Introducción
Las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans y queer (LGBTQ+) pertenecen a uno de los grupos más vulnerados globalmente. A pesar de que las orientaciones sexuales e identidades de género diversas fueron despatologizadas hace más de cinco décadas por la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA, 1973), se siguen evidenciando casos de discriminación en la región de Latinoamérica, los cuales han sido documentados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Inter-American Commission on Human Rights. et al., 2015). En Panamá, los principales obstáculos a los cuales se enfrenta esta población es la falta de estadística sobre actos de discriminación, violaciones a los derechos de las personas LGBTQ+, además de que aún no se ratifica la convención de derechos humanos LGBTQ+ en Panamá. Como consecuencia, es difícil poder realizar políticas públicas que garanticen la protección a esta población (O’Callaghan, 2023).
Diversas investigaciones han abordado las consecuencias de los actos de discriminación en la salud mental, pudiendo ocasionar la aparición de síntomas de depresión, ansiedad y baja autoestima (Henry et al., 2021; Mendoza-Perez & Ortiz-Hernandez, 2020; Russell & Fish, 2016). Estos factores de riesgo en las personas LGBTQ+ se asocian al estigma que existe y afectan el funcionamiento psicológico (Christie, 2021). En este ensayo corto se discutirá acerca de conceptos acerca de la orientación sexual e identidad de género, además de los distintos desafíos y factores que determinan las experiencias de las personas LGBTQ+ y su salud mental.
Conceptualizando la orientación sexual e identidad de género
La Asociación Americana de Psicología (2013) define la orientación sexual como una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia otros y se diferencian las distintas manifestaciones de la orientación sexual: las personas que se identifican como heterosexuales tienen atracción hacia personas del sexo opuesto, las personas bisexuales experimentan atracción hacia personas de su mismo sexo y del sexo opuesto, y las personas homosexuales tienen una atracción hacia personas del mismo sexo (American Psychological Association, 2013).
Por otra parte, la identidad de género se entiende como la auto conceptualización profunda y psicológica de una persona de ser hombre, mujer u otro género y puede o no corresponder con el sexo asignado al nacer o sus características sexuales (American Psychological Association, 2023; Suen et al., 2020). La identidad de género es diversa y tienen distintas manifestaciones: una persona cisgénero se identifica con su sexo asignado al nacer, un hombre transgénero se identifica como hombre a pesar de que su sexo asignado al nacer fue femenino y una mujer transgénero se identifica como mujer, aunque su sexo asignado fue masculino y las personas no binarias no se ajustan totalmente a la división binaria del género, es decir, hombre o mujer. Por último, las personas genderqueer se apartan de las nociones culturales tradicionales del género y no se ajustan a la división binaria del mismo, similar a las personas no binarias (Suen et al., 2020).
Implicaciones de ser una persona LGBTQ+ y factores de riesgo para la salud mental
Diversos estudios han evidenciado disparidades de salud mental en la población LGBTQ+ (Bonvicini, 2017; Gonzales & Henning-Smith, 2017; Mongelli et al., 2019). Las personas sexualmente diversas padecen más problemas de salud mental en comparación con personas heterosexuales, como trastornos depresivos, ansiosos, abuso de sustancias e ideación suicida (Lozano-Verduzco & Salinas-Quiroz, 2016; Scannapieco et al., 2018). Dichas disparidades pueden originarse debido a la exposición excesiva de estrés social experimentado por las poblaciones sexualmente diversas debido a su identidad estigmatizada (Frost & Meyer, 2023). Uno de estos estresores sociales que es considerado un factor de riesgo es la discriminación, que contribuye al deterioro de la calidad de la salud mental de las personas LBGTQ+ (Meyer, 2003). Experimentar discriminación contribuye a la aparición de síntomas de ansiedad, depresión y sentimientos de culpa, empeorando el funcionamiento psicológico de las personas LGBTQ+ (Fonseca De Freitas et al., 2020; Saldaña & Vásquez, 2020).
Además, otro desafío específico que atraviesan las personas LGBTQ+ es la falta de apoyo social y familiar. Este desafío afecta de mayor forma a los adolescentes sexualmente diversos, considerando que se encuentran en una etapa del ciclo vital en el cual la salud mental y el desarrollo saludable se beneficia de una red de apoyo por parte de la familia, amigos y comunidad (McDonald, 2018). Se ha observado que la falta de apoyo familiar y social se relaciona con la manifestación con síntomas de depresión, ansiedad, baja autoestima homofobia internalizada e ideaciones de suicidio, además de que puede poner en riesgo a que la persona LGBTQ+ se vea obligada a salir de su propio hogar (McConnell et al., 2016; Puckett et al., 2015; Seibel et al., 2018).
