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Recepción: 08 Septiembre 2020
Aprobación: 18 Diciembre 2020
Resumen: La procrastinación es un comportamiento que consiste en el retraso de una actividad de manera intencionada y sin justificación aparente por la cual se posterga la tarea, esta situación puede presentar repercusiones en la vida cotidiana. En el caso de los estudiantes en el ámbito académico, puede impactar en el rendimiento durante su actividad de estudio. La presente contribución, muestra avances de una investigación cuantitativa de carácter transversal, su objetivo fue evaluar el nivel de procrastinación académica en una muestra de 147 estudiantes de tres programas educativos de la Facultad de Ciencias Educativas de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), a través de la adaptación del cuestionario Procrastination Assessment Scale Students (PASS) de Solomon y Rothblum (1984). El cuestionario adaptado se estructuró de tres partes: la primera referida a los datos académicos del estudiante; la segunda determina la frecuencia de procrastinación, el grado de problema que puede causar el retraso de la actividad y el grado de interés que tiene el estudiante de disminuir su tendencia a procrastinar y la tercera indaga las posibles razones de este comportamiento. Los resultados muestran la existencia de conductas dilatorias en niveles moderados, la actividad en la que los estudiantes procrastinan más es en la realización de trabajos finales; no obstante, el rendimiento académico se ve relacionado a este comportamiento y, por otra parte, las razones para procrastinar se reflejan en dimensiones de carácter actitudinal-emocional debido a que los participantes mencionan que se les dificulta iniciar una actividad ya que no creen que tienen la capacidad para desarrollar la tarea de manera exitosa.
Palabras clave: Procrastinación académica, tareas académicas, universitarios.
Abstract: Procrastination is a behavior that consists of delaying an activity intentionally and without apparent justification for which the task is postponed, this situation can have repercussions in daily life. In the case of students in the academic field, it can impact performance during their study activity. The present contribution, shows advances of a quantitative research of transversal character, its objective was to evaluate the level of academic procrastination in a sample of 147 students of three educational programs of the Faculty of Educational Sciences of the Autonomous University of Carmen (UNACAR), through the adaptation of the questionnaire Procrastination Assessment Scale Students (PASS) of Solomon and Rothblum (1984). The adapted questionnaire was structured in three parts: the first refers to the student's academic data; the second determines the frequency of procrastination, the degree of problem that can cause the delay of the activity and the degree of interest that the student has in decreasing his tendency to procrastinate, and the third investigates the possible reasons for this behavior. The results show the existence of dilatory behaviors at moderate levels, the activity in which students procrastinate more is in the performance of final tasks; however, academic performance is related to this behavior and, on the other hand, the reasons for procrastinating are reflected in dimensions of attitudinal-emotional character because participants mention that it is difficult for them to initiate an activity because they do not believe they have the capacity to develop the task successfully.
Keywords: Academic procrastination, academic assignments, college students.
Introducción
Cotidianamente, las personas realizan diversas actividades, cada una de ellas requiere tiempo, dedicación y esfuerzo que, en algunos casos, se prefiere interrumpir la actividad por otras que resultan más placenteras postergando la culminación de estas. Quant y Sánchez (2012), definen a la procrastinación como “un patrón de comportamiento caracterizado por aplazar voluntariamente la realización de actividades que deben ser entregadas en un momento establecido” (p. 45), ha resultado ser una situación muy común, pero problemática.
Autores como Chan (2011 citado en Castro y Mahamud 2017), argumentan que “se le puede considerar como un problema de autocontrol y de organización del tiempo” (p. 190). En cuanto al origen del término, Álvarez (2010 citado en Rico, 2015), señala que “procrastinar proviene del latín procrastinare y significa dejar las cosas o posponerlas para otro día” (p. 18).
