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Del retorno de lo reprimidoa la articulación hegemónica de los excluidos por el conflicto armado en Colombias
Jairo Gallo Acosta; Anika Quiñones Useche
Jairo Gallo Acosta; Anika Quiñones Useche
Del retorno de lo reprimidoa la articulación hegemónica de los excluidos por el conflicto armado en Colombias
From the return of the repressed to the hegemonic articulation of those excluded by the armed conflict in Colombia
Revista Tesis Psicológica, vol. 16, núm. 1, pp. 266-275, 2021
Fundación Universitaria Los Libertadores
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RESUMEN: Antecedentes: Se plantean y analizan dos posibles procesos sociales derivados de la implementación de los acuerdos de paz en Colombia, firmados el 24 de noviembre de 2016. Objetivo: Esto como una manera de no ser solamente espectadores de la actual situación descarnada de retorno de la violencia, sino llevarlo a procesos analíticos que propongan horizontes para nombrar lo innombrable que retorna con más fuerza. En estos dos escenarios posibles, se contempla que la paz o el después de la guerra, se ha articulado alrededor de un significante vacío como lo plantea la teoría de la hegemonía, o también, como segundo proceso o efecto social posible, que se ha producido una vía unilateral cerrada o totalitaria que busca homogenizar las diferentes particularidades, taponar los vacíos, en vez de elaborar un saber hacer desde ese vacío. Reflexión: En lo corrido del documento, se centrará la atención en interrogar estos aspectos identificados como actos fallidos que declinan en pretender cambiar algo sin conseguirlo, para ello se siguen los indicios del retorno de lo excluido del conflicto armado en una época de post acuerdo. Conclusiones: Olvidar no puede ser producto de reprimir; olvidar debe ser un proceso derivado de la elaboración, pues los puntos finales sin haber procesado lo vivido no son el final, ni están olvidados, retornarán cada vez con más fuerza.

Palabras clave: exclusión, inconsciente, políticas, psicoanálisis.

ABSTRACT: Background: Two possible social processes derived from the implementation of the peace agreements in Colombia, signed on November 24, 2016, are proposed and analyzed. Objective: This is a way to not only be spectators of the current stark situation of the return of violence but to take it to analytical processes that propose horizons to name the unnamable that returns with more force. In these two possible scenarios, it is contemplated that peace, or the aftermath of war, has been articulated around an empty signifier, as proposed by the theory of hegemony. As a second possible process or social effect, it is also contemplated that a closed or totalitarian unilateral path that seeks to homogenize the different particularities and plug the gaps instead of elaborating know-how from that void has been produced. Reflection: In the paper, the focus will be on interrogating these aspects identified as failed acts that decline in pretending to change something without achieving it. For this purpose, the signs of the return of what is excluded from the armed conflict in a post-agreement era are followed. Conclusions: Forgetting cannot be a product of repressing; it must be a process derived from elaboration, since the final points, without having processed what was lived, are not the end nor are they forgotten; they will return with increasing force.

Keywords: exclusion, psychoanalysis, policies, unconscious.

Carátula del artículo

Sección Monográfica

Del retorno de lo reprimidoa la articulación hegemónica de los excluidos por el conflicto armado en Colombias

From the return of the repressed to the hegemonic articulation of those excluded by the armed conflict in Colombia

Jairo Gallo Acosta
Psicólogo. Magíster en Psicoanálisis de la Universidad Argentina John F. Kennedy. Doctor en Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana. Posdoctorante Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo (México). Docente Universidad Cooperativa de Colombia., Colombia
Anika Quiñones Useche
Psicóloga. Magíster en Criminología y Ejecución Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona. Magíster en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana. Doctoranda en Teoría Crítica del 17, Instituto de Estudios Críticos 17 (México). Docente Universidad Cooperativa de Colombia, Colombia
Revista Tesis Psicológica, vol. 16, núm. 1, pp. 266-275, 2021
Fundación Universitaria Los Libertadores

Recepción: 30 Julio 2019

Aprobación: 23 Octubre 2020

Introducción

En los años posteriores a la fecha de la firma del Acuerdo de Paz se han venido presentando en Colombia múltiples momentos de crisis que han tocado la administración de justicia, las cúpulas militares, los vínculos de cooperación internacional, las víctimas del conflicto y muertes de líderes sociales. Se esperaba que posterior al fin del conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC, cesaran las diferentes demandas sociales de exclusión, discriminación, inequidad económica, las lógicas patriarcales, la explotación, el acaparamiento de tierras, etc., sin embargo, en los últimos años, de manera progresiva estos aspectos que fueron estructurales del inicio del conflicto desde hace más de cincuenta años, vienen retornando con gran fuerza

Esto hace necesario interrogarse respecto a los indicios del retorno de lo excluido del conflicto armado en una época de post acuerdo, y así dilucidar algunos aspectos identificados como actos fallidos que se centran en pretender cambiar algo sin conseguirlo, es una manera de no ser solamente espectadores de la actual situación descarnada de retorno de la violencia, sino llevarlo a procesos analíticos que propongan horizontes para nombrar lo innombrable que retorna con más fuerza.

