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Consumo de forrajes tropicales por vacas lecheras, mestizas Siboney, manejadas en condiciones de estabulación
Intake of tropical forages by crossbred Siboney dairy cows, managed under confinement conditions
Avances en Investigación Agropecuaria, vol. 19, núm. 1, pp. 31-40, 2015
Universidad de Colima

AVANCES EN INVESTIGACIÓN AGROPECUARIA, volumen 22, suplemento 1, octubre 2018 es una Publicación cuatrimestral editada por la Universidad de Colima, Av. Universidad # 333, Col. Las Víboras, Colima, Colima, México. CP 28045. Teléfono: (312) 3161000. Ext. 40011, www.ucol.mx/revaia, revaia@ucol.mx, aiagropecuarias@yahoo.com.mx. Director responsable José Manuel Palma García. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2016-112411015200-203, ISSN digital "en trámite", ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización, MC. Rosa Alejandra del Viento Camacho e Ing. Manuel Gutiérrez Gómez, Av. Universidad # 333, Col. Las Víboras, Colima, Colima, México. CP 28045, fecha de última modificación 10 de octubre de 2018. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación.

Recepción: 15 Enero 2014

Aprobación: 02 Marzo 2015

Resumen: Con el objetivo de estudiar el comportamiento de tres forrajes tropicales y su consumo por animales lecheros, durante tres años, se utilizó un área total de cultivos de 4.25 hectáreas, distribuidas en 1.50 hectáreas para caña de azúcar (Sacharum officinarun), 2 hectáreas del king grass clon CT-169 (Pennisetum purpureum vc Cuba CT-169) y 0.75 hectáreas de leucaena (Leucaena leucocephala); para estimar el consumo, se utilizaron 20 vacas lecheras mestizas de Siboney, mantenidas en régimen de estabulación, con dieta semi-integral. Se realizó un análisis de varianza, según diseño completamente aleatorizado, en arreglo factorial. Los resultados arrojan que las disponibilidades promedio del forraje caña de azúcar fueron mayores (P<0.05) en la época poco lluviosa: 1,916.64 vs. 1,474.73 kg MS ha-1 mes-1; mientras que los forrajes de CT-169 y leucaena fueron superiores sus disponibilidades (P<0.01) en la época lluviosa: 924.76 y 519.01 vs. 649.10 y 314.20 kg MS ha-1 mes-1, respectivamente. La calidad de los forrajes fue menor (P<0.001) en la época poco lluviosa. Los consumos totales de materia seca que realizaron los animales, fue superior (P<0.001) en la época lluviosa (10.56 vs. 9.33 kg MS animal-1 día-1); mientras que los animales de ordeño realizaron un mayor (P<0.001) consumo que los secos (10.82 vs. 9.06 kg MS animal-1 día-1). Los resultados expresan la posibilidad del sistema en estabulación de mantener una carga promedio de 4.70 a 4.9 UGM ha-1, con vacas lecheras de mediano potencial y obtener un consumo adecuado de estos forrajes.

Palabras clave: Producción, dieta semi-integral, forrajes de caña de azúcar, king grass, Leucaena leucocephala.

Abstract: In order to study the behavior of three types of tropical forages and its consumption by dairy animals during three years, a total area for cultivation with 4.25 ha was used, distributed in 1.5 ha for sugarcane (Sacharum officinarun), 2 ha for king grass clone CT-169 (Pennisetum purpureum cv Cuba CT-169) and 0.75 ha for leucaena (Leucaena leucocephala). For estimating the consumption, twenty crossbred Siboney dairy cows were used, under stabulation conditions and fed with a semi-integral diet. An analysis of variance was performed, according to a completely randomized design, in factorial arrangement. The results stated that the average availabilities of sugarcane forage were higher (P<0.05) during the dry season (1,474.73 vs. 1,916.64 kg DM ha-1 month-1), while the availabilities of the CT-169 and leucaena forages were superior (P<0.01) during the rainy season (924.76 and 519.01 vs. 649.10 and 314.20 kg DM ha-1 month-1, respectively). The quality of forages was lower (P<0.001) during the dry season. The total dry matter consumptions of the animals was higher (P<0.001) during the rainy season (10.56 vs. 9.33 kg DM animal-1 day-1) while the milking animals performed a higher consumption (P<0.001) of dry matter (10.82 vs. 9.06 kg DM animal-1 day-1). The results state that the stabulation system makes possible to maintain an average stocking rate from 4.7 to 4.9 LAU ha-1, with dairy cows of medium potential and to obtain a proper consumption of these forages.

Keywords: Production, semi-integral diet, forages sugarcane, king grass, Leucaena leucocephala.

