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Escritos sobre ciencia y tecnología
Cristian Bianculli
Cristian Bianculli
Escritos sobre ciencia y tecnología
Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad - CTS, vol. 17, núm. 50, pp. 269-273, 2022
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
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Reseñas

Escritos sobre ciencia y tecnología

Cristian Bianculli
Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina
Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad - CTS, vol. 17, núm. 50, pp. 269-273, 2022
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
. Escritos sobre ciencia y tecnología. 2020. Medellín. Ennegativo Ediciones. 178pp.

El problema de la técnica y la tecnología, y el de su relación con la configuración del mundo de los seres humanos, es un problema complejo en nuestra contemporaneidad. La tecnología atraviesa todos los ámbitos de nuestra vida, su manifiesta omnipresencia hace improbable pensar nuestro mundo sin ella. En relación con ello surgen preguntas acerca del beneficio o perjuicio que trae la irrupción total de la tecnología en nuestras vidas. Las respuestas a esas posibles preguntas no son lineales, ni tampoco definitivas. Atender a estas cuestiones resulta fundamental a la hora de poder elaborar una crítica de aquellos usos de la tecnología que operan en favor del mercado, haciendo que este se enriquezca de manera exponencial, y que la experiencia del ser humano con el mundo esté teñida de cierta escasez. Dentro de este contexto, se piensa cuál es la situación del individuo en su relación con estas formas de la técnica y si en esa relación se da un desarrollo de sus potencialidades o si, por el contrario, estas se ven obturadas por el crecimiento exponencial de la tecnología.

Por ello, para intentar echar luz a estos problemas nos apoyamos en la teoría de Herbert Marcuse por medio de un compendio de traducciones inéditas. En estas traducciones llevadas a cabo por Ennegativo Ediciones, encontraremos ideas significativas de la teoría crítica de Marcuse para atender a estos problemas, que si bien se encontraban articulados en su obra nos permiten ampliar la comprensión del autor. En los artículos encontramos cuál era la consideración que tenía acerca de la relación del ser humano con la tecnología, y cómo en dicha relación podemos develar una doble disposición que la ubica en dos momentos diferentes: por un lado, sirviendo al orden constituido y por ende en desmedro de la vida de los seres humanos; y por otro, podemos encontrar en la tecnología un potencial absolutamente liberador que suprimiría las relaciones de dominación imperante determinadas por la forma de organización social del trabajo capitalista. Es por ello que estos artículos nos acercan conceptos fundamentales para trabajar el problema de la técnica y la tecnología en nuestros tiempos, de esta manera, podemos visibilizar la actualidad de los enunciados marcuseanos. Es importante recordar la pertenencia teórica de Herbert Marcuse, autor que aparece ligado a la primera generación de la denominada Escuela de Frankfurt,1 donde tuvo desarrollo el concepto de “teoría crítica”. Desde la corriente filosófico-social Marcuse elabora una crítica profunda a la sociedad de su época, que tenía como punto distintivo el desarrollo total de la tecnología, pero no en su postulado moderno, sino transformado en una nueva forma de control social.

La crítica marcuseana apunta al rol político de la tecnología y cómo a través de su finalidad se crean necesidades falsas que son el sostén del crecimiento capitalista. Este crecimiento se ha desarrollado exponencialmente en las últimas décadas, y es por ello que, en un contexto de absoluto dominio tecnológico del mundo, estos artículos actualizan aquellas ideas y aportan una visión crítica de los usos de la tecnología y de su relación actual con el ser humano. Que la técnica sirva para perpetuar la dominación y la miseria no es un problema de la técnica en sí, puesto que en Marcuse el uso de la técnica es un problema histórico concreto del proceso desarrollado en el capitalismo, que condujo a la técnica a las formas de las tecnologías dominantes. De esta manera, encontramos un tratamiento dialéctico de la técnica por parte de Marcuse, no criticando específicamente la técnica, sino los usos que se hacen de ella. Asimismo, los usos de la técnica han llevado a esta a constituirse en un “a priori político”; dicho a priori está circunscrito a lo que el autor berlinés denominó “razón tecnológica” y esta razón es la que opera desde la política constriñendo a los individuos y obligándolos a seguir los designios del aparato, perpetuando la dominación del ser humano por el ser humano. No obstante, dentro del capitalismo avanzado, aquella dominación queda solapada, oculta, porque la esclavitud ha cambiado de forma, el ser humano vive (en las sociedades industriales avanzadas) más cómodamente de lo que lo hacía en los momentos previos a esta sociedad, pese a que el individuo ha perdido su libertad y toda su vida está atada al “aparato”; no solamente su trabajo, sino también sus deseos, su ocio, entre otras cosas. Y es esto lo que Marcuse denunciaba, lo hizo en muchos de sus escritos, consolidando en El Hombre unidimensional 2 esta crítica, puntualizando el carácter totalitario de las sociedades capitalistas que obtura la posibilidad de pensar dialécticamente y anula el poder de negación.

