Reseñas
Salgado Gómez Mireya. “Indios altivos e inquietos”: conflicto y política popular en el tiempo de las sublevaciones: Riobamba en 1764 y Otavalo en 1777. 2021. Quito. Flacso. 265pp.. 978-9978-67-562-5 |
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Durante la segunda mitad del siglo XVIII, la Audiencia de Quito atravesaba un periodo convulso. Los pueblos del corregimiento indígena de Riobamba, ubicado en la sierra centro-norte, se alzaron en una rebelión que buscaba eliminar la política de numeraciones y prometía el establecimiento de un “reino indio”. Casi diez años después, en 1777, una nueva rebelión mucho más violenta estalló en el corregimiento de Otavalo, pero esta vez dirigida en contra de la expansión del sistema de obrajes y en rechazo a la presión ejercida por los hacendados sobre las tierras comunales. El más reciente libro de Mireya Salgado, “Indios altivos e inquietos”: conflicto y política popular en el tiempo de las sublevaciones: Riobamba en 1764 y Otavalo en 1777, emprende un estudio detallado de estas dos rebeliones locales, utilizando como ejes de análisis los lenguajes, las prácticas y las identidades políticas.
A partir de una exhaustiva investigación en archivos en Quito y Madrid, Salgado argumenta que las rebeliones de Riobamba y Otavalo fueron un esfuerzo creativo por redefinir el pacto colonial en este rincón de los Andes durante un periodo de profundas transformaciones. La destrucción de haciendas y obrajes, el saqueo de mercancías y el ataque frontal a los símbolos del poder regio se combinaron con peticiones escritas de todo tipo y apelaciones continuas a las cortes. A pesar de que ambos movimientos fueron reprimidos, la recalibración de las relaciones de poder que ocasionaron explica en gran medida por qué Quito se mantuvo al margen de los masivos movimientos populares de protesta de Tierra Firme y el Alto Perú en la década de 1780.
El libro está dividido en siete capítulos a lo largo de los cuales Salgado reconstruye la cronología de los eventos, las tensiones económicas y sociales que los hicieron posibles y los diferentes significados que se le atribuyeron por parte de las autoridades coloniales. El capítulo 1 sitúa el libro dentro de la historiografía reciente acerca de las rebeliones populares y lo pone en diálogo con campos como la etnohistoria andina, la antropología cultural y los estudios subalternos. El capítulo 2 nos introduce en el mundo de la sierra centro-norte. El corregimiento de Riobamba, compuesto por dieciocho pueblos de indios, articuló desde muy temprano en el siglo XVI las macrorregiones de la costa y la sierra, cuya principal actividad económica era la producción textil en obrajes. Otavalo, por su parte, fue un corregimiento que se incorporó tardíamente y cuyo panorama productivo estaba dominado por haciendas ganaderas y cañeras que se complementaban con pequeños obrajes. Este capítulo también presenta al lector los eventos que rodearon las rebeliones en Otavalo.
Los capítulos 3 y 4 adoptan una perspectiva macro para hacer una radiografía de las transformaciones que experimentó la región a raíz de las reformas borbónicas. El capítulo 3, por ejemplo, explora elementos claves como la reorientación económica quiteña de Potosí al sur de la Nueva Granada, la reducción de la influencia política de los criollos, los desastres naturales y la crisis de los obrajes. Siguiendo esta misma línea, el capítulo 4 analiza el fenómeno del forasterismo. La acelerada demanda de mano de obra indígena en las haciendas y en los obrajes desembocó en un fenómeno de migración interna y etnogénesis que llevó al establecimiento de la política de numeraciones y a la creación del estatus legal de “indio forastero”. Al igual que en el Alto Perú, las autoridades étnicas de la Audiencia de Quito vieron su influencia mermada durante el transcurso del siglo. Sin embargo, lo interesante del caso quiteño es que el desafío a la autoridad de los caciques vino por parte de los forasteros, que se instalaban en grandes cantidades dentro sus comunidades. Por un lado, los forasteros emplearon su nuevo estatus legal para ganar concesiones y tierras a costa de los caciques. Por otro lado, la implementación de las numeraciones terminó lesionando la ya precaria posición política de los caciques, incapaces de cumplir con las demandas económicas de la Corona. En Riobamba y Otavalo este proceso fue más pronunciado que en otros corregimientos de la sierra, lo cual explica por qué se convirtieron en epicentro de la rebelión.
Los capítulos 5 y 6 nuevamente sitúan al lector en Riobamba y Otavalo. En ellos la autora explora los diferentes sentidos que les dieron las autoridades coloniales a las rebeliones y las estrategias puestas en marcha para recomponer el orden social. En el capítulo 5 Salgado explora las diferentes teorías que las autoridades coloniales plantearon para explicar la irrupción de las rebeliones indígenas, las cuales reflejaban las tensiones inherentes al plan reformista borbónico y el principio de aumentar los recaudos fiscales sin desbalancear el orden social. El capítulo 6 presenta una comparación entre las estrategias que la Corona adoptó para restaurar el orden moral y político. En este caso, las ejecuciones ejemplarizantes y el silenciamiento del movimiento fueron estrategias aplicadas en Otavalo, mientras que en Riobamba la mediación de los franciscanos fue clave para alcanzar un nuevo statu quo.
