Resumen: Argentina, históricamente, ha presentado profundas desigualdades socioeconómicas regionales. Las provincias del Noroeste mostraron notorias diferencias respecto a las pampeanas en la producción de riqueza. Así, a fines del siglo XX, mientras en las provincias pampeanas la pobreza alcanzaba al 32,9% de su población, en el norte estas privaciones se duplicaban. Este artículo tiene por objeto analizar comparativamente las características de estas privaciones —considerando escalas provinciales y departamentales—, vinculándolas a su vez con las transformaciones económicas y productivas y con los problemas de empleo a lo largo del siglo XX e inicios del XXI. Los resultados advierten un notorio proceso de fragmentación socioterritorial como corolario de la persistencia de la desigualdad. Se destaca el recrudecimiento de dicha fragmentación en determinadas provincias y departamentos argentinos.
Palabras clave:estructura productivaestructura productiva,fragmentación socioterritorialfragmentación socioterritorial,Noroeste argentinoNoroeste argentino,Pampa argentinaPampa argentina,pobrezapobreza.
Resumo: A Argentina, historicamente, apresenta profundas desigualdades socioeconômicas regionais. As províncias do noroeste mostraram notórias diferenças em comparação às pampeanas na produção de riqueza. Assim, no final do século XX, enquanto nas províncias pampeanas a pobreza atingia 32,9% de sua população, no norte, essas privações se duplicavam. O objetivo deste artigo é analisar comparativamente as características dessas privações —considerando escalas provinciais e estaduais— vinculando–as, por sua vez, com as transformações econômicas e produtivas e com os problemas de emprego ao longo do século XX e início do XXI. Os resultados advertem um evidente processo de fragmentação socioterritorial como resultado da persistência da desigualdade. Destaca–se o recrudescimento dessa fragmentação em determinadas províncias e estados argentinos. Palavras–chave: estrutura produtiva, fragmentação socioterritorial, noroeste argentino, pampa argentino, pobreza.
Palavras-chave: estrutura produtiva, fragmentação socioterritorial, noroeste argentino, pampa argentino, pobreza.
Abstract: Historically, Argentina has presented profound regional socioeconomic inequalities. The provinces of northwest Argentina showed significant gaps with respect to the Pampa provinces in the production of wealth. Thus, in the late twentieth century, while poor households in the Pampa provinces amounted to 32.9% of its population, in the north this was double. This article aims to comparatively analyze the characteristics of this poverty, considering departmental and provincial scales, then linking these with economic and productive transformations and employment issues throughout the twentieth century and early twenty–first century. The results warn of a notorious process of socio–territorial fragmentation as a corollary of persistent inequality. The resurgence of this fragmentation in certain Argentine provinces and departments is also highlighted.
Keywords: productive structure, socioterritorial fragmentation, northwest Argentina, Argentinian pampa, poverty.
ARTÍCULOS
Estructura productiva, pobreza y problemas de empleo en las provincias pampeanas y norteñas de Argentina en los primeros años del siglo XXI*
Estrutura produtiva, pobreza e problemas de emprego nas províncias pampeanas e nortenhas da Argentina nos primeiros anos do século XXI
Production Structure, Poverty and Employment Problems in the Provincias Pampeanas and Norteñas of Argentina during the Transition from the Twentieth to Twenty–First Century

