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Carmen, hija de Ricardo Miró, el gran poeta panameño, a sus 88 años pertenece a varias entidades científicas. Preside el Comité Directivo del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena. Además; es miembro a título individual del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), institución creada en 1957 que se dedica a la promoción, docencia, difusión y cooperación técnica de esas ramas de la ciencia.
En Carmen confluye una particular aptitud para ejercer el pensamiento y una gran energía y elocuencia para transmitirlo. De contextura mediana, cabello entrecano y lentes, vistiendo una blusa de algodón blanco y pantalones cremas, nos recibe con un saludo afable y nos conduce con paso aún enérgico a la sala comedor de su casa, donde se efectúa la entrevista.
M.C.A. Cuénteme de sus años de niñez y juventud. Seguramente allí está la fuente de inspiración y la brújula que la llevaron a lo que ha caracterizado su vida: estudio y trabajo constante.
mpresa.
C.M.G. Durante mi niñez estuve muy cerca de un hermano de mi madre, Blanca. Mi tío Marco Gandásegui era un hombre muy recto y de carácter enérgico; creo que su influencia la he sentido a lo largo de mi vida. Recuerdo que poco antes de entrar a la secundaria, en el Instituto Nacional, en la familia se dio una especie de consulta y me propusieron seguir la carrera de magisterio. Sin embargo, ya entonces yo reconocía mi carácter y dije que yo no creía que tenía la paciencia necesaria para lidiar con niños, que imaginaba serían díscolos. Como los recursos no abundaban, al final se decidió que estudiara lo que en aquel entonces se llamaba Perito Mercantil -una de las opciones más cortas, de solo cuatro años –. Al finalizar mis estudios a los dieciséis años, ese tío de quien hablo, me ofreció entrar en una empresa de radio de su propiedad. Ese fue mi primer trabajo y así fue como llegué a ser algo así como secretaria en la empresa.
Pausadamente, con voz ronca y entornando un poco los ojos, como para recordar mejor, se acomoda en la silla y cuenta.
Claro, eso de haber escogido comercio significó para mí que, posteriormente, tuve que estudiar mucho más para compensar las áreas que no había aprendido como perito mercantil.
El 29 de mayo de 1935 se firmó el decreto de creación de la Universidad de Panamá; y con el apoyo de las Universidades de Salamanca y de San Marcos de Lima, inició ofreciendo Licenciaturas en Derecho, Ciencias Económicas y Sociales, Ciencias Políticas y Farmacia, así como estudios introductorios de Medicina, Ingeniería Civil y Educación. En ese entonces Carmen acababa de graduarse y, para lograr su ingreso, se inscribió en varios cursos de equiparación que ofrecía la universidad.
C.M.G. Ingresé a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales -como se la llamaba entonces- donde estudié Administración y Contabilidad. Pocos años después gané una beca del Instituto Internacional - una organización norteamericana.
Carmen hace una pausa y ríe.
Yo diría que tuve tan mala suerte que me asignaron al Saint Catherine College en el Estado de Minnesota, muy al norte con mucho frío, y ¡ya te puedes imaginar como fue para mí viniendo de este clima caluroso llegar a aquel bello clima! Pero realmente era un lugar muy bueno. Allí obtuve un Bachelor of Arts con un Major en Sociología y un Minor en Estadística. Luego tuve la oportunidad de estudiar un postgrado en Estadística en la Universidad de John Hopkins.
Se acomoda nuevamente en la silla y mientras tamborilea con los dedos sobre la mesa,- evidenciando su carácter impaciente-, continúa hablando.
Te contaré sobre los empleos que tuve antes de partir hacia Minnesota. Primero fui secretaria de dos contralores, antes de ser trasladada a la Presidencia de la República. Yo era muy joven y estaba tan asustada que apenas si podía hablar; pero encontré una excelente compañera de trabajo, bastante mayor que yo, – Carmen Mata- quien me apoyó y orientó.
El periodo al que Carmen se refiere fue el del Presidente Juan Demóstenes Arosemena; luego de su muerte repentina se encargó Augusto S. Boyd de la presidencia.
M.C. A. ¿Qué recuerda de aquella época?
Sonríe nuevamente, como reviviendo aquellos tiempos, y dice con cierta picardía, mal disimulada.
