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Ovejas al sur. Caracterización del sector lanero chubutense desde la economía política
Ovejas al sur. Caracterización del sector lanero chubutense desde la economía política
RIA. Revista de Investigaciones Agropecuarias, vol. 45, núm. 3, pp. 359-372, 2019
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
Resumen: La actividad lanera de Chubut reviste gran relevancia geopolítica y cultural dentro de su matriz económica. Para su caracterización se parte de considerar que el sector lanero es resultado de una estructura multiescalar y multidimensional, que tiene su propia dinámica, articula, organiza y asigna recursos humanos y materiales en todas sus dimensiones. A través de la lectura de fuentes secundarias, entrevistas a informantes calificados y documentos oficiales se propone el análisis de seis factores (mercado internacional, capital transnacional, propiedad de activos productivos, recursos de poder, infraestructura física e incorporación de tecnología) que, históricamente, caracterizaron la estructura del sector lanero de Chubut en cada una de sus escalas (mundial, nacional y regional/sectorial).
Palabras clave: economías regionales, sector lanero, síndrome de insostenibilidad, Estado.
Abstract: Chubut’s wool activity has great geopolitical and cultural relevance within its economic matrix. In order to characterize it, it is considered that the wool sector is the result of a multi-scale and multi-dimensional structure, which has its own dynamics, articulation, organization and allocation of human and material resources in all its dimensions. Through the reading of secondary sources, interviews with qualified informants and official documents, this research proposes the analysis of six factors (international market, transnational capital, ownership of productive assets, power resources, physical infrastructure and incorporation of technology) that, historically, has characterized the structure of the wool sector in Chubut across its different levels (global, national and regional / sectoral).
Keywords: regional economies, wool sector, unsustainability syndrome, State..
INTRODUCCIÓN
En los años de la Argentina “granero del mundo” se impuso la imagen de la ganadería ovina como la “locomotora del desarrollo” de la provincia de Chubut. Tal es así que, desde la fractura más reformista de la oligarquía, Ramos Mexía (intelectual Ministro de Agricultura primero y de Obras Públicas después) afirmaba que “la Patagonia está destinada a ser el criadero ovino de la Argentina, y será ella el área que salvará de un completo naufragio esa fuente otrora tan exuberante de su riqueza” (Lopez, 2003). Una centuria mediante, lejos de desvanecerse, esa imagen aún goza de plena vigencia en algunos círculos influyentes[1]. Sin embargo, la figura de la “locomotora” chilla cuando se la interpela desde un punto de observación que considere y articule los aspectos históricos y socioeconómicos del sector lanero.
[1] Si bien desde hace algunos años las ovejas vienen disputando su papel de “salvadoras” del desarrollo con otros animales: www.bbc.com/mundo/noticias/2012/09/120920_argentina_guanacos_vs
Desde hace algunas décadas, el sector lanero de Chubut se encuentra en un punto crítico expresado por el retroceso del número de productores, el cierre de establecimientos productivos y la reducción del stock de animales en toda la provincia. Tal es así que, entrado el siglo xxi el sector ovino representa menos del 2%, en términos del producto bruto provincial. Sin embargo, cuando el análisis se concentra en el revés de la trama de dicho porcentaje se verifica que, por su presencia en todo el territorio y su referencia en los pueblos del interior, la actividad reviste central importancia en términos sociales, estratégicos, políticos e histórico-culturales (Fisch, 1932; Bandieri, 2005a; Coronato, 2010; Muller y Cueto, 2012; Iglesias, 2013; Ruffini, 2015).
La literatura especializada ha abordado el problema de la producción lanera desde dos enfoques: como una cuestión de tenencia agraria, de economía de la tierra y de administración rural; o bien, como un tema asociado a los problemas del desarrollo económico (García, 1969). El primero de los enfoques se corporiza en una fecunda biblioteca alrededor de las cuestiones técnico-productivas de la ovinocultura patagónica (Iglesias et al., 1992; De Gea, 2003; Rimoldi, 2004; Williams, 2005; Duhart, 2007; Mueller, 2007; Andrade et al., 2010; Borrelli y Oliva, 2001; Villagra y Giraudo, 2010). El segundo enfoque analiza la actividad en relación con un conjunto de dimensiones sociales y políticas, enfatizando sus implicaciones para los procesos del desarrollo regional (Risso Patrón, 1977; Manzanal y Rofman, 1989; Coronato, 2010; Aparicio et al., 2013; Vazquez, 2016).
Eventualmente más próxima al segundo enfoque, este estudio, de carácter exploratorio, somete a debate una matriz conceptual multidimensional y multiescalar que busca identificar y poner en relación los principales factores económico-políticos que históricamente han caracterizado la estructura del sector lanero de Chubut. La matriz se construyó tomando como base propuestas metodológicas utilizadas en otras investigaciones que también buscaron articular, en forma estilizada, dimensiones sociales y económicas (García, 2016; Filadoro, 2014; Patrouilleau et al., 2012). El análisis se realizó acudiendo, fundamentalmente, a fuentes secundarias –la bibliografía mencionada más arriba–, pero también a documentos oficiales, datos censales y entrevistas semiestructuradas a informantes calificados del sector público (INTA, Ministerio de Agroindustria, y organismos políticos y técnicos provinciales) y privado (productores, exportadores y procesadores de lana), realizadas en Buenos Aires, Trelew y Río Gallegos entre junio de 2017 y febrero de 2018.
El supuesto que orientó la construcción de la matriz multidimensional y multiescalar indica que, tanto en términos analíticos como empíricos, resulta productivo pensar al sector lanero de Chubut como una “estructura” que, por medio de dinámicas específicas, articula, organiza y asigna recursos humanos y materiales en todas sus dimensiones (políticas, ambientales, económicas e institucionales).
Los argumentos se presentan del siguiente modo: primero, se describen brevemente las características del sector y su funcionamiento y se identifican los factores estructurales que lo sustentan; posteriormente, se analiza el complejo desde cada uno de dichos factores y; finalmente, se ofrecen unas breves reflexiones finales.
EL SECTOR LANERO DE CHUBUT
Con un poco más de 3,2 millones de existencias, al 2017 Chubut es la principal provincia ovejera de la Argentina. El sector se caracteriza por un conjunto de actividades conexas cuyas condiciones de transformación y apropiación se orientan, desde el inicio, hacia el mercado exportador.
En la actividad primaria, el principal esquema de producción es el monocultivo-extensivo. Según los registros provinciales, entre las actividades de cría y recría se generan, aproximadamente, 5.300 puestos de trabajo (entre fijos y estacionales)[2]. Tras la esquila, los vellones son acondicionados, clasificados y prensados en fardos que se comercializan a través de la licitación de lotes o de los representantes de las industrias encargados de recorrer los campos.
[2] Según el Informe productivo provincial de 2014, elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de la Provincia de Chubut. (Disponible: www.economia.gob.ar/peconomica/dnper/ fichas_provinciales/Informe_Productivo_Chubut.pdf verificado: 15 de noviembre de 2017).
