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El cambio de paradigma en la cobertura informativa de la gestión de riesgo de desastres
A shift of paradigm in the coverage of disaster risk management
A transformação de paradigma na cobertura informativa da gestão de risco em desastres
Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación, núm. 136, pp. 127-142, 2017
Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina

Monográfico

Los autores/as conservarán plenos derechos de autor sobre su obra y garantizarán a la revista el derecho de primera publicación, el cuál estará simultáneamente sujeto a la Licencia Reconocimiento-SinObraDerivada de Creative Commons (CC BY-ND), que permite a terceros la redistribución, comercial y no comercial, siempre y cuando la obra no se modifique y se transmita en su totalidad, reconociendo su autoría. Los autores/as podrán adoptar otros acuerdos de licencia no exclusiva de distribución de la versión de la obra publicada (p. ej.: depositarla en un archivo telemático institucional o publicarla en un volumen monográfico) siempre que se indique la publicación inicial en esta revista. Se permite y recomienda a los autores/as difundir su obra a través de Internet.

Recepción: 07 Agosto 2017

Aprobación: 22 Noviembre 2017

DOI: https://doi.org/10.16921/chasqui.v0i136.3318

Resumen: Este artículo analizó la cobertura de la gestión de riesgo de desastres en tres regiones de América Latina para conocer si el cambio de paradigma, de pensar el riesgo como una construcción social en lugar de enfocarse en el desastre, se veía reflejado en las narrativas periodísticas. Mediante un análisis de contenido de 130 noticias se demostró que la redacción presenta vicios como privilegiar fuentes oficiales y comunicados de prensa o contar los hechos sin análisis ni contexto. Se evidenció que el énfasis permanece en el desastre, lo que representa una oportunidad de ejercer un periodismo de prevención, que presente la GRD como un tema transversal en la agenda mediática, alineada con temas del desarrollo como pobreza, corrupción o salud.

Palabras clave: América Latina, periodismo de prevención, desarrollo, medioambiente, amenaza.

Abstract: The article analyzed the coverage of disaster risk management in three regions of Latin America. This, in order to know if the paradigm shifts, from being focused on the disaster to thinking about risk as a social construction, was reflected in the journalistic discourses. From the content analysis of 130 news, it was shown some defects on the writing like the privilege of official sources and press releases, as well as the simple recount of the facts without analysis or context. It was evident that the focus remains on the disaster, which represents an opportunity to exercise prevention journalism that introduces DRM as a cross-cutting theme in the media agenda, aligned with topics such as poverty or corruption and health.

Keywords: Latin America, prevention journalism, development, environment, threat.

Resumo: Este artigo analisa a cobertura da gestão de riscos em desastres em três regiões da América Latina afim de compreender se a transformação de paradigma, ou seja, pensar o risco como uma construção social ao invés de focalizar a perspectiva de desastre, reflete-se nas narrativas jornalísticas. Através de uma análise de conteúdo de 130 notícias, demonstra-se que as redações apresentam vícios como privilegiar fontes oficiais e comunicados de imprensa ou informar os fatos sem análise ou contexto. Evidencia-se ademais que a ênfase permanece nas dimensões do desastre, o que representa uma oportunidade de exercer um jornalismo de prevenção, que apresente a GRD como um tema transversal na agenda midiática, alinhada com temas do desenvolvimento como pobreza, corrupção ou saúde.

Palavras-chave: América Latina, jornalismo preventivo, desenvolvimento, meio ambiente, ameaça.

1. Introducción

Las pérdidas materiales y humanas producto de los desastres han crecido de manera exponencial en el último medio siglo en el mundo (UNISDR, 2013). El promedio de la población afectada se ha casi que triplicado, pasando de 60 millones de afectados (1976-1985) a más de 170 millones (2005-2014). Por su parte, las pérdidas materiales se han multiplicado por diez, al pasar de 14 billones (1976-1985) a 140 billones de dólares (2005-2014). Las cusas de este inusitado incremento obedecen no tanto a que haya aumentado el número de eventos naturales extremos sino más bien debido a un aumento en el número de personas e infraestructura establecidas en zonas de amenaza y en condiciones de vulnerabilidad (Lavell, 2003). En parte, la acción y omisión del hombre guarda relación con este incremento en los desastres mundiales.

