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Condiciones y razones del procés
Conditions and Reasons for the “Procés”
Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, vol. 19, núm. 38, pp. 141-170, 2017
Universidad de Sevilla

LAS IDEAS. SU POLÍTICA Y SU HISTORIA: RENOVACIÓN DE LA CULTURA Y NUEVAS FORMAS DE LA POLÍTICA



Recepción: 12/06/17

Aprobación: 19/06/17

Resumen: Desde hace años hablamos y escuchamos hablar del proceso de independencia, el procés, catalán, pero ¿Qué es exactamente el procés?, ¿A qué nos referimos cuándo hablamos de él?, y más importante ¿Cuáles son las razones que llevan a la mayoría de catalanes a apoyar el procés?, ¿es lo mismo apoyar el procés que estar a favor de la independencia? Estas son algunas de las cuestiones a las que tratamos de dar respuesta en el presente artículo, partiendo de la idea de que proceso e independencia no son exactamente lo mismo y de que el “proceso” es la construcción estratégica del hecho independentista, un issue construido que ha condicionado el comportamiento electoral de los catalanes.

Palabras clave: proceso de independencia, Cataluña, nacionalismo, comportamiento electoral, liderazgo.

Abstract: We have been for years talking and listening to talk about the Catalan process of independence, el procés. But, what exactly is the process?, What do we mean when we talk about it?, and most important, What are the reasons that lead to the majority of Catalans to support the process?, Is it the same thing as supporting the process to be in favor of independence?.

Keywords: independence process, Catalonia, nationalism, electoral behaviour, leadership.

Condiciones y razones del procés

1. Introducción

Nuestro interés por explicar el proceso catalán nace hace algo más de dos años, cuando se empieza a vislumbrar la idea de convertir unas elecciones autonómicas en un plebiscito sobre la independencia de Cataluña dándole al proceso electoral una dimensión que no habían tenido hasta entonces ningunos otros comicios en el Estado español. La idea de plebiscito, aunque originariamente pudiera presentar caracteres de tacticismo, adquiere paulatinamente componentes estratégicos que, más allá de un recurso presidencial de Mas para evitar la lectura evaluativa del gobierno precedente, la convierten en una forma de redimensionar no sólo la competición electoral sino el sistema político catalán. Dicho de otro modo, es cierto que en un primer momento la construcción plebiscitaria consigue que el foco de la decisión de voto se desplace de la evaluación del gobierno (voto evaluativo) pero también es cierto, como veremos más adelante, que la construcción de la coalición electoral, la definición de un liderazgo compartido y no excluyente, la conformación de un nuevo modelo nacionalista y la reafirmación de la dicotomía autonomía/secesión definen una secuencia estratégica que dota de sentido y coherencia al procés, y que va mucho más allá de los diseños de los actores originarios.

Cómo se convierte el procés en el “master frame” de la campaña electoral (Cazorla y Rivera, 2016) y cómo sobre él va a girar la política catalana durante los últimos años, cómo los issues tradicionales han dejado de tener peso en la decisión de voto de los catalanes (Rivera y Jaraiz, 2016) o cómo los realineamientos electorales han sido capaces de superar e incluso modificar el posicionamiento ideológico previo de los votantes (Pereira, 2016; Jaraiz, 2016) lo hemos mostrado previamente en algunas publicaciones, entre las que destaca el libro Cataluña en proceso (Rivera, Montabes y Lagares, 2016) publicado en colaboración con algunos colegas de otras universidades.

En este libro tratamos de identificar “el proceso”, por qué “el proceso” y “la independencia” no son exactamente lo mismo, y por qué no todos los que están a favor del proceso, están a favor de la independencia. Para ello analizamos una encuesta postelectoral, realizada por el Equipo de Investigaciones Políticas de la USC, que nos ha permitido profundizar en algunos aspectos de la cuestión catalana, tales como la cuestión identitaria, el liderazgo, la ubicación ideológica o el comportamiento electoral.

En las citadas publicaciones abordábamos el procés, entendiéndolo como el condicionante fundamental del comportamiento electoral de los catalanes, es decir, como un issue construido, capaz de convertirse en el elemento central de la competición política, en el master frame que legitima y deslegitima los relatos electorales, reconstruye las posiciones espaciales de los votantes y unifica la heterogeneidad de las preferencias de los mismos. En este artículo sin embargo, tratamos de estudiar las características de ese constructo llamado procés, no como variable explicativa, sino como variable dependiente. En definitiva, por qué los catalanes están a favor o en contra del proceso, y qué significa esto.

2. Condiciones clave en la comprensión del procés

La idea de la política como “proceso” no es nueva (Laswell, 1936; Cameron, 1974). Más allá de la propia duración temporal que el término proceso implica, la sustitución del término “independencia” o “secesión” por el de “proceso” supone no sólo una importante dulcificación semántica sino también una mayor indefinición de la referencia. Y es en esta indefinición donde la construcción plebiscitaria (Farley, 1987; Rezvani, 2104) no implica necesariamente un voto a favor o en contra de la independencia como algo concreto, sino a favor del “proceso” entendido como una ruta con escenarios finales alternativos todavía no decididos, y finalmente decidibles.

Es cierto que a estas alturas parece una obviedad el afirmar que las elecciones autonómicas catalanas del 27 de septiembre de 2015 se celebraron e interpretaron en clave plebiscitaria, pero lo que no es una obviedad es señalar que esta construcción plebiscitaria lejos de construirse en torno a la “independencia” como objeto del plebiscito, se articuló en torno al “proceso” conformado como objeto sustantivo en litigio.

Desde una lectura constructivista, como la nuestra, el proceso no es sólo la secuencia de acciones conducentes (o no) a la independencia, es sobre todo la construcción de significado que integra y da valor a dichas acciones y a los elementos estratégicos ligados a ellas. El “proceso” es la construcción estratégica del hecho independentista, y en ese sentido estratégico articula el relato, posiciona a los competidores y genera los marcos en los que se desenvuelve la competición.

Lejos de lo que algunos han planteado, nuestra lectura constructivista no refiere ninguna artificialidad al proceso en razón de su construcción. El proceso es construido como cualquier otro constructo ordinario de la política, más explícitamente, tan construido es el “proceso” como el “anti-proceso”, tan construida es la nación catalana como la española (Keating, 2012). La política, las decisiones, las preferencias de los ciudadanos se construyen, y esa construcción es políticamente endógena.

