Resumen: En la actualidad, la profesionalización de la práctica periodística se está impulsando desde las esferas gubernamentales de la República del Ecuador, por medio de la Ley Orgánica de Comunicación. El objetivo de esta ponencia es determinar la influencia de la formación académica de los periodistas ecuatorianos a la hora de concebir el desempeño de la práctica profesional periodística. Para ello, se han realizado cuarenta entrevistas semi-estructuradas a periodistas en activo ecuatorianos de los cuatro soportes periodísticos (prensa, televisión, radio e internet). Los resultados muestran, que los periodistas detectan una ruptura entre lo aprendido en las aulas universitarias y la propia práctica profesional. Los profesionales ecuatorianos relacionan esta ruptura tanto con programas académicos demasiado teóricos como con otros excesivamente técnicos o generalistas.
Palabras clave:Función social del periodistaFunción social del periodista,ideología profesionalideología profesional,formación académicaformación académica.
Abstract: Currently, the professionalization of journalistic practice is being promoted from government areas of the Republic of Ecuador through the Communication Law. The goal of this paper is to identify the influence of academic education of the Ecuadorian journalists, when conceiving the performance of journalistic practice. To do this, forty interviews were conducted, semi-structured, to Ecuadorians active journalists on the four types of media (newspapers, television, radio and internet). The results shows that journalists detect a rupture between what they learned in university classrooms versus the professional practice. Ecuadorian professionals relate this break with academic programs too theoretical as other overly technical or general.
Keywords: Social function of the journalist, professional ideology, academic formation.
Resumo: Na atualidade, a profissionalização da prática jornalística está sendo impulsionada a partir de esferas governamentais da República do Equador por meio da Lei Orgânica de Comunicação. O objetivo deste artigo é compreender a influência da formação acadêmica dos jornalistas equatorianos no momento de avaliação de seu desempenho na prática profissional. Para isso, foram realizadas quarenta entrevistas semi-estruturadas com jornalistas equatorianos de quatro suportes distintos (meios impressos, televisão, rádio e internet). Os resultados demonstram que os jornalistas identificam uma ruptura entre o aprendido nas aulas universitárias e a prática profissional. Os profissionais equatorianos relacionam tal ruptura tanto aos programas acadêmicos, demasiados teóricos, quanto a outros excessivamente técnicos ou generalistas.
Palavras-chave: Função social da propriedade, ideologia profissional, formação acadêmica.
Informe
Influencia de la formación académica en la concepción de la profesión periodística en Ecuador
Influence of academic training in the conception of journalism as a profession in Ecuador
Influência da formação acadêmica na concepção da profissão de jornalistas no Equador
Recepción: 15 Agosto 2016
Aprobación: 10 Noviembre 2016
En julio de 2014 se creó el grupo de investigación ERP (Estudio de Rutinas Periodísticas), compuesto por investigadores de Chile, Argentina, Ecuador, Colombia, Paraguay y México. Nació para estudiar las transformaciones que registran los mecanismos utilizados por periodistas latinoamericanos para recolectar, seleccionar y publicar información, las influencias que podrían afectar a dicho proceso y los efectos que aquello tiene en el producto final que se ofrece al público.
ERP es un estudio de tipo cualitativo con un enfoque descriptivo/exploratorio. El primer informe, en plena etapa de análisis de la información recogida, estuvo orientado a la identificación de las condicionantes que los propios periodistas reconocen al autoevaluar sus rutinas de trabajo. Se elaboró sobre la base de 200 semiestructuradas aplicadas a informadores de Concepción (Chile), Buenos Aires (Argentina), Quito (Ecuador), Bucaramanga (Colombia) y Veracruz (México), representantes de cuatro soportes diferenciados: prensa escrita, radio, televisión y cibermedios. La segunda etapa se centra en el análisis comparativo de esos condicionantes (Gutiérrez-Atala, Odriozola-Chéné, Aguirre-Mayorga et al., 2015; Gutiérrez-Atala; Ferreira-Jiménez & Pajoni, 2015; Gutiérrez-Atala; Odriozola-Chéné; Ferreira; Anaya-Ávila & Pajoni, 2016).