Recepción: 03 Junio 2015
Aprobación: 28 Junio 2016
Artículo de investigación que parte de la profunda diferenciación histórica entre las regiones pampeana y norteña de Argentina, y tiene por objeto analizar comparativamente las características de las privaciones, vinculándolas a su vez con las transformaciones económicas y productivas en los inicios del siglo XXI.
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: Longhi, Fernando, y Ariel Osatinsky. 2016. “Estructura productiva, pobreza y problemas de empleo en las provincias pampeanas y norteñas de Argentina en los primeros años del siglo XXI.” Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía 26 (1): 77–99. doi: dx.doi.org/10.15446/rcdg.v26n1.51011.
Argentina presentaba en la transición del siglo XX al XXI, profundas desigualdades regionales. En el 2001, el análisis de la pobreza demostraba que mientras en las provincias de la región pampeana el 32,9% de los hogares era pobre, en las jurisdicciones del Noroeste argentino —en adelante, NOA— dicho porcentaje prácticamente se duplicaba, alcanzando al 61% de los hogares1. Esta magnitud ponía de relieve la profundidad de dichas desigualdades en las regiones argentinas, y su selección para este estudio ilustraba casos donde la brecha socioeconómica alcanzaba sus mayores magnitudes. El resto de las regiones presentaba registros similares a una u otra región e intermedios en el caso de Cuyo.
Históricamente, las provincias del NOA tuvieron una participación marginal en el Producto Bruto Interno —en adelante, PBI— del país, en cuanto concentraban un porcentaje mayor en su población total. Por el contrario, las provincias que conforman la región pampeana aportan al PBI de la Argentina un porcentaje superior al peso que representaban en la población total.
En el contexto de estas desigualdades regionales que se fueron construyendo en el tiempo, se consolidó el modelo denominado Matriz Territorial Argentina —en adelante, MTA—. Dicha matriz forma parte de una hipótesis que postula que la colonización y, en especial, la consolidación capitalista fueron procesos portadores de prácticas materiales que trastocaron los territorios precedentes; según dicha hipótesis, el proceso asociado con el “progreso” generó el esquema espacial que, de alguna manera, persiste hasta la actualidad (Longhi et ál. 2013). Esta hipótesis es la que permite destacar el papel de la diversidad cultural de la Argentina criolla como agente activo de la “materialización” de la economía de mercado en el territorio nacional. De ser así, la MTA resultante se conformaría, de un lado, por un espacio de diseño no muy diferente al modelo ferroviario de Franz Kühn, esto es, el que contiene (o se define por) ese amplio sector central —geográfico y sobre todo político— del que parte la red lineal divergente —a la que se suma ahora el río Paraná— que lo enlaza con las economías regionales, y, por el otro lado, por el espacio que incluye el amplio y variado resto del territorio. El primero involucra el “país” moderno, mientras que el otro sería el “tradicional”. Ambos presentan múltiples matices en su interior y también distintas formas de articulación —y subordinación— entre ellos.
La población argentina fue afectada además —desde mediados de la década de los setenta— por las transformaciones económicas neoliberales que ocasionaron crecientes problemas de empleo. La desocupación y subocupación, el empleo informal y la precariedad laboral se expandieron en las distintas regiones del país y retroalimentaron el problema de la pobreza (Lindenboim 2008; Rofman y Romero 1997).
A fines del siglo XX las provincias de ambas regiones presentaban diferencias importantes, como se mencionó anteriormente, en sus niveles de pobreza. Sin embargo, las diferencias eran mayores al considerar privaciones de carácter patrimonial que aquellas coyunturales, lo cual ponía de manifiesto la severidad y el carácter persistente de la desigualdad.
Teniendo en cuenta lo señalado, este trabajo tiene por objeto analizar comparativamente la magnitud, características y tendencias que asume la pobreza en las provincias norteñas y pampeanas; asimismo, pretende indagar sobre las relaciones entre la pobreza y la estructura económica productiva en dichas regiones. En ese vínculo entre economía y pobreza adquieren un protagonismo central los problemas de empleo que afectaron a las poblaciones consideradas. Finalmente, se procura responder a la pregunta ¿cómo evolucionó la pobreza en las regiones y provincias en estudio en la primera década del siglo XXI? Para responder este interrogante se aborda una estrategia metodológica novedosa, que utiliza las manifestaciones de la mortalidad en la niñez más correlacionadas con los componentes socioeconómicos de la población. En este sentido, se utiliza la Tasa de Mortalidad en la Niñez por Enfermedades de la Pobreza —MONEP—, un indicador sociodemográfico de génesis continua que presenta una alta correlación con las carencias, además de permitir, por un lado, conocer la marcha anual de la pobreza y las brechas existentes, y por otro, identificar la distribución espacial de la pobreza y comparar los cambios ocurridos en dicha distribución (Bolsi et ál. 2009b).
Los mayores niveles de pobreza que afectaban a los hogares del NOA en comparación con aquellos situados en la región pampeana no podrían explicarse solamente por las transformaciones económicas y laborales mencionadas, ya que estas acontecieron en ambos territorios, sino que es preciso reconocer la incidencia y características de las desigualdades regionales que se fueron conformando desde el siglo XIX. En ese sentido, este artículo describe brevemente la evolución económica que las dos regiones estudiadas tuvieron desde aquel siglo, analizando luego, en particular, las transformaciones productivas de las décadas de los ochenta y noventa, y sus consecuentes problemas de empleo. Luego se vinculan los fenómenos mencionados con los niveles de pobreza, para finalizar analizando la marcha anual, distribución espacial y cambios en dicha distribución como corolario de la persistencia de la desigualdad y consolidación de un notorio proceso de fragmentación socioterritorial.
El concepto de actividad económica está asociado a la producción de bienes y servicios o de recursos (riqueza) que dispone una sociedad para satisfacer sus necesidades. Conocer las características que posee dicha producción implica examinar la composición de la estructura económica de una determinada región. En ese proceso de producción, no todas las regiones —y por lo tanto no todas las poblaciones— tienen una participación similar. Asimismo, las transformaciones económicas, a la vez que alteran el volumen de riqueza creada, pueden provocar mutaciones en la participación que tienen las distintas regiones en la estructura productiva y, por lo tanto, incidir sobre el proceso creador de bienes y servicios.
