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la investigación sobre el síndrome de burnout en latinoamérica entre 2000 y el 2010
Research on burnout from 2000 to 2010 in Latin America
Psicología desde el Caribe, vol. 33, núm. 1, pp. 113-131, 2016
Universidad del Norte

ARTÍCULOS



Recepción: 10 Junio 2014

Aprobación: 03 Febrero 2015

Resumen: Con el objetivo de crear un panorama sobre las investigaciones en burnout en América Latina se llevó a cabo una revisión sistemática de 89 estudios, realizados y publicados en revistas científicas, libros y en memorias de eventos científicos en 12 países latinoamericanos entre el 2000 y el 2010. Las bases de datos y buscadores utilizados fueron Science Direct, Scopus, Ebsco, Redalyc, Scielo y Google Académico. En cuanto a los resultados, se evidencia la tendencia al uso de los planteamientos conceptuales y los instrumentos elaborados por Maslach y Jackson, seguidos por los del investigador español Pedro Gil-Monte. Los diseños de las investigaciones son descriptivos-correlaciones. Se presentan validaciones de instrumentos, en su mayoría en profesiones asistenciales. Se concluye que, en la mayoría de estudios, se hizo uso de teorías y métodos de evaluación creados en países “desarrollados”, industrializados, sin la reflexión acerca de la especificidad de los procesos de trabajo propios del contexto latinoamericano.

Palabras clave: síndrome de Burnout, síndrome de quemarse por el trabajo, avances investigativos, revisión sistemática, Latinoamérica.

Abstract: In order to create an overview of research in Latin America burnout, we make a systematic review of 89 studies, that have been published in scientific journals, books and reports of scientific events in Argentina, Bolivia, Brazil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Mexico, Peru, Uruguay, Dominican Republic and Venezuela, from 2000 year to 2010; a high percentage of research methodological approaches used in the conceptual approaches and the instrument developed by Maslach and Jackson, followed by Pedro Gil -Monte. The designs of the research are descriptive - correlations. Some research conducted validation of instruments, mostly in caring professions. It is concluded that, in most of the research was done using theories and testing methods created in “developed”, industrialized countries without reflection on the specificity of their own work processes in the Latin American context.

Keywords: Burnout syndrome, síndrome de quemarse por el trabajo, advances research, systematic review, Latin America.

INTRODUCCIÓN

El síndrome de burnout es un fenómeno que empezó a ser investigado solo hasta principios de los años 70. Para esa época, se inició una profunda transformación del mundo del trabajo, debido principalmente al desarrollo de las nuevas tecnologías, cambios organizacionales y gerenciales, la precarización del trabajo, el aumento del desempleo –en parte a raíz de la automatización–; la intensificación de la explotación de los trabajadores mediante nuevos procesos de trabajo más flexibles que requieren un mayor grado de especialización, entre otros aspectos. Estos procesos han dado lugar a que emerjan nuevos factores de riesgo psicosociales que afectan la calidad de vida y el bienestar de los trabajadores ( Maslach, 1982 , 1993 ; Maslach & Jackson, 1981 , 1984 ). Antunes (2000) afirma que estos cambios tienen implicaciones en la subjetividad de los trabajadores, repercuten en la vida psíquica de la persona, dando lugar, entre otros, a problemáticas como el síndrome del burnout, el cual se ha convertido en un fenómeno de interés general en la sociedad moderna; lo anterior queda ilustrado en los artículos de Kaschka, Korczak y Broich (2011) , y el de Weber y Jaekel-Reinhard (2000). En países como Alemania, estudios recientes manifiestan que el índice de prevalencia de esta problemática está aumentado rápidamente. Esto se evidencia en los resultados de una encuesta representativa realizada por el TNS Emnid –Instituto de investigaciones sobre política, medios de comunicación y de opinión en Alemania– en diciembre de 2010, en la que plantean que el 12,5% de todos los empleados de ese país se sienten abrumados en sus puestos de trabajo ( Kaschka et. al, 2011 ).

Entre los desarrollos conceptuales sobre el síndrome de burnout se encuentran, en primer lugar, el Modelo Multidimensional de Maslach ( 1982 , 1993 , 2009 ), el cual es un referente obligatorio cuando se estudia este fenómeno. Pueden mencionarse también el Modelo Existencial de Pines (1993) , el Burnout desde el sentido existencial, de Längle (2003) ; los planteamientos de Cox, Kuk y Leiter (1993) ; el Modelo del burnout socialmente inducido de Bakker, Demerouti y Schaufeli (2006) ; los planteamientos de Dworkin (1987) y Gil-Monte ( 2005a , 2007 ) sobre el Síndrome de Quemarse por el Trabajo.

