DE LA LENGUA AL HABLA

INTRODUCCIÓN
Una de las tantas dificultades que debe afrontar quien enseña una lengua extranjera es cómo facilitarle al aprendiz la adquisición de los diversos sentidos que aportan ciertas unidades del léxico según el contexto en el que se presentan. Entre los signos que revelan una pluralidad de capacidades expresivas, el verbo dar ocupa un lugar destacado, ya que el hispanohablante recurre a él para expresar experiencias de índole muy diversa en relación con su universo físico, mental y emocional. El presente trabajo tiene por objeto analizar el empleo de este verbo en construcciones verbo-nominales del tipo dar una explicación, dar un grito, dar un salto, en las que se expresa la realización del proceso designado por un sustantivo deverbal. Presentaremos en primer lugar la perspectiva teórica que fundamenta el análisis propuesto. Expondremos a continuación el estado de la cuestión desde diversas perspectivas de análisis, que en su mayoría señalan la gramaticalización y desmaterialización semántica de un verbo polisémico. Estudiaremos por último el contenido semántico de dar y su aporte a este tipo de construcciones desde la óptica monosémica elegida en el presente trabajo. Concluiremos con una breve reflexión acerca de la aplicabilidad de nuestro análisis a la enseñanza de vocablos multirreferenciales.
1. MARCO TEÓRICO
Un marco teórico o perspectiva de análisis constituye una óptica que le ofrece al lingüista una referencia conceptual que se acomoda a su manera de interpretar los fenómenos del lenguaje, es decir, un conjunto de postulados que dan respuesta satisfactoria y económica a sus exigencias de comprensión.
La perspectiva teórica desde la cual enfocamos el análisis de las construcciones verbo-nominales con dar se basa en los siguientes postulados:
1) Distinción entre lengua y discurso: el lingüista francés Gustave Guillaume (1992, p. 197; 1997, p. 7) va más allá de la distinción saussuriana entre lengua y habla y establece la diferencia entre, por un lado, la lengua como sistema de representaciones potenciales, del que el hablante se sirve inconscientemente para construir su discurso, y, por otro, este último, que constituye el sistema de enunciados efectivamente producidos.
2) Unicidad del signo lingüístico (lectura monosémica de las palabras): el signo lingüístico fue definido por Saussure como una unidad bipartita constituida por un significante o imagen acústica y un significado o concepto, indisociable el uno del otro. De esta definición se desprende el postulado de la unicidad, según el cual a cada significante le corresponde un solo y único significado. Una vez actualizado, materializado en el discurso, el signo remitirá a una o diversas situaciones del mundo de la experiencia según el contexto en el que se presente, gracias a su único significado inscrito en la lengua.
Pensamos que los numerosos empleos del verbo dar ponen de manifiesto una idea directriz o rasgo común a todos ellos, una noción muy general y abstracta relacionada con la existencia. Esto nos permite postular que de un solo significado se desprenden diversos efectos de expresión, lo que concuerda con la hipótesis de la unicidad del signo, es decir, la indisociabilidad de sus componentes.
2. ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1. UNICIDAD VS. POLISEMIA
La óptica conceptual que elegimos nos permite postular que el único significado del verbo dar, inscrito en la lengua, lo autoriza a aportar diversos sentidos, una vez actualizado en el discurso y en contextos determinados. La pluralidad de los matices expresivos de dar queda patente en la detallada descripción de las capacidades referenciales del verbo que aparece recogida en obras como el diccionario de Rufino Cuervo (1994 [1987]) o en el DRAE (2012)[1].
