Artículos Académicos

Radiografía de la juventud en Chiapas. Problemáticas, transformaciones y desafíos trazados desde las ciencias sociales

Radiography of youth in Chiapas. Problems, transformations, and challenges traced from the social sciences

Carlos de Jesús Gómez-Abarca
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México

Radiografía de la juventud en Chiapas. Problemáticas, transformaciones y desafíos trazados desde las ciencias sociales

Antrópica revista de ciencias sociales y humanidades, vol. 10, núm. 20, pp. 41-68, 2024

Universidad Autónoma de Yucatán

Recepción: 30 Noviembre 2023

Aprobación: 08 Mayo 2024

Resumen: Desde la segunda mitad del siglo XX se registra un creciente interés por la población joven en distintas partes del mundo. En Chiapas, México, esto se hace manifiesto desde hace dos décadas. El objetivo de este trabajo es realizar una “radiografía” de la juventud en Chiapas, a través del estudio del conocimiento acumulado en la academia sobre este grupo poblacional. El estudio se basa en un registro, sistematización y análisis de 55 tra- bajos de investigación, publicados en libros y revistas académicas. Entre las conclusio- nes, se destaca la multiplicidad de procesos económicos, políticos y culturales que arti- culadamente influyen en la forma en que se experimenta la condición juvenil en Chiapas, así como también los avances y desafíos abiertos en este campo de investigación.

Palabras clave: jóvenes, condición juvenil, frontera, Chiapas, estado del conocimiento.

Abstract: Since the second half of the 20th century, there has been a growing interest in the young population in different parts of the world. In Chiapas, Mexico, this has been evident for the past two decades. The aim of this work is to conduct a “radiography” of population goup, through the study of accumulated knowledge in academia about youth in Chiapas. The study is based on the registration, systematization, and analysis of 55 research wor- ks published in books and academic journals. Among the conclusions, the multiplicity of economic, political, and cultural processes that collectively influence the way youth condition is experienced in Chiapas is highlighted, as well as the progress and open cha- llenges in this research field.

Keywords: youth, youthful condition, border, Chiapas, state of knowledge.

Introducción

Las investigaciones sobre la juventud en América Latina han experimentado un significativo desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX. En 2006, Pérez Islas se propuso trazar un “mapa” de este campo de estudios, utilizando como base revistas especializadas, informes de organismos internacionales, grupos de trabajo, estudios de caso, encuestas y estados del arte nacionales. En su análisis, señala que, a pesar de las diferencias entre los países de la región, existe un desa- rrollo amplio y diverso en diversos campos relacionados con la juventud. No obs- tante, este desarrollo se caracteriza por ser fragmentario, con poca continuidad en los procesos de discusión conceptual y metodológica, y con una concentración de los estudios en espacios urbanos.

En México, el desarrollo del campo de estudios sobre la juventud co- menzó principalmente en la década de los ochenta del siglo XX, con un enfoque inicial en la conceptualización de la juventud. Durante los años noventa del siglo pasado, se avanzó hacia diferentes enfoques socio-antropológicos, explorando temas como organizaciones, culturas, estilos e identidades juveniles. Esto permi- tió investigar la diversidad de prácticas expresivas y constitutivas de la juventud en las principales zonas urbanas del país (Pérez-Islas, 2006; Mendoza, 2011).

Con el tiempo, se fueron incorporando diversas temáticas y perspectivas para su estudio. Entre los temas que se fueron sumando destacan la sexualidad, la educación, el empleo, el género, la participación, la migración, las adicciones, la juventud indígena-rural, la religión, los valores juveniles (Pérez-Islas, 2006;Mendoza, 2011) y más recientemente los derechos humanos de la juventud, los espacios de violencia, entre otros. En el caso de las perspectivas para su estudio, ganaron terreno los estudios orientados a las transiciones y trayectorias hacia la vida adulta y las perspectivas intergeneracionales (Gómez-Abarca, 2021).

En el caso de Chiapas, se observa un campo de estudios emergente y fruc- tífero, por lo que resulta pertinente indagar sobre sus características, así como sus similitudes y diferencias con respecto a lo ocurrido a nivel nacional y regional. Es importante examinar las tendencias, relaciones, brechas y problemáticas iden- tificadas en este contexto, así como los avances y las perspectivas que se abren en sus líneas de investigación. Este trabajo ofrece un ejercicio de revisión siste- mática, rigurosa y analítica del conocimiento acumulado sobre las juventudes en este estado fronterizo del sur de México.

Existen dos razones que motivan y justifican plenamente la realización de este trabajo. En primer lugar, al hablar de personas jóvenes en Chiapas nos refe- rimos al 32.7% de la población total del estado (UNFPA, IMJUVE y CONAPO, 2021), quienes enfrentan históricas problemáticas hoy en día convergentes, como la creciente violencia, la escasez de oportunidades laborales y distintos tipos de

desigualdad. En segundo lugar, este campo de estudio está cobrando cada vez más interés y ciertos temas muestran un nivel de institucionalización en espacios académicos (Cruz, 2020).

Por lo anterior, esta revisión se plantea una “radiografía” de la multipli- cidad de problemáticas, transformaciones y desafíos de la juventud chiapaneca planteados desde las ciencias sociales. El trabajo está compuesto por este aparta- do introductorio, una acotación metodológica y la presentación de los resultados, seis secciones temáticas y una sección conclusiva.

Delimitación metodológica y presentación de resultados

Este análisis se basó en la revisión de trabajos publicados en revistas y libros académicos publicados en lo que va del siglo XXI. La selección de estos traba- jos se detuvo una vez que se consideró que la muestra era representativa de las principales líneas temáticas localizadas. La sistematización se llevó a cabo prio- rizando este criterio temático, tomando en cuenta el título de cada publicación. Para ello, se creó una matriz de datos que incluyó el objetivo, la línea temática, la perspectiva teórico-metodológica, la muestra, los resultados y las conclusiones. Posteriormente, se redactó una revisión sintética y analítica, la cual fue comple- mentada y contrastada con estados del arte y literatura sobre la situación particu- lar de la entidad.

En total se registraron 60 trabajos publicados acorde al tema de investiga- ción. De estos textos, 55 fueron categorizados en 6 temáticas centrales y son los que componen principalmente este análisis. Los 5 restantes se colocaron en una categoría miscelánea y se recuperan hacia el final de este trabajo de manera tan- gencial. De los 55 trabajos analizados, 36 fueron artículos publicados en revistas y 19 capítulos de libros académicos. Las 6 categorías temáticas son: Comporta- miento sexual y salud reproductiva, Juventudes indígenas, Arte, identidades y culturas juveniles, Educación e interculturalidad, Migración forzada y movilidad humana y Activismos, participación y organizaciones (Cuadro 1).

Categorías temáticas
Cuadro 1.
Categorías temáticas
Fuente: elaboración propia.