C.M.G. Me da mucha vergüenza contarlo pero lo haré. Yo tengo un genio tremendo y soy muy exigente y lo saben aquellos, como tú, que han trabajado conmigo; cuando se equivocan, ¡les halo las orejas con fuerza! -aclara con voz firme. Imagínate que cuando salía del trabajo en la Presidencia, debía atravesar el Patio Andaluz, cuyo piso estaba siempre muy pulido, así que yo, para divertirme, pegaba una carrera y me dejaba deslizar por él. ¡Recuerda que yo era muy joven! Un día haciéndolo, me tropecé con el mismísimo presidente Boyd; él, bondadosamente me sujetó y me dijo, ¡pero hija! ¿A dónde vas tan apurada?
Ríe con ganas y agrega: si a alguien le hubiera pasado eso conmigo, ¡yo lo hubiera contramatado!
Para ese entonces ya estaba en el último año de la universidad y preparaba mi tesis, por lo que pedí vacaciones por un mes. Lamentablemente en ese año -1939- murió el Presidente y quedó encargado Augusto S. Boyd, que hasta entonces era embajador en Estados Unidos. A él le habían dicho que yo que fungía como secretaria del Consejo de Gabinete, era quien podía dactilografiar el informe que él debía presentar a la Asamblea Nacional, por lo que me negó las vacaciones. Así que estuve muchas noches hasta la madrugada trabajando mi tesis.
Con cierta ironía dice, Seguimos siendo una pequeña aldea, y más aún en ese entonces; imagínate que el presidente de la República era quien entregaba los diplomas en la universidad.
El primer rector de la Universidad y durante 1940 cuando Carmen finalizó su tesis, fue Octavio Méndez Pereira.
Y, lo que es la vida, Agusto Boyd, quien había olvidado por completo mi solicitud de vacaciones pareció recordarlo al momento de entregarme mi diploma ya que me dijo, con una cierta sonrisilla sarcástica, “siempre lo lograste eh”. Yo en ese momento sólo atiné a recordar ¡cuan largas fueron mis noches trabajando!
M.C.A. El año pasado cuando le fue conferido su segundo Doctorado Honoris Causa, en su discurso exhortó a las universidades a involucrarse más en la resolución de los problemas de los pueblos latinoamericanos. Mostró su honda preocupación por la abismal pobreza así como por las desiguales oportunidades para acceder a la educación, a la salud y a un hábitat digno y sin violencia. Esos han sido tópicos comunes en sus escritos y discursos, lo que me lleva a preguntarle: ¿Qué motivó sus inclinaciones ideológicas de izquierda?
C.M.G. Bueno, te diré que desde muy joven yo formé parte del Frente Patriótico. El nombre completo era Frente Patriótico de la Juventud; pero a medida que pasaron los años se le dio el nombre de Frente Patriótico a secas.
El Frente Patriótico hizo una convocatoria pública para convertirse en partido en 1950 y llegar así a 7,500 adherentes, cifra que exigía en aquel entonces la ley. La ocasión era propicia para convocar más simpatizantes para el nuevo partido, dado el descalabro de la unificación del liberalismo y el desgobierno de Arnulfo Arias, entonces en la presidencia, particularmente desde que había anunciado su decisión de reemplazar la Constitución de 1946 por la de 1941 para conseguir la extensión de su periodo presidencial.
M.C.A. ¿que edad tenia cuando ingresó al Frente?
C.M.G. Tenia, unos 24 años. El primero que entró fue mi hermano René. Yo le dije que quería participar pero él solo me dijo: “eso no es para mujeres”; y como yo desde ese entonces no aceptaba esa clase de respuestas, me fui de inmediato sola a averiguar lo que debía hacer y me inscribí. Después dediqué parte de mi tiempo a hacer algunas contribuciones para el partido. El Frente desde sus orígenes, sin ser un partido de izquierda, sí se orientó de manera de combatir las malas actuaciones políticas que se practicaban en aquellos tiempos y que aún se acostumbra en estos -aclara con un dejo de ironía en la voz.
Recuerdo que siendo miembro del Frente, fui designada Directora de la Dirección de Estadística y Censo y en una ocasión me sorprendió encontrarme en una reunión del Frente, a varios empleados de la dirección. Imagínate que pensaban que porque yo estaba allí, ellos, para congraciarse conmigo, debían pertenecer al partido de la jefa. Yo, por supuesto, les aclaré que eso era impropio e innecesario.
