Dosier
Recepción: 14 Noviembre 2022
Aprobación: 14 Marzo 2023
DOI: https://doi.org/10.5354/0718-8358.2023.68877
Resumen: El artículo pone en discusión una idea de “urbanismo hegemónico” desde enfoques y metodologías emergentes, perspectivas y derivas provenientes desde la epistemología feminista, el pensamiento decolonial, entre otros. En el último cuarto del siglo XX confluyen una serie de condiciones y demandas de movimientos sociales que interpelan la teoría y práctica del urbanismo desde el derecho a la ciudad. La pandemia recoloca una serie de tensiones vinculadas a la diversidad de los territorios, la vida cotidiana y los cuidados. Se presentan iniciativas y experiencias que profundizan en las categorías conceptuales y analíticas de género y paisaje con recursos críticos como las cartografías sociales que articulan docencia, investigación y vinculación tecnológica, a partir del desarrollo de laboratorios de experimentación temática. Las cartografías sociales resultan en dispositivos que visibilizan nuevos modos de representación y registros del territorio. Se reflexiona sobre su aporte al urbanismo como práctica colectiva de generación de información transversal y situada. Asimismo, el estudio de la(s) violencia(s) y los cuidados, integrando la perspectiva del urbanismo feminista y del paisaje, aporta a la construcción de nuevos paradigmas interpretativos, teóricos y prospectivos del desarrollo urbano.
Palabras clave: Cartografías sociales, género, laboratorios temáticos, paisaje.
Abstract: The article discusses an idea of "hegemonic urbanism" based on emerging approaches and methodologies, perspectives, and drifts coming from feminist epistemology and decolonial thought, among others. In the last quarter of the 20th century, a series of conditions and demands of social movements came together to question the theory and practice of urbanism from the perspective of the right to the city. The pandemic relocates a series of tensions linked to the diversity of the territories, daily life, and care. Initiatives and experiences are presented, which delve into the conceptual and analytical categories of gender and landscape based on critical resources such as the social cartographies that articulate teaching, research, and technological linkage based on the development of thematic experimentation laboratories. Social cartographies become devices that make visible new modes of representation and registers of the territory. We reflect on their contribution to urban planning as a collective practice for generating transversal and situated information. Likewise, the study of violence(s) and care, integrating the perspective of feminist urban planning and of the landscape, contributes to the construction of new interpretative, theoretical, and prospective paradigms of urban development.
Keywords: Gender, landscape, social cartographies, thematic laboratories.
Introducción
El trabajo tiene como objetivo contribuir desde una postura decolonial al debate sobre la ciudad, la teoría y práctica del urbanismo. Ello, a partir de procesos de investigación/acción en los territorios, desde el cruce entre ciudad y las desigualdades de género. Se presentan resultados de la aplicación de categorías emergentes y recursos críticos, realizados en laboratorios de experimentación temática en el ámbito académico integrando teorías y aportes desde la perspectiva de género y el paisaje a una perspectiva del derecho a la ciudad. Se muestran cartografías sociales elaboradas a partir de la re-apropiación de metodologías del urbanismo feminista que permiten relevar la experiencia espacial de las mujeres. Se considera un aporte significativo trabajar el concepto de derecho a la ciudad en clave feminista y dar cuenta de la discusión pospandémica sobre la importancia de desarrollar ciudades que contemplen los requerimientos de cuidados y violencias como agendas invisibilizadas en la disciplina en sus dimensiones interpretativa, científica y prospectiva.
Al año 2022, las desigualdades constituyen una característica estructural de las ciudades latinoamericanas y se agudizan en un escenario de incertidumbre según datos recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2023). La pandemia recoloca además la discusión sobre temas y enfoques como las diferencias de género en las formas en que conciben, usan y perciben los paisajes y la dimensión espacial de las desigualdades (Czytajlo, 2017; Falú, 2016).
La construcción de la teoría y práctica del urbanismo y la arquitectura se ha realizado a partir de la invisibilización y omisión de la voz de las mujeres, desde la presunción de un sujeto universal (Durán, 2008). Ello ha sido señalado por diversas referentes de las ciencias sociales y más recientemente respecto de las disciplinas proyectuales. En el país y la región, autoras, trabajos e iniciativas colectivas visibilizan las ausencias de las mujeres (Moisset y Quiroga, 2020) y sus aportes, así como de herramientas analíticas y metodológicas que recuperen sus experiencias. Sin embargo, su incidencia en la producción de conocimiento a las disciplinas proyectuales aparece aún desdibujada en la región.
El enfoque teórico y epistemológico del trabajo recupera los aportes de la perspectiva decolonial y las interpelaciones disciplinares, así como de la discusión teórica sobre paisaje y la perspectiva de género y la producción de referentes latinoamericanas desde el último cuarto del siglo XX. Todo lo anterior en la actualidad confluye con demandas de la sociedad y en particular con demandas de los movimientos de mujeres y feministas también en espacios académicos.
El paisaje es entendido como expresión espacial, reflejo de los modos y lógicas de apropiación diversas de las personas que, vinculado a procesos de planificación, generan situaciones que incrementan -o no- desigualdades socio territoriales. El paisaje se redefine como constructo social a partir del giro posmoderno; el lugar donde se inscribe la historia y la memoria colectiva (Segato, 2022). Esta noción posibilitaría develar las territorialidades e identificar procesos de producción desde la pluralidad de discursos y las renovadas valoraciones de las relaciones sociedad/naturaleza y ambiente construido (Llomparte Frenzel y Pastor, 2019). Sin embargo, Ahumada (2022) advierte que el paisaje aún no cuenta con un bagaje teórico y práctico que fortalezca una episteme propia de la Latinoamérica decolonial, destacando que “se cuenta, por el contrario, con un perfil reductivo de los paisajes de las zonas colonizadas: se ignoran, por una parte, las martingalas de dominación y destrucción implícitas en los países hegemónicos” (Ahumada, 2022, p. 111).
El género se asume como categoría analítica y herramienta política. Como categoría analítica, es útil para evidenciar desigualdades naturalizadas. Permite visibilizar las diferencias entre mujeres y varones, no desde un punto de vista binario, sino como forma de explicitar las diferencias y la subordinación de las mujeres en relación a los varones. También, así, permite visibilizar a sujetos omitidos en interseccionalidad con otras categorías (Falú, 2016). Así la interseccionalidad aparece como apuesta de la investigación crítica feminista Molina et al. (2022, p. 3) que asume la construcción de los ejes de diferencia articulados en niveles múltiples y simultáneos (género, clase, raza, edad, etc.).
