Artículos de investigación

Mujeres negras vicheras: una mirada al empoderamiento en el Pacífico colombiano

Sandra Paola Ibáñez Quiñones
Universidad del Valle, Colombia
Adriana Anacona Muñoz
Universidad del Valle, Colombia
Carlos Alberto Arango Pastrana
Universidad del Valle, Colombia

Mujeres negras vicheras: una mirada al empoderamiento en el Pacífico colombiano

Equidad y Desarrollo, núm. 38, 1445, 2021

Universidad de La Salle

Recepción: 21 Mayo 2021

Aprobación: 15 Diciembre 2021

Publicación: 20 Enero 2022

Resumen: Esta investigación tuvo como propósito analizar el empoderamiento de las mujeres negras vicheras en relación con el desarrollo de las comunidades afrodescendientes del Pacífico colombiano. Para la elaboración del estudio, se planteó una metodología de enfoque cualitativo, por lo que se aplicaron 44 entrevistas (semiestructuradas, en profundidad y colectivas) a mujeres productoras o comercializadoras de viche como técnica de recolección de información. De igual manera, se realizó un análisis cualitativo, a través del software Atlas.Ti, que permitió vislumbrar la relación del proceso de empoderamiento de las mujeres y el desarrollo de su comunidad. A partir de lo anterior, se pudo determinar que las prácticas culturales, como la producción de viche, contribuyen a la movilización y transformación de las comunidades. Asimismo, el rol de las mujeres es representativo en este proceso productivo.

Clasificación JEL: O18, P25, R20, O13

Palabras clave: Desarrollo comunitario, empoderamiento, mujeres negras, viche.

Abstract: This research aimed to analyze the empowerment of black viche women in relation to the development of Afro-descendant communities in the Colombian Pacific. For the elaboration of the study, a qualitative approach methodology was used, for which forty-four interviews (semi-structured, in-depth, and collective) were applied to women producers or marketers of viche as a data collection technique. Similarly, a qualitative analysis was conducted using Atlas.Ti software made it possible to glimpse the relationship between the women's empowerment process and the development of their community. From the above, it was possible to determine that cultural practices, such as the production of viche, contribute to the mobilization and transformation of the communities. Likewise, the role of women is represented in this productive process.

Keywords: Community development, empowerment, black women, viche.

Introducción

La región del Pacífico colombiano está conformada por los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, y representa aproximadamente el 15 % de la población nacional (Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2018). A pesar de que el territorio se caracteriza por contar con una diversidad étnica, cultural, económica y ambiental (Garizado-Roman et al., 2019), presenta diferentes problemáticas de índole social, producto del conflicto armado, el abandono estatal y la corrupción, convirtiéndola en una región geográficamente aislada, económicamente marginal y culturalmente atrasada, en relación con el resto del país (Asher, 2018). Cabe mencionar, que gran parte de la zona está constituida por comunidades afrodescendientes o negras, siendo uno de los grupos más vulnerables a nivel socioeconómico y étnico en Colombia (Restrepo, 2001).

Durante el conflicto armado interno entre el Gobierno colombiano y los grupos armados ilegales, principalmente en la región Pacífica, se han perpetrado masacres, violencia sexual, secuestros y desapariciones forzadas que afectan a las comunidades rurales, especialmente, a las comunidades negras, por lo que se estima que más del 38 % de esta población ha padecido de manera desproporcionada los efectos del conflicto (Hernández-Delgado, 2009; Güiza-Suárez, L. et al., 2016; Hernández-Delgado, 2014; Oslender, 2004).

Esta situación se ha convertido en el desencadenante de desplazamientos masivos, sobre todo de la población femenina, a zonas urbanas en diferentes municipios de Colombia, llegando a experimentar afectaciones socioeconómicas, como la precariedad laboral y el racismo (Palacios y Mondragón, 2021). A partir de lo anterior, la población negra y sus formas organizativas, como son los consejos comunitarios y las asociaciones, han resistido en defensa de su autonomía étnica y territorial, luchando en contra de las vulneraciones de sus derechos humanos, tanto individuales, como colectivos (Luna-Gómez, 2017).

Por otra parte, el escenario de postconflicto, producto de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y las guerrillas de las FARC-EP, ha impulsado los procesos de reparación colectiva de las comunidades negras, afrocolombianas y raizales, víctimas del conflicto armado interno (Echavarría-Rentería & Hinestroza-Cuesta, 2018), condicionando diversos retos y desafíos, entre estos, los derivados del reconocimiento de la mujer como principal víctima y las apuestas necesarias para superar sus condiciones de inequidad y vulnerabilidad (Gobierno Nacional de Colombia, & FARC-EP, 2016). Es de resaltar que los efectos de la violencia en Colombia fueron diversos entre las mujeres según su localización geográfica, en donde aparecen como principales afectadas las mujeres indígenas, negras y campesinas sobre todo en contextos rurales (Comisión de Verdad y Memoria de Mujeres Colombianas, 2013).