Jackson et al. (2003 citados en Sánchez et al., 2010) definen el concepto en cuestión como:
Una tendencia irracional de demorar tareas que deberían ser completadas pero, por considerarlas tediosas, el sujeto prefiere aplazarlas y al hacerlo, el paso del tiempo obstaculiza o dificulta que se vuelva a pensar en la tarea como algo que estaba proyectado; por tanto se pierde la motivación para realizarla. (p. 90)
Trabajos como el de Pardo et al. (2014), argumentan que el término procrastinación data de siglos atrás, es el caso de los griegos que lo definían como “evitación innecesaria del trabajo, lo que implicaba una disminución de esfuerzo y responsabilidad” (p. 32). Incluso desde la religión “fue catalogada como un comportamiento pecaminoso ya que se generaba el deseo de la no realización de actividades y obligaciones” (Pardo et al., 2014, p. 32).
Es importante tomar en cuenta que, la procrastinación se basa a partir de un atraso que no es necesario. Barraza y Barraza (2019), argumentan que la procrastinación puede ser abordada bajo dos enfoques que pueden resultar complementarios, “uno es como un comportamiento orientado a la evitación de tareas, mientras que el otro se centra en la toma de decisiones subyacentes a ese comportamiento” (p. 134).
Además, estos autores exponen dos enfoques del término encontrados recurrentemente en la literatura. El primero resulta plantearse como un comportamiento en donde se evita la realización de tareas de manera voluntaria e innecesaria, no hay una justificación razonable por la cual se deba postergar una actividad y, por consecuente, genera un estado de incomodidad en el individuo (Solomon y Rothblum, 1984 citados en Barraza y Barraza, 2019). Mientras, en el segundo enfoque, se habla en torno a que este tipo de comportamientos de postergación, son generados debido a que la persona no tiene la capacidad para organizar su tiempo y hacer buen uso de este para realizar sus actividades (Ferrari et al., 1995 citados en Barraza y Barraza, 2019).
Procrastinación académica en educación superior
La procrastinación en los espacios donde se procura la educación ha sido definida desde diversos autores. Por ejemplo, Castro y Mahamud (2017), se refieren a esta “cuando se aplazan las tareas del contexto escolar, tanto académicas o administrativas” (p. 190), mientras que Albornoz et al. (2017 citados en Gil y Botello, 2018), involucran otros elementos a la definición como “un constructo multidimensional cuyos componentes son cognitivos, afectivos y conductuales, relacionado con la intención de hacer una tarea y con una falta de diligencia para iniciarla, desarrollarla y culminarla” (p. 90). Además, Natividad (2014 citado en Gil y Botello, 2018) resalta la idea que esta conducta postergadora puede influir en el éxito académico.
En la educación superior, son mayores responsabilidades académicas a las que se enfrenta el estudiante, por lo que la vida universitaria supone “exigencias que necesitan ser afrontadas para poder lograr los objetivos planteados, implica la planeación y cumplimiento de actividades evaluativas como exámenes, lectura y análisis de textos, exposiciones, participación a eventos académicos, entre otros” (Cardona, 2015 citado en Gil y Botello, 2018, p. 89).
Como consecuente, si el estudiante no se muestra capaz de aplicar ciertas estrategias para hacer frente a las demandas solicitadas por su carrera, puede presentar problemas durante su trayecto académico, como por ejemplo el incumplimiento de tareas o proyectos, reprobación de algún examen o incluso de una materia; ello puede conducirlos a la baja definitiva.
No obstante, las consecuencias no solo se limitan a problemas en su trayectoria académica, si el estudiante se sigue manteniendo en un comportamiento procrastinador y no organiza su tiempo para cumplir con todas sus tareas, a la vez puede generarle problemas físicos relacionados con el estrés y la ansiedad. Cardona (2015, citado en Barraza y Barraza, 2019), argumenta que la procrastinación “se correlaciona de manera significativa con algunos síntomas físicos, psicológicos y comportamentales del estrés académico, como lo serían la fatiga, el dolor de cabeza, la somnolencia, sentimientos de depresión y tristeza, los problemas de concentración e irritabilidad” (p. 136).
