Editorial
NEOLIBERALISMO, COVID19 Y SU IMPACTO EN LA ACADEMIA DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO[1]
NEOLIBERALISM, COVID-19 AND ITS IMPACT ON ACADEMIA FROM A GENDER PERSPECTIVE[2]
El COVID19 ha profundizado brechas preexistentes en muchos ámbitos que, aunque ya conocidas, se han relevado como claves en la cotidianeidad de los últimos meses. A escala estructural, el neoliberalismo, enraizado en el sistema a través de una lógica de mercado que imprime en cada esfera de la sociedad, promueve un desarrollo competitivo de las tareas productivas que se desentiende de las tareas reproductivas que lo sostienen. La pandemia y el confinamiento han hecho remover este sistema cuando las tareas domésticas y de cuidados han tenido que ser incorporadas al trabajo productivo diario y, en muchos casos, han debido compartir espacio físico, provocándose una difuminación de los límites de dos ámbitos hasta entonces diferenciados. Por otra parte, las universidades estatales no han escapado a esta lógica de mercado que ha permeado sus métodos de sustento económico y de gestión de su capital humano. En la actualidad, las universidades públicas chilenas se encuentran sometidas a unos medios de financiación basales asentados en indicadores cuantitativos de productividad académica y de alumnos matriculados, en lugar de estar orientadas a objetivos estratégicos regionales y nacionales. La pandemia puso en jaque un sistema sustentado en la productividad que debió enfocarse en llevar a cabo la transición a una modalidad de docencia a distancia, y que vio incrementado el número de alumnos en sus aulas y el número de asignaturas por docente, en respuesta al impacto económico derivado del COVID19.
Complementariamente, cuando el foco se pone en las mujeres y en cómo ellas han debido enfrentarse a esta situación, ya adversa en tiempos normales, nos encontramos con que, en la dimensión reproductiva y a escala estructural, las mujeres suelen encargarse en mayor medida de los trabajos de cuidado y los domésticos. El confinamiento en pandemia ha hecho cargar sobre sus espaldas, de nuevo en mayor grado, estas labores no remuneradas, complejizando la denominada “conciliación” y ha hecho emerger una primera asimetría de género como consecuencia del COVID19 vinculada a la dimensión reproductiva de cuidados y labores domésticas. A escala universidad, esta brecha reproductiva afecta a todos los grupos de mujeres trabajadoras, para las que, además, se superponen otra serie de asimetrías asociadas a la dimensión productiva, emanada de su condición de género, que varían de acuerdo a las funciones que realizan en la universidad y a la relación contractual que cada una posee con la institución.
Cuando se afina aún más la mirada en el grupo de académica y/o docentes, es posible advertir tres brechas relevantes: la representación femenina es llamativamente inferior a la de los hombres; resulta complicado encontrar mujeres en las jerarquías más altas y en cargos de liderazgo, y las académicas reciben una remuneración media menor que sus pares hombres de igual jerarquía. Además, las mujeres desempeñan cargos directivos con un carácter “reproductivo” en la academia, desviando la dedicación de labores más puntuables en la jerarquización y ralentizando, así, su ascensión profesional. En ese sentido, las universidades han sido cómplices de un sistema patriarcal que ha construido inequidades y techos de cristal difíciles de romper. En pandemia, recae sobre este grupo la asimetría reproductiva, por su condición de género, lo cual afecta duramente la conciliación con las exigentes labores productivas, en especial para aquellas que se encuentran solas al cuidado de sus hijos o personas mayores. El vuelco a las labores de cuidado, domésticas y la transición a una docencia más demandante ha hecho que las posibilidades de plantear proyectos, desarrollar trabajos o presentar artículos científicos hayan disminuido drásticamente. Así, la asimetría reproductiva origina una asimetría productiva, en relación a los pares con menores cargas que han podido seguir avanzando en su carrera profesional y cumplir los compromisos declarados pre-pandemia. En este contexto, no es de extrañar que diversas voces hayan manifestado una señal de alerta acerca de la situación de las mujeres académicas en esta emergencia sanitaria y hayan denunciado el desaceleramiento profesional que están sufriendo debido a que están investigando y publicando menos que en circunstancias normales. La autoría de mujeres en las revistas científicas durante este año y el que viene, por tanto, se prevé disminuida, lo cual profundizará una brecha ya existente en la presencia de mujeres en los medios de prensa especializados y científicos que no parece poder revertirse en el corto plazo.