Introducción

Dadas las evidencias positivas de los sistemas de producción vacuna, en condiciones de estabulación a nivel mundial basados, principalmente, en una alimentación con granos y ensilados de maíz; así como el empleo de altas técnicas en el bienestar animal (Roca-Fernández et al., 2011), al aplicar la estabulación en las condiciones del trópico, se hace necesario basar la alimentación con forrajes, mezclando todos los componentes de la dieta, ración integral, y que se garantice en cada proporción de la misma, un nivel homogéneo del consumo (Hazard, 2009; Rodríguez, 2009).

La caña de azúcar ha sido, tradicionalmente, una importante alternativa de alimentación para el ganado vacuno, ante el déficit de alimento durante la época de sequía; como la gran mayoría de los alimentos voluminosos, su valor nutritivo presenta una amplia variabilidad por influencia de varios factores del manejo (Martín, 2004). Desde el punto de vista alimentario, los forrajes de caña de azúcar se deben incorporar a las dietas con una fuente de otras gramíneas verdes para mejorar su consumo, especialmente los del género Pennisetum.

Dentro del complejo contexto de la baja calidad de la biomasa para la alimentación de los rumiantes, las leguminosas pueden constituir una alternativa en su mejora; dentro de ellas, la leucaena ha sido una de las más estudiadas en Cuba (Ruiz y Febles, 2007). El presente trabajo tiene como objetivo estudiar el efecto en el consumo animal, en condiciones de estabulación, de dieta semi-integral, basada en forrajes tropicales frescos.

Materiales y métodos

El trabajo se desarrolló durante tres años, en una unidad de producción perteneciente a la empresa agropecuaria “Bacuranao”, al norte de la provincia de La Habana, con suelos predominantes negros, con alta plasticidad. La precipitación media anual es de 1,318.9 mm; en el periodo lluvioso (junio a octubre) es de 832.20 mm (63.10%) y en el poco lluvioso (noviembre a mayo) 486.70 mm (36.90%).

Los forrajes se cortaron manualmente y se utilizaron después de un año de establecidos, utilizándose una superficie total de 4.25 hectáreas, distribuidas de la siguiente forma: 1.50 hectáreas de caña de azúcar variedad Cuba 6512 (Sacharum officinarun), 2 hectáreas del king grass clon CT-169 (Pennisetum purpureum vc Cuba CT-169) y 0.75 hectáreas de leucaena (Leucaena leucocephala); los mismos no se regaron, y en el caso de los dos primeros, se les aplicó en la época lluviosa, materia orgánica procedente de las excreciones sólidas de los animales y residuos de la dieta, a razón de 20-25 toneladas MF hectárea-1 año-1; las cuales aportaron entre 65.50 a 81.90, 10.60 a 12.80 y 30.60 a 38.20 kg hectárea-1 año-1de N, P y K, respectivamente.

El estimado de las producciones de los forrajes se realizó una vez por mes; se pesó todo el forraje cortado (de forma independiente) antes de trocearlos a tamaño de partícula, de 2 a 3.50 cm, y se contabilizaba el área cortada en cada uno de los cultivos. La altura de corte fue de 5-10 centímetros del suelo, para las gramíneas; y de 20-25 centímetros, para la leguminosa, donde sólo se consideró el follaje verde (hojas y tallos tiernos menores de 1 cm de grosor).

La frecuencia de corte de los forrajes varió entre las épocas; así, en la lluvia la frecuencia de corte fue cada 45-50 y 55-60 día, 3 y 2.7 cortes época-1; mientras en el poco lluvioso fueron entre 90-95 y 100-110 días, 2.20 y 2 corte época-1, para el CT-169 y leucaena, respectivamente. En el caso del forraje de caña de azúcar, se mantuvo con un corte anual, independientemente de la época; lo que varió fue el volumen a cortar, en dependencia de la disponibilidad de los otros dos forrajes.

Se seleccionaron un total de 20 animales, con peso vivo inicial de 445.30 kg, genéticamente respondían a mestizos de Siboney (5/8Holstein x 3/8Cebú), divididos según su estado productivo (grupo ordeño, entre 13 a 15 animales y grupo seco, entre 5 a 7 animales). Los animales fueron suplementados con concentrados (14.61 a 15.03% de proteína bruta y 10.03 a 10.05 MJ/kg MS de EM); los de ordeño, a razón de 0.40 kg litro de leche producido-1 a partir del tercer litro y los secos con 1 kg día-1.

Ambos grupos de animales (ordeño y seco) recibieron los alimentos voluminosos frescos, troceados y mezclados a mano, en una cantidad del 110 % del consumo estimado en los 15 días anteriores, lo que permitió un aceptado consumo voluntario de la dieta (Rodríguez, 2009).

A los animales se les midió la oferta y rechazo, quincenalmente, mediante pesaje de la totalidad de la mezcla de forrajes. Del rechazo se tomaron muestras de 500 gramos, para estimar las proporciones de cada uno de los forrajes; valorando, de esta forma, el consumo por separado de cada forraje.

