Resumen: Las características del paciente y la localización de la lesión diana pueden hacer más complejo un procedimiento intervencionista. Una adecuada formación basada en el conocimiento de los instrumentos, manejo de técnicas alternativas y complementos hacen que estos procedimientos sean efectivos y seguros. Destacaremos la planificación anticipada, los enfoques seguros, el papel de la integración y la discusión interdisciplinaria. Los elementos descritos aquí y la bibliografía adjunta pueden tomarse como una guía para comenzar una carrera en radiología intervencionista.
Palabras clave: Tutoría clínica, Radiología Intervencionista, Procedimientos terapéuticos, Utilización de procedimientos y técnicas.
Abstract: The characteristics of the patient and the location of the target lesion can make an interventional procedure more complex. An adequate training based on the knowledge of instruments, handling of alternative techniques and supplementary tools make these procedures effective and safe. We will emphasize advanced planning, safe approaches, the role of integration, and interdisciplinary discussion. The items described here and the accompanying bibliography can be taken as a guide to starting a career in interventional radiology.
Keywords: Clinical tutoring, Interventional Radiology, Therapeutic procedures, Use of procedures and techniques.
ENSAYO ICONOGRÁFICO
Primeros pasos en el intervencionismo. Lecciones de la práctica diaria
First steps in interventionism. Lessons from daily practice
Recepción: 30 Marzo 2023
Aprobación: 10 Agosto 2023
Publicación: 28 Noviembre 2023
La radiología intervencionista ha ganado notoriedad creciente, en parte por la interacción diaria con los pacientes, así como también por su visibilidad ante pares de otras especialidades1.
Esta visión del trabajo intervencionista se encuentra sustentada en parte por la promoción y formación de nuevas generaciones de especialistas con conocimiento clínico apto para la toma de decisiones2. Sin embargo, la incorporación simultánea de conocimiento clínico, farmacológico y quirúrgico no es sencilla. La adquisición de “técnica” sin poner a los pacientes en riesgo es un gran desafío3. Por esto, la formación de profesionales intervencionistas no es homogénea4,5. Es más: la elección del instrumental, el formato de imágenes guía y la técnica empleada varían ampliamente caso a caso6,7.
Haremos una correlación de casos con la teoría detrás de las intervenciones. Los ítems aquí descritos y su sustento bibliográfico podrán ser tomados como referencia para quien desee incursionar en las intervenciones guiadas por imágenes.
En esta sección agrupamos los diferentes conceptos a desarrollar en ejes temáticos didácticos.
Si bien existen varios tipos de agujas, la mejor es aquella que pueda dar el resultado esperado. La selección de aguja variará dependiendo de la disponibilidad, el tipo de procedimiento a realizar, la experiencia del usuario y el objetivo del procedimiento7,8.
De una biopsia percutánea (BP) podríamos esperar tres tipos de resultados: análisis citológico, histológico y estudios de laboratorio (p. ej., de cultivo). En resumen, el estudio citológico es el análisis de las células de un tejido determinado. El estudio histológico es el análisis del tejido extraído, y puede complementarse con pruebas para biomarcadores: proteínas y genotipo. Genéricamente, las agujas finas (18-25 G) son útiles para el estudio citológico, mientras que las agujas gruesas (9-20 G) son más aptas para el estudio histológico6,9.
Las agujas presentan diversos mecanismos para extraer tejido. En nuestro medio (y sujeto a disponibilidad comercial), se las divide en agujas para aspiración o agujas de corte. El sistema de corte, a su vez, puede subdividirse en dos: agujas automáticas y semiautomáticas7,8. Las agujas utilizadas predominantemente para estudios citológicos son las tipo Chiba, Franseen o espinales (Fig. 1)10. Para obtener muestras histológicas de calidad, se puede optar por aquellas tipo Franseen o de corte semiautomáticas (Fig. 2). Estas últimas facilitan la toma de muestras mediante un mecanismo de resorte, que al ser “activado”, extraen el tejido (Fig. 2). Su formato de acción ya ha sido descrito previamente en otra publicación. Las agujas más gruesas, de hasta 8 G tipo “trocar”, son utilizadas para biopsias de lesiones óseas de mayor densidad (preferiblemente no partes blandas) (Fig. 3)7,10.



