Editorial
El libro de Claudia Magallanes y José Manuel Ramos es fundamental para el de- bate sobre medios de comunicación indígena. Contiene el aporte colectivo de once capítulos, en los cuales autores de diferentes comunidades académicas ensayan nuevas perspectivas metodológicas de investigación. El tema principal que recorre el texto es la praxis comunicacional de varios grupos indígenas en la disputa por la auto-representación y visibilización de las identidades culturales. Esto se revela en el uso de las radios comunitarias y videos indígenas como medios para articular la resistencia y reivindicar su identidad. Estos median la plataforma cultural para defender la lengua autóctona, el cuidado de la naturaleza y del medio ambiente y resistir a las industrias o para representar a sus comunidades con los valores simbólicos propios, como un discurso autónomo de resistencia contra la hegemonía cultural.
Freya Schiwy inicia el libro preguntándose ¿Hay un común posible? La autora indaga la comunicación indígena referida a las producciones audiovisuales en Latinoamérica. Está el denominado “tercer cine” vinculado a los procesos ideológicos y políticos; estas producciones representan a los indígenas desde el análisis marxista, ven en los indígena una fuerza potencial para renovar la lucha social. Están los videos que romantizan las prácticas indígenas y otros que se enfocan en narrar la identidad y la historia oral indígena. Estos productos comunicacionales vistos desde el campo académico presentan continuidades, rupturas y múltiples entradas de investigación, cuestiones que dificultan la categorización de una epistemología dedicada a estudiar los medios indígenas.
En el apartado intitulado Comunicación y pueblos Indígenas en Colombia: apuntes sobre la necesidad de una política pública, Eliana Herrera y Francisco Sierra analizan categorías como “el territorio”, “la autonomía” y “la palabra”, elementos que necesitan incluirse en el desarrollo de una política pública de comunicación para pueblos indígenas de Colombia. Los debates deben recuperar el sentido de los lugares étnicos, la geografía sacralizada y establecer diferenciales desde una lógica de reciprocidad comunitaria. Recuperar la autonomía, una comunicación propia que respete las dinámicas y procesos organizativos y medios adecuados para la resiliencia cultural. También recuperar la palabra de los ancianos, aquella que se habla acompañándola de acciones y es un repositorio de la memoria colectiva. Son criterios necesarios para establecer las políticas de comunicación indígena.
El capítulo denominado Cuestionando al “maya permitido”: medios, dominación e imaginarios nacionales en la Península de Yucatán historiza la relación del estado mexicano y el indígena maya desde el marco conceptual de la homogeneización y la representación propia. El autor introduce la noción “maya permitido” para describir el proyecto nacionalista, el cual modeló
un sujeto indígena desde la concepción mestiza. Es un sujeto fabricado para insertarse en la modernidad, este se ha familiarizado con el medio dominante, ha modulado el lenguaje. En contraste la noción de “no permitido” da cuenta de la resistencia y la representación propia que emerge en el contexto de Yucatán. Aquí los indígenas empiezan a utilizar diferentes medios de comunicación para ocupar espacios, los mayas emiten programas radiales en su idioma y masifican la cobertura, los contenidos son narrativas estructuradas desde la reivindicación, utilizando elementos que no estaban permitidos.
La cuarta sección, Contar para ser contados: el video indígena como práctica ciudadana, denuncia la carencia de políticas comunicacionales indígenas en Chile. Un país caracterizado por la concentración de los medios comerciales, la falta de legislación en la distribución de frecuencias y un estado que no incentiva la creación de medios alternativos. Sin embargo, se producen bifurcaciones, empujadas desde la cotidianidad de los indígenas mapuches, a través de la producción de videos para la autodeterminación y auto-representación. Entre los videos analizados están “Regreso a la tierra” (2009) es el primer documental mapuche, “Punalka” (1995) registra la historia de un joven mapuche que resiste la exclusión cultural en la ciudad de Santiago y “El grito” (1998) describe el conflicto entre los mapuches y las empresas madereras. Los contenidos responden a una resistencia “contrapública subalterna”, con la que los mapuches empiezan a desdibujar el imaginario nacional sobre los indígenas e instaurar una narrativa propia, al narrase y contar las cosas desde su punto de vista.
En Algunas geografías de videos indígenas hechos en Oaxaca, México, Laurel Smith sigue la trayectoria de dos producciones audiovisuales sobre los indígenas de Oaxaca, “Nuestro pueblo” y “Nuestra ley”. Son videos producidos para educar a los espectadores sobre la autonomía indígena. Los productores ponen en escena las prácticas cotidianas que los arraiga a la tierra y sus cultivos, las formas de organización comunitaria, los conflictos internos y con el estado, narran la construcción de la autonomía desde la identidad indígena. No obstante, la geografía de las organizaciones e instituciones estatales que intervienen en la producción de estos videos es diversa: intervienen gestores culturales y pequeñas productoras, el presupuesto lo asignan organizaciones internacionales y las agencias de educación. Los productores se hibridan con la comunidad, aunque ellos no son indígenas.
