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Aneurisma de la arteria carótida interna extracraneal asociado a displasia fibromuscular
A. Surur; A. Romano; M.V. Simonet;
A. Surur; A. Romano; M.V. Simonet; P. Marinelli; L. Barreras Molinelli
Aneurisma de la arteria carótida interna extracraneal asociado a displasia fibromuscular
Extracranial aneurysm of the internal carotid artery associated with fibromuscular dysplasia
Revista Argentina de Radiología, vol. 81, núm. 1, pp. 51-53, 2017
Sociedad Argentina de Radiología Asociación Civil
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Cartas científicas

Aneurisma de la arteria carótida interna extracraneal asociado a displasia fibromuscular

Extracranial aneurysm of the internal carotid artery associated with fibromuscular dysplasia

A. Surur
Nuevo Hospital San Roque, Argentina
A. Romano
Nuevo Hospital San Roque, Argentina
M.V. Simonet
Nuevo Hospital San Roque, Argentina
P. Marinelli
Nuevo Hospital San Roque, Argentina
L. Barreras Molinelli
Nuevo Hospital San Roque, Argentina
Revista Argentina de Radiología, vol. 81, núm. 1, pp. 51-53, 2017
Sociedad Argentina de Radiología Asociación Civil

Los aneurismas de las arterias carótidas extracraneales son raros. Tienen una etiología variada y sus causas más habituales son la degeneración ateromatosa (40% de los casos) y los traumatismos (pseudoaneurismas)1. La bibliografía menciona enfermedades congénitas de la pared arterial, como la displasia fibromuscular (DFM) que afecta a menos del 1% de la población y ocasiona aneurismas congénitos, ataques isquémicos transitorios, infarto cerebral o hemorragia subaracnoidea2,3.

Esta afección presenta una baja incidencia, por lo que describimos el caso de una mujer de 63 años, con antecedentes patológicos de hipertensión arterial, síndrome de Alport e insuficiencia renal crónica, que consultó por una masa pulsátil. El examen físico objetivó una tumoración redondeada de 3 cm de diámetro en la región latero-cervical derecha, de consistencia firme, pulsátil y no dolorosa a la palpación, a 2 cm del gonión.

La ecografía Doppler de los vasos del cuello reveló una dilatación aneurismática sacular gigante de la arteria carótida interna (ACI) derecha. Con el mapa color y espectral se observó un flujo con patrón en ida y vuelta (signo del yin y yang), aunque no se pudo establecer si era un aneurisma o un pseudoaneurisma (fig. 1). No obstante, en la angiografía por tomografía computada multicorte (angio-TCMC) se identificó un aneurisma gigante sacular de la ACI derecha distal, de 33 × 22 mm, sin trombos murales (figs. 2 y 3). La ACI distal contralateral presentó un aspecto tortuoso y arrosariado, que alternaba entre zonas de estenosis y dilataciones fusiformes, sugerentes de DFM.


Figura 1
Ecografia Doppler de los vasos del cuello en visión axial oblicua de la arteria carótida interna derecha (flecha blanca) muestra el flujo interior del aneurisma con el signo del yin yang (estrella blanca).


Figura 2
TC multicorte con contraste yodado, en corte axial y reconstrucción en proyección de máxima intensidad en plano sagital oblicuo de los vasos de cuello, evidencia un aneurisma (asterisco) de la arteria carótida interna cervical posbulbar derecha (flecha) por encima de la bifurcación, a la cual ensancha. Se observa el cuello aneurismático de entrada y salida de la arteria carótida interna. La arteria carótida externa se señala con la cabeza de flecha.


Figura 3
Tomografía computada tridimensional volume rendering, en plano coronal, identifica un aneurisma (flecha blanca) de la arteria carótida interna derecha (flecha negra). La arteria carótida interna distal contralateral de aspecto tortuoso y arrosariado (asterisco) alterna entre zonas de estenosis y dilataciones fusiformes.

La arteriografía mostró una ACI derecha elongada con imágenes de “pilas de monedas” en el segmento distal, compatible con angiodisplasia asociada a dilatación aneurismática de gran tamaño.

Se implementó un tratamiento quirúrgico de resección del aneurisma y reconstrucción mediante anastomosis término-terminal (fig. 4). La paciente en nuestro servicio solo recibió atención ambulatoria por la masa pulsátil y no se estudiaron las arterias renales.


Figura 4
En la exploración quirúrgica se identifica el aneurisma sacular (asterisco) de la arteria carótida interna (flecha) y de la externa desplazada (cabeza de flecha).

Los aneurismas grandes pueden presentarse como una masa palpable en la región cervical o internamente como una masa faríngea, pulsátil o no4,5. Los aneurismas se clasifican en cinco tipos: pseudoaneurisma, fusiforme, sacular, de disección espontánea y micótico4. Nuestro caso fue un aneurisma gigante sacular, asociado a un marcado engrosamiento parietal fibroso de la media y a una reducción del diámetro de la luz, que sugería DFM. En ambas ACI se identificaban formas arrosariadas, como “sartas de cuentas”, debidas a cambios histológicos en la pared arterial.

Por su parte, la DFM se clasifica en íntima, media o adventicia, según la porción de la pared arterial involucrada6. La DFM abarca, en el 90-95% de los casos, la parte media y es una causa conocida de hipertensión arterial. La proliferación de tejido fibroso en anillos concéntricos y la hiperplasia del músculo liso producen engrosamiento medial y destrucción de la lámina elástica6. Identificar esta morfología ayuda a distinguir la DFM de otras enfermedades vasculares, como la ateroesclerosis. La aparición de las “cuentas de collar” se produce en el 80-90% de los pacientes con DFM (bilateral en el 60-85%) y afecta las arterias carótidas internas en un 95% de los casos, generalmente en la porción extracraneal. Este hallazgo, además, puede observarse en otras arterias, especialmente en las renales7.