Los medios de prensa chilenos especializados en las áreas de urbanismo, estudios urbanos y geografía no quedamos exentos de esta dinámica en la que las mujeres aún tienen menor participación y liderazgo. Un análisis global de los cinco últimos números publicados (2018, 2019 y 2020) en las cuatro revistas chilenas de urbanismo indexadas en Scopus (Revista AUS, Revista Geográfica Norte Grande, Revista de Urbanismo y Urbano) indica no sólo que la presencia de autores es mayor que la de las autoras (12,7 frente a 10 por número), sino que, además, ellos lideran la autoría grupal de los artículos (5,7 frente a 4,6 por número). Estos datos generales, sin embargo, no están libres de excepciones por números y por revista.
Urbano, desde la entrada del nuevo Equipo Editorial femenino en enero 2017 ha tratado de incorporar, en la medida de lo posible, la equidad de género en todos sus procesos. En 2017 se equilibró la paridad del Comité Internacional y, desde entonces, se ha buscado equiparar también el panel de expertos/as evaluadores/as, con menos éxito en este caso. Por otra parte, el análisis de los cinco últimos números de Urbano (2018, 2019 y 2020) muestra que las mujeres tienen una mayor presencia, no sólo como autoras (9,4 frente a 8,4 por número), sino también como líderes en autoría grupal (4,4 frente a 3 por número). El actual número 42, cuya convocatoria se enmarcó en plena pandemia, desequilibra la balanza al verse aumentada la presencia masculina (17 frente a 11); sin embargo, las mujeres mantienen un mayor índice de autoría principal (6 frente a 4). Desde esta perspectiva, Urbano se posiciona como una revista de Urbanismo en la que se aboga por la paridad en su gestión interna y en la que las mujeres aparecen con un importante papel de liderazgo en el área del urbanismo, aun en este complejo periodo.
Finalmente y para concluir, ante las brechas y asimetrías derivadas del neoliberalismo, la pandemia y la inequidad de género, las académicas y las mujeres en general, debemos aprovechar la oportunidad de cambios estructurales que –confiamos- se van a desarrollar durante los próximos meses a diferentes escalas para impulsar una transición a un sistema más equitativo, que se corresponsabilice de la vida reproductiva y que posibilite las mismas oportunidades para todos y todas, sin importar el género, la etnia o el grupo social. En ese marco, cabe señalar unas últimas reflexiones-desafíos:
• La nueva constitución chilena y los nuevos estatutos universitarios, como cartas magnas nacional y universitaria, deben asegurar los principios básicos para que estos cambios puedan darse en todas las esferas del sistema económico y universitario.
• Complementariamente, las políticas de educación superior, las políticas de financiación de las universidades y las políticas de investigación deberían reorientar sus objetivos y centrarse en la calidad y no en indicadores cuantitativos, en los ámbitos de la educación y de la investigación.
• Desde los medios de prensa científicos debemos promover y asegurar la presencia de las mujeres en la participación interna de los diversos ámbitos editoriales, tanto los visibles -como son los comités científicos y de redacción- como los invisibles -los equipos editoriales y paneles de evaluación-; así como monitorear su presencia cuantitativa y cualitativamente en las autorías, con el fin de medir si las barreras en la academia para llegar a esta última fase de la investigación se mantienen, aumentan o se consiguen superar.
Ahora bien, a pesar de que todos estos cambios son necesarios, no son suficientes para generar un cambio real en la equidad de género ni a nivel estructural ni específicamente académico. Estos cambios deben transitar en paralelo con una transformación profunda de la sociedad que asuma estos principios como propios, y permita y promueva una transición natural en los años venideros.
COVID-19 has widened preexisting gaps in many areas that, even though already known, have been revealed as key in daily life over the last few months. At a structural scale, neoliberalism, rooted in the system through a market logic that imprints every sphere of society, promotes a competitive development of the productive tasks that neglects the reproductive activities that sustain it. The pandemic and the confinement have shaken this system when domestic chores and care tasks have had to be incorporated into the daily productive work and, in many cases, have had to share the same physical space, leading to a blurring of the boundaries of two areas that had been differentiated. State universities meanwhile have not escaped this market logic which has permeated its methods of economic support and administering its human capital. Currently, Chilean public universities are subject to some basic means of financing based on quantitative indicators of academic productivity and enrolled students, instead of being focused on strategic regional and national goals. The pandemic has jeopardized a system supported by productivity which had to focus on implementing a transition towards a remote teaching modality, one that saw an increase in class numbers and the number of courses per teacher, as a response to the economic impact brought by Covid-19.