Esta investigación parte del “[…] reconocimiento de la estrecha relación que existe entre los procesos de acumulación capitalista, el funcionamiento de la estructura socio–ocupacional y los fenómenos de la pobreza” (Salvia 2007, 38). A su vez, se reconoce que existen diferentes vínculos entre la economía y la pobreza: uno de estos es el que existe entre el desarrollo económico y la pobreza estructural. Una población con escaso grado de desarrollo económico presenta mayores dificultades para alcanzar niveles satisfactorios en materia de salud, educación, vivienda, etc., distintos aspectos que se relacionan con su bienestar. A su vez, las fases del ciclo económico (recesión, crecimiento) modifican el volumen de la población que involucra dicho bienestar.
En este sentido, los problemas de empleo se posicionan como un componente central en la relación entre pobreza y economía. De esta manera, la población que sufre dichos problemas —al tener mayores limitaciones para alcanzar algún ingreso— padece además severas restricciones en su consumo (Lindenboim 2005).
Desde una mirada crítica de la economía de mercado, se considera que:
[…] las diferencias regionales se constituyen en una constante del devenir de la economía y el mundo capitalista; las distintas fases de desenvolvimiento del sistema económico estructuran de manera desigual el espacio geográfico, generando así procesos de divergencia social y regional que responden a una lógica de acumulación determinada por fuerzas tanto exógenas como endógenas. (Velázquez y Gómez 2003, 211)
En ese marco, las desigualdades entre las regiones del país se explican en gran parte por “El modo en que se relacionan las unidades socioeconómicas integrantes del espacio nacional” (Forman 1974, citado por Velázquez 2001, 34)2.
Dicha estructura productiva, en su articulación con el nivel de desarrollo/desigualdad regional, genera la necesidad del estudio de un concepto clave en tal articulación como lo es la pobreza. En este sentido, la definición e identificación de la pobreza conforma un “yacimiento de subjetividades diverso” (González 1997, 285), dada la elección —a veces de sesgo determinista— de las variables que procuran identificar las legítimas necesidades de la población, así como también de los umbrales que definen la insatisfacción de dichas necesidades3. En este trabajo se concibe que la pobreza alude siempre a una situación en la que se encuentran las familias. Esta no es la suma o el agregado más o menos independiente de dimensiones o aspectos parciales, sino el cuadro situacional estructural en el que se hallan, producto de su particular inserción en la estructura socioproductiva, siendo esta la que determina la posibilidad de acceder o no, en mayor o menor medida, a determinados bienes y servicios (Moreno 1995). La pobreza se manifiesta mediante algunas características generales de las familias pobres tales como sus bajos niveles de educación, insuficiencias nutricionales y una menor participación relativa en la actividad laboral, lo que se define a su vez por una pertenencia a ocupaciones de la más baja productividad, que generan escasos ingresos y que impiden satisfacer integralmente sus necesidades más esenciales, materiales y no materiales. Así, el concepto de pobreza se encuentra atravesado por tres matices diferentes: la idea de carencia de recursos, bienes y servicios; la idea de insatisfacción de aquellas necesidades que una sociedad o grupo social satisfacen en su globalidad; y la idea de marginalidad o exclusión de aquellos recursos, bienes y servicios que puedan ser compartidos en una sociedad.
Sobre este concepto —y su medición— se han realizado importantes avances en Argentina en la última década. Uno de los avances más significativos fue la definición y aplicación del índice de Privación Material de los Hogares —en adelante, IPMH— en el 2001, el cual superaba ampliamente las limitaciones del método de las necesidades básicas insatisfechas —en adelante, NBI— y caracterizaba las diferentes privaciones de la población. No obstante, la información necesaria para su análisis con datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 —lo cual permitiría la comparación— no ha sido publicada aún por el organismo que lo creó, por tal motivo se hace necesario usar medidas alternativas de medición que mantengan un alto grado de correlación con el IPMH.
En este sentido, se reconoce que en un marco de privaciones severas es incuestionable el desenlace fatal que genera la condición de pobreza en algunos niños. Por tales motivos se pretende en esta propuesta escapar al “inmenso mar de subjetividades” inherentes al concepto de pobreza, e ingresar al terreno de la distribución espacial del fenómeno desde la epidemiología, donde la muerte infantil por patologías respiratorias, infecciosas y relacionadas con la nutrición ponen de manifiesto el grado de vulnerabilidad al que se encuentran sometidas determinadas poblaciones4. Esta propuesta se relaciona, entonces, con el análisis específico de determinadas causas de muerte en la población menor de cinco años. Dichas causas se han denominado “enfermedades de la pobreza” e incluyen las patologías infecciosas, respiratorias y aquellas vinculadas con la desnutrición (Longhi 2011)5. La construcción de la tasa de mortalidad en la niñez según enfermedades de la pobreza (MoNEP) implicó relacionar el total de defunciones de menores de cinco años registradas bajo las causas señaladas —ocurridas en cada departamento, provincia y región entre 2001 y 2012— con el cálculo realizado mediante interpolación censal del total de población menor a cinco años, expresada cada mil menores. La fuente que provee dicha información es la Dirección Nacional de Estadísticas de Salud (DEIS) a partir del Programa Nacional de Estadísticas Vitales.
Este estudio realizó un análisis de corte comparativo analizando diferenciaciones socioeconómicas consolidadas en el largo plazo entre dos regiones geográficas argentinas con características extremas en términos de desarrollo económico. Se analizan a continuación brevemente algunas particularidades de estas regiones. Dicho análisis es relevante para poder interpretar el contexto de las desigualdades en los primeros años del siglo XXI que se analizan más adelante.
Las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca conforman la región del NOA (figura 1). En conjunto cubren un poco menos de 500.000 km2, es decir, alrededor del 17% de la superficie continental del país. Según los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, estos albergan al 11,4% de la población del país. Este amplísimo ámbito subtropical está conformado por dos grandes sectores: el occidental, donde la montaña constituye el hecho dominante, y el oriental —más extenso— ocupado en su mayor parte por la llanura. Los efectos de la distancia a los océanos Pacífico y Atlántico —que expresan el grado de continentalidad—, la incidencia de las variaciones altitudinales, de la circulación general de la atmósfera, de la orientación de los encadenamientos montañosos, de los procesos tectónicos y geomorfológicos, etc., se hacen sentir en la riquísima y compleja red de paisajes naturales que caracterizan la región. Numerosas contribuciones científicas han dado cuenta de sus rasgos generales y de sus detalles.