Existió en Freud una idea recurrente en sus elaboraciones teóricas sobre el psicoanálisis, esta idea se puede circunscribir al carácter “indestructible” de los contenidos inconscientes. “En el inconsciente, a nada puede ponerse fin, nada es pasado ni está olvidado” (Freud, 1992a, p. 569). Para entender ese carácter indestructible de lo inconsciente, donde nada pasa, nada se olvida, es necesario entender el concepto de la represión en Freud.

Freud en su artículo titulado precisamente sobre “La represión”, ubica este proceso como uno de los mecanismos de defensa, indicando que “su esencia consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella” (Freud, 1992b, p. 142). La represión originaria en Freud (1992c) recae sobre la idea que representa a una pulsión y no sobre la pulsión misma: “Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serlo la representación que es su representante” (p. 173). Freud diferencia esta represión originaria de la represión propiamente dicha, esta opera sobre las ramificaciones psíquicas de lo primitivamente reprimido, siendo el objetivo que dichas ramificaciones y todas aquellas ideas que entran en conexión asociativa con alguna de las representaciones se mantengan lo más alejadas posible de la conciencia. Pero existe en la teoría de la represión freudiana un tercer momento. La represión posibilita el retorno del material reprimido a la conciencia, los elementos que fueron reprimidos pueden reaparecer, así, desde la condensación y el desplazamiento se transforman para ser percibidos por la conciencia nuevamente. Para Lacan “la represión y el retorno de lo reprimido son lo mismo” (Lacan, 1995, p. 284).

Lo encantador de las políticas de derecha

El discurso de derecha muestra en su ideal el retorno de lo políticamente incorrecto negado, esta negación de la ideología política en Colombia y su anexión a una ilusión de la post-ideología cínica neoliberal, nos ha traído de vuelta un retorno de lo reprimido mucho más incisivo, mucho más fuerte, el síntoma de la extrema derecha:

Es porque representa, como el síntoma en Freud, un retorno de lo reprimido: una reaparición de lo disimulado en el neoliberalismo, de su verdad secreta, de lo encubierto por lo políticamente correcto. El discurso neofascista pone de manifiesto el retorno de aquello que, aunque reprimido, siempre estuvo ahí en el capitalismo neoliberal y en su funcionamiento violento, destructor, mortífero, necrófilo, ecocida, etc. (Pavón, 2018, párr. 17)

Ese retorno de lo reprimido nos vuelve a mostrar aquello que se quiso eliminar pero el carácter indestructible de lo inconsciente hace que retorne. No por nada, el historiador colombiano Jorge Orlando Melo titula uno de sus escritos “el retro de lo reprimido” para señalar que en Colombia “Las protestas de cañeros e indígenas tienen un rasgo común: la repetición” (Melo, 2008, párr. 1), y para eso señala que la huelga de los trabajadores bananeros a la United Fruit en 1928 tiene las mismas peticiones que las de los indígenas en 1992. Lo peor es que en el 2019 está repetición persiste, el problema es que retorna como lo peor, dejando al sujeto inerme como nos dice Lacan (1977).

El retorno de lo reprimido son actos fallidos; pretenden cambiar algo sin conseguirlo. La situación actual descarnada de masacres, desplazamientos, desaparecidos, pobreza, inequidad etc., en un país como Colombia, no es más que el retorno violento de aquello que no se ha podido elaborar, y la única respuesta de los sujetos es la banalidad de la violencia o su revés reaccionario de más violencia. Estas dos respuestas son sintomáticas, ya que eso reprimido no preexiste a la represión, sino que esas mismas respuestas reaccionarias o banales hacen existir a lo reprimido, dándole más fuerza, en ese círculo vicioso de goce se fortalece eso que se quiere excluir “mediante diferentes formas de negación u ocultamiento (condensación, desplazamiento, denegación, negación)” (Žižek, 2015, p. 341).

