Reseña
| Therborn G. Los campos de exterminio de la desigualdad (trad. de Lilia Mosconi, Johanna Malcher). 2016. México D.F., México. Fondo de Cultura Económica |
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Göran Therborn nos presenta en este lúcido y riguroso libro una reflexión necesaria y descarnada de las desigualdades actuales. Por una parte, el autor llama la atención respecto al relativo abandono que el tema tuvo en la sociología clásica y el lugar legítimo que se le ha venido otorgando recientemente. Por otra parte, subraya la inexistencia de esfuerzos en las ciencias sociales para dar cuenta del carácter multidimensional de la desigualdad y sus nefastas consecuencias. En cuanto a esto último, y en contraste con el extenso trabajo de autores como Picketty (2015) y Atkinson (2000), el libro de Therborn hace énfasis en la reflexión teórico-conceptual de las desigualdades, así como en sus consecuencias sociales.
Desde mi punto de vista, es un libro de considerable importancia teórica porque supera el enfoque estrecho que pone atención, exclusivamente, en la medición de la desigualdad a partir de los ingresos, para iluminar el abanico mucho más amplio de desigualdades sociales y procesos que promueven y mitigan la pobreza. Así, el punto de partida del libro es abordar la desigualdad en su carácter multidimensional, es decir, “poner el foco en la salud/enfermedad, en los grados existenciales de libertad, dignidad y respeto, así como en los recursos del ingreso, la riqueza, la educación y el poder. Bajo esta rúbrica, la desigualdad es concebida como “una violación de la dignidad humana porque deniega la posibilidad de que todos los seres humanos desarrollen sus capacidades” (p. 9).
El foco del libro es global y no se limita a los países desarrollados. Therborn comienza concentrándose en las consecuencias de la desigualdad. Se presentan ejemplos muy concretos de cómo es la vida cotidiana de las personas en diferentes países; también discute los macroefectos en términos de economía nacional, salud pública, confianza general, violencia, democracia y movilidad social. El ejemplo más llamativo de las consecuencias es que la desigualdad mata. Además, produce la polarización de la vida cotidiana, desperdicio y despilfarro de recursos, miedo a los demás, enfermedad y reducción de la esperanza de vida, entre otros fenómenos. Al leer este trabajo, queda muy claro cuáles son las consecuencias de la desigualdad y por qué es esencial reducir las diferencias entre clases sociales, entre los géneros y entre las naciones.
Pese a que el autor nos ofrece una amplia evidencia empírica para sustentar su argumento central respecto a que la desigualdad de estatus acorta la vida de los desigualados, quedan preguntas abiertas en torno a los mecanismos psicosomáticos que vinculan el estatus social con la salud y la longevidad.
Llama la atención que el autor haga referencia a la situación de Colombia para ilustrar la existencia de vastas diferencias entre las opciones de supervivencia infantil según sea el nivel educativo de la madre, el ingreso parental o la región. Así, advierte que en nuestro país (junto con algunos países africanos y la India) cien de cada mil niños mueren antes de los 5 años en el quintil más pobre de la población en comparación con el quintil más rico. Asimismo, para mostrar la desconfianza y el miedo a los demás que representa la división social generada por la desigualdad económica nos remite a la ciudad de Bogotá, donde aproximadamente un décimo de la población económicamente activa trabaja en el área de vigilancia y seguridad. Sin embargo, Therborn se queda corto en la referencia en torno a la desigualdad en Colombia, uno de los países más desiguales del mundo con un coeficiente de Gini de 0,55, luego de estimarse la riqueza de la población más acaudalada con base en los datos de pago de impuestos (CEPAL, 2016).
Adicionalmente, y sin hacer referencia explícita a nuestro caso, Therborn plantea un argumento central para quienes pretenden comprender la situación del país y de otros países de la región que comparten las mismas problemáticas: “la desigualdad se configura en un factor causal complejo de fenómenos tales como el narcotráfico, la fortaleza y el patrón del crimen organizado, las tradiciones de control social y la eficacia de los Estados” (p. 115).
La obra da cuenta de las formas en las que la sociología pueden contribuir a las discusiones sobre el tema de la desigualdad global. Así, al adoptar un enfoque más holístico, Therborn hace una reflexión en torno a los tipos de (des)igualdad y su producción. De esta forma, relaciona tres tipos de desigualdad: a) la desigualdad vital, que se refiere a la desigualdad socialmente construida entre las oportunidades de vida a disposición de los organismos vivos. El abordaje de esta desigualdad se realiza a partir de la evaluación de las tasas de mortalidad, la esperanza de vida, la morbilidad y otros indicadores de salud infantil; b) la desigualdad existencial, es decir, la asignación desigual de los atributos que constituyen a la persona, es decir, la autonomía, la dignidad, el grado de libertad, los derechos al respeto y al desarrollo de uno mismo; c) la desigualdad de recursos, que adjudica a los actores humanos recursos desiguales para actuar. Pese a que las tres dimensiones de la desigualdad interactúan y se entrelazan, el autor nos recuerda que son irreductibles unas a otras. No solo se refieren a distintas facetas de la desigualdad humana, sino que cada una tiene su propia dinámica y no siempre covarían.