El burnout es definido inicialmente por Maslach y Jackson (1981) como un síndrome psicológico de agotamiento emocional –agotamiento de los propios recursos emocionales y la presencia de sentimientos de estar muy agotado emocional y psicológicamente–; despersonalización –la respuesta negativa, insensible y excesivamente fría, objetivizada frente al otro que usualmente es el beneficiario– y reducción en la realización personal –que se refiere al declive en los sentimientos de la competencia y de los buenos resultados en el propio trabajo, es decir, una evaluación negativa de los logros personales en el trabajo y con las personas, lo que genera que las personas se sientan descontentas consigo mismas e insatisfechas con sus logros en el trabajo–; todo lo anterior ocurriría en individuos que trabajan con otras personas ( Maslach & Jackson, 1981 ; Maslach, 1993 ; Maslach & Jackson, 1984 ).

Posteriormente, perfeccionando la construcción y la comprensión del burnout, Maslach (2009) plantea que el foco del fenómeno está en el proceso de erosión psicológica y los resultados psicológicos y sociales de una exposición crónica al estrés. Es decir, el burnout es el resultado de una respuesta prolongada a los estresores interpersonales crónicos en el trabajo y tiende a ser bastante estable con el tiempo. Asimismo, añade que el burnout no es una dificultad de las personas, sino resultado del ambiente social en el cual trabajan y que es la estructura y el funcionamiento del lugar de trabajo el que delimita la forma en la cual las personas interactúan y realizan sus trabajos. Cuando se presentan unas condiciones laborales en las cuales no se reconoce el lado humano del trabajo, se genera una brecha muy amplia entre la naturaleza del trabajo y la de las personas, lo cual ocasiona un mayor riesgo de desarrollo del burnout.

Es así como Leiter y Maslach (2004) y Maslach (2009) presentan una redefinición del burnout laboral, en el que las tres dimensiones claves de esta respuesta son: un agotamiento extenuante, sentimiento de cinismo y desapego por el trabajo, y una sensación de ineficacia y falta de logros. La dimensión del agotamiento extenuante es el componente de estrés individual básico del burnout y se refiere a sentimientos de estar sobre-exigido y vacío de recursos emocionales y físicos, los cuales hacen que los trabajadores se sientan debilitados y agotados, sin ninguna fuente de reposición y carentes de suficiente energía para enfrentar otro día u otro problema. Esta dimensión tiene como fuentes principales la sobrecarga laboral y el conflicto personal en el trabajo.

La dimensión del sentimiento de cinismo y desapego por el trabajo representa el componente del contexto interpersonal del burnout, que se desarrolla en respuesta al exceso de agotamiento emocional, convirtiéndose en amortiguador emocional de la “preocupación individual”. Esta dimensión de respuesta se caracteriza por ser negativa, insensible, o excesivamente apá- tica a diversos aspectos del trabajo. Si la gente está trabajando muy intensamente y haciendo demasiadas cosas, comenzará a apartarse. Las complicaciones que genera esta dimensión giran en torno al desapego, lo que puede derivar en la pérdida de idealismo y en la deshumanización, lo que conlleva con el tiempo no solo a la creación de formas de contención y reducción de la cantidad de trabajo, sino también al desarrollo de una reacción negativa hacia la gente y el trabajo.

La dimensión de sensación de ineficacia y falta de logros representa el componente de autoevaluación del burnout; esta dimensión da cuenta de los sentimientos de incompetencia y carencia de logros y productividad en el trabajo. Este sentido disminuido de autoeficacia es exacerbado por una carencia de recursos de trabajo, así como por una falta de apoyo social y de oportunidades para desarrollarse profesionalmente, llegando a consideraciones negativas de sí mismo y de los demás.

Otro de los autores frecuentemente citados es Gil-Monte, quien en 2007 traduce al español el término burnout como Síndrome de Quemarse por el Trabajo (SQT). Este autor lo define como una respuesta psicológica al estrés laboral cró- nico, de carácter interpersonal y emocional, que aparece en los profesionales de las organizaciones de servicio que trabajan en contacto con los clientes o usuarios de la organización, y se caracteriza por un deterioro cognitivo que consiste en una pérdida de la ilusión del trabajo, el desencanto profesional o la baja realización personal en el trabajo, por un deterioro afectivo caracterizado por agotamiento emocional y físico y por actitudes y conductas negativas hacia los clientes y hacia la organización. Estos sentimientos están a veces acompañados de sentimientos de culpa ( Gil-Monte, 2005a , 2005b , 2007 , 2008 ; Gil-Monte, Unda & Sandoval, 2009 ).