Las mujeres negras provenientes de zonas rurales han mantenido sus prácticas culturales, convirtiéndolas en una fuente de ingresos para sus familias y comunidades, además han gestado procesos de movilización para lograr reconocimiento, autonomía y condiciones de vida digna (Lamus-Canavate, 2009). Es pertinente destacar que la vocación vichera de las comunidades negras del litoral reposa, principalmente, en manos de las mujeres y que se desenvuelve en un entorno familiar en donde predomina la matrifocalidad, siendo la mujer/madre el centro y cabeza de la estructura familiar, tanto en procesos de crianzas, como en la gestión de la economía doméstica (Meza, 2013).

Lo anterior, tiene una justificación desde el conflicto armado interno, debido a que los hombres presentaron cifras superiores en violencia relacionada con ejecuciones individuales y desapariciones forzadas, 57 % en relación con el 28 % en mujeres (Comisión de Verdad y Memoria de Mujeres Colombianas, 2013); afectando así la estructura íntegra de la familia.

Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó en el año 2015, la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, en donde se plantearon 17 objetivos con 169 metas, que buscan equilibrar la sostenibilidad medioambiental, económica y social (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2015). De esta manera, se destaca el objetivo número cinco, igualdad de género, que pretende poner fin a las formas de discriminación contra mujeres y niñas, como también, garantizar los derechos igualitarios y el empoderamiento para promover el desarrollo económico a nivel mundial (CEPAL, 2016).

Asimismo, se ha identificado una escasez de estudios relacionados con el empoderamiento de las mujeres negras en el contexto colombiano (Velásquez et al., 2017), más específicamente, en la región Pacífica. Por lo que es importante, a través de esta investigación, analizar el empoderamiento de las mujeres negras vicheras en relación con el desarrollo de las comunidades afrodescendientes del Pacífico colombiano, para así visibilizar procesos de resistencia frente a continuos escenarios de violencia.

De esta manera, abordar el estudio desde el análisis de las mujeres productoras o comercializadoras de viche/biche en el Pacífico colombiano (se les denomina vicheras), hace parte del compromiso por apreciar el entendimiento y saber ancestral de una comunidad empoderada, debido a que, el proceso de empoderamiento permite que estas mujeres puedan actuar tanto en el escenario personal como colectivo. Cabe mencionar, que este tipo de prácticas culturales contribuyen a transformar e incentivar el desarrollo económico y social de las comunidades negras de la costa Pacífica, como también a reconocer el empoderamiento de las mujeres que han resistido a la violencia y han promovido la identidad colectiva desde una apuesta regional.

Por consiguiente, la investigación se divide en 5 apartados incluida la presente introducción. En el segundo apartado se exponen los soportes teóricos que sustentan el estudio. En el tercer apartado se evidencia la metodología de la investigación, conformada por las técnicas de recolección de información y participantes, como también, el análisis de contenido llevado a cabo por el software Atlas.Ti. En el cuarto apartado se definen los principales hallazgos del estudio. Finalmente, se plantean las discusiones y conclusiones.

Revisión teórica

Los orígenes del concepto empoderamiento se enmarcan en los aportes de Paulo Freire en Brasil (Orsini, 2012) y el movimiento negro de los derechos civiles en Estados Unidos (de los Ríos, 1998). El primer enfoque que se dio a este concepto parte del reconocimiento de las relaciones de poder, además de los mecanismos de opresión que invisibilizan a la mujer (Bentancor, 2011); sin embargo, en cada disciplina y área de conocimiento el concepto se ha abordado desde otros enfoques dando espacio a un sin número de definiciones (Young, 2000).

El empoderamiento ha estado versado durante los últimos años por perspectivas de género, en las cuales se ha examinado el papel de las mujeres en el trabajo y en otros escenarios sociales y políticos, evidenciando algunas barreras de ingreso, exclusión y marginalización (Corpas-Figueroa, 2018; Sosme-Campos & Casados-González, 2016; Truth et al., 2012; Viveros-Vigoya, 2016). Desde ahí, es posible aproximarse a las experiencias de las mujeres, como un fenómeno social, histórico y cultural, ya que han estado subordinadas en sistemas patriarcales y falocéntricos, que han situado su quehacer social en las actividades relativas al hogar. Estos discursos buscan jalonar los procesos de emancipación y transformación de las mujeres en la esfera social y desnaturalizar los roles sociales que las oprimen, subyugan y limitan.