El género como herramienta política de transformación interpela también la propia realidad y la propia práctica como docentes e investigadoras en el campo de lo urbano. Según Ana Falú, el derecho a la ciudad es una construcción permanente y conflictiva, en la que la incorporación de la categoría género en su análisis y reflexión, permite dar cuenta de las asimetrías de las relaciones jerárquicas y de subordinación entre hombres y mujeres, como expresiones de las relaciones de poder que tienen una expresión territorial (Falú, 2014).
Los aportes de este trabajo se enmarcan en trayectorias de trabajo desarrolladas en el espacio metropolitano de la provincia de Tucumán desde el Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales [OFUT]1 a partir de aproximaciones sucesivas.
El ámbito de referencia en el seguimiento de procesos y dinámicas socio-territoriales del Sistema Metropolitano de Tucumán. Su población en el año 2010 ascendía a 982.050 habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Censo, 2010) distribuidos en un área de 2.367 km2, representando el 10,5 % de la superficie provincial y concentrando aproximadamente el 68% de su población. Este espacio urbano se ubica en el noroeste del país y ocupa el sexto lugar en la jerarquía urbana nacional, es una de las áreas más densamente pobladas y presenta altos porcentajes de indicadores de vulnerabilidad, una tendencia creciente de hogares con jefatura femenina y altos porcentajes de población dependiente -población menor de 15 años y mayor de 65- (Czytajlo, 2017; OFUT, 2021).
A partir de la integración de estas discusiones surgen las preguntas: ¿qué supone la incorporación de las categorías de paisaje y género para la comprensión y actuación desde una perspectiva situada en los territorios y desde un enfoque decolonial? ¿Qué herramientas técnicas son útiles para la construcción de conocimiento desde y para la(s) ciudades y los territorios? ¿Cómo las metodologías participativas y desde una perspectiva feminista aportan a la discusión de la disciplina del urbanismo?
La práctica de los laboratorios de experimentación temática en el espacio universitario interpela los modos de hacer y construir conocimiento, y también activa vínculos más horizontales con las comunidades, cuerpos políticos y técnicos responsables de la implementación de políticas públicas, a partir de implementar dispositivos teóricos, metodológicos, prospectivos y de diseño desde una estrategia metodológica que articula las dimensiones interpretativa, disciplinar y prospectiva del urbanismo (Czytajlo y Casares, 2022). Ello, desde la utilización de cartografías sociales entendidas como “recursos cartográficos críticos” y de herramientas de investigación colaborativas (Risler y Ares, 2013). Como hipótesis de partida se sostiene que estos ejercicios ponen en tensión los dispositivos actuales del urbanismo que escasamente consideran la diversidad de los territorios metropolitanos, develando la omisión de las dimensiones del género y paisaje en las prácticas y contribuyendo con nuevas categorías analíticas y técnicas.
Los resultados interpelan, desde una perspectiva situada con enfoque de género, a las formas de producción de las ciudades y sus cualidades y paisajes, así como a las teorías que conforman el campo disciplinar del urbanismo, las cuales desde las omisiones, acrecientan desigualdades históricas.
La perspectiva decolonial en los estudios urbanos y feministas: Aportes desde las categorías de género y paisaje
Para enmarcar el posicionamiento del trabajo traemos el concepto sobre colonialidad que ofrece Castro-Gómez (2007), que refiere a la estructura triangular entre la colonialidad del “ser territorial”, del “saber territorial” y del “poder territorial”. Según Farrés Delgado y Matarán Ruiz:
la discusión epistémica, filosófica, metodológica, práctica, política, sociológica que promueve la crítica decolonial sobre el carácter eurocéntrico de la modernidad y la posmodernidad, tiene claras implicaciones para las disciplinas de la arquitectura, el urbanismo y la ordenación del territorio y la actuación sobre sus objetos de estudio (el ambiente construido, el paisaje, la arquitectura, la ciudad, el territorio, el medioambiente…) porque abre un espacio para idear teorías sobre aspectos poco explorados de la realidad urbana y su racionalidad. (Farrés Delgado y Matarán Ruiz, 2014, p. 350).
Repensar el “ser territorial” implica: reconocer las tensiones entre el ser urbano y no urbano; repensar el “saber territorial”; interpelar los saberes dominantes respecto a cómo concebir y habitar el territorio, la ciudad y la arquitectura y repensar el “poder territorial”; asumir que el territorio expresa relaciones de poder (Farrés Delgado y Matarán Ruiz, 2014).
Las prácticas del urbanismo y la planificación instalaron ciertas “racionalidades y regularidades” junto a procesos de desterritorialización (Haesbaert, 2013) y, al decir de Falú (2016), exclusiones y omisiones que ponen en tensión las apropiaciones diferenciales y el ejercicio del derecho a la ciudad, que se traducen además, en la enseñanza.
La perspectiva decolonial también pone en tensión los estudios feministas. Identifica contradicciones de ciertos discursos eurocéntricos, de los feminismos “blancos”, pero a la vez reconoce las iniciativas y los debates feministas desarrollados en universidades y en espacios de activismo y participación política que contribuyen a perfilar aportes situados, con nuevas categorías y producciones e incorporan feminismos no hegemónicos desde el entrecruzamiento de los diversos sistemas de poder (Busquier, 2022).
Por otra parte, la Epistemología Feminista cuestiona, desde hace ya cuatro décadas, la supuesta neutralidad y objetividad de las categorías científicas. Su trabajo ha permitido visibilizar cómo las concepciones y prácticas dominantes de atribución, adquisición y justificación del conocimiento -desde la selección de los problemas, los conceptos útiles y las hipótesis, hasta el diseño de la investigación, la recolección e interpretación de los datos o los estándares de evidencia- han omitido, sistemáticamente a las mujeres y a otros grupos y diversidades y generan un círculo vicioso que reproduce las desigualdades.
Recuperamos la propuesta feminista de abordar el conocimiento de manera situada desde las “genealogías de la experiencia”, que implican partir de la propia experiencia, la “memoria corporal y visual que acompaña los discursos, las sensaciones de alegría, de dolor, de victoria o de derrota, de expectación, incredulidad o certezas” (Espinosa Miñoso, 2019, citado en Busquier, 2022). La descolonización no solo implica un posicionamiento político, sino que también conlleva la construcción de una epistemología que articule las prácticas individuales junto con las colectivas y que recupere los entrecruzamientos entre los imaginarios, los cuerpos, las sexualidades, las prácticas y las subjetividades (Curiel, 2010, citado en Busquier, 2022).