De esta manera, Gil-Monte ( 2007 , 2008 ) distingue dos perfiles en el proceso del Síndrome de Quemarse por el Trabajo: el perfil 1 conduce a la aparición de un conjunto de sentimientos y conductas vinculados al estrés laboral que originan una forma moderada de malestar, pero que no incapacita al individuo para el ejercicio de su trabajo, aunque podría realizarlo mejor. Este perfil se caracteriza por la presencia de baja ilusión por el trabajo, junto a altos niveles de desgaste psíquico e indolencia, pero los individuos no presentan sentimientos de culpa. El perfil 2 constituye con frecuencia un problema más serio que identificaría a los casos clínicos más deteriorados por el desarrollo del SQT. Además de los síntomas anteriores los individuos presentan también sentimientos de culpa.

Por su parte, Pines (1993) y Pines y Yafe (2001) plantean que la raíz del desarrollo del burnout se encuentra a partir de la necesidad de las personas de encontrar significado existencial de su vida y al ver que su trabajo no se lo proporciona aparece una sensación de fracaso. Bajo esta lectura existencial del burnout, la autora ha desarrollado un modelo causal donde explica los elementos que conllevan al desarrollo del burnout. Este modelo existencial de burnout tiene un carácter motivacional; su supuesto básico es que solo los individuos altamente motivados pueden quemarse. De acuerdo con este modelo, las personas altamente motivadas entran en la carrera elegida con metas y expectativas más altas de lo que el trabajo proporcionará.

En los últimos 40 años se han realizado numerosas investigaciones desde diferentes aproximaciones sobre el síndrome de burnout, las cuales han intentado, inicialmente, delimitar el concepto y generar modelos explicativos, pasando posteriormente a un acentuado interés por la evaluación y el diagnóstico de esta problemática, lo que permitiría finalmente generar estrategias eficaces de prevención e intervención.

Considerado el creciente interés por investigar sobre el burnout en los países latinoamericanos. Por otro lado, reflexionando sobre las especificidades del contexto laboral en América Latina, en el cual no ha prevalecido el empleo digno, de buena calidad y con un paquete amplio de prestaciones, a lo cual se suman las transformaciones del mundo del trabajo a nivel tecnológico, económico, organizativo, espacial, social, político y cultural ( Reygadas, 2011 ), que han conllevado a una decadencia de las formas tradicionales y, por el otro lado, a un aumento de otras actividades laborales, prestación de servicios, trabajo informal, la flexibilización del empleo, entre otros. Se hace necesario realizar una revisión sistemática que tiene cómo pregunta: ¿Cuál es el panorama de los avances investigativos sobre el síndrome de burnout, en países latinoamericanos, entre el 2000 y el 2010?

MÉTODO

Este estudio es una revisión sistemática, en la cual se realiza una descripción y síntesis que brinda un sentido al conjunto de información obtenida y no se analizan estadísticamente los resultados de las investigaciones consideradas ( Beltrán, 2005 ; Letelier, Manríquez & Rada, 2005; Nelson, 2002 ; Perestelo-Pérez, 2012; Toro, 2001 ). Se revisaron un total de 89 estudios empíricos sobre el síndrome de burnout. Se realizó la búsqueda en las bases de datos y buscadores Science Direct, Scopus, Ebsco, Redalyc, Scielo y Google Académico. Los descriptores de búsqueda fueron Síndrome de Burnout, Síndrome de Quemarse por el Trabajo, y el nombre de los respectivos países latinoamericanos.

Los criterios de inclusión fueron los siguientes: investigaciones empíricas realizadas en países latinoamericanos sobre el síndrome de burnout, que se encuentren publicadas en revistas, libros y memorias de eventos científicos, a partir del año 2000. La búsqueda se realizó hasta el 2010; sin embargo, en la base de artículos seleccionados se encuentran algunos de años posteriores debido a las lógicas de publicación de las revistas. Los artículos se clasificaron de acuerdo con los países en los que se recogió la información, para un total de doce (ver tabla 1 ).

Tabla 1
Frecuencias de estudios revisados sobre burnout en países latinoamericanos

Para la sistematización y análisis de la información se utilizó una matriz con base en las siguientes categorías de análisis: los abordajes conceptuales utilizados como soporte teórico para realizar las investigaciones, las poblaciones blanco, las variables asociadas al inicio y desarrollo del síndrome y las técnicas de recolección y análisis de la información.

RESULTADOS

Abordajes conceptuales

Se encuentran como referencias importantes los estudios de Freudenberg, Maslach, Pines y GilMonte. Freudenberg es citado como el pionero en los estudios del burnout, y se menciona como un referente histórico obligatorio. Es importante resaltar que el Modelo Multidimensional de Maslach y Jackson es el más abordado, siempre relacionado con las profesiones asistenciales. Del Modelo Mediacional, desarrollado por Maslach y Leiter, se encuentran muy pocos trabajos que lo aborden; una de las investigaciones que retoma una de las áreas propuesta en este modelo es la de Sousa y Mendonça (2009), realizada en Brasil.