En efecto, los modelos de desarrollo invasivos, la carencia de políticas públicas para manejar los temas de planeación urbana, la desviación de ríos para construir complejos habitaciones, la minería extractiva sin ningún control, los procedimientos inadecuados de los desechos tóxicos y la consecuente contaminación ambiental producto de todas estas prácticas, son solo algunas de las causas del impacto negativo que la acción del hombre ha tenido sobre el medio ambiente. Ya a principios de los años ochenta, Cuny (1983) había planteado que los desastres son problemas no resueltos del desarrollo. Así mismo, la existencia de desastres se ha constituido en una enorme limitante para el desarrollo, y como respuesta a este círculo vicioso, surgió el concepto de gestión de riesgo de desastres (GRD) “con el objetivo final de garantizar que los procesos de desarrollo, impulsados en la sociedad, se den en las condiciones óptimas de seguridad posible” (Gellert-de Pinto 2012, p. 15).

En este escenario, los medios de comunicación juegan un rol importante ya que son en buena medida los responsables de construir en la mente de las personas las imágenes del mundo exterior (Lippmann, 2004; McCombs, 2006). Desde el punto de vista ético, ha habido consenso en que el buen periodismo debe proporcionar la información que la gente necesita para tomar decisiones. En el contexto de la GRD, esta información es clave para que la población pueda tener una mejor calidad de vida, conociendo los riesgos a los que está expuesta para reducirlos, y prevenir las potenciales pérdidas de vidas y daños materiales derivados de una emergencia.

De acuerdo a lo anterior, el presente estudio buscó analizar cómo ha sido la cobertura de la GRD en tres regiones de América Latina: Centro América, Región Andina y el Cono Sur, para contribuir a la reflexión sobre su tratamiento informativo. La literatura sobre el tema abarca diferentes perspectivas: la cobertura del cambio climático (Girardi, Moraes & Loose, 2012; Takahashi & Meisner, 2013), análisis de contenido sobre la temática ambiental en los medios (Yescas Laguna,1999; Fioravanti, 2007), el periodismo ambiental (Carabaza, 2004; Boykoff, 2011) y la cobertura de desastres en diferentes partes del mundo (Houston, Pfefferbaum & Rosenholtz, 2012; Crow et al., 2016; Thomas et al., 2016). Sin embargo, hasta el momento pocos estudios se han ocupado del tema de la GRD aplicada a la cobertura informativa (Obregón, Arroyave & Barrios, 2010). Esta investigación espera ampliar los resultados e incluir otras perspectivas de la GRD, con el fin de averiguar: ¿cómo ha sido el tratamiento periodístico de los textos informativos en términos del género, las fuentes, los encuadres y los tipos de autor? Y ¿si las noticias han incluido conceptos clave para la GRD como conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de los desastres?

2. Retos de la cobertura informativa de la GRD

Los estudios de la cobertura de prensa (Sood, Stockdale & Rogers, 1987; Cole & Fellows, 2008; Obregón et al., 2010) muestran que el trabajo de los medios informativos no ha contribuido de manera sustancial en la construcción de una percepción pública adecuada de la GRD. Por lo general, la atención de los comunicadores se centra en las emergencias y, en particular, destaca las pérdidas humanas y económicas que se presentan cuando ocurren los desastres. Además, hay muy pocas notas periodísticas sobre asuntos de prevención en América Latina tanto en el tema de GRD como en el de Cambio Climático (Zamith, Pinto & Villar, 2013; Schäfer & Schlichting, 2014). En este sentido, Millares (2009) y Hermelin (2013) dan cuenta que en países como Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, existe una escasez en el cubrimiento de la GRD y la prevención.

Los académicos han reflexionado sobre los motivos de la poca visibilidad de estos temas. De acuerdo con Radford & Wisner (2012), la razón de su presencia discreta en las agendas informativas es, por una parte, la presunción de que los lectores no tendrán interés en los desastres antes de que se presenten, y por otra, la falta de conocimiento de los periodistas, que les impide comunicar el tema de una manera atractiva al interior de sus respectivos medios. Además del vacío en la cobertura, es posible identificar tres tendencias de tratamiento informativo de la GRD. La primera, y una de las más recurrentes, ha sido el privilegiar la información proveniente de las voces oficiales. Carvalho & Suelta (2017) han demostrado que hay una fuerte evidencia empírica que sugiere que los políticos o funcionarios son la principal fuente de información sobre el tema en los principales periódicos y revistas de América Latina (De Araújo Rodas & Di Giulio, 2017). En relación con esto, Linayo (2006) demostró que existen contradicciones entre las explicaciones de los desastres ofrecidas por las autoridades y los estudios independientes que atribuyen el impacto de las inundaciones a las deficiencias de la política local de desarrollo.