Desde una perspectiva semántica opuesta a la unicidad del signo, se postula que la pluralidad de acepciones de dar pone de manifiesto la diversidad de significados que revelan las palabras. Desde esta óptica, de hecho, las palabras pueden ser monosémicas y polisémicas. Vocablos de índole técnica y científica presentan en general un significado unívoco (antibiótico, lapicera, léxico, etc.), mientras que los signos polisémicos revelan diferentes significados, asociados en alguna medida. Así, la naturaleza polisémica del verbo dar se manifestaría en sus diversos empleos, siendo ‘transferir’ su significado básico o primario del cual se desprenden otros. Ahora bien, ciertos empleos del verbo en contextos en los que se aleja de su significado básico de transferencia revelarían un vocablo desprovisto en cierta medida de su contenido léxico “pleno” como consecuencia de un proceso de gramaticalización. Siempre según el punto de vista polisémico, opuesto a la óptica monosémica elegida en el presente trabajo, uno de estos usos gramaticalizados se revelaría en su combinatoria con sustantivos deverbales en las construcciones semilexicalizadas, comúnmente llamadas construcciones con verbos soporte o de apoyo, que son el objeto de estas páginas.
2.2. DOS PROCESOS DE CAMBIO SEMÁNTICO: GRAMATICALIZACIÓN Y LEXICALIZACIÓN
La gramaticalización y lexicalización son fenómenos involucrados en los procesos evolutivos de cambios lingüísticos y dan cuenta de diversos y en muchos casos diferentes procesos evolutivos. En el caso de la gramaticalización, esta puede designar tanto un tipo de cambio lingüístico como el enfoque teórico que da cuenta de este tipo de cambio. Puede incluso ser sinónimo de cambio lingüístico en general, sin distinción de tipo de evolución. Si nos atenemos a la primera definición que propone Meillet (1975 [1921], p. 131), la gramaticalización implica la adquisición de una función gramatical por parte de una palabra autónoma a partir de su debilitamiento fonológico y nocional. Posteriormente, Kurylowicz (1975 [1960], p. 52) se referirá a la gramaticalización como un fenómeno de gradación que da como resultado un aumento progresivo del carácter gramatical de las palabras afectadas. Esta evolución de un estatus léxico a uno gramatical, o gramatical a más gramatical, implica una degradación en los ámbitos semántico, pragmático, sintáctico y fonético (Heine y Reh, 1984, p. 15).
Los estudios que se consagran a la gramaticalización sostienen que las unidades sujetas a estos cambios debilitan o pierden su significado referencial. Entre las modificaciones que conlleva la gramaticalización, el cambio semántico sigue generando cierta polémica, ya que las opiniones van desde postular una desemantización total hasta una conservación del contenido semántico de las unidades gramaticalizadas. Meillet (1921, p. 139) señala el debilitamiento de la significación concreta de las palabras. Según Givón (1979, p. 316-7; 1995, p. 127), la gramaticalización produce un blanqueamiento (semantic bleaching) y, según Heine y Reh (1984), una desemantización (desemanticization). Por su parte, Bybee y Pagliuca (1985, p. 59-63) subrayan la generalización o el debilitamiento de contenido semántico. Más recientemente el cambio semántico ha sido considerado no en términos de debilitamiento o pérdida, sino de desplazamiento nocional o de redistribución de sentido. En esta nueva perspectiva, la metáfora, la metonimia y las implicaturas e inferencias sugeridas explican la evolución semántica de las palabras a partir de su significado (Hopper y Traugott, 2003). Concretamente, el empleo en un determinado contexto por parte del locutor de las inferencias sugeridas por un lexema le imprime un nuevo valor semántico, lo que explicaría la polisemia pragmática de las palabras (Traugott y Dasher, 2002, p. 40 y pássim).
En la opinión de quienes sostienen la desemantización de los verbos soporte o de apoyo, esta resultaría de la gramaticalización de la unidad verbal cuando forma parte de ciertas construcciones verbo-nominales. Nuestro punto de vista unicista no permite concebir ninguna degradación semántica, como se intentará demostrar más adelante.
