Presentación Universidad e interculturalidad

El ámbito temático relativo a los estudios y reflexiones sobre interculturalidad ha estado presente en Reencuentro. Análisis de problemas universitarios desde los primeros años del siglo XXI. A lo largo de cinco números previos y en sucesivas aproximaciones, nuestra revista ha configurado el abordaje a las problemáticas relativas al campo interdisciplinar de los procesos sociales multi e interculturales indisociables de la educación, como se muestra en el siguiente listado:
Reencuentro 32 (diciembre 2001) Educación, cultura e interculturalidad
Reencuentro 33 (mayo 2002) Educación Indígena
Reencuentro 37 (agosto 2003) Educación y Cultura Chicana
Reencuentro 47 (diciembre 2006) La enseñanza de las lenguas
Reencuentro 66 (abril 2013) Cultura, interculturalidad y educación superior
Esta progresión temática ha invitado a la formulación y al análisis de conceptos que dan cuenta de los fenómenos descritos; en un primer momento se produce un horizonte de comprensión sobre la problematización en torno a educar al otro desde la impronta de la cultura hegemónica, lo que conlleva al establecimiento de formas de transferencia cultural y al reconocimiento de distintos ámbitos de diferenciación o integración cultural: cultura escolar, cultura académica, cultura institucional, (Andión, 2001) y también se recuperan las consideraciones sobre alta cultura, cultura popular tradicional o popular mediática y cultura subalterna. Como se sabe, la relación que guarda la universidad con la cultura es una de sus funciones sustantivas, por lo que tanto las aproximaciones conceptuales como las prácticas de difusión y promoción cultural universitaria, son parte de la agenda permanente de toda Institución de Educación Superior.
En el proceso social contemporáneo donde convergen lo global y o local —y desde luego, dentro y fuera de los ámbitos universitarios— la interculturalidad se devela como un fenómeno complejo que apunta no sólo al reconocimiento entre múltiples culturas, sino a la difícil comprensión e intercambio entre sistemas culturales y sus derivadas prácticas sociales (Góngora Jaramillo, 2013).
En los extremos de la multiculturalidad, hoy poco delimitados ante el arribo de formas globales de producción, distribución y consumo cultural, es relevante problematizar las formas de adaptación, concesión o resistencia de las sociedades inmersas en las cosmogonías originarias de cara al eurocentrismo, base de las hegemonías político-económicas del mundo actual. Es en la observación y análisis de esta tensión de orden postcolonial transversal a las instituciones públicas y organismos privados, reiterativa de ideologías y prácticas racistas, segregacionistas, paternalistas y patriarcales, promotoras de formas de exclusión e inequidades constitutivas de asimetrías sociales que subyacen en el proceso histórico del (des)encuentro permanente de dos mundos, donde se producen los estudios críticos que aportan a la discusión sobre interculturalidad desde América Latina.
Las múltiples y complejas realidades socio-culturales latinoamericanas pueden ser focalizadas desde diversos ejes temáticos actualizados en la mirada intercultural contemporánea: desarrollo económico solidario-sostenible, movimientos de preservación lingüísticaidentitaria, autonomías locales y organizaciones no gubernamentales, migración y redes indígenas intercontinentales, multiculturalismo y educación, etc. Todos estos ejes de análisis responden a fenómenos donde los procesos sociales se complejizan ante la emergencia de programas de políticas públicas y prácticas de intervención de Estado, muchas veces generándose resistencias local-comunitarias, o anti-intervencionistas cuya historicidad aparece insoslayable enmarcada por la complementariedad hegemonía-subalternidad.
La interculturalidad como campo de saberes relativos a nuevas prácticas de integración de la diversidad cultural contemporánea requiere de la configuración de una observación diacrónica que pueda dar cuenta del contexto en el que la planeación intercultural y de gestión de la multiculturalidad se produce aunada a metodologías, análisis y epistemologías inter y transdisciplinares como la socio-antropología, la economía-ecológica, la geo-política local-global, o la sociolingüística entre otras, reconociendo además que no todas las posiciones interculturalistas tienen un mismo origen, ni se desarrollan en el mismo sentido: el discurso intercultural es correlativo —a veces paralelo, otras opuesto—al altermundismo.
