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La Biblioteca Pedagógica y las orientaciones psicológicas de Ramón I. Cardozo
Jose E. Garcia
Jose E. Garcia
La Biblioteca Pedagógica y las orientaciones psicológicas de Ramón I. Cardozo
The Pedagogical Library and the psychological orientations of Ramón I. Cardozo
Tesis Psicológica, vol. 11, núm. 1, pp. 96-115, 2016
Fundación Universitaria Los Libertadores
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Resumen: El maestro Ramón Indalecio Cardozo es considerado, a un tiempo, uno de los precursores más importantes que tuvieron la pedagogía y la psicología en Paraguay. Junto a su importante labor como teórico y divulgador de los principios de la escuela activa durante cuatro decenios, escribió de manera extensa sobre muchos temas psicológicos. Cardozo, asimismo, fue Director General de Escuelas durante la década de 1920 e introdujo numerosas iniciativas institucionales, entre ellas la creación de una Biblioteca Pedagógica, en la que destacó una importante cantidad de libros de psicología, junto a obras de otras disciplinas asociadas. El propósito principal de este trabajo es analizar la estructura de volúmenes comprendida en la Biblioteca Pedagógica, como un medio para acceder al nexo entre el enfoque de Cardozo y la psicología, de la misma manera, identificar a los autores y textos que la componían. Se comparan las aproximaciones conceptuales de los teóricos integrados a la biblioteca y su respectiva asimilación en la obra de Cardozo. El artículo es un estudio contextualizado sobre las fuentes publicadas relevantes al problema. El método utilizado es de carácter histórico, descriptivo y crítico. Además, constituye una profundización de los aspectos psicológicos en la obra de Cardozo, por lo que mantiene un nivel de interés potencial para la psicología paraguaya y latinoamericana

Palabras clave:Ramón I. CardozoRamón I. Cardozo,recepción de teoríasrecepción de teorías,psicología en Paraguaypsicología en Paraguay,historia de la psicologíahistoria de la psicología.

Abstract: Ramon Indalecio Cardozo is considered one of the most important precursors who had the pedagogy and psychology in Paraguay. Together with his important work as a theorist and popularizer of the principles of the active school for four decades, he wrote extensively on many psychological issues. He was Director General of Schools during the 1920s and introduced numerous institutional initiatives, including the creation of an pedagogical Library, which highlighted a large number of books on psychology, alongside works by other associated disciplines. The main purpose of this paper is to analyze the structure of volumes included in the Pedagogical Library as a means to access the link between the Cardozo´s approach and psychology, in the same way, identify the authors and texts that composed. The conceptual approaches of integrated library and their respective assimilation in the work of theoretical Cardozo are compared. The article is a contextualized study published sourcesrelevant to the problem. The method used ishistorical, descriptive and critical. And also constitutesa deepening of the psychological aspectsin the Cardozo´s work, which maintains a levelof potential interest to the Paraguayan and LatinAmerican psychology.

Keywords: Ramón I. Cardozo, Pedagogical Library, recepción of theories, Paraguay psychology, history of psychology.

Carátula del artículo

La Biblioteca Pedagógica y las orientaciones psicológicas de Ramón I. Cardozo

The Pedagogical Library and the psychological orientations of Ramón I. Cardozo

Jose E. Garcia
Universidad Católica, Paraguay
Tesis Psicológica, vol. 11, núm. 1, pp. 96-115, 2016
Fundación Universitaria Los Libertadores

Recepción: 27 Junio 2015

Aprobación: 02 Julio 2015

Introducción

La trayectoria y obra del maestro paraguayo Ramón Indalecio Cardozo (1876-1943) pueden ser abordadas desde un par de ángulos complementarios. Uno es tomando en consideración el rol como pedagogo y enfocando las diferentes facetas que conciernen a su labor dentro de la educación paraguaya. Estas se inician con las actividades que cumplió en el plano más elemental de la enseñanza cotidiana de los niños y que le insumieron varios años de trabajo en su natal Villarrica y, luego, desde comienzos de la década de 1920, en algunos locales de Asunción, hasta asumir los deberes institucionales que le correspondieron como Director General de Escuelas entre 1921 y 1931. Todos los que han provisto escritos biográficos o evaluaciones críticas enfocadas sobre lo particular de su rol y aportes para la educación nacional, ya sea que se encuentren centrados específicamente en su trabajo como autor o en el contexto más am- plio de su lugar en la pedagogía nacional, lo reconocen como uno de los referentes centra- les para la modernización de la pedagogía en el siglo XX (Álvarez, 1989; Quintana de Horak, 1995; Uzcátegui, 1956). Introductor de los mé- todos activos en la didáctica, reivindicador de la importancia de promover la actividad del niño como artífice para su propia acción de aprendizaje y promotor de los trabajos manuales y el incentivo a la creatividad del alumno, Cardozo tuvo una especial aptitud para sintetizar todos los postulados fundamentales que definieron a la escuela activa, la dirección pedagógica surgida en Suiza a comienzos del siglo XX y que él re- presentó de manera muy distintiva en nuestro país. No solo fue un maestro de aula, en la es- cuela rural y en la ciudad, sino también un organizador, un planificador de acciones educativas revolucionarias y complejas. Cardozo reformó la educación nacional en diversas formas, no solo cambiando las directrices curriculares y los contenidos impartidos en los salones de clase, sino también la orientación y el espíritu de la educación. En Paraguay, pese a las décadas transcurridas y la posible caducidad de algunas de sus ideas, son muchos los que aún conside- ran sus propuestas como dotadas de indudable actualidad y relevancia.