Otro mecanismo de compleja caracterización es la lexicalización que, como en el caso de la gramaticalización, da cuenta de diversos procesos, muchas veces complementarios, otras veces contradictorios. En un sentido amplio, la lexicalización se aplica a la creación de nuevas unidades léxicas y su alcance dependerá de lo que se entienda por léxico. Una de las posibles interpretaciones asocia este proceso productivo a la formación de palabras, dando cuenta de la incorporación de una nueva unidad al léxico, entendido este como sistema de palabras de una lengua (Bussmann, 1996, s.v. lexicalization; Blank, 2001, p. 1603; Lehmann, 2002, p.14). Por otro lado, la lexicalización puede concebirse como un proceso por el cual un elemento de una categoría lingüística (la categoría gramatical) pasa a constituir otra categoría lingüística (la categoría léxica) (Kurylowicz 1975 [1960]). Este sería por ejemplo el caso del empleo de la conjunción pero como sustantivo en “Me puso muchos peros para no hacer el trabajo”. La lexicalización así definida indica un proceso inverso a la gramaticalización, ya que va desde lo gramatical a lo léxico, de ahí que haya sido denominada desgramaticalización (Ramat, 1992, p. 550). La lexicalización cubre igualmente otro tipo de cambio diacrónico que se produce cuando un sintagma adquiere un valor léxico unitario (Moreno Cabrera, 1998, p. 214). El término designaría más precisamente la univerbación (Lehman, 2002, p. 13), que implica la pérdida del carácter composicional de la expresión, independiente del significado de sus componentes. La lexicalización así entendida da como resultado un fijamiento de los elementos de la expresión.
2.3. LAS CONSTRUCCIONES CON VERBOS DE APOYO O CVA: DEFINICIÓN
Una de las dificultades mayores que presenta la enseñanza del léxico de una lengua extranjera es abarcar la multiplicidad de acepciones de ciertos verbos generales como dar, tener, hacer, etc., así como también sus variadas combinatorias sintácticas. En lo que respecta al verbo dar, se distinguen principalmente tres empleos teniendo en cuenta el tipo de significación que aporta y, más precisamente, el grado de lexicalización alcanzado, entendida esta como el fijamiento que resulta de la pérdida composicional de una expresión:
a) Verbo no lexicalizado y de libre construcción: dar un libro a alguien, dar un regalo…
b) Verbo semilexicalizado en ciertas colocaciones con sustantivos: dar besos, dar explicaciones, dar un paseo…
c) Verbo lexicalizado en locuciones verbales que carecen de composicionalidad: dar la lata (conversación fastidiosa), dar con la puerta en las narices…
El empleo como verbo semilexicalizado (dar besos, dar explicaciones, dar un paseo) corresponde a la vigésimoprimera acepción que ofrece el DRAE, que describe de este modo su empleo transitivo con ciertos sustantivos:
21. tr. Hacer, practicar, ejecutar una acción. Dar un abrazo, dar saltos, dar barreno.
Las gramáticas definen este tipo de combinatoria como “construcciones a verbo de apoyo”, “soporte”, “ligero” o “liviano”. Según se indica en la Nueva gramática (2009, §34.11.j), se trata de perífrasis que se forman con verbos parcialmente desemantizados y con sustantivos (casi siempre derivados) que aportan el contenido léxico que caracteriza a la construcción. El lingüista dinamarqués Otto Jespersen fue el primero en describir este tipo de construcciones y en denominar a los verbos que las componen verbos “ligeros” o “insignificantes” (light / insignificant verbs)[2].
Además de dar, los verbos de apoyo más frecuentes son hacer (un favor, una pregunta), tener (admiración, miedo), tomar / coger (fuerzas, impulso), echar (el cerrojo, una partida) y en menor cantidad de combinaciones pedir (disculpas, explicaciones), poner (objeciones, fin).
Los términos “soporte” y “apoyo” hacen referencia tanto a una característica sintáctica como semántica del verbo: se admite en general que el sustantivo de la perífrasis, elemento que aporta el contenido léxico a la construcción, se apoya en el verbo para obtener las categorías que este vehicula (tiempo, modo, persona y número). En cuanto a la designación de verbo “ligero” o “liviano”, esta remite al carácter de verbo desemantizado, de contenido semántico aligerado en mayor o menor grado, como resultado de la gramaticalización.