Así pues, para el desarrollo de esta investigación se aborda la perspectiva de género por ser una propuesta que busca analizar el empoderamiento de las mujeres negras vicheras; se habla de la equidad de género desde un resultado al que se espera contribuir porque el proceso desarrollado les permitió a estas mujeres ser conscientes de los mecanismos de presión a los que se han visto sometidas. De ahí que, reconocer los procesos de empoderamiento de las mujeres no solo ayudan a fortalecer el proceso en sí mismo, sino que contribuyen a que las mujeres adquieran más poder en la medida que logran el apoyo de diferentes actores que desconocían el proceso y que terminan siendo promotores de cambios y de transformación social (Cano-Isaza & Arroyave-Álvarez, 2014).

El anterior discurso ha cobrado importancia en el ámbito social y comunitario, teniendo en cuenta que este tipo de procesos conllevan alianzas y trabajo mancomunado que permiten la realización de metas y expectativas no solo individuales sino colectivas, además de crear una comunidad satisfecha y comprometida con el mejoramiento de las condiciones de vida y el progreso para las nuevas generaciones (Vera & Ávila, 2009).

El proceso de empoderamiento impulsa cambios en la cultura y en los imaginarios sociales sobre la interacción de la mujer en el poder (Bentancor, 2011; Cano-Isaza & Arroyave-Álvarez, 2014; Orsini, 2012). De esta manera, Young (2000) plantea que para el feminismo el empoderamiento involucra “una variación extremista de los procesos y construcciones que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género” (p. 105) o sea que debería existir cualquier proceso de superación de la desigualdad de género y propone además que “la falta de poder no solo impide que esos que carecen de poder logren localizar en la agenda sus solicitudes, sino que, a menudo hace imposible la articulación de estas demandas” (p. 107).

No obstante, a partir de los aportes de Freire (1972), se reconoce que el empoderamiento promueve procesos por medio de los cuales los oprimidos se liberan de las construcciones que limitan su colaboración social, intelectual y política desarrollando una conciencia crítica, que integra la verdad y la capacidad de tomar decisiones. Este concepto también se vincula con una nueva idea de poder con base en relaciones sociales más democráticas y en el fomento del poder compartido integrando el desarrollo comunitario, poder en el cual hombres y mujeres permitan integrar lo micro y lo macro, lo privado y lo público, lo benéfico y lo reproductivo, lo local y lo global; para mejorar de esta forma las relaciones sociales de las generaciones presentes y futuras (Balcázar, 1998).

Por lo tanto, reconocer los tipos de poder posibilita establecer el alcance del empoderamiento. En aquel orden de ideas, Carmichael & Hamilton (1968) introducen el término poder negro, y lo definen como “un denominado para que la población negra se una, acepte su herencia ancestral y construya cualquier sentido de sociedad. Es cualquier denominado para que la población negra inicie a conceptualizar sus propias metas, a vincularse y apoyar a sus propias organizaciones” (p. 111).

Según Rowlands (1997), se tienen la posibilidad de evidenciar diversos tipos de poder: (1) Poder sobre: capacidad de cualquier actor para dañar los resultados aun en oposición a los intereses de los otros y existe cualquier dominio explícito o implícito. (2) Poder para: tipo de poder creativo o facilitador que abre modalidades y ocupaciones sin dominación generando potencialidades humanas y conlleva a actuar libremente en una situación compartiendo el poder. Movilización para el cambio. (3) Poder con: cualquier poder que se realiza en colectivo e involucra cualquier trabajo sinérgico, como la solidaridad y las alianzas. (4) Poder que sale de adentro o poder interior: poder que nace del mismo ser y no es dado, involucra una elección de cada persona.

Sin embargo, surge además el poder invisible, como una forma de poder que se manifiesta dentro del poder sobre, e involucra no tomar elecciones, dejar de hacer algo, no refutar, o sea que el poder podría ser de dominación implícita o explícita. De esta forma, la coerción, la manipulación, la información sesgada o falsa son espacios del poder sobre caracterizados por no permitir el surgimiento del problema abierto (Young, 2000). La diferencia entre el poder sobre y el poder invisible se manifiesta en que, en el primero existe una relación de autoridad que es fácil de establecer, es explicita dentro de unos patrones y conductas, mientras que en el segundo esta relación no es fácil de ver.

De ahí que, la visión de empoderamiento aquí trabajada implica entender que no solo se trata de que las mujeres tengan autonomía e ingresos, es necesario que ellas mismas puedan reconocer las estructuras de poder y mecanismos de opresión para hacer frente a la situación y, de manera individual y colectiva, promover cambios que contribuyan al desarrollo de las comunidades afrodescendientes del Pacífico colombiano.

Así pues, se puede articular el desarrollo comunitario con el empoderamiento considerando los aportes de Freire (1972), en donde se concibe como una clara intención política por transformar las condiciones opresoras de la realidad actual e implica que los sujetos populares se construyan, se fortalezcan y reconozcan su capacidad de protagonismo histórico. De ahí que, en esta investigación, se definirá el desarrollo comunitario como el proceso de transformación social que implicará el reconocimiento de las prácticas colectivas emancipadoras que propendan, en este caso, por el desarrollo de las mujeres productoras de viche y su comunidad.