La segunda faceta en el trabajo de Cardozo ata- ñe al uso de constructos psicológicos. En tal sentido, su papel en la historia de la psicología paraguaya ha sido examinado en repetidas ocasiones y en variados aspectos (García, 2008; 2011; 2016b). De manera similar a los autores suizos y franceses de la escuela activa, Cardozo fundamentó los presupuestos de su acción pedagógica en una cuidadosa atención hacia la mente infantil. Por ello, la psicología aparece a cada paso de sus obras. Sin embargo, aunque esto pudiera suponer la apariencia de un interés únicamente instrumental o conjugado exclusivamente con sus necesidades educacionales, la elaboración teórica de este maestro guaireño va un paso más allá y se afianza como un área de valor propio. Por ese motivo, y por los caminos que abrió en la investigación, Cardozo ha sido considerado como uno de los pioneros genuinos de la psicología paraguaya (García, 2008). Aunque fue autor de varios libros, algunos de breve extensión y otros organizados en nume- rosos volúmenes (García 2015), su obra más consistente y completa sobre los fundamentos cognitivos de la educación es el primer tomo de los tres que compone la serie de La pedagogía de la escuela activa (Cardozo, 1938). Esta tiene espe- cial importancia no solo por la precisión de su contenido, sino porque su autor lo escribió pen- sando que debía constituir el basamento para toda la arquitectura pedagógica del modelo de escuela que propugnaba, ofreciendo los princi- pios psicólogos que habrían de sustentarla en su accionar. Guardando las distancias con los contenidos y las propensiones teoréticas que identifican a los textos modernos, puede valo- rarse a este libro como un auténtico tratado de psicología educacional (García, 2006). Cardozo introdujo y difundió las ideas de numerosos autores importantes en la literatura internacional de la época, algunos de ellos educadores como Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827) (Cardozo, 1905), otros a mitad de camino entre la pedagogía y la psicología como John Dewey (1859-1952) (Cardozo, 1923) y Adolphe Ferrière (1879-1960) (Cardozo, 1932), y aun los que re- sultaron figuras emblemáticas a finales del siglo XIX y comienzos del XX, como William James (1842-1910) (Cardozo, 1925, 1928, ver García, 2016c) y Sigmund Freud (1856-1939) (Cardozo, 1927, 1928, ver García, 2003). Cardozo llevó a cabo los primeros ensayos para una adaptación local del test Stanford-Binet, la prueba psicológica de mayor importancia en su momento en América Latina (Sánchez Sosa & Valderrama, 2001), y publicó una adaptación paraguaya (Cardozo, 1938) donde modificó algunos de los reactivos originales para ajustarlos a la realidad nacional (García, 2016a). Al mismo tiempo, el trabajo de Cardozo puede vislumbrarse como equivalente a otros esfuerzos similares que se llevaban a cabo en muchas naciones de la región a inicios del siglo XX (Arias, 2014; Salas & Inzunza, 2013), y cuyos propósitos eran situar la investigación psicológica al servicio de los intereses educativos. En el caso de países como Brasil, tales proyectos guardaban conexiones directas con la escuela activa (Antunes, 2005).

Las facetas psicológicas en el trabajo de Cardozo abarcan una amplia e interesante variedad de temas y dimensiones, tanto en el aspecto de la di- vulgación de conocimientos como en el logro de aportes originales y oportunos, demostrando el lugar central que otorgó al pensamiento psicológico. Junto a su labor como catedrático y administrador educacional, desarrolló numerosas iniciativas institucionales para la mejora de la enseñanza y la preparación técnica de los maestros. Una de ellas fue la creación de una Biblioteca Pedagógica y una Biblioteca Circulante, ambas dotadas de una abundante provisión de libros y que, en el caso de esta última, recorrían distintos puntos de la geografía nacional, permitiendo la consulta directa por profesores y directores de un lote de obras de referencia de las que carecían las empobrecidas escuelas nacionales. Esta fue una tarea fundamental para la promoción de un aprendizaje cualitativamente superior que tuviera su fundamento en los textos más relevantes de la pedagogía y la psicología, así como una difusión del pensamiento moderno. La consideración cuidadosa de los índices y los contenidos de los libros que integraban la Biblioteca Pedagógica hace posible acceder a un criterio objetivo que, junto a la imprescindible lectura de las obras de Cardozo, habilita una mejor comprensión de las influencias que recibió desde el campo de la psicología.

Para ampliar y extender nuestra compren- sión sobre las interrelaciones entre la obra de Cardozo y la psicología, este artículo se propone como objetivo general: a) Analizar la composición general de la Biblioteca Pedagógica a través de los volúmenes incluidos en su listado, particularmente su sección de Psicología, como un medio para informar sobre el nexo entre la obra de Cardozo y el pensamiento psicológico. En cuanto a los objetivos específicos se buscará:

Identificar los autores y textos que integraban la Biblioteca Pedagógica y la repercusión que alcanzaron en la configuración de la psicología de Cardozo en particular y b) Considerar los enfoques teóricos de los autores integrados a la Biblioteca Pedagógica y su relación con la vertiente psicológica del trabajo de Cardozo. En lo que respecta a la metodología, el artículo responde a un diseño de tipo documental para el estudio de fuentes publicadas y descansa sobre el análisis de éstas, prestando particular atención al contexto intelectual y científico en que surgen las ideas. En las secciones que siguen, se revisarán las principales obras psicológicas con- tenidas en esta singular colección de libros, la conexión con manifestaciones del pensamiento de Cardozo difundidas en otros lugares, así como su relevancia para la comprensión psicológica de los niños, principal objetivo que cruza todo el pensamiento del autor.