Según Curiel, los entrecruzamientos presentes en una epistemología crítica permiten la construcción de teorías “otras” que, desde los márgenes del feminismo “blanco hegemónico” y de los planteamientos eurocéntricos y universales, buscan desarmar el binomio teoría/práctica política (Curiel, 2010, citado en Busquier, 2022).
En ese sentido, el artículo pone en tensión la construcción de conocimiento de lo urbano, entendiendo que la incorporación de la perspectiva feminista y las categorías de género y paisaje, desde una perspectiva decolonial implica repensar: i) categorías conceptuales y analíticas que tensionan las tradicionales aproximaciones disciplinares del urbanismo; ii) metodologías que visibilicen sujetos y experiencias colectivas; iii) reflexiones y voces desde territorios periféricos. Asimismo, desde una perspectiva decolonial feminista, discute la pretensión del sujeto universal y aboga por prácticas alternativas a las impuestas por un sistema patriarcal, capitalista y neoliberal, en relación a la construcción de conocimiento sobre las ciudades.
Por su parte, el urbanismo feminista interpela la ciudad como materialización de las relaciones de poder en los territorios. Resalta las marcas de una forma urbana capitalista que resuelve “lo productivo” y atiende principalmente las funciones de “trabajar, circular, recrearse”, reduciendo aquellas de “habitar” a la residencia. Pone en agenda temas y problemas asociados al trabajo reproductivo y aporta nociones como “ciudad cuidadora” (Falú, 2016; Valdivia, 2018) que suponen repensar el paradigma urbano, de tal forma que contemple los cuidados y la vida cotidiana2 como una acción política reivindicativa. La noción de cuidado como “responsabilidad colectiva” pone en discusión, no solo el reconocimiento y la visibilidad de las funciones de cuidados, sino su redistribución. Y, además, desde una perspectiva holística, no solo implican la atención de personas dependientes (niños y niñas, personas mayores), sino la acción y el compromiso ante las violencias, el cuidado del entorno cotidiano, el medio ambiente y el espacio urbano tal que favorezcan el autocuidado.
La agenda de los cuidados y las violencias en la ciudad tuvieron diferentes aproximaciones en la producción latinoamericana sobre hábitat desde una perspectiva feminista. Falú et al. (2002), avanzaron en el análisis de las características de los servicios y equipamientos urbanos y los desequilibrios en relación a los tiempos de las mujeres en ciudades de América Latina ya a inicios de siglo, en un contexto de avances desde otras ciencias desde la epistemología feminista sobre las desigualdades en el uso del tiempo (tales como la sociología) con referentes en la región tales como Karina Battyany, Rosario Aguirre, entre otras.
En el contexto de la pospandemia, se universaliza la discusión sobre las infraestructuras de cuidados, como herramienta conceptual útil para dotar de una mayor operatividad práctica a nociones como la calidad de vida y la sostenibilidad, remarcando la relevancia de las actividades no remuneradas en la agenda urbana. Sin embargo, no hay conocimiento construido y socializado y estos requerimientos se plantean con una enorme diversidad territorial entre las regiones geográficas del país.
En relación a las violencias, en la región se realizan diversas aproximaciones, como las de Rainero et al. (2006), Falú y Segovia (2007), Falú (2009, 2014), entre otros, desde inicios de la década del 2000. Sus estudios reúnen datos cualitativos y cuantitativos en distintas ciudades abordando los impactos diferenciales de las violencias en la vida de las mujeres y los obstáculos que estas suponen en el ejercicio de su derecho a la ciudad. Sin embargo, corresponden estos a grandes espacios metropolitanos, Santiago de Chile, Buenos Aires, Rosario, Córdoba.
El paisaje en este trabajo se caracteriza como dispositivo que aporta un enfoque integral para develar procesos de (des)territorialización y exclusión (material, política y simbólica), enlazando las dimensiones propuestas por Ana Falú (2016). Visibiliza a partir de incorporar componentes que hacen de la construcción social del territorio y su percepción, prácticas discursivas hegemónicas y comunicacionales montadas por los grupos de poder y decisión sobre el territorio, pero también por “los” sujetos productores y destinatarios de los procesos de planificación y regulación. En este sentido García Fanlo plantea que “cada dispositivo tiene su régimen de luz al distribuir lo visible y lo invisible, al hacer nacer y desaparecer objetos” (García Fanlo, 2011, p. 6). Como expone Pastor (2020), los dispositivos entendidos como mecanismos articulados en red que seleccionan, ordenan y jerarquizan elementos del paisaje con criterios de valoración de los sujetos que lo habitan.
Las herramientas de gestión desarrolladas en la estadística y la cartografía tradicionales utilizadas por el urbanismo han construido un objeto de gobierno (población) y un medio en el que actuar (territorio), entendiendo ambos como una matriz de datos geolocalizados. El urbanismo y la planificación han asumido esos dispositivos basados en datos georreferenciados y mapeos, como herramientas útiles que tienden a acentuar la invisibilización de categorías, sujetos y experiencias y las desigualdades socio-territoriales. Se produce, entonces, una paradoja: frente a la emergencia de cada vez más datos e información geolocalizada, estos terminan reflejando escasamente las necesidades frecuentes de la población y pueden presentar grandes omisiones respecto a componentes intangibles y subjetivos. Por ejemplo, de aquellos que hacen al paisaje, o sobre los propios componentes estructurantes y organizaciones sociales del territorio.
El espacio social subjetivo, supone la consideración de los discursos y las prácticas de la representación del espacio por parte de individuos y grupos sociales, así como las propias herramientas suponen mayor compromiso y otras posiciones de quienes investigamos. La geografía feminista ha mostrado hasta qué punto el espacio transmite símbolos, se presenta como símbolos y ordena patrones simbólicos de incidencia social (Mc Dowell, 2000, citado en Falú, 2016). ¿Cómo es posible abordar esas percepciones y experiencias en los análisis urbanos?
La noción de “dispositivo”, en este caso, se recupera como estrategia de resistencia. Aún los dispositivos que son utilizados por la lógica dominante, como los datos georreferenciados y los mapeos, son re apropiados para modificar las relaciones de fuerza (Vega, 2017) y, en definitiva, las relaciones de poder.