Metodología

Esta investigación ha sido abordada desde el enfoque de la investigación cualitativa, centrándose en las experiencias de mujeres vicheras, permitiendo reconocer el entorno en el que han desarrollado su labor, así como sus propias percepciones sobre un tema. Además, pretende darle significado a los diferentes fenómenos sociales que se identifican en el contexto (Aktouf, 2001; Denzin & Lincoln, 2012; Pérez, 2005), logrando evidenciar realidades, dinámicas sociales y relaciones entre los diferentes sujetos que permiten comprender el sentido que da forma y contenido a los procesos sociales asociados a las actividades de las mujeres.

Técnicas de recolección de información y participantes

Se utilizó como técnica para la recolección de la información la entrevista, que busca entender el mundo desde el punto de vista del sujeto. Según Aktouf (2001), la entrevista se puede definir como un proceso de comunicación verbal que permite recoger información relacionada con los objetivos establecidos en el marco de una investigación. A continuación, se explican los tres tipos de entrevistas que se usaron en el presente estudio: (1) entrevista semiestructurada, conformada por preguntas planeadas, las cuales se adaptan o ajustan al entrevistado con el objetivo de reducir el formalismo; (2) entrevista en profundidad, que se encarga en adentrarse y detallar las perspectivas, experiencias o vivencias relevantes del entrevistado; y (3) entrevista colectiva, que permite obtener información de dos o más entrevistados a la vez (Díaz-Bravo et al., 2013).

Se aplicaron 44 entrevistas en total, entre el año 2019 y 2020: 39 entrevistas semiestructuradas, tres (3) entrevistas en profundidad y dos (2) entrevistas colectivas a mujeres vicheras en las localidades de Puerto Tejada, Santiago de Cali y Triana - Buenaventura (tabla 1). Las entrevistas realizadas en el municipio de Santiago de Cali se llevaron a cabo en el marco del Festival de Música Petronio Álvarez (FMPPA), edición XXIII (del 14 al 19 de agosto de 2019), el cual se ha posicionado como un espacio de encuentro de la cultura afrocolombiana. En ese sentido, las entrevistas se grabaron en audio con el consentimiento de los participantes y posteriormente fueron transcritas utilizando el lenguaje expresado por las mujeres entrevistadas.

Análisis de la información

Para el procesamiento de la información se ha empleado el software ATLAS ti, diseñado por Thomas Muhr, el cual permite analizar e interpretar información de investigaciones cualitativas, por lo que su uso se ha extendido a las ciencias sociales (Soratto et al., 2020). De igual manera, esta herramienta se puede asociar con los procedimientos de análisis de contenido y las relaciones que se crean en el proceso están basadas en la decisión del investigador, dado que el software no realiza un análisis de datos automatizado (Friese, 2019).

Análisis cualitativo

Rodríguez-Sabiote et al. (2005) establecen que el análisis cualitativo cuenta con varias fases: (1) La fase de preanálisis: a través de la cual se realiza una lectura completa de los datos que hayan sido transcritos, permitiendo al investigador identificar la información útil para comprender el fenómeno de estudio. (2) La fase de exploración material: cuyo objetivo es comprender el texto y consiste en operaciones de codificación, descomposición o numeración, en pocas palabras, transformar los datos textuales. (3) La fase de interpretación: que permite al investigador determinar los resultados significativos del estudio. De esta manera, las respuestas de las entrevistas se procesaron a partir de la codificación de tres categorías de análisis:

Empoderamiento económico: capacidad que tienen las mujeres vicheras para generar ingresos que les permitan satisfacer sus necesidades y proyectar un futuro con condiciones dignas para ellas y sus familias.

Empoderamiento colectivo: capacidad que tienen las mujeres vicheras para trabajar de manera colectiva, proponer proyectos y actividades que propicien espacios en donde puedan ejercer acciones de liderazgo.

Desarrollo comunitario: capacidad que tienen las mujeres vicheras para generar soluciones a los problemas que les afectan a sí mismas y a la comunidad afrodescendiente del pacífico.

En la tabla 1, se resumen los aspectos metodológicos del estudio y se detallan las categorías y subcategorías de análisis.

Tabla 1
Aspectos metodológicos
Aspectos metodológicos
Fuente: elaboración propia a partir de lo propuesto por Bedoya-Dorado & Maca-Urbano (2020).

Resultados

Características de los participantes del estudio

La edad promedio de las productoras y comercializadores es 45 años, el número mínimo es 18 y el máximo 72; la actividad es realizada, principalmente, por mujeres mayores, sobre todo en la producción, no obstante, en la comercialización participan mujeres más jóvenes.

