RESUMEN: En el presente artículo se hace un recorrido analítico a partir de 252 artículos y ponencias sobre historia de la prensa en dos publicaciones y seis congresos en América Latina, con énfasis en México. Se prueba que prevalecen los estudios monográficos y estudios sobre representaciones con escasos intentos de reflexión sobre el propio hacer, sobre metodologías o acercamientos teóricos. Se concluye el trabajo con una propuesta de historias conectadas, como alternativa para trascender los límites autoimpuestos sobre historias regionales o nacionales y encontrar cómo circularon las ideas y cómo se conectan diversos aspectos, analizando la naturaleza de las conexiones.
Palabras clave: Historia de la prensa, historia de los medios, historias conectadas, América Latina.
ABSTRACT: In this article, the author makes an analytical review based on 252 articles and papers on the history of the press in two publications and six conferences in Latin America, with an emphasis on Mexico. This review demonstrates the prevalence of monographic studies and studies on representations, with few attempts to reflect on their own doing, their methodologies, or theoretical approaches. This paper concludes with a proposal of connected stories, as an alternative to transcend the self-imposed boundaries on regional or national stories and find how ideas circulated and how various aspects are connected by examining the nature of the connections.
Keywords: History of the press, media history, connected histories, Latin América.
RESUMO: Neste artigo, é feita uma revisão analítica com base em 252 artigos e apresentações sobre a história da imprensa em duas publicações e seis conferências na América Latina, com ênfase no México. Está comprovado que os estudos monográficos e os estudos sobre representações prevalecem com poucas tentativas de reflexão sobre o próprio fazer, sobre metodologias ou abordagens teóricas. O trabalho conclui com uma proposta de histórias conectadas, como alternativa para transcender os limites autoimpostos às histórias regionais ou nacionais e descobrir como as ideias circularam e como vários aspectos se conectam analisando a natureza das conexões.
Palavras- chave: História da imprensa, história da mídia, histórica conectada, América Latina.
RESUME: Dans cet article, un parcours analytique est réalisé à partir de 252 articles et présentations sur l'histoire de la presse dans deux publications et six congrès en Amérique latine, en mettant l'accent sur le Mexique. Il est prouvé que les études monographiques et les études sur les représentations prédominent avec peu de tentatives de réflexion sur son propre faire, sur des méthodologies ou des approches théoriques. Le travail se termine par une proposition d'histoires connectées, comme alternative pour transcender les limites auto-imposées des histoires régionales ou nationales et trouver comment les idées ont circulé et comment divers aspects sont connectés, en analysant la nature des connexions.
Mots clés: Histoire de la presse, histoire des médias, histoires connectées, Amérique latine.
Artículos de investigación cientifica
De la prensa local a las historias nacionales. Nuevos acercamientos metodológicos para el estudio del periodismo local y regional en México*
From local press to national stories. New methodological approaches for the study of local and regional journalism in Mexico
Da imprensa local às histórias nacionais. Novas abordagens metodológicas para o estudo do jornalismo local e regional no México
De la presse locale aux reportages nationaux. Nouvelles approches méthodologiques pour l'étude du journalisme local et régional au Mexique
Recepção: 15 Junho 2023
Aprovação: 24 Julho 2023
Publicado: 10 Agosto 2023
En las historias nacionales de la prensa en México la exclusión de las historias locales y regionales ha sido constante: se privilegió la producción periodística y a las figuras de la Ciudad de México y se supuso siempre que los procesos y desarrollo eran los mismos, aunque con desfases temporales. Por otro lado, en las regiones, quienes hicieron los recuentos periodísticos fueron -hasta hace menos de cinco décadas-los cronistas locales. A partir de 1980, los comunicólogos iniciaron los estudios de historia de la prensa de manera más sistemática y profesional, como antecedente de la prensa actual. Pronto la mayor parte de ellos se dedicaron a otros temas. El campo sigue en construcción. Los historiadores, comunicólogos, literatos, se acercan a la prensa histórica para verla sobre todo como fuente y no como objeto de estudio.