Cartografías: miradas dominantes y avances en América Latina
El cómo construir el conocimiento y la información a partir de perspectivas que nos permitan “desentrañar las relaciones de dominio latinoamericanas del siglo XXI ancladas en la colonialidad, lo que significa trascender las esferas de la investigación tradicional para intentar aplicar enfoques menos cuadriculados” (Gómez Vélez et al., 2017, p. 48) es uno de los más importantes desafíos contemporáneos del desarrollo urbano desde una mirada sur-sur. El tamaño de una ciudad, la generación de datos e indicadores cuantitativos son unas de las formas de entender las ciudades y sus dinámicas, sin embargo, qué significa desde lo cotidiano, lo vivencial y lo decolonial pensar y planificarla, se presenta aún como un reto.
La información socio-territorial, en general, omite sujetos o los incluye en categorías más amplias. Como exponen Ruíz et al. “a pesar del incremento exponencial de la disponibilidad de datos que describen nuestros hábitos y comportamientos diarios, las cartografías siguen presentando limitaciones a la hora de representar la imagen de la ciudad y la sociedad” (2018, p. 155).
La cartografía tradicional, entendida como mapas producidos por entidades gubernamentales con referencias, íconos homogéneos y homologados, remiten muchas veces a una representación hegemónica del territorio. Se asiste a una creciente corriente en Latinoamérica que propone poner en discusión los modos de producción y diagnósticos de los territorios a partir de la co-construcción conocimiento y de la información, con particular énfasis en cómo se comprenden los espacios urbanos en clave comunitaria y participativa desde saberes situados.
Este accionar se produce en el marco de diversos cuestionamientos, aquellos propios de la geografía crítica, los activismos sociales y más recientemente feministas, que colocan la producción de mapas en el centro de reclamos comunitarios, y otorga mediante las cartografías, entidad a una amplísima gama de prácticas marginalizadas “por y en” la cartografía institucional y hegemónica y a la vez contribuye a pensar los procesos de territorialización desde nuevas perspectivas (Favelukes, 2021).
Entre los antecedentes, cabe destacar espacios académicos y auto-gestionados que promueven prácticas de mapeos y cartografías sociales, SIG participativos y herramientas de código abierto, que pueden utilizar plataformas como Google Maps o cartografía tradicional pero con un fin crítico a partir de conceptualizar el mapeo como medio en lugar de fin en sí mismo (Risler y Ares, 2013). La pandemia activó una serie de mecanismos que posibilitaron la construcción de conocimiento de manera remota y la generación de datos por medio de herramientas socio colaborativas.
En tal sentido cobran relevancia los laboratorios experimentales que entienden a la ciudad como ámbito de experimentación en la perspectiva del derecho a la ciudad. Según Concilio (2016):
Los procesos de colaboración (un conjunto de métodos y herramientas analógicos y digitales) se reformulan, adaptan y prueban constantemente, desafiando a los responsables políticos, planificadores, ciudadanos e investigadores a trabajar juntos por un bien común, en un contexto específico, sujeto a la acción local (Concilio, 2016, citado en Cardoso y Paio,2021, p. 4).
Es importante destacar como en Argentina y también en otras geografías, recientemente asistimos a una re-apropiación de metodologías del urbanismo feminista que permiten relevar la experiencia espacial de las mujeres, a la vez que se constituyen en herramientas de acción política que visibilizan desigualdades.
Destacamos la producción de LINA Laboratorio de Intervención + Arquitectura, una plataforma global de investigación y experimentación proyectual iniciada en 2018, abrió el Taller de Arquitectura Feminista, un espacio académico basado en un proceso de enseñanza aprendizaje del proyecto con perspectiva de género interpelando los sistemas jerárquicos tradicionales que históricamente orientaron la educación en arquitectura (Quiroga, 2022).
La Ciudad que Resiste es una red de colectivas de arquitectas, in-disciplinarias, artistas, docentes, investigadoras, feministas y activistas LGTTBIQNB+ de la ciudad de La Plata, que desde el 2018 sostiene proyectos y experiencias hacia un urbanismo feminista que busca la construcción de saberes desde las prácticas. En particular, las caminatas y mapeos constituyen metodologías recurrentes para reconocer el recorrido colectivamente y poner en común saberes diversos.
Una iniciativa de CISCSA - Ciudades Feministas, junto a otras cinco organizaciones latinoamericanas, lanzada en marzo de 2019 con la Red Mujer y Hábitat de América Latina implicaron el trabajo sobre violencias y cuidados junto a vecinas de diferentes barrios populares y organizaciones de la Ciudad de Córdoba, Argentina.
Se pueden delinear dos problemas que atañen a la confluencia de las perspectivas de estudio que propone y articula categorías de género, paisaje y cartografía social. Por un lado, está la necesidad de incorporar herramientas que posibiliten subsanar la brecha digital mediante un trabajo en contacto directo con las comunidades. Se propone reflexionar sobre la cartografía social y los recursos críticos como dispositivos que permiten recuperar esas percepciones cotidianas y vivenciales que hacen al paisaje evidenciar las desigualdades de género desde una perspectiva interseccional, avanzando con mecanismos que fortalezcan el involucramiento de la población en los procesos de toma de decisión. Por otro, el desafío de pensarlos como dispositivos que propicien un apoyo transversal para la gobernanza local y desde una perspectiva decolonial para aprender y comprender la multiplicidad de territorios en América Latina y diseñar espacios acordes a las necesidades de las personas, logrando representaciones “más reales” de los territorios. A la vez, propician el debate, la construcción de consensos y una agenda participativa, combinando sinergias entre saberes científicos/técnicos y los propios de las comunidades locales.
Los mapeos utilizados en el trabajo, son mapas colaborativos digitales y recursos gráficos producidos con participación de estudiantes reflexionando sobre su ámbito de referencia sobre problemáticas específicas tales como los cuidados y el espacio público, los conflictos y respuestas en contexto de pandemia. Se trabaja con datos geoespaciales actualizados y abiertos en internet. Los otros dispositivos son mapeos sociales producidos por las comunidades de base trabajando dimensiones específicas tales como las violencias, la inseguridad urbana y situaciones de acoso callejero en relación a las cualidades urbanas.
Pueden utilizar herramientas que pueden advertirse como “coloniales” en tanto medios del norte global -Google Maps como base o cartografía tradicional- “pero útiles a una perspectiva decolonial”, en tanto fin crítico. Según McCall,
Los mapas son inseparables de los contextos políticos en los cuales se utilizan y realizan; los SIG participativos son diferentes, al dirigirse hacia objetivos específicos, identificados y definidos por las necesidades de las comunidades a las que sirven (…) la incorporación del conocimiento local espacial de las comunidades dentro del mapeo de paisajes y recursos puede llevar a un reforzamiento del poder local (McCall, 2011, p. 223).