En la misma línea, distintos autores han reportado que, además de ser víctima de discriminación y ser rechazado por la familia, identificarse como persona bisexual y padecer de VIH son factores de riesgo específicos asociados a intentos de suicidio (Blosnich et al., 2015; Gnan et al., 2019). Además, revelar la orientación sexual puede conllevar a ser expuesto a prácticas de conversión, definidas como intervenciones que se basan en cambiar o reprimir la orientación sexual y la identidad de género (Madrigal-Borloz, 2020), y se consideran uno de los principales factores de riesgo específicos de esta población, ocasionando la aparición de angustia psicológica grave (Turban et al., 2020). Además, las prácticas de conversión se asocian con la experimentación de sentimientos de culpa, síntomas depresivos, exposición a rechazo social, autolesión e ideación suicida (Fenaughty et al., 2023; Ryan et al., 2020; Salway et al., 2020).
Sin embargo, se han reportado distintos factores protectores que pueden contribuir a un bienestar psicológico y a una identidad más integrada. Algunos estudios indican que la aceptación de las personas LGBTQ+ en su familia constituye un factor de protección y se asocia con menores síntomas de depresión y menor riesgo suicida (Green et al., 2021; Miller et al., 2020). Además, se ha reportado también que la resiliencia, definida como la capacidad del individuo de superar las adversidades y resistir los riesgos del ambiente (Bowes & Jaffee, 2013), es un factor que se ha asociado positivamente con la discriminación que percibe la persona, lo que puede facilitar el desarrollo de herramientas para manejarla en su vida diaria. Por último, otros autores han estudiado cómo la pertenencia grupal con pares es un factor protector en la población LGBTQ+, reportando asociaciones negativas entre síntomas de estrés y el sentido de conexión con pares sexualmente diversos (Kaniuka et al., 2019; McConnell et al., 2018; Meyer, 2015).
Conclusiones
Las personas LGBTQ+ están expuestas a distintos obstáculos que ponen en riesgo su calidad de vida, afectando el funcionamiento psicológico (Sutter & Perrin, 2016; Woodford et al., 2018). Es pertinente resaltar que los distintos factores de riesgo, como problemas a nivel de salud mental, no tienen su origen en la inherencia de la orientación sexual e identidad de género de la persona LGBTQ+, sino en los diferentes desafíos que experimentan, como la discriminación y el acoso (Frost & Fingerhut, 2016; Kaniuka et al., 2019). Las disparidades de salud mental siguen siendo estudiadas y las mismas son evidentes, reportándose distintas manifestaciones psicopatológicas, desde síntomas depresivos a intentos de suicidio (Gonzales & Henning-Smith, 2017; Medina-Martínez et al., 2021).
La población LGBTQ+ se enfrenta a constantes desafíos que pueden llegar a dificultar la integración de su identidad y la salud mental (Fish, 2020). Sin embargo, la evidencia científica ha reportado que las personas sexualmente diversas también cuentan con factores de protección que contribuyen a un desarrollo positivo de la identidad (Gorse, 2022; Hailey et al., 2020; Rivas-Koehl et al., 2022).
Aún existe una escasez de evidencia científica sobre la salud mental en personas LGBTQ+ en la región de Latinoamérica y en Panamá. Este ensayo contribuye a la evaluación de la literatura existente e invita a incrementar la investigación enfocada en la población panameña sexualmente diversa con el fin de estudiar disparidades de salud, crear concientización en la población civil y los profesionales de la salud, y colaborar en la creación de políticas públicas basadas en evidencia que garanticen protección a las personas LGBTQ+.
Agradecimientos
Se extiende agradecimientos al Centro de Neurociencias de INDICASAT-AIP, al Sistema Nacional de Investigación (044-2023, 66-2021, 063-2023) la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT), a la Fundación Deveaux y a la Universidad Santa María la Antigua (SRUI-CPEI-ID-2022-202223-017) por su apoyo y guía durante el desarrollo de este artículo.
Carlos A Chavarría M mcarreira@indicasat.org.pa