En su relato, el proceso se construye a partir de la ya famosa Sentencia 31/2010 sobre el Estatut de Catalunya (Caamaño, 2016) emitida por el Tribunal Constitucional (28 de junio de 2010) y ha atravesado por diferentes fases, encontrándose en nuestros días más vivo que nunca. Pero no se trata de una construcción simple, más allá del propio relato antes mencionado, el proceso implica instituciones, actores, movilización, estructura de oportunidad, competición electoral, y es precisamente esta complejidad la que nos ha invitado a analizar la construcción del proceso tratando de aportar algo de luz sobre las condiciones y razones que han estado en la base de su definición.

Hablar del procés va unido irremediablemente a hablar de los protagonistas del mismo, artífices de un movimiento político construido a través del tiempo, originariamente motivado en gran medida por razones de carácter táctico, en las que unos y otros han intentado imponer sus planteamientos; lo que irremediablemente ha desembocado en una marcada polarización de la sociedad catalana y en una importante fragmentación del sistema de partidos y por ende, del sistema político catalán. Y de ello son “culpables”, en mayor o en menor medida, por acción o inacción, por decisión u omisión, todos y cada uno de los actores políticos implicados en el proceso.

Desde nuestro planteamiento, que recoge y aúna estas consideraciones, seis han sido las condiciones en las que la construcción del proceso se ha hecho posible: a) el desplazamiento de la ciudadanía catalana hacia la izquierda del espectro ideológico (Pereira, 2016); b) la dureza del clevage identitario que quiebra a la sociedad catalana (Pereira, 2016; Jaráiz, 2016); c) la importancia del liderazgo, como reconductor de la identificación de los votantes a través de la aparición de liderazgos complementarios y compartidos que permiten explicar el éxito electoral de la coalición Junt pel Sí (Jaráiz, 2016); d) la presencia institucional de una parte del Estado, la Generalitat, como promotora y avalista de la construcción (Barreiro, 2016); e) la emergencia de una nueva expresión de nacionalismo catalán que ya no asienta sus bases sobre los elementos esencialistas tradicionales que prefijaban una concepción prepolítica de la nación, sino sobre nuevos elementos ligados a la construcción política en términos estratégicos (Cazorla y Rivera, 2016); y f) la aparición de una mayoría ciudadana que no aspira a la secesión pero que no se adhiere tampoco al inmovilismo centralista, y que se ve obligada a elegir entre una de estas dos posiciones antitéticas por incapacidad de definición de alternativas de la clase política (Lagares y Máiz, 2016).

De estas seis condiciones situacionales tres, las tres primeras, emergen de la construcción de la coalición Junts pel Si, la cuarta refiere el modo en que las instituciones se convierten en actores de la competición política, mientras las dos últimas dan cuenta de la complejidad y riqueza de una sociedad catalana plural e incluyente frente a una competición política dicotómica, antagónica, primaria y excluyente.

Si bien esta exposición no encierra un orden de importancia, sí está elaborada siguiendo un orden explicativo que permite hilar y conducir el relato que encierra el proceso catalán, su explicación, y en consecuencia, los objetivos de esta investigación, al lector. Vayamos por partes.

a) El desplazamiento de la ciudadanía catalana hacia la izquierda. Después de tantos años de gobierno de CiU todo hacía pensar que Cataluña se conformaba como una comunidad con un electorado de centro-derecha de corte nacionalista, el resultado de las elecciones de 2015 ha dejado sin embargo un panorama bastante diferente al que se presuponía. Efectivamente, cuando el Presidente Mas afirmó que el proceso necesitaba de una única candidatura nacionalista para que la formulación plebiscitaria tuviera valor, poco intuía los efectos de esta coalición. Lo cierto es que la unión de Convergencia y Esquerra Republicana en una única candidatura que responde sólo al eje identitario y resta valor al eje izquierda-derecha, unida a la entrada en la competición de fuerzas emergentes, genera una reformulación de la competición y un fuerte realineamiento de los electores dando origen a dos fenómenos de enorme importancia: (a) una fuerte complejidad ideológica de izquierda y centro-izquierda, consecuencia de la aglomeración de diversas fuerzas políticas, tradicionales y emergentes, y (b) el despoblamiento del espacio de derecha y centro-derecha, como resultado del posicionamiento de CDC dentro de la coalición JxSí. Y como consecuencia de ambas, un claro desplazamiento de la ciudadanía catalana hacia la izquierda del espectro ideológico (Pereira, 2016). La lectura espacial de la competición político-electoral no es nueva para la investigación de estos acontecimientos. Los modelos espaciales han estado siempre presentes en los trabajos académicos que han abordado dentro de nuestro país, el análisis de los procesos electorales y han demostrado ser de gran utilidad para el análisis de contextos políticos plurales como el que aquí nos ocupa (Padró-Solanet y Colomer, 1992; Riba, 1995; Fernández-Albertos, 2002; Sánchez-Cuenca 2003; Pallarés et al., 2006; Balcells, 2007; Fernández-Albertos y Lago, 2015; Leonisio y Strijbis, 2016).

b) La dureza del clevage identitario que quiebra a la sociedad catalana. Es evidente que los votantes, los partidos políticos y los líderes han conseguido construir en estas elecciones autonómicas, un espacio de competición política en dos dimensiones –ideológica e identitaria–, donde las mismas han tenido un peso diferenciado, que ha afectado de forma desigual a las diferentes fuerzas políticas. Por el propio modelo de constitución de la coalición Junts Pel Sí, que presuponía dejar de lado las diferencias ideológicas para centrarse en la construcción nacional de Cataluña, la dimensión identitaria ha tenido un peso mayor en el comportamiento político de los catalanes (Pereira, 2016; Rivera y Jaráiz, 2016). La dureza con la que se ha configurado el eje identitario, consecuencia de la articulación del nacionalismo en torno al procés, ha provocado la creación de bloques políticos altamente enfrentados, donde no hay espacios para el encuentro, expresión consecuente de la deriva que el proceso catalán ha llevado. Frente a otros momentos en que algunos partidos, como el PSC, podían recurrir a aquello de las “dos almas” para dar cuenta de un espacio de intersección entre el nacionalismo y el “no nacionalismo”, el procés se construye como una línea divisoria que no permite la ambigüedad ni la indefinición, hasta el punto de separar a Convergencia y a Unió, hasta el punto de obligar a definir al PSC a uno u otro lado del procés. Ya no sirven las medias tintas, si un partido no está a favor del procés es “españolista” y si lo está es nacionalista; lo cual sitúa en una posición complicada a algunos partidos, como la confluencia de Podemos, cuyos votantes no son favorables al procés, por mucho que sus élites quieran mantenerse en la ambigüedad (Lagares, 2016). Lo mismo le ocurre a la alcaldesa Ada Colau embarcada en un espacio difícil en la única provincia donde la ciudadanía es mayoritariamente contraria al procés. Así, el espacio nacionalista queda de exclusividad de la coalición Junt Pel Sí que abarca todo el espacio ideológico, y del minoritario grupo de la CUP, al que responden aquellos votantes del nacionalismo tradicional que no están dispuestos a prescindir de su ideología de izquierdas, o dicho de otro modo, aquellos votantes que no están dispuestos a mezclarse con Mas, y que a la postre impedirán su presidencia.