Datos: elaborado en el Laboratorio de Cartografía Digital con información del Instituto Geográfico Nacional.
Sin embargo, a pesar de su extensión —y de sus cambiantes condiciones naturales— solo vivían en el NOA un poco más de 4.900.000 habitantes en el 2010. De ese conjunto, más del 81% residía en localidades urbanas, incluidas en un sistema caracterizado por la alta concentración de habitantes en las capitales provinciales, donde habita casi la mitad de la población total regional, reiterando de manera exacerbada el modelo nacional.
En un territorio naturalmente rico, la pobreza de su población ha sido una constante destacada durante el transcurso del siglo XX y los primeros años del XXI, periodo en el cual dicho problema ha alcanzado al 15,8% de su población en 2010, de acuerdo al método de las NBI.
Del mosaico de regiones que conforman la Argentina, la región pampeana (figura 1) es una de las que posee, en términos globales, mayor grado de crecimiento económico y de desarrollo relativo. Posee una superficie de 606.099 km2 y una población en el 2010 de un poco más de 25 millones de habitantes, según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, lo que implicaba una densidad demográfica de 41 habitantes por km2, valor que cuadriplicaba el registro del NOA. Su hegemonía a lo largo de la formación del sistema nacional, particularmente asociada con el modelo agro–exportador, ha contribuido a forjar una imagen positiva con respecto al resto de las regiones argentinas.
El marco natural está constituido por una de las principales llanuras de Sudamérica, la llanura pampeana, que conforma una cuenca de sedimentación donde se han asentado las principales ciudades argentinas. Desde el punto de vista económico, es la región más importante del territorio argentino por sus características de clima y suelo que la hacen una zona agrícola y ganadera por excelencia, junto a la radicación del puerto y las principales industrias del país. La población urbana alcanzaba en el 2010 al 95% de la población del área, concentrándose el 53% de esta en el Gran Buenos Aires.
Argentina se caracterizó por tener desde sus primeros años como república profundas desigualdades regionales. Mientras que el interior del país tuvo un retroceso económico importante durante el siglo XIX, pues gran parte de sus productos se vieron afectados al no poder competir con las crecientes importaciones, Buenos Aires adquirió una posición económica dominante al acrecentarse su rol de intermediario comercial entre Europa y el interior del país (Ferrer 2008; Rapoport 2000). La Matriz Territorial Argentina (Longhi et ál. 2013) constituye un modelo de interpretación que ayuda a entender los diferentes procesos que han caracterizado a ambas regiones con distintas articulaciones.
El NOA, que en la etapa colonial había sido “La región más dinámica y densamente poblada, ya que tenía una fuerte articulación con Potosí” (Velázquez 2001, 25), fue perdiendo en el transcurso del siglo XIX su rol de intermediario comercial, declinando su participación, tanto en la producción como en la población total del país6.
Durante la etapa del modelo agroexportador (1880– 1930) las desigualdades regionales se acrecentaron notoriamente. Las provincias pampeanas, y sobre todo Buenos Aires, fueron las que más beneficios obtuvieron de las transformaciones productivas del periodo, al concentrar los productos exportados por el país7. Por el contrario, las regiones extrapampeanas, que no concentraban producción exportable y elaboraban escasos productos susceptibles de ser colocados en el creciente mercado interno, profundizaron el estancamiento económico que las afectaba (Ferrer 2008; Gómez Lende y Velázquez 2008).
Durante el periodo en el que prevaleció el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones (1930–1970), el país asistió a una profundización de las importantes desigualdades regionales. Entre 1930 y 1950, la región pampena no solo continuó concentrando la mayor parte de los bienes que se exportaban —cereales y ganado vacuno, fundamentalmente (Gómez Lende y Velázquez 2008)—, sino que además en sus centros urbanos se radicó la mayor parte de la industria. La región pampeana concentraba por entonces el 80% de los establecimientos; por el contrario, el NOA tenía un participación del 5% (Comisión Nacional del Censo Industrial 1938; Dirección Nacional del Servicio Estadístico 1952).
Al relacionar la población con el PBI de ambas regiones en 1953, se observa que las desigualdades son aún más evidentes. La región pampeana tenía un peso económico en la estructura productiva nacional mayor, incluso, al que poseía en la población del país, que era ya elevado. Por el contrario, al NOA, que llegaba a representar aproximadamente el 11% de la población del país, solamente le correspondía un 6% de la riqueza generada por medio de la producción de bienes y servicios. Desde fines de la década de los cincuenta, la modernización e industrialización con preeminencia del capital multinacional —que se fomentó en la estructura productiva del país— continuó consolidando las desigualdades regionales señaladas (Rapoport 2000; Rofman y Romero 1997).
Los distintos procesos socioeconómicos —con marchas y contramarchas— que recorrieron las dos regiones consideradas explican en gran medida el hecho de que la región pampeana aumentara su participación en la población total, y que el NOA continuase perdiendo peso relativo. Según el Censo Nacional de Población de 1970 (INDEC 1974), estas dos regiones representaban el 68% y el 10% de la población total respectivamente. El mayor desarrollo manufacturero y la expansión que tuvieron buena parte de las actividades terciarias en la región pampeana la mantenía como un polo de atracción para miles de personas que migraban desde el interior en busca de oportunidades de empleo, proceso que fue por aquellos años muy agudo, principalmente desde el NOA, lo que explica gran parte de las magnitudes mencionadas.
En las últimas décadas del siglo XX la economía argentina fue afectada por profundas reformas estructurales, que perjudicaron diversas actividades económicas. La crisis de las producciones agropecuarias tradicionales orientadas al mercado interno y la consiguiente desaparición de gran cantidad de pequeños y medianos productores, junto a un agudo proceso que implicó la desindustrialización, la expansión de cultivos orientados al mercado externo y el mayor peso del sector terciario en la estructura productiva fruto de la expansión de los servicios, constituyen algunos de los fenómenos económicos más relevantes que caracterizaron la economía nacional por aquellos años (Ferrer 2008; Rapoport 2000). Estos cambios afectaron negativamente distintas regiones del país, a su vez que beneficiaron otras en las que estaban concentradas las actividades que predominaron en la nueva orientación económica.
En el plano industrial, tanto la región pampeana como el NOA fueron afectadas por el proceso de desindustrialización característico de aquellos años, lo que redujo su participación en el total de establecimientos y personal ocupado del sector manufacturero nacional.
En cuanto a las principales actividades del sector terciario, en ambas regiones se observa una expansión, que se explicaba principalmente, como se dijo, por el crecimiento del sector servicios, consecuencia, entre otros factores, del fenómeno de la terciarización. Por el contrario, el comercio perdió participación “por efecto de los periodos recesivos que vivió la economía en los años ochenta y los planes de ajuste implementados en los años noventa” (Osatinsky 2009, 205).
Al igual que lo que sucedía en la industria, la región pampeana concentraba más del 70% de los establecimientos y personal ocupado en comercio y servicios. Por el contrario, el NOA alcanzaba una participación en el total nacional del 7%.
La tabla 1 presenta la evolución del peso relativo del NOA y de la región pampeana tanto en el Producto Bruto Geográfico —en adelante, PBG— nacional, como en el total de habitantes del país, siendo notoria la brecha socioeconómica y demográfica entre ambas regiones.