El capítulo final es quizás el más interesante. En él la autora analiza el rol que ocuparon la Iglesia y la religiosidad católica en las identidades políticas de los rebeldes. Salgado argumenta que la mayor diferencia entre los insurgentes de Riobamba y Otavalo era justamente su proximidad (o distancia) con estos significantes religiosos. En Riobamba, que se encontraba en la esfera de influencia de los franciscanos, se adoptaron símbolos sincréticos como la Virgen de Cicalpa para denunciar los abusos de las autoridades y vecinos. En cambio, en Otavalo los rebeldes adoptaron una posición abiertamente anticristiana. Esta distancia se vio reflejada también en la composición demográfica de ambos movimientos. Mientras que en Riobamba se formó una coalición que incluía mestizos y forasteros, en Otavalo el movimiento estuvo compuesto casi en su totalidad por trabajadores indígenas de los obrajes y haciendas circundantes.
Un gran logro de Indios altivos e inquietos es que hace una sugestiva reflexión metodológica acerca del papel del poder en la construcción de narrativas históricas. El libro muestra que los procesos judiciales de Riobamba y Otavalo son en realidad textos performáticos en los cuales las autoridades coloniales crearon narrativas específicas acerca de la sublevación. La autora nos muestra cómo corregidores y alcaldes emplearon un vocabulario profundamente arraigado en la cultura política de la época como marco de referencia para entender las acciones de los rebeldes. En este sentido, en las sumarias judiciales es recurrente la caracterización de los “indios” como “miserables”, incapaces de movilizarse políticamente por decisión propia. En últimas, nos dice Salgado, estos discursos influyeron profundamente en la forma en la cual los historiadores se han aproximado al estudio de estas rebeliones y representan un desafío a la hora de desentrañar las perspectivas de los subalternos.
De la misma forma, la obra de Salgado está llena de detalles interesantes que nos sumergen en los discursos y los repertorios de protesta de los rebeldes, interrogándose constantemente por su dimensión simbólica. Arengas, reuniones en las plazas y distintas formas de violencia ritual son analizadas de forma exhaustiva y situadas en el contexto de la política local de Riobamba y Otavalo. Sin embargo, hay aspectos en los cuales la autora no profundiza lo suficiente. Por ejemplo, durante los alborotos en Riobamba, las mujeres asumieron el liderazgo de la protesta en contra de la numeración resaltando su rol como madres. En otras ocasiones, los rebeldes utilizaban el término “mestizo” como insulto y hacían explícito su deseo de eliminar a todos los “blancos” peninsulares. Si bien la autora hace algunas interpretaciones de estos eventos, el libro no ofrece una discusión más amplia del significado de estas tensiones en el contexto local o de las visiones que los rebeldes articularon sobre las jerarquías raciales y de género en las cuales descansaba el orden colonial.
Lejos de cerrar el debate sobre las sublevaciones populares en los Andes, el libro de Mireya Salgado abre nuevas preguntas acerca de la multiplicidad de discursos y prácticas políticas que emergieron en este contexto, y sus similitudes y diferencias con los ampliamente estudiados movimientos milenaristas de Túpac Amaru y Túpac Katari en el Alto Perú1. Este libro, bellamente escrito y de gran rigor metodológico, nos brinda una comprensión más sofisticada de los mundos sociales y políticos de la sierra centro-norte de Quito durante la segunda mitad del siglo XVIII. Además, nos ofrece nuevas luces sobre la emergencia paulatina de una cultura política del disenso en el Imperio español. En este sentido, recomiendo ampliamente el libro de Salgado, que debe leerse en paralelo con las más recientes obras de Martín Bowen, Sergio Serulnikov, Elizabeth Penry, Cristina Soriano y Sinclair Thomson2.
Bibliografía
Bowen, Martín. The Age of Dissent. Revolution and the Power of Communication in Chile, 1780-1833. Albuquerque: The University of New Mexico Press, 2023.
Penry, Elizabeth. The People Are King. The Making of an Indigenous Andean Politics. Nueva York: Oxford University Press, 2019.
Serulnikov, Sergio. Subverting Colonial Authority: Challenges to Spanish Rule in Eighteenth-Century Southern Andes. Durham: Duke University Press, 2003.
Serulnikov, Sergio. Revolution in the Andes: The Age of Tupac Amaru. Durham: Duke University Press, 2013.
Serulnikov, Sergio. El poder del disenso. Cultura política urbana y crisis del Gobierno español. Chuquisaca, 1777-1809. Buenos Aires: Prometeo, 2022.
Soriano, Cristina. Tides of Revolution. Information, Insurgencies, and the Crisis of Colonial Rule in Venezuela. Albuquerque: The University of New Mexico Press, 2018.
Thomson, Sinclair. We Alone Will Rule. Native Andean Politics in the Age of Insurgency. Madison: The University of Wisconsin Press, 2002.
Notes