Metodologías utilizadas en las iniciativas desde laboratorios de experimentación temática sobre género y paisaje
En el marco de trayectorias temáticas y estrategias colectivas desarrolladas desde laboratorios, se experimenta con dispositivos técnicos/metodológicos de trabajo colaborativo, como las cartografías sociales que conciben la construcción de la ciudad como bien común y reconocen a las personas como actores sociales de cambio.
El trabajo aquí desarrollado se enmarca en dos espacios temáticos: el Laboratorio de Género y Urbanismo (GenUrb) en articulación con el Laboratorio de Ambiente y Paisaje (LaAP) del OFUT.
El esquema de investigación se conforma mediante aproximaciones sucesivas, flexibles y adaptables en relación de tareas de formación de recursos humanos en la carrera de arquitectura, en particular relativas al trayecto de urbanismo.
Los resultados que se presentan responden a articulaciones institucionales previas y a demandas concretas desde la ciudadanía. Generalmente los acuerdos son con gobiernos locales integrantes del Sistema Metropolitano de Tucumán (SiMeT). Se presentan las experiencias con dos gobiernos locales: Las Talitas, ubicada en el subsistema este del espacio metropolitano y Tafí Viejo, ubicado en el subsistema oeste.
En el año 2018 se desarrollaron recorridos, mapeos colectivos y encuestas respectivas sobre cualidades urbanas (Ciocoletto, 2014; Czytajlo, 2019; Grimaldos Gallegos, 2019) y dimensiones del espacio público3. Ello implicó una reflexión sobre metodologías existentes, analizando sus dimensiones y aplicaciones, a fin de elaborar un planteo metodológico, indicadores y cartografías que posibilitaron un análisis a escala próxima barrial/local/municipal.
En el 2019, en articulación con organismos vinculados a la reivindicación de los derechos de mujeres y diversidades4, se mapean femicidios y transfemicidios perpetrados en la provincia de Tucumán, relacionados con otra información cuali-cuantitativa relevante cruzando los temas de espacio público, violencias, cuidados y derecho a la ciudad.
En relación a los cuidados, durante el año 2020, en el marco de un proyecto en curso sobre herramientas de gestión urbana en contextos de COVID-19 (OFUT, 2021), se procedió a la construcción de mapas de cuidados, en contexto de pandemia y restricciones de circulación. Se propició el uso de plataformas colaborativas en SIG como recursos que posibilitaron un acercamiento situado a las demandas de cuidados, y el seguimiento geolocalizado de las transformaciones en el espacio urbano y las respuestas por parte de gobiernos locales en la gestión de lo cotidiano.
Ello permitió retroalimentar la formación de recursos humanos, articulando los aportes de becas estudiantiles de iniciación a la investigación con los procesos formativos en asignaturas electivas implementadas y prácticas profesionales asistidas avanzando en la profundización de la evaluación y análisis del espacio urbano desde la perspectiva de paisaje y género. Particularmente se identificaron situaciones de acoso callejero5 y cualidades urbanas mediante encuestas realizadas por formularios web.
Las tareas realizadas permitieron dar forma a nuevas estrategias de intervención/acción en los territorios desde las dimensiones disciplinares del urbanismo: i) interpretativa, con la generación de conocimiento sustantivo, la sistematización de información y el registro de prácticas y procesos; ii) científica a partir de la formación, sensibilización y divulgación en la consideración y conceptualización de categorías analíticas para los temas de violencia, género y ciudades seguras; y iii) prospectiva desde la promoción y desarrollo de estrategias e intervenciones que interpelan los estereotipos de género así como discursos o dispositivos que contribuyen a reconfigurar sentidos hacia una sociedad más justa e inclusiva (Figura 1).
Los dispositivos remiten a cartografías geo-referenciadas colaborativas, encuestas en articulación con diversos colectivos sociales y recursos gráficos como pictogramas y figuras que se utilizan como herramientas que posibilitan incorporar la dimensión vivencial que caracteriza los procesos de construcción de paisajes y su relación con las desigualdades de género por parte de la diversidad de sujetos en el espacio metropolitano.
Las herramientas utilizadas desde una perspectiva situada integran auditorías urbanas de género y manuales sobre la dimensión humana del espacio público que permiten reconocer el paisaje urbano como productor de relaciones de género y poder y viceversa. Principalmente se recuperaron herramientas cualitativas para la observación con mediciones de uso del tiempo, conteos de personas en movimiento según género y las evaluaciones de la calidad y accesibilidad de la vía pública (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2017).
En algunas instancias se procedió a la integración en la plataforma geoespacial colaborativa con SIG (ArcGIS Online/PRO/ESRI), lo que permite verificar variables y realizar cruces con información previamente realizada y disponible en servicios de mapas abiertos del OFUT. En especial se trabajó a partir de tres zonas de vulnerabilidad (alta, media y baja) identificadas para el espacio metropolitano de Tucumán (OFUT et al., 2018).
Resultados
A continuación, damos cuenta de dos tipos de resultados: observaciones y reflexiones sobre la ciudad a partir de la articulación teórica y de categorías analíticas para violencias y cuidados y sobre los dispositivos metodológicos como herramientas de acción en los territorios desde una perspectiva decolonial.
Sobre las violencias en el espacio urbano
Las cualidades urbanas permiten hacer operativo el cruce de categorías de género, paisaje, espacio público y violencias. Se identificaron cinco cualidades o atributos urbanos6 y las propuestas de íconos personalizados realizados ad hoc para dar cuenta de las condiciones del espacio urbano, como guía de observación y valorización. En acciones colectivas desarrolladas con estudiantes de la carrera de arquitectura se trabajó en proponer marcadores específicos para cada una de ellas según se cumplieran o no dichas cualidades a partir de las percepciones en territorio (Czytajlo, 2018; Grimaldos Gallegos, 2019) (Figura 2).
En el sector analizado del municipio de Las Talitas, permitieron dar cuenta de cómo son las mujeres las que circulan en horarios de la mañana en días laborales y las principales encargadas de llevar y buscar a niños y niñas de las escuelas o quienes realizan las compras diarias. También permitió identificar características del espacio urbano que facilitan u obstaculizan esos movimientos: los desniveles en las veredas y los diferentes materiales, las escasas rampas en las esquinas que dificultan el movimiento de personas con coches, a cargo de menores, o con alguna dificultad motriz.
En el municipio de Tafí Viejo se replicó la experiencia de cartografía social con pictogramas elaborados sobre cualidades urbanas, en virtud de una demanda particular del gobierno local de generar un Proyecto Red contra Acoso Callejero, 20197. Las caminatas se acompañaron con registro fotográfico de las observaciones con respecto a las cualidades urbanas, geo-referenciándolas en cartografías digitales en línea de libre acceso (Figura 3).