La presente comunicación se centra en los resultados obtenidos por el subgrupo de Ecuador al analizar los condicionantes relacionados con la propia ideología del periodista y la formación académica recibida. A partir de la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación en junio de 2013, los medios de comunicación se han visto obligados a contar con profesionales formados en Comunicación Social o Periodismo, para desarrollar las actividades informativas de manera permanente. De forma paralela, las universidades ecuatorianas se han visto en los últimos años sometidas a procesos de acreditación que garanticen una educación de calidad, donde se promueva la investigación y se vincule el conocimiento académico con la propia sociedad. Además, para el año 2016, dentro del proceso de acreditación de las diferentes carreras universitarias, aquellas relacionadas con el ámbito de la comunicación deberán presentar programas que garanticen estos mismos aspectos.
Por tanto, es necesario conocer hasta qué punto los periodistas consideran oportuna la formación académica recibida y cómo esta ayuda a configurar su identidad profesional al desembarcar en la vida laboral.
Los periodistas deben ser considerados como profesionales que trabajan dentro de un medio de comunicación que se enmarca en una sociedad determinada.
Así, los condicionantes que afectan al desarrollo de la práctica periodística se producen a diferentes niveles. Para Shoemaker y Vos existirían cinco niveles de influencia:
individuales, en relación al propio periodista como creador de los relatos periodísticos;
rutinas periodísticas, asentadas en la profesión y, por tanto, tácitamente validadas;
organizacionales, de acuerdo a los responsables de toma de decisiones en los propios medios de comunicación;
instituciones sociales, donde se encuadran anunciantes, audiencias o grupos de interés; e) el sistema, entendido como el sistema social o las ideologías de las sociedades (Shoemaker & Vos, 2009, pp. 31-32).
Por su parte, Oller y Meier (2012) plantean una categorización de las influencias en la práctica periodística en tres niveles:
el primer nivel sería el de sistema, entendido como el marco social en el que se desenvuelven los medios de comunicación, relacionándose con otros sistemas de la sociedad;
el segundo nivel se focaliza en las influencias de la propia institución mediática, en su estructura y procedimientos habituales;
el tercer nivel hace referencia al periodista como actor que se relaciona con las propias rutinas de trabajo que el periodista desarrolla a nivel individual dentro del medio de comunicación.
Es importante destacar que las influencias no se desarrollan horizontalmente sino que se establecen siguiendo una jerarquía “que propone importantes distinciones entre los niveles de análisis y sitúa al periodista individual en una red de limitaciones organizacionales e ideológicas” (Reese, 1999, p. 48). Así, los condicionantes ideológicos de los periodistas se ven limitados por condicionantes institucionales, relacionados con la organización jerárquica de los medios y las rutinas periodísticas, que a su vez dependen del contexto social en el que los profesionales de la información y los medios se desenvuelven.
Si bien cada país tiene sus particularidades en su relación medios-sociedad, el problema de los medios existe en todas las sociedades (McChesney, 2004, p. 16). Sin importar la época en la que se encuentre, el periodista latinoamericano desarrolla su trabajo acorde a su propia realidad. Después de más de treinta años del periodo de dictaduras latinoamericanas “existe la misma tensión entre aquellos que tienen el poder y los que no, la batalla solo asume diferentes formas. Los medios están en el centro de los conflictos por poder y control en cualquier sociedad” (McChesney, 2004, p. 17). Tal es el caso de países como Ecuador donde el Estado vuelve a reposicionarse como el actor central de la regulación mediática y los medios (Guerrero & Márquez, 2014, p. 144).
Desde la academia se han planteado diferentes valores que deberían estar asentados en los periodistas y empresas de comunicación. Kovach y Rosentiel (2001) establecen cinco valores ideales de la profesión periodística:
la información como servicio público como vigilantes de la sociedad, colectores y diseminadores de información;
la objetividad, por medio de la imparcialidad, neutralidad, justicia y credibilidad;
la autonomía. Los periodistas deben ser autónomos, libres e independientes en el desempeño de su labor informativa;
la inmediatez, pues los periodistas tienen un sentido de la inmediatez, actualidad y velocidad inherente al concepto de noticia;
la ética, pues los periodistas tienen un sentido de la ética, vigencia y legitimidad.
Sin embargo, estos valores ideales se ven condicionados en la práctica por la relación del periodista con su propia ideología, la institución en la que trabaja y la sociedad en la que se desenvuelve. Para Shoemaker y Resse (2014), en el plano individual hay que tener en cuenta que la ideología y las características personales de los periodistas afectan el contenido noticioso en proporción a su capacidad de decisión en su organización mediática y que las actitudes personales de los profesionales de la información afectan al contenido que producen, en función de su capacidad de influencia en la producción de contenidos del medio y la ausencia de fuertes rutinas en la cobertura de ese tipo de acontecimientos (p. 238).