c) La importancia del liderazgo. El hecho de que la coalición Junt pel Sí aspire a ocupar todo el espectro ideológico del nacionalismo e incorporar a todos esos votantes supone un problema importante, a saber, cómo reconducir votantes antagonistas a una posición común. Efectivamente, los votantes de CiU y los de Esquerra tenían pocas cosas en común, ni a nivel sociológico ni a nivel de cultura política, ni tan siquiera en el modelo de nacionalismo que habían cultivado hasta el momento desde esas dos posiciones partidarias. Los unos acostumbrados a un discurso institucional y pragmático, los otros formados en un relato radical y alternativo; ambos con una lectura antagónica de los otros. Lo cierto es que la teoría, desde sus primeros momentos (Riker, 1962; Leiserson, 1970) asumió que no siempre estas coaliciones suman. Pero aquí sí. En su puesta en escena, la coalición no remite a los partidos, no remite a la identificación partidista de los electores, tampoco lo hace en referencia a las políticas públicas del gobierno de CiU, la coalición sólo remite al process, y lo hace a través de un liderazgo compartido que vehicula a diversos sectores de los votantes (Hinich and Munger, 1997). Un modelo de liderazgo que ha puesto de manifiesto la importancia de los líderes en nuestro tiempo, su capacidad de atracción y referencia, “como grandes artífices de la construcción política de las preferencias de los votantes y por tanto, como facilitadores del posicionamiento político de los electores. Cuando a los catalanes les faltaron los partidos con los que se identificaban les quedaron los líderes” (Jaráiz, 2016). Y estas afirmaciones se construyen, entre otras, sobre las siguientes cuestiones: por un lado, la aparición de liderazgos diversos que son además complementarios y compartidos, que permiten explicar el éxito electoral de la coalición Junt pel Sí y que están en la base de los importantes realineamientos electorales que se producen en estos comicios; y por otro, la dureza del cleavage identitario en el posicionamiento de los liderazgos, construyendo un espacio de competición del que algunos se han visto desplazados, condicionando así notablemente, los réditos electorales de sus formaciones (Jaráiz, 2016). Para los líderes políticos catalanes, al igual que en el caso de los partidos políticos, los efectos del posicionamiento en torno a ambos cleavages han generado de nuevo consecuencias desiguales, distinguiendo otra vez entre aquellos que están a favor o en contra del proceso de independencia. Fruto de la confluencia de estos dos elementos – espacios de competición y liderazgos – y de las consecuencias que ambos provocan, se genera un modelo de competición política que separa absolutamente dos mundos: el mundo nacionalista, que veremos, se construye en torno a nuevos elementos, y el mundo no nacionalista. Un sistema dual que define a su vez dos universos distantes, enfrentados y contrapuestos, para los que no es fácil tejer espacios de encuentro que permitan un debate sosegado, cabal y coherente sobre el futuro de Cataluña y por tanto, de su ubicación en el estado español; por culpa, en gran medida, de los intereses que motivan las estrategias de los distintos actores que han dado vida y desarrollo al procés.

d) La presencia institucional de una parte del Estado, la Generalitat, como promotora y avalista de la construcción. Como cuarta condición en la que se produce el proceso catalán señalábamos un elemento institucional, concretamente el papel desempeñado por la Generalitat como promotora e impulsora de aquel. Difícilmente se puede obviar el hecho de que es desde la propia Generalitat desde la que se produce el adelanto electoral y el President el que formula la idea de plebiscito y la necesidad de la coalición. Las instituciones catalanas se convierten en las verdaderas promotoras del procés. Y este papel se concreta en tres elementos: la Generalitat se constituye como la máxima referencia reivindicativa, promueve el movimiento ciudadano, y da rango de legalidad alternativa a la legalidad del estado español (Barreiro, 2016). En estos tres sentidos, podemos decir que el procés es en sí mismo un movimiento fuertemente institucionalizado, propulsado en gran medida por la mediatización que del mismo ha llevado a cabo la Generalitat como institución y los líderes políticos ligados a ella (de nuevo el liderazgo), lo que sin duda ha puesto en segundo plano la importancia de las reivindicaciones de carácter civil. A lo que cabría añadir, que la confrontación articulada por esta institución de cara al exterior, frente al Gobierno central, queda patente de cara al interior, en los reposicionamientos respecto a los cleavages políticos tradicionales – ideológico e identitario – por parte de los partidos políticos catalanes.