Contexto de origen para la Biblioteca Pedagógica

A comienzos de 1921, mientras Cardozo aún se hallaba practicando el magisterio en escuelas de Villarrica, la ciudad donde había nacido cuarenta y cinco años antes, recibió una oferta para hacerse cargo de la Dirección General de Escuelas. En ese momento era presidente de la república el político liberal Manuel Gondra (1871-1927), quien además de sus labores de estadista fue conocido en la intelectualidad nacional de comienzos del siglo XX por su talento como ensayista y el gran valor de sus escritos (Gondra, 1942). Formó parte de ese grupo muy selecto de escritores que en América Latina llegaron a ejercer la primera magistratura en sus respectivos países (Henríquez Ureña, 1989). Su persona fue objeto de una gran admiración por parte de Cardozo. La carrera presidencial de Gondra, sin embargo, fue muy breve y accidentada. Cuando aquel mismo año tuvo que abandonar la jefatura del gobierno en medio de una de las incontables turbulencias que agitaron la política paraguaya en la preguerra del Chaco, Cardozo, pese a su aprecio personal y aun habiendo considerado originalmente su dimisión del cargo en protes- ta por los hechos acontecidos que frustraban la gestión administrativa de Gondra, finalmente, continuó al frente de su dirección, a pedido de aquél inclusive (Cardozo, 1991). Esta decisión fue afortunada pues gracias a ella se inició un periodo muy fructífero en que las iniciativas institucionales de Cardozo fueron importantes y diversas, no solo para el impulso a la enseñanza y la reforma escolar, sino en el gerenciamiento de una serie de emprendimientos que fomen- taron la educación nacional en otros respectos. En su autobiografía, Cardozo (1991) menciona como hechos destacados de su carrera la publicación de la Revista de Instrucción Primaria, un foro educacional cuya fundación se había dado ya en la primera década del siglo XX, así como el establecimiento de otra análoga, que siempre estuvo bajo su dirección y se llamó La Nueva Enseñanza. Por entonces, dicha revista era el ór- gano oficial del Consejo Nacional de Educación y tuvo la ventaja de condensar en sus páginas lo más característico del pensamiento educativo de Cardozo y colaboradores. La importancia de La Nueva Enseñanza para la temprana evolución de la psicología nacional, en su vertiente más emparentada con la educación, ha sido puntualizada con anterioridad (García, 2006).

Entre sus múltiples iniciativas, Cardozo adquirió varios libros para conformar la base de una Biblioteca Pedagógica, que pertenecía al Consejo Nacional de Educación, del cual en su carácter de Director General de Escuelas era automáti- camente presidente. En sus memorias (Cardozo, 1991), menciona lo vergonzoso que le parecía que la institución no estuviera dotada de una biblioteca de obras básicas para utilizarse como material de consulta por los docentes del país. Esta colección disponía de ochocientos sesen- ta y tres volúmenes. De manera anexa, también instituyó una Biblioteca Circulante, a la que habría de calificar de microscópica (Cardozo, 1991). Los libros que integraban esta segunda serie los consideró selectos, profesionales, necesarios e instructivos. Los volúmenes eran remitidos por correo a las escuelas de los rincones más aparta- dos del país para que permanecieran en ellas por un cierto tiempo, y que las maestras y directoras tuvieran pleno acceso a sus contenidos. Luego eran devueltos de la misma manera. Entendía Cardozo que los libros no eran fáciles de con- seguir en el Paraguay de esa época, y que una de las obligaciones del Estado era proveer tales recursos para que los maestros tuvieran la posibilidad de continuar su formación profesional una vez concluidos los estudios formales. Además, publicó un catálogo completo de la Biblioteca Pedagógica en las páginas de La Nueva Enseñanza (Anónimo, 1928).

Tanto las bibliotecas como la revista dependían críticamente de la asignación de un pequeño presupuesto, que sin embargo se veía perma- nentemente amenazado por los amagues de los congresistas pertenecientes al Partido Colorado, entonces en la oposición legislativa y tradicional adversario del Partido Liberal en el que militaba Cardozo, que en medio de frecuentes diatribas buscaban suprimirlo. Finalmente lo consiguieron y tanto las bibliotecas como la revista quedaron privadas de sus recursos básicos. La extinción fue irremediable. Todo esto ocurría pocos meses antes que Cardozo dejara la Dirección General de Escuelas, en lo que parecía un oscuro anticipo para su retiro definitivo de la función pública. Esta es una de las muchas ocasiones en la historia paraguaya en que las iniciativas de individuos con talento y potencial quedan truncas debido a la ceguera política de unos pocos. En este artículo no se pretende evaluar cuá fue el impacto o la contribución lograda por estas bibliotecas entre los docentes paraguayos de la época. El propósito es diferente y apunta a un repaso de los contenidos de los libros, las inclinaciones teóricas que pueden inferirse de los autores escogidos y las conexiones con el pensamiento psicológico de Cardozo, que para su articulación se fundamentó en varios de estos tratados. No se trata, tampoco, de descubrir si la psicología tuvo un espacio importante en el pensamiento del autor, pues este es un aserto que se halla suficientemente demostrado en pu- blicaciones previas. Lo que aún resta por esclarecer, en todo caso, son los detalles específicos que tomó esa influencia, para lo cual este estudio podría ser de utilidad. En el anexo se ofrece el ca- tálogo organizado por Cardozo sobre los libros de la biblioteca tal como fuera publicado en La Nueva Enseñanza.

La Biblioteca Pedagógica y la Psicología

La sección de Psicología en la Biblioteca Pedagógica estaba compuesta de treinta y cuatro volúmenes, en cuya enumeración Cardozo no se ciñó a una secuencia alfabética estricta. Es difícil reconocer un patrón definido en el ordenamiento final de los títulos, pues no se siguió una sucesión lineal de los escritores, ni una afinidad de los temas o los enfoques, ni otros criterios discernibles. Existen obras pertenecientes a un mismo autor que aparecen ubicadas en lugares diferentes. Tampoco se vislumbran explicaciones de por qué Cardozo escogió estos libros en particular y no otros. Podría pensarse en la alternativa más fácil que, ante la escasez de buenas obras de psicología en el Paraguay de la época, su organizador haya acudido a aquellos que se hallaban a su mejor alcance. Aunque también no puede menoscabarse la posibilidad que, en esencia, la elección de las obras denote una preferencia deliberada de su organizador, basado en simpatías teóricas. Esto haría suponer que, hipotéticamente, algunas de ellas que se hallaban disponibles hayan sido descartadas por no ajustarse a las inclinaciones selectivas de Cardozo o puede conjeturarse, y esto es lo más probable, que la elección final haya sido una combinación azarosa de todos los factores mencionados. Hechas estas convenientes salve- dades, se puede proceder a un recuento ordena- do de los mismos.