En los diagnósticos por sectores, se evidenciaron los elementos materiales y simbólicos vinculados a las cualidades urbanas de diversidad, vitalidad, autonomía, representatividad: las dificultades o facilidades para desplazarse, las sensaciones ante los espacios vacantes, las sensaciones de inseguridad y falta de apropiación de algunos espacios.
Los análisis a escala metropolitana referidos a las respuestas implementadas por gobiernos locales durante la pandemia confirmaron la relación entre la presencia de personas y la condición de vitalidad de las ciudades. La mayoría de las medidas estuvo enfocada a las restricciones en el uso del espacio público y del transporte público, atentando contra las condiciones de vitalidad y autonomía8.
Otro recurso implementado en la pandemia fueron las encuestas online con diferentes dispositivos de acceso casi universal. Los resultados que se muestran a continuación corresponden al cruce entre situaciones de acoso callejero reconocidas por mujeres y las cualidades urbanas anteriormente trabajadas, que en esta instancia fueron reformuladas en relación con las características que aportan a la seguridad ciudadana.
Al analizar los resultados, se advierte que el 80% de las personas encuestadas identifica que la presencia de iluminación, gente y comercios abiertos aportan a la seguridad y más del 90% plantean que la presencia de baldíos, viviendas abandonadas, calles estrechas sin salida y grandes avenidas con zonas despobladas aportan a la inseguridad (Figura 4).
Con el aporte de la perspectiva de paisaje, se realizan ejercicios de percepción en relación a la elección de tres palabras para describir las imágenes, que responden a perfiles urbanos diversos, buscando establecer esos criterios de diseño a escala urbana que contribuyen a la percepción de las personas (Tabla 1).
El acoso callejero y la violencia contra mujeres y diversidades se constituyen como una exigencia emergente de acción para la sociedad tucumana y las instituciones públicas en la Provincia de Tucumán. La experiencia del proyecto interinstitucional e intersectorial de prevención y abordaje de la violencia de género en la vía pública articula esfuerzos de instituciones públicas y de la sociedad civil para la implementación de políticas de seguridad urbana, con perspectiva de género e incorpora la reflexión en la universidad y la retroalimenta.
Sobre los cuidados en la ciudad
Se propuso en contexto de pandemia y en el proyecto en marcha, una categorización sobre los cuidados que permitiera la revisión de conflictos y respuestas en municipios del este metropolitano en relación a esta temática: cuidados a otras personas, cuidados ambientales, cuidados a la ciudad y cuidados y autonomía. Se parte del paradigma de ciudad cuidadora desde el urbanismo feminista: una ciudad que cuide nuestro entorno, que permita a las personas cuidarse y que permita cuidar a otras personas (Valdivia, 2018).
La integración en la plataforma geoespacial colaborativa con SIG (ArcGIS Online/PRO/ESRI) posibilitó el análisis integrado y desagregado de los conflictos y concentración de respuestas en relación al cuidado a la ciudad o cuidado del medio ambiente y menos centradas en las acciones vinculadas al cuidado a otras personas y a la autonomía, permitiendo reconocer -a partir de otras dimensiones- las desigualdades de los territorios, la vulnerabilidad recurrente y la concentración de estructuras de oportunidad en el centro del sistema metropolitano.
En el municipio de Tafí Viejo, la geolocalización de información cuali-cuantitativa de diferentes registros, permitió el análisis cruzado de las categorías.
Se advierte que la sensación de inseguridad en el espacio urbano impacta diferencialmente en las mujeres. Ellas son quienes respondieron mayoritariamente -más del 74%- a la encuesta, manifestando percibir a la ciudad como insegura.
La vulnerabilidad territorial constituye una variable que hace operativo el análisis de la interseccionalidad en relación a las desigualdades en los territorios. A partir de nuevos cruces, incorporando otras dimensiones al análisis de información disponible en servidor web (OFUT et al., 2018) es posible señalar que las lógicas con las que se interviene desde la gestión local contribuyen a reforzar estas desigualdades en tanto siguen patrones de centralidad. Mientras que las problemáticas de las carencias de calidad y cualidades en el espacio urbano se concentran en los sectores de mayor vulnerabilidad (Figura 8).
La metodología de los mapeos colaborativos en entorno Google, se constituye en una herramienta útil para la construcción del problema con participación de distintos grupos de actores y a la vez orientando propuestas de gestión urbana local. Se trabajó en develar las características del paisaje urbano a atender desde las percepciones diferenciadas según género; en este caso, respecto a la seguridad y las violencias contra las mujeres. Ello implicó el desarrollo de actividades de concientización y trabajo junto a los y las técnicas del municipio del área de Género y Derechos Humanos, no vinculadas específicamente a la acción e intervención en el espacio urbano y a la vez la reflexión en procesos formativos de futuros/as profesionales de la arquitectura incorporando nuevas preguntas en el proceso de enseñanza de la planificación y diseño urbano.
Otros métodos para la recolección de información fueron los mapeos en grupo, con mapas impresos y recursos gráficos, a partir de invitaciones a diferentes grupos e instituciones involucrados en las problemáticas barriales a la participación, reflexión y señalización crítica sobre estos cruces temáticos. Las actividades se orientaron a relevar los saberes, pareceres y datos de quienes se desplazan por allí habitualmente mediante recursos que estimulen a la participación (marcadores e íconos). Permitieron reflexionar junto a técnicos y técnicas del gobierno local, con la opinión de quienes lo habitan y transitan (Figura 9). Estos espacios fueron propiciados junto con las áreas gubernamentales encargadas de las políticas de género a nivel local.
Estos recorridos urbanos en grupos se presentaron como recorridos lúdicos colectivos haciendo partícipes a estudiantes de arquitectura, acompañados por intervenciones en dispositivos de mapeo en movimiento y captura de fotografías panorámicas de paisajes de la ciudad. Se registraron y recolectaron insumos visuales y sensoriales para elaborar relatos. Junto a las personas participantes de los talleres, se realizaron recorridos por el territorio mapeado.
En las caminatas en Tafí Viejo, uno de los dispositivos utilizados fue la localización de siluetas humanas. Ello dio la posibilidad de reflexionar y señalizar impactos de diversos discursos, y de qué manera organizan conductas e imaginarios.