e) La emergencia de una nueva expresión de nacionalismo catalán. Señalábamos hasta ahora como el cleavage identitario se ha hecho más fuerte a través de la construcción del proceso, y como esta fuerza ha relegado en la decisión de voto al cleavage ideológico, lo cual es normal si atendemos a la propia constitución de la coalición electoral. Sin embargo, en la medida en que es la adhesión al proceso la que delimita la construcción del nuevo nacionalismo, los elementos sobre los que se asienta esta construcción son diferentes a aquellos sobre los que se asentaba el nacionalismo tradicional. Efectivamente frente al nacionalismo esencialista y primordial (Geertz, 1973) el nuevo nacionalismo no se asienta en las ideas de lengua, etnia, cultura, historia; lo hace fundamentalmente bajo un doble prisma: la idea de que “España nos trata mal” y la de que “nos irá mejor fuera de España” (Cazorla y Rivera, 2016). Estas dos ideas funcionan como issues para la competición electoral y como marco del relato que envuelve el proceso. Este nuevo nacionalismo, construido sobre nuevos elementos que tienen que ver con cuestiones de oportunidad, movilización y discurso, provoca que el procés se conforme como una estrategia y que podamos afirmar que la competición política, en tanto que la estrategia de los actores en torno a los diferentes ejes, así como también en torno a los distintos issues, ha contribuido a la producción del concepto de nación vigente actualmente en Cataluña. Es decir, no sólo la identidad ha sido la base de la competición sino que, además, la competición se convierte en constructora de la nueva identidad: la competición construye el nacionalismo. En Cataluña conviven hoy dos tipos de identidades nacionales, una anclada fundamentalmente en elementos de carácter esencialista y por tanto marcada por un claro estatismo, ligado a la comprensión de la nación como un fenómeno prepolítico; y otra, construida en base a elementos de carácter performativo, estratégico, ligados a la competición política y por tanto, marcada por una lógica evolutiva y dinámica que permite “comprender el nacionalismo como un fenómeno decisivo en la producción misma de las naciones” (Máiz, 2012; Cazorla y Rivera, 2016: 263). Una nación construida por aquellos que buscan, especialmente a través del discurso, la homogeneización en torno a un concepto de identidad al servicio de los objetivos y fines que el proceso catalán persigue de cara al futuro, y que están en la hoja de ruta que forma parte a su vez de esta construcción; pero también construida por los antagonistas de éstos, a través de la propia competición. La nación se construye en el proceso de competición, en la medida que los ciudadanos eligen, conforman sus preferencias ante las alternativas que les ofrece la competición. La nación se construye a través de las posiciones de Junt pel Sí, pero también a través de las posiciones del PP que se ofrece como antagonista para la construcción de las preferencias de los catalanes. Porque curiosamente, la nación construida encuentra en la heterogeneidad y en la pluralidad su propia potencialidad, su propio camino, basado no sólo en los recursos movilizadores, sino también en las alternativas de salida al propio conflicto, que hacen de ella una nación más consciente y deliberada.

f) La aparición de una mayoría ciudadana que no aspira a la secesión pero que no se adhiere tampoco al inmovilismo centralista. La última de las seis condiciones que permiten explicar el proceso catalán surge precisamente de la heterogeneidad y pluralidad en la que se conforma el proceso. La táctica de Mas ha ahogado el pluralismo en Cataluña; ha hecho que varias opciones políticas confluyan en una sola, con un objetivo único, con un discurso único. Este “patriotismo totalizador” que resta valor a las diferencias ideológicas y divide sólo entre los que están a favor del proceso y los que están en contra, contrasta con la pluralidad de la ciudadanía que representa, todos a favor del proceso, pero por razones diferentes y con objetivos también diferentes. Así, es cierto que el 57,9% de los que están a favor del procés ansían un estado independiente catalán fuera del estado español, pero hay muchos ciudadanos que manifestándose a favor del procés no aspiran a la solución independentista. Del mismo modo hay una mayoría de catalanes que sin querer la independencia aspiran a una solución territorial diferente de la actual. Dicho de otro modo, en la Cataluña actual no hay ni una mayoría para la independencia ni para el inmovilismo, pero hay una mayoría para construir una solución alternativa a ambos. El surgimiento de este espacio político plural, poco definido, poco homogéneo, pero mayoritario, abre una estructura de oportunidad para la aparición de una solución alternativa y plural, que puede materializarse, si atendemos a los requisitos de la ciudadanía catalana, bien en la construcción de “un modelo federal” (Lagares y Máiz, 2016) bien en un modelo autonómico evolucionado que incluya nuevas competencias y derechos equiparables a otras comunidades. El procés se ha convertido, en lo que a la solución político-territorial para Cataluña respecta, en un espacio indefinido que conduce o debe conducir a una solución, que no necesaria y mayoritariamente es la independencia. Y ello se debe en gran medida, al hecho de que el proceso es en sí mismo un espacio de confluencia, donde un ecléctico grupo de votantes se encuentran cómodos, unidos única y exclusivamente, por su oposición al estatismo que subyace a las posiciones de aquellos que se definen como no independentistas y que permiten sustentar el discurso marcado por el Gobierno central. El procés se desvela por tanto, como un procedimiento agregativo en el cual la pluralidad exige la elaboración de respuestas más complejas, heterogéneas y dinámicas, que permitan complacer la diversidad de preferencias que muestra la sociedad catalana respecto a su futuro político, a pesar de la polarización y el tensionamiento al que el propio proceso la ha llevado. Y si bien es posible encontrar una solución que aúne y proponga una vía alternativa a aquellos que aun estando a favor del proceso no ven en la independencia la solución político-territorial más acertada para Cataluña y por tanto también para España, “ese espacio potencial, no viene dado de antemano, hay que construirlo políticamente, comenzando por romper el antagonismo entre autonomía y federalismo, superando la retroalimentación soberanista entre nacionalismo español y nacionalismo catalán, haciendo del reconocimiento de las identidades nacionales en España y la negociación de las soberanías compartidas el eje de una nueva relación política federal” (Lagares y Máiz, 2016).

3. Describiendo el proceso

En la primera parte de este trabajo hemos analizado las condiciones en las que se genera y desarrolla el proceso con el objeto de contextualizar nuestra investigación. En esta segunda parte queremos profundizar en las características que permiten perfilar política y socialmente quiénes se encuentran a favor y en contra del procés.

Las posiciones de la sociedad catalana ante el proceso están muy equilibradas, con el 49,5% de los ciudadanos a favor y el 44% en contra, en nuestra encuesta4. Por provincias es claramente Girona la que se posiciona más a favor del proceso, con un 69,3% de su población que lo apoya, mientras que los ciudadanos de la provincia de Barcelona sólo están a favor del proceso en un 45%, siendo esta la única provincia con mayoría en contra del proceso.

Tabla I. Posición ante el proceso independentista según Provincia.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio

Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

No hay apenas diferencias en la posición ante el proceso en función del sexo, la única pequeña variación se aprecia en los que se oponen al mismo, un 45,4% de las mujeres se posiciona en contra, frente a un 42,5% de los hombres. En función de la edad se aprecia, sin embargo, un claro gap generacional, siendo los más jóvenes de 18 a 29 (56,1%) y de 30 a 49 (55,4%) los más proclives al proceso, mientras que los mayores de 50 y, sobre todo, los de más de 65 se oponen (53,9% en contra).