El primer libro nombrado era La personnalité hu- maine, son analyse de François Achille-Delmas y Marcel Boll, publicado originalmente en 1922 en París. Esta es considerada por el psicoanalista Jacques Lacan (1901-1981) como una obra dig- na de elogio por su claridad expositiva (Lacan, 1976). La segunda publicación listada era La psicología y el maestro, del psicólogo germano Hugo Münsterberg (1863-1916) (Münsterberg, 1909), corrientemente considerado uno de los introductores de la psicología aplicada en los Estados Unidos hacia finales del siglo XIX. En esa época, trabajaba en la Universidad de Harvard (Hergerhahn & Henley, 2013), adonde fue conducido por William James. El libro se presentaba como una fuente de información para el maestro y prometía brindar todo lo que de la psicología pudiera disponerse en aquel momento. Su contenido abarcaba tres seccio- nes: a) una parte ética (los objetivos del maes- tro), b) una psicológica (la mente del alumno) y c) una educacional (el trabajo de la escuela). El tercer volumen comprendido en la lista per- tenece a Gustave Le Bon (1841-1931), quien puede conceptuarse como uno de los más in- fluyentes psicólogos sociales de comienzos del siglo XX. El libro que se incluye de este famoso autor francés es un verdadero clásico: La psicolo- gía de las multitudes (Le Bon, 1895). Allí quedaron sentadas las bases para el estudio sistemático de los grupos colectivos. Le sigue, en cuarto lu- gar, la obra del filósofo vitalista francés Jean- Marie Guyau (1854-1888) titulada La educación y la herencia (Guyau, 1890) y en quinto, el libro del médico galo Paul Godin (1860-1935), El crecimiento durante la edad escolar (Godin, 1920). Este último era un doctor del ejército de su país que se había interesado en la antropología física desde época muy temprana en su carrera (Tanner, 1981). Llegó a ser muy conocido sobre todo por acuñar el término auxología, que se refiere al estudio del crecimiento de los niños mediante el método de seguir al mismo grupo de sujetos durante sucesivos periodos de seis meses, realizando un gran número de medicio- nes diferentes (Spencer, 1997), es decir, a través de una investigación longitudinal. El sexto li- bro mencionado en la lista es el de M. Marting, Psicología intuitiva.

La séptima obra comprendida en el listado que ofrece Cardozo es de Sigmund Freud, Psicología de las masas y análisis del yo (Freud, 1921/1981), que configuró la aproximación más cercana del psiquiatra vienés al ámbito de la psicología social o colectiva. Freud opinaba que, en sus aspectos más relevantes, la descripción de Le Bon respecto a los fenómenos de la mente del grupo resultaba muy similar a lo que el psicoanálisis aseveraba con respecto al funcionamiento psíquico de los neuróticos, los niños y la humanidad primitiva (Quinodoz, 2005). De allí las diáfanas influencias que jugó sobre el padre del psicoanálisis, y que más tarde se extendieron también a otros cultores importantes de esa escuela. Seguía como octava pie- za la de J. Delvaille, La vie sociale et l´education y como novena la del psicólogo y filósofo francés Marcel Foucault (1865-1947), La psychophysique (Foucault, 1901). Profesor de la Universidad de Montpellier, Foucault brindaba una completa exposición sobre los principios básicos de la orientación iniciada por el fisiólogo alemán Gustav Theodor Fechner (1801-1887), quien aspiró a establecer la psicofísica como una ciencia exacta, al enunciar las relaciones matemáti- cas entre los fenómenos naturales y los físicos. Su importancia fue tal que algunos lo han con- siderado el verdadero fundador de la psicología científica (Dupéron, 2000). El décimo volumen corresponde a F. Eyluat, Manual de Psicología, al que a su vez le sigue el Estudio del niño, de Albert Reynolds Taylor (1846-1929) (Taylor, 1899). En este último libro se presentaba un recuento de las etapas simbólicas y convencionales de la mente y los procesos por medio de los cuales el niño alcanza lo que se denomina el estadio simbó- lico. Como décimo segundo volumen se listaba el libro del filósofo y teórico de la educación Jules-Gabriel Compayré (1843-1913), Psicología aplicada a la educación (Compayré, 1893) donde, entre variadas observaciones y conceptos com- plejos, su autor sostenía que la pedagogía es simplemente psicología aplicada.

El libro del psicólogo Edwin Asbury Kirkpatrick (1862-1937), Los fundamentos del estudio del niño (Kirkpatrick, 1903), figura en el décimo tercer lugar de la enumeración. El contenido de este libro se enfoca sobre tópicos tan variados como el de los problemas para el estudio de los infan- tes, crecimiento y maduración física, actividades motoras, instintos, evolución temprana de la infancia, desarrollo de los instintos individualistas, instintos parentales y sociales, entre otros. Seguía en el orden la obra de José D. Calderaro: La crisis de infancia, sucedida a su vez por la de John Dewey, situada en el décimo quinto lugar y titulada Psicología del pensamiento. Esta es la traducción castellana del original How we think (Dewey, 1910). Por entonces, su autor oficiaba como profesor en Columbia University. En este libro, Dewey apela al concepto del pensamien- to en el sentido más amplio posible, abrazando la noción popular de los aconteceres mentales como algo que simplemente ocurre en nuestras cabezas, por lo que se toma su tiempo para analizar las diversas connotaciones semánticas. Dewey pensaba que las aptitudes mentales y hábitos de esa forma particular de pensamiento que deno- minamos científico son las mismas que surgen en los años de la infancia, identificadas por factores como la curiosidad ardorosa, imaginación fértil y amor por la investigación experimental. Tras incluir el estudio del psicólogo experimental ale- mán Oswald Külpe (1862-1915) sobre Immanuel Kant (Külpe, 1921) y los dos volúmenes que in- tegran el Diccionario de Psicología de F. Rodríguez, se agregaba la obra del filósofo italiano Eugenio Rignano (1870-1930), La psicología del razonamiento (Rignano, 1923), que es la décimo novena obra comprendida en la lista. Rignano afirmaba que la intención elemental de su libro era resolver problemas complejos planteados por la psicología, traduciéndolos conceptualmente a sus expresiones más básicas. Dentro de ellas, se encontraba el razonamiento, aspecto que el autor había en- focado tanto en sus vertientes psicológicas como filosóficas, y sin desconectarlo de otros proble- mas asociados como las tendencias afectivas, la atención, los tipos lógicos de mente y las patologías de la razón.