Los estudios muestran una articulación temática compleja lo que ha derivado en una paulatina articulación orgánica en las propuestas explicativas (líneas negras y verdes). Se induce que la ausencia de articulaciones (líneas rojas segmentadas), entre Identidad y Sexualidad, Participación sociopolítica y Sexualidad y entre Educación intercultural y Participación sociocultural es significativa de los sub- campos menos desarrollados (Figura 1).

Conexiones temáticas.
Figura 1.
Conexiones temáticas.
elaboración propia, con base en palabras clave de 55 trabajos revisados.

En cuanto a las principales perspectivas metodológicas de este universo de tra- bajos, destaca la predominancia de investigaciones cualitativas, que representan el 87%. Le siguen las metodologías cuantitativas con el 4%, las metodologías mixtas con el 7%, y las metodologías de investigación colaborativas con el 2% (Cuadro 2). En el siguiente apartado se presentan sintéticamente las aportaciones en cada subcampo de estudios.

Metodologías utilizadas
Cuadro 2.
Metodologías utilizadas
elaboración propia.

Comportamiento sexual y salud reproductiva

En la primera década del siglo XXI, el conocimiento sobre el comportamiento se- xual de los jóvenes rurales e indígenas era escaso. Sin embargo, diversos autores han contribuido a este subcampo desde diferentes perspectivas.

El estudio de Cruz (2006), pionero en este tema, investiga las manifesta- ciones cotidianas de la sexualidad en adolescentes desde una perspectiva psico- lógica. A través de observaciones no participantes en un plantel del Colegio de Bachilleres de Chiapas de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez, muestra cómo los jóve- nes expresan su virilidad, fortaleza y audacia a través de interacciones y juegos, como abrazos, caricias y besos, facilitando la liberación de su pulsión sexual y el desarrollo de ritos de paso hacia la adultez.

Desde una perspectiva construccionista, Reartes (2007) examina las re- presentaciones sociales del inicio sexual y el uso del condón entre jóvenes es- tudiantes indígenas de la Región Altos. Se destaca la importancia de la primera experiencia sexual como un evento cargado de significados y expectativas que varían según el género, la etnia, la clase social y otros factores. La investigación revela el inicio de la vida sexual en relaciones heterosexuales, la aparición del noviazgo, la iniciativa masculina, los dilemas morales y las dificultades en el uso

del condón. Asimismo, se evidencia una diferenciación de género que influye en todos estos procesos.

Jiménez y Evangelista (2008) profundizan en el análisis de las relaciones de género y la vulnerabilidad al VIH/SIDA en jóvenes rurales de dos comuni- dades de la Región Frontera, donde la economía se sustenta en la agricultura de subsistencia y el trabajo asalariado en un aserradero, y donde la migración tem- poral es una estrategia común para mejorar las condiciones de vida. Confirman la diferenciación de género en la construcción de la sexualidad: mientras los hombres se caracterizan por la fuerza, la experiencia y la “incontrolabilidad”, las mujeres se identifican por el cuidado de la virginidad, el silencio y la falta de planificación en su sexualidad. Esta diferencia lleva a situaciones de vulnerabi- lidad distintas para ambos géneros. Mientras que a los jóvenes se les presiona para tener relaciones sexuales con trabajadoras sexuales, a las jóvenes, exigir el uso del condón a su pareja masculina representa un quiebre con la normatividad. Las autoras destacan la necesidad de cuestionar los roles de género establecidos y fortalecer la capacidad de las mujeres para tomar decisiones que las protejan de relaciones sin protección.

Ballinas-Urbina y otros (2015) estudian los comportamientos sexuales de jóvenes entre 15 y 24 años en municipios con diversos grados de marginación, considerando la desigualdad de género. Analizan los inicios de la sexualidad y riesgos como embarazos no deseados, ETS y cambios en las trayectorias de vida. Los resultados revelaron que el comportamiento sexual de los jóvenes está vincu- lado estrechamente a las condiciones de marginalidad, con rasgos de un “modelo tradicional” en estratos muy marginados y uno “no tradicional” en menos mar- ginados. La mayor marginación se asocia con mayor prevalencia de la primera experiencia sexual con trabajadoras sexuales y menor uso de preservativos. Entre los rasgos no tradicionales, la mitad de las jóvenes tiene su primera relación con un novio y la otra mitad con su esposo, y la curiosidad es un motivo común. Ade- más, el bajo nivel educativo se relaciona con comportamientos más tradicionales.

Si bien el trabajo de Jiménez y Evangelista (2008) planteó que la migra- ción aumenta la vulnerabilidad de los jóvenes en cuanto a su sexualidad. Poste- riormente, Reartes (2017) analizaría las implicaciones específicas de la migración interna e internacional en mujeres y hombres jóvenes tsotsiles. Los altos niveles de marginación en la región Altos han aumentado las desigualdades sociales, lo que lleva a muchos jóvenes a migrar en busca de mejores condiciones de vida. La perspectiva interseccional fue útil para analizar cómo las migraciones, junto con clasificaciones de género, clase, origen nacional, raza, etnicidad, edad, condición migratoria, orientación sexual e inserción laboral, interactúan y generan una di- versidad de trayectorias, experiencias y riesgos, especialmente en los ámbitos de la sexualidad y la reproducción.

Investigaciones posteriores (Pérez y otros, 2021) revelan, a través de un enfoque psicológico, que las conductas sexuales de jóvenes indígenas y urbanos en Chiapas difieren. La mayoría de los jóvenes que iniciaron su vida sexual y utilizan preservativo en su primera relación viven en áreas urbanas. Además, se identifican síntomas de depresión, impulsividad y relaciones deficientes con los padres relacionadas con un inicio temprano de la vida sexual, menor uso del condón en la primera relación y posteriores, así como una mayor cantidad de parejas sexuales. Los autores sugieren posibles intervenciones psicológicas para adolescentes en contextos de marginalidad social y étnica.

Estos estudios comparten la preocupación por comprender el comporta- miento sexual de los jóvenes, explorando las condiciones sociales, culturales y económicas que moldean su sexualidad. Se enfocan en diferentes aspectos de la sexualidad juvenil, tales como la primera experiencia sexual, el uso de preserva- tivos y las relaciones de género. Más allá de estos aspectos específicos, hay una valoración compartida sobre la importancia de cuestionar los roles de género establecidos, y se reconoce la migración como un factor que puede aumentar la vulnerabilidad sexual de los jóvenes.

En cuanto al origen disciplinario de los enfoques analíticos y la pers- pectiva metodológica, los trabajos de esta sección son diversos. La mayoría de los autores emplean enfoques interdisciplinarios que combinan la psicología, la antropología y la demografía. En el nivel metodológico, prevalece una aproxima- ción que utiliza perspectivas construccionistas e interseccionales, y se basa en la observación etnográfica, entrevistas semiestructuradas y talleres para recuperar información (Cruz, 2006; Reartes, 2007y 2017;Jiménez y Evangelista, 2008; Evangelista y otros, 2009). No obstante, algunos autores optan por metodologías cuantitativas y recurren a encuestas para recabar información (Ballinas-Urbina, 2015; Ocaña, 2021).