La segunda tendencia de tratamiento informativo, relacionada fuertemente con la anterior, ha sido que, con frecuencia, el origen de las noticias proviene de comunicados de prensa (González-Alcaraz, 2012). Ambas pueden relacionarse con la crítica constante sobre cómo los medios se limitan con frecuencia a ser el altavoz de las notas de prensa de las instituciones gubernamentales o sus funcionarios, reproduciendo sus declaraciones sin un análisis crítico ni una investigación independiente, (Waisbord, 2000; Arroyave & Barrios, 2012).

En tercer lugar, estudios previos (Obregón et al., 2010; Castro, 2017) han mostrado una predominancia de la noticia como formato expresivo a través de la narración de situaciones puntuales sin mucha investigación o profundización sobre los fenómenos. La utilidad de la noticia resulta evidente cuando se necesita alertar con prontitud a la población sobre un evento de riesgo inminente, pero puede ser un género limitado para explicar problemas complejos como la gestión del riesgo. En este sentido, el reportaje se constituye en el formato ideal para comunicar la GRD debido a que permite profundizar en los pormenores de un tema que necesita ser explicado con más detalle a la audiencia, así como ahondar en temas como la relación de los desastres y el desarrollo, el conocimiento y la reducción de los riesgos.

3. Del manejo de los desastres a la gestión del riesgo, un nuevo camino

La manera como se aborda la problemática de los desastres ha evolucionado en las tres últimas décadas, propiciando en su interior lo que puede ser considerado como un cambio paradigmático. En efecto, en la década de los 80s y 90s el enfoque que predominaba en el manejo de las emergencias se centraba en establecer los preparativos y la respuesta. Las acciones se encaminaban a “la modificación de las amenazas, utilizando medidas estructurales tales como diques, muros de contención, etc.” (Lavell et al., 2003, p. 19). Sin embargo, la prevención y las acciones para reducir el riesgo no tuvieron gran protagonismo por parte de los gobiernos y los mecanismos correspondientes de ayuda durante esta época.

Durante la década de los 90s una nueva perspectiva fue ganando terreno, en particular al interior de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina (LA RED). LA RED intentó dar respuesta a “la necesidad de estimular y fortalecer el estudio social de la problemática del riesgo y definir, a partir de ello, nuevas formas de intervención en el campo de la mitigación de riesgo y prevención” (Gellert-de Pinto 2012, p. 14). Tal cambio paradigmático ha ganado gran aceptación y se usa como modelo de trabajo en diferentes agencias de las Naciones Unidas y en organismos de colaboración multilateral como el Banco Mundial.

De acuerdo con este cambio paradigmático:

El problema ya no se enfoca tanto en el evento de ocurrencia del desastre y la respuesta (administración del desastre) sino en el riesgo que predispone el desastre, el cual es construido socialmente; es decir, ningún desastre puede suceder sin la previa existencia de una situación de riesgo, la cual no solo permite la ocurrencia del desastre sino determina también la dimensión de sus impactos. (Gellert-de Pinto 2012, p. 13)

Al ser concebido el riesgo como una construcción social se vinculó también al concepto de desarrollo, haciendo evidente su conexión e incorporándolo de manera explícita en el nuevo enfoque de la GRD, como describe la misma autora:

Se determinó el vínculo estrecho entre desarrollo y riesgo de desastre: en la medida que el riesgo es producto de procesos sociales particulares, es también producto directo o indirecto de los estilos o modelos de crecimiento y desarrollo impulsados en cada sociedad. (p. 13)