La actividad industrial comienza con el lavado para separar de las fibras la grasa y otras sustancias extrañas (sin remover la materia vegetal, que posteriormente se elimina a través de químicos o dispositivos mecánicos sin afectar las fibras), el cardado (para mezclar las fibras y transformarlas en mechas circulares) y el peinado (separa las fibras más aptas para el hilado en bobinas conocidas como “tops”) de los fardos provenientes del campo. El proceso termina con la prenda de vestir o artículo confeccionado, pero en Chubut se realizan solo las primeras etapas, que generan 550 puestos laborales adicionales.
Finalmente, en la comercialización, el 95% de la lana producida se destina a la exportación (65% con algún grado de procesamiento y 35% como lana sucia), en tanto que el 5% restante se destina a las hilanderías y tejedurías nacionales, ubicadas en el Conurbano bonaerense (Elvira, 2017).
En términos generales el sector lanero de Chubut presenta una oferta atomizada y una demanda altamente concentrada: mientras que la lana se produce entre 3161 Unidades Ganaderas (UGs), en la etapa de procesamiento se registran seis plantas, ubicadas en el Polo Industrial de Trelew, desde donde no más de diez empresas exportan el total de la producción[3].
[3] Como se verá en lo sucesivo, algunas firmas procesadoras son también exportadoras.
Para profundizar la comprensión de las dinámicas establecidas entre las distintas actividades, se parte de la identificación de seis factores estructurales. Dado que el peso de estos sobre la estructura no es equivalente, es posible agruparlos por escalas y niveles de influencia. La noción de escala referida excede la mera jerarquización espacial (mundial, nacional y regional/sectorial) y se orienta a la identificación de aquellos procesos sociales que se despliegan en diferentes dimensiones y se determinan mutuamente. En virtud de ello, para el complejo lanero de Chubut la Escala mundial y los vaivenes del mercado constituyen el factor crítico y, por lo tanto, cualquier alteración en el mercado internacional impacta decisivamente sobre las otras escalas. En ese sentido, funciona como marco de referencia último para la planificación y actuación de las empresas multinacionales (EMN), que ocupan un rol central en la dinámica del sector. En un segundo nivel de relevancia aparece la Escala Nacional, donde se disponen las pautas históricas para la acumulación y el intercambio. Allí, los factores importantes articulan el rol del Estado con la propiedad de los activos productivos y las relaciones de poder entre los distintos actores. Finalmente, en la Escala Regional/sectorial aparecen los factores derivados, con menor densidad y vinculados a la estructura de producción, como ser la infraestructura física y la tecnología incorporada por los establecimientos productivos.
En este punto, es menester señalar que las características ambientales constituyen el telón de fondo insoslayable (como metafactor) para la determinación de la diversidad, la sostenibilidad y la competitividad de los sistemas de reproducción social, económica e institucional del complejo ovino (Soriano y Movía, 1986; Paruelo et al., 1998; Rabinovich y Torres, 2004; Rimoldi, 2004; Schorr y Seguí, 2008). Por lo tanto, el peso de los factores estructurales que se analizan puede variar su intensidad, conforme la aptitud natural de las regiones productivas (disponibilidad de agua y pasturas, nevadas, cenizas volcánicas, etc.).
De acuerdo con este planteamiento, los factores estructurales quedarían definidos del siguiente modo:
Escala mundial – Factores críticos
1. Los vaivenes del mercado internacional de la lana terminan por definir las características de las economías periféricas (el tipo de inserción comercial, las inversiones extranjeras directas, las pautas de consumo, etc.).
2. Dado que el complejo ovino se diseñó para abastecer la demanda de ultramar, el capital transnacional constituye el núcleo del complejo, desde donde es posible el dominio económico a través de distintas operaciones oligopólicas (Vigorito, 1981; Santos, 1996; Gilpin, 2001).
Escala nacional – Factores importantes
3. La propiedad de activos productivos se deriva de la posición en la estructura de poder de cada uno de los actores del sistema. En la ovinocultura, por lo general, este factor se asocia a la propiedad de la tierra y al tamaño de la majada.
4. La estructura de poder se manifiesta a nivel político y alude a la asimétrica capacidad de los actores para influir tanto en la planificación, como en las políticas específicas de las agencias públicas (nacionales y provinciales). Las diferentes posiciones se expresan y legitiman a través de los mecanismos formales e informales de la política.
Escala regional/sectorial – Factores derivados
5. La infraestructura física (ej. transporte y comunicaciones) influye en la circulación de la producción, en las características de la comercialización y en el consumo dentro de la provincia. Este elemento ofrece algunas respuestas sobre las características críticas al interior de la provincia: el despoblamiento de los campos, la falta de mano de obra y la escasez de recursos hídricos.
6. En los factores tecnológicos de los establecimientos productivos se cristalizan los cinco anteriores: en los minifundios y en las economías de subsistencia se aglomeran los esquemas más primitivos y persistentes del atraso tecnológico y de infraestructura predial.
En función de lo expuesto, para avanzar en la construcción de un esquema o modelo integral de la estructura productiva del complejo lanero de Chubut, se debe partir de un doble registro que identifique los clivajes arraigados históricamente y la consideración del doble rol del Estado como actor económico y como arena de disputa, donde se dirimen los intereses en conflicto. Como actor, el Estado debe ocuparse de promover las inversiones en aquellas zonas que no presentan rentabilidad inmediata, pero que constituyen un pilar en la estrategia de desarrollo regional o que revisten importancia estratégica por razones geopolíticas. Como arena, permite que los distintos actores pongan en valor sus recursos de poder formales e informales. De hecho, y sin intenciones de caer en una visión instrumentalista, históricamente el Estado pareciera haberse comportado en este caso como una suerte de “oficina” de los sectores privilegiados. Si bien esta doble acepción complejiza el análisis estructural, permite una mejor comprensión del proceso por el cual toman forma las políticas públicas orientadas a la actividad ovina de la provincia.
Precio de la lana 1980/2010.
Elvira, 2016.LOS FACTORES ESTRUCTURALES DEL COMPLEJO LANERO
Escala mundial
Factor crítico i: el mercado internacional
Desde mediados del siglo ixx, el sector lanero argentino se inserta en el mercado internacional como proveedor de materias primas para la industria textil europea (cuero y lana). Entonces, la lana representaba mundialmente el 25% de las fibras naturales utilizadas para la industria textil. Sin embargo, entrado el siglo xx, su protagonismo fue disminuyendo paulatinamente: para 1920 bajó al 15%; en 1960 al 10%; y, actualmente, representa apenas el 1,2% de las fibras utilizadas por la industria (Salomone, 2012; FAO, 2013; Cardellino et al., 2014; Elvira, 2016). Como parte de las explicaciones se destaca que, desde los años sesenta y acompañado de avances científicos y técnicos, las fibras sintéticas fueron desplazando a las fibras naturales (algodón y lana) en el mercado textil. Este proceso contribuyó al incremento de la volatilidad de la demanda y, en consecuencia, al deterioro de los precios relativos del sector lanero.