Los trabajos que desde el 2001 se han venido presentando en Reencuentro constituyen simultáneamente un seguimiento de la agenda social y su relevancia temática, así como la correspondiente documentación histórica, formulación teórica, trabajos de campo y análisis de los fenómenos que nos ocupan, vinculados con la educación superior (y los problemas universitarios).
Uno de los temas primordiales en el caso de México es el relativo a la Educación Indígena que, de forma inseparable, conlleva al asunto multilingüe dentro del territorio nacional. Los proyectos de educación indígena han pasado por distintas etapas ligadas al desarrollo de políticas públicas y por ende, también a distintas ideologías partidistas e intervenciones de orden económico o político que han pretendido favorecer sin los mejores resultados a las comunidades originarias.
El proyecto vasconcelista post-revolucionario-integracionista de castellanización-alfabetización fue una consecución del positivismo mexicano, cuya impronta tampoco dejará de estar presente en el indigenismo que si bien reconoce la pluralidad lingüística y el esfuerzo por la conservación en el uso de las lenguas originarias, esto último aparece con un carácter pragmático vehicular, lo que supone incorporar en los pueblos indígenas los conceptos y valores de la cultura nacional postcolonial y no a la inversa:
Gregorio Torres Quintero, uno de los más destacados educadores de comienzos del siglo XX, en el primer Congreso Científico Mexicano, de 1913, señaló (…) “No enseñándole en su lengua el indio se verá precisado a aprender el español y esto es lo importante, aun cuando olvide su lengua nativa. La poliglosis es un obstáculo para el progreso de una misma patria”. A esta posición respondieron con firmeza los lingüistas reunidos en la Primera Asamblea de Filólogos y Lingüistas reunidos en la ciudad de México en 1940 (…) Así pues, el indigenismo debió luchar contra las tendencias cientificistas dominantes hasta la Revolución Mexicana. Al respecto, Aguirre Beltrán [director del Instituto Nacional Indigenista] señaló en 1983: “El uso de la lengua materna en la enseñanza o su desuso y sustitución por otra a la que se le dota de cualidades superiores son experiencias comunes en la historia del mundo occidental y en la de los pueblos que, en el correr de los años, caen bajo su dominio e influencia. La reflexión sobre el habla propia o el habla ajena, traducida en hechos constituyen finalidades que configuran los programas de educación primaria. La lectura y escritura del idioma nacional son tareas de gran entidad en el desenvolvimiento cotidiano del esfuerzo escolar (…) El uso de lenguas vernáculas en la enseñanza bien sea como vehículos de instrucción o como elementos consustanciales del contenido educativo, es en efecto, parte de la política de lenguaje en nuestra organización social (Del Val & Zolla, 2014: 39 y 40).
Tal y como se dice, en los hechos, un punto nodal concierne a la educación bicultural y los grandes esfuerzos que supone sacar adelante los programas donde los maestros biculturales son una pieza clave (Padilla, 2002), sobre todo en un esquema de confrontación lingüística entre el español y las otras 364 lenguas, que de acuerdo con la actual posición del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, existen en el país.
Como hemos venido documentando críticamente, la educación bicultural en México está llena de contradicciones que no han permitido lograr ni el reconocimiento de los pueblos originarios en una sociedad mestiza estratificada, ni la erradicación de las inequidades sociales a nivel nacional.
Al día de hoy, la creación de las universidades interculturales en México y en distintos países de América Latina, genera la necesidad de una continuidad en el análisis: cómo surgen, qué proyectan, qué requieren, cómo se vinculan a la agenda nacional o internacional, qué elementos contextuales las definen; pero además de lo relativo a este tipo de universidades, también es necesario preguntarnos sobre qué otros vínculos o posibilidades interculturales atraviesan el espectro universitario en nuestra época; por ello, el tema que encauza el sentido de las contribuciones de este número 75 de la Revista Reencuentro. Análisis de problemas universitarios, es “Universidad e Interculturalidad”. Los trabajos que se presentan (trece en total: 10 dentro de la línea temática del número y tres como variaciones) forman parte de un diálogo abierto con los números anteriores y con futuras reflexiones.