Los 36 grados centígrados se dejan sentir; me levanto para encender el ventilador de techo sobre nuestras cabezas y aprovecho para observar mejor el entorno. La sencillez y el buen gusto se reflejan en el decorado del espacio. Destacan pinturas y adornos de origen mexicano y chileno, seguramente adquiridos durante los cuatro años que vivió en México y los 18 pasados en Chile, donde a los 39 años de edad, Carmen ocupó el cargo de directora del Centro Latinoamericano de Demografía de Naciones Unidas () luego de dirigir durante diez años la Dirección de Estadística y Censo de Panamá. Ya entonces había finalizado –gracias a una beca del Population Council- sus estudios en Demografía y Economía en la London School of Economics.
M.C.A. Cuénteme más sobre el Frente y sus actividades. ¿Quién era el presidente de la república cuando se constituyó como partido?
Enrique Jiménez era el presidente en ese entonces. El nunca atacó al Frente Patriótico; incluso llamó a algunos dirigentes del Frente para conversar con ellos.
Sin embargo no fue igual con Remón Cantera. Muchos pensaban de nosotros que éramos sólo un grupo de díscolos a los que muy pronto se nos pasaría el entusiasmo. Del Frente formaron parte gente valiosa. Déjame recordar algunos nombres. Por ejemplo, estuvieron Jorge Illueca, Ricardo J. Bermúdez, Carlos Iván Zúñiga, Rubén Darío Carles, Ramón H. Jurado y, como ya te dije, mi hermano René Miró. En fin, como ves, gente ya entonces muy reconocida.
Así que digamos que en efecto éramos gente con tendencias de izquierda y lo que proponíamos era cambiar una serie de instituciones públicas y sus procedimientos. Logramos sacar como diputado a Jorge Illueca y a Carlos Iván Zúñiga. Pero podría decir que la persecución que impulsó Remón Cantera contra nosotros fue debilitando al Frente hasta que lo extinguió. No tuvimos la resistencia necesaria para soportar esas presiones.
M.C.A. Sin embargo la empatía por los pobres y esa inquietud por luchar contra la injusticia y las desigualdades ya crecía en usted.
C.M.G. Si, si. En realidad yo considero que eso que llaman ser de izquierda debería ser una cosa casi natural; porque lo que pasa es que una se preocupa porque los que tienen menos, tengan una mejor vida. Hace poco en Panamá se hizo un escándalo sobre la muerte por hambre de algunos niños; sin embargo parecen olvidar que desde hace muchos años existe una enorme marginación y exclusión, y apenas se habla de ello. Yo sé que el gobierno tiene un programa llamado , pero a mí me enseñaron que es mejor enseñar a pescar que dar pescado y el da pescado. Creo que entregan como 35 Balboas mensuales por familia en muchos corregimientos; claro que debe ser una ayuda bien recibida por la gente que no tiene qué comer. Además, creo que les ponen como condición que los niños vayan a la escuela y cumplan con los programas de vacunación, lo que es muy importante. Teóricamente les dan en las escuelas alguna alimentación. Aunque en el periódico de hoy dice: Ni galleta ni crema, pero explican que aun el Ministerio de Educación no ha podido llegar a esas comunidades como en el alto Tuira, Darién y otras áreas muy alejadas.
M.C. A. Algunos pensamos que a pesar de todo el crecimiento económico – que ha sobrepasado el 8%-, en algunos lugares de Panamá se ha retrocedido casi tres siglos pues algunos –los indígenas principalmenteapenas alcanzan a vivir cuarenta años, igual que en el siglo . Es inadmisible que en un país como Panamá haya niños y adultos que padecen desnutrición. ¿Qué se podría hacer ante esa situación? Carmen se concentra por unos minutos en sus reflexiones pero repentinamente, entusiasmada, dice:
Viendo la situación del país he pensado que quizás yo pudiera iniciar alguna campaña nacional, ¿pero, que podría hacer?, ¿Qué podríamos hacer? Cuando lo del incendio de Curundú, fui a dejar ropa y latas de leche y botellas de agua; pero tú sabes que esos son paliativos que no resuelven la situación. Entonces pensé, todos sabemos quienes son las familias más ricas de Panamá; se podría proponer una campaña para recoger dinero y constituir un fondo. Así se podría comprar alimentos para al menos una quincena, y zapatos para esos niños que deben caminar distancias largas, y botes y motores fuera de borda para aquellos que viven en áreas alejadas. Eso no tendría mayor impacto en esas grandes fortunas. Además, también podríamos contribuir a ese fondo los que no tenemos esos grandes caudales. Seguramente lograríamos una suma muy grande.
Aun más apasionada continúa.