El cambio en la moda suele ser la explicación más usual para la caída en el precio de la lana. Pero junto al cambio tecnológico/cultural es posible relacionar una serie de eventos de la economía política internacional desde la década de 1980: el retiro de la Corporación Lanera de Australia como comprador de lana para el sostenimiento de los precios[4]; la disolución de la URSS (en 1991), que implicó una drástica reducción de la demanda internacional (Kulesz, 2001); y las crisis económicas de los principales países consumidores (en Asia y Europa), junto con la aparición de China como actor económico de relevancia mundial en la cadena textil.
[4] Internacionalmente, los precios que se generan en Australia son los que se toman como referencia principalmente en el sector de lanas para vestimenta, al ser el principal país productor de lanas Merino del mundo. Por ese motivo, el mercado lanero australiano es tomado como la principal referencia internacional del precio de la lana, ya que, en general, salvo raras excepciones, marcan la tendencia del precio de la fibra en otros países productores (entrevista a investigador de INTA, 2018).
Para fines de los años ochenta, la Corporación Lanera Australiana manejaba un sistema de estabilización y previsibilidad de precios. Este sistema absorbía todo el excedente de lana sin colocar en el mercado y acumuló un stock sobredimensionado que demoró diez años en ser liquidado, deprimiendo los precios de la lana y ocasionando grandes oscilaciones en el precio en función de la demanda china.
Respecto de la caída de la URSS, los expertos coinciden en señalar que ha tenido un efecto dramático en el deterioro del mercado internacional (Roche, 1995). La crisis en la industria textil de la Unión Soviética, y de los países bajo su influencia, implicó la caída del 30% en las importaciones mundiales de lana. La URSS pasó de representar el 13,7% de las importaciones mundiales de lana sucia en 1983 al 6% en 1990. Allí, las importaciones soviéticas desde Argentina pasaron del 17 al 7% en el mismo periodo.
Casi en paralelo, emergió la figura de China como el primer consumidor de lana sucia a nivel mundial, el principal procesador y el principal mercado de consumo minorista de productos textiles de lana. Los hilanderos chinos pasaron a procesar alrededor de un cuarto de las lanas del mundo (para uso en vestimenta y no vestimenta) y a ser responsables de un tercio de la producción mundial de lana para vestimenta[5]. En 2017 China fue el destino de casi el 70% de las exportaciones de lana (sucia, lavada y tops) de Uruguay y Australia, mientras que para la Argentina ese mercado representó cerca del 42% (Elvira, 2016).
[5]Suplemento El Rural (23-08-2003): “China marca el pulso en la industria lanera”, Río Negro. (Disponible: http://www1.rionegro.com.ar/diario/rural/1-030823.html verificado: diciembre de 2017).
Desde fines de la década del ochenta, este contexto internacional (de deterioro de los precios relativos) se sumó a los ciclos y eventualidades climáticas de la Patagonia y a las políticas macroeconómicas (régimen de convertibilidad). El resultado ha sido la caída del 70% de la producción de lana argentina y el inicio de la “crisis de la lana”, que impactó en los distintos eslabones del complejo. Entre 1980 y 2015, el stock ovino argentino pasó de 32 millones de cabezas a 14 millones; durante los años noventa, solo en la Patagonia, cerraron más de 800 establecimientos productivos, que incrementaron el despoblamiento rural; cerraron frigoríficos, barracas e industrias, disminuyó la cantidad de comparsas de esquila y el personal capacitado para trabajar en el sector (McCormick, 1999). En ese sentido, el análisis de la evolución exportadora argentina brinda testimonio de la pérdida de significación de la actividad: de las 93000 t exportadas para 1967/77 se pasó, en 1998/99, a un volumen de solo 35600 t (Kulezs, 2001).
La mejora en los precios internacionales de la lana a partir de 2002 coincidió con la devaluación de la moneda argentina (a fines de 2001), generando un sustancial incremento en la competitividad local. Con precios internacionales en alza y la reducción importante de los costos de producción en dólares, muchos productores pudieron licuar sus deudas, recuperar capital animal y finalmente invertir en mejoras (Muller y Cueto, 2012). Actualmente, la producción de lana en Argentina se estima en 42400 t, de las cuales 27150 t pertenecen a la zafra patagónica. Tal como fuera mencionado, el 95% del stock producido se destina al mercado externo, principalmente como lana sucia (35%) y lana peinada (50%) a países especializados en el procesamiento como China, Italia y Alemania.
Al 2017, la participación del complejo lanero argentino en el mercado mundial representa apenas el 2,2% de la oferta. Esta posición lo ubica como tomador neto de precios internacionales y un sector alternativo (y de poco peso) en la matriz productiva nacional. Ambos elementos tienen implicaciones directas sobre la dinámica interna que adquiere el complejo, en cuanto al peso de los actores en la matriz socioproductiva. En el siguiente apartado se analiza el papel que juegan los actores trasnacionales en las dinámicas económicas y políticas del complejo lanero.
Factor crítico ii: el capital trasnacional
Respecto de la ovinocultura patagónica en general y de Chubut en particular, los análisis especializados refieren al mercado internacional desde una mirada económica y comercial (precios, exportaciones, importaciones, etc.). De qué modo los actores transnacionalizados se posicionan en las dinámicas internas de complejo no es una cuestión central para dichas perspectivas.
Ya para fines del siglo xix la economía argentina se caracterizaba por la fuerte presencia del capital extranjero. Su inserción en las actividades neurálgicas del modelo agroexportador (transporte, servicios vinculados al comercio exterior, frigoríficos, etc.) le otorgaba a este sector un rol protagónico en el desarrollo de la economía y, a la vez, un elevado potencial de acumulación (Vigorito, 1981; Teubal, 1986).
El desarrollo del sector lanero de Chubut no ha sido la excepción y, desde el momento mismo de incorporación de tierras para la producción, se presentaba una alta concentración del sector trasnacional en las actividades claves (producción, transporte y comercialización) y, en muchos casos, con el aval económico e institucional del Estado. Son múltiples los trabajos que analizan la participación de los capitales británicos, franceses y alemanes en la explotación primaria de la Patagonia (Bandieri, 2005a; Coronato, 2010; Miguez, 2006; Ruffini, 2007; Mondel y Vazquez, 2014). Sin embargo, la actividad de estos capitales no solo se centró en lo productivo, puesto que su participación ha sido bastante intensa en actividades vinculadas a la exportación de lana sucia y a la importación de insumos y mercancías. Desde el comienzo, su posición en el núcleo del complejo, facilitó la imposición de prácticas que permitieron el dominio económico sobre el resto del complejo, a través del control oligopólico del mercado que determinó las relaciones y actividades hacia atrás en la cadena (Vigorito, 1981). En este sentido, corresponde señalar que, dentro del complejo ovino, no solo influyen las características comerciales de la lana al momento de negociar el precio, sino que otros factores se ponen en juego: el momento del año, la oferta de lana disponible, los volúmenes de producción, la región, entre otros.