Se identifican, por un lado, "mandatos sociales" e imaginarios colectivos sobre el "deber ser" de las mujeres, modelos familiares y femeninos en los escritos recuperados en los mapeos corporales (Figura 10). Por otro lado, se advierten las “resistencias”. Con pequeños mapas de la zona, se señalaron observaciones de talleristas y personas vecinas. Mientras un grupo registra notas y realiza anotaciones, otra toma fotografías de situaciones o momentos significativos.
En la micro-escala del paisaje y el espacio urbano se pudo identificar cómo se percibía a una mujer en diferentes puntos en el espacio público en palabras tales como “empoderadas”, “cuidados”, “no le teme a nada”. Esta herramienta de diagnóstico resulta de gran interés por su potencial para visibilizar la percepción que una comunidad tiene del paisaje que habita y las desigualdades desde una perspectiva de género e interseccional.
En la actualidad en el marco de proyectos de trabajo en curso se avanza en torno a la dimensión prospectiva, criterios de diseño urbano y paisaje en el tratamiento de espacios urbanos, aceras y espacios verdes públicos, con perspectiva de género.
Conclusiones
Este trabajo constituye una reflexión, desde un territorio periférico, a la producción de conocimiento sobre lo urbano en Argentina. La mayor parte de la producción de los estudios urbanos se localizan en las principales metrópolis (Buenos Aires, Córdoba, Rosario). En este sentido, hace ya bastante tiempo que desde el espacio de investigación se ha abogado por la construcción de conocimiento situado útil al ámbito territorial de referencia de la provincia y del espacio metropolitano de Tucumán, con relación a otros espacios geográficos de comparables metrópolis secundarias en el sistema urbano nacional.
En relación a los estudios del urbanismo feminista, hace parte, recupera y dialoga con la producción y referencias de Argentina y de América Latina con respecto a la hegemonía anglosajona y europea.
Las aproximaciones, diagnósticos, cartografías, recorridos y reconocimientos sobre los territorios y espacios públicos que se han hecho integrando las categorías de género y paisaje, se consideran herramientas de transformación, pues permiten (por medio de estrategias y programas con participación gubernamental y ciudadana) reunir información y modificar la realidad a partir de develar la omisión de sujetos y sus demandas.
La utilización, como estrategia, de los dispositivos cartográficos, es una forma de responder a las preguntas sobre otras formas válidas de construir y habitar nuestras ciudades, paisajes y formas urbanas; hacia ciudades y territorios más inclusivos con las diversidades y con eje en los cuidados colectivos. En tanto estos recursos, revalorizan y visibilizan otras formas de saberes y conocimientos vinculadas al hábitat.
Estas iniciativas sobre las que da cuenta este artículo interpelan a la ciudad (y al urbanismo en particular) desde la construcción de conocimiento y el involucramiento en procesos innovadores de enseñanza-aprendizaje. Son innovadoras, en tanto constituyen nuevas referencias y rupturas con lo existente, siendo punto de partida de transformaciones y creaciones desde una perspectiva situada.
La idea de conocimiento situado rompe con la noción de un sujeto epistemológico abstracto, a la vez que desanda la idea de que toda construcción es solo objetiva y recupera la relevancia de la subjetividad en la construcción de conocimiento y valora especialmente la experiencia personal y la aproximación fenomenológica frente a las mediciones externas.
El trabajo implica la habilitación de espacios e iniciativas nuevas que a través de acciones concretas reciban nuevos significados (muchas veces subversivos) y modos de reorganización, de inconformismo y rebeldía, que se constituyen en aportes e innovaciones para el desarrollo personal y social. Las acciones colectivas logran construir nuevas formas de organización del espacio, nuevas formas de territorialidad dentro y fuera de los espacios de la academia, en tanto desafían las actuales estructuras de dominación.
Aunque el espacio urbano refuerza los procesos de jerarquización asociados a los sistemas de género y a las condiciones del paisaje urbano -al mantener a las mujeres en ciertos espacios con obstáculos (desde lo material y simbólico)-, las iniciativas analizadas se constituyen, desde la dimensión política, como: 1) herramientas de cambio, transformación y apropiación del espacio público; y 2) herramientas de construcción de territorialidades emergentes. Los resultados referidos ponen de manifiesto, desde la experiencia de los laboratorios temáticos, procesos de co-construcción del conocimiento como una forma de militancia.
Se asume la perspectiva feminista y decolonial como una estrategia fundamental para fomentar la producción de saberes, desde la perspectiva de las mujeres, transformando los modos tradicionales de construcción de conocimiento en el ámbito científico y académico.
El estudio de la(s) violencia(s) y los cuidados, al integrar la perspectiva del paisaje, es un aporte a la construcción de nuevos paradigmas interpretativos para este cambio de época y las nuevas orientaciones del desarrollo urbano. La perspectiva de género tiene un valor político y teórico. Político, por la capacidad de transformar; teórico, por la necesidad de construir argumentos y conocimientos para impulsar esa acción política necesaria. Recupera a la vez el rol ineludible de la universidad pública, comprometida con sus integrantes y su tiempo.
Estas experiencias pueden ayudarnos a decodificar las características que forman los paisajes cotidianos y a explorar su potencial reivindicativo para imaginar un urbanismo más orientado hacia la “creación de lugares” que sean capaces de responder a las necesidades de las sociedades urbanas y metropolitanas contemporáneas; necesidades más diversas, más complejas.
Referencias bibliográficas
Ahumada, B. J. (2022). Colonialidad y descolonialidad en el paisaje latinoamericano. Mutatis Mutandis: Revista Internacional de Filosofía, 1(18), 110-122.
Busquier, L. (2022). Activismos feministas y decoloniales en las universidades: una estrategia posible hacia la descolonización del saber. Pacha. Revista de Estudios Contemporáneos del Sur Global, 3(8), artículo e210110. https://doi.org/10.46652/pacha.v3i8.110
Cardoso, A. y Paio, A. (2021). LABTUR: Una contribución metodológica a las prácticas de cocreación del espacio público. ACE: Architecture. City and Environment, 16(46), 9893. https://doi.org/10.5821/ace.16.46.9893
Castro-Gómez, S. (2007). Descolonizar la universidad. La hybris del punto cero y el diálogo de saberes. En S. Castro-Gómez y R. Grosfoguel (Comps.), El giro decolonial: reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global (pp. 79-91). Siglo del Hombre Editores.
Ciocoletto, A. (2014). Espacios para la vida cotidiana. Auditoría de calidad urbana con perspectiva de género. Col lectiu Punt 6.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2023). Panorama social de América Latina y el Caribe 2022. La transformación de la educación como base para el desarrollo sostenible. Resumen ejecutivo. Autor.