Además, los conceptos de objetividad e imparcialidad periodística son constante objeto de debate, tanto en el ámbito periodístico como desde fuera de la profesión.
Para Tuchman, cuatro son las estrategias que suelen utilizar los periodistas para reivindicar la objetividad:
presentar las diferentes posibilidades en conflicto;
presentar las evidencias que sustentan una opinión;
utilizar declaraciones de los protagonistas de la noticia;
estructurar la información en una secuencia apropiada (Tuchman, 1972, pp. 665-671).
Sin embargo, “todos esos recursos al servicio de la objetividad, de hecho no crean objetividad, sino una ilusión de objetividad, porque es posible aparentar impersonalidad, manejar fuentes, manipular cifras y porcentajes y convertir todas esas tácticas en simples coartadas” (Restrepo, 2001, p. 12). Sin embargo estos valores si resultan importantes para las audiencias. Así, la imparcialidad, transparencia y objetividad son percibidos como los valores que más afectan a la credibilidad de medios y periodistas ecuatorianos según la audiencia (Rodrigo, 2014, pp. 64-65).
Hay que tener en cuenta que uno de los factores que constituyen la ideología del periodista es la formación académica recibida. Al abordar este tema, es habitual el debate entre aquellos que abogan por mallas curriculares focalizadas en la investigación y el pensamiento crítico y los que quieren programas con un gran componente técnico y orientado a la adquisición de habilidades (Shoemaker & Reese, 1996, p. 72). Sin embargo, para Miguel Wiñazki, director de Capacitación del diario Clarín, “la tarea de informar requiere de un saber diferenciado, teórico y práctico: la reflexión filosófica sin el oficio cotidiano de informar suele estar vacía, y el oficio sin la reflexión es ciego, y suele desviarse hacia un operativismo superficial” (Foro de Periodismo Argentino, 2008, p. 208).
En el contexto latinoamericano, en el año 2008, la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social identificó 1742 centros de enseñanza universitaria en el que se ofertaban programas de comunicación y periodismo, estando distribuidos de la siguiente manera: 67 en Centroamérica y Caribe (Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana); 1006 en México; 193 en la región Países Andinos (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela); 115 en la región Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay) y 361 en Brasil (Felafacs, 2009, p. 11). Los planes desarrollados en las facultades latinoamericanas responden a tres modelos: culturalista, profesionalista y comunicólogo. “El modelo humanista o culturalista considera que el mejor comunicador es el más culto, por lo que incide en cursos de ciencias sociales y humanas; por su parte, el modelo práctico profesional pone el acento en los aspectos de la práctica, en sintonía con las recomendaciones de la Sociedad Interamericana de Prensa, mientras el modelo comunicacional entiende el periodismo como una de las variantes de la comunicación, con la pretensión de formar profesionales preparados en sus diversos aspectos y luego fijar esfuerzos en una especialidad determinada” (López García, 2010, p. 233-234). Las críticas a las facultades latinoamericanas formadoras de periodistas y comunicadores se han centrado “en su falta de definición académica y la ambigüedad de sus perfiles; su escasa vinculación con la sociedad; su incapacidad de conjugar su proyecto educativo con las salidas profesionales de sus egresados, así como su limitada capacidad productiva” (Mellado, 2010, p. 17).
En Ecuador, la radiografía de las universidades con grados en Comunicación Social o Periodismo nos muestra:
un entorno en el que los académicos se centran prácticamente en la labor docente, obedeciendo a la estructura universitaria general del país que va modificándose lentamente;
unos planes académicos con acercamiento a la parte práctica y técnica (Punín, 2012, p. 20);
la inexistencia de una malla curricular que implemente al periodismo digital y cubra sus exigencias e infinidad de aplicaciones (Punín; Rivera & Cuenca, 2014, p. 44).
La herramienta metodológica utilizada para esta ponencia fue la entrevista semiestructurada, definida “como un cuestionario con menor estructuración que combina preguntas con las alternativas de respuesta predefinidas junto a otras abiertas en las que el entrevistado contesta con total libertad” (Vieytes, 2004, p. 322).