Tal como ha sido expuesto en el apartado anterior, durante el siglo xx se han modificado las dinámicas del mercado internacional, las formas y el origen del capital trasnacional. Tras la segunda guerra mundial, los capitales tomaron forma de empresas multinacionales con una amplia capacidad financiera, potencial tecnológico, complejidad operativa y una creciente diversificación en sus actividades. Prueba de ello es que, durante el siglo pasado, principalmente desde los años setenta, se acentuó el proceso de concentración del comercio exterior lanero de Argentina. Ello explica que en la década 1967-1977 la cantidad de exportadores alcanzasen el número de 166; en el período 1982-1992 sean 64, para 1998-99 apenas 27, y en 2017 solo 10, habiéndose triplicado el tonelaje promedio por cada exportador. Por una parte, debido a la desaparición de las firmas más pequeñas y, por la otra, la fusión o adquisición por parte de otros agentes de la cadena lanera (tabla 1) (Kulesz, 2001).
Principales exportadoras de lana sucia argentina 2015.
Foro Federal de la Industria, 2004; Piñeyro, 2013.Entre las cinco primeras empresas concentraron cerca del 80% del valor exportado en 2015, manteniendo su participación individual similar a la de 2010. Si se analiza por producto específico, las cinco primeras empresas exportadoras de lana sucia concentran el 66% del valor exportado en 2015, las cinco primeras exportadoras de tops el 86% y las cinco primeras exportadoras de lana lavada el 98% (Foro Federal de la Industria, 2004; Ministerio de Hacienda, 2016).
Con la irrupción de China en el mercado internacional, los países industrializados volcaron sus esfuerzos en el desarrollo, la innovación y la especialización de las últimas etapas de agregado de valor: el hilado, los tejidos, la confección y el diseño (tabla 2). Ello explica la presencia de firmas europeas y estadounidenses en los lugares de mayor agregado de valor de la industria textil; en tanto los países productores de lana, por lo general, exportan buena parte de su producción como lana sucia o en el mejor de los casos, como lana lavada y peinada.
Agregado de valor por etapas.
Salomone, 2012.Este punto cristaliza dos situaciones relevantes del complejo lanero argentino a nivel internacional. Por un lado, que casi todas las firmas que exportan lana eliminaron la hilandería y se concentraron en las etapas vinculadas a la exportación: lavado y peinado, con menor porcentaje de valor agregado (8% del total). Por el otro, que las firmas exportadoras constituyen nodos de importantes grupos internacionales especializados en la industria textil, con actividades en todas las etapas de la cadena y que distribuyen sus actividades en distintos países del mundo. En ese sentido, para el sector lanero de Chubut, son paradigmáticos los casos de Furhman SA y Chargeurs Wool Argentina SA, pertenecientes al Grupo Schneider y al Grupo Chargeurs, respectivamente. Ambos grupos tienen su casa matriz en Europa y plantas de procesamiento distribuidas por el mundo, principalmente Italia, Francia, India y China.
Se debe agregar que el dominio sobre el resto del complejo no solo gira en torno a su mayor poder de negociación en el mercado, sino también por una activa participación en torno a los centros de decisión política. Tal es así que la mayoría de las empresas exportadoras se nuclean en la Federación Lanera Argentina (FLA), ocupando la mayoría de los cargos directivos (tabla 1). La Federación es, desde principios del siglo xx, la principal voz referente en la mayoría de los programas de acción y mesas políticas del sector.
En resumen, el sector ovino de Chubut nació a fines del siglo xix de la mano del capital extranjero y mirando al exterior. Más allá de distintos cambios que fueron teniendo lugar a lo largo de la centuria subsiguiente, algunos de los cuales fueron mencionados aquí, el formato básico de la dinámica no se ha modificado: el capital trasnacional sigue ocupando el núcleo del complejo ovino, imbricado con las lógicas políticas y económicas internas de la ovinocultura chubutense.
Escala nacional
Factor importante i: la propiedad de los activos productivos
Dentro de la escala nacional se establecen elementos diversos para la regulación del funcionamiento de las subestructuras de acumulación y distribución (Filadoro, 2014). Es en ese sentido que la distribución originaria de los activos productivos vinculados al complejo lanero se imbrica, de manera directa, con la conformación de los “sectores dominantes” de Chubut. Los actores y su función dentro del sector se definieron desde el primer momento: una desequilibrada convivencia de pequeños productores familiares o crianceros (inmigrantes u indígenas), con algunos productores familiares capitalizados y grandes estancias. De este modo, el que no pudo establecerse como ovejero o fue desplazado, terminó por insertarse como peón, carrero, esquilador, alambrador o empleado de frigorífico (Bandieri, 2010; Blanco, 2012; Bondel y Vazquez, 2016; Coronato, 2010, 2014; Fisch, 1932).
Al día de hoy [2018], en promedio, las sociedades anónimas duplican a los establecimientos familiares en superficie y en cantidad de animales y casi que los triplican en cantidad de lana producida. Los grupos de los pueblos originarios, tehuelche y mapuche, tienen menos tierras, menores rebaños y consecuentemente, menos producción de lana (tabla 3) (Coronato, 2015).
Estratos productivos ganaderos en la prov. de Chubut.
Basado en Bondel y Vazquez (2016).Las diferencias cualitativas entre estos segmentos son mayúsculas. En términos generales, los grandes y medianos productores poseen: a) establecimientos con grandes superficies divididas internamente, lo que posibilita el manejo rotativo de los recursos forrajeros; b) potreros para ser asignados en momentos críticos; c) posibilidad de suplementar; d) planes sanitarios y e) acceso al asesoramiento y a la asistencia técnica. En otras palabras, cuentan con las condiciones para mejorar la producción de lana como para diversificar, en caso de considerarlo viable o atractivo, hacia la producción de carne. La situación de los pequeños productores es casi antagónica (aunque también hay pequeños productores con niveles tecnológicos intermedios). Este estrato posee: a) predios pequeños, sobrepastoreados y degradados, ya que buscan suplir los menores ingresos con una mayor cantidad de animales; b) no cuentan con potreros para separar animales en los momentos críticos; c) no suplementan sus animales; d) no aplican planes sanitarios; e) realizan una reducida aplicación de tecnología, ya que carecen de recursos (económicos y técnicos, en el sentido del conocimiento científico actualizado) para acceder a esta (Cortada, 2015).
Dentro de la provincia, la propiedad de los activos productivos se ha mantenido sin alteraciones significativas a lo largo de todo el siglo xx. Para comprobarlo basta con tomar algunas instantáneas históricas de las existencias ovinas por estrato productivo[6] (tabla 4).