Una posibilidad de trascender los límites autoimpuestos y visibilizar de manera distinta esas historias siempre menospreciadas, es recuperar los avances y propuestas de los teóricos en América Latina que no son conocidos en el área particular de historia de la prensa, para acercarse a las particularidades de un lugar e intentar una historia social y cultural de la prensa, conectando las regiones con lugares más allá de las fronteras. Esto permitirá trascender el provincialismo de algunos estudios y buscar la reflexión desde donde se está, conectando ese lugar con el mundo.
En otra parte he hablado de la triple marginación que han sufrido quienes estudian la historia de la prensa. Hay una desconfianza mutua entre historiadores y comunicólogos, a pesar del auge de los estudios transdisciplinarios de los últimos años. He hablado de la triple marginalidad: historia de medios dentro de los estudios de medios, historia de la prensa dentro de la historia de medios e historia de la prensa regional. En historia se menosprecia a este tipo de estudios porque no son los "grandes temas", o bien a los medios se les usa como fuentes para la historia; mientras que, para los estudios de comunicación, la historia de los medios es contextual: es ese algo que se hace antes de abordar los temas importantes sobre medios.1 Aunque cabe destacar que, dentro de la historia de los medios regionales, la prensa es privilegiada, ya que su historia es de larga duración. En este ámbito, a diferencia del espacio nacional, los estudios regionales sobre radio o televisión llevan la peor suerte.
Hasta hace muy poco tiempo, no había seguido con atención los cambios y transformaciones en la investigación de la historia de la prensa desde 2011, cuando dejé de ser la presidenta de la Red de Historiadores de la Prensa e Iberoamérica. Otros intereses de investigación relacionados con la violencia que aqueja a periodistas en México en los últimos años me llevaron a volver los ojos hacia el presente.
Confieso que sufrí un gran desencanto después de 11 años de presidir la Red y ver que los temas se repetían una y otra vez y no lográbamos trascender como grupo, más allá de los estudios de la prensa como fuente para otros aspectos de la historia, los estudios monográficos, los acercamientos a representaciones de diversos temas en los órganos periodísticos, y en cambio hubo muy pocos intentos de reflexionar sobre el propio hacer, sobre estudios historiográficos comparativos o planear una gran historia de la historia de la prensa en América Latina. Tampoco hubo esfuerzos por realizar una reflexión sobre las fuentes teóricas (por demás escasas) que guiaban nuestro hacer o bien sobre la metodología aplicada. Cada encuentro que organizábamos volvía a convocar a una enorme cantidad de personas, pero con los mismos temas, acercamientos y métodos. Muchos de dichos acercamientos no tomaban en cuenta lo que se había hecho ya, partían de cero y la sensación resultante era haber hablado en el vacío. Coincido enteramente con quienes han afirmado que esta enorme cantidad de estudios tan particulares no abona al conocimiento y, a pesar de los esfuerzos realizados, no se da un verdadero diálogo que permita avances en nuevas direcciones2.
Al retomar el análisis de la temática algunos más tarde, sobre todo en México, surgen las siguientes preguntas: ¿Han cambiado los enfoques? ¿Han surgido nuevos temas? ¿Ha habido un esfuerzo mayor de reflexión sobre el campo? ¿Puede haber otras maneras de acercarse a la historia de la prensa escapando del provincialismo y evitando la mera adopción de modelos externos a realidades particulares? Estas son las preguntas que guían esta participación.
Los estudios sobre historia de la prensa en México fueron hechos por los cronistas locales e historiadores no profesionales desde finales del siglo XIX. Hubo intentos de historias nacionales que en realidad no tomaban en cuenta más que a la capital del país. Después, en varios estados, los intelectuales locales comprendieron la importancia de hacer recuentos pormenorizados de las publicaciones de sus lugares de origen y proliferaron las historias regionales de la prensa. La mayor parte de estos primeros recuentos que sin duda tienen un valor notable, son recopilaciones, listados, con algunas anécdotas sobre los dueños o los editores de los periódicos reseñados.