Como nota al margen: actualmente las terapias oncológicas tienden a actuar sobre procesos subcelulares en lugar de detener la reproducción celular en forma inespecífica, fundamentando así a la medicina de precisión. De esta manera se ha logrado mejorar la sobrevida de los pacientes oncológicos11. Estas terapias deben estar acompañadas de pruebas diagnósticas adicionales para mejorar la selección de pacientes. La extracción de muestras biológicas de calidad mediante BP es crucial para la implementación de tratamientos personalizados12,13. Así es como el rol de la radiología intervencionista ha cambiado: ya no solo se espera conocer el grado histológico del tumor en estudio, sino que también implica reconocer el perfil molecular del mismo. Por ejemplo, la heterogeneidad tumoral para algunos biomarcadores (receptores de estrógeno, progesterona y del receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano) varía ampliamente, pudiendo alcanzar una diferencia del 32,4% entre el tumor primario y una recaída por metástasis12. Con este paradigma se destacan dos eventos claves en el fracaso para la implementación de la medicina de precisión: muestras de baja calidad biológica y material insuficiente para caracterización. Históricamente se prefirió limitar la obtención de tejido mediante BP, pero con el advenimiento de la secuenciación, reacción en cadena de la polimerasa o hibridación fluorescente in situ, la cantidad de material biológico necesario es mayor y demanda metodologías de extracción más agresivas. Esta situación se tradujo en prolongación de tiempos de intervención y potencialmente aumento en los riesgos de complicaciones13,14. Sin embargo, con el desarrollo de nuevas tecnologías y perfeccionamiento de métodos preexistentes, la cantidad de material necesario para llegar a resultados en estudios moleculares ha ido disminuyendo. Generalmente se suele utilizar una combinación de técnicas de inmunohistoquímica con secuenciación o hibridación fluorescente in situ. Se estima que la obtención de al menos 200-400 células malignas alcanzaría para la mayoría de los estudios moleculares. Pese a esto se ha observado que entre el 10-15% del material remitido por PB para estudios moleculares es inválido. Como en la práctica diaria es difícil predecir la cantidad de material viable para estudios moleculares, se suele optar por extracción de tejido adicional13.
El conocimiento de la anatomía local, la correcta ejecución de la planificación y la experiencia del operador se asocian a resultados favorables7. El conocimiento de las agujas y su alcance también tiene sus consecuencias directas en estas prácticas15,16. Por el contrario, el déficit en alguno de los puntos mencionados puede tener un efecto deletéreo inmediato en la salud del paciente y un impacto negativo en los resultados del procedimiento7,17. Dentro de la planificación de la intervención debería considerarse la potencial lesión inadvertida de órganos vitales adyacentes15. Por tal motivo, los accesos deben planificarse evitando apuntar hacia a estas estructuras (de ser posible)18,19. Adicionalmente se debe mantener el control absoluto y no perder la visión del instrumental (Fig. 4)20. Otros autores también han expuesto casos de complicaciones catastróficas por procedimientos mal planificados y ejecutados21.

La planificación de las intervenciones debe hacerse por el trayecto más corto, desde la piel hasta la lesión, y en todo momento deben evitarse estructuras neurovasculares (Figs. 5 y 6)6,21. No obstante, en el sistema músculo-esquelético la planificación está orientada a disminuir la siembra tumoral, y no siempre puede ni debe utilizarse el trayecto más corto; dicho acceso deberá ser consultado con el equipo tratante. Algunos accesos ya se encuentran preestablecidos siguiendo los lineamientos de las resecciones quirúrgicas para el salvataje de miembros. Este enfoque está particularmente dirigido hacia tumores primarios (Fig. 7)22. En estas resecciones, el trayecto de la biopsia es incluido en la exéresis. Cualquier desvío o planificación subóptima puede supeditar a cirugías más agresivas y/o llevarlas al fracaso terapéutico limitando la funcionalidad y sobrevida del paciente7,23.



Contrariamente, algunos órganos pueden ser atravesados en forma cuidadosa y empleando agujas del menor calibre posible. Entre ellos se destacan los huesos (Fig. 8), el hígado (Fig. 9) y el estómago (Fig. 10)24,25. Por el contrario, el colon no debe ser intervenido sin preparación antibiótica previa y deberá ser evitado (Fig. 11)7.