Nota: * A precios constantes de 1970 en miles de pesos ley; ** en miles de pesos corrientes. Provincias y años seleccionados.
Al haber experimentado las transformaciones regresivas que impuso en el país la orientación económica neoliberal de fines del siglo XX, no es de extrañar que la mayor parte de los bienes y servicios producidos en el país continuaran concentrados en las cuatro provincias pampeanas más importantes, mientras que el NOA, con una nueva caída de su participación en el PBG argentino, mantuvo su característico peso marginal en la estructura económica nacional.
De esa forma, la producción de bienes y servicios, generadora de la riqueza nacional, persiste en su concentración en la región central del país. Argentina culminaba el siglo XX con notables asimetrías económicas entre sus regiones, lo cual tendría su impacto en los aspectos sociales.
Si se tiene presente que desde los años setenta se redujo notablemente la migración hacia la región central del país desde las provincias del interior8, se comprende que en las últimas décadas del siglo XX se produjera un claro descenso de la participación de la región pampeana en la población total de la Argentina (tabla 2). Por el contrario, el NOA, a diferencia de lo que había sucedido hasta 1970, incrementó levemente su peso en la población total del país, aunque no dejaba de ser marginal.

Por otra parte, los problemas de empleo crecieron en los aglomerados de ambas regiones, como se observa en la tabla 3, lo que reflejó que el estancamiento económico de los ochenta junto al “vendaval destructivo del Plan de Convertibilidad” no habían respetado “ningún mercado laboral” (Rofman y Romero 1997, 314). Dicho plan, enmarcado en la ley 23928 denominada Ley de Convertibilidad, fue realizado durante el Gobierno de Carlos Menem, bajo la iniciativa del entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo, y estuvo vigente durante once años. Mediante aprobación del Congreso y del Senado de la Nación, fijó la paridad del peso argentino en una igualdad uno a uno con el dólar estadounidense, y comprometía al Gobierno a no emitir sin respaldo, a reducir el gasto público de acuerdo al ingreso y a satisfacer cualquier demanda de divisas o de pesos.

Nota: * A comienzos de los ochenta la EPH medía la desocupación y la subocupación en el Gran Buenos Aires, sin discriminar entre la Ciudad de Buenos Aires y los Partidos del Conurbano Bonaerense.
En el caso de la región pampeana, los aglomerados de Córdoba, Santa Fe, y sobre todo el Conurbano Bonaerense fueron muy perjudicados, en particular desde 19909. En cuanto a los aglomerados del NOA, fue muy importante el incremento que tuvieron las tasas de desocupación y subocupación10. Con importantes actividades agropecuarias e industriales orientadas al mercado interno, y con un peso mayor del sector público en la economía, sobre todo a través de organismos reguladores de producciones importantes, fueron provincias en las que las políticas de desregulación y liberalización económica, de apertura comercial y de privatizaciones, ocasionaron un importante agravamiento de la falta de trabajo y las condiciones de empleo.
Se puede afirmar entonces que las poblaciones activas de los aglomerados más importantes de ambas regiones fueron afectadas de manera creciente por el desempleo y el subempleo. Los valores cercanos que alcanzaron las tasas de desocupación y subocupación en ambos casos reflejaban el impacto regresivo que tuvieron las transformaciones económicas neoliberales en los respectivos mercados de trabajo.
A partir del 2003, la economía argentina ingresó en un ciclo económico que se caracterizó por rupturas y continuidades con el periodo previo. La etapa de la posconvertibilidad se distinguió por presentar tasas de crecimiento del PBI elevadas en la mayoría de los años, una expansión de los sectores productores de bienes (agropecuario, industria, construcción) y de servicios, y un notable aumento de las exportaciones de recursos primarios (Arceo et ál. 2010)11. Sin embargo, la economía continuó teniendo una importante dependencia del mercado externo, y diversos cambios regresivos acontecidos durante las últimas décadas del siglo XX se mantuvieron (concentración de la producción, desigualdad en la tenencia de la tierra, mayor fomento a los cultivos exportables, entre otros)12.
Los procesos mencionados estuvieron presentes en las distintas economías provinciales, aunque no se desarrollaron de igual modo y a un mismo ritmo en todas estas.
Pudo observarse que la actividad económica tuvo una expansión importante en las provincias bajo estudio en los primeros años del siglo XXI. Pese a ello, la estructura productiva del país seguía caracterizándose por una profunda desigualdad regional, como se observa en la tabla 4.

Las cuatro provincias más importantes de la región central del país continuaron concentrando la mayor parte de la producción de bienes y servicios, mientras que el NOA tuvo un leve aumento en su participación en la economía nacional sin que esta dejara de ser marginal. Esta evidencia consolida la brecha socioeconómica manifestada en las diferentes variables analizadas en los distintos momentos históricos que se han venido analizando.
En el marco de una economía nacional que se vinculó de manera más profunda con el mercado mundial, gran parte de los complejos productivos que tuvieron una importante expansión en estos años (oleaginoso, cerealero, ganadero, automotriz) se situaban mayoritariamente en la región pampeana. Por el contrario, el NOA adquirió cierto peso en el complejo minero y conservó el que tenía en la producción frutícola, siendo reducida su participación en las restantes producciones primarias y secundarias. Por ello en la tabla 5 se observa que mientras en el NOA existía un peso significativo de las exportaciones de productos primarios, en la región pampeana las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario (MOA) o industrial (MOI) tienen un peso mayor.