La preocupación de Marcuse giraba en función de poner en tela de juicio el discurso científico que predominaba –y predomina-, ya que estaba inmerso en un positivismo que nuestro autor denominaba peligroso. Esta idea la fundaba en ese positivismo que obturaba la posibilidad de pensar el mundo social de otra manera. La cuestión que observó el autor hacía referencia al predominio del discurso científico en todas las esferas, trayendo consigo un rechazo de todo aquello que no podía ser corroborado empíricamente, y se solapaba un estado de cosas que hay por detrás de los “hechos”. De esta manera, la preocupación marcuseana se centraba en que el mensaje científico cancela toda posibilidad dialéctica, al estar sumamente atado a lo empírico, y por ende presente, anulaba la posibilidad de aquello que debería o podría ser.

Este mundo positivista que describía Marcuse en los diferentes artículos aquí mencionados no hizo otra cosa que transformar paulatinamente el mundo en un mundo técnico. Uno de los artículos se titula “De la ontología a la tecnología: tendencias fundamentales de la sociedad industrial”, y allí Marcuse esboza que aquel nuevo modo de pensar anulaba a la ontología, descartando por completo aquello que debería ser o aquellas posibilidades de proyectarlo. Así, el ser humano vive unidimensionalmente, suprimiendo el carácter bidimensional y quedando supeditado a lo fáctico; es decir, a los hechos dados. Esta parálisis del carácter bidimensional, obturaba peligrosamente la posibilidad de romper con el estado de cosas existentes, puesto que, cualquier deseo de trascender lo fáctico sería observado con desconfianza y borrado del discurso científico y por ende, tomado de forma despectiva. Podemos describir esta dinámica tensión como un síntoma de nuestra época.

Todo este análisis condujo a Marcuse a criticar hondamente el concepto de neutralidad de la técnica. El núcleo de la crítica hacía referencia a los usos de la técnica, que operan en favor de aquella unidimensionalidad mencionada. De esta manera, no podemos pensar en la técnica como objetividad pura; ese mensaje es engañoso, la técnica está supeditada a diversos procesos que marcan sus usos sociales; y en un mundo donde el ser humano está atravesado por la técnica y la tecnología en todas las esferas de su vida, ésta responde a unos intereses bien marcados, que se ocultan tras el velo del progreso y confort que muestran el discurso científico y la propaganda. Marcuse señala, en su crítica, cómo este progreso y confort no eliminan las condiciones de vida dadas ni la angustia. La vida sigue siendo una lucha por la existencia, la miseria no ha cesado; de modo tal que la técnica y la tecnología sirven para generar dinero y solapar la posibilidad de pensar en un cambio cualitativo en las relaciones humanas.

La preocupación de Marcuse transitó siempre por los mismos senderos en casi todos sus escritos, y se traduce en la posibilidad de superar un principio de realidad 3 que reprime gravemente al ser humano y lo hace vivir de forma enajenada. Superar el principio de realidad impuesto por el “aparato” sería la precondición para el cambio social, que es el mayor anhelo de nuestro autor. En el artículo “El problema del cambio social en la sociedad tecnológica”, se pone de manifiesto cuáles son los inconvenientes a la hora de pensar en la superación del capitalismo como sistema. Esto parece ser una utopía irrealizable, o al menos pensar en ello queda muy lejos de la realidad efectiva, puesto que la civilización industrial avanzada ha profundizado el dominio de tal modo que lo hace indetectable. Además, como ya se mencionó, los individuos viven una vida que está sumamente ligada al “aparato” en todas sus esferas, haciendo que ese control sobre el individuo sea total. Ante tal panorama, las alternativas de cambio parecen transitar a contramano del funcionamiento de las instituciones actuales. Marcuse sostuvo reiteradas veces que la salida de esta sociedad implica la ruptura con sus instituciones sociales, y la trasposición de las relaciones establecidas. El cambio que propugna es radical, uno que mueva los cimientos de lo dado y sea realmente significativo; en definitiva, un cambio cualitativo.