Czytajlo, N. (2017). Desigualdades socio-territoriales y de género en espacios metropolitanos. Bitácora Urbano Territorial, 27(3), 121-134. https://doi.org/10.15446/bitacora.v27n3.66484
(2018). Hábitat, género, inclusión: Reflexiones sobre la(s) desigualdad(es) y los desafíos de la agenda urbana. La Aljaba, 22(2), 157-180.
(2019). Laboratorio de género y urbanismo. Iniciativas por el derecho a la ciudad. HI/ Hábitat Inclusivo, (14)
(2020). Género, ciudad y violencia(s): Territorialidades y cartografías emergentes. Nodo, 14(28), 41-57. https://doi.org/10.54104/nodo.v14n28.175
Czytajlo, N. y Casares, M. (2022). Género y urbanismo: dimensiones y aportes desde re-existencias y resistencias. 47 al Fondo, (23), 22-28.
Durán, M. A. (2008). La ciudad compartida. Conocimiento, afecto y uso. Ediciones SUR.
Falú, A. (Ed.). (2009). Mujeres en la ciudad. De violencias y derechos. Ediciones SUR.
(2014). El derecho de las mujeres a la ciudad: espacios públicos sin discriminaciones y violencias. Vivienda y Ciudad, (1), 10-28.
(2016). La omisión de género en el pensamiento de las ciudades. En J. Borja, F. Carrión Mena, y Corti, M. (Eds.), Ciudades para cambiar la vida. Una respuesta a Hábitat III (pp. 159-169). Café de las Ciudades.
Falú, A., y Segovia, O. (Eds.). (2007). Ciudades para convivir: sin violencias hacia las mujeres. Debates para la construcción de propuestas. Ediciones Sur.
Falú, A., Morey, P. y Rainero, L. (2002). Ciudad y vida cotidiana: asimetrías en el uso del tiempo y del espacio. Universidad Nacional de Córdoba, Secretaría de Extensión Universitaria.
Farrés Delgado, Y. y Matarán Ruiz, A. (2014). Hacia una teoría urbana transmoderna y decolonial: una introducción. Polis, 13(37), 339-361. https://doi.org/10.4067/S0718-65682014000100019
Favelukes, G. (2021). El plano de la ciudad: formas y culturas técnicas en la modernización temprana de Buenos Aires (1750-1870). Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo” Universidad de Buenos Aires.
García Fanlo, L. (2011). ¿Qué es un dispositivo?: Foucault, Deleuze, Agamben. A Parte Rei, (74), 1-8.
Gómez Vélez, M. I., Saldarriaga Grisales, D. C., López Gil, M. C., y Zapata Botero, L. (2017). Estudios decoloniales y poscoloniales. posturas acerca de la modernidad/ colonialidad y el eurocentrismo. Revista Ratio Juris, 12(24), 27-60. https://doi.org/10.24142/raju.v12n24a2
Grimaldos Gallegos, Y. (2019). Bienestar urbano y perspectiva de género: herramientas e indicadores para el espacio metropolitano de Tucumán. En Actas 4o Congreso Latinoamericano de Estudios Urbanos. Universidad General Sarmiento.
Haesbaert, R. (2013). Del mito de la desterritorialización a la multiterritorialidad. Cultura y representaciones sociales, 8(15), 9-42.
Instituto Nacional de Estadística y Censo. (2010). Censo nacional de población, hogares y viviendas 2010. Autor
Llomparte Frenzel, M. P. y Pastor, G. C. (2019). Disputas teóricas y prácticas en el paisaje de interfases urbano rurales: aproximaciones desde Tucumán (Argentina). Urbano, 22(40), 10-21. https://doi.org/10.22320/07183607.2019.22.40.01
McCall, M. K. (2011). Mapeando el territorio: paisaje local, conocimiento local, poder local. En G. Bocco, P. S. Urquijo y A. Vieyra (Eds.), Geografía y ambiente en América Latina (pp. 221-246). Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental.
Ministerio de Vivienda y Urbanismo. (2017). La dimensión humana en el espacio público: recomendaciones para el análisis y el diseño. MINVU PNUD.
Moisset, I. y Quiroga, C. (2020). Nuestras arquitectas. Un día. Una arquitecta, Lina Plataforma.
Molina, I., Galleguillos, X., y Grundström, K. (2022). Ciudad, vivienda y género desde una mirada incluyente e interseccional. Revista INVI, 37(104), 1-9. https://doi.org/10.5354/0718-8358.2022.66855
Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales. (2021). Nuevo programa urbano: herramientas para la gestión local en escenarios de COVID [en línea]. https://arcg.is/18Xzb8
Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales, Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos de Tucumán, e Infraestructura de Datos Espaciales de Tucumán. (2018). [Zonas de vulnerabilidad para la provincia de Tucumán] [en línea]. http://visor.observatoriofau.com.ar/
Pastor, G. C. (2020). Paisajes y dispositivos de patrimonialización diferencial. Convergencias y divergencias entre actores y percepciones. En L. M. Escobar Ocampo, C. Montoya Arenas y E. Patiño Zuluaga (Coords.), Lecturas de singularidad territorial desde el paisaje cultural (pp. 67-83). Universidad Pontificia Bolivariana.
Quiroga, C. (2022). Lina plataforma: taller de arquitectura feminista. LINA Plataforma.
Rainero, L., Rodigou, M., y Pérez, S. (2006). Herramientas para la promoción de ciudades seguras desde la perspectiva de género. CISCSA.
Risler, J. y Ares, P. (2013).Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa. Tinta Limón.
Ruíz, A., Temes-Córdovez, R. R., y Cámara-Menoyo, C. (2018). Accesibilidad y tecnologías de información colaborativas. Cartografías para una ciudad inclusiva. Bitácora Urbano Territorial , 28(1), 155-162. https://doi.org/10.15446/bitacora.v28n1.68316
Segato, R. (2022, 29 de septiembre). Si borramos el paisaje nos quedamos sin ombligo. Revista Crisis. https://revistacrisis.com.ar/notas/rita-segato-si-borramos-el-paisaje-nos-quedamos-sin-ombligo
Valdivia, B. (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y Sociedad, (11), 65-84. https://doi.org/10.12795/habitatysociedad.2018.i11.05
Vega, G. (2017). El concepto de dispositivo en M. Foucault. Su relación con la “microfísica” y el tratamiento de la multiplicidad. Nuevo Itinerario, (12). https://doi.org/10.30972/nvt.0122038
Notas