Juventudes indígenas

Una de las primeras discusiones en este subcampo borda sobre la existencia de la juventud en las poblaciones indígenas. Reyes (2008) abona a esta, partiendo de la multidimensionalidad de los ciclos de la vida, en el que se combinan medi- das cronológicas, estatus, roles y tiempos históricos, para comprender el periodo de juventud que se experimenta en comunidades mixes y zoques. En estas co- munidades, la juventud se iniciaría desde los 13 y 14 años y su término estaría marcado por el matrimonio, independientemente de la edad. Como en el ámbito de la sexualidad, fuertes transformaciones en la educación y las migraciones han influido en las fronteras etarias y los roles socialmente construidos. Este hallazgo fue un punto de partida para futuras investigaciones.

Cruz (2009) analiza cómo los procesos migratorios están propiciando la emergencia de la juventud entre indígenas migrantes, desafiando los discursos establecidos sobre los sujetos juveniles. Ante las dificultades para acceder a la educación, el trabajo agrícola o el empleo, la migración se convierte en la única opción viable, dando lugar a nuevos efectos culturales y formas de vivir la condi- ción juvenil. Entre las mujeres, por ejemplo, surge la idea de ser joven asociada a asumir roles de jefas de familia, buscar empleo, obtener mayor educación, ganar autonomía y experimentar diferentes estilos de vida, incluyendo el noviazgo, la sexualidad y la elección de pareja con menos restricciones. No se trata simple- mente de un cambio de una visión tradicional a una moderna sobre la juventud, sino de rupturas con nociones y prácticas tradicionales que se combinan con la reproducción selectiva, generando tensiones y paradojas.

En otro estudio, Cruz (2012) aborda la emergencia de la juventud indígena en Chiapas, definiéndola como categoría, etapa y proceso. Destaca la importancia de proyectos y procesos políticos externos para comprender el empoderamiento del sujeto joven indígena, junto con las dinámicas estatales y regionales. El papel de los maestros bilingües de los Centros de Coordinación Indígenas, la crisis agraria tras el inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el levanta- miento zapatista de 1994, la migración internacional indígena y los desplazamientos forzados contribuyeron al reconocimiento de este sujeto, dotándolo de capacidad de acción y conciencia en un contexto de profundas continuidades y rupturas.

En trabajos posteriores, Cruz (2014 y 2017b) propuso analizar el cambio generacional entre los tsotsiles, tseltales y choles, utilizando el término “etno- juvenil” como categoría teórica-metodológica, que entrelaza la etnicidad y la juventud. Esta noción se manifiesta como una transformación identitaria frente a “la costumbre”, caracterizada por una racionalidad más individualizada que cuestiona los preceptos culturales y órdenes sociales para preservar lo considera- do necesario. Los jóvenes defienden sus derechos con un estilo más voluntarioso, promovido por la soltería, el noviazgo y la diversión, facilitados por el acceso a la educación superior y la migración. Estas nuevas formas de estar en el mundo de las generaciones indígenas actuales dialogan con los modelos occidentales de juventud y se enfrentan a tensiones con el desempeño social y cultural, así como con las actividades laborales, familiares y comunitarias.

Otros estudios contribuyeron al reconocimiento y caracterización de los cambios que están ocurriendo entre las juventudes indígenas. Neila (2013) ex- plora cómo las familias tsotsiles enfrentan diversas formas de modernidad, lo que ha provocado cambios en su estructura y dinámica interna. La desobediencia, la irreverencia, la amoralidad y la ruptura con la armonía en la convivencia por parte de los jóvenes explican la emergencia de algunas denominaciones en las comunidades, como “mujeres locas” y “hombres locos”, para referirse a sujetos transgresores del orden establecido, que impulsan otro orden social, un “nuevo

vivir” o “ach’ kuxlejal. En este trabajo se analizan los “amores locos” de una joven chamula que se trasladó a la ciudad de San Cristóbal de Las Casas con el deseo de construir una vida más autónoma y “moderna”, rompiendo con una ética y moral tradicional y enfrentando sanciones sociales. La autora concluye que con esta experiencia se favoreció un orden moral familiar mixto que es más acorde con el “nuevo vivir” y alimentó la “voluntad del corazón” o “agencia”, así como el deseo de construir su propia vida.

Perezgrovas (2016) llega a conclusiones similares a las de Neila (2013). A partir de su trabajo de campo en comunidades tsotsiles y tseltales, identifica dos perfiles entre las personas jóvenes. Por un lado, se encuentran aquellos que dejaron su comunidad, con progenitores involucrados en diversas actividades productivas y con altos niveles de analfabetismo, y expresan su deseo de estudiar a nivel pro- fesional, proyectándose hacia trabajos en ONG, agricultura empresarial o negocios propios. Por otro lado, están quienes no han salido de su comunidad y mantienen una continuidad en las actividades cotidianas, principalmente en la agricultura y la ganadería, con progenitores que se dedican a lo mismo y tienen un alto nivel de analfabetismo. Sus aspiraciones incluyen conseguir empleo en la ciudad, adoptar el estilo occidental en su vestimenta y mejorar su dominio del castellano.

Desde otra perspectiva, Tipa (2017) explora los elementos que influ- yen en la identificación étnica, diferenciando entre componentes “nominales” y “activados” entre estudiantes de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNI- CH)-San Cristóbal, procedentes de diversos contextos étnicos y no étnicos. Entre los principales elementos, identifica el idioma, la descendencia, el territorio y las prácticas culturales “tradicionales” como pilares clásicos de la etnicidad. Sin embargo, entre aquellos que viven en la ciudad o no hablan una lengua regional, las prácticas culturales y el idioma pierden relevancia en la identificación étni- ca, mientras que la descendencia se convierte en el argumento principal. Tipa argumenta que varios procesos, como la migración a las ciudades, los modelos culturales dominantes, la discriminación histórica y los programas educativos de interculturalidad, afectan estos elementos étnicos, y concluye que la identidad étnica es dinámica y está compuesta por elementos que pueden ser activados o desactivados según la situación, lo que resulta en diferencias cualitativas en la identificación étnica entre personas con diferentes “capitales étnicos”.

Los estudios examinados en este subcampo convergen en la preocupación por comprender la dinámica de la juventud indígena y su identidad étnica desde una perspectiva multidimensional, en contextos de cambio político, social y cul- tural. Se destacan los cambios en las comunidades indígenas como resultado de la modernidad, la migración y la influencia de procesos políticos externos. Todos los trabajos reconocen la emergencia de nuevas formas de vivir la condición juvenil y de identificación étnica, así como la complejidad de estos procesos en un contexto de continuidades y rupturas.