Los retornos de lo excluido en la política tradicional, se reflejan en sostener discursos que favorecen el sostenimiento de procesos sociales de sumisión histórica a lógicas geopolíticas. Convicciones sobre aspectos que se consideran de mínima relación con aspectos del conflicto armado como la feminidad, la diversidad sexual, el racismo y la segregación por clase o raza, entre otros aspectos que se pasan por alto, pero que son la base para construir relaciones de poder y subordinación (Butler, 1997), que requieren acciones institucionales derivadas de los ordenamientos de las políticas públicas para reestructurar el tejido social.

El tan renombrado fin del conflicto en Colombia no es solo el cese al fuego, porque lo que lo generó no fue el alza en armas de diferentes grupos legales o ilegales. De base existen discursos de racionalidad criminal y de racionalidad humanitaria, que sostienen discursos de política económica acordes con la regulación social del orden mundial globalizado, de esta manera se priorizan las prácticas administrativas que aprovechan las porosidades de la política pública en detrimento de la integridad de las víctimas sobrevivientes. Y este puede ser el caso de las víctimas del conflicto armado en Colombia, incluyendo a sus actores armados, tanto legales como ilegales.

Del retorno de lo reprimido a lo hegemónico

La política pública refleja aquello que Judith Butler (Butler, Laclau & Žižek, 2003) identifica como las organizaciones políticas democráticas, las cuales se constituyen mediante exclusiones que retornan y mantienen en vigencia aquellas organizaciones políticas predicadas sobre la ausencia de esas exclusiones. Ese retorno de lo excluido fuerza una expansión con el fin de llenar la grieta, la porosidad generada por la política pública, que genera la necesidad de ser suplida con otras políticas públicas que hacen que sean altamente excluyentes entre sí, por lo tanto se reconocen, se refuerzan, se alían, ya que nunca están completamente terminadas y es precisamente ese contenido compartido el que termina priorizándose para favorecer el sostenimiento de procesos sociales de sumisión histórica, que ocultan las dificultades estructurales, procurando que el modelo de organización política esté acorde con el modelo de organización económica que los sostiene.

En esta medida, es la economía la que marca el horizonte de las naciones y la globalización, es el proyecto que justifica el fortalecimiento del poder constituido, con sus herramientas administrativas que legitiman las decisiones coherentes con el proyecto, es así como Bauman (1998) enfatiza que:

La globalización del capital, las finanzas y la información implica primordialmente su exención del control del Estado-Nación. En el espacio en que esos elementos operan no hay instituciones que se parezcan a los vehículos desarrollados por el estado republicano para posibilitar la participación y la acción política eficaz de los ciudadanos y donde no hay instituciones republicanas, tampoco hay “ciudadanía” (p. 179).

Por lo tanto, solo hay individuos que participan en mayor o menor medida del proyecto de producción-consumo, y aquí se fortalecen los acuerdos de intercambios comerciales, los cuales tienen explícitamente fundamentados su interés económicos, pero implícitamente también legitiman otras prácticas como selectividad entre el que aporta y aquel que no, favoreciendo la segregación de lo que no tienen con que aportar. Aquí están los grandes ausentes, los invisibles, hoy llamados víctimas, pero que prontamente dejarán de ser nombrados -ahora está reciente el acuerdo del fin del conflicto con las FARC-, pero a medida que pasa el tiempo, la responsabilidad de la política pública en ese acuerdo irá perdiendo vigencia. Es ahí donde puede abrirse una posibilidad no sólo de dicho acuerdo, sino desde ese mismo vacío que va dejando la irresponsabilidad de las políticas públicas para que se pueda articular las demandas del acuerdo con otras demandas, y así poder alcanzar un momento de dominancia que Laclau y Mouffe (2004) influenciados por Gramsci ha denominado “Hegemonia”:

El concepto de hegemonía no surgió para definir un nuevo tipo de relación en su identidad específica, sino para llena un hiato que se había abierto en la cadena de la necesidad histórica. Hegemonía hará alusión a una totalidad ausente y a los diversos intentos de recomposición y rearticulación que, superando esta ausencia originaria, permitieran dar sentidos a las luchas y dotar a las fuerzas historias de una positividad plena (p. 319).