En el vigésimo lugar de la lista vuelve a apare- cer una obra de Le Bon, esta vez su Psychologie de l’éducation (Le Bon, 1908), donde este profundizaba, merced a una persuasiva argumen- tación, sobre los fracasos del sistema educa- cional francés y ofrecía una discusión de sus posibles soluciones. El vigésimo primer lugar se encuentra ocupado por la obra de Auguste Lemaitre, La vida mental del adolescente y sus anomalías (Lemaitre, 1910), un volumen donde se encaran temas como el pensamiento en los adolescentes, el lenguaje interior, las param- nesias, la disociación mental, las alucinacio- nes complejas, las personalidades múltiples y otros tópicos. Una más de las clásicas obras de Freud, La Histeria (Freud, 1895/1981), se enumera como la vigésimo segunda obra en esta colección y en el lugar siguiente se encuentra la Psicología Fisiológica del psicólogo y filósofo alemán Theodor Ziehen (1862-1950), que se identificaba con una psicología basada fuertemente en la adopción del método natural como su estrategia principal de investigación. Ziehen (1892) adhirió a una visión identificada con el enfoque de Wundt, que se expresaba en la vigencia de funciones auxiliares como la apercepción para la explicación de algunos procesos psicológicos. Le corresponde el or- denamiento siguiente al filósofo francés de orientación positivista Abel Rey (1873-1940), de quien se incorpora su conocida Psicología (Rey, 1911), una obra enmarcada en asuntos relacionados con la conciencia, sus funciones generales, la representación de los hechos, la inteligencia, los fenómenos de la actividad tales como la motricidad y, finalmente, la estéti- ca. También aparece en ese listado en vigési- mo quinto lugar la obra de Édouard Toulouse (1865-1947), Nicolas Vaschide (1873-1907) y Henri Piéron (1881-1964) titulada Psicología Experimental (Toulouse, Vaschide & Piéron, 1904), escrita por algunos de los líderes de la tradición experimental francesa en aquel momento y en vigésimo sexto la obra del motricidad y, finalmente, la estéti- ca. También aparece en ese listado en vigési- mo quinto lugar la obra de Édouard Toulouse (1865-1947), Nicolas Vaschide (1873-1907) y Henri Piéron (1881-1964) titulada Psicología Experimental (Toulouse, Vaschide & Piéron, 1904), escrita por algunos de los líderes de la tradición experimental francesa en aquel momento y en vigésimo sexto la obra del psiquiatra y neurólogo alemán Robert Gaupp (1870-1953), Psicología del niño (Gaupp, 1912).

Continuando la recapitulación de obras listadas por Cardozo, encontramos un texto del filósofo francés Alfred Fouillée (1832-1912), conocido representante del positivismo espi- ritualista de finales del siglo XIX. Este es el vigésimo séptimo libro registrado y se titula Temperamento y carácter en los individuos, los sexos y las razas (Fouillée, 1921). En ella se repasan la naturaleza del temperamento físico y moral, así como la esencia del carácter y la inteligencia y la relación de estas con ambos sexos. Se analiza en qué consisten las razas humanas, el porvenir de la raza blanca y la acción de las particula- ridades étnicas con referencia a los caracteres individuales. En el inventario de Cardozo también se encontraban algunos volúmenes que representaban no a la ciencia de la psicología concebida en sentido estricto, sino a tendencias más asociadas con el misticismo, el espiritualis- mo, la magia mental aplicada, el magnetismo y el pensamiento positivo. A esta clase de obras pertenece La magia mental, del abogado, publi- cista y escritor estadounidense William Walker Atkinson (1862-1932) (Atkinson, 1920). Él fue uno de los propulsores del movimiento cono- cido como nuevo pensamiento que tuvo su apogeo en la parte final del siglo XIX y comienzos del XX. Su principal enseñanza era que, concen- trándose en los propios psiquiatra y neurólogo alemán Robert Gaupp (1870-1953), Psicología del niño (Gaupp, 1912). pensamientos, resulta posible efectuar cambios en el mundo físico de acuerdo con las afirmaciones y visualizaciones que opera el mismo individuo. Esta forma de reflexión y las doctrinas asociadas con su expli- cación han sido consideradas, sin miramientos, como pseudociencias(Pignotti & Thyer, 2015). Constituye un interesante contraste con la obra que le sigue en el orden, en el vigésimo noveno puesto, la Introducción a la Psicología Pedagógica del filósofo español Johán Vicente Viqueira (1886- 1924), publicada en 1919. Viqueira fue uno de los principales exponentes de la modernización y renovación en la educación española que tuvo lugar hacia finales del siglo XIX. En su libro condensó los conceptos básicos sobre los pro- cesos psicológicos que entran en acción desde los primeros años de la infancia (Carpintero, 2011). El interés de Viqueira hacia la psicología infantil surge por la constatación de los problemas generales que afectan a la educación y no por su atractivo intrínseco o la necesidad de afianzar su estudio teórico (Tena-Dávila & Blanco, 2005), algo que podría decirse también, guardando las distancias correspondientes, de Ramón I. Cardozo.