El gran precursor de la historiografía de la prensa moderna fue el bibliógrafo chileno José Toribio Medina en los primeros años del siglo XX. Pero no fue sino hasta los años 80 cuando los comunicólogos empezaron a interesarse por la historia de los medios con una perspectiva distinta, desde enfoques como el de la economía política, la sociología de la comunicación y los estudios de recepción, entre otros.3 A fines de los años 90, después de haber acudido por primera vez al grupo de historia de la comunicación en ALAIC en Sao Paulo, Brasil, me di cuenta que otros muchos investigadores estaban interesados en historiar los medios y propuse a un grupo de colegas la creación de la Red Internacional de Historia de la Prensa en Iberoamérica en 1999, con la participación de investigadores de tres países del cono sur: Brasil (Isabel Lustosa), Chile (Patricio Bernedo) y España (Josep Lluis Gómez Mompart), además de otros varios colegas de diferentes lugares de México.
Bajo el auspicio de la Universidad de Guadalajara primero, y de la Universidad Veracruzana después, esta Red realizó ocho encuentros internacionales en Guadalajara, Morelia, Xalapa, Zacatecas, San Cristóbal de las Casas, Oaxaca, San José de Costa Rica y Veracruz, todos con la participación de un gran número de investigadores. La última vez que yo estuve al frente de uno de ellos, con el apoyo de la Universidad Veracruzana fue en 2011. A través del portal de la red, los investigadores interesados, que se afiliaron desde los lugares más insospechados, podían conectarse entre sí, publicar sus ponencias y publicitar sus trabajos en dicho portal. Cuando dejé la presidencia, la Red contaba con casi 400 miembros.4
Los resultados de estos encuentros fueron los libros: Historia de la prensa en Iberoamérica (2000); La prensa decimonónica en México (2003); Rompecabezas de papel (2006); La prensa como fuente para la historia (2006); Voces en papel. La prensa en Iberoamérica 1792-1970 (2008). En ellos se reunieron los trabajos presentados, por lo que constituyen una muestra importante de los estudios sobre historia de la prensa en México a lo largo de ocho años. Un producto indirecto de la Red fue el proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para realizar una historia comparativa de la prensa en México, dirigida por mí. El resultado fue el libro Siete regiones de la prensa en México (2006), además de siete catálogos/índices de publicaciones de los estados mexicanos de Jalisco, Veracruz, Zacatecas, Oaxaca, Michoacán, Sinaloa y Chiapas.
En ese proyecto se buscaba probar que los inicios de la actividad editorial y los periódicos producidos en los diferentes lugares de México no obedecían a la lógica que había prevalecido en las historias de la prensa publicadas antes, que lo producido fuera de la capital no era de ningún modo un reflejo de la historia y prácticas de la Ciudad de México, como sostenían los investigadores de la capital: un reflejo desfasado, pero finalmente una copia fiel. Así mismo, la existencia de la Red influyó decisivamente en que se hablara de un subcampo de estudios y se le incluyera como tal en las evaluaciones de los investigadores en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
La Red en 2011 quedó a cargo de otros colegas. En esta segunda etapa, se realizó un gran encuentro en Valencia, España y otras reuniones de menor calado se siguen realizando en diferentes partes de México. El portal original no fue requerido por los nuevos directivos y actualmente se publicitan las novedades a través de un blog y un perfil de Facebook.5
A partir de entonces, se han fundado otras redes en distintos lugares de América Latina: REHIME (Red de Historia de los Medios) en Argentina, propiciada por Mirta Varela; Asociación de Investigadores de la Historia los Medios de Comunicación en Brasil, cuyo presidente fundador fue José Marques de Melo. Ambas asociaciones cuentan con revistas, portales y actividades.6 Otro emprendimiento reciente es la Red de Historiógrafos de la Comunicación, fundada en Santo Domingo en octubre de 2016, con el respaldo de la Universidad de Cienfuegos en Cuba, la APEC de República Dominicana y FELAFACS (Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social). Finalmente, Eduardo Gutiérrez, Marialva Barbosa y Ana Paula Goulart iniciaron en 2020 la Red Latinoamericana de Historia de los Medios, con participación de académicos de toda América Latina.7
A pesar de los esfuerzos señalados para crear redes como espacios de socialización y difusión de los trabajos, no ha habido un repunte de artículos sobre estos temas en las revistas especializadas en comunicación. Según un estudio de 2006, solo el 4% de los artículos de revistas de comunicación revisadas entre 1986 y 2000 se refieren a la historia de los medios.8 Tampoco ha habido un repunte en el interés por la impartición de cursos sobre historia de los medios, de acuerdo a estos mismos autores. Como dice Raúl Fuentes9 los estudios académicos y los programas de estudio de muchas universidades siguen modas, de acuerdo con lo que el mercado pida. La historia de los medios no es, definitivamente, un tema de moda en la academia.