En cuanto al origen disciplinar de los marcos teóricos y la perspectiva metodológica se observan también convergencias. La mayoría de los estudios se sitúan desde marcos antropológicos y emplean enfoques cualitativos, como la etnografía y el análisis de casos, para capturar la complejidad de la experiencia juvenil indígena (Reyes, 2018: Neila, 2013). Asimismo, algunos autores, adop- tan posturas interdisciplinares y metodologías mixtas. Por ejemplo, Cruz (2009,2012, 2014, 2017b), quien recurre a una posición más socioantropológica para analizar la juventud indígena y Tipa (2017) quien propone una metodología que incluye entrevistas y encuestas para explorar la identificación étnica.

Educación e Interculturalidad

Una tercera vía para comprender las juventudes chiapanecas es a través de los es- tudios centrados en la educación, especialmente aquellos situados en universidades interculturales. El trabajo de Navarro y Saldívar (2011) ejemplifica estas contribu- ciones. En este estudio se investiga la construcción y el significado de la intercultu- ralidad en la Escuela Normal Intercultural Bilingüe “Jacinto Canek”, cuestionando la persistencia de formas de dominación tradicionales en el paradigma intercultural recientemente adoptado. Se interrogan si los proyectos concretos van más allá del modelo integracionista y homogeneizador de las políticas educativas y de desa- rrollo, permitiendo que las diferencias se conviertan en un proceso de enriqueci- miento entre culturas, en el que se cuestionen las relaciones marcadas por fuertes asimetrías. Entre sus hallazgos, describen las particularidades de esta propuesta y la construcción de significados y prácticas en torno a las categorías de intercultura- lidad, identidad indígena y educación intercultural. Concluyen que, aunque existen avances en la propuesta revisada, también hay contradicciones y aspectos pendien- tes de abordar para avanzar hacia su consolidación.

En una línea argumentativa similar, Tipa (2017) examina las perspecti- vas del estudiantado de la UNICH sobre el modelo educativo y la interculturali- dad. El análisis señala una cierta “etnización” de lo intercultural, donde se utiliza como sinónimo de lo indígena, con connotaciones de “respeto”, “convivencia” y “comunicación”, similar a la noción de “multiculturalidad”. La idea de combinar distintos saberes en un plano de igualdad no aparece como una meta clara. Se reconoce que la interculturalidad es difícil de lograr, y se identifican retos como la necesidad de contar con el personal adecuado para implementar la educación con enfoque intercultural, las diferencias de saberes y la discriminación positiva. Además, se nota que la interculturalidad no se percibe como un ideal de relacio- nes y comunicaciones entre distintos grupos que aún no se ha alcanzado, sino como algo que debería existir en la realidad actual.

En el estudio de Ortelli y Sartorello (2011) se examinan las relaciones entre jóvenes universitarios indígenas y mestizos en dos espacios universitarios

(la Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena y la UNICH), centrándose en los campos de conflicto. Se describe cómo estos jóvenes son protagonistas de conflictos interculturales en la ciudad de San Cristóbal, un entorno urbano carac- terizado por una amplia diversidad de culturas, valores, religiones y afiliaciones políticas, pero también por la persistencia de relaciones interétnicas dicotómicas. El estudio identifica asimetrías en estos espacios universitarios que pueden dar lugar a conflictos en ámbitos académicos, como el acceso a programas compen- satorios y las relaciones interpersonales.

Rodríguez (2016) analiza las experiencias formativas de las y los jóvenes antes, durante y después de ingresar y egresar de la UNICH. El autor interpreta cómo los procesos migratorios regionales, la escolaridad de los padres y otras experiencias significativas influyen en la manera en que asumen su condición juvenil, acceden al espacio educativo y enfrentan tensiones entre indígenas y mestizos debido a políticas de discriminación positiva. También aborda las di- ficultades que enfrentan al egresar de la universidad para encontrar empleo y las posibilidades que se les presentan. Este estudio revela cómo las experiencias formativas influyen en la definición de la condición juvenil de quienes cursan estudios en esta universidad.

El estudio de Sartorello y Peña (2018), situado en la UNICH, se enfoca en los procesos de vinculación comunitaria de estudiantes. Utiliza enfoques como la interculturalidad crítica, la teoría decolonial y la epistemología del Sur para analizar las experiencias y comprensiones de los estudiantes sobre sus prácticas de vincula- ción comunitaria a lo largo de su formación académica. A diferencia de otras investi- gaciones que identifican dificultades para lograr el diálogo horizontal e intercultural, este estudio sostiene que ha sido posible gracias a una metodología sustentada en el enfoque de la investigación-acción-participativa (Sartorello y Peña, 2018).

En otro estudio realizado en la misma universidad, pero desde otra pers- pectiva, Tipa (2020) realiza una revisión del concepto de “clase social” como ca- tegoría explicativa de la diferenciación entre jóvenes indígenas. Este trabajo recu- pera la importancia histórica que ha tenido esta noción en las ciencias sociales y aborda el desafío teórico-analítico que representa su utilización en la actualidad, especialmente cuando se vincula con la cuestión étnica, una de las categorías y marcas de diferenciación social en México, ligada históricamente a la explotación, segregación y marginación. Entre los resultados que ofrece este estudio, destaca la estratificación realizada con fines analíticos de la población estudiantil, asociada a otras dimensiones de la vida, como la posesión material de sus familias, el nivel de estudios de sus padres, su lugar de residencia y la elección de carrera.

Los estudios revisados ofrecen una visión multifacética de las juventudes chiapanecas, destacando la importancia de la educación intercultural. Estos nos revelan la forma en que estos procesos formativos inciden en la forma en que

las y los estudiantes, indígenas o mestizos, experimentan su condición juvenil. Asimismo, comparten la preocupación por los desafíos y contradicciones en la implementación de la interculturalidad, y exploran las relaciones interculturales y los conflictos entre jóvenes indígenas y mestizos en contextos universitarios, señalando asimetrías y tensiones en estos espacios.

Estos trabajos divergen en cuanto a enfoques teóricos y metodológicos utilizados. En los aspectos teóricos, se recuperan teorías antropológicas, socioló- gicas y críticas. La mayoría de trabajos se plantean desde enfoques construccio- nistas y metodologías cualitativas para captar la percepción de diferentes actores involucrados en la educación intercultural (Ortelli y Sartorello, 2011; Rodríguez, 2016;Tipa, 2017; Romero, 2016), otros, recurren a metodologías mixtas, en las que combinan encuestas, entrevistas, grupos focales, entrevistas y observación participante, para analizar distintas dimensiones del fenómeno educativo y los sujetos (Tipa, 2020; Navarro y Saldivar, 2012). Asimismo, es común en estos trabajos el abordaje de enfoques críticos como la teoría decolonial y la epistemo- logía del sur; en uno de los estudios se propone una investigación-acción-partici- pativa (Sartorello y Peña, 2018).