[6] Debido a la distribución original de la tierra y la baja productividad de los suelos, en la Patagonia los estratos productivos cuantificados en cabezas de ganado y no en hectáreas como se realiza en la región pampeana.
Unidades ganaderas dedicadas a la actividad ovina, por estratos y cantidad de ovejas.
Estadísticas ganaderas; Ley de Marcas y señales, Ley iii N°17; Dirección Gral. de Economía Agropecuaria, prov. de Chubut;Baeza y Borquez (2006).La tabla 4 permite apreciar que en casi ochenta años desaparecieron alrededor de mil Unidades Ganaderas (UGs)[7], con un cambio en la composición de los estratos productivos: se incrementa la brecha entre los productores minifundistas y los latifundios empresariales, en detrimento de los estratos intermedios. En ese sentido, es posible apreciar que la relación proporcionalmente inversa entre UGs y tamaño de la majada es una constante desde principios del siglo pasado[8].
[7] En Patagonia se utiliza UGO (Unidad Ganadera Ovina) que se refiere a un animal (similar al Equivalente Vaca en el norte).
[8] No se puede obviar que por los condicionantes agronómicos de la provincia, los análisis técnico-económicos aconsejan que sea extensivo y agrupamiento parcelario.
A ello se debe sumar otro componente: la desertización y la degradación del suelo por causas socioeconómicas se suma a los fenómenos naturales, y hace que grandes cantidades de tierras de la provincia sean poco rentables, con bajos niveles de producción y calidad. No casualmente los productores de subsistencia y los pueblos originarios ocupan las tierras menos productivas, en tanto los productores con recursos materiales (e intangibles) se expanden sobre las mejores áreas (Coronato, 2015; Andrade, 2003).
La asimétrica propiedad de los activos productivos constituye uno de los factores centrales de la reproducción del sistema ovino de Chubut. En ese sentido, tal como fuera mencionado, el desplazamiento de pequeños productores y de comunidades indígenas a tierras de baja productividad y en lotes menores a una unidad económica parece cumplir con la función estructural de garantizar la oferta de mano de obra para los grandes establecimientos.
Factor importante ii: estructura y recursos de poder relativo
Dentro de la escala nacional, para identificar los determinantes históricos que definen la estructura de poder del complejo ovino de Chubut, se deben considerar los trazos gruesos de la trama de poder político a partir de fines del siglo xix (cuando aún constituía un territorio nacional). En ese sentido, se analizan las múltiples articulaciones entre la intervención estatal y el desempeño del empresariado, puesto que de allí surgen configuraciones institucionales que permitieron la reproducción del sistema ovino en el tiempo, sin alteraciones sustanciales.
En términos de Hugo Notcheff (citado en Castellani, 2006), desde el aparato estatal se realizaron transferencias hacia el sector privado a través de dos mecanismos distintos que contribuyeron a soportar el perfil adaptativo de la élite para la obtención de cuasirrentas de privilegio[9] dentro del complejo ovino[10]:
1. Mediante el establecimiento de normas de funcionamiento que rigen los mercados y los distintos sectores económicos (avalando situaciones de cuasirrentas de privilegio).
2. Mediante el diseño y aplicación de políticas económicas que promueven ciertos intereses y objetivos sectoriales por sobre otros (muchas veces estas implican transferencias directas hacia las firmas y en otras, se generan condiciones propicias para la acumulación).
1. Hacía fines del siglo xix, una intrincada red de relaciones se fue estableciendo entre quienes ocupaban cargos públicos y aquellos que se iban definiendo como los sectores económicos dominantes a nivel local y regional, sumado a la situación frecuente de que una misma persona reuniera ambas condiciones (Blanco, 2012). Estos anillos burocráticos (Cardoso, 1985) permitieron que, entre 1880 y 1910, se elaboraran más de 50 leyes específicas (y decretos) de otorgamiento de tierras en forma de donaciones, venta o alquiler que validan la entrega de grandes extensiones a un reducido núcleo del empresariado. Según Bandieri (2005) más de 15 millones de hectáreas patagónicas fueron “legalmente” repartidas entre 1826 beneficiarios, estableciendo la inequitativa distribución de los activos productivos en la provincia[11].
El reparto de tierras, legitimado desde el poder central, ofrendó a los sectores dominantes la capacidad para organizar el espacio económico, trazar redes ferroviarias, expropiar comunidades indígenas, fijar tasas aduaneras y manejar diarios y revistas (Bandieri, 2010)[12]. De la trama de poder establecida entre el Estado y el sector empresario se conformó una plataforma jurídica y económica que, aunque progresista en lo formal, definió las bases para la distribución de poder en la provincia: por un lado, las grandes estancias ganaderas[13] y, por el otro, el sector marginal compuesto por asalariados rurales e indígenas.
A modo ilustrativo, al amparo de estas leyes se consolidaron la “Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia” (La Anónima) de capitales argentino-chilenos (Bandieri, 2005) y la británica “The Argentine Southern Land Co. (ASLCo).”, transferida a los capitales argentinos Menéndez, Ochoa y Paz en 1975 y posteriormente adquirida por el holding internacional “Edizione” del grupo Benetton en 1991 (Minieri, 2006). Ambos actores (de origen extranjero) se consolidaron en torno de las principales actividades del complejo (producción y comercialización). Entrado el siglo xxi continúan incidiendo en la definición de la legalidad provincial mediante estrechos vínculos con las agencias públicas y con los medios formadores de opinión. Estas grandes estancias devenidas en grupos económicos confirman que la centralidad de los grandes actores de la ovinocultura provincial (en la trama de poder político y económico) no se ha modificado en más de cien años. Amén de estos dos grupos paradigmáticos, que cuentan con recursos de presión propios[14], el resto de los grandes estancieros de la provincia se nuclean en torno de instituciones y asociaciones privadas cuyas redes se entrelazan con los círculos de poder, como ser la Sociedad Rural Argentina o la ya referida Federación Lanera Argentina.
Las implicaciones de la trama de poder en la definición del sistema ovino de Chubut se observan en el diseño de políticas, como la Ley 1501 para la creación de colonias pastoriles o agrícolas. Minieri (2006) afirma que los proyectos estuvieron lo suficientemente mal diagramados (o situados) como para asegurarles el fracaso: superficies pequeñas, carencia de agua de regadío y de vías de comunicación, que condenaban de antemano el intento. Sin apoyo estatal, una vez creadas las colonias, los pequeños productores abandonaron las parcelas y se incorporaron al mercado laboral del complejo ovino como asalariados en las tareas de pastoreo, esquila y señalada. Tal es así que, en la actualidad, se reconoce la existencia de “usinas” de esquiladores en la provincia, en las localidades de Gastre, Gan Gan, Telsen y Cushamen. La mayoría son pueblos de la meseta central, antiguas colonias o bien, “reservas” de pueblos originarios (Ejarque, 2013; Coronato, 2015). Estos actores, pese a ocupar un lugar estratégico en la reproducción de la ovinocultura de la provincia, han sido sistemáticamente invisibilizados, corolario de su falta de organización política. Recién en los últimos años, a través de asociaciones cooperativas, han logrado ganar capacidad de gestión y una mejor vinculación con los organismos políticos y técnicos nacionales y provinciales.