Las construcciones con verbo “soporte” o “apoyo” (de ahora en adelante CVA) son grupos verbales que presentan cierta cohesión semántica. Constituyen unidades semilexicalizadas en el sentido de que admiten cierto grado de alteración que la mayor parte de las locuciones lexicalizadas no permiten. Sin embargo, no está totalmente definida la frontera entre uno y otro tipo de construcción. Se señalan a continuación ciertos criterios sintácticos y semánticos que permitirían diferenciar las construcciones semilexicalizadas con verbos gramaticalizados de las locuciones lexicalizadas o semilexicalizadas[3]:
Diferencias sintácticas:
– Las locuciones pueden ser transitivas (dar la lata) o intransitivas (dar con la puerta en las narices). Sin embargo, las CVA son todas transitivas: dar confianza, dar un paseo, dar tiempo, etc.
– Las CVA tienen más movilidad que las locuciones (Pablo dio una conferencia = la conferencia que dio Pablo = la conferencia de Pablo vs. Pedro dio con la puerta en las narices = *La puerta en las narices que dio Pedro = *La puerta en las narices de Pedro). Aun así, al igual que las CVA, ciertas locuciones pueden admitir cambios en el orden de los elementos (Pedro dio la lata = la lata que dio Pedro = la lata de Pedro?), el reemplazo del complemento directo por un pronombre átono (Lo que es dar la lata, Pedro la da todo el tiempo) y pueden segmentarse y aceptar adverbios entre los elementos constitutivos (Le dio verdaderamente la lata).
– Los elementos que constituyen las locuciones no admiten modificación, ya que se trata de construcciones fijas y, en este sentido, lexicalizadas. En el caso de la locución dar la lata, el sustantivo no puede alterarse morfológicamente (*dar las latas) y tampoco puede variar su determinante: (*dar una lata) sin modificar el sentido de la combinatoria. Los constituyentes de las CVA, en cambio, admiten modificaciones (dar un paseo / dar dos paseos; dar un beso / dar besos / dar besos apasionados).
Diferencias semánticas:
La diferencia principal entre las CVA y las locuciones se encuentra en sendas formas de significar. En cuanto a las locuciones, se admite en general que su sentido no se obtiene composicionalmente, es decir, a partir del significado individual de las palabras (NGLE, 2009, §1.10.c). Efectivamente, tener pájaros en la cabeza no hace referencia al hecho de que la cabeza contenga una cierta cantidad de aves, sino a un sentido único que aporta la suma de los elementos del sintagma. Del mismo modo, dar con la puerta en las narices tampoco hace referencia a la experiencia física del acontecimiento dado a entender, sino a un sentido particular, opaco, de cada elemento e intransferible a otra combinatoria. Fuera de esta combinación sintagmática, los elementos no permiten obtener el sentido vehiculado en la misma[4].
En lo concerniente a las CVA, se ha mencionado anteriormente que se trataría de construcciones en las que el verbo está desemantizado parcialmente y en las que el sustantivo es el elemento de la combinatoria que aporta el contenido léxico. Muchas CVA pueden parafrasearse con un solo verbo derivado del sustantivo deverbal, pero esta correspondencia no es sistemática. Mientras que dar explicaciones admite la paráfrasis con el verbo explicar, del mismo modo que dar un beso puede equivaler aproximadamente a besar, dar confianza no permite la paráfrasis con confiar. En ciertos casos, las perífrasis se obtienen con verbos que no están relacionados con el sustantivo de la CVA (dar alaridos = gritar). En otros casos, no existe un único verbo que vehicule el sentido de la combinatoria, como es el caso del grupo verbal dar cabida.