Migración forzada y movilidad humana

La historia migratoria de Chiapas es de larga data1, pero fue en la primera década del siglo XXI cuando la migración de jóvenes a otros estados del país o incluso a Estados Unidos, cobró relevancia por sus números y sus impactos sociales, ganando visibilidad en diversos ámbitos académicos. Uno de los primeros es- tudios en abordar este fenómeno fue el de Rus (2009), quien analizó las múlti- ples oleadas de migración forzada de indígenas tsotsiles hacia la ciudad de San Cristóbal y otras localidades chiapanecas, así como hacia destinos como Tijuana o Cancún, a partir de la década de los setenta del siglo XX. Estas migraciones fueron resultado de crisis políticas, religiosas y económicas que desencadenaron conflictos y violencia en las comunidades de origen. En este contexto, algunos jóvenes indígenas han optado por unirse a los flujos migratorios hacia Estados Unidos o formar parte de agrupaciones en las calles, lo que a menudo se asocia con actividades ilícitas o pandillas.

Aquino (2012) llevó a cabo un estudio etnográfico sobre jóvenes que de- jaron de formar parte de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación

Nacional (EZLN) para convertirse en migrantes internacionales. En muchas co- munidades zapatistas, los jóvenes han garantizado el relevo generacional de las bases del movimiento y son ellos quienes lideran los Municipios Autónomos Re- beldes Zapatistas (MAREZ) y las Juntas de Buen Gobierno (JBG), pero en otras, la migración internacional ha privado a los pueblos de una parte de sus jóvenes. Los participantes en esta investigación eran migrantes de entre 16 y 33 años, en su mayoría originarios de una comunidad ubicada en la Selva Lacandona. Desde muy pequeños, se involucraron activamente en diversas actividades del movi- miento. Sin embargo, en 2004 se unieron a los flujos migratorios debido a difi- cultades objetivas, como la imposibilidad de ganarse la vida como campesinos en un campo devastado por casi 30 años de políticas neoliberales, y a necesidades subjetivas, como su búsqueda de libertad individual, diferenciación y autoafirma- ción. Su migración representa tanto un desplazamiento geográfico como político y subjetivo, marcando un cambio en sus perspectivas futuras y en sus proyectos de vida en comparación con la generación anterior.

Otra perspectiva explorada en relación con los procesos migratorios de los jóvenes chiapanecos es la de los migrantes retornados. Los trabajos de Porraz (2017) y Porraz y Hernández (2019) abordan la experiencia migratoria de jóve- nes de diversas comunidades de Chiapas, con un enfoque particular en aquellos que regresan a su localidad, Las Margaritas. La pobreza y la pobreza extrema, junto con la influencia del capital en el consumo y diferentes estilos de vida, así como la responsabilidad de apoyar a la familia y la energía vital de la juventud, actúan como incentivos para migrar. El regreso de estos migrantes, por moti- vos voluntarios o involuntarios, tiene diversos matices y significados tanto para quienes regresan como para la comunidad receptora, lo que lleva a los autores a referirse a “múltiples retornos”. Las expectativas generadas en torno a los logros materiales de quienes emigraron y los cambios socioculturales que experimenta- ron influyen en la evaluación de éxito o fracaso que se hace de ellos, lo que puede resultar en su exaltación o estigmatización.

Ortiz (2020) examina los elementos que conforman la identidad étnica de los jóvenes que retornan de Estados Unidos a México. Centrándose en la “gene- ración 1.5”, compuesta por aquellos que llegaron a Estados Unidos en edad tem- prana de manera indocumentada y luego regresaron a México, el estudio se enfo- ca en dos comunidades oaxaqueñas y chiapanecas. A partir de historias de vida, se identifican elementos compartidos que caracterizan la experiencia juvenil en el contexto de la migración indocumentada, como la condición de “ilegalidad” después de la preparatoria, la constante reconstrucción y resignificación de sus sueños y trayectorias de vida, la estructura de oportunidades en distintos contex- tos, la identidad ligada a su historia migratoria (como emigrantes o retornados) y la identidad étnica, que se transforma con su experiencia migratoria. Las con- clusiones destacan tres elementos que moldean la identidad étnica al regresar: las

lenguas que aprenden y cómo las utilizan, su estatus migratorio y su progresiva participación en la organización comunitaria.

Por otra parte, son relevantes los estudios orientados a los procesos migra- torios de jóvenes centroamericanos, quienes hacen de Chiapas un lugar de tránsito o de destino. Estos trabajos revelan un entramado complejo de relaciones econó- micas, políticas, sociales y étnicas. Porraz (2015) examina movilidad forzada, em- pleando aportaciones de la Escuela de Chicago y la sociología de las migraciones para visibilizar el papel de la familia y la juventud en países receptores de migran- tes. Destaca la necesidad de considerar la heterogeneidad de las experiencias mi- gratorias, la transformación cultural vinculada al consumo y la dimensión política marcada por la vulnerabilidad y el riesgo en la sociedad capitalista global.

En otro trabajo, Porraz (2017) analiza las violencias que enfrentan los jó- venes migrantes de El Salvador y Honduras en su tránsito por México, especí- ficamente en Tapachula. Para este autor, la violencia debe ser entendida en sus dimensiones físicas, morales y subjetivas, considerando la vulnerabilidad social de estos grupos. Se basa en trabajo etnográfico y multilocal para evidenciar cómo los conflictos armados, la represión estatal y la violencia de pandillas impactan en la vida cotidiana de los migrantes, con episodios de solidaridad, pero también de exclusión social y riesgos asociados al crimen organizado y las autoridades. La triada vulnerabilidad-violencia-desafío sintetiza las experiencias de estos jóvenes migrantes.

En esta misma línea de investigación se encuentra el estudio de Gó- mez-Abarca y Vázquez (2021b) centrado en el exilio de jóvenes nicaragüenses en México, un fenómeno migratorio que ha ganado relevancia en los últimos años. La crisis sociopolítica desencadenada en Nicaragua a partir de la represión contra manifestantes en abril de 2018, sumada a otras crisis económicas, de salud y de derechos humanos, ha provocado un aumento en la movilidad forzada de jóvenes activistas. Muchos deciden abandonar su país para proteger su integridad física y continuar participando en la vida política desde el exilio, con la esperanza de regresar cuando las condiciones lo permitan. Aunque la llegada de jóvenes nicaragüenses a México es discreta y aún incipiente en comparación con otros grupos centroamericanos, su presencia se hace cada vez más notable. Este trabajo explora, el perfil de esta nueva diáspora, sus orígenes y algunas de sus proyeccio- nes en territorio mexicano.