Tal concepto también es sustentado por Lavell (2003), quien consideró que la concepción de la prevención y la mitigación de desastres debía cambiar; pasar de considerarse actividades exógenas −fuera del desarrollo como tal− a ser elementos endógenos que tuvieran en cuenta los componentes estructurales y criterios propios del desarrollo. En este sentido, la GRD se abordó con la idea de que los desastres no son naturales (Mercer, 2010), y por tanto se puede intervenir para que los escenarios de riesgo no se construyan y no se presenten las emergencias. Cuando se acepta que el desastre no es natural, se está aceptando la responsabilidad antropogénica; es decir, que aunque sean de carácter ambiental el hombre tiene una responsabilidad en su organización. Por tanto, es posible realizar cambios de comportamientos o acciones para cambiar los escenarios de riesgo. De acuerdo con García Acosta (2005) dos elementos deben incluirse en la GRD: la construcción social del riesgo y la percepción del riesgo, que es culturalmente construida. De esta manera se ayuda a promover sociedades resilientes con capacidades de cambiar y adaptarse para enfrentar de mejor forma las amenazas. La GRD está entonces ligada a los requerimientos de desarrollo y es imperativo incorporarla en las políticas públicas y en las estrategias para el fomento del desarrollo territorial y sectorial, así como en la formulación y ejecución de proyectos específicos para su reducción.

La GRD maneja tres momentos o etapas íntimamente ligados entre sí: conocimiento, reducción y manejo del desastre. El conocimiento del riesgo de desastre se fundamenta en la comprensión real de las condiciones del riesgo para de esta manera entender los posibles escenarios de un desastre. Esta primera etapa inicia con la identificación y análisis de las potenciales amenazas, el análisis de la vulnerabilidad y la identificación del riesgo. La segunda etapa se refiere a la reducción del riesgo e intenta intervenir tanto las eventuales amenazas como las posibles vulnerabilidades. La tercera etapa se refiere al manejo del desastre e implica la formulación y aplicación de instrumentos para el manejo de las emergencias (Banco Mundial, 2012). Este avance conceptual ha sido evidente en ciertas instituciones relacionadas con el tema o en el manejo de la política pública de la GRD. No obstante, faltaría explorar si este cambio paradigmático ha impregnado los discursos informativos en América Latina.

4. Metodología

Para responder las preguntas de investigación se realizó un análisis de contenido, una técnica de investigación que busca hacer inferencias replicables y válidas de los textos en el contexto en el que son usados (Krippendorff, 2013). De acuerdo a lo anterior, se explicarán a continuación los procesos de recolección y análisis de la data.

Se seleccionaron tres regiones geográficas de América Latina. De cada región, se escogieron los países que según el World Risk Index 2015 son más propensos a los desastres por la probabilidad de que coincida una amenaza natural con una sociedad vulnerable.

  • Región Andina: Ecuador 7,44%, Perú 6,82%, Colombia 6,72%, Venezuela 5,89% y Bolivia 4,82%.

  • Centro América: Guatemala 20,10% −el más propenso de América Latina−, El Salvador 16,80%, Nicaragua 14,63% y Honduras 10,70%.

  • Cono Sur: Chile 11,20%, Uruguay 3,92%, Argentina 3.62%, Paraguay 3,65%.

Para cada país, se buscó el portal online de los diarios más importantes disponibles en la web. Sin embargo, debido a que la disponibilidad de la data online no era superior a cuatro meses en casi todos los periódicos antes de la fecha de búsqueda, se decidió tomar una ventana de observación entre octubre de 2016 y marzo de 2017.

Se elaboró una lista de palabras clave para la búsqueda en la base de datos de cada medio, como desastre, amenaza, inundación, sequía, erupción volcánica, sismo, deslizamiento, tsunami, huracanes, incendio forestal, maremoto, tormenta, polución, lluvia, ciclón, vendaval, derrame, derrumbe y contaminación. Seguidamente, se definió que la unidad de análisis y de recogida de datos fuesen las noticias o reportajes.

En la búsqueda descrita se encontraron 400 textos informativos que fueron el universo de la investigación, de los cuales se tomó una muestra estratificada (Krippendorff, 2013), donde los estratos estuvieron conformados por cada país de cada región seleccionada como objeto de estudio. Se realizó un muestreo sistemático, seleccionando en forma aleatoria el 33%, para una muestra total de 130 textos aptos para ser analizados.

Se realizó un libro de código en una plataforma online para facilitar la codificación de cada noticia. Este estuvo compuesto por tres grandes categorías y varias subcategorías, que se explican a continuación.

1. Asuntos del cubrimiento periodístico: en esta categoría se incluyeron elementos como el autor del texto, el género periodístico y los tipos de fuente que utiliza el periodista.