El Modelo Existencial de Pines es referenciado en los resultados de estudios en donde se aborda el fenómeno desde el Tedium. En cuanto a GilMonte, en los casos en que las investigaciones están basadas en su desarrollo conceptual, se presenta la definición del Síndrome de Quemar se por el Trabajo (SQT) y de las cuatro dimensiones que lo componen –ilusión por el trabajo, desgaste psíquico, indolencia y culpa–; este autor se ha convertido en un referente obligatorio de las investigaciones hispanoamericanas.

Poblaciones blanco

Tradicionalmente, las investigaciones se han realizado con diferentes tipos de poblaciones trabajadores de la salud (Silveira & Rodríguez, 2007; Rozo, 2007; Paredes & Sanabria, 2008), médicos, enfermeras (Vinaccia & Alvaran, 2004), auxiliares de enfermería (Gamonal, García & Silva, 2008), psicólogos (Florez Alarcón & Rodríguez, 2007), psiquiatras, fisioterapeutas (Campos, Córdoba, Silva & Illera, 2008), fonoaudiólogos y odontólogos (Thomae, Ayala & Sphan, 2006); otros grupos de profesiones estudiadas y que tienen el carácter asistencial son los abogados, asistentes sociales, trabajadores sociales (Quintana, 2005), auxiliares de unidades de criminalística, policías (Briones, 2007) y docentes (Valério, Amorim & Moser, 2009; Bergadá, Neudeck, Parquet, Tisiotti & Dos Santos, 2005; Marrau, 2004; Hermosa, 2006); en esta misma línea, un estudio tuvo como sujetos de investigación, familiares que se encargan del cuidado de enfermos de VIH/ SIDA (Castellanos, 2009). Así mismo, aunque en menor proporción, se han realizado estudios en personal bancario (Zaldúa, Bottinelli, Pawlowcz & Nabergoi, 2007), en personas que trabajan la administración de instituciones de salud, operadores telefónicos que tienen contacto con clientes (Toledo, 2006), en químicos que trabajan en el área de la salud y en deportistas (Sierra, 2008). Se han realizado estudios en estudiantes de psicología (Tarnowski & Carlotto, 2007); de enfermería (Carlotto, Goncalves & Borges, 2005); estudiantes de internado (Borda, Navarro, Aún & Berdejo, 2007).

Variables estudiadas

Las investigaciones sobre el burnout se han centrado, por un lado, en determinar si se presenta o no el síndrome o alguna de sus dimensiones en profesiones determinadas; se encuentran entre otras, la investigación realizada en Colombia de Guevara, Henao y Herrera (2002), las investigaciones realizadas en Argentina por Tisiotti y Parquet, (2007) y Zaldúa, Bottinelli, Pawlowcz, y Nabergoi (2007) y la de Briones (2007) en Chile. También se encuentran investigaciones que además de determinar niveles de burnout, buscan correlacionarlo con variables sociodemográficas como sexo, edad, estado civil, entre otras (Aldrete, Preciado, Franco, Pérez & Aranda, 2008).

Se ha estudiado la relación entre el inicio y desarrollo del síndrome con variables personales como, por ejemplo, la resiliencia (Aparicio, Aguirre, Marsollier & Galauza, 2007); las estrategias de afrontamiento (Vinaccia & Alvaran, 2004; Tamayo & Tróccoli, 2002; Blandin & Martínez, 2005); los pensamientos irracionales (Sierra, 2008); la autoeficacia y el estrés (Fernández, 2008); sentido del humor y la personalidad (D’anello, D’Orazio, Barreat & Escalante, 2009) y diferentes variables psicosociales (Caballero, González, Mercado & Llanos, 2009; Pando, Aranda, Aldrete, Flórez & Pozos, 2006).