Procedencia de las vicheras
Figura 1
Procedencia de las vicheras
Fuente: elaboración propia

De acuerdo con la figura 1, la producción de viche se da principalmente en la región Pacífica. Dentro de los municipios, parte del proceso productivo difiere según las características de la zona, aunque por el desplazamiento de la población han llegado a otras zonas e incluso ciudades, como es el caso de la Cali y Bogotá en donde han llevado la tradición a través de diferentes derivados del producto. A continuación, en relación con la pregunta ¿qué representa el viche para usted? Se obtiene la figura 2.

Nube de palabras representación del viche para las vicheras
Figura 2
Nube de palabras representación del viche para las vicheras
Fuente: elaboración propia

Como se aprecia en la figura 2, las palabras que más resaltan aparte de viche son Pacífico, licor, cultural, ancestral, artesanal, patrimonio, tradición entre otras. Se puede apreciar que la percepción en relación con la bebida está muy relacionada con la cultura, una bebida que hace parte de la tradición de la comunidad y que además constituye el principal ingrediente para preparar bebidas medicinales. En relación con lo anterior se presentan algunos fragmentos de entrevistas:

El viche es resistencia, es ancestralidad, es tradición, el viche simbolizó la posibilidad de conspirar en el proceso de colonización. Muchos de nuestros ancestros (abuelos y abuelas) se inspiraron tomando viche, candelazo, y gestaron muchas luchas libertarias. El viche es salud, es vida, porque ha permitido que se sane, que se cure, que se traiga la vida y que se despida la vida. (Comunicación personal, participante 9; mujer productora y comercializadora)

Las vicheras, se encuentran asociadas a espacios de participación que les dan la oportunidad de movilizar acciones en pro de un cambio positivo para la comunidad, tal es el caso del FMPPA, que año tras año representa el saber ancestral detrás del viche y sus derivados. Lo anterior, es evidencia de un proceso de empoderamiento colectivo e incluso individual; en palabras de las productoras:

Desde Asoviche y desde el colectivo de viche del Pacífico se habla de tres cosas: (1) la patrimonialización del viche, los derivados y los saberes, (2) la legalización vía denominación de origen o marca colectiva del viche y los derivados, y (3) lo que tiene que ver con la siembra de la caña de azúcar, transformación de la caña para la producción del viche, mercadeo y comercialización […] es decir, inalienable, es que no se le puede dar a nadie que no pertenezca a la comunidad que tiene ese derecho salvaguardado; inembargable, porque yo no puedo empeñar eso; imprescriptible, es que siempre va a estar, y en ese sentido se tiene claro que la discusión con el Estado, la formalidad del Estado que se ve reflejada en la norma tiene que verse reflejada en el marco normativo que los hace un grupo étnico diferenciado, es decir, la ley 70. (Comunicación personal, participante 18; mujer productora y comercializadora)

A continuación, se describen los hallazgos en relación con cada una de las categorías de análisis.

Empoderamiento colectivo

Esta categoría se evidencia en la medida que las entrevistadas hacen alusión a la unión que existe entre la comunidad productora, llegando a compartir los utensilios que utilizan para destilar la bebida: “A veces una necesita un galón y no tiene, va a donde la otra y le presta, [...] así hacemos aquí, somos unidas entre las vicheras [...]” (comunicación personal, participante 10; mujer productora y comercializadora). Por otro lado, las comercializadoras tienen un acuerdo para la venta del producto que tratan de mantener en equilibrio: “No podemos vender unos más caros u otros más baratos [...] porque no podemos hacernos como el contrapeso” (comunicación personal, participante 2; mujer productora y comercializadora).

Además, las vicheras más adultas y experimentadas transfieren su conocimiento a las personas más jóvenes de la comunidad o a aquellas que hacen parte de su vínculo familiar: “pues aquí, antes todos sacaban su viche y lo vendían, pero yo empecé a enseñarles a unas, pues me preguntaban y yo les decía cómo se preparaba [...]” (comunicación personal, participante 4; mujer productora y comercializadora).

Asimismo, las comercializadoras tienen presente la importancia de la bebida para la comunidad y reconocen la necesidad de un trabajo cooperativo para que se establezcan relaciones de ganar-ganar, por lo que una de las entrevistadas comentó:

Para las comunidades de muy escasos recursos que viven de esto, pueden lograr una manutención literalmente estable comercializando sus productos [...] mi familia hasta ahora no es productora, ni destiladora de viche. Nosotros adquirimos el viche de una familia destiladora, le pagamos a esa familia por una galoneta de doscientos mil pesos por su trabajo y su costo, su calidad y todo [...]. (Comunicación personal, participante 3; mujer productora y comercializadora)

Cabe resaltar, que, en el proceso productivo, participa e interactúa la familia, amigos o personas cercanas a la misma: “El que corta la leña para cocinar el guarapo es uno, el que la raja es otro, los que están en la molienda son unos, los de la destilación son otros. Son familias [...]” (comunicación personal, participante 12; mujer productora y comercializadora).