Para este trabajo he emprendido el análisis, tal vez poco sistemático, de los materiales que estuvieron a mi alcance, sea porque conozco su existencia, ya que he seguido las actividades de los colectivos que los propiciaron, o porque participé en los procesos de dictaminación del dossier del 2019 y de las ponencias del Grupo de Trabajo. Los materiales son los siguientes: 1) El dossier "Comunicación e historia: relaciones, conexiones, comparaciones" de la Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, 2019.10 2) El dossier "Imprenta, cultura y circulación de ideas" en la Revista Estudios Ibero Americanos de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul, Pernambuco, 2020.11 3) Las ponencias presentadas en el Grupo de Trabajo Historia de la Comunicación en el congreso 2018 de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC). 4) Las propuestas recibidas para el mismo grupo en el congreso 2020. 5) Las ponencias presentadas en el grupo de trabajo "Historia de la comunicación" de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) en 2015, 2018 y 2019, a las que se pudo acceder en línea. 6) Las ponencias presentadas como parte de las actividades de la Red de Historiadores de la Prensa en Iberoamérica en el en el Encuentro Internacional de 2016 y en el Coloquio llamado "Las pasiones en la prensa", que son las referencias encontradas en su blog. El total de trabajos analizados fue de 252. A continuación, presentaré la sistematización que se hizo sobre ellos.
1. Para el dossier "Comunicación e historia: relaciones, conexiones, comparaciones" de la Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, 2019, se recibieron 50 artículos, de los cuales 16 se refieren a la prensa.
2. En el dossier "Imprenta, cultura y circulación de ideas" en la revista Estudios Ibero Americanos, 2020, encontramos que por el tema mismo, todos los artículos (11) se refieren a la prensa, 9 de ellos sobre Brasil.
3. Para el grupo de Trabajo Comunicación e Historia del congreso 2018 de ALAIC se presentaron 19 ponencias, 5 de ellas sobre prensa.12
4. Para el mismo congreso en el 2020, en el grupo de comunicación e historia se recibieron 59 propuestas de ponencia, de las cuales 21 tienen como tema la prensa.
5. En el ámbito nacional (México) vemos una fluctuación de los intereses en cuanto a la historia de la prensa se refiere. Si bien los comunicadores son los iniciadores de los estudios modernos sobre la historia de la prensa, al parecer en la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) este interés no se ha conservado, probablemente esto se debe a que algunas ponencias se inscriben en el grupo dedicado a Estudios sobre Periodismo. En tres encuentros (2015, 2018 y 2019) de los que encontramos datos, puede verse que son muy pocas las ponencias presentadas en el grupo de Historia de la Comunicación.
En 2015, de las 5 ponencias presentadas, ninguna se refiere a la historia de la prensa. En 2018, de 2 ponencias presentadas, 1 se refiere a la prensa y se trata de un acercamiento a la historia del tiempo presente: la ponencia se refiere a las publicaciones científicas en el índice Scielo entre 2002-2017 y se habla de la comunicación vista como red a través de un análisis de redes sociales. Y finalmente, en el congreso de la misma Asociación en 2019 se presentaron 6 ponencias, 3 de ellas sobre prensa:
6. Sobre los eventos organizados por la Red de Historiadores de la Prensa en Iberoamérica a partir de 2016, tenemos los siguientes datos tomados de su página: el encuentro 2016 realizado en Valencia, España, fue sin duda el más ambicioso hasta ahora y se requeriría un estudio particular solo de las ponencias presentadas en el evento, debido a su dispersión y diversidad temática y temporal, que incluye no solo estudios de México, sino también españoles y de algún otro lugar de América Latina. En él se presentaron 133 ponencias dentro de 16 temas generales.