La incompletitud produce la hegemonía. El sujeto incompleto no identifica maneras de hacer oposición, en ese sentido, logrará ubicarse ante los significantes de tal manera que impere en la sociedad la organización del discurso. Es por esto que se considera, que la hegemonía denota las posibilidades históricas de articulación que emergen dentro de un horizonte político dado, es un momento normativo generado por el campo político, que pretende mantener la estructura, por lo tanto diría Butler (Butler, Laclau & Žižek, 2003) que la transformación, no ocurre simplemente por una concentración masiva a favor de una causa, sino a través de relaciones sociales cotidianas que son rearticuladas. La teoría de la hegemonía en Laclau y Mouffe no es intento de universalidad ontológica, lo que ellos proponen es que un contenido particular que se universaliza y empieza a representar la totalidad de las demandas particulares, es una forma de producción de lo universal a partir de lo particular.

Los excluidos del conflicto armado en Colombia pueden hacer algo con él, elaborar un más allá del lugar de víctima, podría tomar sobre sí el papel de establecer una hegemonía, en el cual tendría que articularse con otros sujetos. Estas articulaciones pueden constituirse debido a los “significantes flotantes o vacíos” que Laclau y Mouffe retoman de la teoría psicoanalítica lacaniana: “la teoría lacaniana aporta herramientas decisivas a la formulación de una teoría de la hegemonía” (2004, p. 11). La articulación debe ir más allá del fin de un conflicto, y debe recoger diversas demandas particulares que pueden ir desde la democracia, los servicios públicos, la patria, la libertad, el bienestar, los derechos civiles, la igualdad, la comunidad, la justicia, los cuales se re-configuran a un significante amo (punto de capiton en la teoría lacaniana).

Esta reconfiguración alrededor del punto de capitón permite nuevas posibilidades, para que estas se presenten; la articulación hegemónica no puede ser un campo cerrado ni completo. “Un sistema plenamente logrado, que excluyera a todo significante flotante, no abriría el campo a ninguna articulación; el principio de repetición dominaría toda práctica en el interior del mismo, y no habría nada que hegemonizar” (Laclau & Mouffe, 2004, p. 178).

El conflicto armado en Colombia se fortaleció debido a varios factores (económicos, políticos, culturales, históricos, etc.), pero en lo que atañe a esta reflexión, este conflicto es un retorno de lo reprimido incesante (síntoma colombiano) debido al no reconocimiento de lo antagónico en lo social, y el interés aniquilador de formas violentas sobre todo aquello que no “encaja” en un orden imaginario prestablecido.

La hegemonía, tiene lugar porque lo social presenta un carácter incompleto, abierto, antagónico e inestable, como ya se dijo, en ese reconocimiento de diferentes demandas particulares, se puede producir una universalidad. Los discursos no se generan al detal, la universalidad para Laclau (2003) es traducción cultural, para indicar la relevancia en la estructuración de la universalidad, en la medida en que lo que es universal, es lo que pertenece a todas las personas. Esta concepción no se aleja de la noción de universalidad en Hegel, cuando plantea que es el reconocimiento reciproco, que se encuentra condicionado a la reproducción de las costumbres. Es por esto, que se reconoce solamente lo idéntico y se niega todo lo que es diferente.

Este tipo de discursos que favorece a la hegemonía, tiene su sostenimiento sobre procesos de performatividad, entendida como la reiteracióN en diferentes acciones de lo que soporta la universalidad. Se comporta como una la cadena de equivalencias entre identidades construidas, requiriendo que sean reconocidas entre sí, se refuercen, se alíen, ya que nunca están completamente terminadas y es precisamente esa presencia de la ausencia, la que permite que genere un contenido compartido entre las diferentes identidades que termina siendo el contenido que estructura la universalidad.

Ante este mantenimiento de la universalidad, se plantea una lectura interesante respecto a la búsqueda del vacío, y es que en el sujeto, el pedazo vacío de sí mismo, es el que toma la política, entendida ésta última como poder que regula los contenidos culturales, de esta forma, puede pasar desapercibida, por lo tanto, la universalidad, no se podría concebir fuera de la norma cultural, y de ésta manera, escapa a ser percibida como ajena.

Sin embargo, es interesante referenciar que no siempre la universalidad es concebida como ausente, en Foucault, no es un lugar que tiene un contenido ausente, sino el surgimiento de un espacio en común, por tanto, lo pertinente para la universalidad, no es llenar el espacio, sino buscar el espacio en la falta del sujeto. Esos elementos que emergen, son los que Žižek (Butler, Laclau y Žižek, 2003) considera que ejercen una necesidad retroactiva, es decir, reconociendo lo que ya no está. De esta manera, el reconocimiento de la falta inicial, no es posible de significar, debido a que está destinada a existir en lo Real; incapaz de ser nombrado.