En la entrevista semiestructurada el entrevistador dispone de un guion que recoge los temas que se deben tratar, si bien tanto el orden de las preguntas como el modo de formularlas se dejan a su criterio. Así mismo, se puede pedir al entrevistado aclaraciones cuando no se entienda algún punto o que profundice en alguna cuestión cuando parezca necesario (Martínez & Rodríguez, 2008).
En este sistema, el esquema de preguntas y secuencia no está prefijada, las preguntas pueden ser de carácter abierto y el entrevistado tiene que construir la respuesta; son flexibles y permiten mayor adaptación a las necesidades de la investigación y a las características de los sujetos, aunque requiere de más preparación por parte de la persona entrevistadora, la información es más difícil de analizar y requiere de más tiempo (Del Rincón; Arnal; Latorre & Sans, 1995).
Así, las entrevistas se centraron en extraer resultados desde dos perspectivas. En primer lugar, por medio de una entrevista de respuesta espontánea, se indagó en la determinación de la presencia de condicionantes ideológicos y formativos que marcan la labor periodística. En segundo lugar, se realizó un análisis mediante respuesta sugerida, que permitió profundizar en los aspectos concretos planteados por los entrevistados.
.e realizaron 40 entrevistas a periodistas ecuatorianos en activo de los cuatro soportes informativos: prensa escrita, radio, televisión, cibermedios. A los sujetos entrevistados se les garantizó el anonimato, asignando un número a cada entrevistado. En el caso de los periodistas ecuatorianos, su numeración abarca desde el Sujeto 121 hasta el Sujeto 160.
La selección de entrevistados se fundamentó en las variables relacionadas con el soporte mediático y el rol organizacional. De acuerdo a investigaciones previas (Humanes, 2003; Shoemaker & Reese, 2014), se consideró que estas dos variables podrían establecer diferencias en las posturas de los profesionales, más allá de la identidad individual de los entrevistados u otras variables como el tipo de medio de comunicación establecido por la Ley Orgánica de Comunicación: públicos, privados y comunitarios (Asamblea Nacional, 2013, p. 59).
Así, tomando como punto de referencia las variables relacionadas con el soporte mediático y el rol organizacional, se realizó una primera fase de aproximación a periodistas y cargos de directivos de medios de comunicación dispuestos a colaborar con la investigación. Cabe destacar que, pese a asegurar el anonimato a los entrevistados, muchos periodistas declinaron participar en la investigación por temor a represalias tanto externas como desde su propio medio de comunicación.
En el conjunto del proyecto, se han predefinido 10 categorías de potenciales condicionantes de la labor informativa: ideológicos, políticos, jerárquicos, económicos, salariales, formativo/vocacionales, tecnológicos, presión social, rutinas periodísticas y condiciones de trabajo. La presente comunicación se centra en el análisis de los condicionantes que abordan la formación académica y la ideología profesional de los periodistas. Los condicionantes ideológicos consideran todas aquellas presiones que el informador pueda recibir en relación con la línea editorial que responde el medio en el que trabaja o bien situaciones en las que su propia ideología colisiona con la de la empresa informativa. Los condicionantes formativos se refieren a los efectos que tienen las falencias y/o carencias del profesional tanto en las aptitudes básicas propias de la función periodística, las adquiridas en el proceso formativo universitario o las relativas a la actualización permanente que es exigible a todo profesional.
Al analizar el peso de los condicionantes relacionados con la ideología del periodista y la formación recibida, puede observarse que no se muestran como los más reconocidos por los periodistas entrevistados. En la tabla 1, se constata que los periodistas entrevistados, al ser preguntados por los condicionantes que reconocen que afectan al desarrollo de un periodismo de mejor calidad en su rutina laboral, mencionan en un 17,5% de las ocasiones los condicionantes formativos. Por su parte, los condicionantes relacionados con la ideología profesional de los periodistas presentan una menor presencia en el conjunto de los condicionantes con un 10%.
Sin embargo, la metodología de este proyecto no se limita a medir la presencia y frecuencia de los diferentes condicionantes en la respuesta planteada a los entrevistados, sino que profundiza, en una segunda fase de respuesta sugerida, en cada uno de los condicionantes. Gracias a esta profundización, se puede ampliar el análisis y categorización de cada uno de estos condicionantes, también de los condicionantes relacionados con la formación académica y la ideología profesional del periodista.