En esta línea de investigación convergen dos campos de estudio que han evolucionado de manera orgánica en las últimas décadas. Por un lado, los estudios sobre migración que destacan la naturaleza dinámica de la movilidad humana, incluyendo el papel crucial de niños y jóvenes. Por otro lado, los estudios de juventud que también han ido reconociendo los efectos de fenómenos como la migración en las comunidades y en las experiencias juveniles. Esta convergencia

nos permite ahora comprender las causas estructurales y las motivaciones de los protagonistas de los flujos migratorios, así como reconocer la diversidad de expe- riencias que caracterizan las salidas, los tránsitos y los retornos de los migrantes del sur de México y Centroamérica.

En los estudios de migración de jóvenes en Chiapas predominan análisis antropológicos y sociológicos y se emplean una variedad de métodos cualitativos para comprender las complejidades de este fenómeno. Esta serie de trabajos recu- rre a la observación, la etnografía multi-local en los lugares de origen, de tránsito y de acogida de los migrantes, al análisis discursivo, a los grupos focales y a las entrevistas a profundidad para sumergirse en las experiencias de los jóvenes migrantes y analizar las violencias enfrentadas estos en diferentes contextos, per- mitiendo una comprensión profunda del fenómeno.

Arte, identidades y culturas juveniles

La intersección entre cultura, arte e identidad ha ganado relevancia como un subcampo de estudios en constante crecimiento. Estos trabajos consideran las producciones artísticas y culturales como puntos de partida para comprender las nuevas sensibilidades, intersubjetividades, identidades y culturas juveniles que emergen en diversos entornos rurales y urbanos. Además, exploran cómo estas expresiones se convierten en agentes culturales que moldean y reflejan las diná- micas sociales y culturales contemporáneas.

En el trabajo de López (2017), se explora la emergencia de identidades juveniles en los espacios culturales de Chiapas, donde el arte se entrelaza con la cultura y las subjetividades de los jóvenes artistas de los pueblos originarios de Chamula, Tenejapa y Zinacantán. A través de diversas manifestaciones artísticas y culturales, como la música, el teatro, la fotografía, la escritura y la producción audiovisual, se configura lo que la autora describe como el movimiento artístico de la región Altos. López identifica rasgos identitarios comunes en estos jóvenes, como su pertenencia a comunidades de origen mayense, la proximidad a sus len- guas, y el valor que otorgan a su cosmovisión, en la que se entrelazan sus prácticas ancestrales, religiosas, el entorno natural, los saberes tradicionales, la vestimenta y la lengua. Sin embargo, también señala diferencias de género, especialmente en las dificultades que enfrentan las mujeres para participar en prácticas no tradicionales en sus comunidades. Según la autora, estos jóvenes están redefiniendo e impulsan- do nuevos espacios de identidad cultural, que representan una forma innovadora de vivir la condición juvenil contemporánea en sus pueblos originarios.

Por su parte, Coutiño (2021) se adentra en el trabajo de jóvenes hablantes de lenguas indígenas, centrándose en la creación de documentales como medio de expresión. A través de estas obras, los directores exploran aspectos vinculados

a su identidad, sus raíces y su visión de futuro. Los documentales proporcionan una ventana para compartir parte de estas identidades, memorias y demandas so- ciopolíticas y culturales. Sin embargo, este proceso no está exento de tensiones, tanto dentro de la comunidad, donde algunos pueden resistirse a los cambios que representan estos jóvenes, como hacia el exterior, donde enfrentan obstáculos con instituciones que promueven una política cultural “indigenista”, así como dificultades para la distribución de sus trabajos.

En su trabajo, Castañeda (2017) ofrece un análisis del consumo cultural entre los jóvenes en San Cristóbal, identificando distintas “gestiones culturales”. Estas incluyen una gestión institucional asociada al turismo y el desarrollo, guia- da por criterios económicos y de patrimonialización de espacios públicos; otra surgida en pequeños o medianos negocios privados, tanto de nacionales como extranjeros, que fomenta la diversidad cultural y la creación de identidades dis- tintivas; y, simultáneamente, una gestión que se desarrolla como un campo varia- do de producción cultural en espacios religiosos, tradicionales, plazas públicas, plazas privadas y espacios alternativos de socialización. Estas gestiones a me- nudo generan tensiones con algunos actores juveniles que expresan los procesos de inclusión-exclusión en la ciudad de diversas formas. En última instancia, se concluye que la escena cultural es diversa, centralizada, fragmentada y desigual, y que el desafío actual para la política cultural es construir una visión intercultu- ral que comprenda al otro y lo posicione como interlocutor en la gestión cultural, considerando a jóvenes de diferentes sectores urbanos y sociales.

Uno de los grupos juveniles que ha desafiado la definición de la cultura, el papel de la juventud y los espacios públicos se reúne en torno al graffiti. Según Gómez-Abarca (2014), esta práctica implica componentes políticos y culturales que se desarrollan en San Cristóbal. Originario de los barrios de Estados Unidos, el graffiti se extendió hacia el norte y centro de México para llegar a esta ciudad chiapaneca en la década de los noventa del siglo pasado. A través de estas produc- ciones, los jóvenes construyen identidades individuales y colectivas, representan sus realidades, expresan inconformidades, se apropian de los espacios públicos, cuestionan el ordenamiento socioespacial y generan disputas por la definición del paisaje urbano. Por lo tanto, puede considerarse como un producto cultural com- plejo que permite a los jóvenes posicionarse como sujetos político-culturales.

Otra forma de expresión visual de creciente interés es el muralismo de- sarrollado principalmente en las ciudades. En el trabajo de Pinto (2021), se re- flexiona sobre cómo dos jóvenes artistas desarrollan un muralismo comprome- tido socialmente, utilizando el arte como una herramienta pedagógica que busca la inclusión e integración de migrantes en la ciudad fronteriza de Tapachula. Por otro lado, en el trabajo de Morales (2021), se realiza una aproximación al desa- rrollo de expresiones gráfico-pictóricas en San Cristóbal, así como una revisión de las trayectorias de cuatro artistas y su relación con la ciudad y sus muros.

En otro estudio, Serrano-Santos (2017) examina los estilos de vida emer- gentes entre jóvenes indígenas en espacios urbanos, especialmente en zonas pe- riféricas de San Cristóbal que han experimentado una migración indígena sig- nificativa en las últimas décadas. Se analiza cómo estos jóvenes enfrentan el racismo, la discriminación y la exclusión en el centro urbano, al mismo tiempo que reconfiguran sus subjetividades, prácticas, discursos y espacios sociales a través de expresiones deportivas, culturales y artísticas en diferentes lugares pú- blicos urbanos. Según la autora, la ciudad está formada por espacios yuxtapues- tos que a veces se acercan y otras se alejan, aparentando integración, pero siendo excluyentes entre sí. Los jóvenes de la periferia muestran estrategias para superar las limitaciones y desventajas, así como la apropiación y producción de espacios sociales para enfrentar la vida siendo jóvenes.