Steel (2007, citado en Rodríguez y Clariana, 2017), señala que “se estima que entre el 80% y el 95% de los estudiantes universitarios adopta conductas dilatorias en algún momento, el 75% se considera a sí mismo procrastinador y el 50% aplaza frecuentemente la dedicación a los estudios” (p. 47). Debido a esto, Beutel et al. (2016), afirman que estas prácticas pueden llevar a desarrollar altos niveles de estrés hasta enfermedades psicosomáticas que dificultan el estado mental (depresión, ansiedad, fatiga e insatisfacción) y físico de la persona, específicamente, en el estudiante como la depresión, ansiedad, fatiga e insatisfacción.
Clasificación de la procrastinación académica
En esta investigación se coincide con la propuesta de Schouwenburg (2004, citado en Rodríguez y Clariana, 2017) sobre los dos tipos de procrastinación académica que puede ser presentada en el estudiante: esporádica y crónica.
Procrastinación académica esporádica
Este tipo de procrastinación en el ámbito académico también es llamado como conducta dilatoria, y se refiere a una “conducta puntual y relacionada con actividades académicas concretas debido a carencias en la gestión del tiempo” (Schouwenburg, 2004 citado en Rodríguez y Clariana, 2017, p. 47). En otras palabras, este tipo de procrastinación no es frecuente, no ocurre este comportamiento para todas las actividades académicas, sucede esporádicamente en tareas específicas.
Procrastinación académica crónica
En cambio, la procrastinación académica crónica resulta ser frecuente. Se define como “el hábito generalizado de demorar la dedicación al estudio” (Clariana, 2009 citado en Rodríguez y Clariana, 2017, p. 47). A diferencia de la procrastinación de manera esporádica, este comportamiento es frecuente, dentro de la rutina del estudiante se encuentra postergar sus actividades. Esto puede deberse a varios motivos, entre estos se destaca que, el sujeto encuentra estratégico el aplazamiento de tareas, ya que piensa que así conseguirá mejores resultados, y la baja motivación de mantener una actividad hasta finalizarla debido a que el estudiante tiene miedo a fracasar, por lo tanto, prefiere hacer otras tareas que le resulten satisfactorias.
Luego entonces, la presente contribución tiene el objetivo general de evaluar el nivel de procrastinación académica de los estudiantes de la Facultad de Ciencias Educativas de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR) para proveer información que fundamente estrategias encaminadas a mejorar sus trayectorias académicas.
Metodología
Tipo de estudioEl diseño de investigación es cuantitativo, se utilizan técnicas de la estadística descriptiva para medir los niveles de procrastinación en los estudiantes y caracterizar el comportamiento dilatorio en la vida escolar de los estudiantes universitarios. Es de carácter transversal, el periodo de recolección de los datos mediante la aplicación de los instrumentos refiere en agosto-diciembre del 2019.
Población y muestra
Sobre la base de la matrícula activa en el ciclo escolar agosto-diciembre 2019 registrada por las gestoras de cada programa educativo, se trabajó con una muestra representativa por los estudiantes que cumplieron con los requisitos de inclusión y que de conformidad accedieron a responder el instrumento.
En este caso, estudiantes de la Facultad de Ciencias Educativas de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), de tres programas educativos: Educación, Lengua Inglesa y Comunicación y Gestión Cultural, la población total es de 469 estudiantes, los cuales se encuentran distribuidos desde primer hasta séptimo semestre; también se tomaron en cuenta los estudiantes en situación de rezago, Isaza et al. (2016) describen que esto sucede cuando “el número de semestres o periodos académicos requeridos para obtener el grado fue mayor al previsto institucionalmente…puede darse por razones académicas al reprobar asignaturas que deben ser repetidas o por razones no académicas” (p. 234). La Tabla 1 muestra la distribución total de la población:

El tamaño de la muestra se determinó por el nivel de confianza del 93%, con un margen de error del 7%, por lo tanto, la muestra de estudiantes a los que se les realizó el estudio es de 147, quedando distribuida de la siguiente manera: en el programa educativo de Educación se seleccionaron a 51 estudiantes, mientras que en Lengua Inglesa fueron 63 y, finalmente, en Comunicación y Gestión Cultural se les aplicó el cuestionario a 33.