Hemos organizado la tabla de contenidos de la siguiente manera:
El número abre con tres trabajos de caracterización de las universidades interculturales en México y Bolivia; Alberto Padilla Arias e Hilario Anguiano Luna, nos presentan en Las universidades interculturales en México. Educación superior y neoliberalismo, un posicionamiento crítico que da seguimiento al surgimiento de estas instituciones en la estela de las políticas neoliberales. En ese sentido, las universidades interculturales mexicanas surgen como posibilidad de producir nuevos cuadros profesionales en zonas tradicionalmente marginadas, pero también como una forma potencial de dirección —¿control acaso?— sobre las comunidades originarias.
Por su parte, Weimar Giovanni Iño Daza, escribe: Universidad pública e interculturalidad en Bolivia: normativas, políticas y programas de admisión (1995-2015). En el corte temporal que señala, ofrece un panorama político-programático sobre la educación superior en Bolivia definido por la emergencia de un campo normativo que conlleva al replanteamiento del quehacer universitario en términos de decolonialidad e interculturalidad como ejes de acción.
El tercer trabajo de este conjunto: Consideraciones críticas y conflicto político en la Educación Superior Intercultural de México, el caso de la Universidad intercultural de Chiapas ha sido escrito en coautoría por Sergio Iván Navarro Martínez y Flor Marina Bermúdez Urbina, quienes problematizan la Educación Intercultural en América Latina, generándose una mirada crítica sobre las formas de interculturalidad en Chiapas ante la complejidad de la sociedad chiapaneca frente a programas de desarrollo social, locales y nacionales.
En una posición intermedia, que aborda caracterizaciones y prácticas, ofrecemos tres trabajos sobre las posibilidadesde la interculturalidad — desde intervenciones y en medios universitarios—. El trabajo que abre esta sección, producido por Lilia-Rebeca Rodríguez Torres: Interculturalidad y promoción de la ciudadanía: retos y posibilidades de la universidad pública en México se presenta en dos partes; inicialmente se establece un horizonte de comprensión crítica en torno a las posibilidades de desarrollo de la interculturalidad en sociedades occidentales poscoloniales, para luego mostrar la vinculación universidad-interculturalidad, dando paso a propuestas que coadyuven en la configuración de nuevas ciudadanías.
A su vez, de Antonio Paoli Bolio, en: Ciudadanía étnica, interculturalidad y derechos humanos, recupera la experiencia de un caso práctico donde la Universidad Autónoma Metropolitana colabora en el programa interdisciplinario “Desarrollo Humano en Chiapas”, a través de narraciones de promotores participantes que dan cuenta de las formas y prácticas de integración intercultural desde el Comité de Derechos Humanos Fray Pedro Lorenzo de la Nada, en la comunidad tseltal de Ocosingo, Chiapas. En estas comunidades a los derechos individuales se superponen los derechos de la colectividad como una lucha por el derecho a la vida en la experiencia comunitaria. Esta esfera de vínculos y compromisos relacionales configuran la ciudadanía étnica, desde donde se construyen soluciones a diversos conflictos, se promueve el respeto por los demás y el estado de bienestar.
En tercer término, dentro de este agrupamiento de colaboraciones, se encuentra el texto La interculturalidad y la discapacidad en entornos universitarios de Norma Alcántara Gómez y Gloria Evangelina Ornelas Tavarez, quienes nos presentan un marco documentado para la reflexión sobre la diversidad, donde convergen el problema de la atención a la población escolar con diferentes tipos de discapacidad y la interculturalidad como posible salida a la erradicación de la diferencia negativa que genera discriminación. En ese sentido, las prácticas interculturales aparecen en la conformación de la acción política con vistas a la construcción de la igualdad.
Posteriormente, abordamos realidades y problemas de orden multicultural. Esta sección está constituida por cuatro textos en dos subdivisiones: multiculturalidad y multilingüismo.
El primero Brecha digital en el bachillerato: en dos universidades interculturales de México, escrito por Odilia Sujey Bustillos, Benito Ramírez Valverde y José Pedro Juárez Sánchez, parten de una contrastación de realidades en el medio urbano y rural, para problematizar la inequidad en la conformación de una cultura digital, imbricada en el acceso a los recursos tecnológicos como herramientas para los procesos de enseñanza-aprendizaje desde el nivel medio superior y su proyección en las universidades interculturales de los estados de Puebla y Sinaloa; ésta, entre otras afectaciones, forma parte de la cadena de rezagos que caracteriza a la atención educativa de las comunidades indígenas.