También integraba el recuento la obra del psicólogo suizo-austriaco Theodor Erismann (1883-1961), autor de una Psicología Aplicada que es recordada, entre otras cosas, por ser una de las primeras en incluir a la psicología del testi- monio en su tabla de contenido (Manzanero, 2010) y en profundizar el estudio de ciertos as- pectos de la cognición (Velmans, 2009). Otra publicación del norteamericano Atkinson, El trabajo mental, resulta enumerada en el trigésimo primer lugar y la Introducción a la Psicología del filósofo alemán Ernst von Aster (1880-1948), ocupa el trigésimo segundo puesto. Completan la colección otras dos piezas bibliográficas: El carácter del filósofo y psicólogo francés Paulin Malapert (1862-1937) (Malapert, 1906) y una tercera producción de Atkinson, titulada Confía en ti. De esta manera, el autor estadounidense se convierte en el que mayor cantidad de obras incorporó a la lista, cerrándola con este libro en el trigésimo cuarto lugar. Con relación al trabajo de Malapert (1906), se trata de una obra que revisa los diversos elementos concernientes al carácter, el temperamento físico, las rela- ciones entre el temperamento y el carácter, así como las leyes que lo rigen, la composición de sus elementos y la formación del mismo, entre otros aspectos de mayor especificidad. Muchos de estos constructos psicológicos tuvieron claras resonancias en la obra de Cardozo y se encuentran mencionadas en varios de sus libros y artículos posteriores. La Biblioteca Circulante refleja así, no solo una presencia intelectual real y discernible, sino también el camino por me- dio del cual esta influencia habría de cobrar una forma muy dinámica, expandiendo sus efectos sobre su psicología

La Biblioteca Pedagógica y la psicología de Cardozo

Aunque por formación, convencimiento y elección fue esencialmente un pedagogo, la psicología tiene un carácter muy dominante en la producción global de los libros y artículos que produjo Ramón I. Cardozo. Pero no solo en su labor como escritor, teórico o divulgador, sino igualmente en su planificación educativa y actividades prácticas. Es decir, cuando se halla- ba frente al aula con los niños, su aproximación no fue simplemente la del maestro convencional de su tiempo, empeñado en la transmisión de un conocimiento enciclopédico y la asimilación exacta por parte de sus estudiantes. Tomó distancia de cualquier presupuesto que pudiera vincularse con tal clase de suposiciones y reemplazó esa clase de pensamiento por una visión y una actitud cotidiana en el aula que consideraba al infante en su realidad única, singular e irreemplazable. Para sostener su aproximación, el conocimiento de los procesos cognitivos y emocionales de los niños resultaba indispensable. Los pequeños no eran proyecciones del individuo adulto en un estadio anterior o no desarrollado. Era necesario percibirlos como seres humanos a los que cabía comprender en el contexto de su propia realidad en cuanto niños. Por eso, repitió muchas veces (Cardozo, 1938) que el niño no es un adulto en pequeño. Ese pensamiento con base en los postula- dos filosóficos y educacionales de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), hacia quien Cardozo expresó su deuda intelectual y admiración en no pocas ocasiones, representaba no solamente un .posicionamiento valorativo o discursivo. Era el fundamento auténtico para una actitud de alto sentido práctico. No podemos evaluar aquí los alcances y limitaciones de la pedagogía activa de Cardozo con la profundidad debida. Pero cabe reconocer que, en la significación global que le cupo a la psicología en su trabajo educativo, fue la utilidad real, sumada a su potencial y sentido práctico, lo que primero incidió para otorgarle un rol tan sobresaliente

La elección de los libros que conforman la Biblioteca Pedagógica corresponde a una época en el desarrollo intelectual de Cardozo donde las opciones por los principios rectores de la escuela activa se hallaban firmemente establecidas, pero su pensamiento aún se encontraba abierto e incorporando nuevas y destacables influencias. Desde luego, el cruce por diversas etapas es una de las características típicas y definitorias en el pensamiento de cualquier individuo creativo. Como se afirmó en ocasiones anteriores (García, 2006; 2011), el primer volumen de La Pedagogía de la Escuela Activa (Cardozo, 1938) es, desde el punto de vista de la ciencia psico- lógica, la obra más importante del autor. Por lo tanto, constituye un referente ineludible al momento de evaluar las tendencias filosóficas y científicas que ejercieron un papel resaltante sobre su obra. Teniendo en cuenta los volúme- nes de la biblioteca puede verificarse que algu- nos de ellos, por sus contenidos y orientacio- nes, representan tendencias que se identifican con facilidad en los escritos de la misma época y, en particular, en la obra mayor de 1938. Por una parte, trabajos como el de Guyau (1890) y Ziehen (1892), que apuntan al tratamiento de aspectos relacionados con los factores heredi- tarios de la conducta humana, hallaron lugar en la obra de Cardozo (1938), quien los enfocó en combinación con el proceso de la evolución, lo mismo que aquellos relacionados con variables del ámbito psicológico como el temperamento y el carácter. De lo anterior, Fouillée (1921) y Malapert (1906) son buenos ejemplos. Ellos analizaron las tendencias biológicas que determinan los comportamientos característicos del individuo. De hecho, Cardozo no fue un investigador que se destacara por su originalidad en el tema de la personalidad, habiendo reproducido en algunos de sus libros (Cardozo, 1926; 1938) la clasificación del pedagogo suizo Adolphe Ferriére, de gran influencia en su pensamiento. Esto ha llevado a considerar ese detalle de su trabajo como un criterio válido para incluirlo entre los primeros en discutir una categorización firme sobre los tipos de personalidad en Paraguay (García, 2008; 2016b). En un contexto similar se inscriben también los demás textos de la lista enfocados hacia el es- tudio de la personalidad, como el de François Achille-Delmas y Marcel Boll.