Instrumentos
Se elaboró una versión traducida y adaptada del cuestionario Procrastination Assessment Scale Students (PASS) de Solomon y Rothblum (1984). El cuestionario original está compuesto por 44 ítems divididos en dos secciones: la primera parte consta de 18 ítems teniendo como objetivo determinar la frecuencia en la que el estudiante procrastina, el nivel de problema que representa para él y qué tanto desea el individuo disminuir este comportamiento, esta parte se divide en seis áreas de actividades académicas (escribir un trabajo académico; estudiar para los exámenes; mantenerse al día repasando los apuntes de las clases; tareas administrativas: trámites, inscripciones; tareas de asistencia: reunirte con tu tutor, fijar cita con un profesor; y actividades académicas en general) que pretenden identificar en dónde el estudiante tiende a procrastinar más.
Las opciones de respuestas se presentan en escala de Likert de la siguiente manera: a (nunca); b (casi nunca); c (a veces); d (casi siempre); y e (siempre). Asimismo, para cada área se cuestiona si resulta ser un problema procrastinar (escala Likert de la letra a=no es problema, a la letra e= siempre es un problema) y si al participante le gustaría disminuir ese comportamiento (escala Likert de la letra a= no me gustaría, a la letra e= definitivamente sí me gustaría).
La segunda parte está integrada por 26 ítems e indaga las posibles razones por las que el estudiante lleva a cabo este comportamiento dilatorio. Igualmente, se presentan las opciones de respuesta mediante escala de Likert a partir de la letra a= no refleja el por qué procrastino, hasta la letra e= definitivamente refleja por qué procrastino. En el instrumento original se identifica su fiabilidad con una significante correlación de .80.
El cuestionario adaptado, se estructuró de tres partes: la primera referida a los datos académicos del estudiante: edad, sexo, programa educativo, estado civil, económicamente de quién depende, semestre, trayectoria (continua o descontinua), promedio general, si el estudiante trabaja o no, y el número de cursos reprobados durante su estancia en la carrera.
La segunda parte, determina la frecuencia de procrastinación, el grado de problema que puede causar el retraso de la actividad y el grado de interés que tiene el estudiante de disminuir su tendencia a procrastinar. También se encuentra dividida por las seis áreas que exploran Solomon y Rothblum (1984), contextualizado para algunas áreas de la institución donde se realizó el estudio, por ejemplo, incluir como actividad académica las tutorías institucionales, quedando de la siguiente manera: 1. Realizar un trabajo/proyecto final del semestre; 2. Estudiar para los exámenes; 3. Mantenerse al día repasando los apuntes de la clase; 4. Tareas administrativas (trámites, inscripciones, refrendo o reposición de la credencial); 5. Tareas de asistencia (tutorías); y 6. Actividades académicas en general: exposiciones, ensayos, trabajos de campo, presentaciones de avances de trabajos académicos, investigaciones.
Al igual que el cuestionario original, las opciones de respuesta están presentadas en escala de Likert; para la frecuencia de procrastinación: a (nunca); b (casi nunca); c (a veces); d (casi siempre); y e (siempre). Para el grado de problema que representa la procrastinación en la actividad: a (no es un problema); b (casi nunca lo es); c (a veces lo es); d (casi siempre lo es); y e (definitivamente es un problema). Por último, para grado de interés que se tiene para disminuir la procrastinación, se ajustó a tres escalas: a (no me gustaría); b (no estoy seguro/a); y c (definitivamente sí me gustaría disminuirla).