En este sentido, desde la “Patagonia Rebelde” de 1920 hasta los recientes conflictos entre Benetton y las comunidades mapuches de Cushamen, las tensiones definidas originariamente por la disparidad en los recursos de poder relativo se cristalizan en conflictos por el uso del suelo, la comercialización de la producción y la distribución de tierras aptas para la actividad ganadera.
2. En la consolidación de la ovinocultura de Chubut es posible mencionar una serie de medidas, exenciones fiscales y promocionales (nacionales y provinciales), que beneficiaron al pequeño segmento de grandes productores y que favorecen al statu quo de la estructura productiva. Lejos de pensar esas medidas como meros aspectos económicos, se asume que en ellas actuaron las estampas políticas. Aunque implementadas a principios del siglo xx, con idas y vueltas, muchas aún se mantienen vigentes:
Por un lado, se encuentran las exenciones fiscales. En la Argentina “Granero del mundo” de principios del siglo xx, la lana exportada desde puertos patagónicos no pagaba impuestos, no existían los gravámenes municipales o provinciales, no había cargas impositivas sobre las ganancias, no había impuestos a las importaciones (de insumos o mercancías) y estaban vigentes las tarifas promocionales del flete ferroviario. Tras años de interrupción, a partir de 2015, muchas de esas medidas se volvieron a implementar incidiendo en el comportamiento de la cúpula de complejo: con la eliminación del impuesto a la exportación de lanas, el sector industrial-exportador transnacionalizado dejó de procesar lanas y se inclinó a despachar lana sucia. Con la medida se benefició a los productores más grandes y se profundizó al, de por sí, débil Polo Textil de Trelew[15].
Por el otro, las medidas promocionales del Estado de principios del siglo xx, aunque amortiguadas en algunos aspectos con el paso del tiempo, beneficiaron a los grandes grupos económicos. Con aval estatal se construyeron caminos, puertos y líneas férreas cuya cabecera se encontraba en las tierras de importantes compañías (actualmente no queda ninguna operativa, excepto la turística “Trochita”). En esa línea, también aparece la rápida y preferente atención hacia las grandes compañías por parte de las agencias de gobierno en temas de litigios y seguridad (Coronato, 2010; Bandieri, 2005b).
Es posible sostener que, en la escala nacional, el andamiaje institucional conformado en torno de la estructura de poder del complejo ovino de Chubut permitió (y permite) distribuir garantías para la generación de las cuasirrentas de privilegio al pequeño número de grupos concentrados en torno de sus actividades nucleares.
[9] Las “cuasirrentas” son aquellos beneficios generados por encima de la tasa de ganancia nivelada o global de la economía. Aquellas que se consiguen por facilidades en las barreras de entrada, subsidios, reservas de mercado y privilegios son denominadas “cuasirrentas de privilegio”.
[10] A su vez, estos dos mecanismos responden a dos formas de poder, distintas pero complementarias. Por un lado, el “poder estructural” que refiere a la capacidad para establecer y reescribir las reglas que dan forma a la estructura según la propia conveniencia. Por el otro, el “poder relacional” que refiere a la capacidad de un actor para jugar conforme a las reglas y defender sus intereses en un juego predeterminado (Strange, 1988).
[11] Uno de los tantos casos paradigmáticos es la Ley 3053 de 1894 “Venta de tierras a Grunbein”, por la que salieron del dominio del Estado 2.517.274 ha de Chubut y Santa Cruz, beneficiando a los ingleses y norteamericanos de la zona. Para más información ver: Bandieri, 2006; Coronato, 2010; Ruffini, 2014; Fisch, 1932; Barbería, 1995.
[12] Ejemplo de ello es la Revista Argentina Austral, perteneciente al grupo La Anónima, el cual sirvió como órgano de difusión de la voz terrateniente en toda la Patagonia.
[13] Informe de la Comisión de Investigaciones de Tierras y Colonias. Diario de sesiones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación 1911, tomo iii, 649·843 pp.
[14] A principios del siglo xx se conocían dos grupos de presión de los grandes capitales ingleses: El Chubut Group y el Argentine Land Group. Escudados en este último, los representantes de la Baring, de los frigoríficos, de los ferrocarriles y de las empresas de tierras accedían a los medios de información pública y actuaban para generar o modificar decisiones en el Parlamento británico y en el gabinete de Londres, al igual que en el congreso y en el gobierno argentino (Minieri, 2006:141).
[15] Bertello, F. 2016. Preocupa a la industria lanera la exportación de lana sin procesar. La Nación. (Disponible: http://www.lanacion.com.ar/1941586-preocupa-a-la-industria-lanera-la-exportacion-de-lana-sin-procesar verificado: diciembre de 2017).
Escala sectorial/regional
Factores derivados i: la infraestructura física
Finalmente, la escala regional se inserta en las otras dinámicas de mayor escala, donde prevalecen las características propias del tipo de inserción internacional (Filadoro, 2014). En este plano, el poder de las clases dominantes (nacional y trasnacionalizado) se ejerce controlando el acceso al capital productivo, a las condiciones de realización de la producción o al financiamiento necesario para adquirir los recursos y vender los productos. Por ello es que existe una correlación directa entre la infraestructura física y el desarrollo territorial. Las inversiones en infraestructura productiva tienen la capacidad de hacer más eficientes las cadenas de provisión de insumos, de almacenamiento y distribución, aumentando la productividad de los factores y el bienestar de la población rural. El complejo ovino no ha sido la excepción y, dado que ha sido la principal actividad productiva de la provincia (hasta el desarrollo de los hidrocarburos en la segunda década del siglo xx), inicialmente las inversiones en infraestructura giraron en torno del transporte, el comercio y el acopio de las materias primas para su exportación.
Pese a las importantes restricciones de liquidez, el Estado nacional de principios del siglo xx ha jugado un activo rol en la promoción de obras de infraestructura y en la creación de vías de comunicación con el fin de alcanzar la definitiva integración territorial y de los mercados (bajo un estilo de desarrollo centrado en la provisión de materias primas para los mercados internacionales). Asimismo, frente al desconocimiento del territorio por parte de las agencias públicas, la proyección y la dirección de las obras fue delegada en empresas extranjeras (inglesas con socios locales) y financiadas con tierras fiscales (Minieri, 2006; Bandieri, 2005a). En las concesiones de obra pública se cristalizan, al igual que para la distribución de tierras, la trama política y los mecanismos de transferencia desde Estado para beneficiar determinados intereses concentrados. No es extraño pensar que la planificación de la infraestructura territorial en manos de intereses privados, un siglo después, haya resultado en una estructura física escuálida y desequilibrada. Para tomar nota de ello basta con detenerse en algunos detalles históricos sobre la definición del trazado vial y ferroviario de la provincia.