Claudia Magallanes trabaja el capítulo Hablando de nuestra Madre: videos indígenas sobre la naturaleza y el medio ambiente. Utilizando las categorías minimalista y maximalista de Carpentier (2011), la autora analiza cinco videos intitulados: “Los derechos de la pachamama”, “Respuesta de los maasai en Kenya”, “Los derechos de la Madre Tierra”, “Nuestra Tierra Sagrada”, “La Patagonia, los colores de la discordia”. En estos audiovisuales mide la participación entre los indígenas, los productores y la comunidad. En el contenido emergen retóricas sobre la visión ambiental de los indígenas, la tierra como ser vivo y fuente de vida, la vinculación a través de rituales para la convivencia mutua y la interacción con los seres humanos, esta lectura permite categorizar los derechos de la Naturaleza y su agenciamiento. Emerge también el tema del abuso y la explotación como una historia compartida en los pueblos autóctonos.
La investigación de Ian Watson se denomina habilitando voces silenciosas: inmersión local al desarrollo de contenidos e investigación de medios en comunidades remotas indígenas en Australia, el autor compila varios conceptos de diferentes autores que reflexionan sobre las radios comunitarias indígenas. Analiza el caso de siete comunidades indígenas remotas de Queensland (Australia), en ellas observa la necesidad de cambiar el modelo dominante del texto escrito hacia la escucha de voces de los miembros de la comunidad. En estos medios comunitarios los habitantes cumplen un rol activo y protagónico como productores mediáticos, “la importancia de producción de contenidos supralocales e interacciones orgánicas entre productores y audiencias”. Además en la comunidad se genera la interrelación de los locutores de las radios con la cotidianidad de la gente que les permite contextualizar los problemas externos transmitiéndolos hacia la lengua compartida por sus miembros.
En Radio, cultura e identidad: 10 tesis sobre la radio indigenista mexicana, José Manuel Ramos analiza de manera retrospectiva los diferentes momentos de la vida de las radios comunitarias. El origen y desarrollo del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas de México, conocidas también como radios indigenistas. Estas pertenecen al gobierno y responden a una estructura política; no obstante, el autor destaca los programas emitidos en idiomas como el nahua, maya y el mixteco. Ramos plantea que estas radios han favorecido la cohesión familiar en la comunidad, ayudan a mantener y reactivar el uso de la lengua indígena, se construye el sentido comunitario, permite la visibilidad de las culturas y la auto-representación regional y nacional, fortalece la identidad generando una relación afectiva con otras comunidades. Gracias a las radios comunitarias la comunicación es un tema primordial en la agenda de los movimientos sociales.
Radios comunitarias como forma de resistencia a la homogeneización de la vida, es el trabajo de Alejandra Carrillo, la autora realiza un giro en el conjunto del libro hacia una metodología con elementos más subjetivos. Como metodología esta investigación se aproxima a una historia de vida, relata los desafíos enfrentados en las comunidades, como capacitadora y formadora de comunicadores indígenas, describe los aciertos y frustraciones en la implantación de radios comunitarias. La radio se convierte en un espacio de aprendizaje para superar las jerarquizaciones y permite el intercambio de conocimientos, saberes y experiencias de modo constante. Este medio es una plataforma de comunicación para la resignificación de las formas de vida y es una herramienta para la resistencia de los pueblos originarios.
Radio Totopo y comunalidad: una experiencia de comunicación indígena en Oaxaca es el capítulo de Elena Nava. Con una metodología etnográfica des- cribe el desarrollo de la radio comunitaria Totopo en Juchitan (sureste México). Nava aplica la categoría comunalidad propuesta por los antropólogos indígenas, Floriberto Díaz y Jaime Martínez; este concepto explica las relaciones de las personas con la naturaleza y entre sus miembros, da cuenta de la vida indígena ritualizada con la Madre Tierra, el trabajo colectivo y otras prácticas étnicas. La comunalidad destaca también la oralidad como fuente de la memoria comunitaria que actualiza el pasado. La radio constituye una forma de resistencia político cultural, este medio se utiliza para defender el territorio de los megaproyectos del gobierno federal y el fortalecimiento de la lengua zapoteca, el contenido en su mayor parte se emite en este idioma.
El último capítulo es el trabajo de Erica Wortham denominado valor y materialidad efímera: medios indígenas y futuros digitales, la autora plantea crear un archivo virtual latinoamericano de medios indígenas para preservar las producciones audiovisuales indígenas, cuyos contenidos son significativos para mantener la memoria cultural de la comunidad. Describe el caso de los materiales audiovisuales trabajados entre 1990 y 2000 en Tamazulapam Oaxaca (México), algunos se mantienen en soportes VHS y necesitan digitalizarse, otros sufren la degradación y están dispersos en las propiedades de dirigentes comunales o en manos de los productores indígenas. Es una propuesta que busca dar continuidad al proyecto denominado Indigenous Latin American Digital Media Archive.
De la lectura concluimos que las nuevas tecnologías, radios comunitarias y la producción de videos forman parte de la cotidianidad indígena. Ellos implica la emergencia de una generación familiarizada con estas tecnologías, quienes perennizan valores identificativos como son las lenguas autóctonas y las prácticas cohesionadoras, estos medios se convierten también en mediadores del discurso político de la resistencia contra la hegemonía cultural y la defensa del medio ambiente. Esta compilación aporta fundamentalmente al conocimiento de la problemática de los pueblos indígenas de América Latina, contribuye con insumos conceptuales a la reflexión de una comunicación indígena con sus modos de narrar y producir sentidos vinculados a la naturaleza, como un “otro” con quien se interactúa y se comunica.