Pero en este listado de libros escogidos por Cardozo también se hallan contenidos, como no podía ser de otro modo, varios que fortalecen el estudio psicológico del niño, una de las preocupaciones centrales que cruza la obra del autor en todas sus épocas. Debe recordarse que, no solo para Cardozo, sino para todos los exponentes de la escuela activa, los infantes representan el foco central de interés en la pe- dagogía. Es así como aparecen en este recuento las obras de Godin (1920) sobre el crecimiento, las de Gaupp (1912), Kirkpatrick (1903), Taylor (1899) o la de José D. Calderaro sobre el desa- rrollo de los niños. En el capítulo XIV de su obra de 1938, Cardozo se refiere a los niños normales y anormales, además, establece comparaciones entre ellos, tema que se halla incor- porado también en la obra de Lemaitre (1910). De los niños se estudiaron no solamente su personalidad y emociones, sino aspectos fundamentales de la cognición, y, particularmente el pensamiento. Dentro de esta gama temática se recogen obras fundamentales como las del estadounidense Dewey (1910) sobre el pensa- miento y del italiano Rignano (1923) sobre el razonamiento. Por supuesto, no están ausentes algunos tratados que se ubican en el empalme formado entre la pedagogía y la psicología, de los que son buenos ejemplos Compayré (1893), Le Bon (1908) y Münsterberg (1909), así como los de J. Delvaille y Johán Vicente Viqueira. Otros aspectos son igualmente confirmatorios de tendencias divergentes, como la inclusión de una obra de psicología experimental (Toulouse et al.,1904), que responde a una perspectiva re- lativamente afín al enfoque wundtiano, del que Cardozo alguna vez se mostró muy crítico por no considerarlo útil para el estudio del niño, o un par de obras de Sigmund Freud (Freud, 1895/1981, 1921/1981), autor sobre el que Cardozo escribiera la primera de las obras de popularización en Paraguay (Cardozo, 1927, García, 2003). De los otros libros componentes de la colección, puede presumirse una influen- cia menos directa.

La publicación de La Pedagogía de la Escuela Activa (Cardozo, 1938) sobrevenía una década más tarde respecto a la organización del catálogo correspondiente a la Biblioteca Pedagógica. Encontraba a su autor en un contexto vital y profesional muy distinto al que le tocó solo diez años antes: alejado de la actividad públi- ca y con sus cátedras en las instituciones estatales ya no disponibles, tras su renuncia unos años antes. Recluido en una casa campestre que adquirió en las cercanías de Asunción, con infrecuentes salidas sociales, una salud en progresivo deterioro y concentrado en la redacción de los que serían sus últimos libros (Cardozo, 1991). Considerando que la evolución intelectual del autor y su aprendizaje de la psicología continuaron incrementándose en el intervalo transcurrido entre ambos eventos, podría resultar una aproximación conveniente el análisis comparativo del listado bibliográfico establecido en 1938 y la estimación de los posibles cambios o uniformidades. La bibliografía del primer volumen de La Pedagogía de la Escuela Activa (Cardozo, 1938) se compo- ne de cuarenta y dos libros. Entre ellos, solo dos figuran al mismo tiempo como parte de la Biblioteca Pedagógica: la Psicología de la educa- ción, de Le Bon (1908) con el título francés indicado en el libro, como Psychologie de l’éducation y La Educación y la Herencia de Guyau (1890). En la obra de 1938 aparecen obras de autores que no habían sido recogidos en la colección previa de la biblioteca, muchos de los cuales también representan escritores de gran predicamento en la psicología y aún en el campo filosófico. Así se encuentran los nombres de Alfredo M. Aguayo, Ruiz Amado, Harold H. Anderson, Henri Bergson, Gerard Boon, Ciryl Bruyn Andrews, Édouard Claparède, Margarita Comas, Adolphe Ferriére, F. Ginés de los Ríos, Ernst .aeckel, Georg Kerschensteiner, Valentín Letelier, Víctor Mercante, María Montessori, Sabas Olaizola, José Ortega y Gasset, Angelo Patri, Jules Payot, Johann Heinrich Pestalozzi, Wilhelm Preyer, Jean-Jacques Rousseau, Rodolfo Senet, Giuseppe Sergi, Herbert Spencer, Rodolfo Tomás y Samper, Guillaume Vermeylen y Wilhelm Wundt, o de investigado- res mencionados en el inventario original pero con obras diferentes, como Gabriel Compayré, John Dewey y Sigmund Freud. Asimismo, varios de los autores originalmente incluidos en la biblioteca no volverán a ser recogidos diez años después. El crecimiento de las orientaciones psicológicas de Cardozo no solo se había producido en una forma objetivamente constatable, sino que demostraba el cambio cualitativo operado en su pensamiento.

Conclusión

En los comienzos del siglo XX, las dos vías más pertinentes para lograr un acercamiento a la naciente ciencia de la psicología en un país de limitada tradición científica y que había atravesado por episodios bélicos y políticos turbulentos en su pasado inmediato, parecían esencialmente dos: a) el de la educación, que resultaba indispensable para reconstruir la nación severamente amputada en su riqueza material y humana a causa de los embates de la historia reciente, y b) el de la patología mental y las anomalías del comportamiento, que era un conocimiento esencial para la comprensión y tratamiento de los estados mórbidos. Este campo con frecuencia era denominado de la higiene mental. En Paraguay, la segunda tuvo una significación más bien reducida en comparación con los desarrollos que se produjeron en los países vecinos. Pero las relaciones entre la educación y la psicología, por el contrario, tuvieron una incidencia preponderante. Los maestros comprendieron muy pronto los amplios servicios que podían prestarles los estudios psicológicos en su empeño de mejorar la educación de los niños y los jóvenes, y con ello, indirectamente, sacar al país de la postración en que se hallaba. Estos educadores realizaron sus aportes de ma- neras diferentes, no todos con igual continuidad o profundidad, o con idéntica permanencia en el tiempo, ni con la misma agudeza de visión. Pero todos parecían animados de lo que era percibido como un deber patriótico irre- nunciable. Por ello, la educación y la psicología en este país están inextricablemente ligadas en sus orígenes, no las anima exclusivamente un interés teórico.