Gráfico I. Posición ante el proceso independentista según Provincia.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio

Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

El apoyo al proceso en función del voto a los partidos en las elecciones de Septiembre de 2015 se corresponde claramente con el posicionamiento previo de los partidos, de modo que sólo un 6,20% de los votantes del PSC, un 3,10% de los votantes del PP y un 2,3% de los de Ciudadanos, se declaran a favor del proceso. Por el contrario únicamente el 2,5% de los votantes de JxSí, y el 6,10% de los apoyos de la Candidatura d´Unitat Popular se declaran en contra del proceso. La mayor indefinición la encontramos entre los votantes de Catalunya Sí Que Es Pot, con un 59,5% en contra del proceso, y un 23,8% a favor, lo cual, también es congruente con la indefinición de la propia posición de la coalición.

Tabla II. Posición ante el proceso independentista en función del voto en las elecciones 2015.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

Precisamente es esta indefinición de Catalunya Sí Que Es Pot, en un marco de polarización excluyente como el que hemos descrito, la que aleja a los electores que están a favor del proceso de esta formación política. La fuerza del proceso, como ya señalamos, hace que las posiciones ambiguas no sean rentables, lo cual favorece enormemente la estrategia nacionalista.

El principal motivo de apoyo al proceso independentista es la creencia de que “Cataluña no ha sido tratada adecuadamente por parte del Gobierno de España en los últimos años” (32,4%), seguido de “el futuro económico de Cataluña y de la sociedad catalana sería mejor fuera de España” (23,1%), “deseo que la sociedad catalana tenga el derecho a decidir” (14,9%) y “entiendo que Cataluña es una nación” (14,9%). Únicamente un 7,9% dicen estar a favor del proceso por no sentirse españoles. Por el contrario, los principales motivos para no apoyar el proceso de independencia son la creencia de que “Cataluña tendría una mejor situación de futuro dentro de España y de la UE” (16,9%) y “porque es un tema que rompe el consenso y la convivencia existente en España” (16,6%).

La primacía de los elementos de carácter no-esencialista sobre los esencialistas es notable cuando se abordan los motivos para estar a favor del proceso. El hecho de que la nación no sea el principal motivo para estar a favor del proceso sólo puede obedecer a tres posibles lecturas: (a) o el independentismo no es nacionalista y, por lo tanto, la nación no preexiste a la independencia, (b) o hay un nuevo nacionalismo no esencialista, dinámico y de origen plenamente político (no pre-político) o, (c) el proceso y la independencia no son lo mismo.

El relato del proceso se ha construido sobre estos nuevos elementos dinámicos y no esencialistas y no sobre la idea de nación primordial (Feijoo y García, 2016) y a este relato se han adherido la mayoría de los catalanes. Evidentemente muchos nacionalistas no reconocerían como tal a este nacionalismo que emerge a través del proceso y ligado a temas no esencialistas, pero el modelo agregativo de la coalición genera también esta nueva performance de la identidad. El gran problema surge porque estos nuevos nacionalistas que están a favor del proceso no necesariamente quieren independizarse de España.

Y precisamente por eso, casi la mitad de los catalanes, un 48,4% creían en el momento de realizar la encuesta que era posible llegar a un entendimiento con el gobierno de España, y un 40,6% que era posible llegar a una reversión del proceso independentista, mientras sólo un 25,5% creía que en esa situación Cataluña iba a alcanzar la independencia.

Preguntados por su valoración de la actuación ante el proceso por parte de líderes y partidos políticos, los catalanes son bastante críticos. El mejor valorado por su gestión es Oriol Junqueras, con un valoración de 4,91 sobre 10, y al que le sigue Artur Mas con un 4,32. El líder peor valorado por su posición frente al proceso es Mariano Rajoy, con un 1,96 y el PP es también el partido peor valorado, 2,32. La posición del Gobierno de España es la siguiente peor valorada con un 2,12 sobre 10. Estos datos, contenidos en la tabla III resultan de una relevancia extraordinaria si consideramos la posición estratégica de los actores ante el proceso.

Tabla III. Valoración de la actuación de líderes y partidos en el proceso.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

Para gran parte de los catalanes los principales responsables de la polarización del proceso son el Gobierno de España (46,4%) y el presidente Mariano Rajoy (35,4%), mientras que para el 32,5% lo es Artur Mas. Esta polarización Mas-Rajoy, Presidente de la Generalitat-Presidente de España, Junts pel Si–PP, genera más dureza y más inmovilismo al proceso, fortalece las posiciones independentistas, en la medida en que el PP es visto en Cataluña como un partido de extrema derecha y de extremo antinacionalismo catalán (Jaraiz, 2016; Pereira, 2016). Y esta doble visión del PP que no se corresponde con la que hay en otros territorios de España extrema la polarización y favorece la estrategia de fractura. Esto hace que cada vez sea más difícil encontrar la solución donde está la mayoría de la ciudadanía, y de no ser así, provocará que los otros partidos tengan que acercarse cada vez más a una de estas dos posturas.

Tabla IV. Principales responsables de la polarización del proceso.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

La diferencia entre estar a favor del proceso y el modelo de solución territorial se observa en la tabla inferior. Para la mayoría de los catalanes que se manifiestan a favor del proceso de independencia (57,9%), la solución territorial más adecuada para Cataluña sería “su independencia del Estado español”. El casi 40% restante prefiere otra soluciones, entre las que destaca la solución federalista: “Su permanencia dentro del Estado federal español” (12,3%) y “Su permanencia dentro de un Estado federal que reconozca a Cataluña como nación” (11,3%). Entre los que se posicionan en contra del proceso, sólo un 0,8% estaría a favor de la solución independentista para Cataluña, mientras que la mayoría, un 35,6% prefieren “su permanencia en el Estado de las Autonomías”, o “su permanencia dentro del Estado federal español” (22,6%).

Tabla V. Solución político-territorial para Cataluña según posición ante el proceso independentista.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

El análisis de la solución territorial preferida en función del voto en las elecciones de 2015 es una radiografía de las posturas de los partidos catalanes ante el proceso (tabla VI). Así, el 60% de los votantes de Junts pel Sí y de los de la CUP están a favor de la independencia de Cataluña del Estado español, sin embargo, la mayoría de los votantes del PP, del PSC y de Ciudadanos eligen como primera opción, aunque con niveles muy diferentes, la permanencia de Cataluña dentro del Estado de las Autonomías, con un 53,8%, un 27,9% y un 38,5% respectivamente. Entre los votantes socialistas y populares es también apreciada la solución federalista “su permanencia dentro del Estado federal español” con alrededor de un 25% en ambos casos, y ésta es también la solución preferida para la mayoría de los votantes de la coalición Cat Sí que es Pot y de UDC, 44,4% y 52,9% respectivamente.