Los periodistas ecuatorianos entrevistados muestran, de manera mayoritaria, la influencia de su propia opinión y de su puntos de vista en la construcción de los relatos informativos: “Es obvio, todos los periodistas van a tener su punto de vista, o sea, no somos ni robots ni máquinas ni seres sin sentimientos entonces siempre va a ver un punto de vista propio del periodista” (Sujeto 121), pese a que, desde las aulas universitarias, “les hacen creer a los nuevos reporteros que la ideología en el periodismo no existe, que es una cosa como una chompa que se la puede colgar en el perchero de la entrada del diario y el canal de TV, y nada más falso que eso» (Sujeto 153). Así, se ha de tener en cuenta que esta subjetividad del periodista se ve condicionada por el propio criterio de la institución a la que pertenece: “a veces un tema o alguna cosa que a ti te parezca buena investigar y desarrollar, puede no parecerle tan buena al otro o puede no ser tan beneficiosa como te parecía a ti, entonces dependes de terceras personas para que puedas exponer o no lo que has planteado” (Sujeto 156). Por lo que, en ocasiones, los periodistas tienen que “por necesidad, obviamente, trabajar en un lugar en el que quizás no se siente a gusto o quizás sí” (Sujeto 143). La importancia de la práctica periodista se refleja en “el poder dar las dos versiones” (Sujeto 133). Esta visión personal no exime de tener “que mirar todas las aristas, incluso las que uno no está de acuerdo” (Sujeto 128), pese a que, en Ecuador, “el condicionamiento más brutal es el de la polarización y el simplismo. Mirar los hechos, las historias y a las personas como bueno o malo, en blanco y negro, a favor o en contra” (Sujeto 138). Otros periodistas consideran que existe una “tendencia a ser objetivo” (Sujeto 140).
Un grupo menor de entrevistados considera que hay que dejar los criterios personales puesto que consideran que “al televidente no le interesa mucho lo que pienso yo sino el desarrollo informativo en cierto ámbito” (Sujeto 151). Para estos periodistas, “es evidente que el periodista es ser humano y tienes tus percepciones, creencias, afinidades, por supuesto que sí, pero yo creo que el éxito es no mostrarlas” (Sujeto 152), por lo que tienen que desligarse de la parte ideológica, de sentimientos personales (155); puesto que “la noticia no tiene una ideología en particular, la noticia es la noticia venga de donde viniere, toque a quien le toque” (Sujeto 154).
Pese a esa tendencia a la objetividad, mostrada por alguno de los entrevistados, los periodistas ecuatorianos consideran que “no existe la objetividad. Obviamente se necesita ética, pero siempre será con tu punto de vista” (Sujeto 132). Este hecho se constata, no solo en la opinión; sino también en la información “porque a pesar de que uno trata de buscar una objetividad dentro de un comentario o dentro una noticia, especialmente en el comentario porque la noticia es general, siempre existe la subjetividad, entonces ideológicamente tienes gustos y en lo personal me condiciona mucho emitir un comentario, especialmente basándome los valores y en la ética que uno ha venido adquiriendo durante el tiempo de trabajo y durante toda la vida” (Sujeto 160). En cuanto a la imparcialidad, hay que tener en cuenta que “cuando desarrollas una noticia también vas por lo que tú crees, hablar de imparcialidad en el periodismo es bastante ingenuo a estas alturas de la vida” (Sujeto 123). En definitiva, consideran que “es mentira que exista la imparcialidad o la objetividad en el quehacer periodístico, no existe, primero, porque eres un ser humano que tiene una ideología como persona individual y, segundo, porque tienes que regirte a los lineamientos del medio en el que estés” (Sujeto 149). Por tanto, las empresas periodísticas quitan “imparcialidad y objetividad en una nota periodística porque ya te limitan a no escoger a una o varias personas; [...] esto hace que tu informe siempre salga puesto hacia un lado pero no objetivo como debería ser” (Sujeto 157). Para algunos periodistas la imparcialidad y la objetividad “son mitos de las universidades” (Sujeto 135).
Por norma general, los periodistas reconocen que los conceptos adquiridos en las facultades de comunicación les ha permitido un mejor desempeño laboral: “ todo lo que aprendí en la universidad lo pude plantear en las notas” (Sujeto 121). Esos conocimientos adquiridos se concentran en “todo lo que tiene que ver con redacción, gramática, géneros...” (Sujeto 122). También en la documentación informativa: “Yo al periodismo le debo la herramienta de cómo conseguir la información, la carrera de periodismo me enseño ciertos pasos, ciertas pautas para yo poder desenvolverme en la recopilación de datos” (Sujeto 125). Se detecta, a su vez, una profundización en “la lectura de discursos, en escenario urbanos, interpretación informativa, en ética...” (Sujeto 144), que permite “asentar las bases para que pienses de una manera crítica” (Sujeto 159) y “entender cómo llegar al público, el cómo llegar a la gente” (Sujeto 147).