Cardozo fue uno de los autores que obtuvo mayor influencia a largo plazo y legó una obra fecunda y productiva. No es ya el momento de preguntarse si tuvo intereses en la psicología o de cuál fue la real extensión de estos, pues este punto ha sido clarificado con suficiencia en investigaciones anteriores (García, 2006, 2011). Pero aún queda bastante por descubrir en ese fino hilo que forma el entramado de las influencias conceptuales, de las fuentes y los pensadores de los que se absorbe lo esencial de los conocimientos utilizados después en lo cotidiano de la tarea docente, y la posible originalidad, grande o reducida, que pueda valorarse como una contribución por parte de los receptores locales de las teorías. Algo que se recibe de fuera se asimila pasivamente o se transforma, y allí se originan cuanto denominamos los aportes personales, las modificaciones creativas, las adaptaciones y modelaciones del conocimiento. Este es un nivel más difícil y complejo de juzgar y evaluar, pues los criterios para medir la creatividad de las teorías psicológicas, especialmente cuando se opera desde el plano de la historia, multiplica sus dificultades al investigador y rehúye con porfía muchas veces, la aplicación de criterios medianamente objetivos y públicamente compartidos (García, 2016d).

En este sentido, la discusión centrada en las obras de la Biblioteca Pedagógica y lo que esta pueda reflejar como influencias reales y discerni- bles sobre el pensamiento de Cardozo ofrece una oportunidad óptima para seguir analizando las condiciones en que esa iniciativa pudo fructificar en Paraguay durante las primeras décadas del siglo XX, lo que tuvo de renovador y cuánto haya podido significar la inclusión de la psicología en la articulación de la escuela activa como orienta- ción teorética y programa educacional. Nos per- mite reconocer en Cardozo, al mismo tiempo, la formación de un pensamiento en continua evolu- ción, atento a los cambios que imponían las nue- vas corrientes teóricas que surgían en el mundo, y abierto a una forma de asimilación conceptual no indiscriminada, sino selectiva. La actitud básica no fue la incorporación de todas las aproximaciones vigentes en la psicología educacional de su tiempo con igual prioridad, sino la adopción de posicionamientos comprometidos a favor de ciertas líneas en particular. Es el contrapunto que se forma entre la lectura y el aprendizaje de los conceptos científicos. Al mismo tiempo, cons- tituye un indicador de la capacidad que poseen algunos individuos para modelar institucional- mente las disciplinas profesionales merced a la selección, la promoción y el direccionamiento de la información y el discernimiento colectivo hacia sistemas de pensamiento, interpretaciones y aplicaciones específicas, surgidos en contextos sociales precisos y diferenciados.

Anexo

Esta lista corresponde a los libros que fueron incluidos como parte de la Biblioteca Pedagógica.Pero deben hacerse determinadas salvedades para especificar diferencias entre la lista original y laque aquí se ofrece: 1) En este anexo se han corregido algunos errores ortográficos en los nombresde los autores de la lista original, 2) Se han completado algunos títulos de libros que aparecíanincompletos, 3) Ciertos nombres, al no hallarse las referencias adecuadas, no pudieron ser corregidos,caso que ello hubiera sido necesario, 4) Se ha mantenido el orden original que establecióCardozo para la lista de los libros, aun cuando no haya seguido un ordenamiento alfabético por elapellido de los autores y 5) Se ha mantenido la numeración del listado original respecto a cada libro,comenzando en el número 241 y culminando en el 274.

241. François Achille-Delmas y Marcel Boll: La personalidad humana.

242. Hugo Münsterberg: La psicología y el maestro.

243. Gustave Le Bon: Psicología de las multitudes.

244. Jean-Marie. Guyau: La educación y la herencia.

245. Dr. Paul Godin: El crecimiento durante la edad escolar.

246. M. Marting: Psicología intuitiva.

247. Sigmund Freud: Psicología de las masas y análisis del yo.

248. J. Delvaille: La vie sociale et L´Education

249. Marcel Foucault: La Psychophysique.

250. F. Eyluat: Manual de Psicología.

251. Albert Reynolds Taylor: Estudio del niño.

252. Gabriel Compayré: Psicología aplicada a la educación.

253. Edwin Asbury Kirkpatrick: Los fundamentos del estudio del niño.

254. José D. Calderaro: La crisis de infancia.

255. John Dewey: Psicología del pensamiento.

256. Oswald Külpe: Kant.

257. F. Rodríguez: Diccionario de Psicología.

258. F. Rodríguez: Diccionario de Psicología.

259. Eugenio Rignano: Psicología del razonamiento.

260. Gustave Le Bon: Psychologie de l’éducation.

261. Auguste Lemaitre: La vida mental del adolescente y sus anomalías.

262. Sigmund Freud: La Histeria.

263. Theodor Ziehen: Psicología Fisiológica.

264. Abel Rey: Psicología.

Material suplementario
Información adicional

Cómo citar este artículo: : Garcia, J. E. (2016). La Biblioteca Pedagógica y las orientaciones psicológicas de Ramón I. Cardozo. Revista Tesis Psicológica, 11(1), 96-115.

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Notas
Notas
Jose E. Garcia* Licenciado en Psicología. Universidad Católica, Departamento de Psicología, Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, Asunción, Paraguay.

Correspondencia: joseemiliogarcia@hotmail.com

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