2. Construcción mediática de la GRD. En esta se incluyeron tres subcategorías:

2.1 Construcción mediática del conocimiento del riesgo: con el fin de conocer si se ha integrado el nuevo enfoque de GRD en el cubrimiento. En el primero se incluyeron aspectos como la información proporcionada en el texto sobre el tipo de amenaza, algunas preguntas sobre la inclusión de potenciales amenazas, la magnitud del riesgo, el lugar donde se da el riesgo y la población o bienes expuestos a daños.

2.2 Construcción mediática de la reducción del riesgo: este segundo elemento de la GRD se incluyó para conocer si el texto daba cuenta del aspecto prospectivo mencionando acciones para mitigar el riesgo, políticas de uso del suelo o planificación, acciones para prevenir futuros desastres y si proporcionaba información sobre planes de emergencia o contingencia.

2.3 Construcción mediática del manejo del desastre: este último elemento incluyó preguntas sobre el origen de la noticia, si fue de un evento reciente, el aniversario de un desastre o una construcción prospectiva. Se preguntó sobre si se hacía referencia a las acciones que el individuo podía tomar o si daba cuenta de la ayuda humanitaria brindada, las reparaciones realizadas o los daños causados por una emergencia. De igual forma, se pidió a los codificadores que escribieran las expresiones usadas por los periodistas para referirse a las víctimas y al desastre como tal.

Seguidamente se entrenó a un grupo de codificadores, estudiantes de Maestría en Comunicación, para que se encargaran de hacer el análisis. Se realizó una prueba piloto con cinco noticias para que se familiarizaran con el instrumento y el libro de codificación. Los codificadores, analizaron luego un 10% de la data igual para todos más un 90% diferente, cada codificador analizó la muestra de un país. Seguidamente, se llevó a cabo una prueba de fiabilidad entre codificadores con el Alpha de Krippendorff con un resultado de 0,65.

5. Resultados

En primer lugar, en este apartado se describirán los hallazgos del análisis sobre los elementos periodísticos como tipo de autor, género, fuentes y encuadres predominantes. Seguidamente, se analizarán los resultados referentes a construcción mediática de tres elementos de GRD: conocimiento de riesgo, reducción del riesgo y manejo del desastre.

5.1 Asuntos de la cobertura informativa

A partir del análisis de las 130 noticias de 13 países de América Latina, se pudo observar que muchas de las noticias incurrieron en vicios del periodismo y del mismo modo, se halló una predominancia en la noticia como género.

En ese sentido, se halló que en la mayoría de las noticias no se menciona el autor (43%), fueron escritas por los periodistas de planta (30%), o tomadas de agencias de noticias (14%). A pesar de esto, se resalta el hecho de que aunque son noticias locales o regionales, una gran parte de ellas son reproducidas de agencias de noticias. La tabla explicita los resultados.

Tabla 1
Autoría del texto

Fuente: elaboración propia

Con respecto al género periodístico, predominó la noticia (80%). El reportaje (16%) y la crónica (1,5%) alcanzaron una participación menor. Este hallazgo demuestra que predomina la narración de los hechos frente a la interpretación más profunda que ofrecen otros géneros.

Tabla 2
Género

Fuente: elaboración propia

En consonancia con algunos de los resultados anteriores, se encontró que la mayoría de las noticias cubrían funcionarios de entidades públicas, como miembros de la entidad responsable de la GRD en el país y miembros del gobierno de turno. En su orden las siguientes fuentes más usadas fueron notas o comunicados de prensa de agencias que atienden las emergencias, ministerios u organizaciones encargadas de proveer servicios públicos. Dentro de las noticias, pocos periodistas entrevistaron a personas o ciudadanos del común, y muy pocos reportaron desde observación directa en el lugar de los hechos.

Tabla 3
Tipos de fuente

Fuente: elaboración propia

De acuerdo a estos resultados, es evidente que las piezas analizadas carecen de la información que las audiencias necesitan para garantizar una adecuada cobertura de los desastres. Se observa un periodismo que privilegia las fuentes oficiales, los comunicados de prensa, las agencias de noticia y el género más breve.

5.2 El desastre como el centro de la cobertura: construcción mediática de la GRD

En la cobertura de la GRD se buscó también la inclusión de temas que pudieran contribuir a un enfoque desde el riesgo y no desde la ocurrencia de los desastres. En este sentido, se observaron los tipos de amenazas que cubrieron los medios, la inclusión de información sobre conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de los desastres.