Tabla VI. Solución político-territorial para Cataluña según

voto declarado en las elecciones autonómicas 2015.

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

El hecho de que entre los votantes de Junts pel Sí y de CUP haya un ٤٠٪ que no están a favor de la independencia contrasta con el ٩٢٪ que en dichos partidos se declaraban favorables al proceso. Hay más de un ٣٠٪ de votantes nacionalistas que distingue sus posiciones sobre el procés y sobre la independencia, pero también hay un casi 25% de votantes del PP favorables a una solución federal, y es en este terreno de encuentro de voluntades aparentemente antagónicas donde es posible construir alternativas mayoritarias y agregadoras.

Aunque cuando analizamos el hecho de estar a favor o en contra del proceso las posturas partidarias parecían hegemónicas sobre sus votantes, cuando preguntamos por qué solución territorial quieren para Cataluña aparece la pluralidad, la diversidad intrapartidaria, y la constatación de que ni los independentistas reales superan el 30%, ni los que quieren quedarse como están hoy son más del 15%. Lo cual habla de la incapacidad de la clase política para articular posiciones en las que pueda encontrarse la mayoría de la sociedad catalana.

Para concluir esta descripción, en el siguiente esquema se muestran, de manera resumida5, los perfiles de aquellos encuestados que se han mostrado a favor y en contra del proceso independentista. Resulta fundamental, antes de proceder al análisis inferencial, realizar una descripción de quiénes son aquellos que se han posicionado ante esta cuestión. El diseño de la investigación, que propone la idea del procés como una construcción de carácter fundamentalmente política y estratégica, justifica las variables que han sido consideradas para la realización del perfil.

En el caso de aquellos que se muestran a favor del proceso y desde el punto de vista sociodemográfico, estaríamos hablando mayoritariamente de una mujer, de entre 30 y 49 años, con estudios superiores y en situación de actividad laboral. Respecto a las cuestiones de carácter político comprobamos la coherencia en términos de voto de este grupo de votantes, quienes habrían apoyado a la coalición electoral de JxSí en estas elecciones, habiéndolo hecho en anteriores comicios autonómicos y generales a los dos principales partidos que componen la coalición, CiU y ERC. Este patrón se repite en el caso de las elecciones europeas con el apoyo fundamental a CEU y EPDD, coaliciones en las que participaron CiU y ERC y se ratifica con los resultados obtenidos en el caso de la simpatía. Por último y respecto a los posicionamientos en torno a los principales cleavages políticos, y congruentemente con el nivel de tensionamiento y polarización que se desprende no sólo del procés, sino del clima en el que se celebraron las elecciones, hablaríamos de un grupo fundamentalmente a la izquierda del espectro ideológico y en el extremo del espectro identitario.

Por su parte, aquellos que se posicionan en contra del proceso catalán y de nuevo desde el punto de vista sociodemográfico, mostrarían un perfil similar al de una mujer, mayor de 30 años, con estudios de grado superior o con estudios primarios y que se encuentra bien en situación de actividad laboral o bien en situación de inactividad, cuestión congruente con el perfil de edad observado. En lo relativo a las cuestiones de carácter político, estaríamos hablando fundamentalmente de aquellos votantes que habrían apoyado a C´s o al PSC en las recientes elecciones autonómicas, y que en anteriores comicios (generales, autonómicos y europeos) habrían apoyado bien al PSC o bien al PP; lo que se confirma de nuevo con la simpatía. En términos de posicionamiento espacial, hablaríamos de un votante con un perfil ideológico de centro-izquierda y con un posicionamiento no nacionalista muy marcado.

Gráfico II. Perfiles votantes a favor y en contra del proceso independentista

Fuente: elaboración propia a partir de datos Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015

En términos generales podemos hablar de que, si bien existen ciertas diferencias en términos sociodemográficos, los elementos que generan el contraste entre ambos grupos son fundamentalmente de carácter político, observándose en este sentido una mayor heterogeneidad en el caso de aquellos que se manifiestan en contra del proceso, frente a la compactación que muestran aquellos que están a favor del mismo. Se constata de nuevo, la importancia que el eje identitario ha tenido no sólo en estas elecciones, sino en el posicionamiento respecto al procés, cuestión a la que se ha aludido con mayor detalle en la primera parte de este artículo, así como en trabajos anteriores (Jaráiz, 2016; Pereira, 2016; Cazorla y Rivera, 2016).

Estos perfiles, discriminantes por su carácter fundamentalmente político, abalan algunas de las condiciones que hemos señalado anteriormente: el desplazamiento del nacionalismo catalán hacia la izquierda (media 3.39), la fortaleza de la identidad marcada por la quiebra entre partidos, o la exclusividad de la coalición en el recuerdo de voto de 2015. En todos estos sentidos, el procés es la estrategia del independentismo catalán.

4. Elementos condicionantes del apoyo u oposición al proceso

A continuación se presentan los modelos de regresión logística diseñados con el objetivo de identificar las variables que condicionan el apoyo o no de los catalanes al proceso de independencia.

Se han realizado dos modelos para el posicionamiento a favor y uno para el posicionamiento en contra del proceso. De los dos modelos ajustados para la variable respuesta a favor del proceso, uno lo está para todos los entrevistados y otro sólo para aquellos que se manifiestan a favor de otra solución territorial diferente a la independencia (permanencia dentro del Estado de las Autonomías, permanencia dentro del Estado federal español, permanencia dentro de un Estado federal que reconozca a Cataluña como nación, permanencia dentro del Estado de las Autonomías con un mayor nivel de competencias, permanencia dentro del Estado de las Autonomías con un estatus fiscal equiparable al País Vasco y Navarra, y su permanencia dentro de un Estado centralizado). En todos los modelos se incluyen las mismas variables de inicio, aunque finalmente sólo se presentan aquellas significativas. La variable “solución territorial independencia” lógicamente no se incluye como variable explicativa para los modelos ajustados sólo para los que defienden una solución territorial diferente a la independencia.

Tabla VII. Variables independientes incluidas inicialmente en los modelos de regresión logística.

La tabla inferior nos muestra los resultados obtenidos para las regresiones con la variable respuesta a favor del proceso de independencia. Ambos modelos obtienen buenos niveles de significatividad, superiores al 80%.