Por otro lado, se encontraron investigaciones que estudiaron las condiciones organizacionales y su relación con el síndrome de burnout, entre las cuales se encuentran la cantidad de pacientes (Sosa, 2007; Gutiérrez, 2006; Madrigal, 2010); la sobrecarga laboral (Alfonso, 2007; Madrigal, 2010); la presión laboral (Fernández, 2008); la ambigüedad de rol (Vinaccia & Alvaran, 2004); la antigüedad laboral (Albanesi, Bortoli & Tifner, 2006; Tuesca-Molina, Urdaneta, Suárez, Vargas & Vergara, 2006; Díaz, López & Arévalo, 2012; de Souza, Faverzani, Mamore & Liberali, 2009); los horarios de trabajo (Carlotto & Dos Santos, 2006; Albanesi, Bortoli & Tifner, 2006); los recursos tecnológicos (Zaldúa, Bottinelli, Pawlowcz & Nabergoi, 2007); el tipo de contratación (Tuesca-Molina et al., 2006; Díaz, López & Arévalo, 2012); la inseguridad en el empleo (Toledo, 2006); el tipo de organizaciones –por ejemplo privada pública o federal estatal– (Darrigrande, Olivares, Aguilar, Marileo, Mansilla & Méndez, 2009; Aldrete, González, Preciado & Pando, 2009; Arias & González, 2008; Díaz, López & Arévalo, 2012); la remuneración (Aldrete, Preciado, Franco, Pérez & Aranda, 2008); el apoyo social y organizacional (Vinaccia & Alvaran, 2004; Toledo, 2006; Hernández & Dickinson, 2006); el estilo de supervisión (Tamayo & Tróccoli 2002; Toledo, 2006; Pando, Aranda, Aldrete, Flórez & Pozos, 2006; Caballero, González, Mercado & Llanos, 2009); las malas condiciones físicas y ambientales (Silva, 2006; Zaldúa, Lodieu y Koloditzky, 2000; Aldrete, et al., 2008); el bienestar psicológico (Paredes & Sanabria, 2008); la satisfacción personal y laboral (Gómez-Restrepo, Rodríguez, Padilla & Avella-García, 2009; Hermosa, 2006; Rojas, Zapata & Grisales, 2008; Arias & González, 2008; Unda & Sandoval, 2006; Fernández, 2008; Silveira & Rodríguez, 2007); el compromiso (De Sousa & Mendonça, 2009; Arias & González, 2008; Camacho & Arias, 2006; MercadoSalgado & Gil- Monte, 2010); la percepción de justicia (De Sousa & Mendonça, 2009); los valores de la organización (Borges, Argolo & Baker, 2006) y el estrés (Castaño, García, Leguizamón & Novoa, 2006; Corredor & Monroy, 2009; Caballero, González, Mercado & Llanos, 2009; Vinaccia & Alvaran, 2004; Díaz, López & Arévalo, 2012; Román, 2003; Valerio, Amorim & Moser, 2009; Arias & González, 2009; Fernández, 2008; Ponce, Bulnes, Aliaga, Atalaya & Huertas, 2005; Silveira & Rodríguez, 2007; Blandin & Martínez, 2005).

Técnicas de recolección y análisis de la información

Numerosos estudios se han centrado en la evaluación y medición del fenómeno, entre otros los de Alvarado (2009); Oramas, González y Vergara (2007); Grajales (2001); Gil-Monte y Noyola (2011); Gil-Monte, Unda y Sandoval (2009); Gil-Monte y Zúñiga-Caballero (2010); Mercado y Gil Monte (2012); Uribe (2006); GilMonte, Carlotto y Gonçalves (2010).

Se puede afirmar que la herramienta de medición más utilizada es el MBI (Maslach Burnout Inventory) creado por Maslach y Jackson en 1981. De este cuestionario surgen versiones de acuerdo con las diferentes ocupaciones, como por ejemplo, el MBI-HSS (Maslach Burnout Inventory-Human Service Survey) con un enfoque prioritariamente asistencial y el MBI-ES (Maslach Burnout Inventory–Educators Survey) creado por Maslach, Jackson y Schwab en 1986. En esta revisión se encontró el uso de este instrumento en la versión hispana para educadores (MBI-ED); los cambios realizados en este instrumento son la modificación de la palabra paciente por alumno. El MBI-GS (Maslach Burnout Inventory-General Survey) es la versión genérica del MBI-HSS, en la cual se hace una redefinición del síndrome de burnout y sus dimensiones, donde el núcleo no está centrado en la relación asimétrica con los pacientes sino en la relación de la persona con su trabajo. De esta manera, el MBI-GS es un instrumento para la evaluación de las actitudes ante el propio trabajo con las tres dimensiones redefinidas: el agotamiento, el cinismo y la ineficacia.

El MBI fue utilizado en 48, de los 89 estudios revisados. El MBI-HSS en 5 estudios, el MBI-ED en 3 estudios, el MBI-SS en 2 estudios y el MBIGS en 2 estudios, para un total de 60 estudios. Otros instrumentos utilizados son el CBB (Cuestionario Breve de Burnout), creado por Moreno- Jiménez, Bustos, Matallana y Miralles (1997); los autores plantean que este instrumento es una alternativa a las dificultades psicométricas del MBI. Otro de los instrumentos utilizados es el CBP-R (Cuestionario de Burnout del Profesorado-Revisado), de Moreno-Jiménez, Garrosa y Gonzáles (2000), como opción complementaria al MBI-ED; este cuestionario adicionalmente tiene en cuenta variables sociodemográficas, factores organizacionales (desorganización y problemáticas administrativas) y el estrés de rol.