En el coloquio realizado en 2018 bajo el título "Las Pasiones en la Prensa" título por demás sugerente y creativo, se presentaron 62 ponencias divididas en los temas siguientes: a) Pasiones políticas; b) Pasiones artísticas; c) Pasiones ideológicas y políticas; d) Bajas pasiones; c) Pasiones históricas; d) Pasiones electorales; e) Pasiones ideológicas y religiosas; f) Sensacionalismo en el siglo XIX. Todas ellas se ocuparon de las representaciones (análisis de contenido y discurso) en la prensa y muy pocas sobre algún personaje (editor o escritor). Hay algunos estudios monográficos sobre periódicos sensacionalistas.
Finalmente, en el Encuentro Internacional de 2019, no sabemos cuántas ponencias se presentaron con el tema "La prensa como fuente en las humanidades y ciencias sociales". Como no fue parte del objeto de estudio de este artículo, solo incluyo como especie de posdata, que para 2023, en el congreso de la red celebrado de nuevo en San Cristóbal de las Casas, llevó como título "Prensa y emociones" e incluyó 98 ponencias en 27 mesas y dos conferencias magistrales. Solo en una conferencia -impartida por mí- se abordaron inquietudes teóricas y metodológicas.
Por el gran número de trabajos que se someten a dictamen en los congresos referidos, a excepción de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, se ve que el interés en el tema es todavía muy grande. La temática es muy variada, a tal grado que resulta difícil agrupar los trabajos en temas generales, como se demuestra en el congreso de Valencia, España, en 2016.
El interés por la historia de la prensa proviene de especialistas en diversas disciplinas: historiadores (que en su mayor parte siguen abordando a la prensa como fuente para otros objetos de estudio; presentan contenidos de la prensa sobre un tema particular o estudios monográficos), comunicólogos preocupados por la producción, la circulación, el desarrollo de ciertos tipos de prensa, por la conceptualización de tipos de periódicos, por el desarrollo de la profesión periodística; literatos que han encontrado en los periódicos una fuente muy rica para las historias de la literatura regionales y nacionales.
Sobresale la atención en los temas políticos y sociales: prensa y lucha política en diversos periodos históricos (en Brasil, Argentina, Chile crece el interés por el papel de la prensa durante las dictaduras, mientras que en México el interés sigue estando puesto en el convulso siglo XIX, con algunas excepciones como la guerra cristera, el movimiento guerrillero y otros más recientes como la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca de 2006). También están presentes en las indagaciones el racismo, la migración, los enfoques de género: representaciones femeninas, participación femenina en la prensa y prensa homoerótica.
Ciertos grupos como el que coordinó el dossier prensa y circulación de ideas, tienen puesto el interés precisamente en un tema tan específico como ese, que se acerca más a la inquietud de historias conectadas, y por otro lado ha ido creciendo el interés en la prensa como instrumento fundamental en las luchas por la memoria, como demuestran los estudios recientes de Marialva Barbosa (quien en 2007 emprendió una monumental historia cultural de la prensa en Brasil, con las bases teóricas de Robert Darnton) y otras investigadoras cercanas a ella, tomando como base a Paul Ricoeur. Estos estudios se inscriben en la tradición crítica latinoamericana de asociar a la comunicación con la cultura y la política13.
Lo que no es tan frecuente es el estudio de las prácticas periodísticas, el desarrollo de la profesión periodística, la profesionalización. Así mismo, ha desaparecido el enfoque desde la economía política de la comunicación para explicar los procesos de producción, circulación y consumo de los periódicos. Tampoco se analizan las dificultades teóricas o metodológicas para analizar la prensa en su dimensión histórica y apenas se toca -en una ponencia-, la dificultad para acceder a las fuentes.
Aunque sería preciso hacer un estudio detallado de las citas y las bibliografías de estos trabajos, puedo decir, con base en los que me ha tocado revisar, que las matrices teóricas en que se basan provienen de Roger Chartier y Peter Burke. La historia del presente no es una fuente teórica en la que se abreve para estudiar los periódicos, al menos en México. Muchos de estos trabajos no tienen una base teórica específica, sino que siguen siendo solo descripciones de los fenómenos particulares. No hay tampoco una reflexión sobre el propio hacer o intentos historiográficos comparativos y, hasta el momento, no hay un estudio que pretenda conectar las historias entre países. Las excepciones parecen ser muy pocas y los resultados aún no están disponibles.
