Prólogo

Ciencia, periodismo y divulgación como herramienta contra la desinformación y las "fake news"

Carlos Elías
Universidad Carlos III, España

Ciencia, periodismo y divulgación como herramienta contra la desinformación y las "fake news"

Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad - CTS, vol. 16, núm. Esp.46, pp. 7-9, 2021

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Cuando en 2019 nos planteamos un número especial de la Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad —CTS sobre periodismo y divulgación científica teníamos claras dos circunstancias: que la comunicación de la ciencia es muy importante en el progreso de las sociedades y, sobre todo, que esta comunicación pública sobre ciencia era una herramienta fundamental para luchar contra la desinformación y las fake news en una era, la actual, donde esos fenómenos tienen gran relevancia. No es lo mismo el periodismo y la divulgación científica en el siglo XX que en este siglo XXI donde las redes sociales y los medios tienen unas dinámicas muy diferentes que potencian, entre otros fenómenos, la desinformación.

Desde estas líneas agradezco enormemente a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que me ofrecieran coordinar este número especial que tanta falta hacía y que ya en 2019 era más pertinente que nunca. Esta actividad, además, entraba de lleno no solo en mis intereses académicos habituales, sino, sobre todo, en los objetivos de la cátedra europea Jean Monnet “UE, desinformación y fake news” que dirijo desde 2019 y una de cuyas misiones principales es alertar sobre estos fenómenos de desinformación en diferentes contextos. Ha sido un privilegio que la Jean Monnet no solo se preocupe de la Unión Europea, sino que también mire hacia los países iberoamericanos.

Debe recordarse, además, que la OEI cuenta entre sus objetivos estratégicos para los próximos años “el potenciar una ciencia socialmente relevante en el contexto iberoamericano orientada a la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, de su bienestar y a la implementación de la Agenda 2030”. Todo esto entraba de lleno en nuestro número especial.

Lo que no podíamos intuir en aquel ya lejano 2019 es que 2020 (año en el que se lanzaría la convocatoria de este especial) sería tristemente histórico: será recordado como el año de la pandemia del Covid-19 en el que estas relaciones ciencia-sociedad y medios de comunicación se configuraron como el eje para resolver uno de los mayores desafíos que ha tenido la humanidad. Nunca antes el planeta se había parado totalmente y nunca la humanidad había estado tan pendiente de la comunicación científica porque en ello le iba la vida.

Es verdad que en 2019 se celebró el 50° aniversario de la llegada del ser humano a la Luna, que fue el acontecimiento cumbre en información científica del XX. Pero en 1969 sólo se comunicó un hito en la cultura humana; en 2020 se comunicaba la ciencia como una herramienta para la supervivencia. El trágico episodio de la pandemia del coronavirus en 2020 nos habilitó un laboratorio privilegiado para descubrir y profundizar en esas relaciones entre comunicación de la ciencia y lucha contra la desinformación. Que el proceso funcionara correctamente no era una simple cuestión académica o de estudio de caso. Era algo mucho más importante: de la correcta aplicación de la comunicación de la ciencia en sus vertientes periodísticas y divulgativas dependía nada más y nada menos que la supervivencia de un gran número de personas. Nunca la ciencia y la comunicación de la ciencia fueron tan importantes, pues la pandemia del Covid-19 se define como un acontecimiento con una vertiente científica que para su resolución debe comunicarse correctamente a la sociedad los avances científicos y las decisiones técnicas.