Cómo es posible que este país que crece a un ocho por ciento y con un Producto Interno Bruto (PIB) relativamente alto, tengamos un desequilibrio tan grande entre los distintos grupos sociales. ¡Algo tenemos qué hacer! Duele mucho ver a los paisanos en ese estado. ¿Eso es lo que me convierte en una izquierdista? porque me preocupo por los que tienen menos. Yo nunca he pertenecido a ningún partido socialista, aunque el Frente sí pudo calificarse como un partido de izquierda, ¡si bien algunos de sus miembros al final, como hemos podido ver, no eran tan izquierdozos!
Pero, como te decía. Me preguntaba cómo puedo contribuir yo. Bueno yo quisiera motivar a esas personas adineradas para crear ese fondo para organizar alguna actividad que genere ingresos y comida de forma permanente para los más pobres. Alguna actividad en el área agropecuaria o en la pesca.
Sus palabras, le digo sonriendo, me recuerdan a la conocida canción del cantautor cubano Pablo Milanés titulada La vida no vale nada”: …la vida no vale nada, si no es para perecer, porque otros puedan tener, lo que uno disfruta y ama.
M.C.A. Algunos dicen que la mayoría de las grandes y no tan grandes fortunas de aquí se han logrado gracias al desarrollo del comercio, aprovechando la posición geográfica; y que eso ha influido en detrimento de la agricultura.
C. M. G. Decir eso es algo exagerado. La población rural de Panamá ha emigrado a la ciudad pero ellos aman la tierra y desearían tener mejores condiciones para trabajarla adecuadamente. La ganadería extensiva ha ocupado buena parte de las tierras, y la estabulada ha sido poco desarrollada afectando así la agricultura.
Desde hace poco tiempo relativamente se está exportando melón, sandía, piña, en fin una cantidad importante de productos de la tierra. Y todo eso se puede organizar mejor para que produzca ingresos a los agricultores más pobres. Por otro lado, me preocupa lo que pasa con lo del etanol. No podemos dedicarnos en Panamá, como algunos han insinuado, a producir etanol y renunciar a la producción de maíz para consumo humano y animal. Además, deben desarrollarse en las áreas urbanas industrias nacionales para minimizar la importación.
M.C.A. ¿y qué opina de la firma del TLC? , a propósito de ello algunos dicen que la mejor manera de avanzar hacia el futuro es entender el pasado.
C.M.G. Cuando una lee el texto, los conceptos allí te hacen pensar en el famoso tratado de “Panamá cede”, en los orígenes de la independencia. Panamá cede esto y Panamá cede lo otro. Las exigencias que en su momento hizo el ex ministro Cortizo no se respetaron; ahora estamos siendo inundados por Estados Unidos con sus productos, los que pueden tener algún problema fitosanitario. Yo creo que eso es negativo para el país.
M.C.A. Una última pregunta. Muchos se sorprenden al saber que usted a los 88 años aún sigue trabajando. ¿Por qué lo hace?
Me mira fijamente, y sin que pueda retenerla aflora una sonrisa de satisfacción mientras dice:
C. M. G. La verdad, he sido consciente apenas desde el año 2006 de mis muchos años, cuando sufrí algunos reveses de salud. Creo que la mía es una actitud vital, social y mental que me hace pensar que mientras el cuerpo y la mente funcionen está bien que trabaje. Pero el mérito no es mío ¡es de mis genes!
A mí nunca me ha provocado estar tranquila. Recuerdo que cuando me jubilé, acepté una misión de Naciones Unidas para ir a China Continental para impulsar lo que la revolución cultural china había eliminado: el estudio y el análisis en Demografía. Yo me jubilé, ¡pero no me retiré! Así que estuve dictando clases e impulsando la creación de varias organizaciones. Incluso volví a China, un año después, cuando Naciones Unidas volvió a enviarme para verificar el buen funcionamiento de esas organizaciones y programas.
Yo siempre he sido un ave nocturna; incluso hasta ahora trabajo muchas veces hasta la una de la mañana... Hace poco a través de presentamos dos proyectos a SENACYT . Uno de ellos, iniciativa mía, fue la creación del Observatorio de Ciencias Sociales; y el otro la consolidación de la Revista Tareas adicionando a su formato actual algunos aspectos propios de las publicaciones científicas, tales como: un resumen en inglés y en español, una breve presentación del autor y palabras claves. De cumplirse eso, llevaríamos a la revista a un nivel internacional aún más importante que el actual.
Y con un gesto de complacencia, y de afable picardía, agrega:
Así que, como puedes ver, si son aprobados ambos proyectos tendré, otra vez, mucho trabajo.
Notas de autor