Existiría hegemonía solamente en la medida en que se supera la oposición entre universalidad/ particularidad, ya que la universalidad solamente se toma a través de la mediación de una particularidad, de esa manera, el sujeto no solamente aprehende los lineamientos para lograr la universalidad, sino también es una pieza importante para llenar los puntos vacíos de la universalidad y generar de esta manera una estructuración, por lo tanto, la pregunta no está enfocada en las identidades, sino más bien en la identificación, entendiendo que la identificación es como la ideología, que regula la relación entre lo visible y lo no visible, en tanto media la relación entre el sujeto con la estructura social, que legitima un poder político.

Si bien se considera que la ideología es la que “amarra” al sujeto a uno de los discursos, dado que al elegir una posición respecto al discurso, genera su posición, existe cierta esperanza respecto a que la masa busca disipación en su acercamiento a la pretensión de poseer de tal manera que le permita o mantenerse en su ubicación social, o pasar al nivel superior más próximo, dejando de lado el nivel de reflexión sobre sí misma, por tanto no se trascienden en lo que implica entrar en el juego de poseer, sino como se puede utilizar para divertimento, la disipación de la realidad y el alejamiento de la misma.

Buscar ciertos puntos de identidad cultural común, puede ser lo que no permite que la categoría social se transforme, aparecería por tanto, la hegemonía, pero en un ambiente de democratización de la cultura, partiendo de un predominio ideológico que colabore en la exclusión social, y la estructuración social, que es determinada por la política, entendida como la acción simbólica del sujeto, en la que la acción cultural, posibilita la construcción de criterios de discernimiento moral y valores aceptados, en los cuales se materialice la legitimación de las identidades culturales.

Reivindicaciones y luchas ¿infructuosas?

En la realidad social que no es estática, la masa crítica surge y se alimenta de la identificación de las desigualdades, generando lo que se puede considerar los movimientos sociales, en los cuales acorde con Dávalos (2005) se hacen evidente una crisis ideológica en transmisión de valores, que permiten que se movilicen políticas e identidades, para dirigirla hacia las culturas y prácticas populares en oposición con los grupos sociales que eran legitimados, por tanto el surgimiento de los movimientos sociales muestran la necesidad de la diversidad de bienes culturales, que englobarán estilos de vida, necesidades, anhelos de reconocimiento de ciertos colectivos (indígenas, afroamericanos, mujeres) que se percibían a sí mismo como manipulados o mejor, involucrados dentro de procesos de ideologización por medio de los sistemas de valores en los que se resalta la implicación de las culturas que habían estado presentes desde siempre.

Es por esto que reivindicar la subjetividad (Dávalos, 2005), la identidad, que tradicionalmente, venían siendo excluidos, propenden por la reivindicación de las dimensiones culturales. Las grandes minorías significan para las sociedades, esas resistencias a la homogenización, por intentar evidenciar la noción de cultura instrumental y funcional en beneficio de la regulación social del nuevo orden social, mediante imperativos de gestión simbólica de los ciudadanos. El llamado que hacen consiste en buscar la fuerza de las ciencias sociales en una confrontación con la cultura, interrogando a los agentes sociales, comenzando por los que están en desventaja en las relaciones de fuerza, considerando que éstas deberían dar herramientas para entender el mundo social, se realiza una crítica al academicismo.

El proceso de homogeneización contra el cual luchan los movimientos sociales, pretende socavar, desde arriba y desde abajo, la fuerza organizadora de las representaciones del Estado-nación, la cultura nacional y la política nacional, permitiendo que se dé una fractura de los paisajes sociales en las sociedades industriales modernas, con la consecuencia de que el yo, de ahora en adelante, forma parte de un proceso de elaboración de identidades sociales, en el que el individuo se define con respecto a distintas coordenadas, sin que pueda quedar reducido a una o varias de ellas.