Como explica Raúl Fuentes para los estudios de historia de la comunicación en general, en el caso de los estudios de historia de la prensa, lo que se hace en América Latina se queda en América Latina y no logra transcender a nivel global, ya que la mayor parte de estos trabajos se escriben en español y en portugués.14 Así mismo, algunos autores que publican en inglés, lo han hecho en revistas que no son de libre acceso y que resultan inaccesibles para la mayor parte de los estudiantes de América Latina.
De este modo, los aparatos teóricos siguen estando basados en las experiencias de las grandes metrópolis occidentales, en parte porque los jóvenes en América Latina no tienen el conocimiento de lo que se ya ha hecho en la región y vuelven sobre los modelos europeos o norteamericanos, problema que ya había señalado Marques de Melo desde hace mucho tiempo.15 La bibliografía sigue siendo europea o norteamericana, como ha señalado en sus estudios Fuentes,16 y esta situación no parece modificarse de manera contundente en los últimos años.17
Una de las causas de este fenómeno es el flujo limitado de bibliografía entre los países de América Latina (incluso los gigantes de la industria editorial tienen una distribución fragmentada) y la falta de difusión de las revistas que se producen en la región. Incluso en la era de internet, no siempre es fácil encontrar revistas, artículos publicados en y para América Latina, a menos que se conozca al autor y se realice una intensa búsqueda específica. Los modelos latinoamericanos de investigación de la comunicación no están llegando con la suficiente velocidad a los nuevos investigadores18 y tampoco parecen estar fluyendo para el estudio de la historia de la prensa. Algunas de las propuestas latinoamericanas que Gutiérrez señala como fundamentales,19 no se ven en las investigaciones analizadas en el presente trabajo.
Las propuestas mencionadas son: los acercamientos de Marialva Barbosa a la historia cultural de la prensa, entendida como un análisis de la producción, circulación y consumo de la misma en lugares determinados; la propuesta de Mirta Varela para historiar los procesos sociales y culturales que preceden y acompañan a los medios; la incorporación necesaria de la cultura popular en la trama, que permite entender la conformación de la prensa de masas desde la perspectiva de Eduardo Romano, Aníbal Ford y Jorge Rivera; el trayecto de los medios a las mediaciones que propone Martín Barbero; la importancia de la cultura popular en el desarrollo del capitalismo desde Néstor García Canclini; la construcción histórica de las prácticas culturales urbanas de Beatriz Sarlo o la configuración histórica del campo profesional del periodismo como fue concebida por José Márques de Melo20.
Es preciso hacer un balance más detallado y minucioso de los estudios que se han hecho en América Latina. Para ello se requiere de un equipo internacional que logre llevarlo a cabo, incursionando en el análisis de los modelos, la bibliografía utilizada y la procedencia disciplinar de los autores. Solo a partir de ahí se podría vislumbrar más claramente lo que hace falta hacer, promoviendo nuevos métodos, nuevos temas de estudio, de preferencia entre equipos multidisciplinarios y dando a conocer lo que se ha hecho ya, cómo se han adaptado los modelos teóricos extranjeros en América Latina y cómo se ha llegado a nuevos modelos en la región. Como mencionan Barbosa y Gutiérrez,21 incluso la división dentro de la historia de los medios en tantos objetos específicos -prensa, televisión, fotografía- si bien puede dar mayor profundidad, dada la enorme cantidad y dispersión, es preciso que se produzcan obras que sinteticen esos temas.
Las historias conectadas podrían ser una manera novedosa de abordar la historia de la prensa, tomando en cuenta que, antes que nada, se está realizando una historia de procesos comunicacionales, que se definen "por cambios, reciprocidades, amalgamas, hibridaciones, mezclas.. .".22
Este enfoque puede ayudar a dejar atrás las fronteras regionales e incluso nacionales, así como validar nuevos modelos desde América Latina, sin adaptar acríticamente los modelos europeos.