2.4. SIGNIFICADO DE DAR COMO VERBO DE APOYO: LA VISIÓN DE LA SEMÁNTICA GENERATIVA
Entre los autores que han estudiado detalladamente el comportamiento de las CVA con el verbo dar, Herrero Ingelmo (2002) analiza su empleo como soporte predicativo en la perspectiva de la Léxico-Gramática[5]. Según el autor, el empleo en estas construcciones de verbos de gran espectro como dar, tener, hacer, tomar, que se construyen con un gran número de sustantivos, resulta de un proceso de gramaticalización imperfecta de su contenido léxico pleno. El autor señala que, en asociación con algunos sustantivos, el verbo conserva parte de su significado de ‘movimiento orientado’. Por su parte, Miguel Aparicio (1999, 2006, 2008) describe este tipo de estructuras dentro del marco de la semántica generativa[6]. En uno de sus trabajos acerca del análisis aspectual del verbo dar, la autora sostiene que el verbo ha aligerado su contenido léxico pleno, dicho de otro modo, que se ha desemantizado parcialmente, para contribuir a la predicación con un mero sentido aspectual (Miguel Aparicio 2006, p. 1291). En trabajos posteriores, sin embargo, desestima la desemantización y pasa a describir una concordancia de rasgos léxicos cuando el verbo se combina con determinados sustantivos (Miguel Aparicio, 2008). El sustantivo de la construcción, cuyo significado es eventivo o predicativo[7], es el elemento que selecciona al verbo con el que se construye por tener ambos rasgos semánticos compatibles. Según la Teoría del Lexicón Generativo, las palabras tienen contenidos nocionales imprecisos que les permiten aparecer en diversos contextos y adquirir variados matices. En el caso de dar, este significado impreciso es “pasar algo de una fuente a una meta [sea una explicación sea un caramelo]” (Miguel Aparicio 2008, p. 575). El contexto de ocurrencia ampliará esta definición cuando se aplican mecanismos generativos de co-composición y gracias a la concordancia de rasgos léxicos entre el verbo y sus complementos. La autora sostiene que, cuando un verbo se combina con un sustantivo que denota una operación compatible aspectualmente con su propia información aspectual, se produce una redundancia de rasgos léxicos. Dicho de otro modo, los sustantivos eventivos con los que se construye dar como soporte de predicación implican una trayectoria y un término y, por esta razón, forman estructuras semilexicalizadas con un verbo que ofrece la misma imagen nocional. Contrariamente a lo que la autora indicara anteriormente, no se trata de una desemantización verbal[8].
Los análisis ofrecidos en el marco de la gramaticalización consideran verbos que han alterado su manera de significar y, de este modo, brindan una descripción polisémica de los signos. La visión de la semántica generativa presentada por Miguel Aparicio, si bien no concibe la desmaterialización nocional de las palabras, se apoya en una representación composicional del significado para dar cuenta de la “polisemia lógica” de las palabras. En nuestra visión unicista del signo, por el contrario, solo se concibe un signo monosémico cuyo significado invariable le permite en asociación con otros lexemas y en un contexto lingüístico y extralingüístico particular hacer referencia a diversos efectos de sentido. Al contrario de lo expuesto en los diversos análisis semánticos del verbo de corte generativista, el significado de dar no está en relación con la transferencia o el movimiento, sino con una noción más abstracta, general y fundamental.
3. SIGNIFICADO DE DAR: UNA PERSPECTIVA MONOSÉMICA
La actualización discursiva de dar puede revelar un máximo de tres actantes[9], tal como aparece representada en la figura 1:

Los tres actantes del verbo son el motor del proceso verbal, la entidad afectada por el proceso verbal en primer nivel y la entidad afectada en segundo nivel y se materializan en los ejemplos contextualizados en (1) y (2):
(1) Después charló con dos de los constructores e hizo un aparte, breve y útil, con el miembro de la familia real marroquí, socio de comunes amigos a ambos lados del Estrecho, que le dio su tarjeta de visita. (Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur, p. 370)
(2) Lupe contó su historia de amor con Indalecio, la carnalidad de aquel noviazgo [...] Volvió a declarar su terror al pecado mortal cuando supo que su relación con Indalecio era adúltera. Lo había dejado ya, repitió, y repitió que quería ofrecer su vida, si era necesario, por la fe católica. Don Ubaldo le dio la absolución, le impuso una ligera penitencia. (Álvaro Pombo, Una ventana al norte, p. 205)
Sin embargo, su comportamiento sintáctico en el ejemplo (3) revela dos argumentos, y solo uno en (4):
(3) Ahora, lo mismo que te digo una cosa te digo la otra. Si no puedo dar refresco, comida y cena y llevar orquesta como Dios manda, yo no me caso. Siempre se lo digo a él, ¿eh, Marce? (Miguel Delibes, La hoja roja, España, p. 75).