La tercera parte, indaga las posibles razones por las cuales se lleva a cabo la procrastinación en las áreas mencionadas anteriormente. En escala de Likert, las opciones de respuesta se presentan de la siguiente manera: a (no refleja el por qué procrastino); b (refleja algo); y c (definitivamente sí refleja el por qué procrastino).
Para verificar la validez del instrumento adaptado, se realizó el análisis de fiabilidad de Alfa de Cronbach, realizándose en función de las escalas de valor de los ítems; el resultado en la escala Likert de cinco valoraciones es de .82; mientras que para la escala Likert de tres valoraciones, es de .84, reafirmando la confiabilidad del instrumento como señalan Solomon y Rothblum (1984).
Otros métodos empleados para corroborar su validez fueron someter al instrumento a una prueba piloto aplicada de manera aleatoria a nueve estudiantes de la Facultad de Ciencias Educativas, con el objetivo de verificar si el instrumento es comprensible para que los sujetos puedan contestarlo sin dificultad y elaborar la base de los datos recopilados en la versión de prueba. Asimismo, el instrumento fue puesto en revisión de tres expertos, proporcionándoles un instrumento de evaluación para determinar la validez de contenido del cuestionario, valorando las tres partes (datos académicos, áreas de procrastinación y razones para procrastinar) de manera individual por medio de la escala Likert: 1 (no es pertinente); 2 (pertinencia media); y 3 (muy pertinente).
En el dictamen final de los expertos, se consideró al instrumento como pertinente. Se sugirieron algunos ajustes en cuanto a redacción e incluir otros ítems en la tercera parte referida a las razones para procrastinar, esto con el propósito de que permitan explorar otras dimensiones que involucren el por qué los estudiantes procrastinan, por ejemplo: aspectos económicos, motivacionales, académicos, de salud y tecnológicos (uso del celular, redes sociales).
Análisis de datos
Se llevó a cabo la elaboración de la base de datos en el programa Excel con el objetivo de recopilar la información obtenida de los cuestionarios aplicados en la muestra seleccionada. Para el alcance de los objetivos, se realizaron análisis estadísticos descriptivos de medias, modas, frecuencias sobre las razones y grados de procrastinación, según la escala de valoración (nunca, casi nunca, a veces, casi siempre, y siempre). También, para analizar la distribución de cuartiles sobre procrastinación y rendimiento académico se representó con gráficos de caja y bigote. El análisis de confiabilidad de la versión adaptada del instrumento de la Escala de Procrastinación Académica de Estudiantes se utilizó el paquete estadístico SPSS, versión 22.
Resultados
Caracterización de la muestra


De la muestra analizada, el 76% son mujeres y 24% hombres; el estado civil, en su mayoría (91%) solteros, 9% casados o en unión libre. La edad promedio de la mayoría de los sujetos participantes osciló entre 19-21 (60.54%). En la Tabla 2, se identifica que el 84% de los alumnos dependen de la familia, sólo un 27% trabaja. Se evidencia (véase Tabla 3) que la mayoría (87%) de los estudiantes cuentan con una trayectoria continua, más del 70% de ellos presenta promedio de calificación superior a 80. Existe un número mínimo de cursos reprobados.

En cuanto a los resultados obtenidos en la segunda y tercera parte del cuestionario, la Figura 1 presenta la frecuencia o el grado de procrastinación que cometen los estudiantes en las seis áreas de procrastinación abordadas en la segunda parte del instrumento. La frecuencia con la que postergan los estudiantes no se presenta de manera concurrente, sino en ocasiones donde el área o actividad donde se expresa un mayor comportamiento procrastinador es en larealización del trabajo/proyecto final del semestre.
Fueron pocos los participantes que señalaron procrastinar de manera frecuente en cada una de las seis áreas, la mayoría señala que es a veces posterga una actividad, se puede concluir que los comportamientos dilatorios se encuentran presentes en las actividades académicas de los estudiantes. No obstante, no se reflejan niveles significativos que señalen que la procrastinación sea de tipo crónica, por lo que no se consideraría un fenómeno alarmante que impacte a gran escala la vida estudiantil. Por otra parte, el área que presenta niveles más bajos es en la realización de actividades de carácter administrativo.

