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Inclusión, equidad y mercado: ¿objetivos de la educación superior?

Inclusión, equidad y mercado: ¿objetivos de la educación superior?
Inclusão, equidade e mercado objetivos da educação superior?
Inclusion, equity and market,objectives of higher education?
Nómadas (Col), núm. 44, pp. 7-8, 2016
Universidad Central
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Inclusión, equidad y mercado: ¿objetivos de la educación superior?

Inclusão, equidade e mercado objetivos da educação superior?

Inclusion, equity and market,objectives of higher education?

Nómadas (Col), núm. 44, pp. 7-8, 2016
Universidad Central
Editorial

Los hechos lamentables, uno con impacto global, el otro con alcance local, acontecieron durante la edición de este número de la revista NÓMADAS: de una parte, el ataque a personas de la comunidad LGB-TI, muchas de ellas de origen latino y afrodescendiente,en un club de Orlando, Florida (Estados Unidos), que dejó medio centenar de fallecidos; y, deotra, el pronunciamiento “jurídico” en Colombia de una abogada, quien en nombre de una entidad gubernamental,responsabilizó y culpó delos hechos a la víctima deun brutal feminicidio ocurrido hace algún tiempo en Bogotá. En el primer caso, el detonante de la agresión fue la homofobia; en el segundo, el exabrupto se explica como producto del sexismo y la ignorancia, compartidos por buena parte de la sociedad.

La pobreza,la falta de oportunidades ylas profundas desigualdades económicas, sociales y culturales amplían cada vez más las brechasentre países ricos y pobres y entre norte y sur. Cientos depersonas mueren diariamente en el mundo, huyendo de la guerra, el hambre y las persecuciones étnicas y religiosas. Así mismo, el fundamentalismo religioso justifica la barbarie, el terror y el exterminio del otro, como prácticas de controly dominación de territorios, poblaciones y personas.

Ante el reto que constituye este panorama, los problemas que convoca el presente número monográfico interpelan la misión de la educación superior en la formación de jóvenes capaces de ejercer una ciudadanía global incluyente; de reconocer, comprender y respetar al “otro en su cultura”; y, sobre todo, de tener la capacidad para ponerse en el lugar de sus semejantes. La preocupación por la equidad, la igualdad de oportunidades, el reconocimiento y respeto de las diferencias, la diversidad y el multiculturalismo, en suma, la formación ciudadana para aprender a vivir juntos con los diversos en el mundo global es un asunto pendiente dentro de la calidad educativa y la excelencia científica, y no ha hecho parte de la acreditación exigida a las instituciones de educación superior (IES).

Por otra parte, la creciente mercantilización y masificación de la educación terciaria ha devenido en la denominada Universidad-empresa, la cual privilegia la ganancia y la renta y deja de lado la educación ciudadana, pluralista y democrática. La masificación o ampliación de coberturas no ha implicado universalización, y el acceso a la Universidad sigue siendo un privilegio del cual están excluidos la mayoría de jóvenes de los sectores pobres, de los grupos étnicos y del sector rural. Es cierto que el ingreso masivo a la Universidad ha favorecido a las mujeres, pero como consecuencia del orden de género existente, sus logros no se han traducido en igualdad y equidad salarial, mayor reconocimiento ni prestigio social; al contrario, cuanto más alto es su nivel de escolaridad, la brecha salarial tiende a aumentar. De igual forma, las demandas de igualdad e inclusión han dado paso a múltiples políticas y acciones afirmativas dirigidas a integrar a grupos excluidos, entre éstos, especial atención se ha dado a las minorías étnicas. No obstante, con frecuencia este tipo de acciones se limita a garantizar el acceso de jóvenes indígenas y afrodescendientes al sistema educativo, sin tener en cuenta sus contextos, conocimientos y necesidades culturales, lo que ha produce en los educandos desarraigo y crisis frente al modelo imperante.

La equidad y la inclusión no se pueden reducir a garantizar el ingreso de las personas excluidas ala educación, sin duda, éste es el primer paso, pero es insuficiente. La formación para la ciudadanía global requiere un cambio profundo de todo el sistema educativo, puesto que el aprendizaje para reconocer y respetar al “otro en su cultura” y a las personas en sus múltiples“posiciones de sujeto” debería empezar en los primeros años de vida; dejar este imperativo ético para el momento cuando los jóvenes ingresan a la Universidad puede ser demasiado tarde, sobre todo, si consideramos que el “verdadero choque de civilizaciones, es un choque dentro de la persona individual” (Nussbaum). Como nunca antes, y como consecuencia de las tecnologías de información y comunicación (TIC), en la actualidad estamos expuestos y en contacto inmediato con la enorme diversidad humana, es preciso entonces que la Universidad se ponga a la altura de los tiempos, para que pueda convertirse en un lugar privilegiado “para las comunicaciones interculturales” (Touraine).

Enun mundo donde el mercado ha desplazado al Estado, es urgente que este últimoretome el rumbo y cumpla con su función ética y social de garantizar los derechos,la equidad y la redistribución. En particular, el Estado debe asegurar elderecho fundamental a la educación como un bien sagrado para el desarrollo decapacidades que posibiliten el bienestar, la seguridad y la felicidad, así comola formación para la ciudadanía global. Ahora bien, para enseñar y aprender acomprender “al otro en su cultura”, será preciso adelantar procesos de formacióndocente para educar “profesores inclusivos”, incorporar la perspectivainterseccional en los programas curriculares de las disciplinas, realizer estudiosorientados a comprender las resistencias al reconocimiento del diferente y lasdificultades de la convivencia con los diversos. Por último, y muyespecialmente, se requiere voluntad política y decision tanto de las entidadesresponsables de formular políticas y velar por su ejecución, como de lasinstancias, órganos e individuos directivos de las IES. En un contexto de“crisis mundial de la educación”, de exacerbación de los fundamentalismos yodios raciales, étnicos y religiosos, que a su vez tienen consecuencias negativascontra las mujeres y las personas con orientaciones sexuales diversas, es elmomento para que la Universidad asuma una mirada reflexiva, y, por tanto, crítica de sí misma comoinstitución, y asuma la importancia que posee la formación multicultural en la educaciónde ciudadanos/as del mundo. Por supuesto, lo coherente es que el cambio empiecepor casa.

Dadala relevancia académica de la filósofa Martha Nussbaum y la estrechaarticulación de su conferencia, pronunciada al recibir el título Honoris Causa deDoctora en Filosofía otorgado por la Universidad de Antioquia (Colombia), conlas preguntas de estemonográfico, hemos considerado indispensable su presenciaaquí. Expresamos nuestro agradecimiento a los profesores Pablo Javier Patiño,Sara Yaneth Fernández y Luis Javier Londoño, quienes amablemente nos apoyaron con la gestión para autorizar lapublicación de la mencionada conferencia en este número de la revista.

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