(4) Vi sus pies elevados sobre el sofá, dedos largos, pies bonitos, limpios para 'Bill' –no habían pisado el asfalto–, daban ganas de tocárselos. (Javier Marías, Corazón tan blanco, p. 234).
Según el contexto en el que se presenta y dependiendo del tipo de actualización discursiva de sus argumentos, dar puede contribuir a expresar múltiples matices de sentido, como la transferencia de una entidad concreta (ejemplo (1), “le dio su tarjeta de visita”) o abstracta (ejemplo (2), “Don Ubaldo le dio la absolución”), el surgimiento de una sensación, emoción o estado (ejemplo (4), “daban ganas de tocárselos”), la realización de una acción, un salto en (5) y un golpe en (6):
(5) Cuando tuvo el terrón pelado lo acercó bruscamente a la cara de Charo. La muchacha dio un salto hacia atrás con el pánico de un animalito condenado a muerte y sin escape. (Manuel Vázquez Montalbán, La soledad del mánager, p. 154)
(6) “[…] No soy un niño de mamá, y si eso es lo que crees te has confundido...”. Virginia le hubiera dado un bofetón. En lugar del bofetón abrió la portezuela […] (Álvaro Pombo, El metro de platino iridiado, p. 89)
También puede expresar la orientación espacial, como en (7), la hora, como en (8), y muchas otras situaciones de la realidad extralingüística:
(7) La pareja patrullaba por el hondo cuando vio venir ese auto de ahí afuera -señaló la puerta entreabierta que daba a la calle oscura como boca de lobo y desierta a la sazón. (Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta, p. 387)
(8) Cuando el pequeño reloj de pared estaba a punto de dar las cinco campanadas, fue a sentarse en el sofá del estudio, cruzó las piernas y abrió distraídamente un libro que había sobre la mesita contigua, una ajada edición en cuarto del Memorial de Santa Helena. (Arturo Pérez-Reverte, El maestro de esgrima, p. 74)
Las combinatorias sintagmáticas del verbo y los diversos efectos de sentido que revela una vez actualizado en el discurso son permitidos por su contenido semántico, único e invariable, instaurado en la lengua. El análisis de las capacidades expresivas del verbo dar muestra un matiz común a todas ellas, una noción directriz que puede asociarse con una cierta representación existencial. Su contenido semántico puede definirse como la representación de una entidad B que, bajo el impulso de una entidad A, ‘accede a la existencia’ en la esfera de una entidad C[10]:

Este significado de ‘acceso a la existencia’ subyace en todos los empleos del verbo: cuando contribuye a expresar la transferencia (como se contextualiza en el ejemplo (1), en que “dar su tarjeta de visita” equivale a declarar que la tarjeta a la que se refiere ‘accede a la existencia’ en la esfera de un destinatario); cuando contribuye a referenciar la realización de una acción en construcciones verbo-nominales, como en el ejemplo (2), en que “dar la absolución” es un equivalente aproximativo del verbo absolver y significa el ‘acceso a la existencia’ de dicha absolución (sustantivo abstracto), y en el ejemplo (5), en el que “dar un bofetón” significa aproximadamente abofetear y designa el ‘acceso a la existencia’ del bofetón (sustantivo concreto) en la esfera de un “abofeteado”); en contextos en los que vehicula la expresión de la hora (como se ejemplifica en el enunciado (7), en que “dar las campanadas” equivale a manifestar el ‘acceso a la existencia’ de las campanadas que permiten declarar la hora); en su empleo espacial (como en el ejemplo (6), en el que “dar a la calle”, poniendo en relación una entidad A –la puerta– con una entidad C –la calle– por medio de una entidad B no materializada, expresa simplemente que la puerta permite el acceso espacial a la calle).