Por consiguiente, dentro de esta segunda parte del instrumento referida a las áreas de procrastinación, en la Figura 2 se señala el nivel de problema que les genera a los estudiantes postergar en las seis áreas en cuestión. Las áreas que consisten en realizar el trabajo final del semestre (2.38) y estudiar para los exámenes (2.37), son las que reflejan los niveles de problema más altos, mientras que el área que menos les genera repercusiones por atrasarla, es la relacionada a las tareas administrativas como trámites de inscripción (1.91). A pesar de ello, puede considerarse que el nivel de problema no es extremo.

Asimismo, en el cuestionamiento de si el estudiante tiene la intención de cambiar su comportamiento procrastinador para cada área, los resultados presentados en la Figura 3, puede observarse que los estudiantes tienen una intención entre moderada a alta en querer dejar de procrastinar; el área donde más se refleja este interés es la referida a realizar el trabajo final del semestre (2.37), mientras, la que presentó niveles más bajos fue la relacionada a tareas administrativas (1.86).

Por otro lado, en la parte tres del instrumento donde se cuestionan las razones por las cuales los estudiantes tienden a procrastinar; en la Figura 4 se muestran que los motivos más frecuentes están relacionados a cuestiones de carácter actitudinal-emocional.
De acuerdo con los resultados, los participantes suelen preocuparse de lo que pasará después de completar la tarea, por ejemplo, reprobar o también señalan que les preocupa sacar una buena calificación y tener que lidiar con la idea de que las personas siempre esperarán que sea así; con esto se identifica la presencia significativa del factor motivacional influye en el estudiante para que este se sienta con la capacidad de iniciar una tarea y ser constante hasta lograr terminarla. En contraste, las razones relacionadas a dimensiones económicas, de salud y familiares no se refleja una relación estrecha con estos retrasos en las actividades académicas.
Cabe destacar que, de acuerdo con la gráfica, no se observa que las situaciones cuestionadas tengan una alta incidencia en la actividad procrastinadora de los estudiantes, es decir, ninguna refleja en su totalidad que impacte significativamente en este tipo de conductas, solo reflejan algo del por qué los participantes postergan sus deberes.

En cuanto a diferencias por programa educativo, no es una variable que se relaciona directamente con el comportamiento procrastinador tal como se aprecia en la Figura 5, ya que los tres programas tienen un nivel de procrastinación muy parecido, rondando entre 1.80 y 1.83, esto de acuerdo con la escala utilizada en la ilustración.

Por otra parte, en la Figura 6 se refleja la relación entre la procrastinación y el promedio del estudiante. La variable de rendimiento académico incide en este tipo de comportamiento postergador, esto debido a que los participantes con promedio entre 100 a 90 (1.69) suelen procrastinar menos que los promedios de 90 a 80 (1.79) hasta los más bajos de 80 a 70 (1.91).

Por último, en la Figura 7 se presenta el nivel de procrastinación académica por semestre, encontrando que los cuatros grados académicos o semestres (1°,3°,5° y 7°) mantienen un nivel de procrastinación moderado. No obstante, el semestre más procrastinador es el séptimo (1.93), es decir, el último grado académico de las licenciaturas; en segundo lugar, está el primer semestre (1.82) y, en tercero, los semestres de tercero y quinto, ambos con 1.78. Estos resultados dejan evidencia que la variable del semestre incide con el comportamiento postergador, donde los estudiantes de último semestre suelen procrastinar más que los de semestres más bajos; sin embargo, las diferencias no son altamente significativas.