Sobre el final del compendio, el artículo “La responsabilidad de la ciencia” señala cuáles son las responsabilidades de los científicos con respecto a los usos que hace la sociedad de la ciencia. Y allí la traducción vuelve a focalizar la finalidad de la tecnología, y también sobre el uso del conocimiento científico para las empresas de la guerra y la destrucción. De esta manera, los artículos esbozan una profunda critica al uso que se da del conocimiento científico. Los avances científicos podrían servir para terminar con el hambre y la escasez, podrían ayudar a terminar con la contaminación del planeta y constituir una nueva forma de empleo donde el trabajo no sea enajenado y donde los seres humanos puedan gozar de su tiempo libre y pensar en una nueva forma de relaciones sociales. No obstante, los usos de la ciencia van a contramano de estas posibilidades, y sirven para perpetuar el dominio del ser humano por el ser humano; todo el aparato está organizado para profundizar el dominio y la ciencia es utilizada para afirmar un sistema que constriñe las verdaderas posibilidades humanas.

Estos diagnósticos transversales a los artículos trabajados en el texto nos sirven para reflexionar acerca de la situación que estamos atravesando como sociedad. El mundo tecnológico se ha establecido como una segunda naturaleza tan poderosa que ha hecho olvidar a la primera naturaleza. Hoy la vida se desarrolla en el campo tecnológico, todas las esferas de la vida de los seres humanos tienen su anclaje allí; es por ello que aquellas tesis de Marcuse cobran una actualidad descarnada. Las traducciones al español de estos artículos de Marcuse vienen a enriquecer las fuentes para poder describir de forma crítica los aspectos fundamentales de una sociedad hipertecnológica. El dominio de la naturaleza y la dominación del ser humano por el ser humano hoy son totales, y el avance tecnológico invade la vida de la humanidad. No obstante, siempre es necesario recordar que el malestar de la “sociedad opulenta”4 tiene una relación directa con los usos que se hacen de la tecnología, abriendo paso a la posibilidad de pensar en nuevos usos. Marcuse no pretendió volver a un modo de vida pretecnológico, inscripto en un pensamiento que podemos denominar “romántico”; lo que el autor berlinés señaló es una necesidad de modificar las formas en las cuales se aplica la tecnología.

La importancia de estas traducciones es mayúscula, puesto que traen a nuestro idioma tesis de Marcuse que nos posibilitan profundizar en sus teorías de libros como El hombre unidimensional y Eros y civilización. En cada uno de los artículos se visualiza la preocupación de toda la teoría de Marcuse acerca del cambio social, dejando entrever una constante dialéctica en la apreciación de las dimensiones de su constitución histórica. Esta dialéctica le permitió a Marcuse alejarse de cualquier esencialismo y ser un crítico de los fines y no de la ciencia y la tecnología en sí. Pese a su fidelidad al carácter negativo de la teoría crítica, el aporte de Marcuse se vuelca hacia la apertura de cambios posibles.

Material suplementario
Notas
Notas
1. La Escuela de Frankfurt hace referencia al Instituto de Investigación Social creado en Alemania en 1923. El Instituto de Investigación Social tiene como base a pensadores como Freud y Marx, entre otros. La característica fundamental de la Escuela de Frankfurt es la Teoría Crítica. El instituto fue cerrado en 1933 por el nacionalsocialismo y reabierto en 1950. A partir de esa fecha, Horkheimer y Adorno desarrollaron con mayor profundidad la Teoría Crítica.
2. El hombre unidimensional es uno de los libros más populares de Herbert Marcuse. Allí realizó una severa crítica a las sociedades industriales avanzadas.
3. El principio de realidad es un concepto que utiliza Freud para describir el desarrollo de la civilización, bajo el cual se controlan los deseos y las pasiones de los individuos en pos de poder vivir en sociedad. Este término freudiano es utilizado en reiteradas ocasiones por Marcuse para describir la dinámica de las sociedades avanzadas y las formas de represión que establecen sobre los individuos.
4. Cuando Marcuse habla de “sociedad opulenta”, hace referencia a la sociedad norteamericana de los 60. La sociedad opulenta opera en favor de la abundancia e idiotización. Dentro de estas sociedades vemos un crecimiento desmedido del lujo y el confort, pero el precio que pagan los seres humanos por ello es el del sacrificio del cuerpo y la constante obturación del pensamiento crítico.
4. Cuando Marcuse habla de “sociedad opulenta”, hace referencia a la sociedad norteamericana de los 60. La sociedad opulenta opera en favor de la abundancia e idiotización. Dentro de estas sociedades vemos un crecimiento desmedido del lujo y el confort, pero el precio que pagan los seres humanos por ello es el del sacrificio del cuerpo y la constante obturación del pensamiento crítico.
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