Complementarily, when the focus is put on women and on how they have had to face this situation, already adverse in normal times, we find that, in the reproductive dimension and on a structural scale, women tend to be in charge of most of the care and domestic tasks. The confinement during a pandemic, has burdened them again, in a greater degree, with these being unpaid tasks, making the so-called “conciliation” (CEPAL, 2020) complex and a first gender asymmetry has been made apparent as a consequence of Covid-19, one linked to the reproductive dimension of care and domestic chores. At a university scale, this reproductive gap affects all groups of working women for whom, also, another series of asymmetries associated to the productive dimension, which comes from their gender condition, are superimposed, which vary according to the functions that perform in the university and the contractual relationship each one of them has with the institution.
When the focus is turned even further towards female teachers and/or professors, it is possible to see three relevant gaps: female representation is remarkably lower than that of men; it is complicated to find women at the highest levels or in leadership positions; and female professors receive an average remuneration that is lower than their male peers at the same level. Also, women perform leadership positions with a “reproductive” nature in academia, turning away from more point-scoring tasks in the structure and slowing down, in this way, their professional promotion. In this sense, universities have been accomplices of a patriarchal system that has built inequalities and glass ceilings that are difficult to break. During the pandemic, the reproductive asymmetry falls onto this group, due to their gender condition, which harshly affects conciliation with the demanding productive tasks, in particular to those who find themselves alone in the care of their children or elderly family members. The flip towards care and domestic chores and the transition towards a more demanding teaching has meant that possibilities of presenting projects, developing works or presenting scientific articles has been drastically reduced. Thus, the reproductive asymmetry originates a productive asymmetry compared to peers with no people to look after, who have been able to carry on moving forwards in their professional careers and fulfilling the commitments taken on before the pandemic. In this context, it is not strange that several voices have red flagged the situation of academic women in this health emergency and have denounced the professional deceleration they are suffering because they are researching and publishing less than under normal circumstances. Female authorship in scientific journals during this year and next, therefore, is predicted to fall, which will deepen an already existing distance in the presence of women in the specialized and scientific media, a distance that it does not seem will be reversed in the short-term.
The Chilean specialized media in the areas of urbanism, urban studies and geography is not exempt from this dynamic, where women still have less participation and leadership. A global analysis of the last five issues published (2018, 2019 and 2020) in the four Chilean urbanism journals indexed in Scopus (Revista AUS, Revista Geográfica Norte Grande, Revista de Urbanismo and Urbano) indicates not only that the presence of male authors is greater than female authors (12.7 compared to 10 per issue), but that also they lead group authorship of articles (5.7 compared to 4.6 per issue). This general data, however, are not free from exceptions per issue and per journal.
Urbano, since the entry of new female Editorial Team in January 2017, has tried to incorporate, where possible, gender equality in all of its processes. In 2017, the parity of the International Committee was reached and, since then, it has been sought to also balance the panel of expert evaluators, with less success in this case. On the other hand, analysis of the last five issues of Urbano (2018, 2019 and 2020) shows that women have a greater presence not only as authors (9.4 compared to 8.4 per issue), but also as leaders in group authorship (4.4 compared to 3 per issue). The current issue 42, whose call was amidst the pandemic, breaks the balance on seeing an increase of male presence (17 compared to 11); however, women keep a greater index of lead authorship (6 compared to 4). From this perspective, Urbano positions itself as an urbanism journal that champions parity in its internal administration and where women appear with an important role of leadership in the area of urbanism, even during this complex time.
Finally, and to conclude, when facing the gaps and asymmetries derived from neoliberalism, the pandemic and gender inequality, female academics and women in general, must take advantage of the opportunity of structural change that, we hope, will take place during the coming months on different scales, to promote a transition into a more equalitarian system, that becomes co-responsible for reproductive life and that makes the same opportunities for all possible, regardless of gender, ethnicity or social group. In this sense, it is worth pointing out some final reflections or challenges:
• The new Chilean constitution and new university bylaws, as national and university carta magna, must guarantee the basic principles so that these changes can take place in all the spheres of the economic and university system.
• Complementarily, the policies of higher education, of financing universities and of research should redirect their goals and focus on quality and not on quantitative indicators, in the areas of education and research.
• From the scientific media, we must promote and guarantee the presence of women and their involvement of several editorial areas, both visible, like scientific and writing committees, and invisible, editorial teams and evaluation panels; as well as quantitatively and qualitatively monitor their presence in authorships in order to measure whether the barriers in academia to reach this final stage of research are maintained, increase or are overcome.
Now, despite the fact that all these changes are necessary, they are not enough to generate a real change in gender equality either at a structural or, specifically, at an academic level. These changes must take place alongside a profound transformation of society that takes these principles as their own, and allows and promotes a natural transition in the coming years.