Se han desarrollado e implementado con éxito algunas estrategias para mejorar el acceso a lesiones en estudio o tratamiento. Primero y principal, el posicionamiento del paciente debe ser el ideal para lograr una buena ventana de acceso, pero también es importante brindarle confort (Fig. 12). En caso de que esto no sea suficiente y el acceso permanezca bloqueado o exista peligro de lesionar vísceras adyacentes, las técnicas de hidrodisección y pneumodisección se han empleado para proteger estas estructuras (Figs. 13 y 14)26,27. Cuando se requiera el uso de pneumodisección, hay que tener en cuenta que el aire ambiente puede actuar como sustancia embolígena y se prefiere el empleo de dióxido de carbono filtrado26,28.



Otra alternativa, más sencilla de ser llevada a la práctica, es el desplazamiento de algunas vísceras, pero mediante compresión manual. Cuando se realicen intervenciones bajo ecografía, el transductor podrá ser empleado para comprimir y desplazarlas y generar accesos previamente bloqueados sin perder visión del objetivo (Fig. 15)17.

Primero debemos preguntarnos si somos el equipo indicado para ejecutar la práctica. Existen distintas alternativas para alcanzar el mismo resultado. Debemos brindar la opción más efectiva y segura: en ocasiones hay que rechazar y redirigir procedimientos hacia otros servicios17. Ejemplo de esto son las biopsias mediante ecoendoscopia (para lesiones en hilio pulmonar o cabeza de páncreas), alcoholización endoscópica del plexo celíaco o biopsia hepática transyugular17),(29),(30),(31.
Planificar y ejecutar procedimientos intervencionistas puede tornarse una tarea compleja. Muchos argumentos desarrollados en los párrafos anteriores solo podrán llevarse a la práctica si se realiza previamente una consulta con el paciente17. En esta instancia se conocerá al paciente, sus antecedentes y estudios, y se le explicará el procedimiento. Podrán solicitarse también estudios adicionales para completar la valoración preintervención. La consulta es el mejor momento para determinar el método de imágenes para realizar el procedimiento, valorar la necesidad de utilizar anestesia general/sedación y dar indicaciones, de ser necesario, con respecto a la medicación anticoagulante o antiagregante6,9.
La comunicación clara y efectiva entre las distintas especialidades enfocadas al tratamiento del paciente ha demostrado ser uno de los factores más importantes a la hora de prevenir errores médicos. Para mejorar la calidad de atención y los resultados terapéuticos, es necesario eliminar la “mentalidad de silo” entre los diferentes grupos de especialistas32. El denominado “efecto de silo o mentalidad de silo” se ha convertido en un problema en las distintas unidades médicas, en las cuales la información de los pacientes no es compartida correctamente, lo que genera fricción interprofesional y un efecto deletéreo en la calidad de atención y resultados esperables33. Esto no es un punto menor, ya que las unidades de radiología intervencionista suelen ser vistas como unidades de trabajo independientes32. La existencia de comités interdisciplinarios para diagnóstico y tratamiento favorece el posicionamiento de la radiología diagnóstica e intervencionista en un lugar de privilegio para compartir información de pacientes. No solo facilita la toma de decisiones, sino que potencialmente actúa como una oportunidad para compartir con otros colegas información sobre las distintas técnicas diagnósticas y terapéuticas de la radiología11,34,35. Es aquí, en estos comités, donde la radiología intervencionista es fundamental para lograr diagnósticos más precisos, mediante comunicación directa con especialistas en anatomía patológica y oncología36,37. Un ejemplo de esto es la interacción interdisciplinaria en la planificación de biopsias del sistema músculo-esquelético, situación tratada previamente7.
Hemos expuesto diferentes casos gráficos y el texto que acompaña brinda un marco teórico. También destacamos algunos puntos de valor para la creación de una práctica clínica eficiente, eficaz y responsable.
Este trabajo fue pensado para quienes comienzan su carrera en el intervencionismo radiológico: los conceptos aquí desarrollados son extrapolables a diferentes prácticas de nuestra especialidad (biopsias, ablaciones, confección de accesos vasculares e incluso infiltraciones).
*Correspondencia: Juan Bautista Del Valle. Email: delvallejuanbautista@gmail.com