En el sistema abstracto potencial que constituye la lengua se inscribe el significado de las palabras, que en el caso de dar es el ‘acceso a la existencia de B para C bajo el impulso de A’. Ahora bien, no todos los puestos semánticos del verbo se materializan sistemáticamente en el discurso[11]. En su empleo en las llamadas CVA, cuando se combina con un determinado tipo de sustantivo y permite evocar la realización de la acción o evento que designa el sustantivo, pueden actualizarse dos o tres de sus argumentos. En la figura 3 se esquematiza la actualización en el discurso de los puestos semánticos del verbo en la combinatoria contextualizada en el ejemplo (6), “Virginia le hubiera dado un bofetón”:

En la figura 4 se observa que el puesto de destinatario permanece en la indefinición en la combinatoria que se presenta en el ejemplo (5), “La muchacha dio un salto”:

El significado único existencial de dar permite declarar que el bofetón de Virginia ‘accede a la existencia’ y que este existe para el abofeteado, materializado en el sintagma con pronombre le. En el caso ejemplificado en “La muchacha dio un salto”, en ausencia de un destinatario definido, el verbo permite evocar el acceso a la existencia del salto.
4. CONCLUSIÓN
El análisis al que se procedió permite describir un significado de dar mucho más abstracto y fundamental que la transferencia a la que aluden la mayor parte de los estudios. La representación dinámica de la existencia que ofrece marca su afinidad nocional con los verbos existenciales ser, estar y haber y lo autoriza a vehicular capacidades referenciales a veces muy lejanas en sentido. Las perífrasis verbo-nominales en las que se asocia con sustantivos eventivos constituyen grupos verbales semilexicalizados ya que, contrariamente a la mayoría de las locuciones, admiten cierto grado de modificación (dar un beso / besos / un gran beso / muchos besos, etc.). El matiz aspectual que la construcción verbo-nominal aporta no es parte del contenido semántico degradado, sino el resultado de una determinada combinatoria de palabras en la que cada una contribuye con su aporte nocional, único e inalterable.
Ahora bien, el verbo dar en las llamadas CVA no está “desemantizado”, como se suele afirmar en la perspectiva de la gramaticalización. Tampoco su significado es “infraespecificado”, como se afirma en el marco del Lexicón Generativo, sino extremadamente abstracto y general, el ‘acceso a la existencia en la esfera de un destinatario’. En consecuencia, su caracterización a través de términos como “soporte”, “ligero”, “de apoyo” no conviene para su descripción como componente verbal de la construcción. Su contenido nocional no se recarga ni se altera al combinarse con sustantivos eventivos; manteniéndose inalterable en cada una de sus combinatorias contextuales, hará su contribución nocional de ‘acceso a la existencia’ a las construcciones verbo-nominales para expresar la realización de una acción.
Es indudable que la multirrefencialidad de dar –así como también de otros verbos que entran en construcciones verbo-nominales y cuyo significado general los autoriza a presentarse en innumerables contextos– plantea no pocos desafíos en el proceso de enseñanza-aprendizaje del español como lengua extranjera. A nuestro modo de ver, la elaboración de actividades destinadas a la adquisición de vocablos de esta índole debe considerar la pluralidad de efectos de sentido relacionados a partir de un único significado general. En lugar de concebir unidades léxicamente desmaterializadas en mayor o menor medida como resultado de la gramaticalización, o diversos significados más o menos asociados, como se plantea desde la semántica generativista, resultaría menos costoso para el aprendiz que estos verbos que vehiculan nociones generales sean presentados como elementos plenamente significativos que aportan diversos matices de sentido relacionados entre ellos. Así pues, entre las numerosas capacidades referenciales de dar, su combinación con sustantivos para evocar la realización de una acción se desprende de su contenido nocional que ofrece una representación particular de la existencia y que ningún fenómeno de degradación semántica altera.
Por lo que acabamos de señalar, el enfoque monosémico se revela más adecuado para la enseñanza de las construcciones verbo-nominales. Pensamos igualmente que la óptica guillaumiana en la que hemos basado nuestro análisis puede brindar respuestas apropiadas a problemas que plantea la enseñanza de otros aspectos de la estructura léxica y sintáctica del español.
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Notas