En primer lugar observamos que para los catalanes, el hecho de preferir la solución territorial independentista sobre el resto de las soluciones es, como cabía esperar, el motivo fundamental para apoyar el procés. El resto de elementos que condicionan positivamente el apoyo de los catalanes al proceso son las valoraciones de los líderes, sobre todo la de Oriol Junqueras, variable de más peso tras la solución territorial y la de Antonio Baños. El fuerte liderazgo de Oriol Junqueras refleja la importancia de ERC en la construcción del proceso. También la valoración positiva de la gestión del proceso por Artur Mas hace que aumente la probabilidad de apoyar el proceso, resaltando la importancia de su liderazgo. Por el contrario, las valoraciones positivas de Inés Arrimadas y Miquel Iceta influyen negativamente en el apoyo al procés. La autoubicacion nacionalista tiene también un efecto importante, de modo que el aumento de la identificación personal con el nacionalismo incrementa la probabilidad de estar a favor del proceso. Finalmente, a pesar de los resultados obtenidos en el análisis descriptivo, en los que se reflejaba un gap generacional importante, la inclusión de variables políticas en el modelo hace que la edad deje de ser significativa debilitando la explicación sociodemográfica. Tampoco son significativas ni el sexo ni el nivel de estudios.

Respecto a la ideología, se confirma nuevamente lo observado en estudios previos (Rivera y Jaráiz 2016; Jaraiz 2016), y es que el apoyo al proceso no es una cuestión ideológica, y buena prueba de ello es el éxito electoral de una coalición como Junts pel Sí.

Tabla VIII. Regresión logística. VD: posicionamiento a favor del proceso de independencia.

*Los datos reflejan los coeficientes de regresión logística. Entre paréntesis figuran los errores estándar. Únicamente se recogen las variables significativas en alguno de los modelos. *p<0,05, ** p<0,01, ***p<0,001.

El análisis para los que prefieren cualquier otra solución territorial antes que la independencia refleja resultados muy similares, con dos diferencias, a saber, en primer lugar, la importancia de líderes más soft, es decir menos identificados con la independencia como son LLuis Rabell y Ramón Espadaler, que ejercen influencia positiva en el apoyo al proceso; y en segundo lugar, para los no independentistas, la valoración de Albert Rivera también ejerce una influencia negativa en el apoyo al proceso, es decir, un aumento de valoración del líder de Ciudadanos disminuye la probabilidad de estar a favor. Esto nos indica el fuerte papel de Ciudadanos, y especialmente de su líder nacional, que además es catalán, como elemento polarizador de la cuestión catalana entre los no independentistas.

El análisis de los elementos condicionantes del rechazo de los catalanes al proceso de independencia refleja resultados similares, pero contrarios, a los anteriores.

Tabla IX: Regresión logística. VD: posicionamiento en contra del proceso de independencia.

*Los datos reflejan los coeficientes de regresión logística. Entre paréntesis figuran los errores estándar. Solo se recogen las variables significativas en alguno de los modelos. *p<0,05, ** p<0,01, ***p<0,001.

El modelo de regresión logística para el posicionamiento en contra del proceso de independencia es capaz de explicar el 87% de dicho posicionamiento. Los elementos que más favorecen el rechazo al procés son los liderazgos de dos partidos de ámbito nacional, Miquel Iceta y de Albert Rivera. Ambos estaban también presentes en el análisis anterior, como condicionantes negativos al apoyo al proceso. Como elementos con influencia negativa en el posicionamiento en contra del proceso destacan la autoubicación en la escala nacionalista, es decir, como es lógico, una ubicación muy nacionalista influye negativamente en la probabilidad de estar en contra del proceso. Esta misma influencia la ejercen las valoraciones de los líderes independentistas, Antonio Baños, Oriol Junqueras y Artur Mas.

5. Conclusiones

A lo largo de las páginas anteriores hemos mostrado cómo el proceso se ha conformado como un “constructo” objetivo, diferente a la propia independencia, construido con un sentido estratégico y perfectamente percibido por los ciudadanos catalanes como definidor de los ejes de la competición política.

Hemos analizado las condiciones situacionales (no condiciones de necesidad) en las que ha tenido lugar la construcción del proceso y el modo en que esas condiciones afectan la definición del presente y futuro del sistema de partidos en Cataluña, así como de la competición electoral.

Hemos descrito los perfiles de los catalanes que están a favor y en contra del proceso, y mostrado, a nivel descriptivo, las diferencias que existen entre estar a favor del proceso y estar a favor de la independencia de Cataluña.

Finalmente, hemos analizado qué factores estaban en la base de la construcción del propio proceso y si el análisis multivariante refrendaba nuestra lectura descriptiva a través de la cual se mostraba el carácter endógenamente político de la construcción del proceso. Este recorrido nos ha conducido a tres constataciones fundamentales:

a. Que tres elementos resultan fundamentales para explicar por qué los catalanes están a favor del proceso: la independencia, la identidad nacionalista y el liderazgo. Y estos tres elementos son reflejo de las condiciones (descritas) en las que el proceso se articuló y construyó.

b. Que los catalanes que no quieren la independencia, pero están a favor del proceso, responden a elementos semejantes a los que sí están a favor de la independencia, básicamente, la identidad nacional catalana y el liderazgo.

c. Que los elementos que resultan fundamentales para explicar por qué los catalanes están en contra del proceso son, así mismo, la identidad nacional y el papel de los líderes.

Este solapamiento entre los elementos que favorecen la construcción del proceso y los que han enmarcado la definición de la competición electoral, tal y como hemos visto en las primeras páginas, muestra definitivamente el modo en como el proceso se ha conformado como la estrategia del independentismo.