El enfoque de historias conectadas, llamado también historia globalizada, llegando a constituirse como "el giro global",23 no debe entenderse en el mismo sentido que la historia comparada ni mucho menos como historia universal, sino que es considerado uno de los desarrollos historiográficos más importantes de las últimas décadas. Lo que caracteriza a este enfoque relativamente reciente es "la adopción de perspectivas múltiples que relativizan la mirada occidental sobre el mundo".24
Originalmente fue difundido por Subrahmanyam25 quien intentaba situar a Asia en un contexto de modernidad temprana global y para ello, proponía estudiar las circulaciones, intercambios e interacciones que conectaban a lugares distantes, en vez de considerar a las diversas partes del mundo como si fueran entidades separadas.26 El método consiste en analizar el movimiento de lo tangible y lo intangible "gente, bienes, tecnologías, instituciones y creencias" a fin de integrar la historia de una región en un contexto global.
Así, el historiador debe develar "los frágiles hilos que conectaban el mundo [enfocándose en] las historias interrelacionadas [entangled] de la gente, lugares, cosas, ideas, imágenes, que ya estaban previamente conectadas".27 Ya el mismo autor señalaba como antecedentes de la práctica de este enfoque el estudio señero El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II de Fernand Braudel o para América los estudios de Serge Gruzinski, que analiza las conexiones americanas posteriores a la conquista. Incluso desde la antropología pueden citarse los estudios de James Clifford, quien ha basado sus análisis etnográficos en los desplazamientos y no en las raíces.28
Su método no debe ser confundido con la historización de los meros hechos, ya que a fin de que las conexiones puedan ser pertinentes para la historia, deben dejar huellas duraderas,29 como se puede ver en los estudios mencionados. Así mismo, puede servirse tanto de las microhistorias como de la historia comparada, de la etnografía, de los estudios culturales, los estudios de recepción, las sociabilidades que inciden en la producción y circulación de los impresos, para explicar las vías de acceso a la globalización, que finalmente, es el proceso en el que se inscriben las historias conectadas.
Debe tenerse en cuenta que dicho proceso no afecta a todos los actores de la misma manera y al mismo tiempo. Tal como han mostrado algunos autores, la modernidad coexiste con formas arcaicas (por ejemplo, es la propuesta de Regiones de refugio, del antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán), incluso los estudios subalternos han impugnado la versión etnocéntrica de la historia en la que todas las sociedades deben encaminarse hacia ciertas formas de modernización como la secularización o la igualdad de los sexos. La historia global proporciona una alternativa a los enfoques eurocéntricos tradicionales.30
Considero que este enfoque constituye una oportunidad interesante para abordar la historia de la prensa en América Latina, particularmente la historia de la prensa regional en México, dejando atrás la dicotomía región-nación o la historia comparativa que finalmente analiza las características de las regiones o naciones por separado, sin que los procesos paralelos se lleguen a tocar. Así mismo, con este enfoque se puede llegar a escapar del supuesto de que todos los procesos históricos deben dirigirse necesariamente hacia la modernidad (europea u occidental) y que debe medírseles conforme a su grado de adelanto en ese proceso.
Si bien se ha considerado que la modernidad no es un proceso solamente externo y que requiere de ciertas condiciones históricas en cada lugar y por tanto es desigual,31 se sigue haciendo una comparación con las condiciones y los procesos en Europa o en los Estados Unidos. Para el caso de la prensa contemporánea, se han hecho diversos estudios de los modelos mediáticos en diferentes países, resaltando la obra de Hallin y Mancini.32 Ocho años más tarde, los autores pusieron a prueba sus modelos, originalmente creados para la sociedad europea: del atlántico del norte o liberal, el pluralista polarizado o mediterráneo, el europeo nórdico central o corporativista democrático.