Por otra parte, las comunidades vicheras enfrentan retos que las llevan a plantearse estrategias para mantener esta actividad económica, considerándose como primordial la unión de todos los productores para que la tradición no se pierda: “Unirnos más como productores [...] para que las cosas se nos hagan más fácil, con el transporte, realización de los eventos, que haya más unión entre los vicheros, entre los expositores [...]” (comunicación personal, participante 19; mujer productora y comercializadora). “Avanzar en crear órganos dentro de nuestras comunidades que puedan avanzar en la construcción de leyes que nos permitan conservar los saberes, pero también postularnos o proponer al gobierno la apertura de proyectos [...]” (comunicación personal, participante 33; mujer productora y comercializadora).

Empoderamiento económico

A través de esta categoría se aprecia como la producción de viche se convierte en la principal fuente de ingreso para estas mujeres y sus familias, e incluso comunidades enteras (hombres y mujeres) se dedican a esta actividad productiva, por ello una de las productoras planteaba que:

El viche es un es un medio de trabajo que nosotros las comunidades negras utilizamos para, o sea, mejorar nuestros ingresos económicos y también es como un producto natural del pacífico que también nos sirve ¿qué le digo? como una estrategia para trabajar mejor la caña de azúcar y todo eso, darla a conocer. (Comunicación personal, participante 43; mujer productora y comercializadora)

Así mismo, esta actividad productiva se considera la principal fuente de ingresos de estas comunidades, tal como lo menciona la siguiente entrevistada:

En mi familia, en el caso de las bebidas autóctonas, el porcentaje que viene de las bebidas es más o menos un 80 %, el otro 20 % de las actividades que realiza mi mamá como comerciante independiente. Nos ayuda a una mejor calidad de vida, nos genera un ingreso adicional y nos ayuda a solventar nuestros gastos. (Comunicación personal, participante 27; mujer productora y comercializadora)

Cabe resaltar, que la producción y comercialización del viche en estas comunidades se da durante todo el año: “Yo vivo del viche y de mis bebidas, porque yo en mi casa durante el año usted va y me pregunta y yo mantengo bebidas a toda hora” (comunicación personal, participante 11; mujer productora y comercializadora).

Para algunas mujeres vicheras, esta actividad económica representa un logro, debido a que los ingresos pueden llegar a representar autonomía: “Uno ya sabía que sacando el viche tenía plata [...] yo destilé, saqué un galón de viche, tengo la alegría que en ese tiempo valía el galón $8.000 [...]” (comunicación personal, participante 9; mujer productora y comercializadora).

Además, existe una relación cultural muy fuerte en la cual en palabras de ellas:

Como licor propio de Colombia, autóctono, el viche, entonces creo que es una ventana para que se empiece a mostrar lo bueno que tiene el Pacífico y lo bueno que es el viche, porque es un viche que es puro, que tiene un sabor muy especial y que puede ser una ventana para generar más empleo, para apoyar a los microempresarios [...]. (Comunicación personal, participante 25; mujer productora y comercializadora)

De igual manera, las relaciones que se establecen alrededor de la bebida evidencian principios de cooperativismo: “Yo creo que deja una rentabilidad interesante para nosotros los productores y el que lo comercializa [...] y eso es importante, por lo menos lo más importante diría yo, es la economía de una familia” (comunicación personal, participante 41; mujer productora y comercializadora).

La producción de viche constituye una actividad que se realiza artesanalmente, por eso el lugar de producción son los hogares de las personas: “Yo por lo menos en mi casa vendo de todo, casi la mayoría, porque cuando empecé a vender eso del viche no era famoso en Cali, porque nosotras empezamos a vender en los cristales [...]” (comunicación personal, participante 5; mujer productora y comercializadora).

Por otro lado, el viche es una actividad económica que perdura en el tiempo: “Hace muchos años las personas mayores de eso vivían, de destilar el viche” (comunicación personal, participante 9; mujer productora y comercializadora). Los derivados del viche tienen un uso específico, por lo tanto, se les puede establecer un precio mucho más alto en el mercado, considerando que se le da un valor intangible: “La más cara son las que yo preparo para las mujeres que quieren tener familia que son propias, mínimo 200, 300, hasta 500 mil pesos me han dado por una garrafa” (comunicación personal, participante 19; mujer productora y comercializadora).

Así pues, el FMPPA, es uno de los espacios más importantes para la cultura afrocolombiana, ya que se ha constituido como uno de los festivales más reconocidos a nivel de Latinoamérica, y como una plataforma de promoción de diferentes bienes de consumo cultural, entre los que se destaca el viche.