En primer lugar, los hallazgos muestran que predominaron las amenazas naturales y socio-naturales y de manera específica, las inundaciones (31,4%), sismos (17,1%) y los deslizamientos (15%). Se evidenció que existió poca cobertura sobre amenazas antropogénicas, como la contaminación ambiental, derrames químicos, interrupción de fluido eléctrico o emergencias por violencia, que implican una acción mayor del hombre y según lo analizado no tienen mayor espacio en las noticias como eventos más relacionados solo con la “naturaleza”.

En segundo lugar, se pudo encontrar que algunos textos hablaban de potenciales amenazas, pero en su mayoría se centraban en la emergencia presente. Por su parte, la mitad de las noticias reportaron la magnitud del riesgo (48,5%) y la otra mitad (48,5%) omitieron ese tipo de información. Sin embargo y como elemento positivo, la mayoría sí ofrecieron información relacionado con el lugar donde se presentaba un riesgo.

Tabla 4
Construcción mediática del conocimiento del riesgo

Fuente: elaboración propia

En tercer lugar y en relación a la construcción mediática de la reducción del riesgo, se encontró que la mayoría no contenía elementos de mitigación (68,5%) que explicaran qué se debe hacer para disminuir el riesgo existente o sobre las obras de infraestructura en las zonas vulnerables. Tampoco hacían mención a ninguna política pública, de uso de suelo, planificación, códigos de construcción (85,4%), entre otras, que pudieran estar relacionadas con la amenaza o el potencial riesgo.

De igual forma, obviaron elementos de prevención y de preparación para posibles desastres, como planes de emergencia, sistemas de alerta, redes de emergencia, planes de evacuación (77,7%), entre otros.

Tabla 6
Construcción mediática de la reducción del riesgo

Fuente: elaboración propia

En cuarto lugar, al observar el tema de manejo del desastre, se encontró que en su mayoría los textos hablaban de un desastre reciente (52,3%) y otros en menor medida de una noticia que tratara la prevención (32,3%). Esto coincide con resultados que ya se mencionaron, como la poca información de conocimiento y reducción del riesgo.

Tabla 7
El texto da cuenta de

Fuente: elaboración propia

En cuanto los elementos de manejo del desastre, los textos hicieron escasa referencia a acciones que los individuos puedan emprender con respecto a la emergencia (86,2%), qué tipo de ayuda humanitaria va en camino (79,2%) ni qué operaciones de limpieza o reparación se están haciendo (80%). Se observa un mayor repunte en sí reportaron los daños causados por el desastre (40,8%).

Tabla 8
Construcción mediática del manejo del desastre

Fuente: elaboración propia

En suma, la cobertura de la GRD en América Latina durante el periodo estudiado ha sido limitada por el género de la noticia, las fuentes oficiales y los comunicados de prensa. Se interesa más en hablar de los hechos que en aquellos elementos que puedan contribuir al conocimiento de otras potenciales amenazas, la reducción del riesgo y un manejo integral de los desastres cuando ocurren.

6. Discusión

Esta investigación analizó desde el nuevo paradigma de la GRD (Geller-De Pinto, 2012) la cobertura noticiosa en varias regiones de América Latina, llenando un vacío en la literatura existente. Evidenció que aunque en la política pública de países como Colombia está plasmado dicho cambio de paradigma, este no ha permeado las estructuras informativas de los diarios en las tres regiones que hicieron parte de este estudio. Los resultados coinciden con los hallazgos de Obregón et al. (2010) y algunos de Valencio & Valencio (2017), quienes afirman que el contenido de las noticias pierde calidad informativa cuando no mira a los desastres como procesos sociales a largo plazo, dejando por fuera elementos como el conocimiento y la reducción del riesgo.

Desde la perspectiva de la cobertura periodística, es mucho lo que el periodismo puede aportar para efectos de lograr una información más completa y adecuada para la audiencia. De una parte, en concordancia con Obregón et al. (2010) y Castro (2017), la escasa utilización de formatos narrativos más comprensivos como el reportaje o la crónica, sugiere que se adolece de una investigación profunda que incluya la contextualización amplia del fenómeno y consulte un mayor número de fuentes. Inclusive, dar cuenta de la perspectiva histórica, explorar si el evento está asociado a determinados períodos cíclicos del año y frente a esto cómo se ha venido trabajando para lograr mejores resultados a partir de las experiencias previas.