Otros de los instrumentos utilizados en menor proporción fueron el SBS-HP (Staff Burnout Scale for Health Professionals), creado por Jones en 1980, el cual evalúa la tensión laboral, psicológica o interpersonal, enfermedad y tensión, y la falta de relaciones profesionales con los pacientes. El Inventario del Burnout, adaptado a Deportistas (IBD), es un cuestionario diseñado por Garcés de Los Fayos en 1999; el EMEDO (Escala Mexicana de Desgaste Ocupacional) desarrollada por Uribe-Prado, García, Leos, Archundia, Pizano y Lozano, la cual mide los factores agotamiento emocional, despersonalización e insatisfacción de logro, para el desgaste ocupacional y un cuarto factor que mide factores psicosomáticos derivados del DSM IV y el SDP (Síndrome de Desgaste Profesional), creado por D’Anello en el 2001.

En cuanto al CESQT (Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo), desarrollado por Gil-Monte (2003), este evalúa las dimensiones ilusión por el trabajo, el desgaste psíquico, la indolencia y la culpa. El autor plantea que por medio de este cuestionario es posible identificar los dos perfiles del proceso del desarrollo del Síndrome de Quemarse por el Trabajo. Una versión de este instrumento también utilizado en tres estudios de la revisión es el CESQT-PE (Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo para Profesionales de la Educación), en el cual tiene en cuenta las mismas dimensiones.

También se encuentran estudios centrados en la preocupación por validar los diferentes instrumentos desarrollados por Maslach y por GilMonte. Para el MBI (Maslach Burnout Inventory) se encontró la validación de Buzzetti (2005), en dirigentes del Colegio de Profesores de Chile, la de Alvarado (2009), en la versión castellana en educadores costarricenses; la realizada por Grajales (2000), en la versión española en una población de profesionales mexicanos y la de De Souza, Faverzani, Mamore y Liberali (2009), en Brasil.

El MBI-HSS (Maslach Burnout Inventory-Human Service Survey) fue evaluado psicométricamente por Manso (2006) en una muestra de asistentes sociales chilenos. La factorización del MBI-GS (Maslach Burnout Inventory-General Survey) fue realizada por Oramas, González y Vergara (2007) en Cuba.

En cuanto al MBI-HSS (Maslach Burnout InventoryHuman Service Survey), Manso (2006) afirma que, basado en los sujetos estudiados y la traducción al español de los ítems del MBI-HSS se reúnen los suficientes requisitos de confiabilidad y validez factorial como para ser utilizado en la evaluación del síndrome de burnout en profesionales asistentes sociales. Oramas et al. (2007) plantean en la factorización del MBI-GS (Maslach Burnout Inventory-General Survey), que las características psicométricas a su vez afirman que en la adaptación al castellano presenta algunas dificultades respecto a la consistencia son satisfactorias.

Las validaciones realizadas al CESQT (Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo), en las diferentes muestras concluyen que el CESQT reúne las propiedades psicométricas adecuadas para estimar el Síndrome de Quemarse por el Trabajo, desde la construcción conceptual de Gil-Monte. Un ejemplo de esto es lo planteado por Mercado y Gil-Monte (2012) ern el que afirman que, en su versión para profesionales de la educación, resulta un instrumento fiable y válido para evaluar el SQT en maestros mexicanos.

En cuanto a las técnicas de análisis de la información se encuentra que la mayoría de las investigaciones que hacen uso de los diversos cuestionarios utilizan la estadística descriptiva, en la cual se hace la recolección de la información, presentación, descripción e interpretaciones de los datos con base en medidas descriptivas,; además, se busca la relación estadística entre el burnout y las variables asociadas.

Otro de los métodos para la recolección de la información que se encontraron en la revisión son las técnicas mixtas. Pero es importante rescatar que para la medición del síndrome de burnout se utilizaron los instrumentos antes mencionados (Aparicio et al., 2007; Silva, 2006; Zaldúa et al., 2007). El estudio de Quintana (2005) presenta un diseño metodológico de tipo cualitativo, y se centra en un paradigma interpretativo, para lo cual utilizó como técnica de recolección de la información la entrevista en profundidad semi-estructurada y la información obtenida fue estudiada por medio del análisis del contenido. Este es el único artículo de los 89 documentos revisados que se enmarca en este abordaje investigativo.