Las exportaciones tuvieron un crecimiento en las dos regiones estudiadas, siendo este mayor en las provincias del NOA, no obstante, la participación de estas en las exportaciones totales de la Argentina continuó siendo marginal.
Es claro que en la producción de bienes y servicios, y por tanto, en la riqueza creada en el país en la primera década del siglo XXI, las provincias del NOA tuvieron una participación reducida, lo que refleja el escaso desarrollo económico que seguía distinguiendo a esta región del resto del país. Esta condición de pobreza de la población norteña se analiza a continuación.
El contexto previo de análisis denotó una marcada desigualdad en la producción y distribución de los bienes y servicios, cuya persistencia consolida un modelo de fragmentación socioterritorial con profundas consecuencias sociales. Si bien no hubo mayores diferencias en el modo en el que incidieron las políticas de ajuste de los noventa en ambas regiones, tampoco hubo modificaciones en la producción regional de riqueza que permitieran superar o atenuar la brecha. En este contexto, al pretender analizar las desigualdades regionales que existían en materia de pobreza en las últimas décadas del siglo XX, se han encontrado limitaciones metodológicas propias del criterio de las NBI, el clásico método de medición en los estudios referidos a pobreza13. Asimismo, las mediciones del IPMH, método que supera en términos teóricos y metodológicos a las NBI, solo están disponibles para el 2001. Pese a las dificultades mencionadas, con la información existente, se pudieron realizar algunas comparaciones de importancia. Como lo refleja la tabla 6, entre las provincias del NOA y las del área pampeana hubo una diferencia importante en los niveles de pobreza estructural tanto en 1980, como en 1991 y 2001.
La importante brecha entre las provincias pampeanas y las del NOA, en cuanto a los niveles de pobreza estructural, se reducía algunos puntos en los casos de Catamarca y Tucumán, como ejemplos provinciales, pero también a nivel regional resultaba evidente que la brecha de 24,8 puntos de 1980 se reducía a casi la mitad (13 puntos) en 2001, lo cual puede distinguirse como un hecho auspicioso. No obstante, en este estudio no se enfoca principalmente en la magnitud, sino en las brechas, y queda claro que estas continuaban siendo significativas.
Los mayores descensos en las NBI ocurrieron en las provincias norteñas, sin embargo, los valores iniciales de estas fueron notoriamente más altos, lo cual, a pesar del descenso, las posicionaba en el 2001, aún con valores que duplicaban los registros pampeanos y consolidaban la brecha socioeconómica.
Las importantes diferencias en los porcentajes de hogares con NBI en 1980 entre las provincias del NOA y las pampeanas estaban vinculadas en gran medida a las distintas dinámicas económicas que mantuvieron estas regiones desde fines del siglo XIX. Caracterizadas por la concentración en las provincias pampeanas de mayor peso en la estructura productiva, lo que reducía la participación de las economías del NOA a un nivel marginal.
Para el 2001, el IPMH reflejaba un nivel de hogares y población pobres mucho más elevado que las estadísticas surgidas del criterio NBI. Nuevamente se presentaron importantes brechas entre las situaciones de privación de los hogares y poblaciones de la región pampeana con respecto a la que presentaban las provincias del NOA (tabla 7)14.

Entre las provincias de ambas regiones no había grandes brechas en lo que respecta a la privación de recursos corrientes; sin embargo, las diferencias eran notorias en lo que se refiere a la privación patrimonial y a la privación convergente, ligadas a carencias de tipo estructural, lo cual ponía de manifiesto la consolidación de una estructura fragmentada en relación al bienestar de la población de ambas regiones: mientras en el área pampeana había un hogar con pobreza convergente por km2,dicha relación alcanzaba a 1,8 en el NOA. Por otro lado, era evidente que la pobreza coyuntural, asociada a los efectos de la crisis de los noventa y manifiesta en los problemas de empleo antes descriptos, habría repercutido de manera similar en ambas regiones.
Queda claro entonces que las menores brechas entre los dos conjuntos de provincias referidas a la pobreza coyuntural se explicaban por el hecho de que las transformaciones regresivas de la economía y el incremento de los problemas de empleo no fueron particularidades de las zonas más rezagadas, sino que, por el contrario, acontecieron prácticamente en todo el territorio argentino. A su vez, las mayores distancias que había en lo que respecta a la pobreza estructural se relacionan con la desigualdad económica que conservó Argentina en el tiempo, entre una región como la pampeana, que concentra la mayor parte de las actividades económicas, y la región NOA con una participación marginal en la estructura productiva nacional. Así como se pudo observar con la metodología NBI, los registros de pobreza convergente del noa duplican los guarismos del área pampeana.
Con el análisis hasta aquí presentado se expusieron dos territorios disímiles, con una desigualdad consolidada en el tiempo, sobre los cuales las crisis acontecidas a finales del siglo XX hicieron prosperar los problemas de empleo y la pobreza ligada a los ingresos, en cuanto el cuadro estructural —fundamentalmente las distancias— se mantenía casi inalterado.
A continuación se describen los comportamientos y tendencias de la pobreza en los primeros años del siglo XXI de ambas regiones a partir del uso de un indicador de vanguardia en el estudio de las privaciones de la población.
Después de un largo derrotero de análisis, con marchas y contramarchas, quedó claro que en ningún momento del siglo XX pudo detectarse un reparto equitativo de los recursos económicos. Tampoco en los primeros años del siglo XXI puede mencionarse este atributo. Dicha evidencia consolida la hipótesis de un modelo de desarrollo territorial fragmentado con consecuencias nocivas para la población norteña y para el desarrollo territorial del país. Este modelo retoma las principales características de la mencionada Matriz Territorial Argentina (Longhi 2013).
Este apartado incluye, para su análisis, dos tipos de enfoques: por un lado, se analiza la variación anual —regional y provincial— de la pobreza en los primeros años del siglo XXI, y por otro, se analiza la distribución espacial de la pobreza —medida a partir de la MoNEP— a escala departamental y sus variaciones durante el periodo.
Como puede observarse en la figura 2, la brecha de la pobreza, medida en este caso anualmente con el método de la monep, identifica que si bien hubo un retroceso en la magnitud de la brecha, los valores continúan siendo muy elevados, con una característica de marcado descenso en ambas regiones hasta el 2004–2005, momento a partir del cual dicha tendencia claramente se estabilizó y no pudo recuperarse en adelante.