En relación con lo anterior, se puede afirmar una dinamización de la economía para todos los actores, porque el beneficio no es solo individual sino colectivo:

Yo tengo a mi cuñado que hace viche [...] pero entonces les da mucho trabajo a las personas, porque a través que él saque el viche mete muchos obreros [...] por lo menos en cuanto a traer el viche se benefician mucho los transportadores, lo que es Transipiales, Cootranar, super taxis. (Comunicación personal, participante 42; mujer productora y comercializadora)

De esta manera, queda en evidencia el potencial económico del viche para la generación de ingresos, no solo para las mujeres productoras sino la comunidad en general, que de una u otra manera se ven vinculadas en la logística y comercialización. Asimismo, es importante que los productores se adapten a las dinámicas actuales del mercado e innoven en los diferentes eslabones productivos del viche: “Pues ahoritica que estamos en esto que el viche se ha vuelto famoso, ahoritica me están diciendo todo lo que se debe de coger la técnica, innovando [...]” (comunicación personal, participante 16; mujer productora y comercializadora).

Cabe mencionar, que las mujeres vicheras están utilizando medios de comunicación alternativos para dar a conocer sus productos y generar mayores ventas: “Tenemos redes sociales [...] por WhatsApp, por Facebook, donde quiera, se pueden comunicar con nosotros, también, tenemos servicio a domicilio, trabajamos todo el año [...]” (comunicación personal, participante 35; mujer productora y comercializadora).

En conclusión, las actividades asociadas a la producción y comercialización del viche y sus derivados generalmente están en manos de las mujeres quienes juegan un papel principal en la transmisión del oficio entre generaciones y la disposición de la caña en la región permite la destilación de viche durante todo el año, además llama la atención que en las entrevistas las mujeres planteaban que:

El viche aquí es un tema de mujeres, porque es de cocina, porque si nos hiciéramos un viche a partir de la caña ahí sí traía a los hombres a ayudar, porque traen la caña, hay que molerla, pero como es de panela quedan fuera del proceso y ese trabajo pesado ya no existe, ya es un trabajo de cocina que lo hacen las mujeres. (Comunicación personal, participante 13; mujer productora y comercializadora)

La familia, el papá con la mujer, si tienen hijos que tienen edad para ayudar. Es un proceso muy arduo y se requiere de acompañamiento, porque no se puede hacer solo. Por lo general en el campo las mujeres antes, ahora también hay hombres. Los hombres ayudan a cargar la caña y algunos ayudan en el proceso de moler, porque se necesita fuerza. (Comunicación personal, participante 43; mujer productora y comercializadora)

Desarrollo comunitario

Las comunidades del Pacífico colombiano han configurado diversas prácticas culturales que son reconocidas como pertenecientes a la cultura tradicional. La cultura tradicional es el sustento en el que se configura la cosmovisión mediante la cual un pueblo se identifica ante el mundo. Por ello, del entramado de estas prácticas culturales emergen las manifestaciones y representaciones con que los sujetos y colectivos se representan en el mundo.

El viche tiene diferentes tipos de uso, en contexto de ocio, diversión y a nivel de tradiciones medicinales, en palabras de las productoras: “Las curadas sirven para remedio [...]” (comunicación personal, participante 23; mujer productora y comercializadora). De igual manera, el consumo de la bebida es una tradición muy arraigada a la maternidad y la necesidad de ser madres: “Mi mamá prepara una botella hasta para que las mujeres tengan hijos [...]” (comunicación personal, participante 12; mujer productora y comercializadora).

Ese aspecto cultural de la bebida es un gran incentivo para la promoción de las ventas, porque se convierte en un atributo intangible que las personas están dispuestas a pagar: “Yo por lo menos vendo más curao y el chuco, que es una bebida de puras plantas medicinales, yo preparo purgante para las mujeres que quieren tener hijos” (comunicación personal, participante 11; mujer productora y comercializadora).

Las comunidades tienen claro que deben conservar las costumbres y tradiciones, que dependen en gran medida de la transferencia del conocimiento: “Por lo menos en diciembre aquí tomamos mucho curado, viene la gente por curado, porque han escuchado la tradición y que el viche no le da el malestar que le da el aguardiente blanco y que le da el ron [...]” (comunicación personal, participante 6; mujer productora y comercializadora).

Cabe resaltar, que el viche fue traído del continente africano:

Así como las parteras, opino que deberían de ser proclamado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, porque no solo es aquí en Colombia, en la comunidad del Pacífico que este se produce, también tú vas al Congo, vas a Kenia, vas a cualquier parte de África, Sudáfrica y África del Norte y tú vas a encontrar grandes cantidades en producciones exageradas de viche [...]. (Comunicación personal, participante 12; mujer productora y comercializadora)

De igual manera, es una práctica que une a las familias: “Eso yo lo hago con mi esposo y mis hijas, cada una trabajamos así en su casa, así que a veces una necesita un galón [...] somos unidas entre las vicheras pues” (comunicación personal, participante 11; mujer productora y comercializadora).