Tal vez buena parte de la explicación de la dificultad que existe en construir textos sobre prevención pueda residir en la naturaleza misma de la conceptualización de noticia. En palabras de Lippmann (2003 [1922]) “las noticias nunca nos dicen cómo está germinando la semilla plantada bajo tierra, sino que narran el momento en el que el primer brote hace su aparición en la superficie” (p. 277). En este sentido, resulta necesario un esfuerzo conjunto para cambiar la tendencia de cubrir de manera generosa los episodios de desastres y, hacer mucho más evidente la reportería de temas asociados al conocimiento y reducción de los riesgos −la semilla plantada bajo la tierra− que permita la prevención y mitigación de las emergencias futuras, en concordancia con lo planteado por Castro (2017), cuando menciona las bondades del periodismo de prevención. Es decir, desde el punto de vista de la prevención, lo ideal es informar sobre las sequías durante la época invernal y sobre las lluvias en plena temporada seca. Lo anterior, “significa incluir a la GRD en tiempos en los que no hay una emergencia” (ADPC, 2016, p. 39). Esto se constituye en una ruptura importante en el ejercicio profesional de los reporteros y, en consecuencia, dificulta la aprobación de estos temas por los editores en los medios informativos.

Otro hallazgo que amerita una reflexión profunda es el predominio del uso de fuentes oficiales y comunicados de prensa en toda la región. Esto indica que la audiencia se entera de los hechos relacionados con los desastres en su mayoría por la versión oficial del gobierno. Como se ha advertido antes (Waisbord, 2000; Linayo, 2006; Arroyave & Barrios, 2012), la voz oficial por lo general está interesada en mostrar una gestión eficiente y positiva, disminuyendo la posible magnitud o impacto de algún evento. Si el periodista no cumple su rol de “perro guardián” y explora otras explicaciones posibles, puede existir el riesgo de que desinforme a la audiencia, llevándola inclusive a no actuar.

Si el nuevo paradigma busca enfocarse en el riesgo que predispone el desastre −que es construido socialmente en estrecho vínculo con el modelo de desarrollo− y no en el desastre mismo, se ha evidenciado cómo el cubrimiento informativo en los medios analizados en las tres regiones de las Américas sigue lejos de dicho paradigma. En este sentido, menos de la mitad de los medios informativos (46,9%) reportan potenciales amenazas, una de cada cuatro noticias abordan el tema de la prevención (74,6%). Además, no se hace mención a elementos de preparación para eventuales desastres (77,7%) y la mayoría de los textos periodísticos no relacionan los hechos narrados con las políticas públicas que existen al respecto (85,4%).

Ya varias décadas atrás se habían evidenciado algunos de estos errores que el periodismo comete en la cobertura de lo ambiental (Kunst & Witlox, 1993), pero este estudio muestra que no ha habido una evolución significativa en este tema. Así mismo, varios autores a finales del siglo pasado ofrecían recomendaciones sobre cómo incluir la GRD en la agenda pública y las acciones que pueden impulsar los medios de comunicación en favor de la sociedad (Lemus, 1991).

Las consideraciones anteriores nos hacen pensar que es urgente el cambio de paradigma en el trabajo de los medios informativos, un cambio necesario que permita contar con un periodismo que cumpla el rol de informar, educar y empoderar a la audiencia para que tome decisiones racionales. El riesgo de desastres debe considerarse y comunicarse como una construcción social (García Acosta, 2005), por tanto se propone a la luz del periodismo de prevención (Castro, 2017) una cobertura en los medios que informe, investigue y busque explicaciones antes de que ocurran los hechos, posiblemente asociando el tema con otros asuntos que habitualmente se trabajan en las agendas informativas como la pobreza, la corrupción y la salud. Finalmente, se abre una nueva línea de investigación para futuros estudios, que podrían analizar si este paradigma se ha visto reflejado en otras regiones, dar cuenta de los retos y oportunidades del trabajo de las agencias encargadas de la GRD, así como estudiar los textos que envían los comunicadores organizacionales a los periodistas para informar de las gestiones que adelantan las entidades oficiales.

Referencias bibliográficas

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