En un libro reciente, Hallin y Mancini 33 pidieron a autores no occidentales tomar en cuenta sus modelos, no como ideas abstractas, sino como formaciones sociales concretas que se desarrollaron conforme a condiciones históricas específicas.34 Sin embargo los modelos finalmente son los mismos y no una propuesta surgida de los países no occidentales. Para el ámbito latinoamericano, Alfonso de Albuquerque hace una crítica a los modelos de Hallin y Mancini, pero los adapta con modificaciones al contexto brasileño.35 Para México, González y Echeverría hablan de un proceso de "modernización irregular".36
Como mencioné al principio de este trabajo, en 2006 intenté realizar una historia comparativa de la prensa en las regiones de México, procurando escapar de la mera descripción que ha caracterizado a los estudios monográficos y las historias locales, sin embargo esta historia estaba basada justamente en el grado de modernidad que había alcanzado una u otra región con base en la utilización de cierta maquinaria (el linotipo como sinónimo de modernidad) o ciertas estrategias de venta de los impresos, a pesar de que muchos indicios en esas historias regionales hubieran sido útiles para conectar a las regiones con lugares y procesos muy distantes.
Es el caso del Puerto de Veracruz, situado en el Golfo de México, cuyo periodismo se distinguió por su impronta comercial desde los inicios del siglo XIX. Sus formatos, sus contenidos, sus anuncios publicitarios, su periodicidad diaria muestran grandes diferencias con lo que ocurría en otros lugares de México. La característica de la prensa del Puerto de Veracruz a principios del siglo XIX es su carácter cosmopolita abierto al mundo, con grandes semejanzas con la cultura en Nueva Orleans, La Habana, Cartagena de Indias y Cádiz. No solo el Puerto, sino otras pequeñas poblaciones como Tlacotalpan en el sur del estado, que recibía a las compañías de ópera y teatro antes que nadie en la América Continental. Se han estudiado ya las conexiones existentes en el Gran Caribe a través de la cultura: la música, el baile, hasta en la comida, ¿por qué no hacerlo para las prácticas, temas, relaciones al interior y exterior de las empresas periodísticas?
Algo muy parecido puede decirse de la prensa del estado de Sinaloa, situado en la costa del Pacífico, cuyas conexiones a través del puerto de Mazatlán, llegaban a San Francisco hacia el norte y a Perú y Chile hacia el sur. Ahí encontramos también influencias mutuas en la música (los valses peruanos, las chilenas), los alimentos y prácticas traídos de Chile y Perú, incluso desde Filipinas, a las costas de Guerrero, Colima y Sinaloa. En los periódicos encontramos maquinaria traída de San Francisco, anuncios de casas comerciales en Estados Unidos o en Lima, y piezas literarias de autores de América del Sur que no pasaron antes por los periódicos de la ciudad de México.
En literatura se ha incursionado en las influencias trasatlánticas, no solo las evidentes de Europa a América, sino las que van en sentido inverso.37 Y quedan por estudiar las rutas de las ideas, las influencias de los exilios de intelectuales en el siglo XX e incluso a fines del siglo XIX, de uno a otro país de América Latina; influencias de comunicólogos del siglo XX como Jesús Martín Barbero, Raúl Fuentes, Rossana Reguillo; las relaciones entre la cultura impresa, la prensa y el periodismo con otros medios.
Sería de gran provecho averiguar las conexiones existentes en los procesos tecnológicos, en las prácticas periodísticas de diversos lugares de América Latina. Y no solo eso: hablar de historias conectadas del periodismo
durante las dictaduras, los periodismos de la independencia, la presencia de las mujeres en el periodismo en los diferentes países, la violencia contra los periodistas, el desarrollo de la prensa popular, la historia de la recepción y circulación periodística de las ideas en 1968... Estos son solo algunos ejemplos a fin de mostrar las posibilidades de la historia conectada en el periodismo de América Latina. Los minuciosos estudios sobre la prensa de ciertas regiones, los abundantes trabajos monográficos existentes, las microhistorias hechas hasta ahora, son el insumo para dar un paso más adelante y buscar la articulación de lugares, procesos, prácticas, productos y personas con las de otros lugares del mundo.
Es preciso evitar compararlos con procesos de modernidad eurocéntrica, en un esfuerzo por adaptar modelos externos que no encajan con las realidades existentes en los países latinoamericanos, como hemos hecho hasta ahora. Con el fin de escapar del provincialismo imperante, habría que hacer una reflexión profunda de los procesos y prácticas, tomando como centro el lugar específico de análisis, pero abierto, conectado con el mundo.