En segundo término, aparece el texto La difusión cultural y el fomento del capital cultural del estudiante universitario de Caridad García Hernández y Margarita Espinosa Meneses; en el trabajo se concibe la multiculturalidad como la producción y potencial intercambio de distintas formas de producción simbólica. En ese sentido se problematizan las formas de expresión y consumo cultural de los estudiantes universitarios a través de las categorías de alta cultura y cultura popular. Las autoras proponen estrategias para el fortalecimiento cultural del estudiantado.
Encabezando el tema relativo al multilingüismo, aparece en primera instancia el texto Maestros indígenas bilingües: experiencias amargas con la lengua escrita, producido por Elena Cárdenas Pérez, quien en una historización de la experiencia a través de testimonios, aborda las dificultades para el desarrollo de la lectoescritura, toda vez que los métodos empleados no han considerado dentro del complejo proceso de aprendizaje los aspectos afectivos-emocionales de los niños que pretenden ser alfabetizados en ambientes biculturales. En el texto se despliegan las referencias a abusos y arbitrariedades producidos desde la tradición alfabetizadora, en tanto que se propone un replanteamiento de los conceptos y las prácticas que supondría pensar en términos de literacidad como práctica integral de carácter sociocultural y por ende con apertura al reconocimiento de los componentes socio y psicoafectivos.
Para finalizar este apartado, se presenta el texto: Estudiantes universitarios y lenguas extranjeras: Explorando las características de los estudiantes en la Universidad de Sonora en el que José Raúl Rodríguez Jiménez, Oriana Atondo Nubes, Juan Pablo Durand Villalobos y Lilián Salado Rodríguez, nos introducen al tema mediante la referencia a las condiciones preindustriales y contemporáneas en la adquisición de lenguas extranjeras. En torno a la etapa actual se mencionan algunos de los principales programas de promoción del multilingüismo que en la actualidad apuntan al desarrollo de relaciones comerciales, políticas e interculturales. En el caso de México, las políticas lingüísticas apenas están dando sistematicidad a la enseñanza del inglés. La pregunta que rige al artículo es ¿Quiénes son los estudiantes que responden al programa de lenguas extranjeras de la UNISON? La caracterización de quienes están interesados por el estudio de lenguas extranjeras se define por edad, género, escolaridad o raza y el campo de su formación y/o desarrollo profesional. Es posible encontrar una correlatividad entre el idioma estudiado, el campo de conocimientos en el que está inscrito el estudiante y el desarrollo humano, industrial o comercial, científico y cultural del influyente entorno internacional.
Finalmente, la sección de Variaciones, esta vez presenta tres artículos cuyos temas están relativamente imbricados en los procesos de multiculturalidad: Hacer pensando y reflexividad: el objeto de transformación. Una travesía de Puigvert a Xochimilco, pasando por Nanterre de Rafael Miranda Redondo, nos habla de una génesis del proyecto Xochimilco que se remonta al exilio español en México y que también comporta algunos rasgos del movimiento intelectual Socialisme ou Barbarie y ecos del Mayo francés de 1968; el artículo se construye bajo una argumentación en torno a las nociones castorideanas de lo instituyente y lo instituido.
La penúltima colaboración, titulada Determinación de dimensiones de análisis cualitativos, a través de la metodología mixta en materia de violencia, de Rosa María Huerta Mata y María Edith Gómez Gamero, expone la ruta de problematización, indagación y análisis de un estudio realizado en la Escuela Superior de Actopan de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, cuya finalidad es reconocer la apropiación de las y los estudiantes del derecho a una vida libre de violencia.
El número se cierra con el trabajo Formación ética en la carrera de Medicina en Oaxaca, México donde la autora, Beatriz Ruíz Martínez, plantea el problema de un desequilibrio formativo en la carrera de Médico Cirujano visto a través de una aproximación a tres universidades del Estado de Oaxaca. De acuerdo con los cuestionarios aplicados a una población constituida por 72 profesores, los resultados revelan la carencia de la formación en valores tan importante para la práctica médica como el conocimiento académico disciplinar en las ciencias de la salud.
Esperamos con la publicación de estos trabajos abonar a la compleja reflexión sobre aspectos relativos al eje multicultural y transdisciplinar transversal a las prácticas sociales, educativas e investigativas de las universidades contemporáneas y haberlo hecho, a través del desarrollo del proceso editorial de esta revista, como una práctica de comunicación intercultural.