Datos: INDEC 2001, 2010.
Dicha “persistencia de la desigualdad”, utilizando el término de Tilly (2000) contribuye a la consolidación de un país fragmentado. Dichos contrastes constituyen la manifestación más clara del grado de desigualdad existente en el territorio. De esta manera, cuando la desigualdad y los contrastes socioespaciales alcanzan una magnitud y extensión considerables y, además, persisten en el tiempo, según la concepción de Tilly (2000) la desigualdad se convierte en fragmentación. Entendida así, la fragmentación socioterritorial no es otra cosa que una manifestación perdurable de la desigualdad materializada en el territorio15. Es decir que, más allá del descenso de la pobreza, reflejado en los aspectos estructurales que conforman la MoNEP, las brechas se consolidan —este es quizás el principal aporte de este artículo— y no pueden cerrarse, aun en un periodo de crecimiento económico como el que caracterizó a la posconvertibilidad.
Por otro lado, en el marco provincial, se observa un resultado diferente, lo cual pone de manifiesto el disímil comportamiento según la escala que se analice; se podrá observar que esta afirmación encontrará argumentos, aún más sólidos, en los párrafos subsiguientes, cuando se analice la escala departamental. Puede detectarse en la figura 3, la cual analiza el caso de la región pampeana, distintos comportamientos en materia de evolución de la pobreza. Si bien las cuatro provincias tienden al descenso de la pobreza, las magnitudes son considerablemente diferentes. Los casos más polarizados son Buenos Aires y Córdoba, con valores en la primera de estas que duplican o triplican en algunos años a los registros cordobeses. Las curvas de Capital Federal y Santa Fe discurren con cierto paralelismo durante el periodo, destacando brechas similares y valores más bajos en el caso santafecino. Se destaca también la ruptura de la tendencia descendente entre 2008 y 2011 en todas las provincias, no obstante, pareciera que la tendencia se recupera en el 2012 (aunque datos posteriores no están aún disponibles para corroborar esta conjetura). Esta evidencia muestra la heterogeneidad del bienestar existente también en las provincias pampeanas, lo cual consolida el modelo teórico propuesto referido a la Matriz Territorial Argentina, que postula diferentes heterogeneidades según la escala de análisis.

Datos: INDEC 2001, 2010.
La figura 4 complementa el análisis al presentar la evolución de la tasa de desocupación en las provincias pampeanas en el periodo de estudio. Se observa una caída en los niveles de desempleo,16 proceso que avanzó paralelamente a la mejora en los niveles de pobreza analizados en la figura anterior.

Datos: INDEC 2001, 2010.
En la figura 5 se analiza la marcha de la pobreza en el caso de las provincias norteñas. Puede detectarse un comportamiento mucho más heterogéneo que en el caso pampeano. Salta presenta valores notoriamente más altos respecto al resto de las provincias, alcanza registros de hasta cuatro veces por encima de Catamarca, la jurisdicción con los registros más bajos. Santiago del Estero muestra un sostenido crecimiento de la pobreza hasta el 2010, momento en el cual su derrotero presenta una marcada tendencia descendente. Finalmente, Jujuy y Tucumán presentan un gran paralelismo en su comportamiento, con una tendencia descendente que se ve abruptamente interrumpida en 2009 para comenzar entonces un crecimiento de la pobreza que, hasta 2012 al menos, no presentó interrupción.

Datos: INDEC 2001, 2010.
Asimismo, la marcha de la tasa de desocupación replica la heterogeneidad mencionada. La figura 6 muestra casos muy diferenciados, en los que se destaca el crecimiento de la desocupación a partir del 2008 en los casos de los Aglomerados Salta, Catamarca y Santiago del Estero – La Banda. A su vez se puede observar que, de conjunto, existe un descenso de la desocupación, cuya pendiente es más pronunciada en el periodo 2003–2006. Así como se pudo observar con la pobreza, el ritmo de caída del desempleo en los últimos años del periodo bajo estudio es menor, e incluso, hay tendencias al agravamiento del problema.

Datos: INDEC 2001, 2010.
Estos resultados advierten en ambas regiones una incidencia diferenciada del crecimiento económico ocurrido en la posconvertibilidad sobre el bienestar de la población, con ciertos aspectos de recuperación en el primer lustro de la década y con tendencias estabilizantes en el segundo lustro en el caso pampeano y preocupantes en el NOA, ya sea por la magnitud de la pobreza, la marcha de la desocupación o la tendencia al crecimiento de ambos problemas.
La cartografía constituye una excelente herramienta para el análisis de concentraciones, dispersiones y tendencias de distribución espacial. En este caso de estudio puede observarse que el cambio de escala —tal como se mencionara anteriormente— exhibe distintas realidades departamentales que en los promedios provinciales o regionales se ven subsumidas.
En el caso del NOA (figura 7) puede observarse que la pobreza se concentra en amplias franjas del área andina y del chaco salteño, que hay grandes brechas entre los departamentos de menor valor y los de mayor valor, que existe un corredor central en el área de valles andinos con valores altos también, y, finalmente, jurisdicciones con valores claramente bajos en el sur catamarqueño y el centro salteño. La figura 8 es aún más contundente, pues muestra las áreas de crecimiento, descenso y estabilidad de la pobreza en los primeros años del siglo XXI comparando los periodos 2001–2006 y 2007–2012 según los valores agrupados de la monep. El crecimiento abarca, principalmente, a departamentos santiagueños del sur tucumano y catamarqueño, así como también una amplia franja del centro sur salteño. El descenso operó con mucha fuerza en el oeste catamarqueño, y también en algunos departamentos del sur de esta provincia, el oeste tucumano y en un corredor discontinuo del centro salto jujeño. Finalmente, quizás el resultado más llamativo radica en la persistencia de la pobreza, principalmente en el cuartil 4, aquel que detenta las mayores magnitudes en los niveles de pobreza, se distinguen aquí amplios sectores de la puna y del chaco salteño. Evidentemente, poblaciones aborígenes y campesinas radicadas en estos territorios estarían relacionadas con esta problemática.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud; Instituto Superior de Estudios Sociales. UNT-CONICET; base cartográfica del Instituto Geográfico Nacional.