En el lado contrario, otros periodistas afirman que salieron de las aulas universitarias “sin saber que significa reportear que es una palabra básica en periodismo, entonces si es un problema, cómo estudiaste cuatro años y medio con propedéutico, y sales y no sabes cosas básicas, nunca hiciste una cobertura real. [...] te hablo por mi caso y por los de mi generación que ahora están en medios también” (Sujeto 123). Algunos periodistas consideran que se han forjado como periodistas “en el campo, en el día a día” (Sujeto 129). Así, “el comunicador se hace en el día a día. Los conocimientos de la universidad son muy generales, no se compagina la academia con la realidad. El salir de la universidad fue, para mí, salir al mundo sin armas. Los medios son los que te forman” (Sujeto 135).
Los periodistas en sus respuestas reconocen la importancia de la formación universitaria “ya que si necesitamos una persona preparada que mejor que venga de la Universidad” (Sujeto 155). Este hecho se ha visto reforzado, desde el año 2013, por la exigencia plasmada en el artículo 42 de la Ley Orgánica de Comunicación de que “las actividades periodísticas de carácter permanente realizadas en los medios de comunicación, en cualquier nivel o cargo, deberán ser desempeñadas por profesionales en periodismo o comunicación” (Asamblea Nacional, 2013, p. 9). Los propios periodistas son conscientes de esta situación: “la ley te obliga ahora que todos tienen que tener tercer nivel, es decir, la licenciatura, haber acabado la carrera de comunicación” (Sujeto 152). Así, en la actualidad realmente “es una responsabilidad muy grande, no solo de la empresa sino del mismo periodista en tener su título profesional para que su trabajo sea respetado y el mismo esté fuera de cualquier riesgo de cumplir un trabajo que significa informar de un hecho si es que no tiene su título profesional de periodista” (Sujeto 142).
Sin embargo, los entrevistados consideran que en la enseñanza universitaria “se dan las bases y herramientas pero creo que en todas las universidades falta el tema práctico, tal vez esté mucho mejor pero el tema práctico es lo que falta en muchas universidades” (Sujeto 157). Así, “los chicos que salen de la universidad y se topan con ese nuevo escenario, creen saberlo todo al momento en el que salen, pero otra cosa es el lado laboral hay un fuerte choque generacional en ese aspecto [...], porque las Universidades tampoco les han enseñado a investigar” (Sujeto 131). En definitiva, detectan un desfase, “el desencuentro entre el proceso de formación –carrera universitaria– con el desarrollo de las actividades que desarrolla un periodista en un medio de comunicación. (Sujeto 148). En el lado contrario, otros periodistas afirman que existen “periodistas profesionales que se pasaron cuatro años hablando del qué, quién, cómo, cuándo, dónde… y la formación en cultura general sobre economía, política, informática, derechos, etc. es sumamente deficiente” (Sujeto 153).
Al hablar de las causas de esta ruptura entre la formación académica y la práctica periodística, hay periodistas que consideran que “las universidades dicen cosas que no son tan reales, porque tienen profesores que no han estado en el medio” (Sujeto 159). Otros consideran que el desfase vivido en su transición de la formación académica a la práctica periodística “se asienta en un problema en la malla, porque no existía una visión de la realidad que se necesitaba en el Ecuador. Las mallas estaban desactualizadas” (Sujeto 128). Otros periodistas, aducen un problema estructural que provoca un estancamiento en “varios temas especialmente ideológicos dentro de las universidades y del sistema educativo en sí” (Sujeto 160).
Para los periodistas, las consecuencias de la caracterización de la educación universitaria en periodismo provocan que la capacitación tecnológica sea casi nula (Sujeto 149). Así, mientras que para algunos entrevistados hay falencias referidas a la “capacitación en el periodismo digital, en esos temas sí, por ese lado falta un poco la capacitación” (Sujeto 123); para otros entre “los periodistas jóvenes hay personas que enfocan su interés en la tecnología, su uso e importancia técnica, pero no en los conceptos. Con el acceso a la información se cree que copiar textos es procesar información y cuesta involucrarlos con la reportería de campo” (Sujeto 127).