El diagnóstico se basa en datos clínicos y métodos radiológicos, como la ecografía Doppler, útil para determinar el tamaño y la extensión del aneurisma8. Esta lo muestra como una estructura quística anecoica, aunque es preciso emplear el análisis espectral y en color para detectar el flujo en patrón de ida y vuelta (signo del yin yang)9. De todos modos, el diagnóstico con esta técnica puede fallar si la lesión está en un punto muy alto, especialmente cuando el paciente tiene el cuello corto, o en la distinción entre un aneurisma verdadero y un pseudoaneurisma8.

La arteriografía es el método de elección, en tanto logra un diagnóstico definitivo y detecta lesiones asociadas y pequeños vasos colaterales que salen del saco aneurismático. Sin embargo, no visualiza la pared vascular. En este sentido, la utilización de la angio-TCMC se ha extendido en el estudio de esta patología porque muestra detalles anatómicos y morfológicos del aneurisma y de un posible falso lumen, así como brinda información de los reparos anatómicos.

Observar el flujo en los aneurismas gigantes mediante resonancia magnética (RM) es complejo por su velocidad, dirección y parámetros de adquisición, entre otros factores. En cuanto a la angiografía por RM (angio-RM), existen varias técnicas de exploración de los vasos del tronco supraaórtico, como las secuencias time of flight (aunque estas hoy están en desuso para estudiar aneurismas gigantes por sus artefactos de flujo que provocan vacío de señal, además de que no permiten una exploración extensa de los vasos del cuello, para lo cual se requiere un tiempo prolongado).

Actualmente, se recomiendan las secuencias gradiente de eco rápidas con gadolinio, dado que el contraste disminuye los artefactos de flujo y posibilita un examen completo de los troncos supraaórticos en tiempos muy cortos. No obstante, comparada con la angio-TCMC, la angio-RM con gadolinio tiene menor resolución espacial y no muestra los reparos anatómicos dado que estos resultan saturados por la secuencia4,10.

La colocación de stents y la cirugía son algunas de las alternativas terapéuticas para esta patología4.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Material suplementario
Bibliografía
Zhou W, Lin P.H, Bush R.L, Peden E, Guerrero M.A, Terramani T, et al. Carotid artery aneurysm: evolution of management over two decades. J Vasc Surg. 2006; 43:493-6 discussion 497
Healton E.B. Fibromuscular dysplasia. Stroke: pathologysiology. diagnosis and manegement. New York: Churchill Livingstone; 1986.
Mettinger K.L, Ericson K. Fibromuscular dysplasia and the brain: observations on angiographic, clinical and genetic characteristics. Stroke. 1982; 13:46-52
Muñoz A, Campollo J, Vergas J. Bilateral internal carotid aneurysms presenting as a nonpulsatile parapharyngeal mass: complementary diagnosis by CT, MR imaging, and digital subtraction angiography. AJNR Am J Neuroradiol. 2001; 22:864-6
Finney L.A, David N.J. Aneurysms of extracranial internal carotid artery. Neurology. 1974; 14:376-439
Harrison E.G, McCormack L.J. Pathologic classification of renal arterial disease in renovascular hypertensión. Mayo Clinic Proc. 1971; 46:161-7
Osborn A.G, Anderson R.E. Angiographic spectrum of cervical and intracranial fibromuscular dysplasia. Stroke. 1977; 8:617-26
Moreau D, Albat B, Thévenet A. Surgical treatment of extracranial internal carotid artery aneurysm. Ann Vasc Surg. 1994; 8:409-16
Lupattelli T. The yin-yang sign. Radiology. 2006; 238:1070-1
Ku Y.K, Chen H.W, Chen H.W, Fu C.J, Chin S.C, Liu Y.C. Giant extracranial aneurysms of both internal carotid arteries with aberrant jugular veins in a patient with neurofibromatosis type 1. AJNR Am J Neuroradiol. 2008; 29:1750-2
Notas
Notas de autor

Autor para correspondencia. asurur@hotmail.com


Figura 1
Ecografia Doppler de los vasos del cuello en visión axial oblicua de la arteria carótida interna derecha (flecha blanca) muestra el flujo interior del aneurisma con el signo del yin yang (estrella blanca).

Figura 2
TC multicorte con contraste yodado, en corte axial y reconstrucción en proyección de máxima intensidad en plano sagital oblicuo de los vasos de cuello, evidencia un aneurisma (asterisco) de la arteria carótida interna cervical posbulbar derecha (flecha) por encima de la bifurcación, a la cual ensancha. Se observa el cuello aneurismático de entrada y salida de la arteria carótida interna. La arteria carótida externa se señala con la cabeza de flecha.

Figura 3
Tomografía computada tridimensional volume rendering, en plano coronal, identifica un aneurisma (flecha blanca) de la arteria carótida interna derecha (flecha negra). La arteria carótida interna distal contralateral de aspecto tortuoso y arrosariado (asterisco) alterna entre zonas de estenosis y dilataciones fusiformes.

Figura 4
En la exploración quirúrgica se identifica el aneurisma sacular (asterisco) de la arteria carótida interna (flecha) y de la externa desplazada (cabeza de flecha).
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