Directamente relacionado con el trabajo de Serrano-Santos (2017), se en- cuentra el estudio de Romero (2021) sobre el uso y la resignificación de espacios públicos por parte de jóvenes que practican skateboarding en San Cristóbal. El trabajo describe cómo estos jóvenes, independientemente de su origen étnico, se convierten en agentes de cambio cultural, creando espacios de sociabilidad crea- tivos y prácticas de alteridad, reconociendo las diferencias en una ciudad carac- terizada por tensiones y conflictos por el uso de los espacios y motivos raciales.

Los trabajos de Zebadúa-Carbonell, López-Moya y Ascencio (2017), Ávila (2020), López-Moya (2020) y Zebadúa (2020) se centran en la producción de música conocida como rock indígena o “etnorock”, un movimiento musical en el que participan jóvenes de distintos grupos étnicos del estado. A pesar de las di- ferencias en sus enfoques, estas investigaciones proporcionan una comprensión de lo que representan estas expresiones musicales. La fusión entre lo indígena y el rock sitúa a los jóvenes en diferentes universos culturales, y la creación de su música revela un sentido relacional, intercultural y transcultural. El resultado es un híbrido cultural que permite a los jóvenes reivindicar su lengua y su etnicidad con orgullo, al mismo tiempo que plantean un posicionamiento de innovación y transformación, expresando sus propios pensamientos, razonamientos y actitu- des. Este movimiento conlleva transformaciones identitarias tanto en los jóvenes como en la escena musical y en las comunidades de origen.

Más recientemente, otros trabajos se han sumado al estudio de diversas ex- presiones musicales y el papel de los jóvenes como actores y gestores en la pro- ducción y circulación de bienes culturales. Entre ellos, se encuentran reflexiones sobre las experiencias musicales emergentes durante la pandemia en 2020, donde los jóvenes recurrieron al uso de herramientas digitales para mantenerse activos (López-Moya, 2021), así como la producción y consumo cultural entre jóvenes zo- ques, principalmente a través de la música de ska (Bermúdez y López-Moya, 2021).

Estos estudios nos brindan una mirada profunda sobre la ciudad de San Cristóbal, que emerge como un epicentro de diversos movimientos artísticos y culturales liderados por jóvenes de la región. Estas expresiones no pueden en- tenderse sin considerar las experiencias de los sujetos que las llevan a cabo, la transformación de sus identidades y culturas, las relaciones que establecen con otros actores culturales y políticos, la articulación entre lo global y lo local, y las transformaciones socioespaciales en esta ciudad y en el estado de Chiapas. Estos trabajos se desarrollan desde distintas perspectivas socioculturales con enfoques metodológicos cualitativos. La etnografía, las historias de vida, las entrevistas a profundidad y a la investigación documental son algunas de las vías utilizadas para dar cuenta de este mosaico de expresiones y movimientos juveniles.

Activismos, participación y organizaciones

Otro tema de creciente interés es el agenciamiento, los activismos y la participa- ción de jóvenes a través de diversos colectivos, organizaciones y movimientos sociales, así como la centralidad de diferentes acciones culturales en la política. Estos estudios, principalmente elaborados desde una perspectiva sociológica y antropológica, articulan una comprensión local de estos fenómenos con procesos sociopolíticos a nivel nacional y global.

Corpus (2008 y 2009) examina los liderazgos emergentes entre jóvenes indígenas dentro de una comunidad religiosa en El Corralito. En el año 2000, algunos jóvenes, aunque en menor medida las jóvenes, participaron activamente en las actividades religiosas y lideraron una organización eclesial. En este con- texto, los jóvenes tseltales presbiterianos desarrollaron prácticas que desafiaron la inclusión eclesiástica y las normas de su comunidad, en un contexto de cambio en las prácticas juveniles, la educación institucionalizada, las actividades eco- nómicas y los procesos migratorios. La Sociedad de Esfuerzo Cristiano “Los Mensajeros de Cristo” proporcionó el espacio para estas prácticas divergentes, que incluyeron la búsqueda de una relación de género más equitativa, el uso del español en las prácticas rituales, el empleo frecuente de cánticos en español en diversos géneros musicales y el liderazgo juvenil como punto central en la expe- riencia religiosa. Estas divergencias encontraron apoyo, pero también provoca- ron controversias y resistencias.

En el trabajo de Gómez-Abarca (2019) se examinan las experiencias par- ticipativas y organizativas de jóvenes en protestas y movimientos sociales que tuvieron lugar en Chiapas y México entre 2012 y 2014, con una participación notable de estudiantes de preparatorias, universidades y escuelas normales. Es- pecíficamente, se destaca la implicación de los jóvenes en los movimientos #Yo- soy132, en contra de las reformas estructurales y en reclamo de justicia por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los cuales lograron resonancia

a nivel nacional e internacional. Estos estudios analizan las formas de acción colectiva, los ideales políticos y los procesos represivos estatales dirigidos contra jóvenes activistas. En un trabajo posterior, Gómez-Abarca (2021) examina la contribución de estas protestas protagonizadas por jóvenes estudiantes al panora- ma político del estado de Chiapas, reconociendo el legado de algunos de los mo- vimientos estudiantiles paradigmáticos en México y América Latina, así como la importancia de reflexionar sobre las estructuras de oportunidades políticas que pueden inhibir o incentivar diversas acciones colectivas.

En otro trabajo, Pérez y otros (2018) interpretan las vivencias de opresión y resistencia de tres mujeres estudiantes universitarias. Desde una perspectiva interseccional exploran las estructuras de desigualdad sistemáticas, relacionadas con el género, la etnia y la clase, que convergen en las experiencias cotidianas de estudiantes universitarias autodefinidas como indígenas, que decidieron con- tinuar sus estudios profesionales. Las formas de opresión que se develan en este estudio están asociadas a la reproducción de la cultura patriarcal mediante las instituciones sociales como la familia y la escuela, las violencias sistemáticas, las carencias de poder para desarrollar y usar sus capacidades libremente, la explota- ción de su trabajo, la marginación, la discriminación, la subordinación al trabajo doméstico y la falta de reconocimiento de su cultura, de manera cotidiana. En el trabajo se reconoce la ambivalencia que se produce cuando los sujetos reconocen las condiciones de las estructuras y sus condiciones de subordinación y actúan con rebeldía, desorden e impugnación respecto a estos.