Es importante resaltar también que el viche es símbolo de resistencia y lucha de las comunidades negras:

El viche para mí y para mi comunidad es algo que es muy necesario porque esta es la marca de nuestra identidad. En la época de la esclavitud, el licor que nosotros consumíamos era ese, porque a los esclavos no nos dejaban tomar su vino los esclavizadores [...]. (Comunicación personal, participante 29; mujer productora y comercializadora)

En palabras de las mujeres, se evidencian procesos de marginalización y exclusión hacia los productores, “la producción en el trapiche ha mermado por el conflicto armado” (comunicación personal, participante 43; mujer productora y comercializadora).

Nosotros teníamos que irnos monte adentro y sacar el viche o sino la madrugada, o, si por lo menos le cogía el día y venia la policía, tenían que coger su galoncito y correr para el monte, porque el que cogían se lo botaban, se lo decomisaban o lo llevaban preso; en ese entonces era eso así. (Comunicación personal, participante 3; mujer productora y comercializadora)

Discusión

El proceso de empoderamiento de las mujeres productoras y comercializadoras de viche contribuye en la movilización de transformaciones y construcciones sociales relacionadas a la producción y el consumo. En el caso de la producción, el rol de las mujeres es uno de los más representativos en el proceso productivo, y en cuanto al consumo este se desarrolla, principalmente, en espacios de interacción y construcción social como son las fiestas y ritos. Así pues, es un empoderamiento de tipo colectivo, porque los productores y comercializadores de la bebida pertenecen o se identifican con un grupo social particular (colectividad, comunidad) y la práctica se transmite principalmente de generación en generación como un legado, tradición cultural o parte de su memoria colectiva.

Por otro lado, en términos económicos, el proceso de empoderamiento de las mujeres productoras y comercializadoras de viche se representa en la generación de ingresos para las familias productoras del Pacífico. Por ello, se destaca el valor simbólico de la bebida, derivado de su significado social y de su función como referente de tradición, memoria colectiva e identidad. Por esta razón, puede llegar a ser valorada como un activo social que debe ser conservado, transmitido y protegido.

Asimismo, la reivindicación del viche como patrimonio colectivo hace parte de un proceso de movilización social liderado por mujeres productoras y comercializadoras de las comunidades étnicas, además representa un nuevo episodio en el reconocimiento de los derechos colectivos de las comunidades negras en Colombia. La destilación de viche es un saber ancestral de profundo arraigo en las prácticas cotidianas, sobre todo de las comunidades rurales que han sido afectadas por el conflicto armado, y es la principal actividad económica desarrollada por las comunidades negras del Pacífico en los territorios colectivos, con un alto nivel de maestría tradicional; además de favorecer el desarrollo del enfoque de género por ser una actividad desarrollada, principalmente, por mujeres.

Se encuentra que este tipo de cultura no consiste solo en una división de papeles entre mujeres y hombres, sino en una forma de organización de la sociedad atribuyendo significados, posiciones sociales, responsabilidades según lo tradicionalmente establecido por los intereses dominantes, por ello las mujeres productoras se posicionan en un rol en donde para la producción del viche el hombre es quien hace el trabajo de fuerza y la mujer se sitúa en la cocina.

En esta perspectiva, se busca una reconceptualización del género, no solamente como reafirmación de las diferencias específicas o de la igualdad entre mujeres y hombres, sino, como un principio de organización social, construido sobre el simbolismo de género que otorga significados a la realidad humana con una inferiorización y subordinación de lo femenino y que actúa como principio estructurante de las relaciones de poder. Entendiendo el poder no como una consecuencia natural de la masculinidad ni una posición institucional o formalmente establecida, sino en una concepción relacional del poder que es ejercido en las relaciones sociales en el sentido de dominación-subordinación.

Conclusiones

Finalmente, se recomienda que las investigaciones sobre los procesos de empoderamiento no solo queden en estadísticas y números, sino que permitan visibilizar los procesos que han llevado a que las mujeres tengan participación en diferentes espacios de la esfera social, lo que implica, por lo tanto, considerar las acciones políticas que orientan ese tipo de cambios.

Por ello, este estudio analizó el empoderamiento como una estrategia y un proceso que condujo a que las mujeres vicheras reconocieran la autonomía individual, la estimulación de la resistencia, la organización colectiva y la protesta mediante la movilización y la participación alrededor de la producción. De esta manera, se espera que, a través de esta experiencia investigativa, se pueda influenciar a otras mujeres para generar cambios sociales en su contexto, teniendo en cuenta que el empoderamiento no se entrega ni se transfiere, sino que surge de la intención y acción que llevan a cabo las personas por sí mismas y para el bienestar de otros.

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Notas

Cómo citar este artículo: Ibáñez-Quiñones, S. P., Anacona-Muñoz, A., & Arango-Pastrana, C. A. (2022). Mujeres negras vicheras: una mirada al empoderamiento en el Pacífico colombiano. Equidad y Desarrollo, (38), e1445. https://doi.org/10.19052/eq.vol1.iss38.6
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