Esta visión se ha visto configurada por la propia experiencia vivida por los periodistas durante su formación académica que, en ocasiones, dista de la situación actual: “en la universidad no teníamos todos los elementos técnicos, no era tan avanzada la enseñanza como ahora veo que han avanzado en la universidad pública donde yo me formé” (Sujeto 145). Los mismos periodistas detectan que hay “una nueva ola de gente que llega de aulas, con mucha más capacidad para poder emitir comunicación y hacer información y noticias responsablemente [...]. Antes no se le daba tanta importancia al periodismo, considerado uno de los tantos poderes que tiene la sociedad, porque se hacía y decía lo que se quería y la gente, al tener medios masivos como la radio, televisión y prensa, y sin la existencia del Internet, hace mucho tiempo atrás; simplemente escuchaba o veía algo y lo creía. Hoy esta formación que tienen muchos jóvenes es mucho más “criteriosa”, específica, cautelosa e inclusive, esta palabra que tanto repito, responsabilidad, es mucho más responsable en lo que hace, dice, proyecta” (Sujeto 143).
La importancia que los periodistas entrevistados dan a los condicionantes ideológicos y formativos no es muy alta, viéndose superada por otros factores.
Sin embargo, se observa que la mayoría de los periodistas son conscientes de la influencia de sus propios puntos de vista a la hora de seleccionar los acontecimientos y el desarrollo informativo de los mismos. También son conscientes de que ese desarrollo se ve influenciado por el propio medio de comunicación en el que trabajan. Este hecho les lleva a rechazar conceptos como los de objetividad e imparcialidad. Los mismos periodistas consideran que estos conceptos son inculcados en su formación académica, no siendo aplicables una vez que comienzan a desarrollar su práctica profesional. Sin embargo, los periodistas ecuatorianos deben tener en cuenta que, para sus audiencias, los elementos que aportan una mayor credibilidad a periodistas y medios de comunicación ecuatorianos son precisamente la objetividad, imparcialidad y transparencia (Rodrigo, 2014). Por tanto, nos encontramos con dos agentes –universidad y audiencias– que potencian la importancia de estos factores, frente a la visión contraria de los periodistas que, debido a sus propias convicciones, las de la institución en la que trabajan y las presiones externas, consideran inalcanzables estas metas relacionadas con la objetividad, imparcialidad y transparencia. Ante este dilema, los periodistas deberían ser conscientes que, ante la imposibilidad de alcanzarlas, estas siempre deberían estar presentes como un horizonte en el que fijar su mirada.
Por otro lado, en cuanto a la formación académica, para los periodistas entrevistados, es responsabilidad de las universidades configurar programas de estudios que respondan a las necesidades del mundo laboral. Por ello, frente a programas muy teóricos, muy técnicos o muy generales, derivados de los modelos culturalista, profesionalista y comunicólogo, las Facultades de Comunicación Social deben, en el nuevo marco regulatorio, configurar programas que permitan a sus egresados afrontar con garantías su desembarco en el mundo laboral. Sin embargo, retomando las respuestas de algunos de los periodistas entrevistados, no se debe olvidar la formación teórica, pero se debe acompañar al alumno en la puesta en práctica de estos conceptos. Además, este desarrollo práctico debe ser acorde al entorno tecnológico en el que se desarrolla actualmente la profesión periodística, formando periodistas capaces de desarrollar productos específicos para cada uno de los soportes, con una mayor presencia de la comunicación digital en las mallas curriculares.
Como aporte de la investigación, se valora que esta presencia debe ser transversal y no limitarse a un determinado número de asignaturas. Pero, además, la formación académica no debe olvidar que los periodistas son testigos de los múltiples acontecimientos que se desarrollan en la sociedad. Por tanto, el periodista debe ingresar al mundo laboral con un amplio bagaje cultural, que le permita una rápida y certera aproximación a la realidad.
Así, uniendo la visión expresada por los periodistas en las entrevistas con las posturas académicas, tanto de Ecuador como de otros ámbitos geográficos, que ejercen de anclaje teórico al desarrollo de este trabajo, puede establecerse que deben repensarse las mallas curriculares de tal manera que estas se adecúen a las necesidades de la sociedad actual, superando los problemas estructurales e ideológicos que, tradicionalmente, ha adolecido la formación universitaria en Ecuador en el ámbito de la comunicación y el periodismo.