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Notas

1 (erika.jaraiz@usc.es). Profesora del Departamento Ciencia Política y de la Administración de la USC desde el año 2008. Doctora por la misma universidad (2011). Entre sus recientes publicaciones destacan: Cazorla et al. (2017) “La abstención electoral en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014: análisis estructural de sus componentes” Revista de Investigaciones Sociológicas (159), 31-50; Jaraiz, E. (2016). “Los líderes como facilitadores del posicionamiento de los electores” en Cataluña en proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. (eds.) J.M. Rivera, J. Montabes y N. Lagares. Valencia: Tirant lo Blanch. Rivera, J.M. & E. Jaráiz (2016). “Modelos de explicación y componentes del voto en las elecciones autonómicas catalanas de 2015”. Revista Española de Ciencia Política, 42, pp. 13-43; Ojeda, R., Jaráiz, E. y Lagares, N. (2014) “Entre la solución y el problema: La gestión de las áreas metropolitanas en España”. Revista de Estudios Políticos, núm. 164 (151-181); Jaráiz, E, Lagares, N y M. Pereira (2013) “Los componentes de la satisfacción de los pacientes y su utilidad para la gestión hospitalaria”. Revista Española de Ciencia Política, vol. 32. Ha participado en numerosos proyectos y contratos de investigación, algunos de los cuales ha dirigido.
2 (mnieves.lagares@usc.es). Profesora titular de Ciencia Política y de la Administración en la USC. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la USC (1989) y Doctora en Ciencia Política por la misma universidad (1997). Entre sus recientes publicaciones: Lagares, N. y Máiz, R. (2016). “El espacio político del federalismo en Cataluña”. En J.M. Rivera, J. Montabes y N. Lagares. Cataluña en Proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. 261-88. Valencia: Tirant Lo Blanch. Lagares, N., Rivera, J.M. y Máiz, R. (2012). “Le nationalisme galicien: de l’accès au gouvernement à la crise èlectorale et organisationnelle” En Fernández García, A. y Petithomme, M. (eds.); Les nationalismes dans L’Espagne contemporaine; Armand Colin Recherches. Jaráiz Gulías, E., Lagares Diez, N. y Pereira López, M. (2013). “Los componentes de la satisfacción de los pacientes y su utilidad para la gestión hospitalaria”. Revista Española de Ciencia Política, 32.
3 (xoseluis.barreiro@usc.es). Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la UCM. Profesor Titular de Ciencia Política en la USC. Director de la Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas (RIPS) de la USC. Director de la Revista Administración y Ciudadanía (A&C) de la Escuela Gallega de Administración Pública (EGAP). Director del Máster Universitario de Marketing y Comunicación de la USC. Analista político en La Voz de Galicia y en el Grupo Voz desde 1990. Tiene numerosas publicaciones científicas en libros y revistas nacionales e internacionales, entre ellas: Barreiro, X. L. (2016): “Cataluña: desde la insatisfacción a la desafección”. En: Rivera, J. M., Montabes J., y Lagares, N., coords. (2016): Cataluña en proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 189-211; y Barreiro, X.L.; Pereira, M. y G. García (2015). “Los efectos sobre el voto de la campaña electoral en las elecciones europeas de 2014 en España”. Revista Española de Ciencia Política, 39: 67-93.
4 Estudio Postelectoral Elecciones Autonómicas en Cataluña 2015, realizada por el Equipo de Investigaciones Políticas de la USC, entre el 16 de noviembre y el 23 de diciembre de 2015. Encuesta telefónica asistida por ordenador, cuyo ámbito es la Comunidad Autónoma de Cataluña. La muestra tiene un tamaño total de n=1.400 unidades, de modo que, en el caso del supuesto más desfavorable (p=q), y con un nivel de confianza del 95,5%, el error se sitúa en el ±2,62%. Se ha utilizado el muestreo de afijación no proporcional con cuotas de edad, sexo y provincia, con selección última de las unidades de forma aleatoria.
5 Por cuestiones prácticas se muestran únicamente aquellas categorías de cada variable que acumulan mayores porcentajes.

Notas de autor

1 Profesora del Departamento Ciencia Política y de la Administración de la USC desde el año 2008. Doctora por la misma universidad (2011). Entre sus recientes publicaciones destacan: Cazorla et al. (2017) “La abstención electoral en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014: análisis estructural de sus componentes” Revista de Investigaciones Sociológicas (159), 31-50; Jaraiz, E. (2016). “Los líderes como facilitadores del posicionamiento de los electores” en Cataluña en proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. (eds.) J.M. Rivera, J. Montabes y N. Lagares. Valencia: Tirant lo Blanch. Rivera, J.M. & E. Jaráiz (2016). “Modelos de explicación y componentes del voto en las elecciones autonómicas catalanas de 2015”. Revista Española de Ciencia Política, 42, pp. 13-43; Ojeda, R., Jaráiz, E. y Lagares, N. (2014) “Entre la solución y el problema: La gestión de las áreas metropolitanas en España”. Revista de Estudios Políticos, núm. 164 (151-181); Jaráiz, E, Lagares, N y M. Pereira (2013) “Los componentes de la satisfacción de los pacientes y su utilidad para la gestión hospitalaria”. Revista Española de Ciencia Política, vol. 32. Ha participado en numerosos proyectos y contratos de investigación, algunos de los cuales ha dirigido.
2 Profesora titular de Ciencia Política y de la Administración en la USC. Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la USC (1989) y Doctora en Ciencia Política por la misma universidad (1997). Entre sus recientes publicaciones: Lagares, N. y Máiz, R. (2016). “El espacio político del federalismo en Cataluña”. En J.M. Rivera, J. Montabes y N. Lagares. Cataluña en Proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. 261-88. Valencia: Tirant Lo Blanch. Lagares, N., Rivera, J.M. y Máiz, R. (2012). “Le nationalisme galicien: de l’accès au gouvernement à la crise èlectorale et organisationnelle” En Fernández García, A. y Petithomme, M. (eds.); Les nationalismes dans L’Espagne contemporaine; Armand Colin Recherches. Jaráiz Gulías, E., Lagares Diez, N. y Pereira López, M. (2013). “Los componentes de la satisfacción de los pacientes y su utilidad para la gestión hospitalaria”. Revista Española de Ciencia Política, 32.
3 Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la UCM. Profesor Titular de Ciencia Política en la USC. Director de la Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas (RIPS) de la USC. Director de la Revista Administración y Ciudadanía (A&C) de la Escuela Gallega de Administración Pública (EGAP). Director del Máster Universitario de Marketing y Comunicación de la USC. Analista político en La Voz de Galicia y en el Grupo Voz desde 1990. Tiene numerosas publicaciones científicas en libros y revistas nacionales e internacionales, entre ellas: Barreiro, X. L. (2016): “Cataluña: desde la insatisfacción a la desafección”. En: Rivera, J. M., Montabes J., y Lagares, N., coords. (2016): Cataluña en proceso. Las elecciones autonómicas de 2015. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 189-211; y Barreiro, X.L.; Pereira, M. y G. García (2015). “Los efectos sobre el voto de la campaña electoral en las elecciones europeas de 2014 en España”. Revista Española de Ciencia Política, 39: 67-93.


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