En un principio la convocatoria se abrió hasta el 15 de mayo de 2020. Pero pronto tuvimos que ampliar los plazos. Intuíamos que en nuestra vibrante comunidad iberoamericana había un creciente número de investigadores sociales en comunicación científica que, inmediatamente, se pondrían a analizar este tema del Covid-19. Es cierto que la prioridad estaba en la investigación en ciencias naturales para lograr una vacuna o medicamentos que paliaran la pandemia; pero no es menos cierto que los investigadores sociales en periodismo y divulgación de la ciencia teníamos también una responsabilidad especial en este contexto: había que investigar los procesos en los que estaba ocurriendo esa transferencia de conocimiento científico desde los laboratorios y universidades a la sociedad a través del periodismo y la divulgación. Agradezco otra vez desde estas líneas a la OEI que permitieran ampliar el plazo de la convocatoria. El resultado, tal y como esperábamos, ha sido fascinante: los investigadores sociales de nuestro entorno iberoamericano no solo estaban analizando el periodismo y la divulgación científica en la era de la desinformación, sino que muchos de ellos rápidamente se pusieron a investigar cómo se aplicaba lo que sabían a la pandemia del Covid-19. Esto ha enriquecido enormemente este número especial y le dará una actualidad y proyección muy relevante. Como señalábamos en la convocatoria del este especial, “la ciencia y el periodismo tienen el mismo objetivo social: buscar la verdad y hacerla pública. Ambas necesitan la misma aptitud: una gran curiosidad. Y, además, se retroalimentan conceptualmente: el método científico es el inspirador del proceso de verificación de una noticia. De ahí que el periodismo científico y la divulgación de la ciencia sean una de las herramientas fundamentales para luchar contra la desinformación en una era digital en la que no es fácil distinguir la información veraz de las fake news o las estrategias de desinformación”. Creo que en este número especial hemos cumplido con creces el objetivo de la convocatoria. Hay que agradecer a todos los investigadores y las investigadoras que han mandado artículos al monográfico. Dada la gran cantidad de trabajos enviados la selección ha sido complicada: en una primera fase la selección fue responsabilidad del editor del especial y, posteriormente, pares ciegos de expertos de diferentes países evaluaron los artículos seleccionados en la primera fase. En esta segunda etapa también se cayeron algunos trabajos. El resultado, desde mi punto de vista, ha sido de una calidad muy satisfactoria y, sobre todo, de una actualidad y pertinencia muy relevantes. Por otra parte, queríamos colocar los artículos de manera que la lectura del monográfico fuera coherente e instructiva. El primer artículo es una firma invitada, la de Manuel Seara, responsable y creador del programa A hombros de gigantes, un histórico del periodismo y la divulgación de la ciencia en español y que emite la radio pública Radio Nacional de España. Ha sido una satisfacción contar con su artículo por varias razones. En primer lugar, porque la radio sigue siendo el medio de comunicación más global: allí donde no llega Internet, allí donde no llega la electricidad, allí incluso donde no llega la civilización, allí sí llega la radio. Las investigaciones sobre periodismo científico casi siempre se centran en la prensa y pocas veces en la radio o la televisión. A hombros de gigantes cumple esa doble función de unir el periodismo y la divulgación de la ciencia. Y ha sido fundamental en la lucha contra la desinformación sobre la pandemia del Covid-19 tal y como explica su responsable. Representa esa simbiosis ciencia-sociedad y medios de comunicación. Y, además, tiene una labor no solo informativa sino también educativa. El programa no solo se escucha en España, sino que, tal y como demuestran sus cifras de descargas de podcasts, constituye un referente no solo en los países hispanohablantes, sino en todos aquellos que tienen gentes interesadas en el idioma y que descargan el programa para aprender a la vez español y ciencia. A partir de aquí, este monográfico inicia la serie de artículos de investigación evaluados por pares que configuran este especial y que, como mencioné unas líneas más atrás, van de lo general donde se contextualiza el problema de la comunicación de la ciencia en la era de la desinformación hasta los casos estudios donde, obviamente, la emergencia de la pandemia del Covid-19 protagoniza esta sección como no podía ser de otra manera, pues, reitero, teníamos también una responsabilidad desde los estudios de comunicación social de abordar esta problemática. De nada sirve la obtención de una vacuna eficaz si la población no está informada y no se la pone. Ciencia, periodismo científico y divulgación son tres patas que soportan la mesa del progreso y el avance social. El primero de los artículos aborda los “Desafíos teóricos cruciales para la comunicación pública de la ciencia y la tecnología post pandemia en Iberoamérica”, de los investigadores Marcelo Rodríguez y Leandro Giri. El segundo también nos contextualiza el problema: “El montaje en ciencias y las fake news: las dos caras de la desinformación en democracia”, del doctor Jorge Tabja. Posteriormente aparece “Riesgo, comunicación y globalización del riesgo en tiempos de pandemia”, de los investigadores Marcelo José García Farjat y Walter Gabriel Goycolea. Las investigadoras Jennifer De Andrade Rodríguez y Shirley Gómez Castellanos nos ofrecen una perspectiva diferente pero complementaria: “La infodemia y su alcance en el área psicoemocional de las familias. Un aporte a la crisis de la salud a propósito del Covid-19”. Otras investigadoras —Mercedes Calzado, Ailén Cirulli y Vanesa Lio— abordan “La ventana al exterior en la pandemia: tecnologías, hábitos y confianza informativa en Argentina”. Dos profesoras, Aida María De Vicente Domínguez y Mireya Carballeda Camacho, realizan un “Análisis de la presencia, la calidad y el rendimiento documental del hipertexto en la cobertura del Covid-19 en el sitio web de la revista Muy Interesante” y, por último, un artículo que es un caso estudio que demuestra que estas dinámicas se han dado siempre: “Fake news, abordaje mediático y desinformación en torno a CONICET durante el conflicto de diciembre de 2016” de los investigadores Antonio Chiavassa Ferreyra y Lucía Céspedes. Como señalábamos en la convocatoria de este número especial de CTS sobre “periodismo y divulgación científica en la era de la desinformación”, con esta iniciativa pretendíamos abordar la importancia del periodismo científico y de la divulgación como herramientas clave para elevar el nivel cultural de la sociedad —la ciencia es una parte fundamental de la cultura humana—, fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas y comprender un mundo donde los medios y la ciencia son los grandes protagonistas de nuestro tiempo. A esto habría que añadir que la pandemia ha demostrado que el periodismo y la divulgación científica son, además, necesarios para la supervivencia humana. El periodismo científico es, sobre todo, una herramienta epistemológica para detectar falsedades en los relatos informativos; es decir, favorece la racionalidad frente al contraconocimiento. Todo esto también se ha revelado esencial en estos tiempos. En mi opinión, el número ha superado las expectativas porque no solo aborda el periodismo y la divulgación en la era de la desinformación, sino que lo ha hecho analizándolo en un contexto histórico que definirá el siglo XXI: la pandemia del coronavirus Covid-19.

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