Datos: elaborado por el laboratorio de cartografía digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud; Instituto Superior de Estudios Sociales UNT-CONICET; base cartográfica del Instituto Geográfico Nacional.
La situación en el área pampeana presenta también grandes heterogeneidades en su interior (figura 9). El norte de Santa Fe presenta valores relativamente más altos que el sur, idéntica situación se aprecia en Córdoba, principalmente en el periodo 2007–2012. Buenos Aires presenta, a su vez, una notoria polarización que reúne en su interior valores muy bajos, muchas veces colindantes con jurisdicciones que tienen valores muy elevados. Nótese a su vez la franja de carencias extremas que se extiende desde el norte de la provincia siguiendo el borde fluvial, incluyendo buena parte de los partidos del Conurbano Bonaerense y que se extiende hasta el área costera norte de Samborombóm.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud. UNT-CONICET; base cartográfica Instituto Geográfico Nacional.
La figura 10 complementa la polarización mencionada, se observan numerosos departamentos del interior bonaerense que aumentaron sus niveles; fue notoria también esta variación positiva en el norte cordobés. El descenso a su vez caracteriza amplios sectores de la provincia de Santa Fe, lo cual se articula con la marcada tendencia temporal descendente de la MoNEP evidenciada en el apartado anterior. Finalmente, la estabilidad, en especial la del cuartil 4, detecta un eje norte y otro al sur de la Capital Federal con notorios valores altos que persisten y retroalimentan la fragmentación del Conurbano Bonaerense.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud. UNT-CONICET; base cartográfica Instituto Geográfico Nacional
El desarrollo económico de la Argentina tuvo entre sus rasgos sobresalientes la consolidación de profundas desigualdades regionales. Durante el siglo XIX, la región pampeana fue concentrando la mayor parte de la producción de bienes y servicios, mientras que el NOA fue perdiendo gran parte del peso histórico que había tenido en la estructura productiva. Así, esta región pasó a tener una participación en la economía nacional marginal y menor que la que tenía en la población total del país, fenómeno inverso al de las provincias pampeanas que concentraron un porcentaje de la estructura productiva argentina mayor al que poseían en el total de habitantes.
Las transformaciones productivas regresivas, que caracterizaron la orientación económica neoliberal de fines del siglo XX, afectaron sin distinción regional importantes actividades tanto de las economías del norte como de las pampeanas. Ambas regiones experimentaron un profundo proceso de desindustrialización, crisis de producciones agropecuarias destinadas al mercado interno, expansión de la superficie con cultivos orientados al mercado internacional y un incremento en el peso del sector terciario en las respectivas economías. Por ello, las desigualdades socioeconómicas entre las regiones pampeana y NOA persistieron en el país, siendo la característica clásica de la marcha del desarrollo socioeconómico del país. Dicha persistencia consolida un modelo de fragmentación socioterritorial argentino con nocivas consecuencias sobre el bienestar de la población.
El hecho de que las transformaciones económicas hayan afectado ambas regiones explica que, en un contexto de crecientes problemas de empleo, las tasas de desocupación y subocupación tuvieran en el periodo valores cercanos en los aglomerados más importantes del centro y norte del país.
Sin embargo, las transformaciones económicas de fines de siglo XX y las dificultades laborales que generaron acontecieron sobre un territorio con marcadas desigualdades socioeconómicas. Dicha condición explica las importantes diferencias que había en los niveles de pobreza a comienzos del siglo XXI entre el NOA y la región pampeana. Mientras que la distancia entre ambos casos no era tan significativa, los indicadores vinculados a la pobreza coyuntural (más asociada a los efectos de las políticas regresivas) mostraban una ampliación notable de la brecha en las privaciones relacionadas con la pobreza estructural. Era sobre todo esta última la que explicaba los mayores niveles de pobreza que afectaban a los hogares del NOA y ponía de manifiesto lo estructural del problema de la pobreza.
Pudo observarse además que, a pesar del descenso de la pobreza en ambas regiones producto del crecimiento económico en los primeros años del siglo XXI, es distintiva la existencia de profundas brechas que separan aún a las regiones y retroalimentan la fragmentación socioterritorial del país, que a su vez se replica en el interior de ambas regiones, lo que se percibió al modificar la escala de análisis, tanto en el nivel provincial como en el departamental. La tendencia, tanto espacial como temporal, muestra la consolidación de la fragmentación socioterritorial como el modelo de desarrollo que caracteriza los índices de bienestar al comparar las poblaciones pampeanas y norteñas. Esta condición interpela la necesidad de políticas públicas orientadas a un desarrollo territorial equitativo, que permita aminorar/atenuar las profundas brechas socioeconómicas que distinguieron y caracterizan aún hoy diferentes escalas de análisis del desarrollo territorial argentino.

Datos: elaborado en el Laboratorio de Cartografía Digital con información del Instituto Geográfico Nacional.

Nota: * A precios constantes de 1970 en miles de pesos ley; ** en miles de pesos corrientes. Provincias y años seleccionados.


Nota: * A comienzos de los ochenta la EPH medía la desocupación y la subocupación en el Gran Buenos Aires, sin discriminar entre la Ciudad de Buenos Aires y los Partidos del Conurbano Bonaerense.




Datos: INDEC 2001, 2010.

Datos: INDEC 2001, 2010.

Datos: INDEC 2001, 2010.

Datos: INDEC 2001, 2010.

Datos: INDEC 2001, 2010.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud; Instituto Superior de Estudios Sociales. UNT-CONICET; base cartográfica del Instituto Geográfico Nacional.

Datos: elaborado por el laboratorio de cartografía digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud; Instituto Superior de Estudios Sociales UNT-CONICET; base cartográfica del Instituto Geográfico Nacional.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud. UNT-CONICET; base cartográfica Instituto Geográfico Nacional.

Datos: elaborado por el Laboratorio de Cartografía Digital, a partir de información del Programa Nacional de Estadísticas de Salud. UNT-CONICET; base cartográfica Instituto Geográfico Nacional