Entrado el siglo xxi las deficiencias en el trazado vial de la provincia condicionan la integración física y profundiza el aislamiento regional. Solo un mínimo porcentaje de los caminos que cruzan la provincia (rutas provinciales y nacionales) se encuentran asfaltados (el 90% son caminos de ripio y mejorados) (tabla 5). Este hecho encarece el costo de flete y los espacios de comercialización dentro de la provincia, generando dinámicas de mercado desleales y asimétricas entre los pequeños productores, los intermediarios o “mercachifles” y los grandes exportadores. Cuestión que no constituye un problema estructural para los productores capitalizados, que cuentan con transporte y galpones propios para el acopio y traslado de los fardos de lana (Coronato, 2010).
Sistema vial provincial y nacional de Chubut.
Elaboración propia basado en el Plan Vial 2017 de la provinciade Chubut.El aislamiento de los pequeños productores del interior de la provincia se agudiza con la falta de infraestructura de comunicaciones, donde no se ha seguido el acelerado desarrollo de la tecnología mundial y menos aún ha alcanzado la cobertura requerida para la totalidad de las aglomeraciones de población que componen el territorio (PEI Chubut 2006-2016). En la actualidad, al igual que hace cien años, esta dimensión revela el contraste entre las aglomeraciones de la costa Atlántica con las poblaciones del centro de la provincia y la zona cordillerana.
Respecto de los ferrocarriles, son numerosos los registros que dan cuenta de las implicaciones de la trama de poder en el tendido ferroviario de Chubut (Scalabrini Ortiz, 1940; Roccatagliata, 1987; Bandieri, 2005b; Ruffini, 2014). Si bien, en la actualidad no existen líneas activas, fueron numerosos los proyectos de conexión intrarregional con el ferrocarril, trazados en coincidencia con los caminos prexistentes y con el fin de promover el auge de los ciclos laneros en la provincia, al tiempo que facilitó la conexión entre pueblos existentes y el surgimiento de otros nuevos (Minieri, 2006). El Ferrocarril Central de Chubut (construido por capitales ingleses en 1884)[16] conectó Puerto Madryn con Alto de las Plumas, en la meseta central (un total de 260 km). Si bien existieron proyectos de extenderlo hasta Trevelin y Esquel, en la zona cordillerana, la compañía The Argentine Southern Land Company interrumpió el proyecto por la baja calidad de las tierras para la explotación ganadera (Miguez, 2016). Esta línea contribuyó a reforzar las funciones de los centros de población, consolidó el papel de Puerto Madryn y generó un poblado nuevo, Trelew (Mineri, 2006). Posteriormente, se concretó el Ferrocarril Comodoro Rivadavia – Colonia Sarmiento (1912) que fuera utilizado principalmente para el transporte de lana, personas, hacienda y producción agrícola desde la zona de Sarmiento (posteriormente, también fue empleado para el transporte de petróleo crudo). Durante décadas, ambas líneas ferroviarias fueron consideradas como las principales inversiones para el desarrollo regional, hasta que en 1961 se cierra el ramal Madryn-Las Plumas y a fines de los años setenta el de Sarmiento-Comodoro (coincidiendo con el inicio de la crisis del sector lanero).
[16] La empresa Chubut Company Ltd. creada para actuar como concesionaria y contratista del Ferrocarril Central de Chubut recibió del gobierno una importante cantidad de tierras. Debido a que excedía las cantidades estipuladas por la Ley Avellaneda se crearon empresas falsas que después transfirieron a la ASLCo (Minieri, 2006).
La infraestructura física de la provincia de Chubut se definió en torno de los intereses del núcleo del complejo lanero. En ese sentido, las inversiones en infraestructura se orientaron a disminuir los costos de transacción de grandes volúmenes de lana y ganado a través del territorio. Sin embargo, la inserción internacional del sector lanero, las asimetrías en los recursos de poder y la propiedad de los activos productivos entre los distintos actores del complejo se tradujeron, a escala regional-sectorial, en el trazado vial, la instalación de líneas telegráficas, la construcción de puertos y el tendido ferroviario. Cuestiones conexas que hacen al desarrollo integral y sustentable del territorio no han sido consideradas, ni por el Estado ni por el sector concentrado del empresariado.
Factores derivados ii: la incorporación de tecnología
Los factores estructurales abordados hasta el momento terminan por cristalizarse en el acceso y en la apropiación de la tecnología de los actores, conforme su posición dentro del complejo. La ovinocultura de Chubut se caracteriza por ser netamente extensiva y con bajo nivel tecnológico, ya sea de bajo costo y que apunte a modificar las prácticas de manejo (ej. técnicas de esquila y suplementación animal) o bien, vinculada a su concepción clásica y asociada a maquinaria y desarrollos mecánicos (Andrade et al., 2010). Como es previsible, los establecimientos con mejores indicadores socioeconómicos, en general, incorporan una mayor cantidad de tecnologías de manejo, como prácticas clínico-sanitarias, esquila preparto, ajuste y redistribución de la carga animal en función de los corrales, la disponibilidad forrajera y una adecuada planificación nutricional en la cría de los animales:
La cuestión es el manejo, el manejo con tecnología es la clave en Patagonia. Muy pocos campos aplican tecnología. La incapacidad de cambiar los sistemas, de incorporar tecnología y aplicarla… pese a que ven que dan resultado, no la aplican. Las restricciones no solamente pasan por la plata ni el ambiente, pasan por una serie de cuestiones. Si vos analizas la brecha tecnológica, vas a ver que cada vez es mayor. Es insondable. Las distancias son mayores y cada vez más por el despoblamiento del campo. A nivel tecnológico con lo que ya sabemos ya está, es suficiente con todo lo que sabemos (…) ¿Quienes usan la tecnología? Los que tienen plata para acceder y para mantenerla. La gestión es un problema. (Entrevista a funcionaria provincial y productora ganadera).
En este sentido, la incorporación de tecnología se relaciona con los índices de productividad de las UGs. En el nivel regional, dicho indicador pone de relieve la brecha señalada entre los actores y las distintas actividades del complejo. En ese sentido, al considerar los índices de productividad es posible aprehender las características económicas del sector lanero de Chubut. En la actividad primaria, la productividad puede ser analizada a través de dos indicadores: i) el porcentaje de señalada[17] y ii) el volumen de producción de lana.
[17] La señalada es la identificación del animal por el dueño del animal.
El porcentaje de señalada
Este es uno de los índices de productividad más utilizados en los establecimientos de producción ovina de la Patagonia. Se define como el número de corderos marcados respecto del número de hembras en servicio. Esa relación oscila entre el 90% para un año excelente y menos de 40% para uno malo (Coronato, 2010) (tabla 6).
Señalada por departamento y promedio del total provincial (selección).
