matrimonio y las buenas “costumbres” patriarcales y Heidi Chemin no fue la excepción.
A pesar del trabajo comprometido que tuvo para las comunidades xi´úi, Heidi suele ser recordada por los cardenenses por su extraña forma de vida, en este sen- tido, considero que es fundamental que se reconozca el trabajo de investigación de Heidi y de todas las mujeres antropólogas etnólogas, así como la entrega y compromiso que tenemos para con la investigación y la construcción de conoci- mientos generados en el estar ahí, a partir de nuestro quehacer etnográfico, este quehacer significa renuncias y ha implicado grandes retos en nuestras vidas.
En el caso de Heidi, el poco apoyo de las instituciones para poder continuar con trabajo de investigación, así como la soledad y la paulatina pérdida de sus queridas mascotas, le ocasionó una depresión que la llevó a luchar con distintas adicciones, las cuales diezmaron su salud física y emocional, muriendo a la edad de 66 años en el municipio de Cárdenas (nunca regresó a Europa).
Cuándo una persona muere en Cárdenas, un automóvil con bocina se en- carga de bocear por las calles dicho deceso, la muerte de Heidi fue anunciada de esta manera la mañana del 8 de noviembre de 2006 a partir de la siguiente frase: “Murió la etnóloga francesa Heidi Chemin Bassler a la edad de 66 años” por tal razón, puedo decir que Heidi murió como cardenense. Su cuerpo fue cremado y durante meses, permaneció en soledad en la funeraria del municipio, hasta que se le hizo un ritual funerario en la comunidad de Santa María Acapulco para des- pués ser sepultada en el cementerio junto a sus compadres y amigos xi´úi.
Antes de morir, Heidi le solicitó a su amigo Jorge Balderas, que arrojara sus cenizas en el mar, siendo este uno de sus lugares favoritos. Su amigo cumplió la promesa y guardó una parte de sus cenizas, siendo arrojadas en el mar y otra parte, fueron trasladadas a la media luna (manantial ubicado en el municipio de Rio verde) para posteriormente ser depositadas al interior del tarro de cerveza de su padre (único recuerdo de su vida en Alemania) y sobre este, su amigo vació cerveza hasta que se desbordaron por completo sus cenizas8. Estas peticiones fueron hechas por Heidi –la mujer- quién gustaba de nadar en mar abierto, tomar cerveza, de los animales y cocinar platillos de la gastronomía europea.
8 Comunicación personal del ciudadano Jorge Balderas Calderón el 23 de julio de 2023.
Reconocer el trabajo de Heidi Chemin implica apreciar su dedicación a la in- vestigación etnográfica, la valorización de la diversidad cultural, la atención a la ética de la investigación y el interés genuino de hacer investigaciones comprome- tidas. Este artículo se suma a los homenajes que han sido realizados en el INAH de San Luis Potosí sobre la vida y obra de Heidi Chemin Bassler -la mujer y la etnóloga- quién con su trabajo contribuyó a la preservación y valorización de la diversidad cultural del pueblo xi´úi, resaltando la complejidad de sus tradiciones, lengua y las formas de vida de este pueblo, así como las distintas violencias y exclusiones suscitadas al interior de las comunidades xi´úi. ֍
Referencias
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