De la oferta y rechazo se tomaron mensualmente 200 gramos para el análisis químico. Para calcular el porcentaje de materia seca (MS) se utilizó una estufa marca Binder, con corriente de aire forzada a 60°C, hasta peso fijo. Para determinar el contenido de proteína bruta, fibra bruta, se utilizaron las técnicas del AOAC (1995).

Se empleó análisis de varianza, según diseño completamente aleatorizado, en arreglo factorial de tres factores (dos épocas: lluvioso y poco lluvioso), tres años (1, 2 y 3) y dos grupos de animales (ordeño y seco); se analizaron las posibles interacciones. El software estadístico utilizado fue el InfoStat Versión 12.0 (Balzarini et al., 2012). En todos los casos se utilizó la dócima de rango múltiple de Duncan (1955), para establecer diferencias entre medias.

Resultados

En el cuadro 1, se refleja la disponibilidad de biomasa consumible de los diferentes forrajes estudiados, donde se aprecia un incremento (P<0.01) de la misma en la época lluviosa para los forrajes de leucaena y el CT-169, en 1.42 y 1.97 veces, respectivamente; mientras que la caña, producto del manejo aplicado, mostró mayor (P<0.05) disponibilidad en la época poco lluviosa (1.30 veces mayor disponibilidad); sin embargo, se mostró estabilidad durante los tres años en todos los forrajes.




La composición química de los forrajes (cuadro 2), disminuye (P<0.001) en la época poco lluviosa, se incrementa la fibra bruta (9.59, 20.78 y 10.28%, para la caña, CT-169 y leucaena, respectivamente) y se disminuye la proteína bruta (14.34, 11.96 y 11.61%, para la caña, CT-169 y leucaena, respectivamente). De igual forma, se incrementa (P<0.001) el porcentaje de MS de los mismos, en la época poco lluviosa: en 3.45, 3.76 y 3.33 unidades porcentuales, para la caña, CT-169 y leucaena, respectivamente.




El estudio de la composición estructural de los forrajes (figura 1) resultó, en el caso de la caña de azúcar, que las hojas y cogollo como las estructuras más nutritivas; están en el orden del 25.50 y 22.90%, en las épocas lluviosa y poco lluviosa, respectivamente. El CT-169, mostró casi una proporción pareja entre hojas y tallos, entre 44 y 50%, respectivamente. La leucaena se consideró casi totalmente como hoja (94.30 y 92.10%, para lluvia y seca, respectivamente).




El consumo total de materia seca que realizaron los animales de la mezcla de alimentos ofertados (forrajes y suplementos), no mostró interacción época/grupo; sin embargo, el efecto época indicó que fue superior en las lluvias (P<0.001), en un 11.65%, 10.56 vs. 9.33 Kg MS animal-1 día-1, para lluvia y seca, respectivamente; de igual forma, los animales del grupo de ordeño expresaron un mayor (P<0.001) consumo total, en un 16.27%, que los del grupo seco, 10.82 vs. 9.06 Kg MS animal-1 día-1, para vacas en ordeño y secas, respectivamente (cuadro 3).

El análisis de alimentos, por separado, muestra que en todos los casos existió interacción (P<0.001) entre grupos de animales/épocas. El forraje de caña se consumió en mayor cantidad en ambas épocas; por los animales del grupo seco, en 1.84 y 1.19 veces en la lluvia y seca, respectivamente; en comparación con los de ordeño, los animales del grupo seco no mostraron diferencias entre épocas; sin embargo, los de ordeño consumieron un 30.52% más de caña en la época poco lluviosa, con relación a la lluviosa. En la época de bajas precipitaciones, se realizó el mayor consumo el forraje de caña, que llegó al 33.92 y 48.23% de la dieta total, para los animales en ordeño y secos, respectivamente.

Sin embargo, los forrajes de CT-169 y leucaena, fueron consumidos en mayor cantidad (P<0.001) por los animales en ordeño: en 1.75 vs. 1.48 y 2.69 vs. 3 veces para la gramínea y la leguminosa en la lluvia y poco lluviosa, respectivamente, en comparación a los animales secos; ambos grupos de animales consumieron más (P<0.001) estos forrajes en la época de lluvia: en 1.39 vs. 1.69 y 1.18 vs. 1.88 veces para la gramínea y la leguminosa en animales de ordeño y secos, respectivamente, en comparación a la época poco lluviosa.

El suplemento utilizado se consumió en mayor cantidad en ambas épocas, por los animales de ordeño en 2.01 y 1.41 veces en la lluvia y seca, respectivamente; en comparación a los secos, los animales del grupo seco no mostraron diferencias entre épocas; no obstante, los de ordeño consumieron un 1.35 más de suplemento en la época de lluvia con relación a la poco lluviosa.