En cuanto a la producción de las desigualdades, el autor plantea que estas se producen y sostienen socialmente como resultado de ordenamientos y procesos sistémicos, así como por la acción distributiva, tanto individual como colectiva. Estas últimas producen y mantienen desigualdades a través de cuatro mecanismos diferentes: a) el “distanciamiento”, b) la “explotación”, c) la “exclusión” y d) la “jerarquización”.
El libro nos presenta algunos patrones sistemáticos que se perciben en el mundo desigual de hoy. Así, nos muestra que los distintos tipos de desigualdad tienen una distribución mundial irregular. Respecto a esto último, Therborn muestra que pese a ciertos reveses y algunas exhibiciones denegatorias de la igualdad existencial entre los seres humanos, los logros obtenidos por el feminismo y los movimientos antirracistas a fines del siglo XX no corren peligro visible de quedar desbaratados. En otras palabras, subraya que en los países desarrollados ha habido un progreso considerable en la reducción de la desigualdad existencial (derechos de los homosexuales, por ejemplo). En contraste, la reducción de las inequidades vitales sigue siendo insuficiente, incluso en algunos países desarrollados. Llaman la atención estos contrastes en la dinámica de los tipos de desigualdad en la medida en que dejan claro que la reducción de la desigualdad existencial ha sido a costa del mantenimiento y, en la mayoría de los casos, del incremento, de las desigualdades vinculadas a los recursos (ingresos). Esto puede indicar que las élites del poder descubrieron que pueden continuar golpeando a los sindicatos y a los pobres, siempre y cuando se promuevan y logren progresos “gratuitos” en cuestiones de políticas de identidad y sin que se configuren movimientos sociales articulados en torno a las clases sociales que exijan cambios.
Respecto a los factores que explican el incremento en la desigualdad del ingreso, Therborn retoma el extenso e inacabado debate académico en torno al papel otorgado a las siguientes variables: la globalización, la tecnología y la política. Para el autor es necesario estudiar la tendencia actual hacia una creciente desigualdad del ingreso en las naciones ricas, de tal manera que permita identificar con precisión las dinámicas inmediatas en la cima y en la base, para después intentar relacionarlas con la dinámica mundial del capitalismo en el presente. Así, considera que los ingresos de la cima avanzan, en primer lugar, con los rendimientos del capital, no los rendimientos rentistas de hace diez años, sino el rendimiento del capital administrado -en fondos comunes de capital, por ejecutivos empresariales remunerados con acciones-; y, en segundo lugar, con las inversiones de capital que complementan los ingresos de las clases medias altas.
En síntesis, Therborn trae a primer plano la desigualdad, como uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo. Nos ofrece explicaciones respecto a sus raíces y elabora un análisis perspicaz de varias dimensiones de la desigualdad a partir de la combinación de desarrollos teóricos, fundamentación histórica y evidencia empírica. En efecto, es un trabajo que favorece una perspectiva comparativa y global. Cuando la desigualdad se incrementa, como sucede actualmente, y no puede ser ignorada por los científicos sociales, Therborn discute los significados de la desigualdad, identifica sus consecuencias perjudiciales, y nos muestra por qué deberíamos preocuparnos por la misma y buscar alternativas.
Es una reflexión muy interesante, pero también hay algunas debilidades. La reflexión teórica se queda corta y hubiese sido relevante que desarrollara más elementos en torno a los mecanismos que producen la desigualdad. Esta sección del libro es muy general y plantea más interrogantes que respuestas. Creo que se deberían haber presentado más ejemplos sobre los mecanismos de exclusión y jerarquización. Entiendo que ha sido decisión del autor introducir la reflexión en torno a los mecanismos de desigualdad a un nivel muy general y por lo tanto mantener su libro lo más compacto posible, pero hubiese sido pertinente profundizar en el tema. Sus visiones del futuro también parecen ser muy generales. Podrían haberse discutido y revisado algunas de las implicaciones políticas más concretas de las alternativas que plantea para superar las desigualdades
Referencias
Atkinson, A. & Bourguignon, F. (Eds.). (2000). Handbook of Income Distribution. Ámsterdam, North Holland: Elsevier.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2016). Panorama social de América Latina, 2015. Santiago, Chile: CEPAL.
Piketty, T. (2015). La economía de las desigualdades. Cómo implementar una redistribución justa y eficaz de la riqueza. Buenos Aires, Argentina: Siglo Veintiuno Editores
Notas