DISCUSIÓN

Esta revisión tuvo el objetivo de crear un panorama sobre las investigaciones en burnout en Latinoamérica; en síntesis, puede afirmarse que el panorama de investigación alrededor del burnout en los países latinoamericanos muestra una tendencia a mantener los lineamientos paradigmáticos y metodológicos de los estudios de Estados Unidos, España y otros países. Esto se ve reflejado en que el modelo aplicado en la gran mayoría de los estudios es el de Maslach y Jackson en 1981; adicionalmente, se presenta una fuerte tendencia a los estudios cuantitativos en los que simplemente se aplican instrumentos desarrollados por los investigadores del burnout en los países no latinoamericanos, a excepción del estudio realizado en México en el que se presenta el desarrollo de una escala propia. También se encuentran estudios que evalúan los diferentes instrumentos desarrollados por Maslach y Gil-Monte con el fin de validarlos en las diversas ocupaciones y países.

Entre algunos de los estudios en Latinoamérica sobre el burnout se encuentran validaciones de los instrumentos de Maslach, como por ejemplo para el MBI (Maslach Burnout Inventory), en aras de que la evaluación del burnout sea válida en función del país en que se realiza. El MBI es un cuestionario considerado como “el ‘estándar de oro’ para evaluar el burnout; sin embargo, ha sido fuertemente criticado a nivel mundial. En términos prácticos, el concepto de burnout coincide con el MBI, y viceversa” ( Schaufeli, Leiter & Maslach, 2009, p. 211 ). Olivares y Gil-Monte (2009) plantean que las fortalezas del MBI son la gran aceptación internacional, el apoyo empírico de la estructura factorial, la evidencia de validez concurrente y divergente. Sin embargo, plantean que entre las debilidades del cuestionario están los problemas de alcance conceptual, la dificultad en la forma de operacionalizar el concepto, la reducida claridad en la definición de los síntomas, la confusa composición gramatical de las traducciones, el escaso dominio público del instrumento por el uso comercial, los problemas en el alcance conceptual del agotamiento emocional, la falta de validez discriminante, las dificultades en las normas de diagnóstico, entre otras.

Otro de los autores que critica el MBI, y su conceptualización, es Shirom, quien considera que hay poco solidez teórica para comprender el burnout desde la perspectiva tridimensional ( Maslach 1993 ; Schaufeli et al., 2009 ; Shirom, 2009 ). De esta manera, Shirom (2009) plantea que: “Los autores del MBI aún tienen que aclarar sobre qué fundamento teórico deberían agruparse estos conceptos en el mismo conjunto de síntomas, ya que un conjunto tan diverso de síntomas relacionados con la efectividad puede opacar el significado de la tercera dimensión del MBI” (p. 45).

Las conclusiones de las validaciones del MBI revisadas plantean, en términos globales, que los instrumentos presentan consistencia interna, que tiene buenos indicadores, con lo cual de Souza et al. (2009) afirman que este instrumento se presenta como una escala válida y fiable, independientemente del lugar donde se estudie el síndrome. Sin embargo, en los diversos estudios también se plantean dificultades como, por ejemplo, las planteadas por Alvarado (2009) al afirmar que la escala MBI puede continuar utilizándose en Costa Rica, pero que es importante reconsiderar ampliar el número de ítems de la subescala de despersonalización o trabajar con dos factores, integrando despersonalización con agotamiento emocional. En Chile se verificó y confirmo la validez factorial del MBI-HSS (Maslach Burnout Inventory-Human Service Survey) en su versión en español (Manso 2006). La evaluación y la factorización realizada en Cuba, después de la adaptación lingüística del MBI-GS (Maslach Burnout Inventory-General Survey) estableció que este instrumentos también puede ser usado para la evaluación del síndrome (Oramas et al., 2007). Es importante también mencionar que cada vez aumenta el auge del uso del CESQT (Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse por el Trabajo) desarrollado por Gil-Monte (2003) en el contexto hispanoparlante.

En el siglo XXI, la investigación sobre el burnout se ha ido consolidando en Latinoamérica y se le da reconocimiento como un problema de salud vinculado a los riesgos psicosociales en y del trabajo ( Gil-Monte, 2007 ). Se considera que el estudio del burnout ha avanzado en la medida en que se considera como una problemática de salud que se presenta en el contexto laboral y no es solo un asunto de las profesiones asistenciales, que han sido las más estudiadas. Se reconoce que la responsabilidad ya no es del individuo, sino que es un fenómeno que se da en la interacción con el mundo del trabajo, en la relación trabajo-persona. Es importante insistir en ampliar el marco de lectura del síndrome, desde la realidad social y económica concreta, en aras de la reflexión tanto de la relación entre el trabajo y la salud como también la de sociedad, para lo cual es necesario convocar a otras disciplinas, para que la aproximación paradigmática sea otra, y así lograr trascender a un análisis más macro de las problemáticas inscritas en el campo de la salud mental laboral y contribuir a su comprensión.