La proporción de los forrajes en la dieta varió según la época y grupo productivo; así, en la época lluviosa fue de 27 vs. 50, 65 vs. 45 y 8 vs. 5%; mientras que en la poco lluviosa fue de 42 vs. 57, 52 vs. 40 y 6 vs. 3%, para los forrajes de caña, CT-169 y leucaena en los grupos de ordeño y seco, respectivamente.




Discusión

Las disponibilidades encontradas en los forrajes estudiados se encuentran en el entorno de los reportes de varios autores (Martín, 2004; Adjolohun, 2008; Santana et al., 2010); así, Silva (2010) y Roncallo et al. (2012), reportaron valores entre los 8,500 y 12,200 kg MS ha-1 al estudiar diferentes genotipos de Pannisetum purpureum, con bajos niveles de fertilización nitrogenada, desde 0 a 50 kg N ha-1.

Cuando los forrajes se hacen más maduros se incrementan los contenidos de los nutrientes menos digeribles, que son aquellos constituyentes de la fibra bruta; mientras que los más aprovechables por los animales decrecen en cuanto a su densidad. Estas medidas están asociadas a características morfo-fisiológicas de las plantas que pueden variar con la especie, la variedad, el clima, el suelo, la agrotecnia, etcétera; pero, fundamentalmente, con el estado de madurez (Santana et al., 2010; Roncallo et al., 2012).

La composición química de los alimentos se encuentra en el rango de lo reportado para las especies por varios autores (Martín, 2004; Pirela, 2005; Chacón y Vargas, 2009); mientras que en el caso del CT-169, los valores de PB –en ambas épocas– son superiores a los reportados por Roncallo et al. (2012), que fueron de 6.70 %.

Los valores bromatológicos de los forrajes, más bajos en la época poco lluviosa, pueden darse en los mayores intervalos entre corte en esta época; reportes de autores (Chacón y Vargas, 2009; Silva, 2010; Santana et al., 2010), han indicado una caída de la calidad de los forrajes con la edad; ya que se incrementa la síntesis de carbohidratos estructurales (lignina, celulosa y hemicelulosa), disminuyen las formas solubles, y se afecta la calidad.

La proporción de hojas, como las estructuras más nutritivas, que juega un importante papel en el consumo (Pirela, 2005). Los reportes que realizaron Martínez y Herrera (2006), así como Roncallo et al. (2012), con diferentes genotipos de Pannisetum purpureum, concuerdan con los resultados obtenidos en el CT-169; e, igualmente, en el caso de la leucaena se consideró sólo las hojas y los tallos tiernos consumibles (Alonso et al., 2007).

La disponibilidad y la calidad del alimento voluminoso son los dos factores más importantes para maximizar la cantidad de nutrientes que obtiene la vaca (Delahoy et al., 2003; Kolver, 2003); ya que se incrementa el consumo total de MS, tal como se reflejó en los consumos del grupo de ordeño en ambas épocas, y en la época de lluvia por ambos grupos.

Ray (2000) reportó que, en condiciones de pastoreo, existen consumos superiores a los obtenidos en el presente trabajo; pero este autor sólo se refirió a la época lluviosa, por lo que se considera la disponibilidad y calidad del alimento como uno de los índices que presentaron la mayor influencia directa en el consumo animal; ya que el incremento de la fibra bruta es lo que reduce esta capacidad ante estos alimentos voluminosos (Senra, 2005; Delgado, 2006; Calsamiglia et al. 2008)

Esta diferencia en el consumo de los grupos de animales, se debió a la estrategia de utilizar en el grupo de ordeño una mayor proporción de forrajes con mejor calidad (CT169 y leucaena), fundamentalmente en la época lluviosa; resultados similares reportaron tanto García et al. (2002) como Espinosa et al. (2006). Al complementar el forraje de caña de azúcar con leguminosas, se incrementa el consumo total de materia seca; y, de igual forma, la variedad de caña de azúcar utilizada, influye sobre el consumo (Martín, 2004).

Conclusiones

Los resultados de la disponibilidad de los forrajes nos permite, con este sistema de estabulación, mantener una carga promedio de 4.70 a 4.90 UGM ha-1; ya que se logra estabilizar los consumos promedio para el ganado en ordeño, en el orden de los 10.82; y en el grupo seco, de los 9.06 kg MS animal-1 día-1, donde el forraje de caña de azúcar representa entre el 24 al 33 y 50 %, para los animales de ordeño y seco, respectivamente.

Agradecimientos

Los autores agradecen la cooperación de los compañeros del departamento de Biomatemática y de la unidad Nueva Aurora de la UBPC, “Protesta de Baragua”, EP Bacuranao.

Literatura citada

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