Discusión y conclusiones
Investigaciones (Edwards, 2016; López et al., 2020; Paz et al., 2014) señalan que, algunos de los motivos más frecuentes de la procrastinación, se encuentran relacionados con factores motivacionales. López et al. (2020), a partir de su investigación enfocada en implementar y evaluar un programa de terapia para la procrastinación, menciona que en sus resultados las razones por las cuales procrastinaban los participantes de su estudio, estaban relacionadas con el miedo a fracasar, carencia de autoeficacia y falta de motivación para emprender una tarea, lo que coincide con los hallazgos encontrados en el presente estudio, en la cual la razón con mayor frecuencia de postergación está relacionada con lo actitudinal-emocional.
Los resultados evidencian que los estudiantes de grado académico más alto (séptimo semestre) sin importar la licenciatura en la que estén inscritos, presentan un mayor comportamiento procrastinador, no obstante, la diferencia entre los niveles de procrastinación entre los semestres de primero a séptimo no resulta ser altamente significativa. Esto se relaciona con el estudio de Rodríguez y Clariana (2017) el cual tuvo como propósito comprobar si la procrastinación disminuye con el tiempo debido a la edad, encontrando que la conducta dilatoria se encuentra directamente relacionada con la edad del estudiante “los alumnos menores de 25 años procrastinan significativamente más que los alumnos de mayor edad” (p. 55), y no con el programa educativo en el que esté matriculado.
Aunado a lo anterior, para el presente estudio también se evidencia la variable de la edad debido a que, si se toma en cuenta que buena parte de los estudiantes más grandes se encuentran en el último semestre, esto corrobora lo señalado por Rodríguez y Clariana sobre la relación de edad y procrastinación, no obstante, ellas mencionan que “el efecto de la edad sobre la demora injustificada en la realización de las tareas de estudio es el mismo, tanto en el primero como en el último año del grado universitario” (p. 55), en contraste a esta investigación en donde se localizó que el séptimo semestre procrastina un poco más que los demás grados académicos inferiores.
La razón de estos contrastes puede originarse por los diferentes contextos universitarios, por lo que sería conveniente analizar con mayor profundidad en siguientes investigaciones esta variable para proporcionar datos más concisos, ya que en esta contribución se presentan avances de manera general de la presencia de la procrastinación en la Facultad de Ciencias Educativas.
De acuerdo con la literatura consultada (Barraza y Barraza, 2019; Quant y Sánchez, 2012; Solomon y Rothblum; 1984), la conducta dilatoria se realiza de manera intencionada, la persona está consciente de la acción que está realizando. No obstante, también debe considerarse que, si el sujeto no puede llevar a cabo alguna actividad debido a que no tiene los recursos o debe cuidar algún familiar enfermo no se consideraría aplazamiento de la tarea por procrastinación, ya que existe una razón justificada.
Derivado a lo anterior, se pretende en estudios posteriores profundizar en la comprensión de otras variables referentes a dificultades socioeconómicas y de salud que impactan en la vida estudiantil. Es así como parte de este trabajo de análisis del comportamiento procrastinador en esta población, actualmente se sigue construyendo.
Finalmente, los resultados que se muestran en este estudio apuntan la presencia de la procrastinación en la vida, destacando que los niveles de procrastinación se presentan de manera moderada donde estas conductas se presentan a veces. Sin embargo, pueden representar un problema para los estudiantes a pesar de que están conscientes de su postergación, pero, de acuerdo con el análisis realizado, estos retrasos pueden estar influenciados a partir de factores intrínsecos como la motivación, contribuyendo a que el estudiante no se sienta capaz de llevar a cabo una actividad.
Es por ello que, se encuentra conveniente atender estos resultados que se consideran áreas de oportunidad para realizar próximas intervenciones pedagógicas en búsqueda de ayudar a los estudiantes a mejorar sus hábitos de estudio y realización de tareas contrarrestando las acciones postergadoras que de cierta manera pueden ocasionarles algún problema y, además, desarrollar estrategias dirigidas a dimensiones actitudinales-motivacional que no solo se relacionan con la procrastinación sino también con otros aspectos de la vida de los estudiantes.
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Apéndice
Instrumento: Escala de Valoración en Procrastinación Académica en Estudiantes