Existen sin embargo, varias velocidades diferentes de la política y de la cultura. La política sería la racionalidad instrumental, mientras la cultura va más despacio. Situaciones en las que los sobrevivientes retornan al conflicto y pueden vivenciar resistencias ante la hegemonía, no únicamente bajo la expresión de la lucha, sino que se evidencia una tendencia política, entendiendo que esta pasa por la cultura, la cual no es marginal a la política porque allí se luchan contenidos simbólicos que estructuran los deseos, las necesidades y las motivaciones de los sujetos. Este deseo está marcado por los discursos que aglutinan las estructuraciones sociales, que construyen al individuo, las cuales gracias al ejercicio de la hegemonía, encuentran en los movimientos sociales respuestas anti-hegemónicas, pero también, se encuentran respuestas a favor de la hegemonía, (o por lo menos de cumplir sus mandatos), como es el caso de la delincuencia, porque aunque va en contra del orden social (por el cual también propende la hegemonía) también busca cumplir los fines establecidos por esa estructura social, la misma que los excluye hasta obtener los medios para acceder a los fines impuestos por la hegemonía

El asunto del Acuerdo de Paz para el fin del conflicto con las FARC puede ser una posibilidad para que diferentes demandas sociales como la exclusión, la discriminación, la inequidad económica, las lógicas patriarcales, la explotación, la expropiación de tierras, etc., puedan articulase alrededor de un significante vacío como lo plantea la teoría de la hegemonía planteada en este texto, el problema es que este acuerdo también puede tomar una vía unilateral cerrada, totalitaria que busca homogenizar las diferentes particularidades, taponar los vacíos, en vez de elaborar un saber hacer con ese vacío.

Conclusiones

1. Es importante que las dimensiones culturales estructurantes de los procesos sociales, se alejen de la noción de cultura instrumental y funcional, pues visto de esta manera, solo se continuará fortaleciendo la inclusión al mercado, pero no la inclusión social. Las grandes minorías significan para las sociedades los nodos para reconstruirse en lo simbólico, buscar esos orígenes que permitirán que como nación nos reinventemos, de lo contrario, la inercia y la falta de coherencia, así como el desgaste emocional por intentar cambiar generación tras generación y no lograrlo, solo facilitará que se enraícen procesos de odio que prometerán retorno de lo dolorosamente excluido.

2. Con el fin de hacer de la política una herramienta real que posibilite el cambio, es preponderante evitar que en las grietas de las políticas públicas se aniden concepciones discursivas que favorezcan el orden social estructurado; para esto es importante que se identifique que las políticas públicas no son simplemente un conglomerado de normatividades y directrices, sino que avizoran procesos que tendrán consecuencias varias décadas después. Por lo tanto, apuestas como las de la educación deberían movilizar los fines establecidos por esa estructura social excluyente de modelo neoliberal, es importante visibilizar otras opciones por todos los medios que construyen la circulación de significantes comunes más tolerantes, incluyentes y de cooperación. Ya que es imposible ser afectados por la hegemonía, hagamos de ella una menos excluyente.

3. Es preponderante trabajar por la memoria. Olvidar no puede ser producto de reprimir; olvidar debe ser un proceso derivado de la elaboración, pues los puntos finales sin haber procesado lo vivido no son el final, ni están olvidados, retornarán cada vez con más fuerza.

Material suplementario
Referencias
Butler, J. Laclau, E., & Žižek, S. (2003). Contingencia, hegemonía y universalidad: diálogos contemporáneos de izquierda. Fondo de cultura económica
Bauman, Z. (1998). En Busca de la Política. Fondo de Cultura Económica
Butler, J. (1997). Mecanismos psíquicos del poder. Teorías sobre la sujeción. Cátedra
Dávalos, P. (2005). Movimiento indígena ecuatoriano: construcción política y epistémica. En D. Mato (Comp.), Cultura, política y sociedad (pp. 337-358). CLACSO
Freud, S. (1992a). La interpretación de los sueños. En J. Etcheverry (Trad.), Obras Completas Volumen V (pp. 34-715). Amorrortu
Freud, S. (1992b). La represión. En J. Etcheverry (Trad.), Obras Completas, Volumen XIV (pp. 135- 154). Amorrortu
Freud, S. (1992c). Las pulsiones y sus destinos. En J. Etcheverry (Trad.), Obras Completas, Volumen XIV (pp. 105-134). Amorrortu
Lacan, J. (1995). Seminario libro 1. Los escritos técnicos de Freud. Paidós
Lacan, J. (1977). Seminario 24. Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra. Escuela Freudiana de Buenos Aires. Inédito. Ficha de circulación interna de EFBA
Laclau, E., & Mouffe, C. (2004). Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Siglo XXI
Melo, J. (2008). El retorno de lo reprimido. http://www.jorgeorlandomelo.com/retorno.htm
Pavón, D. (2018). Bolsonaro y su verdad. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=248184
Žižek, S. (2015). Menos que nada. Hegel y la sombra del materialismo dialéctico. Akal
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