Los trabajos de García y otros (2019ay 2019b) analizan la participación, organización y experiencia de los jóvenes en actividades de promoción del arte y la cultura en Ocozocuautla. Desde una perspectiva cualitativa, se interpreta la in- formación obtenida en conversaciones informales y entrevistas con organizadores del movimiento Somos Barrio Fest, jóvenes estudiantes y profesionales de entre 16 y 27 años. Estos convocaron a creadores, artistas y artesanos para integrarse a una cartelera cultural en la vía pública, con el propósito de promover el arte y la cultura y reconfigurar relaciones comunitarias entre personas del lugar y de fuera de los barrios. Los autores sostienen que en este proyecto la comunidad se convierte en un territorio emblemático sobre el cual se establece una red de relaciones, donde la cultura nuclea una dinámica de cooperación individual y colectiva, el sentido de pertenencia, la identidad comunitaria, la lucha y la significación de problemáticas de la comunidad, así como la construcción de una propuesta política que resiste a la globalización, la comercialización y el consumo sin identidad y pertinencia (García y otros, 2019a). De esta manera, se logra un fortalecimiento de la comunidad y la participación ciudadana (García y otros, 2019b).

En otra dimensión de los activismos y las disidencias juveniles se en- cuentran trabajos que se enfocan en la participación de jóvenes a través de co- lectivos político-culturales, los cuales pueden ser interpretados como formas de

resistencia o militancia político-cultural. Gómez-Abarca (2019) analiza la gráfica política de San Cristóbal desde una perspectiva semiótico-visual, centrándose en los marcos de acción colectiva. Esto le permite explorar los diagnósticos, pronósticos y motivaciones de los activistas plasmados en intervenciones calle- jeras, concluyendo que, más allá de ser un simple medio de expresión política, estas manifestaciones reflejan la impugnación social de un escenario distópico, así como los valores éticos, morales y de justicia que se persiguen en diferentes movimientos sociales, y la reivindicación de la acción colectiva como un vehícu- lo de transformación social.

En conjunto, estos trabajos principalmente de tipo sociológico y antropo- lógico abrieron la posibilidad de explorar las diferentes modalidades de participa- ción, organización y activismo de las y los jóvenes del estado. Las causas que se enarbolan son diversas, así como también lo son la intensidad de su participación y el impacto de las organizaciones barriales, comunitarias o movimientos con im- pacto nacional e internacional. En estas acciones y organizaciones podemos obser- var a la juventud comprometida buscando incidir en sus realidades para resolver los problemas que les aquejan. En estos estudios se utilizan predominantemente metodologías cualitativas para acceder a través de observación (en algunos casos participante) y entrevistas para conocer en las experiencias de los sujetos.

Conclusiones

La literatura analizada revela un campo de estudios sobre las juventudes en Chia- pas en constante crecimiento. Se destaca un desarrollo amplio en estudios de caso sobre diversas temáticas, con una marcada atención hacia los entornos rurales y su interacción con los espacios urbanos. Se profundiza también en las juventudes indígenas y sus complejas relaciones multi, inter y transculturales, especialmente en el contexto de sus desplazamientos a otras ciudades, estados y países. Este panorama ha llevado a una cierta institucionalización del campo, manifestada en la formación de grupos de trabajo, la inclusión de asignaturas específicas, la rea- lización de encuentros académicos y la publicación colectiva en los últimos años.

Algunos de estos trabajos, los enfocados principalmente en los compor- tamientos sexuales y salud reproductiva y los programas educativos intercultura- les, no dialogan con las teorías y debates de los estudios de juventud, pero abo- nan indiscutiblemente al conocimiento sobre las y los jóvenes. Simultáneamente, otros temas desarrollados “tradicionalmente” en los estudios de juventud, como los activismos, los procesos migratorios, las expresiones artísticas-culturales, en- tre otros, se han venido consolidando como importantes líneas de investigación.

Más allá del desarrollo de las distintas líneas de investigación, en la lite- ratura se destaca el abordaje de la multiplicidad de procesos que articuladamente

influyen en la experiencia de la juventud. Estos trabajos revelan la forma en que jóvenes, tanto indígenas como no indígenas, hombres y mujeres, tanto en entornos rurales como urbanos, a través de sus experiencias en la educación superior, sus procesos migratorios y su participación en producciones artísticas y diversas escenas culturales, protagonizan cruces y transformaciones sociales significativas que definen su condición juvenil y sus transiciones hacia la vida adulta.

El campo de estudios sobre la juventud en Chiapas presenta similitudes y diferencias con su desarrollo a nivel nacional y regional. Se asemeja en su creciente desarrollo, la predominancia de una perspectiva sociocultural, el uso de metodologías cualitativas, la diversificación de las temáticas y perspectivas disciplinarias, los desarrollos conceptuales y metodológicos emergentes en al- gunos trabajos y la poca continuidad en la discusión que se realiza entre las y los investigadores que trabajan en torno a estos temas. Sin embargo, se distingue por su emergencia temporal, ya que surge al menos veinte años después que en el centro del país. Además, se destaca por la influencia de la importante tradición antropológica en Chiapas y por los debates sobre el reconocimiento social y po- lítico de los sujetos indígenas en la región.

Uno de los principales avances se encuentra en el ámbito teórico y me- todológico. Los estudios que exploran la intersección de diferentes categorías en relación con la juventud ofrecen resultados significativos para comprender diversas trayectorias juveniles en distintos ámbitos de la vida social. Por ejemplo, al considerar las diferencias de género, estos trabajos permiten ir más allá de las generalizaciones sobre este segmento de la población. Asimismo, las perspec- tivas multidisciplinarias y las metodologías mixtas de investigación, presentes en algunos estudios, permiten superar las visiones fragmentadas tradicionales. Optar por el desarrollo de estas propuestas representa un avance, pero al mismo tiempo sigue siendo un desafío en el campo de estudios juveniles.

Como toda investigación, este análisis resulta parcial, especialmente con- siderando el continuo incremento en la cantidad de estudios sobre la juventud en Chiapas con cada semestre que pasa. Existe la necesidad de que en futuras revisiones se incluyan otro tipo de publicaciones, como tesis de posgrado y libros académicos, y que se profundice en otros temas cuya producción es aún incipien- te, tales como la experiencia de jóvenes ante la desafección de las instituciones religiosas (Corpus, 2014), las problemáticas en los espacios educativos que influ- yen en el aprendizaje (García et al., 2014) y la salud mental (García et al., 2018). También se nota una ausencia parcial en la discusión sobre la violencia generada por y hacia los jóvenes, un tema que hoy en día se torna prioritario debido al creciente entorno de violencia que se experimenta en el estado de Chiapas. Todos estos temas son de gran relevancia y es probable que en el futuro cercano se con- soliden como líneas de investigación. ֍

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Notas

1 Se registra, por lo menos, en tres fases: la primera se define por las migraciones internas que se sostuvieron hasta prácticamente la primera mitad del siglo XX; la segunda corresponde a la migración interestatal, que empezó a cobrar importancia en la segunda mitad del mismo siglo, y la tercera fase es la migración internacional, principalmente hacia Estados Unidos, que se regis- tra de manera emergente en las últimas dos décadas del siglo XX y en el presente siglo (Porraz, 2016: 74).
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