En los países latinoamericanos no se han desarrollado modelos conceptuales del burnout propios del contexto. Esto se hace evidente en el uso de teorías y métodos de medición y evaluación creados en países desarrollados, industrializados, sin la reflexión acerca de la especificidad de los procesos de trabajo-salud dentro de este contexto. Si bien las sociedades latinoamericanas son capitalistas, los procesos económicos y laborales trascurren a un ritmo particular y están condicionados por múltiples factores propios de nuestra cultura. Por ello, no es suficiente adoptar o validar simplemente los instrumentos diseñados en otros contextos, ya que no permiten comprender a fondo los fenómenos relacionados con la salud laboral –en este caso el burnout– en América Latina.

Resulta importante analizar el mundo social, el mundo del trabajo, en función de los parámetros propios del grupo estudiado –en este caso el colombiano–, donde hay que reconocer la hibridación entre culturas occidentales y no occidentales, si bien gracias a la tecnología y al proceso de globalización, el diálogo cultural y las múltiples influencias esto se hace cada vez más evidente, parece necesario tener más cuidado para no abordar los diferentes contextos como isomorfos. García Canclini (2003) afirma que

En un mundo tan fluidamente interconectado, las sedimentaciones identitarias organizadas en conjuntos históricos más o menos estables (etnias, naciones, clases) se reestructuran en medio de conjuntos interétnicos, transclasistas y transnacionales. Las maneras diversas en que los miembros de cada grupo se apropian de los repertorios heterogéneos de bienes y mensajes disponibles en los circuitos trasnacionales genera nuevas formas de segmentación. (p.11)

Los fuertes cambios que se produjeron desde la década de los años 70 en el mundo laboral de los países altamente industrializados y el desplazamiento de los riesgos laborales del campo físico al campo mental han producido un aumento vertiginoso de casos de burnout. Así, en Alemania los casos de personas con síntomas de burnout en el lapso de 20 años (entre 1990 y 2010) han aumentado a más del doble y actualmente hay entre 20 y 25% de los trabajadores en riesgo de padecer las consecuencias de las altas demandas del mundo laboral en transformación, según información obtenida de 700 empresas por el experto en salud laboral Traut ( Illner, 2011 ).

Los países latinoamericanos viven estos procesos más lentamente y de manera distinta, por ello las investigaciones sobre burnout se deben realizar comprendiendo la realidad propia en sus particularidades. Si bien para un gran sector de la población prevalecen problemas de salud laboral de otra índole muy graves, también en Latinoamérica el burnout se presenta y está en aumento. Pero, por otro lado, existen en las sociedades latinoamericanas una serie de elementos culturales que protegen de las enfermedades de la sociedad capitalista altamente industrializada. Esto quiere decir que en el estudio del burnout y la creación de estrategias para su intervención – prevención deben tenerse en cuenta estos factores propios del contexto ocupacional, organizacional y cultural, lo que requiere de un trabajo interdisciplinar entre la psicología, la sociología, la antropología, la filosofía, la biología, la economía, la epidemiología, entre otras.

Es importante mencionar que se encontraron algunas limitaciones que se consideran necesarias tener en cuenta para la realización de futuras investigaciones; estas limitaciones tienen que ver, en primer lugar, con la delimitación del tema debido a la extensión del mismo, con el fin de ampliar su comprensión por la imposibilidad de revisar todos los estudios en cuanto a sus desarrollos conceptuales y empíricos. En segundo lugar, la mayoría de los estudios tienen como eje conceptual los desarrollos de Maslach y Jackson, de 1981; sin embargo, los trabajos recientes de la autora, junto con otros investigadores, ya no están exclusivamente centrados en la relación asistencial y en las profesiones asistenciales. Actualmente se centran en la relación de las personas con su trabajo, ampliando las ocupaciones que pueden desarrollar burnout y el marco de análisis, por lo cual se considera importante que en las investigaciones en países latinoamericanos se realice un acercamiento a este tipo de abordajes para yuxtaponerlos con la realidad de cada contexto.

De acuerdo con lo anterior se recomienda tener en cuenta, para futuras investigaciones, aumentar los niveles disciplinares para la comprensión del síndrome de burnout. Finalmente, se considera necesario ampliar la investigación con abordajes cualitativos y/o mixtos para poder dar respuesta a las preguntas que surgen en relación con esta problemática a nivel regional y mundial.

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ANEXO

Referencias de las investigaciones consultadas, clasificadas por países





















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