Estadísticas ganaderas 2014, Dirección General de Economía Agropecuaria, Prov. de Chubut.Como se advirtió inicialmente, la marcada estacionalidad de la oferta forrajera y la rigurosidad de los factores climáticos de la provincia[18] (la mayoría de los animales se encuentran a la intemperie a lo largo de todo el año), afectan seriamente la supervivencia y reproducción de las majadas (Hall, 2000; citado por Colombani, 2012; Borrelli y Oliva, 2001). En este sentido y, de manera desagregada, el porcentaje de señalada se encuentra directamente vinculado a las zonas agroecológicas y a las características de las inversiones en infraestructura y tecnología (Paruelo et al., 1998; Colombani, 2012).
[18] La cantidad y distribución de las precipitaciones, junto con la disponibilidad forrajera en una región a lo largo del año, afectan al desarrollo y crecimiento de la vegetación.
Tal es así que los departamentos con mayor porcentaje relativo de señalada, Cushamen y Futaleufú (superior al 60%), se encuentren en la zona agroecológica con mayor disponibilidad hídrica[19] (pese a que en su mayoría son pequeños productores con baja incorporación de tecnología) o bien, en zonas con importante infraestructura de riego, que en conjunto no superan las 100.000 ha en toda la provincia. En el extremo opuesto, los departamentos de la meseta central, con precipitaciones inferiores a los 200 mm y escasas inversiones en tecnología e infraestructura, se ubican por debajo del 50% de señalada.
[19] El concepto de disponibilidad de agua del suelo no se basa solo en la cantidad de precipitación, sino también en los factores que controlan la demanda atmosférica (temperaturas, tipos de suelo, etc.) y, en ese sentido, el balance hídrico es una herramienta necesaria para evaluarla (Núñez et al., 2010).
La distribución geográfica de la producción de lana
Tras la señalada se comienza con la esquila, que dura varios días en función del tamaño de la majada. En el proceso, la relación observada entre el tamaño de las UGs y la cantidad de cabezas de ganado, se verifica entre las UGs y los volúmenes de lana producidos. Por un lado, los departamentos de Languiñeo, Cushamen, Futaleufú y Gastre concentran alrededor del 50% de las UGs de Chubut y producen un poco más del 15% del total de lana sucia comercializada en la provincia. Por el otro, con el 15% de las UGs de la provincia, Río Senguer, Tehuelches, Escalante y Florentino Ameghino producen más del 50% de la lana sucia total de Chubut. Cabe destacar que, si bien la lana es de alta calidad en todas las zonas productivas de la provincia[20], los Departamentos con mayor producción de lana no necesariamente son los más productivos medidos en la relación cantidad de lana/ovejas esquiladas.
[20] La calidad de la lana se mide según su finura en micrones.
Aquellos establecimientos ubicados en zonas agroecológicas más desfavorables, pero que aplican tecnología y prácticas de manejo, en general obtienen valores similares de eficiencia que otros establecimientos que disponen de una mayor potencialidad para la producción ovina (tabla 7).
Lana e indicadores productivos por departamento seleccionados.
Estadísticas ganaderas 2014, Dirección General de Economía Agropecuaria, Prov. de Chubut.Tal como se ha reflejado hasta aquí, la productividad ovina reviste importantes diferencias entre los departamentos de la provincia. Si bien la escasa implementación de tecnología en el manejo genético y de pastoreo trae como consecuencia un bajo nivel de productividad, en contra de lo que se podría presuponer, los establecimientos más grandes y capitalizados no necesariamente son los que incorporan más tecnología. La asimétrica distribución de los activos productivos sumada a la tendencia decreciente de los precios internacionales contribuyen a reproducir prácticas precapitalistas. En ese esquema, los grandes establecimientos basan su diferencia de rentabilidad mediante la escala y no por aumento de eficiencia.
Si bien excede al objetivo de esta investigación, el análisis de los principales factores estructurales del complejo lanero de Chubut admite la discusión acerca de la pertinencia de las políticas de desarrollo sectorial y difusión de tecnología productiva. En ese sentido, desde que se instaló la crisis sectorial hace más de treinta años, se han desplegado numerosas herramientas (financieras y no financieras) de contención y promoción de la actividad ovina. Aunque las más resonantes han sido la Ley Ovina y el Programa de Acondicionamiento de Lana (PROLANA), existieron y existen numerosas iniciativas del Estado nacional y provincial que:
Dan respuesta política pero son políticas compensatorias y no de desarrollo. [Debido a que] No existe una política fuerte. Los ministerios de agro no son fuertes en la provincia [de Chubut]. No se les cobra impuestos a los productores. Existe una dinámica de negocios pre-capitalistas que hacen negocios con el Estado. (Entrevista a técnico de INTA).
Por lo tanto, si bien existe un andamiaje de promoción y contención para la actividad lanera, solo se ocupa de aquellos factores que conforman la escala regional/sectorial (principalmente la infraestructura y la productividad, con foco en la incorporación de tecnología), sin considerar las cuestiones que inciden en la actividad propias de otras escalas.
CONCLUSIONES
Se han distinguido seis factores estructurales y un telón de fondo medioambiental que dan cuenta de la especificidad del complejo lanero de Chubut. Tal como se ha argumentado, dentro del complejo los seis factores no tienen el mismo peso ni funcionan dentro de la misma escala.
En la escala mundial se posicionan los factores críticos: el mercado internacional y el capital trasnacional. Por un lado, porque el complejo lanero argentino es tomador neto de precios, en un mercado en franco retroceso y caracterizado por su alta volatilidad. Por el otro, porque los jugadores trasnacionalizados se posicionan en la actividad núcleo del complejo (la exportación) y determinan muchas de las prácticas comerciales hacia atrás en la cadena.
En la escala nacional aparecen los factores importantes: la propiedad de los activos productivos y la estructura de poder relativo. A través del primero se determinó la ocupación territorial y las características del sistema productivo (ovino-extensivo), del segundo se deriva el andamiaje institucional orientado a legitimar las prácticas de los grupos dominantes del complejo. Para el caso del sector lanero de Chubut, el Estado ha jugado un papel decisivo a través de distintos mecanismos para favorecer a los grupos concentrados. No solo en el periodo de formación del complejo a fines del siglo xix, sino también cuando las brechas y asimetrías comenzaron a tensionarse frente al retroceso del mercado internacional y la pérdida de competitividad del sistema productivo extensivo implementado en toda la provincia.
Por último, en la escala regional/sectorial se presentan los factores derivados: la infraestructura física y la incorporación de tecnología. A través de ellos fue posible verificar la incidencia histórica de la trama de poder lanera en la provincia, junto con las desiguales características económicas y productivas del complejo a nivel provincial.
El esquema desarrollado constituye una herramienta útil para entender las dinámicas estructurales multidimensionales y multiescalares establecidas históricamente en el sector, considerando las voces de los distintos actores que intervienen en la escena. Los seis factores definidos constituyen un esquema que permite caracterizar el sector lanero y, en tanto tal, puede ser “aplicado” a distintos periodos históricos e incluso a otros espacios productivos.
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