
Editorial
Hemos iniciado 2015 con alegrías, pero también con serias incertidumbres. Mencionaré primero las nuevas buenas: finalmente, tras años de procurar y gestionar la esperada incursión de AIA en un medio que nos visibilizará aún más como revista de alta calidad, aparece ya en el Directorio de Revistas de Acceso Abierto (Directory of Open Access Journal-DOAJ), cuyo portal en la Web es: http://www.doaj.org/.
El acceso de AIA en este medio es a través de la siguiente dirección electrónica: doaj.org/toc/ecd9d2cb0e734ce7a388881c980d3127/.
Esta extraordinaria noticia, en parte, es producto del trabajo sistemático de nuestro grupo de colaboradores en la Universidad de Colima; sin embargo, fue decisivo el apoyo de la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (REDALyC), quienes postularon a nuestra publicación para que sus contenidos aparezcan en esa importante plataforma.
Por su parte, el acceso de AIA en REDALyC se logra a través de este vínculo: http://www.redalyc.org/revista.oa?id=837.
DOAJ es un directorio de revistas científicas de calidad controlada, ya que implica un exigente proceso de evaluación en cuanto a la valía de sus contenidos por el sistema de gestión editorial de las propias revistas; este índice proporciona acceso libre o abierto a sus fondos de texto completo. Además, abarca todas las áreas del conocimiento y no se limita a un solo idioma, aunque la mayoría de las revistas que incluye son de lengua inglesa.
El hecho de estar ya presentes en DOAJ permite a nuestra revista incrementar considerablemente su visibilidad en formato de acceso abierto para los usuarios e instituciones. Los artículos se pueden leer, descargar, copiar, imprimir y distribuir en este sistema; con ello, se amplía su uso y aumenta su impacto y, a su vez, es un reconocimiento trascendental de carácter internacional para AIA, en virtud de su calidad científica; y, por lo tanto, para la propia Universidad de Colima.
Y ahora, la parte de las incertidumbres aludidas al inicio de este editorial: a pesar de este importante logro recién obtenido, por contraparte —y de manera más bien paradójica— nuestra publicación atraviesa por una dura crisis económica que avizora fuertes nubarrones; no obstante, éstos no necesariamente son imposibles de superar, pues siempre existen aliados, o bien, algunos otros elementos favorecedores tanto dentro como fuera de la Universidad de Colima, que le pueden dar nuevos alientos a este tipo de proyectos editoriales.
Para quienes dirigimos esta noble publicación, nos resulta incomprensible que ocurra esta clase de situaciones que desbalancean nuestra trayectoria editorial; ya que, justamente en este 2015, tras cumplir ya 12 años de publicar la revista en forma ininterrumpida, aparecen este tipo de fenómenos desalentadores.
Por desgracia, en nuestro ámbito académico universitario, AIA no es apreciada ni entendida en toda su magnitud: todo lo que implica el complejo proceso editorial de nuestra revista parece no ser valorado. Por fortuna, recibimos múltiples muestras de apoyo tanto de colegas como de instituciones en el ámbito nacional y también internacional.
Este tipo de esfuerzo, para que trascienda es necesario que se colectivice; sin embargo, es necesario recapacitar y reorganizar las actividades académicas, no para hacerlas por encargo, sino para retornar a los valores que permitan recuperar —en nuestra Universidad de Colima y en el país— los principios que logran el verdadero desarrollo de los pueblos, para permearlos a quienes beneficiará por consecuencia: la sociedad.
Dicho esto, lo que sigue ahora, tras continuar sorteando los actuales obstáculos financieros (y de otra índole) es: trabajar aún más denodadamente por el bien común; entendido éste en su más pura acepción; es decir, para la funcionalidad de las mayorías, enfocado siempre hacia la gran colectividad; de no hacerlo así, se torna en mera politiquería. Es por ello que, ahora más que nunca, la ciencia debe proseguir con el fin primordial de la búsqueda de la verdad.
Si bien el panorama se muestra notoriamente escabroso, durante estos doce años hemos superado éstos y otros avatares, mostrando siempre lo que sabemos hacer con ahínco y profesionalismo: trabajo constante de calidad editorial y perseverancia en los objetivos planteados. En virtud de lo descrito —con tales claroscuros—, esperamos encontrar los caminos que permitan hacer de AIA una tradición académica de largo aliento.